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EN LA LUZ Y EN LA OSCURIDAD por Sangre Samurai

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Notas del fanfic:

Quizá recuerden esta historia... ha sufrido varios cambios, los necesarios para poder resubirla.

absolutamente solo con fines recreativos y nunca de lucro.

Thor y Loki pertenecen a la mitología nórdica y acaso a Marvel.

Créditos respectivos a cualquier referencia descrita.

La historia me pertenece a mí.

Notas del capitulo:

Loki ha sido desarraigado de su vida en Asgard y ahora, como emisario de su padre, el Rey Laufey, llega hasta el mercado de Vanaheim y hace una interesante compra.

Loki y Thor escuchaban incrédulos y petrificados la noticia que Odín, Padre de Todo y Rey de Asgard estaba revelando. Había enviado por ellos hasta el lugar donde tomaban sus clases de equitación y ambos jóvenes estaban intrigados de la urgencia con la que fueron requeridos ante su presencia.

Thor tenía diecisiete años, era un joven rubio, apuesto, de brillantes ojos azules, alta y fuerte figura, de gesto despierto. Hablaba siempre en voz alta y sus ademanes, así como sus risas eran como si la luz del sol entrara e iluminara cada rincón al que el heredero de Asgard favoreciera con su presencia.

Loki tenía quince años, con una inteligencia superior y un carácter muchísimo más reservado que el otro. Igual lo era su físico, esbelto, de piel muy blanca y cabellos negros. Sus ojos de un verde esmeralda brillaban también con profundidad mientras que su sonrisa era capaz de opacar la más brillante estrella.

Y esa tarde, frente a todo el Consejo de sabios del reino eterno, las noticias no eran agradables. Comenzaron escuchando que se hablaba del Reino de los Gigantes de Hielo. Todos sabían que Jotunheim estaba en guerra. No contra Asgard, sino sumergidos en una guerra civil en contra de su Rey Laufey y sus hijos.

-Todo indica que Helblindi y Býleistr han sido capturados y ejecutados, el Rey de los gigantes y su pueblo pasan por la peor guerra desde hace cientos de años.

-¿Y Asgard intervendrá en su ayuda?

-No- replicó el anciano guerrero- Asgard permanecerá neutral ante disensiones internas de los reinos, Laufey y Farbauti arreglarán los problemas de su gobierno solos... pero hay un detalle que sí nos involucra y que me veo en la obligación de revelar.

La reunión con el Consejo terminó de madrugada, pero nadie fue a dormir. Ese mismo amanecer se llevaría a cabo una ceremonia donde el Rey de Asgard, a petición expresa de los Reyes de Jotunheim, entregarían el mayor de los tesoros que resguardaba la ciudad dorada. Tomado como trofeo de guerra, despreciado en su momento por sus mismos padres, ahora sin herederos para su reino de hielo, Odín había aceptado restituírles la presencia de su hijo Loki.

Para el muchacho, quien toda la vida creyó ser el hermano menor de Thor, el segundo Príncipe de Asgard y por supuesto, hijo de Odín y Frigga, el desarraigo estaba resultando brutal... enterarse de golpe de toda la verdad lo tenía sumergido en una especie de shock emocional que le impedía razonar y defenderse de lo que estaba sucediendo.

Loki caminaba rumbo al salón donde sus padres verdaderos le esperaban con la misma resignación del condenado a muerte.

-Hermano...- murmuró Thor, desobedeciendo la orden de su padre de mantenerse lejos del muchacho y con el rostro tan desesperado e infeliz como la ocasión imponía.

-No somos hermanos, Thor...

-¡Sí lo somos! Lo seremos siempre… ¡Que se vaya a Hel todo esto de que eres adoptado! Loki, sabes lo mucho que te quiero, lo mucho que me importas... eres mucho más que mi hermano...

Pero Thor obtuvo por respuesta tan solo la mirada agónica y desesperanzada del muchacho

-Adiós... hermano... ¡también yo te quiero!

Aún faltaba algo antes de ser entregado. Odín en persona apareció interrumpiendo la despedida de ambos, con un solo gesto indicó a su heredero que se retirara y Thor se negó, lo que no detuvo al guerrero, si debía hacer lo que debía hacer, no importaba mucho frente a quien lo hiciera. Dos guardias alejaron al rubio y lo sostuvieron con firmeza mientras el Padre actuaba.

-En parte me alegro que te vayas- le dijo a Loki con frialdad- Entre Thor y tú existe un lazo que me conviene cortar de tajo y ustedes saben a lo que me refiero. Las murmuraciones se terminan con tu partida, hijo de Laufey...

