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Marioneta De Cristal por Satan666

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Capítulo XLV. (Zona alta)

POV Adrián

— ¿Escuchaste lo que paso en la A anoche? Toda la calle principal desapareo.

— ¿Qué maldito loco hizo algo como eso? Seguro fueron los Red K.

Cállense, diablos...

— Adrian ¿Te sientes mejor? – Levante la cabeza y Marcos me estaba entregando un vaso con café muy caliente.

— Me duele la cabeza, y todos se me quedan mirando, como si fuera un fenómeno.

— Eso es porque estas lleno de sangre. – Me puso el vaso en la mano y se inclino para estar a mi altura.

— No voy a decir que no recuerdo nada, porque lo hago perfectamente, ni siquiera me siento mal por lo que hice, pero mi mente se nublo, y actué por rencor, mi cuerpo simplemente hizo lo que tenía que hacer. – Suspire y le di un sorbo al café.

— Te entiendo, no te preocupes. Vivir aquí no es fácil, vives bajo una gran presión que no desaparece, pero todo estará bien. – Sonrió y de alguna forma me recordó mucho a Ronald. Es el tipo de persona que te conforta solo con las palabras y su preocupación.

— Gracias por no llamar a M.

— No hay problema, aunque si se entera de que te tengo aquí en estas condiciones, vendrá por mi cabeza.

— No permitiré que haga nada. – Solo rio y se levanto.

— ¿Quieres despedirte de tu amigo? – Pase saliva y asentí antes de levantarme.

Cuando provoque la explosión y salí de la zona roja, los chicos del instituto estaban luchando con el auto porque les habían reventado un neumático, una calle más abajo. Tome el cuerpo de Egan sobre mi espalda y regrese por su auto. Lo puse en el asiento del copiloto y tome sus llaves. Saque mi celular en todo ese proceso, y llame a la primera persona que se me paso por la cabeza, Marcos.

Ahora estaba en el hospital de la zona roja, cubierto de sangre y con un brutal dolor de cabeza que no desaparecía; aunque me tome un analgésico que podría matar a un animal. Estaba amaneciendo y la luz del sol comenzaba a mostrarse tenuemente sobre el cielo. Seguí con lentitud al doctor y entre en la habitación dónde estaba el cadáver de Egan. Suspire con nostalgia y me senté a un lado de su cuerpo. Ya había visto muchos muertos, pero no terminaba de creer que él lo estuviera, a simple vista podrías pensar que solo estaba durmiendo, si ignorabas la gran herida en su pecho.

Murió desangrado.

El cuchillo atravesó su corazón y me tarde demasiado. Me siento tan mal que no puedo dar espacio en mi mente a la culpa. Solo era un chico que llevaba una semana conociendo, pero me hizo sentir bien y cómodo. Me hizo llevar una vida medianamente normal una semana, aunque fuera como otra persona, con otra vida.

Le di otro sorbo al café y me levante antes de mirar a Marcos. Me estaba dando mi espacio, y lo agradecí inmensamente.

— Supongo que debo llevarlo con sus padres.

— ¿Sabes dónde vive?

— Su padre es un importante político, todos lo saben, vive en una parte remota de la zona azul.

— Puedo acompañarte.

— No, me dijiste que tienes trabajo, me siento mucho mejor, así que no te preocupes por mí.

— Aunque me digas eso...

— ¿Puedes ayudarme a bajarlo? Y vamos a cubrirlo un poco por favor, no quiero que lo miren.

— Por supuesto, Adrián.

Espere en el pasillo mientras limpiaban y acomodaban el cuerpo, en ese momento otro doctor entro a una habitación conjunta y el olor que salió me dio nauseas. Tuve que taparme la boca con las manos, y apretar los ojos unos segundos, tome aire lo más lejos que pude de esa dirección; y entonces escuche una conversación interesante.

— Tienes que llamar a los halcones, para informarles sobre esto, cuando sépanlo que encontramos, la movida será diferente en la zona roja.

