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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.   

https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/

  Mis otras historias están en proceso de edición.

Capítulo XLII. (Descanso)

POV Adrián

— La policía nos está siguiendo y todos están siendo descuidados, esa es la razón de que este molesto desde hace días, además de otros problemas; el cadáver que encontramos puede ser incluso una advertencia de su parte, no sean tan inocentes como para creer que no tomarían esas medidas contra nosotros o los grupos de la zona roja, sabemos que llevan años persiguiendo nuestras cabezas. Siempre hemos podido mantener un perfil bastante bajo cuando trabajamos y nos movemos por la ciudad, pero es evidente que alguien no lo está haciendo, y de verdad me gustaría saber quién es para poder tomar medidas. – Dijo Bruno. Todos lo estábamos escuchando en silencio.

No creo que le pasará desapercibido a nadie el hecho de que me fulmino con la mirada, pero como siempre, ignore sus acusaciones y me hice de lo más desentendido posible. Pero parece que ya encontramos cuál era la razón de la discusión en la madrugada con los chicos de Antonio, si ellos hicieron algo, entonces debemos cuidarnos de sus intenciones, porque trabajan con nosotros, pero no sabemos con qué tipo de propósito, puede que sea de índole personal o algo mucho más grande que eso. Ya nada me sorprendería.

Y hablo por mis propias acciones egoístas.

— Espera un momento Bruno, nosotros siempre tenemos cuidado cuando trabajamos, así que no te atrevas a señalarnos, somos profesionales en nuestro trabajo y sabemos lo de la policía, porque no es nada nuevo. – Solo Darío se atreve a pelear por nosotros todo lo que dice Bruno, y aunque me siento bien cuando me defiende, también se que no lo merezco, mis amigos por otra parte, lo merecen. La saliva que pasa por mi garganta se pone amarga por la culpa.

— No los estoy acusando, en fin, solo quiero que sean más conscientes. Antes podíamos hacer unas cuantas movidas y sacarnos del problema con la policía, pero ahora no podemos, es una situación diferente y si los agarran por la calle, estarán por su cuenta durante un tiempo. Recuerden que los de la zona roja nunca son bien recibidos por los presos, sabemos que paso la última vez, eviten ser atrapados., porque no van a contar con nuestra ayuda.

— Bruno, entiendo perfectamente todo lo que dices y no te quito la razón, en lo absoluto. Pero me pregunto si paso algo importante de lo que tal vez no estemos enterados, te comportas extraño últimamente, y no creo haber sido el único en notarlo. – Le dijo Camilo.

— Pasaron tantas cosas que no sabría por donde comenzar, pero les diré todo a su tiempo, ahora mismo quiero que se encarguen de esto. – Arrojo unas cuantas carpetas específicas, y todos los que atraparon una de ellas, procedieron a revisarlas.

— Lo sabía. – Susurro M, que también había atrapado una de las carpetas.

— Lamento saturarlos de trabajo, pero es lo que necesitamos hacer ahora, también los quería poner al tanto de la situación con respecto al cadáver, pero se sigue sin saber nada que sea realmente relevante para nosotros. Cuando tengamos un nombre se los diremos.

— Por el momento solo sabemos que es un hombre joven. – Dijo M, y todos comenzaron a susurrar.

Basta, no pierdan el tiempo con palabras inútiles, mejor vayan a trabajar. Todos los que recibieron una carpeta deben cumplir de inmediato con el trabajo, es todo ya pueden irse.

Todos comenzaron a subir o salir dependiendo de lo que les había tocado hacer. Me di la vuelta para mirar a M que estaba revisando los papeles, y me miro apenado. Sabía que tenía que irse sin que me lo dijera, así que la ansiedad comenzó a aparecer de nuevo. Apreté una de mis manos con tanta fuerza que se puso azul, así que se acerco y la tomo con la suya para evitar que lo siguiera haciendo.

— ¿Por cuánto tiempo te vas? – Le pregunté.

— Tres días... más o menos, es lo que espero.

— De acuerdo, no es mucho tiempo.

— No te pongas mal, nada me va a pasar, pero me preocupa dejarte solo.

— Estaré bien, no te preocupes por mí. – Suspiro y un poco consternado se revolvió el cabello con una mano, antes de apoyar ambas sobre mis hombros, le sostuve la mirada.

