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{Edge Of Seduction II} Domination por HaePark

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Notas del fanfic:

¡Hola!

Bienvenidos a los nuevos lectores y me alegro mucho de veros de nuevo (?) a los antiguos.

He aqui la segunda temporada del fanfic que comencé hace más de un año y que se ha instalado a perpetuidad ya en mi corazón.

Comencemos:

-Actualizaciones; soy muy irregular. Tengo que admitir que hay temporadas en las que escribo capítulo casi a diario y otras en las que estoy un montón sin subir. Sin embargo ahora mismo me encuentro en la primera fase y a ver cuanto dura. Laa actualizaciones las aviso por mi twitter: @HaenyPark

-Advertencias; he colocado las de la temporada anterior y, salvo la de "Muerte de un personaje" pueden contar con que las demás tendrán lugar.

-IMPORTANTE; una de las partes más...curiosas de esta historia es que cada capítulo está contado desde el punto de vista de un personaje y todos, todos los personajes pueden ser narradores. Sin embargo, la historia se va sucediendo normalmente e intento cuadrarla lo mejor posible. Ustedes juzgarán (a los nuevos lectores). Los capítulos se llaman con el nombre del personaje que narra.

-Reviews; ayudan mucho *mensaje subliminal*

-Fanfic; dedicado a July (usuaria Yellowe) de arriba abajo.

Notas del capitulo:

Capítulo 1, narrado por Laos.

No sucede nada tramísticamente (?) muy interesante, pero es importante porque se narra lo más esencial de la primera temporada y se encamina a la segunda.

Espero que les guste. <3

EDGE OF SEDUCTION II-DOMINATION

Episodio de presentación

Laos

Me llamo Laos y soy el tercero de la última estirpe de cainitas; los Karat. En el momento actual mis cinco hermanos y yo nos hallamos recluidos, ocultos, en el lugar más recóndito del mundo, y ahora mismo, en un buen problema.

Te explicaré como llegamos aquí, de modo que puedas comprender un poco mejor nuestra complicada situación. Y lo haré lo más breve posible.

Hace millones de años, cuando el mundo tomó su forma y se completó la creación, dos razas de guardianes fueron depositadas sobre la superficie del globo terráqueo. La misión, de ambas, era trabajar conjuntamente para proteger la propia creación de todo mal que se presentase.

Dos especies; dos misiones. Una era proteger fauna y flora. Esta la desempeñaba el clan Metax, los cuales poseen la habilidad de conmutarse cada uno en un animal. Otra era proteger la raza humana. Y esta, impresionantemente difícil, era nuestra misión. La misión de los Karat.

Huelga decir que fracasamos estrepitosamente. Los humanos se hicieron con el control de la fauna y la flora casi inmediatamente, y después, con el control unos de otros. Finalmente, de todo el planeta. Y usaron esa dominación innegable para explotar y destruir su propio mundo, que, en sus orígenes, había sido el nuestro.

Los Karat y los Metax, razas antaño juntas, colaborando como compañeras, se escindieron y provocaron una gran guerra de varios milenios de duración. Los Metax defendían que los humanos contaban con mayor bondad que maldad en sus corazones y que el planeta era intrínsecamente suyo, para bien o para mal. Nosotros, en cambio, opinábamos que el planeta era el planeta, y los humanos no debían colocarse por encima de otras especies. Finalmente, nuestras posiciones se radicalizaron. Los Metax, el bando pro-humano, comenzaron a asesinarnos. Y nosotros, los Karat, el bando anti-humano, asesinamos, pues, a los Metax. Y a los humanos.

Con el paso de los cientos y cientos años de guerra, los Karat hemos ido desarrollando incluso habilidades cuya función es erradicar a la raza humana. Y nuestro organismo asimismo se ha adaptado a la animosidad que experimentamos hacia los humanos. Actualmente, los Karat nos alimentamos de fragmentos de alma impresos en la sangre y en los cromosomas humanos.

