Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Marioneta De Cristal por Satan666

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXXIX. (Ansiedad)

POV Adrián

Me desperté confundido por las voces que se escuchaban en el pasillo, era como si alguien estuviera peleando, y me preocupe de que fuera George, porque se que es una persona explosiva. Le pase por encima a M y él se quejo por mi peso, pero no dijo nada. Abrí la puerta y encontré a Bruno discutiendo con los chicos de Antonio, también me percate de que no era el único que estaba tratado de descubrir que pasaba, porque varios de los Halcones estaban asomados con cuidado en las puertas de sus habitaciones.

Estaba a punto de decir algo cuando escuché el sonido de un disparo que me hizo salta hacía atrás, el lugar se quedo en completo silencio.

— ¿NO SÉ VAN A CALLAR? – Grito Darío, me aparté con cuidado de su camino y salió para enfrentarse con los causantes del alboroto.

— ¿Qué esta pasando? – Pregunto M, de mal humor.

— No estoy seguro, parece que Bruno esta peleando con los chicos nuevos, pero no tengo idea de porque. – Regrese a la cama para meterme bajo las cobijas.

— Mierda. – Sentí como se levanto y después de asomarme un poco vi que se apoyo en el marco de la puerta para observar la pelea, en la que ahora Darío llevaba el control.

— No me importa que paso o cómo lo solucionaremos, eres el jefe, pon el ejemplo. –Fue lo último que dijo Darío antes de regresar a la habitación y volverse a acostar.

— ¿Necesitas mi ayuda? – Le pregunto M, entonces me levante corriendo y lo mire mal.

— Me dijiste que no trabajarías por unos días. – Sonrío y me despeino antes de acercarse a Bruno que estaba con las mejillas rojas y la mirada fija en el piso ¿Estaba llorando o molesto?

— Diablos. – Dije de mala gana y tome el teléfono para ver la hora, entonces me di cuenta de porque todos estaban molestos y sorprendidos, no pasaban se las cinco y media de la mañana.

— ¿Pero que pasa? – Pregunto Jacobo asomándose por nuestra puerta.

— No lo sé, pero más tarde lo averiguare. – Le dijo Darío.

— ¿Qué le pasa a Bruno? – Pregunto George, entonces mi corazón que hasta ese momento se había comenzado a tranquilizar, comenzó a latir con fuerza otra vez, apreté los labios y me escondí para pretender que estaba durmiendo.

— Seguro ocurrió algún problema con el encargo. – Dijo Jacobo.

— Vamos a ver si podemos ayudarlo. – Dijo George y cuando estaban por irse pude sentir como el ambiente se puso incómodo, supuse que M había regresado a la habitación y me asome para confirmarlo.

— No se preocupen por mí, sigan hablando. – Sonrió y se acostó a mi lado de nuevo.

— ¿Por qué eres así? — Susurre.

— ¿Y tú por qué finges dormir? – Le di una palmada en pecho y se quejo.

— ¿Adrián estás despierto? – Pregunto Jacobo.

— Esta dormido. – Respondió M y apretó los labios para contener una risa.

— Bueno... Nos vemos más tarde Darío.

— Mm. – Fue lo único que se escucho del nombrado.

— Te odio. – Dije entre dientes.

— Eso no te lo crees ni tu mismo.

...

Aunque fuera lo más cobarde del mundo, tome la decisión de evitar a los chicos durante el día y planeaba hacerlo durante la semana, pero recordé el detalle de que Bruno nos había mandado trabajo juntos. No quería lidiar con la situación, porque no sabía cómo hacerlo, de que forma hacerles saber que estaba enterado de complicado triangulo amoroso. Siempre vi cosas similares en los libros y las novelas, pero nunca pensé que a una persona con una vida tan aburrida como la mía le pasara algo así. Ya me estaba volviendo loco de culpa por sentir que necesitaba a S y M en mi vida, para poder estar bien. Un tercer hombre en la lista de ninguna forma hubiera existido dentro de mis posibilidades.

Eso junto con el tema de Axel y que probablemente nos estaba siguiendo un asesino, fue algo que me aseguro un buen dolor de cabeza todo el día, intente por los medios que pude que no me encontraran y el mejor lugar para eso era la habitación de M, así que me acosté y me deje llevar por mis pensamientos, cuando fue suficiente tortura me quede dormido. Me desperté cuando sentí el peso sobre la cama.

— ¿Qué hora es? – Susurre.

— No lo sé, tal vez como las nueve de la noche.

— Mierda, dormí todo el día.

— Es lo mejor que pudiste hacer, ya que te estás escondiendo.

— Eso es cierto...

— Me siguieron de nuevo, tuve trabajo por la zona y me fije en un auto que estaba cuidadosamente siguiendo mis movimientos, tuve que marearlos para perderlos, pero no dudo que sean los mismos de anoche. – Lo mire.

— Esto no es bueno... ¿Entonces te estaban siguiendo a ti?

— Estoy seguro de que también te estaban buscando.

— ¿A ambos?

— Es una gran posibilidad.

— ¿Pero quién nos podría odiar a ambos?

— Eso es lo que tengo que averiguar.

— No quiero que lo hagas, vas a buscar que te maten.

