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Velar tu sueño por maxi anime

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Notas del fanfic:

-Declaimer

-Los personajes de Saint Seiya no me pertencen, todos son hijos del gran Kurumada.

-No Gano nada de dinero con este fic.

Hola a todos, y como si fuera adivina, Si, si ya se, tengo no sé cuántos fics sin terminar y comienzo otro, pero este es Oneshot…creo.  He trabajado este fic un buen tiempo, después de ver cuantos fics tengo en mis dos cuentas: Maxianime y maxi anime, ¿adivinen qué? Con este fic son 49 publicados, no así finalizados, por lo que verán en esta semana o la otra otro oneshot para que yo pueda cumplir mis 50 fics publicados.  En septiembre se cumplirá un año más desde la publicación de mi primer fic, así que prepárense para otro fic en camino, también se cumplirá un año más desde que yo comencé a publicar en esta categoría así que otro fic en camino veo a lo lejos :D.

Si había algo que en verdad lo enternecía era ver a aquel ángel a sus ojos dormir, sin ninguna preocupación, respirando lentamente mientras su mente descansaba de un muy agitado día, soñando con situaciones fuera de su deber, con una vida mejor o quizás con algún que otro deseo que  en lo más profundo de ser descansa, eso era lo que mantenía en velo al santo de la octava casa, ver dormir al santo de la onceava, arropado con cuidado por él, en aquella cama de dos plazas dentro de los aposentos del santo de la vasija.  Un privilegio para Milo era estar allí, poder verle dormir, vigilar el sueño de quien tanto amaba, ya que durante el día debía mantener su amistad, debía callar el llamado de su alma de besar los labios del francés, de poder acariciarle, de poder decirle un te amo, por respeto a su amistad, por temor a no ser correspondido y para no lastimar a Camus en su imprudencia. La noche parecía clamar que el hiciera algo, llamarlo a actuar, pero él no quería hacerlo, no iba a aprovecharse del indefenso Camus mientras dormía, no en ese estado, él no era de ese tipo de personas, como todo escorpión él decía las cosas de frente, sin remordimiento, sin temor, pero con Camus era diferente, había un temor en el decirle la verdad, perder su amistad y alejarse, alejarse de quien tanto amaba por seguir lo que su corazón clamaba y por ello, para no alejarse de quien tanto amaba, decidió callar, desde aquel día en que abrió los ojos nuevamente.

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Recordaba con claridad aquel día, un día de verano…o quizás era otoño, no recordaba la estación, el clima que hacía o la fecha exacta, solo recordaba estar recostado sobre un lecho de mármol, rodeado de pilares de color blanco, brillantes, estaban en un templo donde solo la luz del sol entraba por unas pequeñas ventanas ubicas a cada lado de la estancia y él estaba bajo una.   Cuando despertó se dio con que no fue el primero, lo hizo junto con los santos de Aries, Leo, Virgo, Libra y hasta con el gemelo “malvado” de Géminis. Fue paciente hasta cierto punto, cuando pudo levantarse no tardo en ir a ayudar a sus demás compañeros que aun yacían sobre el frio mármol, pero no dudo en elegir, no tardo en ponerse al lado del onceavo, donde estaba el de cabellos turquesa poco a poco recuperando color.

Aldebarán fue el siguiente en despertar, riendo a carcajadas mientras Aioria y Mu lo ayudaban a levantarse, lo que le causó una gran sorpresa. Saga se sentó después de abrir los ojos y examinarse sus manos y fue cuando  Kanon se puso en medio de su visión, con la intención de ayudarlo a levantarse.

-Kanon- exclamo con debilidad- entonces no estoy en el cielo, he caído en el infierno.

-No, Saga, Athena nos ha traído de vuelta- exclamo con cierto desconcierto en su mirar- Es lo que espero…yo

-Ya lo sé, tonto, solo quería verte sonreír nuevamente- acoto el guardián de Géminis sentándose sobre el frio lecho de mármol y lo abrazo- me da gusto verte hermano y esta vez, esta vez, estamos del mismo lado ¿ya no hay maldad en ti verdad?