Y no es solo eso. Nos alimentamos de su dolor, de su sufrimiento, de su muerte. Nos alimentamos de su sangre, y necesitamos extraerla por la fuerza, del peor modo posible. Cuando sentimos esa ansia de matar, la denominamos <<sed>>. Es un deseo tan fuerte que destruye cualquier otro pensamiento de nuestro organismo. Es jodidamente acuciante, no se puede hacer oídos sordos a él. Es matar o morir.

En esos casos hacemos uso de nuestras habilidades para hacer nuestra la presa en cuestión. Después la matamos.

La guerra Karat-Metax ya ha finalizado. Finalizó hace apenas unos meses, con resultados terroríficos. El bando de los Metax, el ganador, sigue estando nutrido por cientos y cientos de componentes, mientras que solo quedamos seis Karat vivos en el nuestro. Mis hermanos y yo.

Y estamos ocultos, porque sabemos que pretenden encontrarnos y erradicar por completo la raza homicida.

Nos hemos escondido en una especie de aldea llamada Greenlake, que está situada en la entrada de un bosque y en la falda de una alta cordillera. Es tan poco conocida que a nuestros enemigos jamás se les ocurriría buscarnos aquí. Sin embargo, mientras nos encontremos en este sitio tenemos terminantemente prohibido matar. Shun, mi hermano mayor, nuestro líder, nos hizo saber que si un aldeano apareciera muerto de la noche a la mañana y se emprendiera una investigación sobre su muerte, sería harto evidente que nosotros, los forasteros recién llegados, hemos tenido algo que ver.

Por lo que iba a ser bastante jodido soportar la sed, sobre todo siendo el plan como era. Los cuatro hermanos menores, de menor a mayor, Skyress, Darkxai, Yack y yo tendríamos que acudir al instituto como humanos normales. Mientras, nuestros dos hermanos mayores, Kairin y Shun, trabajarían en la enorme y  multitudinaria ciudad de Landway, que se encuentra a unos kilómetros de Greenlake.

Empero, todo hubiera ido perfectamente si no fuera porque Darkxai se halla prendado, sediento, hasta la última partícula de su ser, de su compañero de clase, Niel McHoran.

Y es imposible ignorar la sed o escapar de ella. Terminantemente imposible. No existe modo ni manera. Si Darkxai no conseguía hacerse con el cuerpo de Niel para devorarlo  en el plazo máximo de un mes, enloquecería y sería peligroso para nosotros y para sí mismo.

Bastante tocado estaba ya cuando tomamos la resolución final. Secuestramos a Niel y lo llevamos a un piso de Landway, donde durante un mes estuvieron viviendo Darkxai, Niel, Kairin como responsable y…Ethan.

Ethan es el mejor amigo del novio (ahora exnovio) humano de Niel. Quiso la mala suerte que el chico presenciara como secuestrábamos a Niel y que él nos chantajeara. O nos lo llevábamos con nosotros a él también para que pudiera cuidar de su amigo, o daría la voz de alarma, nos denunciaría a la policía. Estamos en un momento muy delicado en el que cualquier riesgo es demasiado. Tuvimos que llevárnoslo con nosotros.

Mientras ellos estaban en el piso de la encantadora Jessica, ahora novia de Kairin (aunque sigue en la inopia acerca de que su novio es un Karat y un secuestrador de niños humanos, y de que cada día en su piso se produce una carnicería. Kairin se opone terminantemente a que matemos a Niel, por lo que cada día han de sacarle algo de sangre para dársela a Darkxai), mi hermano Yack y yo estábamos mientras tanto en nuestra casa de Greenlake, manteniendo nuestra facha de humanos normales.

Yack…Yack es muy especial para mí. Tiene veinte mil años menos que yo, aunque en edad humana son únicamente dos años. Y, realmente, no los notamos, ya que llevamos exactamente ciento ochenta mil años juntos.

En ese tiempo, hemos desarrollado una conexión telepática que nos permite comunicarnos mentalmente en cualquier situación, en cualquier momento.

