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Little Boys, Little Toys (Explicito) por Belladona

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Notas del fanfic:

Antes de comenzar, les cuento que... ¡¡Este es mi primer fanfic!! Nunca había escrito uno, pero últimamente estuve leyendo tantos que me entró la necesidad de hacerlo. Los personajes utilizados en esta historia son obra de Takehiko Inoue, sin dudas mi mangaka favorito y voy a tratar de ser lo más fiel posible en sus características. Algunos son míos. Por supuesto que hay LEMON explícito, les aviso. Espero que lo disfruten. :3

Notas del capitulo:

¡¡Primer capítulo!! ¡Cualquier recomendación y sugerencia es bienvenida! :)

Era la típica tarde de entrenamiento en la preparatoria Shohoku. Últimamente los entrenamientos se extendían más y eran más intensos, ya que se acercaba nuevamente el campeonato nacional. Esta sería la segunda oportunidad para lucirse ante las demás preparatorias y que vean la calidad de equipo al que Shohoku había llegado. El nuevo capitán, Ryota Miyagi, se había propuesto sacar lo mejor de cada jugador para demostrarle al profesor Anzai que su puesto como capitán había sido bien elegido. Además, ganar el campeonato nacional era algo pendiente que le había quedado al “Gorila”, quien estaba estudiando en la universidad por haber perdido su beca deportiva, y querían ganarlo en su honor. Mientras tanto, Mitsui, el alumno conflictivo, había repetido de curso intencionalmente para poder seguir jugando basquetbol junto al profesor Anzai en el equipo de Shohoku y cumplir su sueño de ganar el campeonato.  

 

Hanamichi Sakuragi, había revolucionado al equipo desde que entró y por suerte, luego de una fuerte lesión en su espalda tras enfrentarse a Sannoh, ya estaba de vuelta con el equipo y gracias a que aprendía rápido, había prácticamente recuperado por completo sus habilidades. Podría decirse que a esta altura, Hanamichi era el “Arma secreta de Shohoku” como a él le gustaba llamarse, solo que esta vez de verdad era cierto. Se había convertido en poco tiempo en uno de los mejores jugadores de todas las preparatorias a nivel nacional. Sus “torpezas” eran parte del pasado. Sakuragi era un jugador de temer. Y esto, incomodaba un poco a un chico de piel pálida, que a pesar de haberse convertido en el mejor jugador de todas las preparatorias de Japón, sentía que nada era suficiente. Porque para Kaede Rukawa NADA era suficiente. Siempre todo podía ser mejor, más perfecto, más preciso. Desde la primera vez que había conocido a Sakuragi en esa azotea, supo que en un futuro, él seria su máximo contrincante. Y no se había equivocado. Por momentos, había subestimado a ese “torpe”. Pero había algo en él, que lo volvía uno de los mejores jugadores… Y eso era que Hanamichi jugaba por instinto. Para Sakuragi el basquetbol no pasaba por “técnica y precisión” si no mas bien por la pasión por la pelota. Así como era posible estudiar los movimientos de algunos jugadores, era imposible hacerlo con Sakuragi, porque él era una sorpresa, nunca se sabía que iba a hacer y como. Verlo a Sakuragi en la cancha era un show, no solo por su carácter y el toque gracioso que le daba a todos los partidos, si no por la emoción que hacía sentir al público al ver que de golpe, había aparecido de la nada debajo de la canasta para hacer un genial rebote, o le había robado el balón a su contrincante cuando nadie lo esperaba. Y cada vez se había vuelto más fuerte como jugador, su nombre se hacía escuchar en las demás preparatorias e incluso había sido sobornado por otros entrenadores para cambiarse de equipo, los cuales recibieron como regalo un lindo golpe en la frente. Se podría decir que ante esta situación Rukawa estaba consternado. Sendoh era parte del pasado. Ahora el problema era su propio compañero de equipo... El torpe.

 

El entrenamiento esa tarde concurría con total normalidad hasta que el ruido del silbato de Haruko hizo frenar los dribles.

