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Amapolas por Agnes-San

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Notas del capitulo:

Agnes is back :P

regrese, luego de mucho tiempo, es corto el shot, pero espero que les agrade xDD

Amapolas.


 


Se ríe a carcajadas por uno de mis chistes tontos, no es anormal, así es él.


La gente lo mira como preguntándose qué le sucede, si pasa algo con él, de qué está enfermo.


Cabello de colores.


Uñas pintadas.


Lentillas claras.


Zapatos extraños.


Short muy corto.


Playera holgada.


Un payaso, así lo veían las personas, pero no es anormal, así es él.


Kibum,


Alegre,


Autodestructivo,


Perfecto,


Lleno de defectos.


Hermoso,


La persona más horrible del mundo,


Atractivo,


Gordo.


 


Mira la comida que le sirven con desdén, no le gusta, sus gestos lo dicen, la hace a un lado y cruza la pierna, no comerá, lo sé, le conozco, después de todo él es mi novio, es mi deber conocerle cada uno de sus defectos, cada una de sus virtudes.


—     Estoy a dieta —suelta sin más.


—     ¿desde cuándo? — pregunto extrañado porque no me lo había mencionado siquiera.


—     Desde ayer, últimamente estoy más gordo de lo normal.


—     Estás perfecto.


—     mentiroso… odio que me mientas, el caso es que estoy pasado de peso.


—     Kibum


—     Key — me corrige, odia su nombre más que ninguna otra cosa, solo su madre puede llamarlo Kibum, nadie más, ni siquiera yo.


—     Come aunque sea las verduras. —le animo, pero él se niega como siempre.


—     Pero tienen grasa y eso es precisamente de lo que quiero deshacerme.


—     Pero tú las pediste así.


Me mira con mala cara, debo cerrar la boca.


Hace un puchero y al final accede a comer, le gusta hacerme batallar, lo sé.


Es caprichoso, así es él.


—     ¿por qué me sigues aguantando? — pregunta de repente, ya con medio plato en la boca. siempre me pregunta lo mismo,  y mi respuesta no varía nunca.


—     Porque te amo. — notifico como siempre.


Se dedica a comer después de eso, no sabe cómo reaccionar, siempre es así, debería estar acostumbrado a que le responda eso, pero al parecer aun no se acostumbra del todo. Es un idiota.


Kibum, Key, no es perfecto, no lo es, ni siquiera está un poco cerca de serlo, toda su adolescencia sufrió de anorexia hasta que llego al hospital, lo conocí justo después de eso, antes de que empezara a consumir pastillas para la ansiedad, antes de crearse una adicción.


Rosado, así lo conocí, rosado, le decían mis amigos,  él era el chico rosado, bastante delgado, misma característica que lo hacía verse más alto, más estilizado, luchaba contra la anorexia, y siempre iba acompañado de su madre.


Hace diez años que lo conocí, íbamos al instituto, no en el mismo salón, pero  casi, yo iba a flirtear con las chicas, nunca se me paso por la cabeza que terminaría con él.


Labios de corazón.


Así lo llame yo.


Ojos de gato.


Alguna vez le dije.


Maldito anoréxico.


De vez en cuando lo insultaba.


Adicto,


Enfermo


Manitas con manicura


Me gustaba, pero no quería aceptarlo.


Al principio no me gustaba, ni siquiera un poco, me fije en él por que estaba tomando una clase que yo me perdi (por andar de pata suelta) en el aula de Key, para ese entonces ya toda la escuela sabía que el chico sufría de anorexia y había estado internado, por ende todos lo conocíamos.


Lo vi dar pasos al frente un poco inseguro, pero una vez estuvo ahí suspiro y empezó a hablar hasta por los codos, incluso hizo que el profesor cerrara la boca, por primera vez vi a alguien hacer eso, desde ahí empezó mi admiración un poco extraña por el niño adicto a los calmantes.


La primera vez que le hable él dibujaba una flor en su cuaderno, constantemente dibujaba aves y flores, no era el mejor dibujante del mundo pero sabía unos cuantos truquillos para hacer que sus dibujos se vieran decentes.


—     ¿Me lo regalas? — pregunte apuntando al dibujo, él volteo a verme tapando la flor a medio terminar, me vio extrañado.


—     No — se rehusó.


—     te lo compro — añadí, pensando que me diría que si, después de todo, nadie rechaza el dinero y yo necesitaba tener algo de él, además del lápiz de corazones que le robe unos días antes.


—     No lo vendo.


—     ¿qué flor es? — cuestione, ya como última opción, entonces sus ojos brillaron, era como si estuviera esperando a que alguien le preguntara para poder hacer alarde de sus habilidades memoricas.


—     Es una amapola. — contesto simple.


Yo lo mire, extrañado, porque imagine que me diría toda la  descripción y propiedades de esa planta roja, sin embargo no fue así.


—     Es bonita.


—     Lo es.


 


***


Suave…


Cariñoso…


Coqueto…


Sincero…


Mentiroso…


Reservado…


Frio…


Osco…


Así es él.


Me lleva con él hasta la bañera, le gusta sentarse en medio de mis piernas cuando el agua está caliente, le gusta que lo abrace por la espalda y le frote el vientre, su mayor sueño es quedar preñado, pero sabe que es imposible, es imposible porque su anatomía se lo impide, le gusta recostarse  y que frote su cabeza, le gustan los mimos como a un gatito, pero no le hagas muchos porque llega a hartarse.


—     Quiero un bebé — habla al viento.