-No hermano, soy totalmente, ciegamente, en cuerpo y alma, fiel a Athena y seguiré cada orden…no, moriré siguiendo a Athena.

-Me alegra escuchar eso, Kanon, me alegra, hermano mío.

A los ojos de todos pronto un suave aroma a rosas lleno el recinto, el santo de la primera casa fue quien ayudo al de la última a incorporarse sobre el frio lecho de mármol y este le agradeció con una sonrisa por la ayuda, mas segundos tardo en este disculparse por su actuar en la guerra que se disputo contra hades, cuando este de manera despreciable junto al santo de cáncer se enfuscaron en una batalla dos contra uno en el recinto del carnero.

Milo miro como una sonrisa se bifurco en el rostro del onceavo templo al escuchar aquellas palabras que resonaron por el reciento, aun con los ojos cerrados, tardo un momento en abrir los ojos, pues la luz del sol que se adentraba por la ventana que lo alumbrara le molestaba hasta que una sombra se posó entre la luz que entraba, detrás de sí. El caballero de cabellos turquesa sonrió, miro a quien le estaba dando esa sombra que necesitaba y poco a poco lo ayudo a incorporarse.

-Gracias, Milo.

-De nada, amigo mío- exclamo dándole la mano, sonriendo de felicidad no solo por volver a verle, sino por lo mucho que significaba para él.

Shura de capricornio habría deseado despertar solo, queriendo sufrir soledad bajo su propio castigo por ser el asesino de un ser justo y quien verdaderamente llevaba a Athena consigo, pero su deseo claramente no sería cumplido, no fue otro sino Aioria de Leo quien se acercó para ayudarlo a incorporarlo para que pudiera luego pararse por sus propios medios.

-Aioria…yo- exclamo con su voz apagada, no por sentirse débil sino por el nudo que llevaba en su garganta.

-Cállate- exclamo serio- a mí no me debes explicaciones, sino a el- culmino señalando le lecho donde estaba el noveno guardián, al parecer durmiendo, el guardián de Leo se acercó hasta él y lo miro con una sonrisa- Hermano.

El siguiente en abrir sus ojos y reincorporarse no fue otro que el santo de cáncer, quien también fue ayudado por Mu de Aries y este con una sonrisa, haciendo uno de las pocas fuerzas que tenía lo agarró del cuello para darle de coscorrones, en su modo burlo de darle las gracias y pedirles disculpas por lo ocurrido en la guerra de Hades.

-Ha, Death Mask, eso es trampa, me agarraste desprevenido- exclamo el pelimorado.

-Distraído- sonrió continuando- Si te distraer pierdes.

-BASTA- se escuchó un grito en todo el recinto y no era otro que el patriarca, Shion de Aries, con años menos en su rostro, incorporándose siendo ayudado por ni más ni menos que el santo de Libra, quien solo sonrió.

Solo quedaba uno recostado y todos esperaron ansiosos que abriera los ojos, intentara incorporarse, pero no pasó nada, Aioros de Sagitario permanecía recostado, sin mostrar reacción alguna. Shura de capricornio se acercó a él y comenzó a moverlo, quizás necesitaba ayuda para despertar, pero no pasó nada hasta que el santo de la novena casa dio un largo y fuerte ronquido.

-Aioros…- exclamo el español y comenzó a sacudirlo suavemente con ayuda de Aioria.

-Cinco minutos más…no salió el sol- bufo molesto dándose vuelta, pero al no ser más grande el lecho cayo de bruces al suelo, pero rápidamente se levantó tomándose la cabeza- Eso dolió.

-Hermano…-sonrió Aioria- no has cambiado en nada.

-Aioros- exclamo con cierto temor en su voz- Yo.

