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Sentimientos Errados por Hisaki Raiden

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Notas del fanfic:

¡Corregido 17 de Noviembre 2014!

Notas del capitulo:

Resumen:

Despertar un día cualquiera puede ser el inicio del peor día de tu vida, “siempre habrán días malos”, pensaba Shindo Takaishi.

Cuando tienes 17 años y tus padres te ignoran después de contarles que eres bisexual, sólo te quedan dos alternativas… o llorar o tratar de mejorar esos días grises…

Ese parecía ser otro típico día malo, aunque Shindo no albergaba que se pudiera poner peor, por atreverse a declarar sus sentimientos por ese chico…

 —¿Crees que soy una desgracia como ser humano, Tenshi? —Su voz tembló— ¿No lo crees? —hiso una pausa— Deberías… creo que lo soy…

 

Rating: T (13+)

 

Genero: Romance, Angst, Drama.

 

Advertencias: Mención de pareja Hetero.

 

Notas de la Autora:

Bueno, este no es mi primer fic original, de hecho esto es sólo un fragmento de una larga historia (Con el mismo nombre) que por muchas razones (La cuales ya no recuerdo, irónicamente), dejé de escribir hace siete años. Me dan mucha lata los fics que tiene temática escolar, pero aquí el ámbito escolar poco importa.

Aclaraciones:

— Diálogos

“...” Resaltar palabras o frases;

MAYUSCULA Gritos.

 (1… 2…Etc.) Aclaraciones;

 

Sin más preámbulos… al Fic.

———————————————————————————

 

Sentimientos Errados: El peor día de ShindoTakaishi.

 

Shinjuku, Japón. 20XX.

 

La luz del sol matutino atravesaba por la ventana de la habitación, sin importar las cortinas. Dicha habitación no era muy extensa, tan solo había: una cama, un ropero, un pequeño buró al lado de la cama y dos mesas. Cabe decir que el ropero tenías varios cajones abiertos con ropa colgando de ellos, y una de las mesas estaba llena de infinidad de cosas, entre ellas… papeles, basura, cajas de diferentes tamaños, envases de perfume vacíos; una radio grabadora llena de polvo; varios CDs afuera de sus cajas y encimados. Además había un gran espejo apoyado sobre la tabla de la mesa y recargado de la pared. En la otra mesa se veía un soldador, algunos alambres, circuitos integrados, tornillos, bocinas, aparatos desarmados, tarjetas, libros… y cuadernos amontonados, los cuales parecían tener menos polvo que lo demás, probablemente porque esos eran los más usados por el dueño de la habitación, el cual aun permanecía envuelto en sábanas rojas y edredones azules, completamente dormido. Sobre el buró descansaba un reloj despertador de números digitales de luz roja, el cual marcaba las 6:58 AM.

En un abrir y cerrar de ojos el despertador marcó las 7:00 AM en punto y comenzó a sonar. El dueño de la habitación se agitó en la cama y bajo las cobijas se comenzó a mover algo, asomando al fin una mano, que pausó el despertador por diez minutos más… el tiempo pasó de volada para el adormilado chico y el perturbador de su sueño volvió a sonar, ahora el artefacto marcaba las 7:09 AM. La misma mano volvió a pausarlo, las cobijas se movieron hasta que dejaron ver a un chico de diecisiete años, de cabellos negros alborotados, con un corte irregular, y de ojos castaños claros. Su piel era moreno-clara y su complexión regular, bastante aceptable.

 

—Un día más… —Salió de sus labios en voz alta— me pregunto… ¿cuánto más tendré que hacer esto?

 

Se levantó y se acercó a los cajones mal cerrados, buscando ropa interior, calcetines y una camiseta blanca. Se acercó a una silla donde estaban amontonadas dos toallas, las cuales tomó, saliendo envuelto en ellas de la habitación.

Tomó un rápido baño que le hizo desaparecer el sueño y cuando volvió a la habitación, el despertador sonaba marcando las 7: 25 AM. Lo apagó y se comenzó a vestir para ir a la escuela. Ya vestido con su uniforme caminó a las mesa llena de envases, y entre todos ellos buscó alguno que aun tuviera algo, cuando al fin se halló un poco de mousse, lo revolvió en sus manos y después lo hundió entre sus cabellos que todavía estaban húmedos por el baño. Aunque sus mechones tenían un corte intencionalmente disparejo, el lo arregló de tal modo que ese corte le favorecía mucho. Sonrió en cuanto miró en la mesa un alhajero color caoba de donde sacó una pequeña caja, cuyo interior guardaba varias piezas de aretes.

 

—¿Cuál te gusta Tenshi? —Dijo sonriendo hacia el espejo, esperando por unos segundos— Lo mismo pensé —se respondió enseguida tomando un arete con un pequeño cristal rojo el cual se colocó en la oreja izquierda. Ahora si estaba listo. Por último tomó su mochila y salió de la habitación con esta, sin consultar lo que iba adentro.

Llegó a la cocina observando a sus padres sentados en el comedor, desayunando.

—¡Buenos días! —Saludó con una enorme sonrisa, aunque no parecía ser una sonrisa sincera. Sin esperar respuesta, caminó hasta el refrigerador; sacó un cartón de leche y con el en sus manos, llegó hasta la alacena de dónde sacó un vaso para servirse el líquido blanco.

Apenas y su madre alzó la vista para verlo.

—Otra vez estas tarde —fue todo lo que dijo.

El chico se acercó a la mesa bebiendo su leche.

—No soy el único —dijo con sarcasmo y ahora su sonrisa era burlona.

Ante ese comentario, su padre se alzó de la mesa, antes de que él chico llegara más cerca de él.

—Me voy —Dijo con frialdad, sin mirar a nadie.

—¿Qué? ¿Otra vez estas de malas? —Inquirió el chico sin borrar esa sonrisa de su rostro, mirando como su padre lo esquivaba… al igual que otras veces.

—Vete a la escuela Shindo —agregó su mamá con cierta molestia interrumpiendo la situación.

—De acuerdo —respondió Shindo sin prestar más atención a su progenitor. Y tomándose de un solo trago la leche que se había servido, colocó el vaso sobre la mesa. Fue al baño, se cepilló los dientes y salió enseguida encontrándose de nuevo con su madre que seguía exactamente en el mismo lugar— Esto es de parte de Tenshi —dijo acercándose a la cabeza de su madre, besando sus cabellos negros…

—¿¡Hasta cuando piensas seguir con eso!? —Gritó la mujer, alejándose de manera brusca de su hijo y mirándolo con molestia.

—¿El qué? —Preguntó el joven sin entender las palabras de su madre.