Yo no contesto, solo sigo frotando su cabeza.


—     Mi prima está embarazada. — continua hablando.


Paso mis manos con jabón por su cuello y escucho un ronroneo, le gustan los masajes en el cuello.


—     Tiene cuatro meses


—     Habrá un nuevo miembro en la familia — digo para que no piense que no lo estoy escuchando


—     Si. — dice triste.


—     Key, el agua se está enfriando — añado.


—     Jong. — me llama con tono melancólico — algún día me dejaras de querer, porque yo no puedo darte hijos, ni una vida totalmente feliz, ni una familia como tal, pero prométeme que cuando me dejes, te vas a acordar de mi.


Acaricio su pelo mojado y le sonrió, idiota.


—     Será mejor que te acostumbres a tenerme contigo siempre. No me importa no tener familia siempre y cuando estés conmigo, por eso debes comer bien, no quiero que enfermes.


—     Pero estoy gordo, estoy dos kilos arriba de mi peso.


—     Eres más bonito así.


Sonrió.


Le gustan los cumplidos,


Le gusta la comida,


Le gustan las amapolas.


 


***


Amapola,


Amapolas.


Así se llamaban esas flores que le gustaban a Kibum.


Difíciles de conseguir, casi ilegales.


No le robe su dibujo de amapola, se lo volví a pedir, una y otra y otra vez, hasta que cedió a vendérmelo, por una modesta cantidad (según él) que de modesta no tenía un won.


Lo pegue en la pared de mi cuarto.


Amapolas.


No investigue en internet para que servían, quería que Key me lo dijera.


No me lo dijo. No hasta dos o tres años después, cuando ya era perfecto a mis ojos, sin siquiera un defecto, poseyéndolos todos.


 


***


 


Besa mis labios con ternura, y luego se acuesta boca abajo abrazándose a la almohada, le gusta provocarme, le gusta incitarme.


Tibio, luego del baño, su piel esta tibia, tibia como una mañana de mayo, y mis manos acarician su espalda como los rayos del sol acarician las flores en primavera. Él es mi primavera, mi verano, otoño y algunas veces invierno.


Beso su nuca, y él sonríe.


—     Amapolas — le susurró en el oído. — ¿recuerdas lo que me dijiste de ellas?


—     Si.


Asiente extrañado, como preguntándose el por qué de mi comentario.


—     Me dijiste que eran la base de las drogas, que de ellas se sacaba el opio.


—     Si, y son bonitas.


Rojo amapola.


—     Me regalaste una.


—     Te la vendí.


—     Está en la cocina.


Ojos de gato, sonríe.


Ojos de gato, me mira.


Ojos de gato, acaricia mi cara con las yemas de sus dedos largos.


—     No debí venderte ese dibujo. —susurra separando apenas los labios.


—     No debiste, pero lo hiciste y después te compraste una playera.


—     Es cierto, mi playera favorita por mucho tiempo.


Lo abrazo.


Lo amo.


Manitas con manicura,  cierra sus ojos de gato.


—     Me gustabas, desde mucho antes de empezar a salir. — le confieso lo que nunca le dije en estos últimos años que hemos estado juntos.


—     Lo sé, soy irresistible — se burla. Egocéntrico.


—     Pero me gustas más ahora.


—     Es que ahora soy más irresistible. — bromea con los ojos cerrados.


 Está a punto de dormir.


Le beso las mejillas rechonchas y él abre sus ojos de gato  soñoliento, sonríe, y sus mejillas  gordas se hacen dos bolitas en su cara de gato.


Tierno.


Cruel.


Cariñoso.


Arisco.


Lo amo.


 


***


 


Enmarque el dibujo de la amapola que Kibum me vendió, lo enmarque para ponerlo en la cocina de la que sería nuestra casa, nuestro departamento, cuando nos mudamos.


La hoja de papel ya estaba de un color más bien amarillo, y el color rojo parecía contrastar perfecto con ese amarillo de la hoja, lo hacía verse más artístico aun. Y el lugar favorito de Key es la cocina, le gusta preparar comida, tanto como le gusta comerla.


Con el tiempo el cuadro cambio de sitio y  llego hasta nuestra habitación, sin embargo al poco tiempo regreso a la cocina.


 


***


 


Cabellos de colores


Orejas enormes.


Uñas pintadas.


Piel suave,


Perfecto.


Key se remueve, hace una hora se quedo dormido, hace una hora lo observo como la primera vez que dormimos juntos, el día que no pegue los ojos por estarlo mirando, pensé que luego me dejaría por alguien mejor, por un momento las inseguridades se apoderaron de mí, no quería dormir porque necesitaba grabar cada parte de su rostro en mi memoria, para no olvidarlo nunca, porque él siempre fue mi droga, mi única adicción.


Cocaína.


Opio.


Éxtasis.


Metanfetaminas.


Amapolas.


Key.


 


Mi única droga es Key, mi amapola.


Key, abre sus ojos de gato, bosteza.


—     ¿sigues despierto? — cuestiona con la voz modorra.


—     Si.


—     ¿quieres que te de un beso de buenas noches?


—     Si


—     ¿qué horas es?


—     Las cinco de la mañana.


—     ¿no has dormido?


—     No.


—     Ven. — abre sus brazos  y yo tomo lugar entre ellos; me arrulla, sin embargo él es quien se queda dormido, yo solo me abrazo a su cuerpo y cierro los ojos. Es domingo de amapolas.

Notas finales:

dejen reviews no sean malditas, 

recuerden que en mis comeback :P


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