-SHURA, que bueno verte- sonrió el de sagitario abrazándolo- sabes, tengo grandes planes para el santuario cuando sea patriarca.

-Aioros ¿me vez muerto?- interrumpió Shion.

-No…no…pero cuando pase, como su sucesor- sonrió con picardía.

-Por eso yo debería ser el patriarca, tengo quien me ayude.

-Pero, destruirías el santuario con tu gemelo.

Así comenzó una larga disputa entre quien debería ser sucesor de Shion, primero era entre los dos elegidos por él, luego poco a poco comenzaron a unirse a la disputa, que Death Mask sería justo, Afrodita llenaría de belleza, Dohko que era el más sabio y Mu que era discípulo de Shion, al resto parecía no importarles realmente la discusión, solo se dedicaron a escuchar. Milo prefería prestar atención a Camus, quien parecía tener dificultades para moverse con libertar, como si su cuerpo estuviera entumecido y entonces él lo estaba ayudando a moverse. Con ese ambiente todo permaneció hasta que la diosa los detuvo, ella junto a los caballeros de bronce estuvo desde un principio y todos reían, aunque Hyoga estuvo en todo momento intentando ir a ayudar a su maestro, siendo detenido por sus amigos para que no interfiriera el momento.

Athena les dio la bienvenida con una sonrisa, les invito a que ocuparan sus puestos nuevamente, si ese era el deseo de todos, claro estaba los santos dorados y el patriarca volverían a sus templos, sus hogares y seguirían luchando por Athena y la tierra, aunque más de uno, Dohko, Shaka, Aioros y hasta  Camus daban por hecho que sus sucesores estaban listos para ocupar sus puestos, santos más valerosos, poderosos y preparados para ascender de simples santos de bronce a santos de oro jamás hubo, lo que causo que los sucesores se sonrojaran, incluido el frívolo santo de cisne.

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De recordar aquello no pudo sino esbozar una sonrisa, recordar como Athena les dejo a cada quien su nuevo lugar, las doce casas, nuevas órdenes y para que no hubiera estrés en los doce santos, horarios de vigilancia, recreación y hasta para que ellos bajaran a los pueblos para socializar con la gente o solo para pasar el tiempo en algún bar.

Los encargados de la vigilancia nocturna eran  cuatro, Mu, Death Mask, Milo y Afrodita,  quienes habían tomado el turno porque nadie más quiso hacerlo o el patriarca no confiaba en Saga y Aioros, los primeros que quisieron tomar el turno. Milo siempre se salía con la suya en los turnos de la noche, abandonando siempre su templo, aunque no era el único, Death Mask y Afrodita hacían lo mismo, a veces uno bajaba a cáncer y en otras estaban los dos en piscis, lo único cierto era que el turno de la noche solo lo cubría Mu, quien con su muro de cristal protegía la entrada de las doce casas.

 Milo siempre pedía ese favor al santo de la primera casa para poder velar por el sueño del santo de acuario, disfrutar de la belleza de aquel por unos instantes. Se acercó lentamente para besar sus labios, un pequeño rose, un insignificante toque que era lo único  a lo que podía aspirar para no despertar al santo de cabellos turquesa.

-Si tan solo supieras lo que significas para mí Camus- susurro el escorpión sonriendo.

El santo de acuario, inconscientemente, se dio vuelta en la cama, quedando mirando directamente al santo de escorpio, quien sonrió de verle. Pronto ante sus ojos el santo de la onceava casa comenzó a sacar pequeños hilos de saliva de sus labios y dejando a los pocos segundos sus labios entreabiertos, dejando salir más saliva acumulada. Milo sonrió, esa era una mala costumbre del santo de acuario que tenía desde pequeño y el conocía mejor que nadie, así como el amor al orden del onceavo guardián y que al sentir este su almohada mojada a la mañana siguiente se levantaría de mal humor, por lo que opto por ir hasta a buscar algo con que secar la saliva.