—¡El hablar como si tu hermana estuviera contigo, y llamarle de ese modo tan ridículo! —Aclaro con cierto rastro de rencor en sus palabras.

La sonrisa irónica de Shindo desapareció de sus labios al escuchar eso… hubo un momento de silencio bastante incómodo.

—Ella… —comenzó Shindo sin perder de vista cada reacción de la mujer de cabellos negros, tan negros como los de él— ella es un ángel que siempre me ha acompañado… desde niño… y está aquí ahora mismo.

—¡Deja de decir tonterías! —Estalló la mujer volteando a ver a su hijo— ¿Cuándo vas a olvidarte de eso? ¡Tú padre está muy molesto!

—Él siempre está molesto —dijo regresando la sonrisa cínica a su boca.

—¿Hasta cuándo vas a comportarte así? ¿Es que no te importa cómo nos sentimos? —Lo seguía mirando con furia.

—Mamá…Por mucho tiempo estuve confundido por no saber de mi hermana —Dijo el chico con voz lenta—… pero ahora es diferente, ella sigue aquí…

—¡Basta Shindo! —Gritó su madre apartando la vista de él; acodándose en la mesa, y cubriendo su rostro con sus manos— ¡Ya es suficiente! —Fue lo último que dijo antes de ponerse a llorar.

De nuevo ese incómodo silencio, en el que ahora se escuchaban los lloriqueos de su madre. Shindo la miró con tristeza e intentó hablar de nuevo…

—Mamá…, Tenshi dice que…

—¡Vete ya!

Shindo inclinó la vista, pero no insistió solo caminó hacia la puerta para salir de la casa.

—Mamá… —dijo desde allí—, lo siento, pero éste es el que soy… y seguiré siendo, de verdad lo siento… —cerró la puerta.

 

El joven salió de su casa y trató de sonreír, como siempre lo hacía; pero al darle el frío matutino en la cara una de las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos escapó, corriendo por su mejilla, pero él de inmediato pasó su mano por sus ojos, secándola. Siempre que lo intentaba era igual, solo salía lastimado, y sintiéndose todavía más incomprendido que antes. Ni su madre y mucho menos su padre lo entendían, ni siquiera hacían el intento de hacerlo. Así eran las cosas desde hacía unos años, pero últimamente habían empeorado.

Hacía dos semanas había sido su cumpleaños número diecisiete y sólo sus amigos de la escuela se habían molestado en festejar su existencia, porque eso eran las fiestas de cumpleaños, ¿o no?. En cambio sus padres ni al despertar, ni al finalizar el día habían dicho algo referente, es más ni al día siguiente… Pero no todo era malo, pues se sentía afortunado de tener a unos amigos que por lo menos si hacían el intento por entenderlo y por celebrarle una fiesta… aunque todos los demás eran colados (1), pero la había pasado bien, como hacía tiempo no lo pasaba…

 

Shindou asistía al Instituto Tecnológico Nekomi (2), una gran escuela con sistema Preparatoria y Universidad especializada en Ciencia, Tecnología e Ingeniería. El pase a la Universidad era automático, si tenías un buen promedio claro. Shindo era el estudiante promedio ni bueno, ni malo, estaba solo en el equilibrio, pues no quería tener más problemas de los que ya tenía en casa por su actitud, como para empeorarlos con su situación estudiantil. Después de todo, sus amigos eran de gran ayuda en cuanto a estudio se refería. Sus amigos: Katsuya, Aki y Ayumi… aunque más bien eran sólo Aki y Ayumi… ya que su amigo Katsuya era una persona muy especial.

Katsuya Kiiro era el tipo de persona que decía que no estaba bien el pasarse respuestas durante un examen. Era tan correcto y rígido que incluso aunque él tuviera problemas en responder un examen no era una opción para él copiar, ni aunque de “buena fe” le pasaran las respuestas.

Katsuya era un chico que le interesó desde que lo conoció, su modo de ser era único. No había conocido nunca antes aun chico tan orgulloso y terco como él, Katsuya era capaz de sostener sus palabras hasta el final, aunque le costara la vida. La mayoría del tiempo se mostraba serio y controlado, pero, a pesar de su actitud calmada, Katsuya tendía a ser demasiado susceptible e incluso irascible al momento de discutir “ciertos temas” con los que no estaba de acuerdo. No importaba como se le hablara, Katsuya parecía estar todo el tiempo defendiéndose de todo y de todos, como si ocultara algo y eso era lo que a Shindo le cautivaba de él, y se peguntaba si algún día su amigo le dejaría ver al verdadero Katsuya.

Con ese pensamiento llegó finalmente a su salón de clases, y a la entrada de este se cruzó con un chico de cabello quebrado (3) color castaño oscuro, cuyos ojos verdes conocía bastante bien.

 

—Hola Aki —Saludó, pues ese era uno de sus amigos, pero tras el saludo, notó algo poco común en el rostro de su amigo.

Aki estaba sumamente serio, gesto que cambio por unos instantes en cuanto escuchó el saludo del recién llegado.

—Ah… Shin… hola —habló apresurado, pero sin detenerse. Shindo se dió cuenta que el rostro de Aki volvió a ponerse muy serio luego de hablarle, por lo que decidió darle su espacio; Aki siempre estaba de buen humor, y verlo tan serio sólo implicaba que algo verdaderamente malo había pasado, ya que habían muy pocas cosas que lo enojaban.

Al fin entró al salón y lo primero que vio fue a Katsuya parado al pie de su pupitre. Katsuya era inconfundible en aquel salón de clase, pues era el único chico de ojos azules y de cabellos castaños, rojizos y lacios. El castaño parecía estar como en shock y Shindo de inmediato asoció esa escena como el resultado de algo que tenía que ver con Aki.

 Shindo miró al ojiazul con atención y decidió hacer algo, para ver si reaccionaba…

—Hola “Katsu” —recalcó la última expresión.

El castaño brincó al escuchar su saludo, ya que no lo había visto llegar. Dirigió sus orbes azules a Shindo y entonces esa mirada se tornó decepcionada.

—Shindo… —Escapó con dificultad de sus labios, a Shindo no le extrañó, y con eso confirmó que el estado de Katsuya tenía que ver definitivamente con Aki, pues sólo había una persona que llamaba a Katsuya con ese nick, la misma que le llamaba a él “Shin” y ese era Aki.

 

Katsuya y Aki eran amigos desde primaria y el primero estaba muy apegado al segundo. Pues hacían la mayoría de las cosas juntos, incluso sus estudios en la universidad ya estaban planeado hacerlos juntos. Katsuya aseguraba que él y Aki construirían un robot para titularse en la ingeniería…

 

El castaño ojiazul bajó la vista dejándose caer en su asiento. El pelinegro se sentó también en su lugar, que era frente a su amigo. Se giró y apoyó sus brazos uno sobre el otro recargándolos en la mesa del asiento de su castaño amigo.