Y ante los ojos atónitos del muchacho, Loki cambió su aspecto por el de un Jotun. Su piel se volvió del color del cielo en verano y sus ojos se transformaron en dos brasas ardientes, las uñas de sus manos se tornaron oscuras y afiladas. Loki no podía ver su propio nuevo aspecto, excepto por sus manos, pero conocía a los gigantes de hielo... Se echó a llorar desconsolado. Ahora era un monstruo.. la pesadilla con la que los padres asustan a los niños por las noches...

Thor ahogó una exclamación y su corazón pareció explotar dentro del pecho. Ya no pudo decirle a su hermano que no le importaba su nuevo aspecto, que era mucho más que su hermano porque lo amaba... lo amaba realmente... y hasta se alegraba de no ser en realidad hijos de los mismos padres... Loki fue literalmente empujado hasta el salón principal, donde una desconocida madre, Farbauti, le extendió la mano esperando que aquel hijo rechazado y ahora, al parecer el único que podía suceder en el trono a su padre, la tomara y la besara con respeto y amor.

Loki no solo se negó a tomar la mano de la reina de Jotunheim, sino que evidenció el terror que sentía al verles... pero ya nada se echaba atrás. Insatisfecho por el diminuto tamaño de aquel hijo, Laufey continuó con el protocolo y agradeció a Odín. Iniciando de inmediato los preparativos para regresar a su mundo devastado por la guerra.

1.- EL MERCADO DE VANAHEIM.

Han pasado siete años desde los sucesos que culminaron con el regreso de Loki Laufeyson a Jotunheim. La guerra interna que libraba el gobierno del Rey de los gigantes de hielo ha terminado, dejando a la helada tierra destruída y empobrecida. Ahora, el Rey Laufey ha puesto como prioridad en su gobierno el recuperar la confianza de sus súbditos y la del resto de los mundos. Era urgente reestablecer las rutas comerciales, obtener alimentos que por el clima era imposible obtener de sus tierras y reactivar la minería. Si lograba que la producción de metales preciosos se reactivara, Jotunheim podría volver a progresar en paz y no obtener suministros con acciones forzadas y guerreras, acciones que en el pasado les habían provocado más pérdidas y problemas que terminaron en la desastrosa guerra civil.

Es el príncipe Loki de Jotunheim el emisario oficial del Rey, con su porte exótico y atrayente, con su lengua convincente y su trato encantador, quien logra los acuerdos más ventajosos para los gigantes. Ha pasado cerca de un mes recorriendo Vanaheim, buscando negociar la compra de alimentos, granos, hortalizas y otros productos de granja, ofreciendo el pago con metales preciosos y metal para elaborar armas.

La comitiva llama la atención por el ostentoso carruaje, tirado por lo que parecen ser una especie de osos blancos enormes, que usan bozales especiales y que son guardados por varios jinetes de aspecto feroz.

-¿Qué es este lugar?- preguntó el príncipe, asomando con curiosidad al escuchar el ajetreo de carruajes, voces, ruidos diversos y aromas indistinguibles, desde perfumes hasta miasmas desagradables, todo confundido en el aire denso de Vanaheim.

-Es el mercado, Alteza... es famoso por la variedad de objetos que se pueden encontrar.

Loki manifestó su deseo de bajar y observar de cerca. Custodiado por cuatro guerreros Jotuns, el heredero se divirtió durante varios minutos paseando por entre los muchos puntos donde los mercaderes ofertaban desde animales de granja, comida, semillas, hasta muebles, ropa y materiales de construcción. Observó un par de sandalias bordadas en color verde esmeralda que le agradaron, las compró y pagó con una pieza de oro blanco de sus minas, metal que apreciaban mucho los lugareños. Degustó fruta fresca, algo que rara vez disfrutaba y se extasió ante una vendedora de flores... todos esos colores, aromas y texturas le tenían fascinado.

Sus ojos de fuego fueron atraídos entonces por un singular espectáculo que descubrió a pocos pasos y que gustaba sin duda a un público muy numeroso: Sobre una tarima de madera, un comerciante exhibía, como si de ganado se tratara a varios especímenes de varones y hembras disponibles para ser comprados como esclavos.

Vanaheim era uno de los reinos donde todavía se llevaban a cabo esas prácticas en desuso en la mayoría. Hombres y mujeres, de distintas razas y provenientes de diferentes partes del universo, eran vendidos como servidores de por vida al mejor postor.

-¿Un mercado de esclavos?- se preguntó en voz baja, mientras se acercaba dispuesto a divertirse un poco con el destino de aquellos desgraciados.