Y en un lapso de tiempo mucho menor, apenas dos semanas…bueno…juraría que algo ha sucedido entre nosotros. Algo que aún queda por desarrollar.

Aún nadie sabe, ni siquiera nuestros hermanos, que estoy fervientemente enamorado de Yack. Y que él lo está también de mí.

—Estas cuatro semanas han sido como un sueño. Bueno, habrían sido como un sueño de no estar todo el rato pendientes del teléfono y preocupados—comenta Yack, quien se encuentra recostado a mi lado apoyándose en la puerta de madera caoba.

Estamos sentados sobre el escalón de entrada a nuestra casa, la cual por cierto está perdida en las profundidades del bosque de Greenlake, mas apenas a unos metros de la carretera de montaña que lo recorre de parte a parte. A nuestro alrededor se mecen las hierbas altas de la llanura al contacto con la suave  brisa primaveral. El sol brilla detrás de nosotros, izándose en el horizonte. El nuevo día apenas está comenzando, pero nosotros dos estamos de espaldas al amanecer.

—Ahora tendremos muchísimos más motivos de preocupación—me rasco el mentón, procurando con todas mis intenciones que no se me vea tan preocupado como realmente lo estoy. Apenas he dormido en toda la noche y sobre mi piel blanca mis ojeras son muy notorias.

—Lo viste, ¿No? Lo reconociste por ti solo.

—Joder, Yack—le miro por el rabillo del ojo—¿Quién me crees? Por supuesto que lo reconocí en cuanto lo pude oler. Era un Metax.

—Un puto Metax—enfatiza él.

A Shun no le hizo mucha gracia saber que a los problemas ya existentes con Niel se le suma la aparición repentina de un Metax en nuestra propia aula del instituto.

—Los Metax suelen vivir en manadas—añado.

En mi familia, Skyress, Yack y Darkxai me ven como un listillo. Kairin y Shun me consideran algo así como la cabeza pensante. La verdad es que a lo largo de mi vida he leído mucho, viajado mucho, y visto mucho. Me interesa todo lo relacionado con el conocimiento y la cultura, desde los temas humanos más banales hasta los legendarios secretos del universo.

Además, fui un importante capitán de los ejércitos Karat durante la gran guerra y estoy en la lista negra de muchos de los altos mandatarios Metax.

Pero no tengo miedo. Mi misión no es otra que proteger a los miembros de mi familia. Lo que sea necesario hacer, lo haré.

—Y no suelen hacerse pasar por humanos—asiente Yack—ese tenía algo raro. Ni lo dudes, Laos.

Alzo los ojos al cielo, cansina y pensativamente.

—¿Cuándo van a acabar los problemas?

Noto como la mano de mi hermano busca la mía. Le miro de reojo y se la ofrezco. Él me la agarra con inmensa ternura, se la lleva a los labios delicadamente y esparce besos por todo el dorso de esta.

El corazón se me contrae deliciosamente y comienza a latir con mayor potencia, con fuerza, como si se me fuera a escapar del pecho. Siento enormes ganas de arrojarme a sus brazos y guarecerme entre ellos mientras le oigo convencerme de que todo está bien.

Si no lo hago es porque oigo el sonido de un claxon en la linde de la carretera. Mis hermanos han llegado de vuelta.

Como lo de Yack y yo es secreto de momento (no sabemos cómo reaccionaría Shun de saber que tiene dos hermanos gays e incestuosos) nos separamos automáticamente. Me levanto y me dirijo a largas zancadas hacia el coche, mientras me esfuerzo por plasmar una enorme sonrisa en mi cara.

—¡Shun! ¡Skyress! Me alegro mucho de veros—digo desde el corazón. Las cosas están fatal, demasiado mal como para sonreír, pero saber a todos mis hermanos sanos y salvos, y conmigo, me hace sentir…mínimo un par de grados mejor.

Shun aparca el coche de un seco frenazo. Baja el cristal de la ventana y se asoma por él. Tampoco sonríe, pero parece aliviado de ver que todo sigue bien.