 

—¿Qué te pasa?—Preguntó.

—…Nada.

Shindo, no creyó eso. Katsuya estaba raro, y solo por alguien se ponía así.

—¿Por qué Aki, está molesto? —Preguntó y supo que dio en el clavo, cuando el castaño abrió sus ojos en sorpresa.

—¿Cómo sabes que está molesto? —Ahora el chico parecía confuso.

 

Después de todo, para Katsuya, él era un cínico superficial que no tomaba nada en serio. Que poco lo conocía, pero no era culpa de su amigo, sino suya, pues la mayoría del tiempo mostraba esa faceta tan cínica. Flirteando con todas y con todos, por ello Shindo había tenido problemas con su novia: Ayumi. Shindo quería a la chica sin lugar a dudas, pero, no podía negar esa otra parte suya que le hacía sentirse atraído también por los chicos, sobre todo por ese que estaba ahora frente a él. Si, Katsuya le gustaba.

 

—Porque vi su rostro —respondió el pelinegro la pregunta de su castaño amigo. Y lo siguiente que miró era típico también. Katsuya arrugó su frente molesto y apartó su vista de él. Katsuya pensaba que él era el único que conocía a Aki cuando estaba enojado, para él, no había otra persona más importante que Aki y Shindo incluso llegó a sentir envidia de ello, al grado de pensar: “¿Por qué yo no soy tan importante para él, como lo es Aki?”

 

El tiempo de espera terminó, el timbre sonó y el profesor ingresó al salón, seguido por Aki. Shindo miró al castaño de ojos verdes y éste le sonrió. Pero no recordó que éste viera a Katsuya en ningún momento. La clase transcurrió normal, salvo por el inconveniente de que era la clase de Trigonometría y estaban viendo Limites: ejercicios que nunca le salían a Shindo, por lo que intentó que Katsuya le pasara las respuestas, pero como siempre Katsuya no quería ceder. Tras insistir un poco, Shindo estuvo por convencerlo de pasarle las respuestas, sin embargo y en ese momento justo, Aki le hablo de enfrente y le pasó las respuestas a Shindo en una hoja de cuaderno doblada varias veces. Katsuya hizo un gesto de enojo y Shindo se dio cuenta, aunque ahora ya no sabía si estaba enojado con él o con Aki.

 

Después de calificar los ejercicios, el profesor anunció el terminó de la clase y como si Aki lo hubiera estado esperando, se puso de pie repentinamente…

—Los veo la siguiente clase —dijo el chico de ojos verdes y se salió del salón incluso antes que el profesor saliera.

—Si, está bien —Respondió el de cabellos negros, aunque Aki ni lo escuchó pues ya se había ido. Katsuya no dijo nada, ni lo miró, parecía molesto por lo de antes. Shindo suspiró, eso comenzaba a ser molesto, pero trató de no hacerlo notar. Después de esa clase tenían una hora libre y ya casi todos sus compañeros se habían ido.

 

—¿Nos vamos nosotros también? —Dijo poniéndose de pie y sonrió, tratando de aligerar el ambiente.

Sin decir ni una palabra su amigo castaño respondió a la sugerencia poniéndose de pie. Los dos salieron del salón caminando en silencio. Estaban muy callados, demasiado, estaba bien que Aki no estuviera, pero ese silencio era de funeral y por la expresión de Katsuya tal pareciera que en verdad alguien hubiera muerto…

 

—Oye, Shindo… ¿Qué pasó con Ayumi?

Bueno, el que le hubiera preguntado algo sobre él ya era un paso.

—Nada—. Respondió, no era que la chica no le importara pero él no quería hablar de ella en ese momento. Les había dicho a sus dos amigos que solo tuvieron una discusión, pero era mentira… en realidad habían terminado. Aunque hace un año había prometido nunca lastimarla, era inevitable y como no quería seguir engañándola ni engañándose así mismo, lo más sano le pareció terminar…

—Lo siento… —Dijo el castaño al interpretar ese “nada” como que aun no se solucionaba el problema— pero la culpa es tuya, —agregó al cabo— tal vez deberías de hacer menos lo que haces.

Shindo sonrió al escuchar eso, una sonrisa cínica se plasmó en sus labios.

—¿El qué?

—Eso —Lo miró con un poco de molestia refiriéndose a su actitud.

—¿”Eso”? —Cuestionó dándose vuelta para mirarlo fijamente, dándole al tiempo otro significado a la expresión, mientras que le tomaba del mentón con delicadeza y se acercaba a su rostro...

—¡SHINDO! —Gritó el castaño ruborizándose sin poder evitarlo, y soltándose bruscamente de él. Katsuya sabía que Shindo era Bisexual, de hecho Shindo nunca lo ocultó, pues el pelinegro era bien conocido en toda la escuela por ser un “conquistador”, flirteaba con chicos y chicas por igual, claro que Shindo sabía perfectamente con quien hacerlo y con quien no y jamás pasaba de acercarse de más, de mirar fijamente a los ojos, de tomar a las personas del mentón y tocar sus cabellos, “elegante y cautivador”, o eso escuchó alguna vez de una de sus compañeras. Estaba de más decir que Katsuya no entendía por qué lo hacia con él, para el castaño esa actitud era inconcebible ¡El no era Gay! Se lo había dicho tantas veces a Shindo, que ya había perdido la cuenta, y aun así, había notado que era él, el No. 1 de sus victimas.

—¡Estoy hablando en serio!—Le reclamó—Ayumi es mi amiga y no me tiene nada contento que la lastimaras con tu estúpida actitud —Dijo hiriente.

Shindo lo miró y se puso serio también.

—Aki también es mi amigo, y no me has dicho que le hiciste… —comentó sintiéndose inexplicablemente mal por las palabras del otro, a pesar de que no era la primera vez que le hablaba así.

—Yo no le hice nada —se defendió apartando la mirada.

—¿Seguro? Porque Aki no es de los que se enojan fácilmente, algo debiste hacerle…

—¿Por qué asumes que yo le hice algo a él? —Lo volteó a ver fastidiado.

Shindo trató de calmarse y darle poca importancia al tema, en realidad no quería pelear con Katsuya y por el tono que estaba usando, lo más probable es que las cosas terminaran mal si él no se moderaba.

—Déjame ver si adivino… Umn…—dijo de pronto, recuperando su estado burlón y cínico de siempre—, ¿No será qué de nuevo estabas de egocéntrico?