Milo salió del cuarto, dejando la puerta cerrada tras de sí y camino por el templo, conociéndolo desde pequeño no podía perderse, ¿Cuántas veces había estado allí? ¿Un millón, millón y medio? Conocía cada centímetro de la casa, cada cuarto, cada pilar, hasta cuales eran las baldosas rotas que Camus no cambiaba por no prestarle atención. Llego al baño del templo, uno de los más amplios entre los doces, quizás por que Camus era el copero de los dioses, un cuarto de enormes dimensiones decorado con figuras de hombres con túnicas que dejaban el pecho descubierto y apenas tapaban las piernas, con vasijas sobre sus hombros que derramaban agua y cada uno de los flujos de agua se unía formando en la parte más baja ríos que se encontraban rodeados de bosques, quien allá hecho aquello era un artista. El de escorpio saco de una armario  de color blanco mate una toalla de color carmín, una de tantas que tenía el francés en aquel lugar, y si uno se ponía a verlas claramente todas o la gran mayoría eran de ese color, hasta el mármol del lavamos y la tina de baño.

-Ciertamente es tu color preferido- sonrió tomando la toalla y luego aspiro su aroma-  huele a ti.

Salio del cuarto de baño rumbo al cuarto del francés, pero su paso se detuvo al ver una puerta abierta de par en par, era el segundo cuarto del templo, el cuarto de huéspedes en un momento y hoy cuarto del caballero de cisne. Sigiloso como un ratón entro al cuarto y vio al rubio de ojos claros dormir, la cama estaba alborotada, las sabanas en el suelo después de todo lo que el ruso se movió, con la boca abierta grandes hilos de saliva estaban mojando la almohada y cada tantos segundos se estremecía. Miro con mala gana ¿Qué significaba eso? Bueno, no tenía que pensar mucho, si el no hacía algo, nadie más lo haría, tomo las sabanas y el acolchado en el suelo, para luego colocarlos acobijando al caballero de cisne, que al parecer sintió aquella atención y sonrió, por lo que Milo también lo hizo, coloco la toalla a un lado del rostro de Hyoga para que la saliva callera allí y luego se fue dejando el cuarto cerrado, rumbo nuevamente al cuarto de baño, para tomar otra toalla.

Regreso entre sus pasos a la recamara principal, no sin antes cerciorarse que Hyoga no se hubiera destapado en su corto tiempo. Antes de llegar a la puerta se detuvo, sorprendido, la puerta estaba entreabierta, cuando el claramente la había cerrado, Camus no solía levantarse de noche y eso lo preocupo, lentamente abrió más la puerta, esperando que la puerta solo se allá abierto sola, pero ante sus ojos no fue así.

Camus estaba despierto, llorando, sin poder soltar una palabra, pero no porque quería sino porque lo habían despertado con brusquedad, sus ojos expresaban terror, sus ropas estaban regadas por toda la habitación y sobre la cama, en las mismas condiciones que el onceavo guardián estaba un espectro e largo cabello oscuro, tapándole con una mano la boca al francés mientras que con la otra alzaba sus caderas, penetrándolo con brusquedad. El espectro no era otro que Minos de Grifo y su visita no era placentera, y valla uno a saber cómo entro al santuario, pero allí estaba, lastimando al santo de acuario de la manera más cruel que se podía decir.

-MALDITO DEGENERADO- grito Milo encendiendo su cosmos- SCARLET NEEDLE

Seis ajugas salieron directo contra el Juez del inframundo, quien no se percató del cosmos amenazante tras de él, saliendo volando directamente contra una pared. Milo corrió a auxiliar a Camus, quien al verlo se abrazó a él.

-Camus, Camus- exclamo acobijándolo en sus brazos y miro al juez del inframundo- Maldito desgraciado... ¿cómo llego aquí?... no importa…Camus.

