CAPITULO 1
Cambios.
Había pasado un mes desde la batalla contra Lord Voldemort donde el lado de la luz venció, derrotando a todos los magos tenebrosos, todos vitoreaban aunque algunos aún recordaban a sus seres queridos que habían perdido aquel día, entre ellos se encontraba un delgado rubio que vagaba en silencio por los pasillos de Hogwarts, el cual acababa de ser reconstruido.
- Se encuentra bien joven Malfoy? –preguntó McGonagall.
- Sí, estoy bien –respondió seriamente después de sobresaltarse por la presencia de la directora.
- Algo me dice que no lo está –respondió con gentileza –Draco, sé que es muy duro haber perdido a tus padres, a tu padrino y a tus amigos, pero tienes que pensar en la opción que te di.
- No hay mucho que pensar, la respuesta sigue siendo no –respondió aun con el tono que le caracterizaba.
- Entiende que aún eres menor de edad, necesitas un tutor, no puedes vivir solo, y tu herencia no te la darán hasta entonces.
- Pero puedo vivir aquí hasta que las clases se reanuden y…
- Draco –interrumpió –nadie puede permanecer en Hogwarts hasta entonces, no hay nadie, yo tengo asuntos que atender aun y ni yo estaré aquí.
- Pero…
- Me temó que no tienes otra opción, es tu único familiar, y por ley él se hará cargo de ti hasta que cumplas la mayoría de edad.
- Bien –dijo fríamente –si no hay otra opción, cuando me voy?
- Arreglaré todo para que mañana mismo puedas trasladarte.
- Ok –respondió secamente y se levantó para dirigirse a la que era su habitación.
- Será poco tiempo Draco –trató de animar la directora pero el rubio siguió su camino.
- Querías verme padrino? –preguntó Harry entrando al despacho Sirius.
- Si, siéntate Harry –respondió el mayor con una sonrisa –verás, he hablado con McGonagall y me pidió un pequeño favor –empezó a explicar –como sabrás Bellatrix y Narcissa son mis primas, por lo que soy el único pariente vivo de Draco –sonrió al ver como al decir aquel nombre Harry había abierto los ojos completamente concentrando toda su atención en él.
- Padrino, si lo que quieres decir es que…
- Draco vendrá mañana a quedarse con nosotros hasta que entren a clases –dijo rápidamente Sirius.
- Pero me hará la vida imposible! –exclamó Harry.
- Harry, no tiene a nadie, está pasando por un momento muy difícil, lo menos que hará será molestarte, comprenderás que no puedo dejarlo solo.
- Si no hay remedio –suspiró resignado Harry –pero no esperes que no me defienda si empieza a molestarme –exclamo y Sirius sonrió.
Ninguno de los dos jóvenes habían podido dormir bien aquella noche, después de tantos años de ser enemigos ahora tendrían que habitar en la misma casa, a la mañana siguiente Harry se despertó por el ruido de ollas y sartenes en la cocina, tomó sus lentes de su mesita de noche y bajo por las escaleras torpemente aún con sueño.
- Buenos días padrino –dijo Harry entrando a la cocina tallándose los ojos.
- Buenas tardes Harry –rió Sirius y cuando volteo aumentó su risa –Harry, tenemos invitados, porque no subes a cambiarte?
- Es muy temprano padrino – se quejó y bostezó Harry –terminando de desayunar prometo…
- Harry, son las 2 de la tarde –comentó divertido Sirius –estamos a punto de comer, si te apuras a cambiarte te esperamos, claro, si a Draco no le importa esperar unos minutos más…
- No hay problema –dijo la voz del rubio al fondo de la habitación haciendo que Harry se levantará rápidamente de la silla a punto de caerse.
- Malfoy! –exclamó Harry poniéndose rojo –no sabía que habías llegado…
- Creo que… me he dado cuenta –respondió con una sonrisa divertida aguantándose la risa al ver a Harry en bóxer.
- Enseguida vuelvo –dijo Harry antes de salir corriendo de la cocina.
- Tan despistado como su padre –rió Sirius y Draco se puso serio –Draco… siento mucho lo de…
- Por favor no lo diga.