— Escucha Adrián, no debes bajar la guardia por nada del mundo, tampoco confíes en nadie, se que puedes cuidarte. No me necesitas para eso, pero porque no dejan de pasar ciertas cosas en nuestra vida estos días, no me siento cómodo si me debo alejar de ti.

— Ya lo sé, pero no creo que tengamos otra opción, estaré bien. – Presiono sus labios contra los míos, de forma muy ligera, apreté los labios.

— No creo que necesite decirte lo que siento en estos momentos. – Susurro.

— Yo también a ti. – Toco mi barbilla y sonrió antes de apartarse y salir por la puerta.

Me deje caer al sofá y puse la mano sobre mi pecho para contener mi corazón que estaba latiendo como loco. Suspire suavemente para que mi cuerpo regulara su estado normal, pero seguía temblando por la mezcla de emociones, un poco de ansiedad y también confusión. Nunca pensé que mis sentimientos por él fueran tan lejos como ahora, pero sé que ya no hay vuelta atrás, estoy completamente perdido y debo asumir todas las consecuencias que vengan en el futuro. Sé que en algún momento va a correr sangre, sea mía o no, debo estar preparado para defenderme, tal como lo llevo haciendo todos estos meses. No hay nada que me asuste más en este lugar que mis propios sentimientos.

...

— De verdad me gusta mucho este lugar. – Le dije sentándome frente al lago.

— Supongo que contrario a la ciudad, aquí se puede sentir un poco más de tranquilidad, es como si se despejara la mente y todo. – Dejo escapar el humo del cigarro y mantuvo la mirada en un punto ausente.

— ¿Estás molesto conmigo? – Pregunté con cuidado.

— Claro que no.

— Lo lamento, no sé qué es lo que pasa conmigo, lo que siento por ti no es distinto al primer día, no cambio en lo absoluto y estoy completamente seguro de ello. Pero aunque mis sentimientos no cambiaron, la situación si lo hizo, intento hacer lo mejor posible por nosotros, pero lo que siento por...

— Entonces no hay nada que hacer. – Pase saliva nervioso.

— Bien ¿Y en qué posición nos deja esto? – Pregunté, temiendo escuchar la respuesta.

— En la misma, no estoy dispuesto a dejarte solo porque ahora sientes algo por otro, dijiste que sientes lo mismo por mí, también que estás dispuesto a quedarte. Lo que sientes por él puede ser pasajero o tal vez es más fuerte que eso, para mi completo disgusto. pero esa respuesta la tendremos ambos más adelante. Solo quiero que estés bien y que te quedes conmigo, seguro.

— Me siento terriblemente mal, como si fuera la peor persona del mundo. – Apoye la cabeza entre mis piernas para contener mi propio malestar, pude sentir su mano sobre mi cabello.

— No lo eres, simplemente eres un ser humano, es inevitable. Además tú no haces las cosas con maldad, aunque han cambiado muchas cosas en ti en este lugar, Adrián.

— No sé cómo actuar por lo bien que te lo estás tomando. – Lo mire.

— Como siempre te lo dije, en mi mente ese tipo no existe.

— De acuerdo, entonces estamos como siempre.

Me vine a la cabaña aceptando la propuesta de los chicos, y también quería descansar, para apartar todos los pensamientos que no dejaban de atormentarme en la zona roja, por otra parte, quería pasar tiempo con mi novio y poder descubrir que es lo que siento por él, por ambos. A veces siento que este es un tema bastante superficial, comparado con todo lo que pasa en nuestra vida y las circunstancias, pero no puedo evitarlo, siempre termina siendo lo más importante.

Aunque admito que ahora mismo siento un poco de alivio, porque ellos conocen toda la situación y no tengo que esconderle nada a ninguno, en parte es una de las cosas que me produce un poco de tranquilidad en estos momentos. Pero luego todo se dispersa con pensamientos negativos de nuevo, digamos que me golpea la idea realista de la situación, porque no hay manera de que tengamos un final feliz o por lo menos estable. Tomando estos días libres puedo pensar en ello todo lo que quiera, también el tiempo durante los siguientes tres días no va a ser tortuoso.