— Eso no va a pasar, Adrián.— Lo mire con desconfianza.

— Está bien. – Dije de mala gana y le di la espalda.

— ¿No confías en mí?

— Si no lo hiciera, no estaría aquí. – Me levante y me puse los zapatos para salir de la habitación y baje corriendo a la cocina, olvidando por completo que estaba evitando ver a las personas que ahora me estaban observando preocupadas.

— Adrián. – Dijo M, apareciendo por la puerta de la cocina también, apreté los labios.

— ¿Qué le hiciste? – Pregunto George molesto.

— Por favor. – Susurro M y antes de que se acercaran me puse el medio.

— No me hizo absolutamente nada, solo baje por el café, les pido que bajen la guardia. – Los mire de forma severa y luego mire a Jacobo.

— Adrián tiene razón, dejen de actuar así. – Susurro Jacobo y suspiro, me sentí mal por él y sus sentimientos, todo por mi culpa.

— No tengo intenciones de discutir con él. – Dijo M poniendo un cigarro en sus labios antes de encenderlo.

— Diablos. – Me apoye en el piso y puse las manos sobre mi cabeza.

— Adrián ¿Estás bien? – Pregunto Jacobo agachándose a mi lado.

— Solo me duele la cabeza.

— ¿Tienen una reunión en la cocina? – Pegunto Bruno y como un acto reflejo me levante de golpe para enfrentarlo y no darle la espalda.

— Solo nos encontramos por coincidencia. – Le explico Jacobo.

— ¿Tú no deberías estar saliendo para lo que te pedí? – Le pregunto a M.

— Ya estaba por salir, regreso en la mañana. – Me miro y camino hasta la puerta, lo mire con mucha urgencia y corrí para impedir que saliera bloqueando la puerta con el cuerpo.

— No vayas. – Susurre.

— Tengo que hacerlo. – Toco mi barbilla y yo negué.

— Te están buscando ¿Te volviste loco?

— Regresare, no voy a morir.

— Tengo un mal presentimiento. – Me deje caer al piso.

— Adrián. – Se agacho para estar a mi altura y me miro.

— Es que...

— No voy a desaparecer por varios días como él.

— Mierda. – Puse las manos sobre mis ojos.

— Perdóname. – Me moví para darle paso y aunque dudo termino saliendo de la casa.

Me quede en el piso por varios minutos, atrapado en mis pensamientos, y a penas fui consiente de que me estaban observando desde la cocina.

— ¿Adrián? – Pregunto Jacobo sentándose a mi lado.

— Ah, hola.

— ¿Qué esta mal? – Evite su mirada y apreté la pulsera en mi muñeca.

— Tuve una pesadilla y estoy un poco ansioso.

— Pero no le va a pasar nada, te lo aseguro.

— Confió en eso, pero...

— ¿Pero?

— Olvídalo, son muchas cosas y no quiero volverte loco.

— ¿Qué estás diciendo? Somos amigos, como familia...

— Es verdad. – Mordí mis labios y sentí el frío de los brackets.

— ¿Pasa algo más, no?

— No estoy seguro de que exista una vuelta para nosotros si saco el tema.

— ¿Qué...? – Comenzó preguntando, pero Bruno nos interrumpió.

— Ustedes también tienen trabajo, quiero que lo hagan mañana.

— Si, jefe. – Por primera vez me sentí agradecido con él, aunque fuera el mayor cretino del mundo, porque nos hizo evitar el tema.

— Mañana sin falta. – Susurro Jacobo y cuando volteo a hablarme yo ya estaba por las escaleras.

— ¡Voy a dormir, buenas noches!

Escape, como un cobarde.

...

Cuando me desperté M ya estaba a mi lado, profundamente dormido, parecía estar agotado y tuve mucho cuidado de no despertarlo cuando me levante de la cama, pero tomo mi mano y me hizo recostar de nuevo, con la espalda contra su pecho. Lo mire de reojo y no dije nada, me acomode y cobije antes de volver a dormirme.

— Adrián, Adrián despierta. – Escuche un susurro, me removí y abrí un ojo para ver al dueño de la voz que me llamaba, era Jacobo.

— ¿Qué sucede? – Dije completamente adormilado.

— Tenemos que trabajar ¿Recuerdas?

— ¿Debemos salir ahora mismo?

— Tienes tiempo de bañarte y comer algo.

— Claro, dame unos minutos.

— Lamento haberte despertado. – Dijo con expresión de culpabilidad.

— No te preocupes, no estaba cansado, solo estaba... — Mire a M.

— Lo entiendo. – Sonrío comprensivo y yo apreté los labios.

— Hay una cosa... en realidad, cuando estemos desocupados, quiero hablar de algo contigo, no es tan grave, pero no puedo seguirlo evitando. – Él me miro sin entender de que le estaba hablando, pero luego pareció tomar en cuenta lo de anoche.

— ¿Todo está bien?

— No te preocupes, no es realmente importante. – Me levante y estire los brazos hacía mi espalda, escuchando sonar algunos de mis huesos.

— Entonces te espero abajo, tomate tú tiempo. – Intente sonreírle y salí de la habitación.