Me gire despreocupadamente, para mirar a los doctores que estaban saliendo de la habitación. Notaron mi presencia y saludaron como lo hacían con todos los pacientes del hospital. Estaba claro que ellos no sabían quién era yo, aunque realmente dudaba que alguien pudiera reconocerme en ese estado.

Espere que saliera Marcos y le pregunté.

— ¿Qué cadáver esta en esa habitación? – Me miro con duda, pero no tardo mucho tiempo en contestarme.

— ¿Recuerdas el cuerpo que encontraron en una de las entradas de la zona roja?

— ¿Es ese? – Lo mire sorprendido.

— Si, y M vino constantemente a monitorear todo lo que descubrimos.

— No me dijo nada. – Fruncí el ceño.

— Probablemente lo hizo con intención de cuidarte ¿Quieres verlo? Pero te advierto que está destruido, es bastante horrible de ver, los doctores que han entrado han terminado vomitando.

— Está bien, mi estomago aguanta.

— De acuerdo, entonces debes ponerte esto.

Me puse una máscara, guantes y no hizo falta que me pusiera nada sobre la ropa para no ensuciarla, ya estaba llena de sangre. Entre con Marcos y de inmediato mi cuerpo se estremeció por el frio en esa habitación, era como entrar a una nevera. Lo mire y me indico que me acercara, quito la sábana que estaba cubriendo el cadáver y apreté los labios al ver el estado en el que se encontraba.

Pase saliva y observe los pocos rasgos que quedaban de su rostro, su piel estaba entre tonos azules y morados que lo hacían lucir como una bolsa de carne, en lugar de una persona. No conocí a esa persona y tampoco supe cómo vivió; o si merecía que le pasara algo como eso. Pero mi empatía humana me hizo pedir que descansara en paz.

— Aquí están los informes, es todo lo que le hicieron, lo que de a poco hemos descubierto y lo que todavía sigue siendo un enigma, esto es lo último que vio M cuando vino aquí, pero descubrimos algo más.

— ¿Qué descubrieron? – Pregunté leyendo los papeles superficialmente.

— Tenía esto en la garganta. – Me paso una nota amarillenta y arrugada que tenía algo escrito, apenas se entendían las palabras.

Tomaremos el control de la zona roja, comienza el espectáculo.

— ¿Es una declaración de guerra?

— Eso fue lo que pensaron los Red K.

— ¿Los Red K estuvieron aquí?

— Si, han venido cada vez que M lo hizo, también pidieron que se les informara constantemente lo que descubriéramos, nadie sabe quién es el cadáver y quieren descartar que sea de los suyos.

— Oh, Dios. – Le regrese la nota y me estremecí ante la idea de ver a ambos hombres juntos en una habitación tan pequeña.

— Descubrimos esto en la noche, así que pensaba llamarlos para que viniera a verlo, supongo que puede mandar esto a un experto en caligrafía.

— Puedes llamarlos, yo tengo que llegar a Egan... lo lamento, sigo sin acostumbrarme a la idea de que este muerto, pensé que lo regresaría vivo a su casa. – Apreté los labios.

— Lamento tu pérdida, Adrián.

...

— Me gustaría saber porque me escondiste todo lo del cadáver y sobre el hecho de que tuviste varios encuentros con los Red K. – Le dije de mal humor.

— No quería que vieras eso tan espantoso, incluso a mi me revuelve el estomago el estado de ese cuerpo; y con respecto a lo otro, no quería que te estresaras innecesariamente.

— ¿Han peleado?

— Nos ignoramos.

— Bien, eso me da un poco de tranquilidad. – Susurré.

— ¿Sigues triste?

— No lo sé.

— Lamento lo de tu amigo, se que esperabas verlo mejorar.

— Está bien, tarde o temprano hubiera ocurrido algo similar, lo que no entiendo fue lo que paso, cuando me vio sangrando implemente no lo pudo asimilar, fue como si me hubiera visto muriendo, pero solo es una herida superficial, aunque dolió como el infierno. – Mire mi mano vendada.

— Probablemente estaba alucinando, por todo lo que se fumo durante la noche, tal vez desde su perspectiva, te hirieron de muerte y por eso lo viste enloquecer. Hay muchas personas que se han suicidado justo después de fumar esas drogas, porque comienzan a sentir que los persiguen o que hay monstros tras ellos.