- De acuerdo –sonrió tristemente pero enseguida se alegró –me ayudas a servir?
- … que no tienen elfos domésticos que… -Draco se calló –claro, ayudo –se levantó y se dirigió hacia donde estaba Sirius.
- Solo tienes que ponerlos en la mesa –comentó el mayor pasándole unos platos, a lo que Draco se limitó a seguir las instrucciones sin hacer ningún ruido –que bueno que llegaste Harry.
- Lo siento –dijo aún rojo.
- Bueno, comamos! –exclamó sentándose pero ambos jóvenes se quedaron viendo por un segundo dudando –no les pasará nada si comparten la mesa… -comentó y ambos se sentaron a cada lado de Sirius transcurriendo la comida en silencio –que les parece si mientras arreglo la cocina le muestras a Draco la casa? Seguro quiere instalarse y darse un baño.
- No es necesario, yo…
- No hay problema –interrumpió Harry levantándose de la mesa -he terminado, vienes?
- Con permiso –dijo Draco y se levantó de la mesa siguiendo a Harry, quien subió por las escaleras.
- Este es el cuarto de Sirius –comentó señalando una puerta –la mía es esta –señaló otra –supongo que la tuya será la que está a lado –comentó abriendo la puerta donde había una cama grande, con sábanas blancas, un escritorio, un baúl blanco y un gran ropero –tiene baño propio –agregó algo incómodo por el silencio, aunque Draco no hizo ningún comentario y entro observando cada detalle de la habitación –si quieres… te ayudo a traer tus cosas…
- No es necesario –dijo educadamente.
- Malfoy, quería decirte que se lo que se siente…
- No quiero hablar de eso Potter…
- Pero…
- He dicho que no, y no necesito ningún favor ni que me traten de manera especial, entendido? no por lo que ha pasado necesito que me traten diferente.
- Yo no pretendo tratarte diferente Malfoy –comentó algo molesto –sería agradable que no fueras tan insoportable, solo trato de hacer esto lo más fácil que puedo –agregó marchándose de la habitación, y segundos después Draco bajó por sus cosas.
- Todo bien? –Comentó Sirius cuando el rubio apareció en la sala a lo que Draco respondió con un movimiento afirmativo de cabeza mientras intentaba jalar dos baúles por las escaleras –permíteme –rió Sirius y con un movimiento de barita hizo que las pertenencias de Draco se elevaran –solo hay que empujarlas, supongo que tu querrás hacerlo.
- Sí, yo me encargo… gracias –dijo Draco sin voltear a ver al mayor y siguió empujando sus cosas por las escaleras hasta que sintió un fuerte impacto haciendo que perdiera el equilibrio, se sintió caer de espaldas pero un segundo después una mano lo sujetó.
- Estas bien? –preguntó Harry.
- Quieres fijarte por donde caminas Potter? –exclamo soltando rápidamente la mano de Harry que sostenía la suya.
- Se acostumbra a decir gracias cuando alguien impide que ruedes por las escaleras Malfoy –dijo Harry en un suspiro.
- No cuando ese alguien es el que hace que vayas a caer Potter.
- Yo no fui! –se defendió.
- Como sea –lo ignoró Draco volviendo a empujar sus cosas pero sin apoyar el pié derecho.
- Te lastimaste?
- Importa? –preguntó en tono molesto siguiendo su camino.
- Pues… si? –dijo dudando, en realidad no le importaba mucho pero tampoco podía dejarlo así.
- Ve con tu papel de San Potter con otro –dijo fastidiado entrando a su habitación.
- Que te pasa Malfoy? Ya te dije que trato de hacer esto lo más fácil para los dos, y no discutir pero parece que tú quieres todo lo contrario.
- Escucha Potter –empezó a hablar de manera más tranquila apoyándose en la puerta de su nueva habitación –tú no quieres que este aquí, y yo obviamente tampoco quiero estar aquí, la mejor forma de hacer esto más fácil es evitarnos, así que solo no molestes, no trates de ser amable conmigo y todos felices.
- Está bien, pretenderé que no existes…
- Bien! – exclamo Draco y se giró para entrar a la habitación –aaah! –se quejó el rubio al apoyar su pie en el suelo.