Me tome mi tiempo en el baño, para lavarme el cabello y relajar todo mi cuerpo con el agua caliente, me cepille los dientes y mire mi imagen en el espejo, nuevamente, estaba irreconocible ¿Una persona podía ser tan distinta en pocos meses? Me pregunte si mis padres me reconocerían si me vieran, o mi mayordomo. Suspire con nostalgia por pensar en el hombre que me crío y pensé en acercarme cuando fuera posible para verlo. Entre a la habitación y me puse un mono blanco cómodo y una camisa negra y roja, también los converse, y sujete mi cabello con la liga. Tome las dos pistolas y el cuchillo, mire a M una vez más, no quería despertarlo así que intente salir sin hacer ruido, pero...

— ¿Por qué estás escapando?

— Solo voy a trabajar.

— ¿Y por qué sales como si fueras un criminal?– Chasqueo la lengua y me dio la espalda.

— ¿Estás molesto conmigo?

— No podría molestarme porque salgas a trabajar, simplemente...

— ¿Qué? ¿Qué sucede?

— También tengo un mal presentimiento. – Me acerque y puse una mano en su hombro.

— Voy a estar con los chicos, nada pasará.

— Lo sé, solo ve.

— ¿Seguro?

— Tú no pudiste impedir que yo saliera, tampoco puedo hacerlo, me voy a quedar aquí hasta que regreses.

— No te preocupes.

— Yo no hago eso. – Se tapo la cabeza con la cobija y sonreí.

— No voy a morir aun, tenemos tanto que hacer.

Solo cuando baje me di cuenta de que Camilo estaría con nosotros, porque ya había curado completamente sus heridas de la explosión, también su ánimo era mucho mejor, y sentí que con esa presencia ajena el ambiente sería mucho más ameno. No lo pensé dos veces y subí a la moto con Jacobo y aunque pude sentir a George clavándome la mirada nunca voltee a verlo. No siento que sea el momento de lidiar con dramas amorosos, de alguna forma esto se siente fuera de lugar, y tampoco es como si supiera hacerlo, lidiar con ello.

Nadie dijo nada sobre mi comportamiento, solo encendieron las motos y tome mi posición para poder vigilar todos los puntos por los que pudiera llegar algún tipo de ataque. La ansiedad de M más mis propios nervios no llegaron en el mejor momento, pero tampoco es como si pudiera evitar el trabajo, porque Bruno comenzaría a hacer preguntas.

Llegamos al otro lado de la ciudad, una zona neutra en la que se podía vivir con poco, pero bien. Jacobo se detuvo en un estacionamiento y me baje cuando apago la moto, esperamos a los demás y nos dirigimos a un local que parecía más bien un sótano. George toco la puerta dos veces y por una pequeña rejilla se asomo una persona que con una voz imponente pregunto por la Contraseña y mi amigo respondió, por lo que supuse habían investigado un poco antes, mientras yo dormía. Nos abrieron la puerta y el interior desprendió el aroma de una combinación misteriosa, que supuse era polvo y cigarro, entre otras cosas.

El lugar estaba lleno de hombres jugando cartas y bebiendo con un par de mujeres en cada mesa, solo sirviendo y sonriendo. Subimos al segundo piso y caminamos hasta una mesa llena de hombres que también estaban jugando. El trabajo consistía en dar un "Mensaje." Al jefe una mafia local que hacía negocios en la zona roja, con políticos y pocas figuras en el medio artístico, como cantantes o actores. La mafia estaba en una especie de guerra interna con un grupo similar que sentía estaban metiéndose en asuntos en los que no les correspondía meterse.

George sería el representante, hablaría con la persona que estaba buscando el cliente, mientras nosotros le cuidábamos la espalda, pero era evidente que estábamos en desventaja, todos nos miraban como si fuéramos una plaga, sentí como si estuvieran esperando que hiciéramos un movimiento para tener la excusa de asesinarnos. Me aclare la garganta y tome mi lugar sin dejar de estar alerta, con una mano en la pistola y la otra a la altura de mi muslo.

Pude sentir que no era el único que estaba nervioso, podía sentir casi de forma palpable la ansiedad de los chicos, que como yo estaban listos para atacar. Me quede mirando a George, preocupado por su seguridad y claro un pococonsternadopor todo el problema relacionado con sus sentimientos. Me pregunte cuál había sido mi expresión, porque descubrí que Jacobo estaba mirándome como si quisiera perforar mi mente con sus ojos azules, siempre amables, que ahora eran fríos, como los de un asesino de la zona roja.

Apreté los labios antes de intentar sonreírle, fue entonces que lo vi bajar la guardia, porque se relajo y me miro como siempre, entonces pude entender que actuaba de esa forma por instinto, posiblemente por celos, no porque realmente quisiera hacerme daño ¿Cómo no me había dado cuenta de eso antes? ¿Cuántas veces me había mirado así mientras estaba con George? La idea me dio escalofríos, porque yo no conocía ese lado mezquino y tóxico de mi amigo. Dispuesto a volver a llevar mi atención a la situación actual, observe a George una vez más, que parecía estar discutiendo con un hombre mayor de apariencia como la de un mafioso en las películas. Los chicos estaban listos para actuar, así que yo también apreté la pistola preparado para sacarla.