— A veces no entiendo cómo fue que cambie tanto, hacer unos meses tenía miedo del contacto humano, el simple hecho de relacionarme socialmente era demasiado para mí, porque toda la vida estuve rodeado de adultos, no hubo un solo momento en el que me sintiera parte de ese mundo tan excedido de modales o de ellos. Aunque ellos son mis padres, no sé cómo explicar lo que siento. En el fondo les agradezco por haberme educado y alimentado, todo eso es muy necesario para ser un buen ser humano, y un hombre saludable, justo al nivel de lo que ellos requerían. En este momento ya no me siento presionado y aunque mi vida corre peligro todos los días, es como si estuviera "liberado" por decirlo de alguna forma. – Le dije, y puso su mano sobre la mía, un gesto que no estaba esperando de su parte, así que lo mire atento.

— No soy bueno con las palabras o los sentimientos, tuve una vida bastante diferente de la tuya, pero entiendo lo que es sentirse fuera de lugar en el mundo, el preguntarse todo el tiempo ¿Por qué me toco vivir esto? ¿Quién decidió que era lo suficientemente fuerte para soportarlo? La verdad es que no creo que exista nadie con una vida fácil, es algo que yo comencé a entender mientras crecía rodeado de muerte y sufrimiento. Todos viven con sus propios demonios, tengan dinero o no, crean en una religión o no, estén enamorados o no, y no existe nada como una vida perfecta. Pero hay una diferencia que marca los límites para nosotros, las decisiones ¿Te sientes fuera de lugar en la zona roja?

— Aunque me cuesta encontrar un sentido real de pertenencia en algún lugar, siento que me encuentro justo dónde debo estar, en el tiempo y circunstancias correctas, con las personas indicadas. Sé que todo está en su lugar.

— Espero poder aprender a entenderte en el futuro y saber cómo contenerte.

— No te preocupes, que estés conmigo es suficiente, yo soy el que tiene que mejorar en todo. – Le dije.

— Bueno, nos convertiremos en adultos juntos, tal vez durante ese proceso podamos mejorar en todas nuestras fallas y aprender como apoyarnos correctamente en el futuro. – Asentí apreté su mano.

— Tienes razón.

...

Me quede dormido en la habitación al final de la tarde. Me desperté por las voces que se escuchaban distantes en mi mente, pero cercanas a la realidad. No pude ubicar bien las palabras o el tema de conversación, solo pude entender un poco lo que decían cuando terminé de despertar y ellos se acercaron a la puerta.

— Yo me di cuenta hace tiempo, pero no sé cómo lidiar con ese tema, por lo que decidí ignorarlo por completo y quedarme por fuera. Somos los únicos que lo sabemos, Oliver no es un chico imprudente, no creo que haga nada fuera de lugar. – Esa es la voz de Ronald.

— Entiendo porque no quieres involucrarte y tienes razón en lo que dices, pero si esos sentimientos se salen de control y afectan en el trabajo, aunque no queramos, tendremos que intervenir. – Y ese es Daniel.

— Espero no tener que llegar a ese punto... Adrián...

¿Adrián qué?

No pude seguir escuchando nada y me senté de golpe sobre la cama ¿Me estaban escondiendo algo? No pude darle coherencia al hilo de su conversación, pero algunas de las palabras eran más que claras, como sentimientos, intervenir y también mi nombre. Lleve una mano a mi cabello para despeinarlo y me quede mirando el techo durante un rato, de nuevo atormentándome con pensamientos que produjeron un dolor de cabeza casi inmediato.

— ¿Lo mejor será preguntar directamente?

— ¿Estás hablando solo? – Preguntó Daniel entrando a la habitación.

— Dios, me sorprendiste. – Dije poniendo una mano sobre mi pecho.

— Lo lamento, toque varias veces y no me escuchaste.

— Discúlpame, estaba perdido en mis pensamientos ¿Sucede algo?

— Sé que la intención de que vinieras aquí era descansar de todo el trabajo, pero de verdad me gustaría darte un entrenamiento básico sobre todo mi trabajo.

— ¿Bombas?

— Y otras cosas.

— La verdad es que estoy interesado en aprender, vamos a hacerlo.

— Ya conseguí la aprobación de tus niñeros, y creen que es bueno que lo sepas, así que yo me siento un poco más motivado en enseñarte.

— Muy bien, ya que tengo la aprobación de mis supervisores, creo que debo prepararme. Cuando esté listo saldré para encontrarte afuera.

— Si, te espero afuera. – Salió de la habitación y yo me levante de la cama.

