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Sólo en tus brazos por Roronoa Misaki

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Notas del fanfic:

Hola chicos, aquí está Misa-chan reportándose, es ésta ocasión con un pequeño fic participante del "Sexto reto Pro'ZoLu" mi primera historia de esta pareja, trabajando al lado de mis compañeras Isis-chan, Zhena-chan, Kuro-san, Naomi-chan, Asuna-chan, Dita-chan, Jenni-san y KaFurin-san, un honor trabajar con ustedes chicas :D 

Bueno bueno, aquí presento las condiciones impustas para éste reto.

Condiciones generales (impuestas por Kuro-san)

1.- Cada una le asignará a la compañera que le toque el villano que más le guste, lo que haga ese personaje dentro del fic ya dependerá de cada escritora.
2.- El fanfic deberá incluir un lemon o lime que se debe desarrollar en un lugar público o donde corran peligro de ser descubiertos, nada de camas seguras y calientitas.
Cada una, a demás de proponer el villano de la historia puede pedir dos condiciones extra.

Condiciones impuestas para mí por Naomi-chan

Villano: Dracule Mihawk
1.- Que Luffy sea invitado a una cita y Zoro se ponga celoso.

Jaja me encantan los celos *-* así que aquí está mi historia, espero que la disfruten.

También dejo aquí los accesos a las historias de mis compañeras que ya fueron publicadas y actualizaré conforme publiquen las demás:

El último día - Kuro Hebihime

SIMPLES DESCONOCIDOS - liriO_Kafuri

Notas del capitulo:

Todos los personajes de One Piece pertenecen a Eiichiro Oda

Suspiró y miró el reloj en su muñeca una vez más. 20 minutos. Llevaba 20 minutos recargado en la pared junto a la entrada principal del instituto, esperando a que su amigo se dignara a aparecer. Volteó nuevamente hacia el edificio tras él, pero no se veía ni un alma por los alrededores.

Vale ya, ¿Qué demonios podía estar haciendo Luffy como para demorar tanto y no salir aún?

“¿Te preocupa qué esté haciendo? ¿O con quién lo esté haciendo?” preguntó una molesta voz burlona en su cabeza. “Porque por lo que veo, ha encontrado algo mejor que hacer que caminar contigo a casa”.

—A ver si cierras la boca— le dijo irritado.

“Técnicamente, tu boca es mi boca, soy tu consciencia después de todo”.

—¡Que te calles te digo!— exclamó demasiado alto sin querer, ocasionando que un par de chicos que pasaban por la calle lo miraran como si estuviera loco. Les frunció el seño y los chicos salieron corriendo, asustados por completo de su mirada asesina.

Suspiró. “Bien, dedícale esa mirada a Luffy y vas a ver cómo cae rendido a tus pies” pensó amargamente, aunque por lo menos aquella voz molesta en su cabeza había desaparecido.

—¡Hey, Zoro!— llamó alegremente una voz bastante conocida para él. Volteó hacia el edificio a su espalda, encontrando a un chico pelinegro caminando rápidamente hacia él con la mano en alto y sonriéndole ampliamente.

No pudo evitar que una sonrisa se instalara en su rostro ante la imagen de Luffy prácticamente corriendo hacia sus brazos, permitiéndose por unos segundos que su imaginación volara a una situación diferente en la que el pequeño se arrojaría a abrazarlo nada más estar lo suficientemente cerca y él rodearía su cintura regresándole el abrazo mientras se sonreían mutuamente. Desafortunadamente aquella imagen se rompió cuando escuchó la voz del otro hablándole.

—Perdona la tardanza Zoro— dijo el menor parado frente a él regalándole una enorme sonrisa.

—Sí, como sea, vámonos ya— contestó aparentemente desinteresado, comenzando a caminar con las manos en los bolsillos. Joder, ni siquiera se había acordado de la cantidad de tiempo que había estado esperándolo, con tan sólo verlo sonriéndole de aquella manera se le olvidó por completo. “Estoy completamente jodido”.