Iniciaron la venta con varias mujeres, tres de ellas parecían doncellas jóvenes y bonitas, otra de ellas una mujer bonachona con aspecto de cocinera y una anciana adusta que había trabajado al cuidado de niños durante toda su vida. Todas se vendieron casi de inmediato, pero la pujanza por las jóvenes fue muy interesante... dos decían ser hermanas, y fueron compradas juntas por un hombre de ojos lujuriosos que sin duda las tendría en su cama esa misma noche. La otra fue disputada por una dama que se cubría el rostro con un velo oscuro y por otro hombre anciano. Ganando el anciano que ofertó una cantidad absurda para asegurar su compra.

Para Loki estaba resultando bastante entretenido el asunto. Y puso más atención cuando subieron a la tarima cuatro hombres, uno de ellos, estaba seguro, era un troll. Otro era un enano artesano y los otros dos eran dos jóvenes fuertes. La subasta de los dos últimos resultaría también muy interesante.

El mejor presentado de los jóvenes tenía la piel oscura, el cabello negro y ensortijado, el mercader habló de sus cualidades en el manejo de trabajadores en los sembradíos, era adecuado para ser capataz o administrador. Las ofertas no se dejaron esperar y el hombre moreno fue vendido en una excelente suma.

El último de ellos se mostraba en condiciones deplorables, era alto, de piel tostada y de salvajes cabellos rubios que dejaba caer con desafío sobre su rostro. Estaba atado a una disciplina de madera gruesa que le cruzaba sobre los hombros y se clavaba en su nuca, era sin duda, un doloroso método para someterlo. Los golpes que lucía en diversas partes del cuerpo ayudaban a concluir que no poseía un carácter precisamente sumiso. ¿Cómo diantres haría el mercader para vender semejante ejemplar?

La subasta comenzó, el mercader inició la oferta con cien monedas. Solicitó a los interesados hacer caso omiso de las condiciones en que se presentaba el esclavo, lo alabó diciendo que era un jinete prodigioso, fuerte y conocedor, bien podía ser un buen mayordomo de establos.

Las personas reían veladamente, no era sencillo animarse a comprar a un esclavo rebelde. “Es un desperdicio” “Es tirar el dinero” fueron los comentarios que se escuchaban a su alrededor. Pero de pronto se escuchó la voz de un hombre gritando: ”¡Cien monedas!” y todos, incluyendo a Loki se volvieron a mirarlo. El hombre no se inmutó por los cuestionamientos acerca de que si sabía lo que estaba comprando.

-Ciento veinte monedas- replicó otra voz, esta vez femenina, causando mayor número de comentarios, risas y miradas curiosas.

Loki pudo darse cuenta que la voz pertenecía a una mujer vieja, que seguía las ordenes de otra que se ocultaba dentro de un lujoso carruaje. También pudo ver un brazo firme y esbelto cerrar la cortinilla. Sonrió. Una dama rica estaba en busca de un poco de placer a cambio de dinero.

-Ciento treinta monedas- agregó el primer postor, mientras el mercader comenzaba a esperanzarse en por fin quitarse de encima los gastos de un esclavo difícil.

-Ciento cincuenta- dijo la mujer vieja, sin tardanza.

-Doscientas monedas y no vale más- concluyó el hombre.

Ante la pujanza, el prisionero por fin levantó la mirada, impresionando a todos con sus facciones varoniles y armónicas, así como sus ojos de un profundo azul zafiro, que se clavaron con odio entre sus posibles compradores.

Al igual que muchos de los presentes, Loki exclamó sorprendido... era hermoso, intrigante e irradiaba un aura de soberbia, a pesar de su posición como esclavo en venta.

-Doscientas cuarenta monedas- agregó la mujer, sonriendo satisfecha de que ganaría.

En un impulso, el Príncipe Jotun dejó escuchar su templada voz y reavivando el entusiasmo gritó:

-¡Trescientas monedas!

Aunque nadie cuestionaría al emisario de Laufey, sus guardias se miraron entre sí sin comprender que motivos llevaban a su señor a entrar en una vulgar subasta de esclavos.

-Trescientas diez monedas- agregó la mujer.

-Trescientas cincuenta- exclamó Loki, recibiendo ahora las intensas miradas de odio del prisionero.

-Cuatrocientas monedas.

El mercader sonreía extasiado, ahora estaba a punto de cerrar el negocio mejor de mucho tiempo.

-¿Cuatrocientas monedas? ¿Nadie da más?- preguntó, mientras el Jotun se había acercado ya al esclavo para mirarlo más de cerca.