— Siento pena por él todo lo que hizo en su último momento de vida fue preocuparse por un tipo que le mintió para poder acercarse.

— Tú no tienes la culpa, las cosas se salieron de control.

— Lo sé, pero me siento de lo peor.

— Entonces duerme, aquí nadie va a molestarte.

— ¿Saldremos con tus amigos en la noche?

— Si, ellos quieren verte, pero eso es mucho más tarde, duerme todo el día.

Después de reportarme y entregarle la mercancía a Bruno. Fui a darle explicaciones a M que estaba preocupado porque había pasado varias horas sin comunicarme con él. Tomamos la decisión de quedarnos en la zona alta, su casa, para que yo pudiera descansar y que nadie me molestara. En lo profundo de mi mente lo escuche salir cuando me quede dormido y supuse que estaba en camino al hospital para que le informaran todo lo que me habían dicho a mí.

Me desperté por la tarde y después de quedarme en la cama varios minutos completamente ausente, me levante y arrastre los pies hasta el baño. Estire los brazos sobre mi cabeza, me cepille los dientes y me di una segunda ducha, porque me seguía sintiendo sucio. Cuando me saque toda la sangre de encima, no me sentí mucho mejor, y que mi mano dejara de doler por los fuertes medicamentos que me dio Marco, tampoco lo hizo.

Sin necesidad de que lo dijera, sabía que estaba de luto por Egan. Y aunque no soy una persona completamente religiosa, si pedí que en su próxima vida fuera mucho más feliz. Salí de la ducha cuando M regreso a la casa y puse una toalla alrededor de mi cintura para salir a recibirlo. Me mostro las bolsas de comida y fue en ese momento que note el hambre que tenia, probablemente había pasado más de 24 horas sin comer nada, solo tome cerveza.

Me vestí y comenzamos a comer en silencio. Sabía que M me estaba dando espacio para encerrarme en mis pensamientos y lo agradecí. Me comencé a arreglar cuando llego la noche, me dijo que esta vez nos reuniríamos aquí en la zona roja. Por un momento se me cruzo por la cabeza que lo haríamos en La Cueva, pero cuando salimos en la moto en lugar de bajar, subió mucho más y se estaciono en un lugar ya conocido.

Era el mismo lugar al que había visto por primera vez a las estrellas doradas, lo recordaba perfectamente. El ambiente era alternativo y sombrío, pero las personas de alguna forma encajaban perfectamente con ese espacio, nosotros nos abrimos pasa hasta la barra dónde nos estaban esperando los amigos de M.

— ¡Llegaron! – Max me abrazo como si fuéramos amigos de toda la vida, no pude evitar sonreír y corresponderle.

— Basta, no lo agobies. – M me lo quito de encima.

— Envidioso. – Dijo Max entre dientes y luego salió corriendo antes de que M le dijera algo.

— Parece que todo sigue exactamente igual por aquí. – Susurré.

— ¿Estarás bien? – Me preguntó M.

— Sí, me voy a tomar una cerveza, habla con tus amigos.

Salude a JJ, Gray, Lucas, Joshua y Xio, que estaban en una mesa junto a la barra, me acerque para pedir una cerveza y cuando lo hice me penetraron unos ojos azules que no pude evitar reconocer. El chico sonrió como si hubiera encontrado a su persona favorita en el mundo y recordé nuestro encuentro, uno de los más extraños que he tenido desde que llegue a la zona roja.

— Adrián.

— Hola, Jasper.

— No esperaba encontrarte por aquí.

— No frecuento mucho la zona alta.

— Lo sé. – Sus ojos brillaron maliciosamente, como la primera vez que lo vi. Me sirvió y paso la cerveza.

— ¿Trabajas aquí? Me dijiste que me habías visto por La Cueva.

— Trabajo en ambos locales. – Apoyo los codos sobre la mesa y me miro mientras le daba un trago a la cerveza.

— ¿Por eso es que me viste y reconociste cuando nos encontramos?