Hace ya algún tiempo que Zoro se había dado cuenta de que sus sentimientos por el pelinegro no eran de pura amistad, y después de pasar días torturándose mentalmente hasta por fin aceptar el hecho de que estaba enamorado de él las cosas habían empeorado. Se descubrió a sí mismo observando a Luffy todo el tiempo, cada gesto y movimiento, cada cosa que hacía le parecía lo más interesante del mundo… y se estaba volviendo loco.

Loco por decirle al chico lo que sentía, loco por poder tenerlo entre sus brazos, por acariciarlo y besarlo, por estar junto a él y partirle la cara a cualquier persona que se atreviera a tocarlo aunque sea un poco. Pero no podía hacerlo. Llevaban años de amistad, el comportamiento de Luffy hacia él siempre había sido el mismo, desde el principio hasta ese momento, no había cambiado nada en esos años, y eso sólo significaba una cosa: que el menor no sentía lo mismo por él.

Suspiró y se pasó una mano por entre el cabello. —Y… ¿Qué estabas haciendo Luffy?— preguntó como quien no quiere la cosa, ocultando cualquier signo de curiosidad en su voz.

—Mihawk-sensei quería hablar conmigo acerca de mis calificaciones— contestó encogiéndose de hombros. —Dice que necesito mejorar, así que se ofreció a darme asesorías.

—Hmm, ya veo— comentó indiferente, aunque estaba inquieto, no tenía mucha confianza en ese profesor de matemáticas al que había atrapado observando a Luffy en clases más de una vez, aunque bien podría haber sido para asegurarse de que no estuviera comiendo como otras veces había hecho el pequeño, pero aún así le daba mala espina. —¿Aceptaste?

—No me quedó de otra, si saco malas notas otra vez el abuelo seguro me mata— contestó suspirando con resignación. —Además, necesito mejorar si quiero poder graduarme.

Zoro optó por dejar el tema de lado y siguió caminando en silencio. De vez en cuando enviando miradas discretas al chico a su lado. Dios, de verás que era una completa tortura estar tan cerca de él y no poder siquiera abrazarlo como le gustaría hacerlo.

—Es por el otro lado Zoro— comentó Luffy riendo un poco al ver que el peli verde daba vuelta hacia la dirección equivocada.

El nombrado se sonrojó ligeramente y chasqueó la lengua antes de tomar camino por donde el otro le señalaba, mientras el menor seguía riendo por lo bajo. Después de unos momentos regresaron al silencioso andar de antes, lo que le pareció un poco extraño al mayor, normalmente Luffy se la pasaba hablando emocionado sobre cualquier cosa que se le viniera a la mente.

—Zoro— llamó cuando ya estaban a punto de llegar a su casa.

—¿Sí?

—Eh… n-no nada, olvídalo— dijo dedicándole una sonrisa. —Bueno, nos vemos el lunes— se despidió y fue corriendo hacia la entrada de su casa.

El mayor lo miró confundido mientras el chico atravesaba la puerta y desaparecía detrás de ella.

—Qué extraño.

*****

Se recargó en la puerta y suspiró. Diablos, lo había arruinado. La oportunidad perfecta y la había echado a perder por idiota.

—¿Luffy?— preguntó desde la escalera un pelinegro que iba vestido únicamente con un pantalón, llevando su musculoso pecho al descubierto por completo. —¿Qué haces ahí?

—Nada— contestó alejándose de la puerta, dejando caer su mochila al suelo y dirigiéndose a la cocina. —Muero de hambre Ace, ¿hiciste la comida?

—Sí—. Se acercó a él. —No has podido decírselo, ¿verdad?— preguntó mientras comenzaba a servir dos platos de comida, golpeando la mano de su hermano cuando éste había intentado meter la mano directamente en el sartén.

—Auch— se quejó el menor sobando su mano. —No, no he podido— volvió a suspirar y fue a sentarse en una de las sillas del comedor. —No sé qué hacer Ace— se lamentó.

—¿Acaso has olvidado todo el tiempo que te llevó convencerme de esto? — El pecoso lo miró seriamente mientras dejaba los platos en la mesa y se sentaba frente a él.