-Te doy mil monedas por él- dijo entonces, con toda la calma del mundo, causando no solo conmoción sino aplausos de los que le escucharon.

Ante la oferta, la mujer se retiró y el mercader se apresuró a cerrar el trato. No quería que por ningún motivo, su comprador se echara para atrás. Ordenó a sus ayudantes buscar las llaves de la cadena y retirar al esclavo de la tarima.

-No te arrepentirás, señor... te llevas un trabajador fuerte y joven. Es verdad que necesita mano dura, pero una vez que le demuestres quien manda...

-Calla, mercader mentiroso- interrumpió el príncipe- Se nota que ansías perderlo de vista.

-Nada escapa a tu sabiduría, señor. Pero igual hemos hecho un negocio ¿Cierto?

-Retírale esa humillante disciplina...

-¡Ahhh, permíteme sugerir que no, señor! Es mejor que te lleves a tu esclavo bien sujeto y después, a palos, le hagas entender que...

-¡He dicho que le retires la disciplina! Yo he pagado por él. Yo mando.

Y como el mercader ya tenía entre las manos el dinero, ya no era su problema lo que el esclavo hiciera junto a su nuevo dueño. Le retiraron el pesado aparato de los hombros y el hombre rubio se estiró con gesto de dolor y alivio al mismo tiempo, se notaba lo mucho que estaba lastimándole la disciplina. Enseguida le fueron colocadas esposas en manos y tobillos, y un brazalete metálico en su muñeca izquierda, que le identificaba como esclavo.

Miró que su nuevo dueño se acercaba y le dedicó un gesto de altivez en sus azules ojos, se irguió dejando ver su elevada estatura y esperó. Era un Jotun, desde luego, uno de casta baja a juzgar por el tamaño. Sabía que entre los gigantes de hielo, los tamaños determinaban su posición en la sociedad, los más enormes eran guerreros, los más espigados, gente de la nobleza y los pequeños eran villanos que podían tener fortuna, como saltaba a la vista, pero no eran de cuna noble.

Este en especial era hermoso, si se permitía la palabra, vestía una túnica de color marrón claro bordada ricamente en plata, sandalias de piel y una capa ligera. Se suponía que era un clima templado donde estaban y que sin duda echaba de menos las congelantes temperaturas de su mundo. Usaba un largo y brillante cabello que adornaba con una serie de cadenas de oro blanco y joyas, en realidad era excesivo el uso de adornos, cadenas, brazaletes y anillos, de exquisito gusto, pero que juntos hacían la vista algo chocante.

Su rostro sin embargo, no poseía la tosca definición angulosa de su raza. Sus rasgos eran indescriptiblemente suaves y armónicos, sus ojos de fuego poseían un brillo de inteligencia mayor y sin duda, los blancos dientes eran casi perfectos.

Se acercó entonces hasta plantarse frente a su nueva adquisición y con un ademán de curiosidad, retiró los desaliñados cabello rubios del rostro. Sostuvieron ambos sus miradas durante breves instantes y casi enseguida el jotun sonrió, provocando en el rubio un vuelco dentro del pecho que no supo a qué atribuir.

Pasó el dorso de su mano azul por la mejilla del mayor y éste le rechazó con un violento ademán, elevando sus manos atadas para desviar el brazo enjoyado y evitar el contacto. De inmediato, los guardias que lo custodiaban le sujetaron de los hombros, provocándole quemaduras heladas.

-Déjenlo- ordenó el príncipe.

-Maldito monstruo...- murmuró el esclavo, liberado del toque de los guardias y haciendo un gesto de dolor- Mátame mejor, porque yo te mataré sin duda a la primera oportunidad...

-¿Por qué habría de hacerlo?- preguntó divertido el otro- Todavía no me aburro de ti.

-Si supieras mi nombre no te atreverías siquiera a dirgirme la palabra.

-¡Oh, pero resulta que sé quien eres! Por eso te compré... – agregó, acercándose sin temor de ser nuevamente rechazado, justo para murmurarle al oído- Yo te conozco más de lo que crees... hijo de Odín...

Entonces fue el turno del esclavo de quedarse sin habla, observando más fijamente a su dueño y a su séquito.

-¿Qué hacemos con él, Alteza? Debemos proseguir nuestro camino.

-Casi es hora de pernoctar... seguiremos mañana sin descansos. Que mi nuevo esclavo de limpie un poco, apesta a establos, consíganle ropas más apropiadas y pónganlo en mi carruaje.

Notas finales:

Derechos de Autor reservados =)

A quienes me pidieron resubir la historia, aquí está... ha cambiado un poco, como ya dije.

Espero sea de su agrado.

Sangre Samurai.


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