Ya hacía 2 años el había sido elegido por la llave espada para disipar la oscuridad, entrenó, aprendió y enseñó, etc. Gracias a eso maduró y... también su relación con Riku había cambiado y terminaron siendo algo que nunca se le pasó por la cabeza al castaño: novios. Comenzó a recordar cuando se le declaró mientras entrenaban para conventirse en maestros de la llave espada; él le había llamado para hablar en privado y dijo: "Riku tu... Yo... tu a mi... Bueno... ¡Tu me gustas!". El peliblanco no le contestó y se fue causando tristeza en el otro, pero, después de dos días, esta vez el albo fue quien le llamo y le dijo: "También me gustas, Sora" provocando que el mencionado abrazara con fuerza a su amado cambiando su semblante triste a uno que irradiaba felicidad. Sonrió al recordar todo aquello, ese era uno de los mometos más felices de su vida. Aunque el pensaba que su amor iba a ir destinado siempre a Kairi, pero erró.
Veía la foto que se habían tomado hace unos días donde aparecía Riku sonriendo mientras le acariciaba el cabello y a Sora con el ceño levemente fruncido ante la acción del mayor, se alegraba de que Kairi hubiera tomado esa foto, si bien en ese momento estaba molesto, ahora estaba feliz de tener ese recuerdo de la persona que el quería. También recordó cuando fue que se dio cuenta de sus sentimientos... Despues de "renacer" a manos de la Organización XIII, al principio pensó que solo era el hecho de querer verlo pero en una conversacion con Aeris se dio cuenta de la verdad por eso no cabía en sí de felicidad al encontrar a Riku despues de la lucha con Roxas en el lugar donde se encontraba la Organización, también estaba Kairi pero él quería ver al albino.
Cogió el lápiz que había dejado encima del escritorio al ponerse a a recordar aquellos momentos, ¿Désde cuando Riku ocupaba tanto lugar en sus pensamientos? Quién sabe. Se apoyo en el escritorio con la intención de terminar su tarea de matemáticas pues si la hacía Riku le invitaría un helado y debía aprovechar, él siempre perdía las apuestas. Intentó avanzar en sus deberes... ¡Pero es que eran tan complicados! Siempre había odiado las ecuaciones, estaba tan feliz... Bueno, si se podría decir asi, cuando no tenía que ir a la escuela ni tampoco debía llevar tareas prefería que el peliblanco le ayudara... Se rió recordando las veces que le pedía ayuda en algo; debido a las preguntas que le hacía al albino, incluso de temas que no debía, acababa con la paciencia de este y terminaban en una pequeña sesión de besos. No te distraigas, Sora; se dijo internamente para terminar con la tarea encomendada pero escuchó a su madre llamarle por lo que bajo las escaleras encontrandose con la mujer.
-¿Sucede algo?-
-Riku te esta esperando afuera, dijo que fueras rápido.-
El rostro de Sora brilló de ilusión y felicidad al saber que le estaba buscando... Tal vez se habían visto ayer, pero él estaba enamorado y contra eso nada se le podía hacer. Se despidió de su amdre y salió corriendo hacia afuera encontrandose con un Riku apoyado en la pared con los brazos cruzados en su pecho y con los ojos cerrados.
-¡Riku!- Le llamó el castaño captando la atención del otro.
-Ya llegaste- dijo este deshaciendo la pose anterior.
-¿Que pasa?-
-Te vine a buscar, ya son las 7. Me imagino que ya terminaste tu tarea - mencionó sonriendo soberbiamente esperandose la respuesta obvia del menor.
-Yo... No la hice- sus ojos se tornaron vidriosos como si fuera a llorar - Pero... ¡Me esforzé!-
-Lo se.-
-¿Eh?- de sus ojos amenazaron lagrimas salir, ultimámente estaba muy llorón.
-Tranquilo - le besó la frente intentando tranquilizar al menor, cosa que logro- vamos a comer helado- tomó el brazo de su amante sin esperar respuesta alguna de este y se dirigieron al lugar donde encontrarían lo deseado.
Pidieron su helado, Sora pidió uno de chocolate y fresa mientras que Riku elegía uno de piña y chirimoya alegre. Se dirigieron a la palmera que solían vistar cuando, antaño, deseaban viajar y visitar otros mundos fuera de Isalas del Destino; se sentaron en esta en silencio mirando el mar mientras comían su helado. Cuando los dos terminaron el castaño posó su mano en la del albo y este le respondió acercandose a él y dandole un beso en los labio mientras llevaba su mano disponible al rostro de su amante para acercarle más. Se separaron debido a la falta de aire que se hizo presente y el mayor observó el rostro levemente carmín del otro tentandole a besarle nuevamente, despues de recuperar el aire, claro está. Estuvieron así un rato deleitándose de los labios ajenos.
-Riku - dijo Sora separandose del nombrado - ¿Que pasará si los sincorazón y la oscuridad vuelven?-
- Bueno, podriamos volver a ver otros mundos... Volver a ver a nuestros amigos, al Rey Mickey, a Leon, a Goofie, a Donald, a Aeris y los demás. También, como maestros de la llave espada debemos de luchar.... Pero, esta vez, juntos - terminó su frase mirando directamente a los ojos del pelimarrón.
-Tienes razón- Sonrió ante la respuesta de su amante, eso le tranquilizaba de sobremanera; ya había peleado antes contra ellos, pero ahora era diferente, tenía a la persona que amaba al lado suyo y eso le daba, en parte, miedo.
-Esta oscureciendo, es mejor que volvamos a casa, si no, tu madre se preocupará.-
-Si.-
Bajaron de la palmera y se dirigieron a la casa del menorhablando temas triviales creando una atmósfera agradable al rededor de ellos. Cuando llegaron a su destino se despidieron y antes de que Sora entrara en su casa, el albo le llamó.
-Sora, ven aquí -
Sora obedeció y se acercó al peliblanco - ¿Si?-
-Te amo, Sora.-
-Yo también, Riku.-
Definitivamente declararse a Riku había sido la mejor decisión en toda su vida.
El mayor le tomo del mentón y le besó lentamente adentrando su lengua en la cavidad del menor, que correspondió casi inmediatamente de no ser por la sorpresa que le provocó aquel gesto de Riku - Buenas noches- susurró cuando se separaban.
El castaño sonrió - Buenas noches.-
Despues de eso el albino se fue y el pelimarrón entró a su casa y se dirigió a su habitación con una sonrisa que, habría jurado, nada ni nadie se la podía borrar, pero al ver el cuaderno con la tarea a la mitad se alarmó.
-¡LA TAREA! - grito con desesperación al ver que no hizo aquel deber suyo... Pero ¿Quién le iba a culpar? Había estado con la persona que quería así que el regaño del profesor iba a valer la pena.
Se dió cuenta: de nuevo pensaba en el peliblanco. Ahora sentía a lo que se referían con "colegiala enamorada" pero no le importó, es mas, simplemente se recostó recordando las palabras que le había dedicado el albino ese día antes de dormir. "Te amo, Sora".
-º-º-º-º-º- FIN -º-º-º-º-º-