—¡No soy egocéntrico! —Reclamó el ojiazúl molesto por el comentario, apretando sus puños.

—Pues… —Empezó Shindo con simpleza cerrando sus ojos y cruzando sus brazos tras su nuca— Ya deberías saber que la arrogancia es lo que más molesta a Aki.

Katsuya le mandó una mirada asesina cuando le dijo eso.

—Ya lo sé, pero… no recuerdo haber sido… E-GO-CÉN-TRI-CO— Recalcó disgusto.

—Pues entonces… no sé qué habrás dicho para que se molestara contigo— Dijo indiferente.

—¿Podemos cambiar de tema? ¿Si? —pidió.

—De acuerdo—. Dijo restándole importancia

Salieron de los edificios de los salones y caminaron hacia la cafetería, las horas libres siempre las pasaban ahí. Shindo alzó la vista observando el montaje de un escenario en medio de la explanada principal del área universitaria del Instituto. Ese día habría un concierto dedicado exclusivamente para los estudiantes de la Universidad, pero cabía la posibilidad de que ellos, como estudiantes del área de Preparatoria, pudieran entrar y ese era el plan hasta hace una semana, antes de que él rompiera con su novia, Ayumi. Después de eso no habían vuelto a hablar al respecto. Quizás hablar de eso calmaría al castaño.

 

—¿Vas a quedarte al concierto, Katsuya?

—No.

Shindo se desconcertó por esa respuesta tan rápida.

—¿No? —Quiso confirmar, bajando sus brazos.

—Si, dije: No —Replicó Katsuya caminado y sin mirarlo.

—¿Y por qué no? —Quiso saber.

—Porque no quiero —respondió el otro con el mismo tono fastidiado de antes.

—Oye, es un concierto gratis… ¿Y no quieres ir? ¿Qué otra cosa vas a hacer? —Dijo Shindo deteniendo su paso.

—Umn…—bufó con pocas ganas de responder y sin detenerse.

Shindo se echó una carrerilla para alcanzarle.

—Va a estar el grupo ARASHI —Comentó llegando a su lado, e inclinó un poco su rostro para verlo a la cara.

Arashi era un famoso grupo de J-Rock que era el más sonado en el país desde hacía un año.

—No me gusta —contestó sin demora Katsuya.

—¿Y eso? —Esa respuesta tan repentina no le convencía.

—¿Qué no puede: No gustarme? —Lo miró con molestia.

—Si, puede —dijo con indiferencia— Solo quiero saber por qué no te gusta.

—No porque sea una banda famosa y le guste a todos me debe de gustar también —aseguró.

Shindo sonrió y volviéndose a su compañero, se puso frente a él para evitar su paso. Katsuya lo miró con duda, pero él quería comprobar algo.

—¿Qué?

—¿No te gusta Nami Tsunami? —Cuestionó verificando las reacciones de Katsuya.

—No —Declaró el otro, desviando la vista.

Shindo sonrió ante la respuesta. Arashi era famoso por su música y sus letras, pero sin duda llamaba mucho la tención del publico juvenil masculino por la belleza de su vocalista, Shindo no conocía, hasta ese momento claro, que alguien no dijera que Nami Tsunami no tenía buena figura, por lo menos, hasta él era consciente de ello.

—Me extraña que no te guste la vocalista de ARASHI—recalcó—, si hasta a Aki le gusta.

Pero eso terminó con la paciencia de Katsuya y finalmente su humor irascible estalló.

—¡No me importa si a ustedes les gusta! ¡Ya déjame en paz! —Y se fue de allí a paso veloz.

 

Shindo se quedó de pie a medio patio, definitivamente algo no andaba bien con Katsuya, aunque el chico la mayoría de las veces era así, nunca lo era por hablar de Aki. Se llevó una mano a la cabeza en desconcierto, para finalmente alzarse de hombros y continuar su camino a la cafetería. En cuanto viera a Aki le preguntaría por la pelea que tuvieron.

Al llegar a la cafetería, y sin preocuparse del frío que hacía esa mañana de otoño, pidió un café capuchino frio. A esa hora la cafetería casi siempre estaba vacía, pues eran apenas las 10:00 de la mañana. Iba de camino a las mesas para sentarse en una y esperar que pasara la hora, cuando sintió un palmeo en el hombro.

Volteó hallándose con un chico de ojos miel, muy conocido para él.

—Buenos días Superior Takaishi—Dijo este con una gran sonrisa.

El pelinegro le devolvió la sonrisa.

—Hola Satoshi, que raro verte por aquí a esta hora—comentó.

 

Satoshi era un chico de un grado menor a Shindo, los dos estaban en el equipo de Básquetbol. Lo conoció cuando acababa de entrar al equipo pues a él le habían encargado orientarlo en su primer día y desde ese entonces el pelirrojo le llamaba “superior”; a Shindo no es que le gustara mucho pero tras vanos intentos de convencer al chico de llamarle sólo Shindo, compendió que era un caso perdido, además de que Satoshi había desarrollado, incluso desde el primer día, una extraña admiración por él, lo cual no entendía, no se consideraba el mejor del equipo, pero dada la personalidad animosa y casi hiper activa de Satoshi era inútil discutir sobre sus motivos.

 

Llegaron a una de las mesas y Satoshi se dejó caer en la banca, frente a Shindo, con un gesto aburrido.

—A esta hora nos toca la clase de Textos literarios, pero seguimos sin profesor— Apoyó su codo en la mesa, y sobre su palma recargó su barbilla— ¿Ayumi-san no se lo dijo…?—Al decir eso el chico cortó lo que decía abruptamente.

Además de ser su compañero en el equipo de basquetbol, Satoshi era compañero de clase de su Ex: Ayumi Saotome.

—Ah….si —Fue lo que dijo Shindo y se quedó muy callado, no quería hablar de Ayumi, aunque no entraba en detalles, para él había sido muy difícil todo eso. Recordar las lágrimas de la chica, le dolía, había roto la promesa que le hizo, y también había roto el corazón de la única persona que de verdad lo quería pesar de todo…a pesar de ser Bisexual…

—¡Lo siento Superior Takaishi! ¡Soy un tonto! —Escuchó que el chico se disculpaba.

—Descuida —sonrió un poco—, Ayumi y yo estamos bien —dijo con cierta apatía, probando por primera vez de su frappé (4)— ¿Y cómo van las demás clases?

Cambiaron el tema y platicaron un rato de otras cosas. Incluso hablaron un poco del concierto, y ambos estuvieron de acuerdo en que Nami Tsunami seguramente llevaría otro más de sus exuberantes trajes, que dejaba pocas cosas a la imaginación. 