— Si, además es difícil que pases desapercibido, al menos para mí. – Levanto el brazo y entonces vi el tatuaje, el mismo que había visto aquella vez cuando me atacaron, un triangulo invertido extraño.

— ¿Entonces me vigilas? – Lo mire sin inmutarme.

— No lo digas de esa forma, solo soy un buen observador. – Arrugo su frente ligeramente.

— ¿Está todo bien? – Preguntó M, sorprendiéndome con su voz.

— Perfectamente. – Le respondió Jasper y M lo miro mal.

— Todo está bien, solo estaba agradeciendo la cerveza. – Levante el vaso en dirección a Jasper y me aleje de la barra la regresar con M a la mesa.

— Nos vemos Adrián. – Apreté los labios, M me miro preguntándome de esa forma que estaba pasando, y solo me encogí de hombros.

— Tal vez escucho mi nombre por ahí... — Fue todo lo que le dije.

El hecho de que las personas como Jasper me tengan en la mira no solo me preocupa porque descubran que trabajo con dos bandos al mismo tiempo. Ese triangulo me da un mal presentimiento, según recuerdo los que llevan ese tatuaje pertenecen a un bando que solo se encargan de asesinar. Pero me saque todas esas ideas de la cabeza, al menos durante el rato que estuve en la mesa con los chicos jugando cartas, porque quería relajarme y dejarme de sentir como si fuera el más grande perdedor del mundo.

No paso mucho tiempo cuando comenzaron a acomodar el escenario y aparecieron ellas, las estrellas doradas. Todas seguían luciendo de la misma forma que la primera vez que las vi, se estaban preparando para tocar. La que más llamaba la atención era Natalie, que llevaba su cabello rojo suelto y caía sobre su espalda hasta la altura del muslo de su pierna; tenia puesto un vestido corto, rojo de cuadros, muy al estilo lolita gótica; su maquillaje era bastante fuerte, en tonos negros y rojos que resaltaban sus ojos y sus labios. Era evidente que todos los sujetos estaban en ese lugar para verla a ella.

Pasaron unos minutos cuando noto nuestra presencia y se acerco a la mesa, algo que no estaba esperando.

— Mira lo que trajo la parte baja, forasteros.

— Los forasteros vinieron a verte a tocar, preciosa. – Le dijo Max y le guiño un ojo.

— Muy amable de su parte, espero que aplaudan muy fuerte o les pasara una bala entre los ojos. – Le dijo a Max, apuntándolo con su uña.

— A eso le llamo una mujer con carácter.

— ¿No te cansas de espantar a todos los hombres con esa horrible personalidad que tienes? – Le preguntó M.

— Para nada cariño, es uno de mis muchos encantos, para que lo sepas. – M solo sonrió y le dio un trago a su cerveza.

— Muy encantadora. – La chica lo ignoro y me miro.

— Hola Adrián, bienvenido de regreso.

— Hola Natalie. – La salude.

Me resultaba difícil entender su personalidad, era una mezcla de la mejor y la peor personalidad juntas, pero sin duda era una chica que parecía mejor tener de tu lado. Mostraba la misma imponencia que Bruno y Ronald; la de un líder que está acostumbrado a llegar el mando siempre. Ella regreso después de unos minutos al escenario y comenzó con la presentación de la noche.

Todos estaban concentrados en ellas, menos un grupo de personas que los chicos señalaron, me costó entender lo que estaban diciendo por el ruido, pero destacaron las palabras "líder" y "triangulo" fue entonces que los mire con interés y me di cuenta de que todos tenían el mismo tatuaje en el brazo. Era la primera vez que los veía, no me pareció que sus edades difirieran de las nuestras, pero sin duda algo era distinto. Tal vez el semblante el rostro de su líder o su presencia en sí; lo que sea, me hicieron estremecer.

Después de que termino la primera presentación y aplaudimos bajo una mirada amenazante de la mujer en el escenario, fue mucho más fácil escuchar la conversación de los chicos.

— Están los líderes de varios sectores, no deberíamos irnos tarde de este lugar, y lo digo porque realmente no tengo ganas de pelear hoy. – Dijo Max.