 

–¡Reunión de equipo!

 

Todos se juntaron donde estaba el profesor Anzai, que con su clásico “jojojo” les comento que tenia algo muy importante que decirles.

 

–Muchachos, este año uno de nuestros jugadores tendrá una oportunidad única que esta dando el ministerio de educación física de Kanagawa.

 

A lo que Sakuragi interrumpió poniendo sus manos en la papada de Anzai.

 

–¿Ahhh si gordito? ¿De que se trata? ¡Dime! Seguro ESE jugador es el…  –Interrumpido por todos quienes dijeron al unísono en tono de exasperación–.  Talentoso Hanamichi Sakuragi...

 

–¡¡OIGAN!! ¡¿QUE INTERRUMPEN A ESTE GENIO?!

 

Mitsui: –¡Siempre dice lo mismo, es un vanidoso!

 

Ryota: –¡No tiene remedio!

 

Rukawa: –Tarado.

 

-¡¡ARRGH!! ¡¡YA CALLATE MALDITO RUKAWA!!

 

Rukawa: –Como si hubiera sido el único que dijo algo… torpe.

 

Ayako: –¡¡YA BASTA LOS DOS!! ¡Hanamichi Sakuragi, deja de interrumpir al profesor, no ves que trata de decirles algo!

 

Anzai: –¡Jo jo jo!... Bueno, como les decía, este año el ministerio elegirá junto al entrenador del equipo nacional de Japón al mejor jugador de cada preparatoria de Kanagawa. Los seleccionados tendrán un entrenamiento especial en Los Ángeles, con todo pago por el ministerio, salvo el bolso de viaje. El objetivo es promover el deporte en Japón e incentivar a los jóvenes a unirse a los clubs de Basquetbol.

 

–¿¿Queeeee??– Dijeron todos.

 

Ryota: –¡Wow... Esa si que es una oportunidad!

 

Al escuchar “Los Ángeles” Rukawa se quedó seco. Esto era lo que había querido desde hacía mucho tiempo. Era por fin su oportunidad de ir a Estados Unidos, después de que el profesor Ansai le había dicho que no estaba de acuerdo, ahora era el momento de demostrar que él era el jugador apto para ser elegido.

 

Hanamichi: –¡JAJAJA! ¡No se preocupen! ¡Este genio ira a Estados Unidos y los derrotara A TODOS! Jajajaja Incluso a ese tal Giordano o como se llame…

 

Ayako: –¿Michael Jordan querrás decir, Hanamichi Sakuragi?

 

Hanamichi responde con su cara de distraído –¡Ah, sí, ese! Jajaja

 

Todos estallaron de la risa. Pero hubo uno que no. Rukawa estaba más serio que de costumbre. Su rostro había pasado de ser el rostro frío de siempre a mostrar una clara expresión de bronca.

 

Rukawa: –Eres un ignorante.  

 

Hanamichi: –¡¿QUE DIJISTE ZORRO?!

 

Al ver que sus dos miradas se cruzaron de una manera desafiante, todo el equipo se dio cuenta que estaban frente a una terrible pelea en potencia.

 

Ayako: –¡¡YA BASTA!! ¡¡Se calman los dos!! –Dijo mientras se les ponía en el medio.

 

Hanamichi empezó a avanzar hacia Rukawa con intención de pegarle, mientras este se preparaba para pelear, pero fue detenido por sus compañeros de equipo.

 

Finalmente, la tensión en el ambiente fue cortada por el profesor Anzai, quien simplemente recordó con un tono firme:

 

–Creí haber hablado de las peleas con ustedes dos.

 

De pronto se hizo un silencio sepulcral. Hanamichi bajó los humos y Rukawa cambió su mirada de bronca.

 

Haruko al ver la escena, propuso volver al entrenamiento.

 

–¡¡Bueno chicos!! ¿Qué les parece si seguimos con el entrenamiento, si? ¿Que te parece Sakuragi? ¡Tienes que entrenar muy duro para que te elijan pero yo se que tú puedes!