La discusión no pasó a más que unos cuantos insultos, por suerte. De alguna forma me sentí un poco aliviado, porque mentalmente estaba fuera del lugar y enfoque. Me regañe mentalmente por dejar que los problemas personales me afectaran a tal punto.

— Listo, terminamos. – Dijo George.

— ¿Acepto los términos? – Le pregunto Jacobo.

— Dijo que regresáramos mañana y tendrá lo que el cliente necesita, pero no me siento del todo tranquilo, volvamos con Bruno mañana. – Puse mala cara.

— Tengo hambre ¿Podemos parar de regreso y comer algo? – Pregunto Camilo.

— No veo el problema, también tengo hambre. – Dijo Darío.

Estábamos saliendo cuando me percate de la mirada muy poco disimulada de un hombre que estaba sentado en una mesa al fondo del piso, oscura y privada, al principio pensé que fue mi imaginación, pero poco después me pareció verlo sonreír cuando me di cuenta de su presencia. Lo único de lo que me pude percatar es que era bastante joven y no encajaba con el resto de los clientes, que eran adultos mayores con apariencia delictiva. Desvié la mirada cuando llegamos a las escaleras para no resbalarme y caer, pero justo antes de pisar el primer escalón lo mire una vez y confirme que si, él estaba sonriendo en nuestra dirección, cuando yo lo miraba.

No les quise comentar el asunto a los chicos, porque no le tomarían importancia, no era la primera vez que se nos quedaba mirando alguien en un local si estábamos juntos y trabajando, porque las personas suelen reconocer a los miembros de los grupos que viven y trabajan en la zona roja. Sobretodo a los más famosos, por supuesto.

Terminamos comiendo en un restaurante de comida china, mi ansiedad no paso del todo desapercibida, Darío me pregunto si estaba bien, y es que no había dejado de mirar los alrededores por si aparecía un asesino como los días anteriores. Aunque me pidieran explicarles o quisiera hacerlo por mi cuenta, no sabría bien por dónde comenzar, yo tampoco estaba del todo seguro de quienes eran las personas que nos estaban siguiendo y porque. Aunque un presentimiento no dejo de decirme que Axel era el culpable de todo.

Cuando todos terminaron y nos levantamos les avise que entraría al baño un momento, tome agua del lavamanos y la lleve a mi rostro, intentando relajarme y refrescar las ideas que me estaban atormentando. Siempre fui una persona flexible, sin gran esfuerzo y comprobé que seguía teniendo mis habilidades en ese momento, porque tuve que llevar el cuerpo hacía atrás doblando la espalda de forma mal sana, mi cuerpo reacciono bien, pero sabía que luego sentiría las consecuencias. Mis ojos se concentraron en el cuchillo que ahora estaba enterrado en el espejo y me levante cuando un puño estuvo lo bastante cerca de mi cara como para hacerme sentir el olor a pólvora de sus manos y ver un pequeño tatuaje en su muñeca, de un triangulo extraño a la inversa.

Sostuve su puño con mis manos y lo empuje con esfuerzo, se recompuso de inmediato, me senté sobre el lavamanos y le di una patada en el pecho que lo hizo golpear la misma puerta del inodoro dentro del cubículo que lo mantuvo escondido antes de atacarme. Aproveche ese instante para salir del baño, tome la máscara de mi bolsillo y me la puse. Saque la pistola y dispare hacía el techo.

— SILENCIO TODO EL MUNDO O LES VUELO LA CABEZA. – Los gritos no se hicieron esperar, y aunque nunca fue mi estilo amenazar de esa forma a personas inocentes, la circunstancia lo ameritaba para poder salvarme.

Me acerque a los empleados que temblaron del miedo cuando me acerque a ellos y pude ver como una de las empleadas llevaba la mano a la caja registradora. Tome su mano y la mire a los ojos, ella me miro fijamente y supuse que le estaba transmitiendo un poco de confianza con la mirada, de que no le pasaría nada.

— Dame la llave de ese baño. – Le dije.

— ¿Cómo?

— La llave del baño, ya mismo.

Ella miro a otro empleado y ambos se giraron para buscarla tan rápido como les fue posible, se las arranque de la mano cuando me la acercaron y tranque el baño antes de sentir un golpe que hizo temblar la puerta.

— Llamen a la policía, por este de ahí. – Fue lo último que les dije antes de salir, tuve que correr hasta dónde estaban estacionadas las motos y los chicos me estaban esperando.

— ¿Estás bien? Escuchamos un disparo.

— Estoy bien, arranca.

Jacobo me miro extrañado, pero avanzo y los demás hicieron lo mismo, pude respirar en paz cuando entramos a la carretera y apoye mi cabeza en su espalda durante algunos minutos. Sabía que todo lo que había pasado no había tomado más de un minuto, probablemente, pero yo lo sentí muy largo y mi cuerpo se sintió lleno de ansiedad hasta que llegamos a la zona roja.

Justo en el momento que Jacobo estaciono la moto, M estaba arrancando la suya y prácticamente me arroje al piso para correr y ponerme frente a ella para detenerlo, me miro preocupado, pero cuando vio que estaba bien se relajo.

— No te vayas.

— Debo hacer algo, no tardaré mucho.

— De verdad tengo que hablar contigo. – Dije entre dientes.