Estire los brazos sobre mi cabeza antes de recoger mi cabello y me puse los zapatos antes de salir para afuera. Estaba haciendo frio, por lo que el ambiente estaba nubloso; y no vi a ninguno de los chicos por los alrededores. Camine hasta el lago y encontré a Daniel esperándome junto a varios aparatos y cables que no pude reconocer en el piso, sobre una tela. Me aclaré la garganta para que notara mi presencia, aunque supuse que ya lo había hecho, aunque no me estuviera mirando.

— Bienvenido, te voy a enseñar como armar una bomba sencilla y te voy a mostrar todos los tipos que existen, también como puedes desactivarlas, en caso de que tu vida dependa de ello.

— De acuerdo, dejaré las preguntas para el final de cada paso, como desconozco el tema te voy a fastidiar durante un rato. – Me acerque y me acomode en cuclillas cerca de todo lo que estaba en el suelo.

— No te preocupes, fastídiame todo lo que quieras, entonces primero...

Y entramos de lleno a una de las clases más interesantes que tuve en mucho tiempo. Daniel me explico con paciencia como estaba compuesta una bomba, los tipos y variantes de las mismas, así como su funcionamiento interno antes de explotar, él lo llamo "arte" y en cierta forma pude comprender lo que quería decir, pero recordé las explosiones en las que había estado antes y aunque no pude pensar lo mismo, me gustaron sus modos de hacer y ver las cosas. Me mostro varios ejemplos físicos, como esas bombas y granadas que suelen usar en la milicia.

Me explico que su estilo varia en otras direcciones, le gusta crear todo lo que usa, ya que sus creaciones son mucho más prácticas y eficientes para las personas que vivimos en la zona roja. También me explico la forma más rápida de desactivar una bomba sencilla en contra tiempo. Intente ser un buen estudiante y enfocarme, pero no pude dejar de recordar todas las películas en las que los villanos colocan bombas así en los edificios para acabar con los buenos y explotar todo.

Saco una bomba tan pequeña como la que me entrego y que aun tengo encima. Le quito el seguro y levanto el brazo para arrojarla con fuerza mucho más lejos del lago, el impacto fue impresionante, el piso y el agua temblaron, se derrumbo parte de una montaña, que era la más cercana a la cabaña. No pude evitar estremecerme impresionado y pensé que lo mejor que podía hacer en el futuro por el bien de mis compañeros sería usar esa bomba con mucha prudencia.

— Creo que está bien por ahora.

— Nunca pensé que algo tan pequeño pudiera causar tanto daño. – Le dije.

— Todavía tengo cosas mucho más impresionantes para mostrarte. – Sonrió y después de responder el gesto lo ayude a recoger todo.

— Daniel... Tengo una pregunta, pero no es nada referente a la clase.

— ¿De qué se trata? – Me miro después de que entramos a la cabaña, dejamos todo sobre la mesa de la sala y caminamos a la cocina. Sirvió dos vasos de café caliente y me entrego uno.

— Gracias, y bueno realmente la pregunta es sobre Oliver. Tengo varios días sintiendo que algo no está del todo bien con él, tengo la confianza suficiente para preguntarle sobre lo que sucede, pero también el presentimiento de que no va a ser del todo sincero conmigo cuando le pregunte. – Suspiro.

— Tienes razón, Oliver tiene varios días actuando de forma inusual, pero no sabría decirte exactamente porque. Yo soy el más cercano a él ahora mismo, pero cuando me ocupo con trabajo es difícil saber del otro y lo que está pasando en su vida. Pienso que debe ser un tema más humano que algo referente a la zona roja.

— Supongo que tendré que preguntarle yo mismo, gracias por decirme. – Le di un sorbo a mi café y apreté los labios. Sé que no puedo estar del todo equivocado en lo que escuche.

— Seguramente no es nada, debe ser una tontería.

— Si, tienes razón.

Regrese a la habitación y me senté sobre la cama para pensar bien en toda la situación, ya que no estaba completamente despierto cuando escuche lo que estaban diciendo, puedo estar confundiendo las palabras y el contexto de la situación que estoy imaginando. La verdad es que no estoy seguro de querer aclarar esto, me gustaría que mi vida no se viera consumida por dramas sentimentales, pero en vista de que tengo a dos personas en mi cabeza y mi pecho, dudo que lo pueda remediar en esta etapa de mi vida, que se supone es la más complicada.