 

 —Satoshi, ya me tengo que ir, mi clase empieza en diez minutos. —Dijo Shindo parándose.

—Entiendo… —Dijo el chico un poco desanimado.

—Te veo mañana en el entrenamiento —Se despidió.

Satoshi se quedó sentado por unos instantes, con las manos sobre la mesa, de pronto apretó sus puños, como si hubiera decidido algo y se levantó sorpresivamente.

—¡Superior! —Exclamó.

El pelinegro se detuvo y volteó a verlo.

—¿Qué pasa? —Sonrió como siempre.

—Es que… yo… —balbuceó…

—¿Umn…? —Shindo se confundió al verlo dudar pues el chico nunca era así— Dime.

 

El pelirrojo de ojos miel se alejó de la mesa, y aproximándose rápidamente hacia él; echó sus brazos a su cuello y unió sus labios con los de él. Shindo se quedó muy sorprendido por tal acción. Pero el otro chico no le dio tiempo de hacer nada cuando separó su boca de la suya.

 

—Sa…Satoshi… —Tanteó a decir.

—¡Usted me gusta mucho Superior Takaishi! —Gritó el chico cerrando los ojos muy ruborizado y haciendo una reverencia.

Cuando Satoshi se agachó, Shindo pudo ver hacia la puerta de la cafetería donde estaba parado Katsuya…

—¿Katsuya…? —Escapó de sus labios sin proponérselo, mientras que veía como el rostro de su amigo lucía muy sorprendido, como retrocedía un paso con movimientos torpes, y luego salía corriendo de allí. Al ver eso, se olvidó de Satoshi y su primera reacción fue correr tratando de ir tras él…—¡KATSUYA! —Gritó llegando a la puerta de la cafetería, pero ya no había rastro de su amigo afuera. Iba a correr para buscarlo cuando sintió que alguien le sujetaba del brazo.

—¿Superior Takaishi…?

 

Shindo volvió a la realidad cuando volteó a ver su compañero de equipo que lo miraba con los ojos trémulos; y atrás, los pocos que estaban en la cafetería también los miraban… todos los de allí habían visto lo ocurrido. Shindo no quería más espectadores, así que jaló al chico fuera de la cafetería…

 

—Perdóneme Superior —dijo el chico—, sé que usted acaba de terminar con Ayumi-san, pero… usted me gusta desde que lo conocí…

Shindo no sabía cómo sentirse con eso. Su cabeza era un lío…

—Satoshi, esto no es por Ayumi… mira, yo... No sé qué pensar ahora, —Evitó la mirada del otro a toda costa, aunque se portara como un cínico la mayoría del tiempo, odiaba lastimar a las personas. Y aunque tal vez lo mejor hubiera sido decirle al chico que no estaba interesado en él de una vez, no lo hizo, no podía pensar en eso aunque quisiera, él estaba más angustiado por el gesto en la cara de Katsuya, la reacción de su amigo le inquietaba, algo pasaba con él, desde la mañana andaba raro, necesitaba hablar con él, aclarar de una vez por todas lo que pasaba, saber lo que Katsuya realmente sentía y entonces decirle él también lo que sentía… —Mañana en el entrenamiento hablamos, discúlpame —y después de decir eso echó a correr dejando solo al Satoshi.

Shindo se fue tan rápido que no dejó a Satoshi decir más, se fue tan rápido que ni si quiera se dio cuenta de cómo varias lágrimas escapaban de los bonitos ojos del chico, pues se había dado cuenta de su interés de ir con Katsuya…

 

Mientras corría escuchó la campana del inicio de clase, lo cual le frustró, pues durante la clase no podría hablar con Katsuya. Llegó al salón… y el profesor ya estaba allí, por lo que pidió permiso para pasar. Al llegar a su lugar se encontró con Aki en su pupitre, la sorpresa fue ver el lugar vacío de Katsuya. La clase era de biología, pero Shindo nunca se interesó en ella, se rompió la cabeza pensando en por qué Katsuya no estaba ahí, él nunca faltaba a clase, así estuviera cayendo la tormenta más catastrófica siempre asistía, y eso ya era mucho decir.

 

—Shin —Le habló Aki, cuando la clase concluyó.

—Umn… —murmuró sin muchas ganas.

Aki notó que Shindo estaba muy taciturno.

—¿Todo bien? —Preguntó.

—Lo mismo pregunto —Contestó levantando el rostro para ver a Aki fijamente.

Aki sonrió.

—Pues a mí me va bien, pero a ti te noto un poco raro… ¿Paso algo en casa?

Shindo recargó su codo en la mesa y luego su mentón en su palma, mientras que su otra mano la agitaba lentamente en el aire —Umn… nah, lo de siempre, ya sabes, las “paredes” y los “muros” silenciosos.

Aki entendió eso al instante, él sabía que los papas de Shindo eran muy fríos con él desde que él les contara que era bisexual.

—Siento escuchar eso amigo. —Dijo— pero no creo que tu actual estado sea por eso. Otros días te he visto más animado...

—Dime una cosa Aki —, lo interrumpió— si todo va bien ¿Por qué estabas molesto esta mañana?

Aki volvió a sonreír.

—Por tonterías, pero no es nada importante, nada por lo que dejar que él día se arruine, por cierto —cambió el tema con rapidez— Invité a alguien más al concierto de la tarde, espero no te moleste…

—¿A quién? —Quiso saber el pelinegro.

—Akemi.

Shindo se sorprendió, al oír eso. Akemi era la mejor amiga de Ayumi, pero eso no era lo que le sorprendía sino que la chica hubiera aceptado ir con Aki, la chica era la timidez en dos pies y aunque Aki le gustaba era incapaz de decirle un “Hola” sin que estuviera a punto de colapsar de la pena, todavía recordaba las veces que él y Ayumi habían platicado sobre eso.

—Ya veo… —habló al fin y sonrió— no me molesta, a menos así no irás solo.

Aki lo atisbó con suma atención.

—¿No irás, Shin? ¿Por qué?

Shindo sonrió con su típica sonrisa cínica.

—No es nada grave amigo, además prefiero que Akemi y tú estén solos, no quiero hacer mal tercio.

Aki se ruborizó pero sonrió.

—Vamos, Shin, esto no era una cita, sino una reunión entre amigos, aunque cada vez que lo hablamos se retira más gente, me aseguraré de que Akemi no se retiré sino terminaré yendo solo— se rió.

Eso llamó la atención de Shindo.

—¿Ya sabías que Katsuya no iría…? —preguntó un poco extrañado.