— ¿Te hicieron algo? – Pregunto mirando a los chicos.

— Por supuesto que no, es algo más.

— Volveré pronto, te lo prometo. – Toco mi barbilla y se fue, maldije por lo bajo.

Entonces me di cuenta de que los chicos me estaban mirando, me aclare la garganta y trate de sonreír antes de entrar al lugar de los Halcones, no entre a mi propia habitación, tome la decisión de escapar para evitar las preguntas y me encerré en la habitación de M. Puse un brazo sobre mis ojos y me relaje hasta quedarme ligeramente dormido, lo que me despertó fue el sonido de mi teléfono, conteste sin mirar la pantalla.

— Hola...

— Soy yo.

— S. – Me senté de golpe en la cama.

— Espero que no estés molesto, tuve que desaparecer unos días por trabajo y las cosas se complicaron, pero hicimos un avance, otro de los sujetos que estaba con Axel esta muerto y uno más largo la lengua, a cambio de que lo dejáramos vivir, pero realmente no sabía mucho, nos aseguramos de que no sea un problema para nosotros, después se termino suicidando, pasaron muchas cosas...

— De verdad te extrañe, estaba preocupado por ti y pasaron tantas cosas aquí también, no sé por dónde comenzar ¿Puedo verte?

— Esta bien, yo también quiero verte. – Apreté los labios.

— Voy a ir por el auto, pero no cuelgues, ve hablando conmigo. – Le dije y entre a la habitación para tomar la llave de la expedición, Darío no estaba y lo agradecí para no darle explicaciones.

— De acuerdo, pero no sé que decirte mi mente esta frita, fueron días un poco complicados.

— ¿Has estado comiendo? – Le pregunte, se quedo en silencio y luego suspiro.

— Un poco, no estoy seguro de cuantas veces estuve comiendo durante estos días, pero ya que sigo vivo, imagino que lo suficiente.

— Voy a matar a Ronald por no obligarte. – Entre a la camioneta y después de encenderla arranque y conduje al lugar de los Red K.

— Creo que lo intento muchas veces... sabes como soy y como es él, porque es todo mi culpa, tómalo como una batalla perdida.

— Mierda, realmente detesto perder. – Escuche que río, así que no pude evitar hacerlo.

— Necesito saber todo lo que has hecho, nos llegaron algunos rumores, no sé si de forma maliciosa, pero...— Susurro.

— ¿Qué tipo de rumores? – Mire los espejos para asegurarme de que no me estuvieran siguiendo y presione el acelerador.

— Nada muy importante, algo sobre lo mucho que se te ve últimamente con ese tipo, no es algo que me preocupe, pero me preguntaba solo por saber, que clase de relación tienen ahora mismo. — ¿Por qué parece que estuviera celoso? Esto es nuevo.

— Somos amigos, trabajamos juntos y de alguna forma logramos entender lo que otras personas no han podido del otro... tal vez si somos un poco cercanos. – Me mordí los labios.

— Ya veo.

— ¿Estás pensando cosas extrañas?

— Para nada.

— Eso no suena sincero. – Me estacione y baje para acercarme a la puerta, toque un par de veces y Ronald apareció con una sonrisa comprensiva, le agradecí con la mano y entre a la habitación de S.

— No estoy pensando nada extraño. – Susurro.

— Mentiroso. – Se sorprendió por escuchar mi voz y aparto el brazo que estaba cubriendo su ojos para verme, colgué el teléfono.

— Solo me preguntaba, no sé como poner lo que me incomoda en palabras, soy malo con estas cosas, las relaciones humanas.

— Solo somos amigos, pero no voy a mentirte diciendo que es mentira lo que te dijeron, de alguna forma terminamos siendo muy cercanos, confío en él y se que no te agrada, pero es muy tarde para poner limites sobre ese asunto.

— ¿Demasiado?

— Lo lamento.

— No me molesta que tengas amigos, el sujeto no me agrada, siempre que esta cerca desprende una sensación que no me gusta.

— Solo estás celoso. – Murmure entre dientes.

— ¿Qué?

— Nada, olvídate de él y recuéstate, tengo mucho que contarte.

Me acomode a su lado y comencé a contarte todo, desde lo que hicimos en el trabajo, hasta el asunto de los que me estaban siguiendo, el tatuaje que le vi al hombre, y la forma en la que me sentí en aquel lugar lleno de mafiosos cuando ese hombre se me quedo mirándonos, corte la parte en la que me enteraba de los sentimientos de mis mejores amigos y también la intensidad de los momentos que compartimos siempre con M. Termine cuando estaba por su cuarto cigarro desde que llegue, estaba sosteniendo su mano con la mía y lo mire todo el tiempo, aun cuando él mantenía los ojos cerrados o en el techo.

— Hablemos con los chicos. – Susurro, y en cuestión de minutos estábamos en la sala.

— ¿Alguien te esta siguiendo? ¿Con que intención? ¿Tal vez una orden o venganza? – Pregunto Oliver.

— Al principio se me ocurrió que alguien pudo haber mandando a vengar a alguien, porque asesinamos a unas personas hace poco en una empresa, pero estábamos cubiertos ese día, era imposible el poder reconocernos.

— Lo averiguaremos. – Dijo Ronald.

