Era un día normal, como siempre, Hinata le pedía una y otra vez que levantara el balón para él, hasta que aceptó, pero solo con la condición de que ya no lo volviera a molestar en todo el día.
– Una vez más –pidió Hinata– Por favor.
– Ya te levanté el balón, no me molestes.
– Kageyama…
– No lo haré otra vez.
– No es eso, tú me gustas, te amo.
Y de repente, todo cambió, ya no se encontraba en el gimnasio con Hinata, ahora estaba en su habitación. Hinata lo empujó contra su cama, y rápidamente se subió a ella también y se sentó encima de él.
– ¿Q-Qué estás haciendo? –tartamudeó Kageyama.
– ¿Tú me amas, Kageyama? –preguntó Hinata ignorando la pregunta que le hizo Kageyama.
– Y-Yo tú también me gustas –respondió Kageyama.
– Entonces hagámoslo –dijo Hinata
– ¿A q-qué te refieres?
– Que hagamos el amor.
– Eh… –Kageyama estaba sorprendido por la actitud de Hinata– Bien –dijo esto en un leve susurro que Hinata logró escuchar.
Hinata se quitó su polera, luego se quitó su short y después se quitó su prenda interior, quedando completamente desnudo. Kageyama se quedó embelesado viendo el cuerpo desnudo de Hinata.
– Quítate la ropa –ordenó Hinata, y Kageyama obedeció.
Ahora ambos se encontraban desnudos en la cama. Hinata le dio un casto beso a Kageyama, suave y delicioso, cosa que encendió más al otro, quien le devolvió el beso, que no era como el que Hinata le había dado, este era más húmedo y largo, Hinata emitió pequeños gemidos de placer mientras era besado. Ambos tuvieron que separarse por falta de oxígeno.
Kageyama bajo hasta llegar a sus rosados botones, empezó a lamerlos y succionarlos, escuchando los gemidos de Hinata, que cada vez se hacían más sonoros. Luego colocó a Hinata en cuatro, este separó sus piernas, dejando expuesta su entrada a Kageyama, quien metió su miembro.
Kageyama quiso dejar que Hinata se acostumbrara, pero no pudo, simplemente no podía, la estrecha entrada de Hinata apretando su miembro, lo incitaba a entrar más profundo.
– Nngh M-Más ahh ra-rápido por favor –rogó Hinata, a lo que Kageyama obedeció, y empezó a penetrarlo más rápido.
– Ahh Kag- Kageyama m- me vengo ahh –dijo Hinata entre gemidos antes de venirse, manchando las sábanas, Kageyama casi al instante también se vino dentro de Hinata.
– Te amo, Kageyama –dijo Hinata dándole un beso a Kageyama.
– Yo también te amo –dijo Kageyama antes de quedarse profundamente dormido.
*Ring* *Ring*
Sonó el despertador. Kageyama despertó. Había tenido un sueño húmedo con Hinata. Otra vez…
«Quizás me guste Hinata.» pensó Kageyama mientras iba al baño a solucionar el ``pequeño`` problema que se encontraba entre sus piernas. Felizmente era sábado y no tendrían práctica, así que después de solucionar su problema, Kageyama lavó las sábanas, que estaban manchadas con su semen debido al sueño, y se puso a pensar en Hinata y el sueño que había tenido con él. Y llegó a una conclusión. Hinata le gustaba. Y se lo diría en cuanto lo encontrara. Sonó el timbre. Fue a abrir la puerta y se encontró con Hinata.
– Puedo pasar –dijo Hinata sonriéndole.
– Me gustas –declaró Kageyama con su cara algo sonrojada.
– Eh… Yo… T-Tú también m-me gusta- –Hinata no pudo terminar lo que iba a decir porque Kageyama lo besó, y Hinata correspondió el beso
FIN.