—No— contestó sorbiéndose la nariz para comenzar a comer.

—¿Entonces? ¿Dejarás que todo ese esfuerzo tuyo sea en vano porque no puedes decírselo? Llevas años diciéndome hasta el cansancio que debo confiar en ti y tus decisiones, que ya eres grande y que puedes decidir lo que es mejor para ti, y todo con el único propósito de que acepte esto, ¿Y ahora que lo he comprendido no puedes decírselo?

—¡Es que no sé cómo!— volvió a lamentarse, desparramándose completamente sobre su asiento al haber terminado ya de comer… pese a haber comenzado hace apenas unos minutos. —No es tan fácil, de verdad.

Ace suspiró, en eso tenía que darle la razón, ese tipo de cosas nunca eran fáciles. —Bueno, sólo recuerda que mientras más tiempo tardes más te estás arriesgando— comentó tranquilamente mientras se llevaba un pedazo de carne a la boca.

Luffy lo miró con un puchero nuevamente, pero en ese momento su celular comenzó a sonar. Se levantó y sacó el aparato de su bolsillo para contestar. —¿Sí?... ¿Sanji?

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Miraba el techo de su habitación como si fuese lo más interesante que jamás hubiera visto en su vida. En serio, ya había pasado casi un día completo y él no podía dejar de pensar en qué era eso que Luffy había querido decirle pero que al final se arrepintió y no lo hizo.

“¿Podría haber sido cualquier tontería?” se preguntó mentalmente, para después negar con la cabeza. “Si hubiera sido eso no se habría arrepentido” siguió dándole vueltas en su cabeza mientras él mismo daba vueltas por su cama, desechando una tras otra las opciones que acudían a su cabeza.

—Ah, joder—. Se sentó en la cama con una rodilla en alto y apoyando su brazo en ella. Estaba viendo aquel pequeño detalle como una esperanza, como una posibilidad de poder estar con el menor, de que correspondiera sus sentimientos. Pero no podía permitirse eso, seguramente sería cualquier otra cosa la que el pequeño había decidido mejor no contarle, incluso podría ser que ya no quería ser su amigo.

Se golpeó mentalmente ante esos deprimentes pensamientos. De verdad, pero de verdad necesitaba saber qué era lo que Luffy quería decirle, no podría pasar todo el fin de semana atormentándose de esa forma. Se levantó de su cama y tomó su celular del buró, marcando inmediatamente el número de su amigo.

—¿Sí?— contestaron del otro lado después de dos timbres.

—Hey, Luffy— saludó con voz natural.

—Oh, hola Zoro, ¿pasa algo?

—No, nada pero… estaba pensando que tal vez querrías salir conmigo, ya sabes dar una vuelta por ahí, divertirnos un rato, ¿qué dices? — Era una invitación muy simple, era sólo salir y buscar qué hacer para entretenerse. Como amigos que eran. Lo hacían todo el tiempo, por lo que no era extraño que Zoro lo invitara, y Luffy no tenía por qué dudar.

—Ah, verás yo… hoy no puedo.

—¿Por qué?— preguntó extrañado.

—Bueno… Sanji me invitó a ver una película así que iré al cine con él.

Aquella respuesta ocasionó que algo hiciera Clic en su cabeza. —¿Vas a salir con el cocinero pervertido?— preguntó tratando de no mostrar molestia, cosa que seguramente no logró.

—Sí, pero si quieres podemos vernos mañana.

—No, déjalo, no era nada importante después de todo— contestó secamente.

—¿Seguro Zoro? En serio, por mí no hay ningún problema, mañana estoy libre y…

—Te he dicho que no Luffy— interrumpió el peli verde, apretando el aparato en su mano seguramente con demasiada fuerza. —Olvídalo, nos vemos el lunes— y colgó el teléfono sin darle oportunidad al otro de pronunciar palabra.