— ¿Estás seguro de que no tienes miedo? – Le preguntó Gray.

— ¡No tengo miedo!

— Deja el escándalo. – Le dijo M y se levanto de la mesa.

— ¿Qué sucede? – Le preguntó Joshua, yo también lo mire confundido.

— No vayan a hacer nada imprudente, no importa cuánto quieras evitar los problemas, ellos viene a ti. – Entonces nos dimos cuenta de que un hombre se acercó a nosotros.

— Hola Mauricio. – Le dijo a M, lo mire impresionado, era la primera vez que escuchaba el nombre de M. Y este no parecía muy feliz de que dijera su nombre en voz alta, pero nadie en la mesa se inmuto, yo supuse que todos ellos ya lo sabían.

— Cállate Tadeo. – Le dijo M de forma hostil, pero no me pareció que estuviera realmente molesto.

— Necesito hablar contigo un minuto. – Hablo el hombre que llamo Tadeo, entonces me percate un ligero acento probablemente ruso por la entonación.

— Ya regreso, sigan jugando. – Ambos se apartaron e la mesa.

— ¿Va a estar bien? – Les pregunté; y no es que imaginara que M fuera a estar en peligro o problemas, simplemente me sentí ansioso de que se fuera de esa forma con un extraño que dijo su nombre a diestra y siniestra.

— Estará bien, ese hombre fue uno de los primeros con los que trabajo cuando era niño, así que es como una figura paterna o un hermano para nosotros; aunque solo tiene algunos pocos años más. – Me explico Joshua.

— Es la primera vez que escucho su nombre. – Les dije.

— Probablemente no le pareció relevante decírtelo, porque no le gusta usar un nombre de una vida que no recuerda en lo absoluto. Sabe que es su nombre porque traía una cadena grabada, eso era todo lo que tenía.

— Una vez me conto algo al respecto. – Mire de reojo a M preocupado, pero no estaban discutiendo, solo estaban conversando. Así que seguí concentrado en el juego de cartas.

POV S

— ¿Ya vieron lo que paso en la A por la madrugada? – Preguntó Oliver.

— Más importante que eso, todos los grupos de la zona roja están locos después de saber lo de la nota que encontraron en el cadáver ¿Qué se supone que vamos a hacer? – Preguntó Daniel.

— Dejen de preocuparse, no importa qué tipo de amenazas lleguen, vamos a lidiar con todo esto como siempre, ya hemos pasado por situaciones muy similares; lucha de poder y territorios con ansias de derramar sangre. – Les dijo Ronald.

— Fue Adrián, el que desapareció toda esa calle, con una de tus bombas por cierto. – Le dije a Daniel antes de soltar el humo del cigarro que me estaba fumando.

— ¿Qué? ¿Por qué razón?

— Porque estaba haciendo un trabajo y las cosas se salieron de control, creo que mi chico ya perdió la cabeza y se dejo embriagar por el ambiente tan venenoso de este lugar. Me estuvo avisando de todo lo que hacía durante la semana.

— ¿Y él está bien?

— Adrián es mucho más fuerte de mente que cualquiera de nosotros, está perfectamente bien; un poco perturbado.

— Bueno, ya nos explicara bien cuando venga por aquí, y con respecto al tema de la nota, nos encargaremos como sabemos hacerlo, de la forma más silenciosa posible.

— Pero el doctor ese es parte de los Halcones, no hay forma de que nos facilite las cosas. – Dijo Oliver, cruzándose de brazos.

— De hecho cuando hable con ellos esta tarde en el hospital, todos llegamos a un acuerdo en el que nadie se va a beneficiar o perjudicar hasta que sepamos de dónde proviene la amenaza. Esto es mucho más grande de lo que ustedes imaginan, todos quieren saber qué es lo que está pasando, algunos informantes de comunicaron conmigo y también lideres de bandos que hasta el momento se llevan bien con nosotros. Lo que les quiero decir es que, las cosas van a estar un poco alocadas en la zona roja durante los próximos días. – Dijo Ronald. 


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