—Me lo dijo esta mañana, después de que le dije que había invitado a Akemi —Aki suspiró, parecía algo cansado o triste… el pelinegro no lo pudo precisar—. No sé qué le pasa, últimamente no lo entiendo Shin. Somos amigos, pero ya no hablamos como antes, no sé si lo hayas notado; es como si le molestara todo lo que hago… —Cerró sus ojos y sonrió de nuevo, aunque con un gesto lastimero— a la mejor es sólo mi imaginación, intentaré hablar con él después…

 

—… —Shindo escuchó eso y se sorprendió, después de todo Aki era mucho más abierto que Katsuya y nunca tenía problemas para decir lo que pasaba. Ahora entendía todo, Katsuya se había enojado con Aki por invitar a Akemi; discutieron y por eso Aki estaba molesto en la mañana.

Al terminar la clase, Shindo salió del salón con dirección al baño, la actitud molesta de Katsuya en la mañana ya estaba aclarada, ahora lo que le incomodaba a Shindo era la reacción tan extraña que tuvo cuando vió a Satoshi besarlo. ¿Por qué Katsuya había actuado así? No dejaba de preguntarse…

Cuando empujó la puerta del baño para entrar se encontró cara a cara justo con la persona en quien pensaba.

 

—¿Shindo…? —Dijo Katsuya algo sorprendido. Pero al instante su gesto cambió a enojo y trató de pasarse para irse.

—Katsuya espera… —Lo detuvo del brazo—, sobre lo de Satoshi…

—No quiero hablar contigo—. Dijo fríamente. Eso desubicó mucho a Shindo.

—¿Por qué no?

—Porque no quiero —Exclamó y se soltó bruscamente de su agarre— ¡Allí está, ya tienes la razón! Ahora quítate, que tengo que ir a clase —lo miró con desprecio.

Shindo sintió de nuevo esa mirada llena de desdén contra él, pero no se quedó callado.

—¿Y por qué no entraste a Biología? —Dijo mirándolo seriamente.

—¡Porque no quise!

Allí estaba otra típica respuesta del ojiazul, siempre evitando explicaciones. Katsuya era del tipo de chicos que pensaba que hablar profundamente de los sentimientos no era cosa de hombres. Pero ¿Por qué alguien sentía la obsesiva necesidad de reafirmar ese tipo de cosas a cada rato? Desde que conoció a ese chico, siempre lo hacía ¿Qué era lo que temía Katsuya?

—¿Por qué no? — Insistió, no dejaría ir a Katsuya hasta que le diera una verdadera respuesta.

—¡Que te importa! Ya déjame en paz.

Shindo se molestó ante eso, y alzando sus brazos, sujetó a Katsuya de los hombros con fuerza y lo empujó dentro del baño…

—Shindo, espera… —Dijo Katsuya ligeramente asustado, pues no creía haber visto la cara de Shindo tan grave como se veía en ese momento— ¿Qué haces? Suéltame… —eso dijo hasta que el recorrido termino al chocar su espalda contra la puerta de uno de los sanitarios.

—¡Si me importa! —Gritó Shindo fijando su mirada café en la azul de Katsuya— ¡Y no voy a dejarte en paz hasta que escuches que fue lo que pasó con Satoshi!

Escuchar eso molestó de nuevo a Katsuya ignorando el gesto de su “amigo”.

—¡No me interesa! —Le gritó— ¡No me debes ninguna explicación! ¡Si quieres besarte con otro hombre, no me importa! —Dijo y llevó sus manos a donde Shindo lo sujetaba, tratando de soltar las manos de Shindo de sus hombros— ¡Solo aléjate de mí y no vuelvas a tocarme! ¡Yo no soy como tú!

 

Shindo se sintió herido con todo eso, los rechazos de Katsuya se volvían cada vez más dolorosos, y al parecer el castaño era cada vez más hiriente. Si esas palabras eran ciertas, no volvería a tener una oportunidad como esa, a pesar de que sabía que lo arruinaría, en ese momento no le importó. Sin soltar a Katsuya de los hombros se acercó a él rápidamente besándolo a la fuerza. Sintió como Katsuya se tensó al sentirlo, y como después trató de escapar de él. Shindo sentía una mezcla de miedo y felicidad al probar esos labios al fin, pero también una dolorosa agonía al sentir el rechazo del otro; era desesperante y terrible ese sentimiento ¿Acaso su padre había tenido razón cuando le dijo que nadie lo amaría nunca? ¿Qué era una desgracia como ser humano por ser bisexual? (5) Trató de apartar eso de su mente, disfrutando del calor, de la suavidad y del sabor que solo podía venir de esos labios, de esa persona tan deseada, eso no se parecía nada al beso que le dio Satoshi… y pese a eso… su corazón estaba por hacerse pedazos…

De pronto Katsuya lo empujó llevándolo contra la pared, golpeándolo contra ella… haciendo que en el acto, el beso terminara, Shindo sintió un golpe en su mejilla, y otro en el estómago… ese dolor no le importaba, al fin había tenido lo que creyó nunca tendría, el sabor de Katsuya en sus labios…

—Te odio… —escapó de los labios del castaño, sosteniéndolo del cuello contra la pared con tal fuerza que parecía querer ahorcarlo.

Shindo entreabrió sus ojos mirándolo.

—Me gustas… —Confesó con una sonrisa amarga en sus labios, qué más daba decirlo, de todos  modos Katsuya lo odiaba…

—… —Katsuya se quedó quieto al oír eso, con el rostro hacia el suelo.

—Me fascinas… —Siguió Shindo— nunca he sentido nada parecido por nadie más… besarte fue…

—¡Cállate, cállate! —Gritó Katsuya alzando al fin la vista, sus ojos azules estaban llenos de ira, de odio y sin embargo; dolorosas lágrimas escapaban de ellos— ¡Te odio…! —Fue lo último que dijo antes de salir corriendo de allí.

Shindo resbalo por la pared hasta terminar en el suelo, su corazón estaba destrozado. No hizo el menor intento de moverse para asistir a la clase, ya no le importaba. Se quedó allí sentado, en el suelo, no supo por cuanto, ni siquiera recordaba haber visto pasar gente al baño, al cabo de un rato, creyó escuchar el timbre anunciar el fin de las clases y entonces decidió salir del baño, no quería que lo vieran allí, aunque quizá ya alguien lo había visto, caminó a paso lento a la salida de la escuela, para ir hacia su casa…

 

—De nuevo, somos solo tú y yo hermanita… —Dijo al aire.