- Deberías ir al doctor… solo digo –añadió el pelinegro al ver la mirad asesina del Sly.
- Quieren dejar de pelear? –regañó Sirius llegando hacia los jóvenes –Harry, que le hiciste a Draco?
- Yo no hice nada!
- No tengo nada –se apresuró a decir Draco.
- Pero tienes el pie hinchado –señaló Sirius –tenemos que ir al médico.
- Estaré bien!
- De ninguna manera te dejare así! Es el primer que estas aquí, Harry ayúdame a llevarlo al carro mientras yo prendo el carro –pidió Sirius bajando hacia el carro. Harry sin decir nada puso la mano alrededor de la cintura de Draco y por atrás de sus piernas para cargarlo.
- Que crees que haces Potter? –exclamó alarmado.
- Cargando a un niño infantil, inmaduro y orgulloso que patalea porque no quiere admitir que se lesiono el tobillo y necesita ayuda – respondió Harry aguantando todos los gritos y maldiciones que decía Draco hasta llegar al carro, donde lo dejó en el asiento trasero.
- Se puede saber cómo vamos a llegar en esto a San Murgo?
- No vamos a ir a San Murgo Draco, iremos a un hospital muggle –explicó Sirius sentándose en el asiento del conductor.
- Yo no iré con ningún muggle! –exclamo Draco.
- No podemos ir por ahora a San Murgo –añadió el mayor viendo suplicante a Harry quien se sentaba a lado de él.
- No dejare que ningún muggle me toque!
- Malfoy no soportare tus gritos todo el camino, así que te callas o te meto un calcetín sucio en la boca –amenazó Harry haciendo que Draco le dirigiera una mirada de odio y después inflara sus cachetes viendo hacia otro lado completamente callado hasta que llegaron al hospital, donde Harry ayudó a bajar a Draco quien seguía sin hablar y Sirius llenaba unos papeles para que pudieran atenderlo.
- Harry -dijo Sirius cuando el moreno llegó –podrías acompañar a Draco adentro? Solo puede ir una persona y tengo que terminar de llenar los papeles.
- Es necesario? –preguntó Harry aun sosteniendo a Draco por la cintura.
- Harry… -regañó Sirius.
- De acuerdo, vamos –suspiró Harry entrando con Draco a un pequeño consultorio donde había un escritorio y una camilla.
- Por aquí –dijo sonriente una joven enfermará de cabello rojizo –tomen asiento en lo que el doctor llega, el paciente en la camilla por favor –pidió antes de irse.
- Parece Weasley –bufó Draco haciendo que Harry riera a carcajadas.
- Valla, por lo menos tienes sentido del humor.
- Claro que lo tengo –exclamo indignado.
- A la camilla –dijo Harry aun con una sonrisa ayudando a Draco a subirse a ella.
- Odio este lugar.
- Llevamos cinco minutos.
- Pero está lleno de muggles!
- No vayas a hacer un comentario del mundo mágico Malfoy, o te creerán loco –susurró Harry.
- No sé para qué tanto alboroto –rojo los ojos mientras movía sus pies en el aire –ya está bien.
- Está hinchado –rió Harry al ver como el pié de Draco estaba el doble de su tamaño.
- Señor Draco Malfoy? –preguntó un hombre de unos treinta años entrando a la habitación –accidente en el pie?
- Si –respondió Draco.
- Veamos que tiene –sonrió tomando el pié del rubio haciendo que este se quejara –valla, si se ve mal, le mandaré a tomar una radiografía –sentenció el doctor mientras seguía revisando a Draco, poniendo una lucecita en sus ojos, y tomándole la presión mientras el rubio veía horrorizado aquel aparato que apretaba su brazo –parece que tiene baja la presión, le mandaré a tomar unos análisis de sangre también –finalizó el doctor anotando algo en una libretita –enseguida les proporcionaran una silla de ruedas para que puedan trasladarse anuncio con una sonrisa y salió de la habitación.
- Maldito aparato! –se quejó Draco sobando su brazo cuando estuvieron solos.
- Saliste delicado Maldoy –se burló Harry.
- Cállate Potter.