— Lo más importante es el tatuaje, me pareció algo inusual. – Les dije.

— ¿Qué tipo de tatuaje? – Pregunto Daniel.

— ¿Pueden pasarme un papel y un lápiz? – Pedí y Oliver fue por ellos, me apoye en la mesa y dibuje de la mejor forma que pude el tatuaje que vi.

— ¿Esto lo tenía el que te ataco en el baño? – Asentí y los mire.

— Estaba en su muñeca, no era demasiado grande.

— Me parece conocido ¿Dónde lo he visto? – Susurro Ronald.

— ¿No es la marca de los...? – Dijo Daniel.

— Tienes razón. –Aseguro Ronald levantándose de su asiento.

— ¿Otro grupo? – Pregunte.

— Son conocidos por ser buenos en artes marciales, son el mejor grupo en la zona roja defendiéndose con el cuerpo y los cuchillos, normalmente los contratan como asesinos o secuestradores. – Me dijo S.

— ¿Estás diciendo que yo le di una patada a un asesino experto? – Pregunte sin poder creer lo que me estaba diciendo.

— Seguro fue por la adrenalina del momento, todos hacen lo que sea para sobrevivir en el momento indicado. – Me dijo Ronald y sonrió para confortarme.

— Esperen ¿Entonces alguien los contrato para asesinar a Adrián? – Pregunto Oliver.

— Eso es lo que parece. – Susurro S.

— ¿Pero quién podría...? — ¿O tal vez están tras M? Evite mencionarle a S que había estado con él en la carretera, para no complicar más las cosas.

— Podemos investigar un poco, pero intenta recordar si te metiste con alguien que no debías. – Me dijo Daniel.

— De acuerdo. – Suspire.

— Por cierto ¿Tienes algo nuevo que reportar? ¿Los Halcones han hecho algo de relevancia estos días? – Me pregunto Ronald, lo mire.

— Bruno esta un poco ansioso porque siente que no puede confiar en todos dentro, pero salvo eso solo hemos trabajado con mucha normalidad, ellos no tienen idea sobre los que me siguen.

— Es mejor así, entonces nos podremos encargar en silencio.

— Gracias, pero no tienen que hacerlo, yo me puedo encargar.

— ¿Cómo lo harás? – Me pregunto Oliver.

— Voy a buscar la forma, pero no quiero que hagan nada, solo que duerman por uno o dos días, que coman bien y luego retomen su trabajo, si no lo hacen me voy a molestar demasiado con todos. – Se miraron entre si, con la clara excepción de mi novio que mantiene los ojos cerrados.

— No te preocupes Adrián, ya había pensando en mandarlos a dormir un poco, no nos sirve de nada tener muertos vivientes trabajando.

— Tenemos muchas cosas que hacer. – Dijo S, lo fulmine con la mirada.

— Vas a dormir, no permitiré que salgas de este lugar si no lo haces. – Lo amenazo Ronald, yo le agradecí con la mirada.

— Bien, pero esto no se quedara así.

— Necesito que todos me escuchen un momento, de verdad lesagradezco lo que hacen y todo lo que se preocupan por mí, es mi culpa porque yo mismo vengo a decirles todo, pero voy a estar bien, ahora soy capaz de defenderme y también tengo a... — Mire a S y apreté los labios.

— Lo sé, pero cuidarte es mi trabajo, y espero que eso nunca se te olvide, también díselo a él. – Se levanto y fue hasta su habitación para cerrar la puerta de un golpe.

— Espera, no te molestes. – Me levante para seguirlo pero puso el seguro y no me dejo pasar.

— No estoy entendiendo nada ¿Problema de pareja? – Pregunto Ronald.

— Supongo que podría decirse, solo soy cercano a una persona que no le gusta y no sé como lidiar con ello.

— Ya se le pasará, sabes como es.

— Pero nunca lo había visto así. — ¿Realmente esta celoso?

— Yo hablare con él ¿No deberías regresar?

— Mierda, es verdad. – Me levante y mire preocupado el pasillo que dirige a las habitaciones de los Red K.

— Yo lo voy a cuidar.

— Gracias Ronald, de verdad lo lamento. – Mire a Oliver y estaba con la mirada ausente, profunda y oscura, nunca lo había visto con esa clase de mirada y me causo escalofríos.

— Adrián, toma esto. – Daniel se acerco y puso en mi mano algo muy pequeño, no supe que era en un primer momento y por mi expresión se dio cuenta de inmediato.

— Es una bomba, no te dejes llevar por su aspecto, puede volar un edificio pequeño, como este lugar por ejemplo, te la estoy dando porque parece que las cosas se están complicando para todos, no quiero que mueras, si sientes que estás en una situación de la que no puedas escapar recurre a ella, te salvara la vida.

— Muchas gracias. – Susurre observando la pequeña bomba en mis manos, no estoy seguro de cómo debo sentirme al cargar algo así encima todo el tiempo, pero me tranquiliza.

— Cuídate. – Se despidió con la mano y se fue por la cocina.

— Espera Daniel, es que... — Lo alcance y mire a Oliver y se dio cuenta de lo que intentaba decirle, entonces aplaudió en el rostro de nuestro amigo y este salió de su trance, nos miro a todos y luego sonrió.