Que ingenuo había sido al creer que Katsuya sentiría lo mismo que él… era inútil, eso jamás pasaría… Que estúpido había sido en siquiera pensarlo… Katsuya ya se lo había dicho repetidas veces… ¡Lo había arruinado todo! Ahora no podían seguir siendo amigos y seguro que Aki tampoco sería su amigo después de enterarse de lo que hizo… y lo de Ayumi… Quizás su padre tenía razón…

—¿Crees que soy una desgracia como ser humano, Tenshi? ¿Cómo lo dice papá…? —Su voz tembló y sus ojos le ardieron por las ganas de llorar— ¿No lo crees hermanita? —hiso una pausa— Deberías… creo que lo soy… no trates de animarme, tu lo dices porque eres mi hermana gemela, pero… la verdad es otra… —Hizo una pausa sin detener su paso, alzó sus manos para secar esas traicioneras lágrimas que ya estaban escapando de sus orbes cafés, pasó sus manos por toda su cara, secando sus lágrimas e incluso alzando su cabello, después extendió sus manos hacia el cielo… el cielo de la tarde… Recordó los últimos acontecimientos y una sonrisa llena de desdicha apareció en sus labios… de nuevo lo estaba haciendo…

 

“No lloraré por más malo que sea el día”, esas fueron las palabras que se dijo así mismo hace dos años, días después de confesarle a sus padres que era bisexual…

 

Cuando Shindo se dio cuenta de que no sólo le gustaban las niñas de su escuela sino también los chicos, sintió miedo. Seguramente algo estaba mal con él, no debería ser así. Sus padres eran bastante conservadores y muy estrictos. Su padre siempre lo golpeaba por cualquier cosa que hiciera mal; no se podía equivocar, la tarea y los encargos de la casa siempre tenían que estar bien hechos, si hacia algo mal merecía una reprimenda. Shindo lo sabía muy bien, gustarle los niños y las niñas al mismo tiempo estaba mal. Sus padres se enojarían mucho con él y recibiría un gran castigo. Por mucho tiempo lo ocultó, con el paso del tiempo, más difícil se volvía encontrar la manera adecuada de decirlo.

Pero las cosas “mejoraron” el día en que entre los papeles guardados de sus padres se encontró con un acta de nacimiento que no era la suya, pero que sin embargo tenía la misma fecha que le nació… era el acta de una niña ¿Tenía una hermana? No había llegado solo a ese mundo ¡Tenía una hermana gemela! Pero tan pronto como había llegado esa alegría, llegó una horrible tristeza, pues junto a esos papeles, también había un acta de defunción… del mismo día de nacimiento. Con esos papeles en mano y con toda la desesperación del mundo, corrió con sus padres y les exigió le explicaran porque nunca le dijeron que su hermana había fallecido. Al parecer su hermana tuvo una complicación respiratoria… y las cosas no salieron bien. La perdida había sido dolorosa y por eso sus padres decidieron nunca decírselo. Shindo estaba furioso… ¡Era su hermana! ¡Merecía saberlo! Pero antes o después, el resultado era el mismo, estaba solo y después de eso, se sentía aun más solo, pero ahora sabía la razón; había perdido a su hermana, a su compañera al nacer, sin embargo… quizás todo eso tuviera sentido; el sentido que había estado buscando.

Un día, cuando estaba por cumplir quince años, les confesó a sus padres que le gustaban chicos y chicas por igual, y ante el shock de sus progenitores, afirmó que eso era normal, debido a que tenía dos almas en su cuerpo, una era la suya… y la otra era el alma de su hermana que se había quedado en su cuerpo cuando había fallecido. Como Shindo ya se lo esperaba, su padre se puso furioso en cuanto escuchó eso, su madre le suplicó que no dijera esas cosas, pero él insistió, su padre se alteró, y después de golpearle y gritarle, le ignoró por semanas… y aún después de dos años, lo ignoraba y tan sólo le hablaba para reprenderlo. Su madre trato de no prestarle atención, creyó que era cosa de la adolescencia y que se le pasaría, pero ante la insistencia de Shindo, ella también se volvió fría y rechazaba la actitud de su hijo.

Pero Shindo no abandonó su teoría, pues desde que se atrevió a decir eso frente a sus padres, se empeñó en creérselo, porque era la única forma de que todo eso tuviera sentido. Se lo creyó tanto, que a veces hablaba con su hermana y la llamaba “Tenshi” (6). Además, siempre había sido muy tímido, y muy reservado, pero desde ese día, cambió de actitud, se volvió despreocupado y hasta cierto punto, cínico, dejó de ocultar quien era, ganando buenos amigos y el desprecio de muchos otros, pero sobre todo, siempre sonreía, no le quedaba de otra, llorar nunca ha servido de nada. Incluso ese día tampoco…

 

A lo lejos comenzó a escuchar las pruebas de sonido del dichoso concierto al que habían planeado hace días asistir: Katsuya, Aki, Ayumi y él, y una risa escapó de sus labios, no sólo Ayumi ya no era su novia, sino que ahora tal vez tampoco, Katsuya seguiría siendo su amigo…

 

Caminando sin sentido, y sin ganas de llegar a su casa, recordó la confesión de Satoshi…

Satoshi si lo quería, pero él no sentía más por él, además sería muy egoísta de su parte el que corriera con Satoshi después de que “lo dejó” por Katsuya. Es más, ni siquiera se había tomado la molestia de pensar en el… hasta ese momento. No…, Satoshi no se merecía ser el plato de segunda mesa (7).

Al fin llegó a casa, eran casi las diez de la noche. Sus padres estaban allí, su padre mirando la Tv y su mamá haciendo algo en la cocina, pero esta vez ya ni dijo nada, era igual.

Fue a su cuarto y dejó caer todo donde fue, dejándose caer por último sobre la cama… al instante escuchó el sonido de un mensaje SMS… y sin muchas ganas consultó su celular:

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“Shin. Te perdiste de un gran concierto, pero te agradezco que me dejaras solo un rato, mañana te cuento todo, es sobre Akemi. Buenas noches. Atte: Aki Y.”

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No todo era tan malo, por lo menos Aki lo había pasado bien, se alegraba por él y si era sobre Akemi, mejor. No quiso pensar nada más, se volvió a acostar esperando a quedarse dormido, pero, entonces un mensaje más llegó y Shindo se levantó de la cama de inmediato sentándose en la cama, pues el mensaje era de Katsuya.

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“Lo siento…”

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Al leer eso Shindo se sintió desconcertado… ¿Por qué Katsuya se disculpaba? ¿Acaso…?

Regresó a leer el mensaje de Aki sobre Akemí… y recordó que Aki le había contado sobre la molestia de Katsuya de haber invitado a la chica…, a Katsuya no parecía agradarle Akemi, de hecho, no parecía agradarle ninguna chica a la que Aki prestara interés.