-Milo…yo- exclamo débilmente, mientras pequeños cristales de hielo bajaban por su rostro.

-Todo estará bien…primero lo voy a matar.

-Milo…Hyoga…Hyoga- exclamo con temor.

-¿Hyoga?- pregunto asustado y luego lo tomo en brazos, miro al Juez quien lentamente se levantaba tras ser aturdido- De aquí no te mueves- grito depositando nuevamente al santo de Acuario en la cama e incrementando su cosmos- SCARLET NEEDLE.

Otras siete ajugas fueron contra el juez del inframundo, quien se quedó en el suelo intentando reincorporarse, aunque el dolor le impedía moverse. Milo tomo a Camus en brazos  y corrió hasta la habitación de Hyoga, donde la puerta estaba cerrada, la abrió de un golpe y vio a Hyoga levantándose al sentir el cosmos amenazante de Milo momentos antes.

-Bien, está bien- exclamo depositando al santo de acuario en la cama- quédense aquí, voy a acabar con ese maldito.

-Milo…No- exclamo con temor, aun sin poder creer lo que paso- Milo.

-¿Qué pasa?- pregunto abrazándolo, mientras Hyoga se quedaba perplejo al ver a su maestro.

-No…no te vayas Milo…por favor.

-Me quedare aquí, pero Minos…

-Déjalo…por favor…déjalo…

-Minos ¿está aquí?- pregunto Hyoga aun sin salir de su asombro.

-Está bien, lo dejaremos aquí- exclamo seguro- Hyoga, no te muevas de aquí, volveré enseguida-

-¿A dónde vas?

-A asegurarme que el maldito no se escape- respondió saliendo de la habitación- volveré pronto Camus.

-Voy contigo.

-No, alguien debe quedarse y cuidar de Camus hasta que regrese, quédate aquí Hyoga y no permitas que nadie entre, puede que otro espectro este aquí.

-Sí, no te preocupes Milo.

El santo de escorpio salió a toda prisa del cuarto y fue a revisar al espectro, quien no se habia movido ante los ataque recibidos, completamente segado por la ira tomo al juez de Hades y comenzó a estrangularlo.

-Maldito degenerado… ¿Cómo te atreviste a tal atrocidad?

-Tu…tú también querías hacerlo- exclamo en susurro- tu…ibas a hacerlo, eres como yo.

-No soy un animal como tu…me equivoco, ni los animales son seres tan repugnantes…. Y te haces llamar juez del inframundo, el que tiene el voto decisivo…eres un…

-Lo ibas  a hacer también...por algo lo vigilabas.

-Te equivocas- exclamo soltándolo y tirándolo al suelo- la razón por la que estaba aquí, era para velar su sueño, jamás lo lastimaría.

-Eso dicen todos ¿sabes a cuantos he juzgado como tú? Millones y  tú no eres diferente a ninguno… ¿crees que por ser un santo de Athena eres diferente? Te equivocas.

Milo se aseguró de cerrar la habitación de tal manera de sellarla, impidiendo a Minos poder escapar y luego corrió al cuarto donde estaban Hyoga y Camus, siendo recibido por el polvo de diamantes.

-Hyoga, soy yo- exclamo tranquilo y se acercó a la cama- Ya está, Minos no saldrá del templo y tendrá su castigo.

-Milo, ¿Qué fue lo que paso?- pregunto el ruso.

-Minos de Grifo no vino de visita- exclamo molesto, sentándose al lado del santo de cabellos turqueza, que estaba completamente enrollado en las sabanas, cubriendo su desnudez- Camus.

-Milo- acoto partiendo en llanto y lo abrazo- Milo.

-Ya paso, mañana mismo Athena y el patriarca castigaran a ese despreciable ser, y te juro, por mi honor como santo dorado, que nadie jamás volverá a interrumpir tu sueño…nadie más.