— ¿Qué sucede? – Pregunto como si nada, me pareció muy extraño.

— Ya me voy, vendré a verte pronto. – Le dije y asintió.

— Adrián, si pasa algo que este fuera de tu control, entonces llámame. – Me dijo Ronald cuando me estaba subiendo en el auto.

— Seguro, gracias Ronald. – Se despidió con la mano y entro nuevamente.

Regrese sin saber bien qué hacer con la situación de mis amigos o de mi novio y su comportamiento, yo siento que todo se complica cada vez un poco más y eso me pone de los nervios, porque no quiero que todo esto se me termine escapando de las manos. Incluso debo estar alerta de que no me estén siguiendo o acosando, no puedo dejar de mirar a los espejos, no puedo poner ambas manos en el volante porque debo tener la pistola a un alcance fácil por una situación peligrosa. No sé cómo es que toda mi vida se convirtió en esto, realmente, tampoco estoy diciendo que este del todo arrepentido, porque renuncie para ganar.

Cuando me estacione él me estaba esperando, como siempre recostado en la pared, con un cigarro en los labios y los ojos cerrados, pero alerta.

— Esta haciendo mucho frío. – Le dije.

— Está bien, no tengo frío ¿Dónde estabas?

— Estaba con...

— Creo que lo sé. – Susurro, apreté los labios y me acerque lo suficiente como para apoyar las manos sobre su pecho.

— Está celoso de ti, creo.

— Vaya. – Sonrío un poco, y supe que estaba complacido por escuchar eso, tome el cigarro de sus labios para llevarlo conmigo dentro de la casa.

— Adrián. – Me siguió hasta la habitación, Darío no estaba, así que me tome el tiempo de sentirme más tranquilo, tire el cigarro al piso antes de aplastarlo y después de cambiarme la ropa, me acosté, él hizo lo mismo a mi lado.

— Estoy tan confundido, tengo tanto en que pensar, me voy a volver loco.

— Entonces tomate unos días, piensa todo con cuidado y luego ve que es lo que quieres hacer, estaré contigo.

— Voy a dormir, quédate cerca. – Apoye la cabeza sobre su pecho y me embriague con su aroma hasta que mi mente se fue oscureciendo y me quede dormido.

Cuando me desperté ya no estaba, suspire y me aliste para bajar con los chicos para ir a terminar el trabajo, pero antes de salir encontré una nota sobre la cama, decía Te veo más tarde, la puse en mi bolsillo y una vez que me encontré con los demás salimos. Esta vez estábamos con Bruno, así que no pude evitar poner mala cara todo el tiempo, me mantuve a un lado y en silencio. A pesar de hacer un recorrido rápido con la vista, no encontré a la persona que se nos había quedado mirando como si fuera lo más divertido del mundo, también tenía una sonrisa molesta cuando lo vi, por alguna razón me causo irritación.

No baje la guardia en ningún momento y a pesar de no ver a nadie, no pude evitar sentir que alguien me estaba observando desde algún lugar. Todo el trabajo termino considerablemente rápido, así que regresamos a la zona roja, planeaba descansar hasta la noche pero Darío me propuso un entrenamiento y acepte, porque no se me ocurrió otra forma mejor de distraer mi mente.

Estaba mejorando a tal punto, que me costaba reconocerme ¿Por qué era tan fácil hacer algo como disparar? ¿Por qué todas mis habilidades y mi cuerpo estaban mejorando para hacer cosas malas? No deje de hacerme las mismas preguntas una y otra vez, mientras que disparaba al blanco, porque no falle ningún disparo y eso me dio escalofríos. Poder asesinar con buena habilidad no es algo bueno, es algo macabro. Pero se bien que debo hacerlo, conozco las respuestas a mis preguntas, necesito hacerlo si es que quiero quedarme con ellos, yo también necesito sobrevivir

— Mierda, estoy cansado. – Dije dejándome caer al suelo.

— Estoy impresionado de cuanto has mejorado, no fallaste ningún blanco, parece que simplemente tienes buena puntería, es un talento.

— Tampoco fallaba cuando disparaba flechas, mis padres me obligaban a practicar arquería, a pesar de que no me gustaba.

— Tu cuerpo también esta diferente, más fuerte, pero parecías estar un poco ausente ¿En que estabas pensando?

— Solo quería que desapareciera.

— ¿Qué cosa?

— Todo.

— ¿Pasa algo malo, cierto? – Me miro, pero desvié la mirada hacía el piso.

— Sigo descubriendo muchas cosas de mí mismo, y eso me asusta, no dejo hacerme todas estas preguntas ¿Quién diablos soy? ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Cuál es mi propósito en la vida? ¿Cuándo terminará? – Susurre.

— Es un poco... complicado.

— No te preocupes por nada de esto, poco a poco se van aclarando cada una, de alguna forma. – Intente sonreírle.

— Eso es bueno, aunque me gustaría poder ayudarte, ya lo sabes.

— Siempre estás conmigo, eso es suficiente.

— Oye, Adrián. – Lo mire y me pareció verlo ponerse nervioso.

— ¿Qué sucede?

— ¿Él te hace tan feliz?

— ¿Él...?