Veo a Skyress sentado al lado del asiento del conductor. Skyress probablemente sea el más extraño de todos mis hermanos. Es el de menor edad y el de mayor poder. Tiene ciento cuarenta mil años, traducido a edad humana, catorce de apariencia. Y los mismos de mentalidad, a pesar de ser un ente milenario.

Se pasa la vida pegado a Shun. Y, éste, en opinión compartida de toda la familia, le consiente demasiado. Yo, por mi parte, siento un gran cariño hacia Skyress, aunque tengo la impresión de que mi cariño no es exactamente de la misma naturaleza que el de Shun. Siempre lo he sospechado y creo que siempre lo sospecharé.

Skyress se arranca los auriculares de los oídos y me dirige una mirada distraída. Permanece en silencio.

—Qué bueno es verte de nuevo, Laos—alega Shun. Presiona la palanca del coche indicada para quitar los pestillos de las puertas y cada uno sale por su lado. Han venido en el coche de Shun, un Toyota negro comprado hace ya varios años.

Skyress se dirige directamente a la puerta principal de la casa mientras Shun me pasa un brazo por los hombros y me bombardea inmediatamente a preguntas. Cosa que, por otra parte y conociéndole, ya sabía que haría.

—Dime, dime, ¿Quién era ese Metax? ¿Pudisteis hablar con él? ¿Llegasteis a saber en qué animal se conmutaba? ¿Cuáles eran sus intenciones? ¿Cuánto sabe de nosotros?

—Te lo explicaré todo en casa, no tengo ganas de contar las cosas dos veces—le respondo con una leve sonrisa apenas insinuada en las comisuras de los labios.

—¿Kairin, Darkxai, y los prisioneros ya han llegado?

Niego con la cabeza.

Los Karat nos habíamos separado en tres refugios mientras la investigación policial surgida a raíz del secuestro de Niel tenía lugar. Yack y yo habíamos permanecido en Greenlake, haciendo nuestra rutina normal. Kairin y Darkxai se habían alojado en casa de Jessica y se habían hecho cargo de los prisioneros. Por su parte, Shun y Skyress habían hecho una especie de tour de hoteles por los de la ciudad informándose del curso de las investigaciones y de la alimentación de Darkxai.

Ahora, a causa de la súbita aparición de un solitario Metax en nuestra clase, todos se habían visto obligados a volver.

Que los Metax nos encontraran era muchísimo más peligroso que el riesgo a que los humanos nos identificaran como los secuestradores de Niel y de Ethan. Mil veces. Si los Metax nos encuentran, nos aniquilarán. Y los humanos no tienen maneras de acabar con nuestra existencia.

Es, por tanto, demasiado peligroso que Yack y yo nos quedemos solos y desprotegidos en Greenlake. Todos los demás vuelven para enfrentarnos a esta amenaza juntos.

—Vendrán ahora, en seguida, supongo.

Shun y yo nos encaminamos a la casa. Yack le ha abierto la puerta a Skyress y ambos han pasado ya a la cocina.

Los Karat nos alimentamos de humanos, no de comida. La utilidad de una cocina en nuestra casa es prácticamente nula, por lo que Shun en ocasiones la emplea como lugar de reunión.

Cuando pasamos al interior de la estancia, Yack ya se ha recostado sobre una silla y colocado los pies sobre la mesa. Skyress se encarama sobre la vitrocerámica. Ambos nos miran, expectantes, como esperando a que el líder o yo hagamos una introducción a lo que será la reunión.

—Orden del día—comienza Shun adoptando el tono oficial que suele emplear en este tipo de situaciones—Asuntos pendientes. Uno, informarnos sobre la amenaza de los Metax que se cierne sobre nosotros…

—Del Metax—ataja Yack—En singular. Solo hemos detectado la presencia de uno.