Los chicos no estaban en la cabaña y me asome afuera para ubicarlos, en ese momento aparecieron de forma distante tres siluetas en la niebla, la de mi novio, la de Ronald y la de Oliver. A medida que se acercaban fui capaz de notar cierta mirada que me provoco dolor de estómago ¿Puede que yo este mal interpretando la situación? ¿O que tengo razón con la idea inicial que trataba de excusar? Tal vez estoy viendo cosas dónde no las hay por la confusión de lo que debo creer o no. Pero de cualquier forma cuando los tres pudieron verme yo sonreí como si no estuviera pasando nada y Oliver fue el primero en acercarse para tomar mi mano y llevarme adentro, para que comiéramos juntos.

Debo estar equivocado.

...

Era medianoche cuando todos se fueron a descansar, incluso mi novio se quedo completamente dormido, pero yo no pude dormirme, así que me levante para caminar por la sala buscando un poco de sueño. Escuche un ruido en la cocina y por precaución tome la pistola para sostenerla en alto mientras me acercaba poco a poco, hasta que pude comprobar al invasor. Solo era Ronald, suspire aliviado y guarde el arma antes de acercarme.

— Parece que estás un poco ansioso. – Me dijo.

— Lo lamento, estar siempre ansioso se hizo una horrible costumbre desde hace un tiempo, pero al menos nunca le he disparado a alguien por error. – Le dije.

— No te disculpes, así es como todos deberíamos actuar, estamos rodeados de enemigos en todos lados. Nunca hay que bajar la guardia. – Sonrío. Es comprensivo y animoso como siempre.

— ¿Por qué no estás descansando? – Le pregunté y me senté sobre el mesón de la cocina, que era de madera dura, como el techo y las paredes de la cabaña, entonces podía soportar mi peso.

— Simplemente se me quito el sueño, supongo que también estoy ansioso, pensando en muchas cosas últimamente.

— ¿Referentes a los Red K? – Tal vez si le preguntó termine descubriendo algo.

— En parte, también tienen que ver contigo. Me preocupan los colegas de ese hombre que te persiguen, el grupo con el tatuaje, también te atacan por las mismas calles de nuestro territorio ¿Qué fue lo que hiciste para ganarte tantos enemigos?

— Eso es lo que me gustaría saber, yo nunca hice nada fuera de lo común en este lugar. Tampoco hable con nadie ajeno a mi círculo o el de los Halcones, me gustaría saber que está pasando y quiero respuestas a todas las preguntas que me hago desde hace varios meses.

— Sé que debes estar confundido, pero no te preocupes, lo solucionaremos.

— ¿Él también está preocupado? – Señale la puerta de la habitación dónde está durmiendo S.

— Siempre está preocupado, si se trata de ti se vuelve loco, aunque no diga nada. Lo conozco mejor que nadie, pero no te preocupes por eso, yo me encargo de que coma como debe ser, que duerma y se mantenga lo más saludable posible.

— Te lo agradezco, aunque yo mismo debo intentar ser mucho mejor para él, pero sigo haciendo las cosas mal, no lo puedo evitar, pero debería hacer el esfuerzo. – Apreté los labios.

— No entiendo muy bien la situación, pero estoy seguro de que podrás con ella, ese es tu talento. – Lo mire.

— ¿Mi talento? ¿Qué cosa exactamente?

— Puedes hacer que las personas quieran estar contigo y eso por supuesto, incluye un sinfín de posibilidades, si tuvieras malicia, serías peligroso.

— Nunca había pensando en ello, es cierto que a veces me prestan mucha más atención de la que me gustaría, pero...

— Puede ser tanto una fortaleza como una debilidad, no subestimes lo que eres capaz de provocar, y te lo digo como un simple espectador de todos los eventos, también como un amigo.

— Lo voy a tener en cuenta.

— Ahora a dormir, mañana tienes otro entrenamiento y nuestro descanso va a terminar. Si desapareces muchos días Bruno enloquecerá, por lo que nos has dicho sobre su personalidad.

— Le dije que tenía diligencias en la zona azul, pero como está la situación no me sorprendería que me estuvieran siguiendo de su parte, y ese sería un gran problema.

— Sabes qué significa eso ¿No?

— Sí, que debo dormir con ojos en la espalda.

...