El francés no dijo más nada y cerro sus ojos para intentar dormir, intentar olvidar aquello que acababa de pasar, aquel momento terrible que esperaba pronto olvidar, pero claro estaba no sería tan fácil. El heleno abrazo al galo y junto al rubio de ojos azules abrazaron para dormir a Camus o al menos tranquilizarlo tras el mal momento.

Como era de esperarse la noche fue larga, el santo guardián de la onceava casa no logro dormir en toda la noche, debido a su brusco despertar ocasionado por el Juez de Hades. Tan pronto salió el sol, un semidormido, molesto y cegado por la ira, santo de escorpio subió hasta la sala del patriarca para dar el informe de la noche anterior. Mientras tanto, Hyoga se quedó al lado de su maestro, intentando tranquilizarlo para que durmiera o al menos pudiera comer algo, cosa a la que se rehusaba.

En el gran salón, Death Mask, Mu y Afrodita estaban dando informe de una noche tranquila, hasta la llegada de Milo, todo parecía tranquilo, al parecer durante la noche no ubo ningún suceso relevante. Milo se inclinó en modo de respeto y miro al patriarca.

-Milo, al fin llegas- exclamo sonriente Athena- ¿algo que reportar?

-Sí, anoche, en el templo de Acuario se suscitó un incidente, un espectro de Hades llego a la estancia donde dormía el santo dorado, logrando su cometido.

-¿Cometido?- pregunto el patriarca.

-Minos de Grifo, ataco al santo de Acuario…no de manera directa...sino que este…aprovechando que dormia lo ataco.

-Explicate Escorpio- pidió el patriarca-lo ataco…no lo ataco.

-Minos de Grifo…violo a Camus- dijo finalmente- no llege a tiempo, estaba dando vueltas por las doce casas y…

-¿Cómo entro? ¿Mu? Acabas de decir que nadie perturbo a partir del primer templo.

-Así fue, patriarca Shion- exclamo sorprendido el santo de la primera casa- el muro de cristal, ni mi cosmos, detectaron alguna anomalía, en todo caso el espectro entro antes de mi turno, pero…el turno anterior que termino era de Aldebarán, Aioria Y Aioros, asumiendo que fue un descuido de todos, no me explico cómo logro pasar las doce casas.

-Camus se encuentra en su templo, paso una mala noche y el turno de la mañana es de su responsabilidad, patriarca….

-Se lo que me pedirás Milo, mi respuesta es Sí, que lo releven, ¿el espectro donde se encuentra?

-Encerrado en la habitación principal de la casa de Acuario…tiene catorce ajugas.

-Catorce es más que suficiente- exclamo serio el peliverde- esto es…inaudito, en pleno acuerdo de paz un espectro ha roto aquel pacto.

-Mino será severamente castigado, Shion- interrumpió la pelimorada- será juzgado no por mí, ni por ninguno de nosotros, lo que corresponde es que se lo juzgue en el olimpo, al ser el juez de Hades y su castigo será decidido no por mí, sino por los doce olímpicos.

-Es lo correcto, tráiganme al espectro cuanto antes- acoto el patriarca- y será Shura quien se ocupe del lugar de Camus.

-Si- asintieron todos.

Milo regreso al templo de Acuario, viendo después bajar a los demás santos, se quedó custodiando la puerta de la estancia principal, donde aún estaba el espectro, y fue momentos después cuando aparecieron los demás santos, quienes miraron a Milo con asombro, Aioros y Saga se llevaron al herido espectro hasta los aposentos del patriarca, siendo seguido por los demás santos, y Milo decidió saltarse aquello, camino a paso lento hasta el cuarto donde Camus aún estaba, siendo cuidado por Hyoga.

Camus dormía, había logrado conciliar el sueño después de largas horas de llanto y desesperación, sobre la mesa de Luz estaba el desayuno, ni siquiera lo haba tocado y sentando en la cama, el santo de cisne, lo miraba dormir apasiblemente.