—Puede haber más. Los Metax no se desplazan en solitario. El hecho de que hubiera uno solo en esta zona sería tan insólito que presagiaría aún cosas peores—Shun se sienta sobre la mesa de la cocina, de cara a los chicos y de espaldas a mí—Pero eso ya lo veremos luego, cuando lleguen Darkxai y Kairin. Segunda cosa en el orden del día, encontrar donde vamos a dormir ahora que hay dos personas más en la familia—remarca la última palabra con acritud—dos personas que, además, son prisioneros. No deben escapar.

Esta casa consta de tres habitaciones. En una, en literas, solían dormir Skyress y Darkxai, los menores. En otra, sobre una cama de matrimonio bastante grande, los mayores, Shun y Kairin. Y en la tercera, en camas separadas, Yack y yo.

Con lo de la sed de Darkxai, cuando este comenzó a volverse peligroso y atacó a su compañero de cuarto, Skyress, el esquema se modificó un poco.

—Tenemos que sacar una cuarta habitación de algún lado. Podríamos desalojar la cocina y montarla aquí.

—O en uno de los compartimentos del garaje—propone Yack—es un garaje demasiado amplio para una familia que solo posee dos coches. Además, mi deportivo es pequeño.

Decidimos que luego organizaremos una cuarta habitación en el garaje antes de que oigamos el timbre de la casa sonar.

—Abro yo—Shun sale disparado a abrir la puerta.

Skyress pone los ojos en blanco y niega con la cabeza, pero no hace ningún comentario.

Acto seguido, aparece de vuelta Shun seguido por cuatro figuras sudorosas y cansadas.

—El autobús nos ha dejado en la linde del bosque—explica Kairin, aceptando de buen grado el vaso de agua que Yack le ofrece—Hemos tenido que subir andando hasta aquí.

El último en pasar, Ethan, cierra la puerta de la cocina tras él. En su rostro se muestra una expresión de descontento que, pese a no tratarse de un chico excesivamente animado, es incluso inusitada en él.

Ethan, Niel, Kairin y yo tomamos asiento alrededor de la mesa. Darkxai se sube al aparador junto a Skyress. Shun permanece de pie frente a nosotros, erigiéndose en su papel de líder.

—Ha sido mucho tiempo prácticamente sin vernos la mayoría de nosotros y estoy convencido de que tenéis mucho que contar—alza una mano para acallar a Kairin, que ya había abierto la boca para replicar algo—pero ha surgido un tema que requiere mayor atención por parte de todos nosotros. Ya te lo mandé anoche por SMS, Kairin, pero igualmente conviene que lo repita ahora frente a todos; un Metax, como mínimo, se halla en Greenlake.

No sobreviene ningún tipo de confusión. Todos los Karat estábamos ya informados y Ethan y Niel, aunque conocen nuestra rivalidad y nuestra historia, no sienten el menor miedo hacia los Metax. Como es comprensible, ya que los Metax son protectores de humanos. Y ellos son humanos.

—El Metax en cuestión se hace llamar Kei y no conocemos aún cuál es su animal asociado. Se halla en la clase de Yack y Laos.

Me mira a mí, como cediéndome el testigo.

—Su comportamiento ha sido normal, al menos, durante el tiempo en el que Yack y yo hemos permanecido en su presencia. Atiende a la clase, hace los ejercicios, come chicle, como si de un humano normal se tratara.

—¿Y qué os hace pensar que es un Metax si no ha hecho nada sospechoso? —interviene Ethan, que pese a ser un prisionero se considera siempre en su derecho a meter baza.

—El olor, tío—le responde Yack, quien cruza las piernas sobre la mesa y se vuelve hacia él para contestarle—huele como cuarenta de esos perros juntos. Me sorprende incluso que los humanos no huelan lo que apesta.

—Vosotros ya visteis algo maloliente en el bosque una o dos semanas antes de que Kei hiciera su aparición—susurra Skyress desde su sitio—¿No os habéis parado a pensar en que puede haber alguna relación?

Yack y yo nos miramos a los ojos.

No era lo mismo.

No, definitivamente no lo era—respondo al otro lado de la conexión mental.