Después de ver una última clase con Daniel y almorzar con los demás en la cabaña, retome el camino de regreso a la ciudad y la zona roja, primero que ellos, para asegurarme de que todo estuviera en orden con los chicos y nuestro jefe, que me odia tanto como para ser el culpable de las que han sido todas mis desgracias. Me estacione en el mismo lugar de siempre y entre a la casa con precaución, esperando cualquier cosa, pero no encontré a nadie en la sala, estaba vacía.

Subí a mi habitación y tampoco estaba Darío, por lo que supuse qué todos estaban trabajando, revise bajo la cama y el armario antes de acostarme y tan pronto lo hice, las sábanas desprendieron ese aroma a cigarro junto con menta y perfume, una mezcla deliciosa y adictiva, que me hizo poder extrañarlo mucho más que antes. Al final no pude descansar en la noche y es por eso que mi cuerpo sigue cediendo ante la comodidad de mi cama, pero sé que no puedo bajar la guardia.

No puedo quedarme dormido dejándome vulnerable, porque todavía no estoy seguro de quién me odia o como enfrentar a esa persona. Tuve que repetirlo muchas veces, para mantenerme consiente. Pero a pesar de eso me termine quedando completamente dormido y lo que me despertó fue una mano sobre mi cabeza, al principio no la reconocí y me puse en alerta, pero luego me di cuenta de quién era, así que baje la guardia antes de abrir los ojos lentamente.

— George. – Susurre con la voz ligeramente ronca, propia de alguien que se acaba de despertar.

— Lo lamento, no quería despertarte. – Aparto su mano y se levanto se la cama, yo me senté rápidamente y negué.

— No te preocupes, no me molestaste, además no debí quedarme dormido. – Estire los brazos sobre mi cabeza.

— De todos modos, lo lamento. – Supe inmediatamente que tenía intenciones de irse, así que tome su mano para detenerlo, me miro sorprendido.

— Espera, George... la verdad es que me gustaría saber ¿Todo está bien entre nosotros? Prefiero aclarar ese punto ahora, porque no quiero seguirme estresando. – Apreté los labios, ligeramente nervioso.

— Siempre vamos a estar bien, discúlpame por actuar así, trabajare todo lo posible en mi carácter y las cosas van a estar bien, como siempre.

— ¿Es enserio? Sabes que odio que me mientan. – Aunque es la verdad, es mucho descaro de mi parte.

— Lo digo de verdad, no te preocupes, estuve pensando mucho en ello y de verdad no quiero perderlos, porque Jacobo y tú son todo lo que yo tengo.

— Espero que en algún momento me perdones por esto. – Susurre.

— Ya te perdone, de hecho no hay nada que perdonar, no hiciste nada malo.

En ese momento entro M a la habitación, no pude escuchar sus pasos, así que me congele por la tensión que se sintió incluso si nadie dijo una sola palabra. No pude evitar sentir una mezcla de emociones por la presencia de ambos hombres, en el mismo lugar y demasiado cerca.

— Regrese. – Dijo M con diversión, lo mire mal.

— Bienvenido. – Susurre.

— Nos vemos más tarde, Adrián. – Dijo George y cuando paso a un lado de M le golpeo el hombro con el propio.

— Claro... ¿Por qué eres así? Estaba arreglando las cosas con él. – Le dije después de que mi amigo se fue.

— Perdóname, pero puedo evitar existir para no molestar a tu amigo, pensé que me estarías extrañando. –Se sentó en la cama y saco un cigarro para ponerlo sobre sus labios.

— Si lo hice, te extrañe. – Suspire y apoye la cabeza sobre su espalda.

— ¿De verdad? Somos dos entonces. – Pude sentir el aroma del cigarro, así que sonreí complacido.

— No sé qué diablos estoy haciendo, pero parece que es muy tarde para retroceder. – Susurre.

— ¿Te sientes culpable por lo que sientes? No deberías, y de todos modos yo no te dejaría ir.

— Qué problema. – Me miro mal y luego acaricio mi cabello.

— Nada referente a nosotros es un problema.

— Si tú lo dices ¿Cómo estuvo el trabajo?

— Fue bastante simple y rápido, sin complicaciones.

— Son buenas noticias, yo estuve entrenando y supongo que ahora me debo preparar mentalmente para lo que sea que me vaya a mandar Bruno. – Suspire y me deje caer sobre la cama.

— Me dejas saber, voy a tomar una ducha y supongo que tengo que comer algo, no estuve comiendo bien estos días.