Joder, estaba enojado, demasiado enojado. Aventó el celular contra la cama, el cual rebotó en la superficie y terminó cayendo al suelo. ¿Por qué diablos Luffy tenía que salir con el rubio idiota ese? Si a leguas se le notaba al cocinero que estaba derrapando por el pequeño, ¿Que acaso Luffy no se daba cuenta? “O tal vez él también sienta algo por el pervertido ese”

Pateó la pared ante ese pensamiento. Sabía que había sido demasiado cortante con el menor hacía unos momentos, pero es que no podía evitarlo, de sólo pensar que estarían solos, que el tipo ese estaría cerca de su Luffy hacía que la sangre le hirviera por todo el cuerpo.

Tomó su chaqueta y salió de ahí. Necesitaba dar un paseo, tranquilizarse un poco hasta que su mente pudiera pensar con claridad, sino terminaría destrozando su habitación por completo.

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—Joo, me colgó— miró el celular que ahora marcaba la llamada finalizada y suspiró. —¿Por qué se ha enojado?— se preguntó a sí mismo sin poder entender del todo la actitud del otro.

El timbre de la entrada comenzó a sonar, anunciando la llegada de un visitante. “Debe ser Sanji”. Guardó su celular en el bolsillo de su pantalón y salió rápidamente de su habitación, bajando las escaleras mientras se colocaba su chaqueta, después de todo, la ciudad era bastante fría en esa época.

—¡Ace, ya me voy!— anunció desde la entrada al momento en que abría la puerta. No esperó respuesta de su hermano mayor antes de salir y cerrar. —Hola Sanji— saludó con una sonrisa al chico que estaba esperando recargado en la pared junto a la puerta.

—Hola Luffy— contestó el rubio con una sonrisa, separándose de la pared y acercándose un poco al menor. —Bueno, será mejor irnos, ya he comprado los boletos y si no nos apresuramos llegaremos tarde.

—Shishishi, claro vamos— comenzó a caminar con el otro a su lado.

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— ¿Quieres decirme qué diablos estabas haciendo idiota? — preguntó con molestia  la peli naranja, asestándole un golpe al chico.

—Aggh, cálmate un poco bruja, no es para tanto— se quejó el peli verde mientras sobaba su cabeza en el lugar donde le había golpeado.

— ¡¿No es para tanto?!— exclamó exasperada. — ¡Tuvimos que venir a la estación para sacarte! ¡Y no me digas bruja! —. Volvió a golpearlo. —Por dios, eres todo un caso.

La pelinegra que los acompañaba rió por lo bajo ante la escena. —Zoro-san a veces puede ser muy agresivo— comentó mientras bajaban las escaleras exteriores de la estación de policías en la que se encontraban.

—No es mi culpa, ellos empezaron— se defendió el nombrado, y era verdad, aquellos tipos se acercaron a él y comenzaron a molestarle y a burlarse de su cabello. Él sólo les había dado una paliza para que se callaran de una vez, no era algo tan grave, los oficiales que los detuvieron sólo estaban exagerando con sus cargos de “Alteración de la calma en espacios públicos”.

—Pero, aún con lo idiota que eres, no sueles reaccionar así ante estupideces como esa— comentó Nami un poco más calmada que antes. —¿Pasó algo antes de eso que te alterara?

Zoro no contestó a esa pregunta, se limitó a seguir caminando con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y la mirada en el suelo.

—Vale, entiendo— la peli naranja suspiró, consciente de que su amigo no contaría qué era eso que lo tenía tan enojado.

—¿Quieres que te llevemos a casa, Zoro-san?— ofreció Robin una vez que habían llegado hasta donde se encontraba su auto estacionado.

—No gracias, prefiero caminar un poco.

—Sólo no vayas a meterte en más problemas, que no vamos a venir a sacarte otra vez— advirtió Nami al momento en que abría la puerta del copiloto.

—Tsk, nadie te pidió a ti que vinieras, a la que llamé fue a Robin— replicó el peli verde.

—¡Pero yo estaba con ella cuando la llamaste!

—Lo que digas, en realidad no me importa, me voy de aquí— dijo antes de comenzar a caminar, alejándose de ellas.