- Bien aquí está la silla, le ayudo a bajarse joven? –pregunto la enfermera que los había recibido.
- Yo puedo gracias –dijo Draco bajándose de la camilla y sentándose en la silla, siendo empujado por la enfermera mientras Harry esperaba en el consultorio hasta que una hora después regresó la enfermera con una sonrisa y Draco con un puchero.
- En cuanto estén listos los resultados regresa el doctor –anunció la enfermera antes de salir.
- Y ahora que paso? –pregunto divertido Harry viendo la cara de Draco.
- Trato de matarme! Me metió algo en el brazo para sacar mi sangre! –se quejó haciendo reír a Harry por segunda vez.
- No trataba de matarte Malfoy, es común que hagan eso en los hospitales.
- Los muggles son unos sádicos, con magia todo es más fácil –dijo aun haciendo pucheros, los cuales a Harry le divertían al mismo tiempo que le causaban ternura, pero inmediatamente se sacó eso de la cabeza, quedándose varios minutos en silencio hasta que entró el doctor.
- Bueno, parece que solo es un esguince, nada grave, pero tiene que mantener reposo por una semana –anunció el doctor –por otro lado, encontramos algo en sus análisis de sangre… al parecer tiene anemia.
- Que es eso? –pregunto Draco.
- Tiene bajo los nutrientes y plaquetas de su cuerpo, tendrá que comer mejor –regañó el doctor –por hoy le prepararemos una habitación para que le administremos unos medicamentos y pueda descansar y reposar su pie.
- Quiere decir que me quedare aquí? –se quejó Draco.
- Así es, le prepararán una habitación y le avisaré a su padre –al oír eso Harry volteo a ver a Draco que habia endurecido su expresión –puede ponerse la bata que se encuentra en el baño –comentó el doctor saliendo del consultorio.
- Malfoy… -trato de hablar Harry cuando la puerta se cerró –estas bien? –preguntó pero Draco solo se levantó bruscamente de la silla de ruedas haciendo que esta se callera y se dirigió con dificultad al baño.
- Esto tiene que ser una maldita broma!! –exclamo Draco unos minutos después saliendo del baño –está abierto de atrás! –se quejó y Harry volvió a reír, Draco estaba con una pequeña bata blanca, tratando de cerrarla de la espalda –no me veas Potter!
- Créeme que no me interesa verte Malfoy –dijo entre risas.
- Idiota –bufó sentándose en la silla.
- Se puede pasar? –pregunto la enfermera entrando –su cuarto está listo, por aquí por favor –le dijo a Harry mientras ella llevaba la silla de Draco hasta llegar a una habitación con una camilla más grande, una silla a lado y un sofá cama, una pequeña televisión y una mesita con una jarra de agua –su padre ha regresado a su casa, mañana en cuanto lo den de alta regresará por ustedes –comento mientras Draco se subía a la camilla viéndola con odio.
- Quiere decir que yo me quedare toda la noche aquí? –preguntó Harry desviando la conversación.
- El joven Draco necesita un acompañante –sonrió comprensiva mientras le ponía un catete en la muñeca de Draco y este se quejaba –lo siento, es necesario para que se le administre el medicamento –Draco no dijo nada aunque la seguía viendo con odio y después de que estuviera todo listo la enfermera se fue.
- Que mierda todo esto –bufó Draco.
- Ni lo digas, toda la noche contigo! –dijo Harry en tono divertido sentándose en la silla que estaba a lado de Draco, pero este no respondió –hey… estas bien? –preguntó y Draco solo se encogió de hombros –se lo que es perder a tus padres…
- Ya lo sé -dijo de manera fría –tú también perdiste familia y amigos, debo seguir adelante… blablablá
- Aunque lo digas así… así es –Draco suspiró y Harry trató de cambiar el tema –quieres ver algo en la tv?
- En qué?
- En la tv… oh! No sabes qué es? –Draco negó –en esta caja se ven… figuras en movimiento, mira –dijo prendiendo la tv y aparecieron unas caricaturas.
- Genial –exclamó Draco sorprendido viendo lo que acababa de conocer como tv hasta que ambos se quedaron dormidos.