 

Hanamichi ruborizado respondió –Ahh Haruko…¡sí! ¡Sí lo hare!

 

Haruko: –Y por cierto… Rukawa… –Dijo sonrojándose.

 

Rukawa: –¿Hm?

 

Haruko: –¡¡Te deseo lo mejor!!

 

Rukawa se dio vuelta con indiferencia, siguió caminando hacia la cancha y respondió –Si, claro…

 

Mientas se dirigía a la cancha, el entrenador Anzai pasó a su lado y le dijo suavemente –Este es tu momento. Pero recuerda que esta vez no eres el único que puede tener la oportunidad en el equipo. Debes esforzarte.

 

Rukawa se quedó congelado ante estas palabras. Su mirada se dirigió directamente a Sakuragi, quien ya entrenando con sus compañeros había hecho un perfecto tiro de tres puntos con una enorme y franca sonrisa. Debía quitar a ese torpe del camino. Pero eso no le preocupaba en lo mas mínimo. En definitiva, él era el mejor de todas las preparatorias...

 

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Esa tarde luego de la escuela, Rukawa fue a un centro comercial a comprar unos nuevos tenis de basquetbol, ya que los suyos estaban un poco gastados y quería ser mas preciso en sus saltos. Hacía poco había salido un nuevo modelo a la venta que todo jugador  quería tener porque era de lo más innovador y estaban especialmente hechos para saltar.  Luego de recorrer un poco el lugar, se paró en frente a la vidriera del negocio de artículos deportivos y allí estaban, esos espectaculares tenis. Salían bastante caros, pero como él no tenia problemas de dinero, sin pensarlo dos veces entró a la tienda decidido a comprarlos, ya que no le gustaba andar dando muchas vueltas en el centro comercial y menos cuando estaba lleno de gente.  

 

–Buen día joven, ¿lo puedo ayudar en algo?

 

Rukawa: –Mmm… necesito los tenis que tiene en la vidriera. Número cuarenta y uno por favor.

 

–¡Wow, tiene buen gusto! ¡¡Ese es el último modelo de tenis que tenemos, son geniales!! ¡Llegaron de Estados Unidos la semana pasada! ¡Dicen que Magic Johnson los usa!

 

Rukawa: …

 

Al ver que no contestaba, el amable hombre se dirigió a buscar el par de tenis.

 

–Eem… de acuerdo, voy por los tenis.

 

Le entrega la caja y no puede con su curiosidad por lo que le empieza a hacer preguntas.

 

–Oye… juegas al basquetbol, ¿no? Digo, un chico tan alto como tu, jajaja.

 

–Sí –Le responde escuetamente mientras se probaba los tenis.

 

–¡Lo sabía! ¡Amo ese deporte! ¿En que liga estas?

 

–Voy a la preparatoria. 

 

–Ohhh… cómo me hubiera gustado entrar en el club de basquetbol de joven... ¡pero era muy petiso y malo en los deportes!

 

Rukawa indiferente, se termina de probar los tenis, los guarda en su caja y se dirige a pagar sin mirar al hombre que le habla. Cuando llega a la caja un joven sonriente le atiende.

 

–¡Hola! ¿Encontró todo en orden?

 

Rukawa asiente y le entrega su tarjeta de crédito con su documentación.

 

De golpe, el joven cambia la cara.

 

–¿Ka-… Kaede Rukawa?

 

Rukawa: ¿?

 

–¡Eem... disculpe, ya vengo, un minuto!

 

Rukawa se queda en la fila esperando a que regresara para cobrarle e irse. Ya se estaba empezando a impacentar por la demora del hombre, cuando lo ve venir con una caja nueva de los tenis.

 

–¡No le voy a entregar los tenis que usted me trajo ya que ese es el modelo de prueba! ¡Aquí traje unos nuevecitos! 

 

Rukawa lo mira sin importarle nada, paga, agarra la bolsa y se va.

 

–Uff… –suspira– Que tanto para comprar unos tenis…


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