Shindo se puso de pie en un instante y sin pensarlo caminó hasta la puerta de su cuarto para salir de ahí, miró de nuevo el mensaje y marcó el número de Katsuya. Algo había pasado, eso era seguro. Escuchó como el celular llamaba y se acercó a la puerta para salir de la casa; estaba decidido, si Katsuya no le respondía iría a su casa para verlo… pero cuando abrió la puerta para salir, escuchó la canción con la que el celular de Katsuya sonaba siempre: “In mylife” de The Rasmus (8); desconcertado, Shindo levantó la vista encontrándose con alguien parado a media carretera que apagaba la música que sonaba, y esta persona al verlo echó a correr…

 

—¡Katsuya! —Gritó y corrió tras él. Porque estaba seguro, era Katsuya— ¡Espera!

 

El chico castaño paró al fin su carrera, Shindo se quedó a unos pasos de él, sin atreverse a hacer más, recordó lo que había hecho en la tarde en el baño, y no quería asustar a su amigo…

—Perdóname —expresó el castaño, pero su voz se escuchaba temblorosa, y de nuevo trató de correr.

—¡Es Aki! ¿Verdad? —Gritó Shindo sin pensarlo, eso frenó la carrera de Katsuya de nuevo… —Es por causa de él que estas aquí… ¿no? —Tal y como lo pensó antes.

Katsuya inclinó el rostro.

—Perdóname… sé que te lastimé… y me porté muy mal contigo, pero… no sabía qué hacer… ni a donde ir…

Escuchar eso para Shindo fue nuevo, Katsuya estaba hablando con él, se estaba disculpando… y entonces se percató de que su amigo lloraba.

—¿Katsuya, tu… estas…?

—¡No veas! —Dijo alejándose un paso— desde que lo escuché no dejaron de salir… —Dijo angustiado.

—¿Qué pasó? —Preguntó con voz suave, ya se lo imaginaba, pero quería que Katsuya le siguiera hablando.

—Ella le gusta —soltó el castaño, volteando a ver a Shindo—, en la mañana me dijo que la invitaría a ir al concierto con nosotros y yo no quise… no quería aceptarlo, no quería verlo.

Shindo se fue acercando a él poco a poco mientras que hablaba y Katsuya no parecía darse cuenta… o quizás lo estaba permitiendo.

—Todo este tiempo yo pensaba que… —Se mordió el labio—, yo creí que… pensé que era porque tú… —estaba temblando.

Shindo ahora estaba al pie de Katsuya y no dudó el rodearlo con sus brazos al ver el inconsolable llanto del otro, Katsuya era tan ajeno a sus propios sentimientos que al haberlos dejado salir lo hacía lucir tan frágil… parecía que se rompería en cualquier momento…

—¡Suéltame! —Se soltó empujando a Shindo.

Shindo inclinó la vista, de nuevo había sido rechazado por Katsuya… quizás… después de todo, tenía una percepción equivocada de él…

—Lo sien… —Intentó disculparse, pero se vio interrumpido en cuanto sintió que Katsuya lo abrazaba, lo cual lo dejo desconcertado— ¡…!

—¿Por qué Shindo? —Comenzó a llorar de nuevo… sin detenerse, como nunca en su vida lo había hecho— Malditos sentimientos, malditos celos —dijo frunciendo el cejo y apretando la ropa de su amigo con furia— ¡Maldita sea toda mi vida! ¡Nunca fui su amigo, nunca lo quise de ese modo! —La furia que sentía no era contra Shindo, era contra sí mismo— Pensé que era mío, que siempre estaría junto a mí, pero Aki… Aki —Al fin dejó de hablar, ya no podía más, sólo lloró en silencio, aferrado al cuerpo de Shindo…

 

Shindo sentía en lo profundo de su ser el dolor de Katsuya, le dolía verlo en ese estado, tan perdido, tan agobiado al enterarse de algo que siempre negó, pero ahora estaba ahí, con él. Tal vez era un pensamiento muy egoísta, o quizás no; de algún modo, ese descubrimiento; esa confusión en Katsuya y también el que Aki le rompiera el corazón sin si quiera enterarse, le daban esperanzas a él. El amor tiene tantos matices, las desgracias de algunos no son desgracias para otros. Shindo no cree en los finales felices, la felicidad es un instante, la vida es más que eso. Siempre habrá días malos, pero quizás el peor día de su vida fuera el inicio de días mejores… quizás.

-O-W-A-R-I-

 

Aclaraciones:

(1) Colados: En México se refiere a las personas que asisten a una fiesta sin ser invitados. O que no les interesa de quien se trate sólo van por la fiesta no por el celebrado.

(2) Instituto Tecnológico Nekomi: Referencia del anime manga “Aa! Megami-sama” Publicado en Japón de 1988 a 2014, dibujado y escrito por Kosuke Fujishima. Me gustó la escuela xD. No sé si esté en Shinjuku, sólo se me ocurrió ponerlo allí

(3) Cabello Quebrado: En México: Demasiado Chino para ser lacio, pero sin ser chino completamente, es como ondulado.

(4) Es un café con hielo, cubierto de crema batida o chantillí o variantes, depende de cada país.

(5) Su padre le dijo a Shindo que jamás sería feliz, ya que jamás podría amar a alguien y nadie podría amarlo a él por ser bisexual.

(6) Tenshi: El nombre que Shindo eligió para su fallecida hermana, que significa “Ángel” en Japonés.

(7) Plato de segunda mesa: En México se refiere a ser la segunda opción más no la mejor. Shindo se refiere a que sería malo aceptar a Satoshi porque él si lo quiere y porque Katsuya lo rechazó.

(8) The Rasmus: Banda de rock alternativo, de origen Finlandés, “In my life” tema del disco Dead Letters del 2003.

 

Notas finales:

&&&&&&&&&&-O-WA-RI-&&&&&&&&&&

Notas Finales:

¡Corregido! Ahora si estoy completamente segura de que esto merecía ser escrito y publicado.

¿Les gustó el fic? ¿Qué fue lo que más les gustó? ¿Qué opinan de Shindo y los personajes? ¿Odiaron a Katsuya? (Yo tengo una manía con este personaje aveces realmente lo detesto xDD)

Espero les haya gustado y no haya sido confuso, pues la verdadera historia es muy larga y sólo he contado una parte resumiendo varias cosas.

Gracias si leyeron y se agradeceré un comentario al respecto.

Comentarios, preguntas, sugerencias, amenazas de muerte, jitomatazos y de más frutas y legumbres (Menos virus) serán bien recibidos en los Reviews.

Hasta luego

 

ATTE: S. Hisaki Raiden.


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