Tan pronto salió de la habitación entro Darío y aunque me sonrió, no fue difícil notar el cansancio que sentía. Supuse que ahora de regrese en este lugar tendría que enfrentarme a todo lo que estaba ocurriendo, desde Axel y sus hombres, hasta el grupo tatuado y el hombre extraño que vi en aquel momento.

— Bruno tiene un trabajo para todos, pero dijo que es entrando en la noche, intenta descansar y comer algo antes de que nos llamen.

— Creo que ya descanse bastante, voy a pedir comida para todos, descansa y te llamo cuando llegue.

— Gracias, Adrián.

— No hay nada que agradecer.

Después de pedir la comida pase por la habitación de Diego para buscar el teléfono, pero no estaba y tuve que recordarme pasar más tarde, para saber si ya había obtenido algo de importancia. Me quede en la sala hasta que llego la comida y tome las bolsas antes de pagarle al repartidor, que por un momento me pareció ligeramente conocido. Puse la comida sobre la mesa y entonces lo recordé, era ese hombre.

Saque la pistola y me di la vuelta para salir corriendo por la puerta, mire los alrededores, pero ya no había ningún rastro de el. Escuche que alguien en la casa me estaba llamando, pero después de pensarlo un momento tome la decisión de buscarlo, así que corrí calle abajo, por dónde se supone tuvo que haber llegado a nuestro territorio. Porque arriba no hay restaurantes, solo bares y locales.

No paso mucho tiempo cuando comencé a sentir el sudor en mi frente, así que aparte la humedad con mi mano, sin bajar la pistola en ningún momento, consciente de que hacerlo al menos un instante, podría costarme la vida. Encontré personas en el camino, pero si mi actitud les pareció extraña, no lo demostraron. Meterte en problemas ajenos en la zona roja es como buscarte uno innecesario.

Llegue hasta la entrada y no llegue a alcanzarlo. Pase una mano sobre mi cabello frustrado y comencé a recuperar aire desesperado, la garganta me ardía y mi corazón estaba latiendo como loco, por la adrenalina. Además de un pequeño dolor de cabeza inmediato, me hizo necesitar tomar un tiempo para recuperarme, unos minutos.

— ¿Te encuentras bien? – Preguntó una voz ajena, que me tomo por sorpresa. De inmediato levante la mano para apuntarlo con el arma y lo mire, era un hombre bastante joven, como de mi edad, de cabello negro y ojos azules, con un estilo bastante alternativo, tatuajes y perforaciones.

— ¿Quién eres? – Le pregunté.

— Disculpa, pude verte corriendo desde la calle y pensé que estaba pasando algo, ya sabes por lo del cadáver todo el mundo anda un poco, estresado.

— ¿Vives aquí? — A pesar de que él estaba bastante tranquilo, no pude evitar seguirlo mirando con desconfianza.

— Si, y te conozco. – Sonrió ligeramente. Su voz es ronca y atractiva, me hizo poner de los nervios; por su paciencia y mi desesperación en esos momentos.

— ¿Cómo es eso? No recuerdo haberte visto.

— Te he visto en la Cueva un par de veces, trabajas con los Halcones. – Me señalo la perforación en su oreja, haciendo referencia a la mía, ya que ese es nuestro distintivo para identificarnos como Halcones.

— ¿Cómo te llamas? – Le pregunté un poco más tranquilo.

— Un placer, mi nombre es Jasper. – Estiro la mano y después de meditarlo un momento la apreté con la mía

— Adrián.

— Lo sé. – Sus ojos azules en lugar de ser hermosos, me pusieron nervioso y me dieron la impresión de que era un hombre de cuidado.

— Tengo que regresar. – Le dije.

— Yo voy saliendo ahora mismo, entonces te veo en otro momento, Adrián. – Se despidió con la mano.

— Hasta luego. – Susurré.

Lo vi salir fuera de la zona roja y me gire para mirar el camino de regreso con fastidio. Cuando estaba emprendiendo el camino de regreso, una moto se estaciono frente a mí, era George.

— Jacobo me dijo que te vio corriendo por la calle, vine tan rápido como pude, estábamos preocupados ¿Qué ocurrió? – Apreté los labios.

— Hablaré con ustedes arriba, creo que es hora de decirles unas cuentas cosas. – Le dije subiéndome a la moto, aliviado de no tener que caminar todas esas calles de regreso. 


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