— Bueno ya sabes, es que cuando te veo con él me da la sensación de que es tu persona favorita, es como si le hubieras entregado todo ciegamente.

— ¿Qué? – Me senté sorprendido por sus palabras ¿Esa es la impresión que tienen de mí cuando estoy con M? Es cierto que confío en él más que en nadie, también es cierto que ahora mismo no puedo imaginar mi vida sin él, pero...

— Pero, a veces te mira de forma aterradora, no sé bien cómo explicarlo, es como si fueras la única persona que realmente existe para él y eso me da un poco de escalofríos. – Estaba a punto de contestarle justo cuando una tercera voz se escucho.

— Pero si aquí están, los estábamos buscando. – Me gire bruscamente para ver a Jacobo que estaba entrando también junto con George en el campo de entrenamiento, rasguñe el piso sin saber cómo reaccionar, porque los había estado evitando por algunos días y quiero seguirlo haciendo hasta saber qué hacer con toda esa situación.

— Lo lamento, estábamos entrenando un poco, tenía ganas, así que le dije a Adrián que me acompañara.

— Creemos saber porque Bruno estaba peleando antes en el pasillo. – Dijo George, sentándose cerca de nosotros.

— ¿Ah, si? De verdad quería hablar con él sobre eso, pero últimamente no lo encuentro solo, es tan molesto, le quiero patear el culo.

— Parece que la policía del centro nos está montando cacería, parece que ya se llevaron a varios de la zona roja, y entonces los chicos de Antonio fueron imprudentes en el trabajo estaban haciendo, casi los atrapan, por eso Bruno estaba tan molesto, tanto la mercancía como ellos estaba a punto de pasar por un mal momento.

— Cualquiera se habría molestado, yo les hubiera volado la cabeza.

— Siempre tan amable, Darío. – Susurro Jacobo y luego sonrió, me miro y no supe que hacer, así que desvié la mirada.

— De verdad quiero unos días de descanso, pero no sé porque siento que se nos vienen días mucho más difíciles, que molesto. – Dijo Darío.

— Yo también. – Susurre, los tres me miraron.

— Adrián. – Se escucho otra voz y aunque ya sabía de quién era antes de voltearme, lo hice de todos modos, M estaba parado frente al campo, con los brazos cruzados, suspire y me levante.

— Los veo después. – Les dije, pero cuando comencé a caminar alguien me tomo del pantalón, mire hacia abajo sorprendido, era Jacobo.

— En realidad quería que todos saliéramos a comer más tarde, para hablar un poco. – Me miro como si de verdad quisiera convencerme de aceptar los planes y me sentí culpable.

— Claro, solo vengan a buscarme más tarde. – Los tres parecieron sentirse complacidos con mi respuesta, entonces me di cuenta, sabían que todos esos días los había estado evitando, probablemente tendría que explicar la razón, pero sigo sin saber cómo tratar la situación, que incomodo.

— ¿Estás bien? – Pregunto M cuando llegue a su lado.

— Me invitaron a comer.

— Ya veo, pero ¿Por qué parece que te hubieran dado una mala noticia?

— Solo soy un idiota. – Susurre, toco mi barbilla con la mano y sonrió.

— ¿Estabas entrenando? Me hubiera gustado verte.

— En otro momento.

POV Darío

Cuando se acercaron y él toco su barbilla, mire con cuidado a George y como supuse, estaba furioso. Suspire y me puse de pie para estirarme, de manera que el ambiente tan tenso se fuera cortando, para poder estar en paz y no sintiendo que en cualquier momento estallaría una guerra entre nosotros mismos. Jacobo también los estaba mirando, no supe interpretar su expresión, pero no me pareció que fuera de molestia.

— Me parece que están saliendo. – Les dije y ambos me miraron bastante sorprendidos.

— ¿Adrián te lo dijo? – Pregunto Jacobo.

— No me lo dijo, pero me parece bastante obvio, cuando se miran toda la energía que se forma es fácil de notar, es casi palpable y solo un idiota no lo notaria. – Me cruce de brazos y mire a George, estaba ausente.

— Pero ¿Por qué no nos ha dicho nada?

— Supongo que es por culpa de alguien, ya lo sabes. – Señale a George.

— ¿Realmente crees que tengan más que una amistad? Sé que desde hace mucho es sospechoso, pero no se siente de esa forma.

— No lo sé, solo digo lo que veo y es fácil de interpretar, pero si eso llegara a ser cierto, ambos deben aceptarlo y respetarlo, tampoco soy fan de ese hombre, pero no debe gustarme para poder convivir con él, no es mi pareja o mi amigo, es solo una relación de cortesía por Adrián.

— Tienes razón. – Susurro Jacobo y miro a George.

— Déjalo solo, necesita ordenar sus pensamientos.

— Supongo que es lo mejor por ahora, vamos.

— George, no hagas ninguna tontería o te prometo que te voy a disparar. – Lo amenacé.

Notas finales:

Hola, chicos y chicas. Estoy en el proceso de escribir otras historias de varios géneros, y me gustaría saber que tipo de historia les gustaría leer, para tener una idea de cuál puedo subir mediante termina la primera temporada de MDC. 

Si tiene tiempo comenten y yo les estaré respondiendo. Gracias a todos los que han seguido atentos a esta historia. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).