-¿Cómo está?- pregunto Milo, sacándose su casco.

-Apenas se durmió… ¿Y Minos?

-Ya se lo llevaron, será juzgado en el olimpo, el patriarca dice que Shura ocupara sus funciones, que él debe descansar, y asi será.

-Milo…gracias…mi maestro dijo que Minos apenas había comenzando cuando llegaste y lo defendiste- exclamo tranquilo el rubio de ojos claros- gracias.

-No, pero llegue tarde, debí estar desde antes, no permitir que lo tocara- se culpó el octavo guardián- Ve comer algo, Hyoga, debes reponer fuerzas, se acercan tiempos difíciles.

-Si, por favor, cuida de mi maestro- exclamo tranquilo saliendo del cuarto.

Milo se sentó en la cama, a ver dormir al santo de la onceava casa, tranquilo, sereno, como si lo sucedido la noche anterior no hubiera pasado. Se recostó a su lado y lo abrazo, encendiendo su cosmos, no solo quería sanar cualquier herida que tuviera, quería confortarlo, darle seguridad que no volvería a pasar aquello.

-No volveré a soltarte Camus, nunca más- exclamo besándolo dulcemente- nunca más, por ese amor que te tengo lo juro.

-También te amo, Milo- exclamo casi en susurro.

-Santo tramposo, estabas despierto- sonrió abrazándolo- realmente eso importa poco, entonces, soy correspondido.

-¿Qué crees?- pregunto sonriendo.

-Solo hay una forma de saberlo- respondió y luego lo beso dulcemente en los labios.

¿Cuánto había anhelado eso? Besar los labios del acuariano y que este estuviera despierto, noches largas viéndolo dormir, velando su sueño e imaginándose aquello. Los labios sabían tal cual siempre lo  imagino, un sabor dulce, confortable, eran los labios de aquel que tanto amaba, volvió a besarlo, una y otra vez, para asegurarse que no fuera un sueño, que en verdad besaba al francés, Milo no cabía de gozo y no dudaba en expresarlo a quien tanto amaba entre besos.

-¿Sabes? No pensé que en verdad me amabas, ha decir verdad, siempre pensé que el frio ser de los hielos eterno, no podría amarme.

-¿Por qué?- pregunto al escuchar aquello- el hecho de ser el santo que se niega a expresar emociones, no significa que no las posea, prefiero resguardar así a quienes amo.

-Siempre pensé que no sería tu tipo, ya sabes, porque soy contrario a ti en todo, pero es verdad lo que dicen, los opuestos se atraen.

-No somos imanes Milo- bufo molesto y luego sonrió, dedicándole una sonrisa de par en par al santo de escorpio, el único que la vería, el único a quien le importaba verla- siempre logras sacarme una sonrisa en mis peores momentos y en los mejores también.

-S 'agapóq7; , ómorfiq7; bátler- Exclamo sonriendo.

Camus conocía esas palabras, Milo le había enseñado griego cuando niño y nunca pensó escucharlas todas juntas en una misma oración, menos hacia él, sonrió de dicha y luego beso la mejilla del heleno.

-Et je t'aime, scorpion bleu- exclamo sonriendo el francés.

-Espera, espera, no he escuchado bien, creo que mis oídos están malos ¿Qué has dicho?

-Et je t'aime, scorpion bleu- volvió a decir- y no te lo volveré a repetir.

¿Fin? 

Notas finales:

Espero les alla gustado, un poco largo pero a la vez intrigante el fic, yo me quede con ganas de escribir más y es por eso que puse el Fin entre lindos signos de preguntas.

Si quieren la continuacion, dejen su reviews pidiendo el segundo cap.

A los amantes del MiloxCamus, yo se que quieren un cap mas, pero no lo pondre sino me lo piden he y tendra todo lo que mis fics de mas un capitulo, terminados tienen cofcofDonescofcofcofelunicocofcof

Nos leemos 


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