—Ese idiota, ni siquiera nos agradeció por venir a ayudarlo— refunfuñó entrando en el coche y cerrando la puerta con un poco más de fuerza de la necesaria.

—¿Qué crees que haya pasado? — preguntó la pelinegra mientras encendía el vehículo.

—No tengo ni idea, pero realmente parecía molesto.

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—¡Estuvo genial!— exclamó el pelinegro emocionado al momento en que salían del edificio.

—Me alegra que te gustara— comentó el chico a su lado, sonriendo al ver que el pequeño había disfrutado de la película, después de todo la había elegido sólo para él.

El menor siguió hablando sin parar de lo mucho que le había gustado el film y de sus escenas favoritas mientras caminaban por la acera rumbo a su casa, sin percatarse en realidad de que su acompañante se encontraba bastante cerca de él. De repente, mientras pasaban junto a un callejón, el pelinegro dejó de hablar y se quedó parado mirando hacia el estrecho lugar.

—¿Qué fue eso?

—¿Qué?— preguntó el rubio mirando en la misma dirección. Luffy no contestó a su pregunta y salió corriendo hacia el interior del callejón. ­—¡Oye! ¡Luffy espera!—. Sanji lo siguió rápidamente, encontrándolo en cuclillas de espaldas a él, casi hasta el fondo del lugar. —¿Qué encontraste? 

Luffy se incorporó de pie y se dio la vuelta, cargando entre sus brazos un pequeño bultito de pelaje negro. —Es un gatito— dijo mientras acariciaba suavemente el lomo del pequeño animal y lo miraba con una tierna sonrisa en sus labios.

El rubio tragó saliva. Aquello era… simplemente demasiado lindo, y no se refería exactamente a la criatura que el menor llevaba en brazos. Se había quedado totalmente embelesado y sin palabras al ver a Luffy con esa sonrisa en su rostro, sonrisa que no había visto antes, y que ocasionó que su corazón se acelerara hasta el punto de querer explotarle en el pecho.

—¿Sanji?— preguntó el menor mirándolo con curiosidad e inclinando un poco la cabeza, su amigo ya llevaba bastante tiempo en silencio.

El cocinero lo miró por unos segundos antes de dar un par de pasos para acercarse a él…

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“Con una mierda, ¡¿Ahora dónde diablos estoy?!” se preguntó mentalmente mientras miraba a su alrededor, sin saber muy bien qué camino había tomado para llegar a donde se encontraba caminando.

Suspiró, no era la primera vez que terminaba tomando caminos desconocidos hasta el punto de tener que tomar un taxi a casa porque no sabía cómo regresar por su cuenta. Pero que quede claro que no era su culpa, simplemente las calles de la ciudad gustaban de jugarle malas pasadas.

Y esa vez no fue la excepción, para cuando se percató de ello ya estaba caminando por un estrecho lugar que concluyó era un callejón, pero no tenía ni idea de en qué momento había entrado ahí. Pensaba dar la vuelta cuando algo llamó su atención; cierta cabellera rubia que alcanzó a reconocer, para justo después quedarse completamente plantado con los pies al suelo y sin palabra alguna con la escena frente a él.

Definitivamente ese era Sanji, pero no era eso lo que le importaba, sino el chico que estaba pegado a la pared acorralado por los brazos del otro alrededor de su cuerpo, chico que en ese momento era besado por el cocinero y que no parecía oponer resistencia alguna ante el contacto.

“Luffy…” 

 

Continuará...

Notas finales:

¡No me maten chicas! Juro que todo tiene una explicación lógica, la cual les daré en el siguiente capítulo ;) 

Espero que les haya gustado, todavía no hace aparición nuestro villano, al menos no fisicamente, pero ya lo hará pronto...

Muchas gracias a todo el que haya leído, estaré esperando sus reviews con sus opiniones, critícas, sugerencias, amenazas, o lo que quieran escribir para mí ;) 

Los veo en el próximo cap, cuídense mucho y besos. 

Misa-chan


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