Nos encontramos, noches atrás, un rastro dejado por alguien en el bosque. Olía muy extraño, pero no era el mismo olor. Lo transmito en voz alta para todos los presentes. Shun, visiblemente harto de tanto jaleo, opta por olvidar ese incidente y no complicar aún más la situación.

—Yo voto por coger y que vayamos a la casa de ese Metax, o a donde sea que resida—toma Darkxai la palabra. Oírle hablar de forma coherente, con su voz normal (aún un poco rasposa, pero después de su expresión enloquecida de los últimos meses, todo es preferible y una mejora) es tan curioso que casi todos los Karat nos asustamos—y matarlo antes de que pueda dar el chivatazo al resto de su sucia estirpe.

Niel y Ethan lo miran con alarma. Kairin se gira lentamente hacia él, que está detrás.

—¿Lo crees necesario?

—¡Kairin! —exclama Shun con los ojos bien abiertos, como si no diera crédito a la reticencia de su hermano—¡Vale que seas el eterno enamorado de la raza humana, es anti ético, pero te lo consiento! ¡Sin embargo, no toleraré que defiendas a un Metax! ¿Crees que no es una amenaza? ¿Crees que nosotros olemos la pura mierda a la que apesta y él no nos huele a nosotros? ¡Alguien que se me oponga a la hora de ajusticiar a un Metax no es un Karat, y por tanto, no es hermano mío!

Sus palabras caen sobre la habitación como una pesada losa. Los humanos se miran entre ellos. Darkxai  y Yack muestran una expresión acongojada. Skyress se saca de nuevo los cascos de música del bolsillo y se mete uno en la oreja.

—Relájate—le insta Kairin—me refiero a que antes de tomar resoluciones tan inmediatas, deberíamos considerar mejor la situación. Un Metax se halla en evidente posición de ventaja con respecto a dos de nosotros. Todos los aquí presentes sabemos, más allá de nuestro sentimiento de orgullo hacia la propia raza, que los Metax cuentan con mejores habilidades y mayores reflejos. Si ese niño no acudió a la salida del colegio a saltarles encima a Yack y a Laos y asesinarlos, hubo un motivo. Van a cumplirse veinticuatro horas desde que se encontraron ellos dos y él. Ellos dos siguen vivos. Y eso, hermano —clava una mirada de hielo en Shun—es por algo.

Shun parece ahora considerar la opinión de Kairin. Shun tiene en alta estima a Kairin, ya que este cuenta con un par de aptitudes que a Shun le hacen bastante falta; paciencia, comprensión y capacidad de razonar.

—¿Qué sugieres?

—Ir a verlo. Si queréis—alza el tono para acallar a Darkxai y a Yack, que ya iban a gritarle algo, sin duda haciendo alusión a la demencia—en un sitio público, donde pueden salir lastimados algunos humanos. Los Metax no atacan humanos, eso ya lo sabemos. Así tendríamos la garantía de que el Metax no nos va a atacar. Hablamos con él. Si la cosa se pone chunga o dice algo que lo pueda identificar como un posible espía, topo o amenaza de cualquier clase, lo reducimos. Lo secuestramos y lo hacemos nuestro rehén.

—Otro más, por qué no—ríe Ethan—si os da mucho miedito ir a hablar con el chaval, puedo ir yo con uno de vosotros. Según vosotros, él no me atacará por ser humano.

Shun y Kairin se miran entre ellos, como considerando su idea.

—No—dice finalmente Shun con firmeza—tú y Niel estáis supuestamente desaparecidos. Irán Laos y Yack, que están en su clase—desvía su mirada hacia mí—hablad con él. Informaros de todo lo que pueda ser importante, cuando llegó, por qué llegó, si está solo, cuando planea irse, cuáles son sus intenciones, si sabe que somos seis, si sabe que tenemos humanos…comenzad con un tono cordial, pero si las cosas se ponen feas…—cierra los puños con fuerza, mas apenas imperceptiblemente—sacadle respuestas por la fuerza.

Yack y yo lo consideramos unos instantes por nuestro canal telepático y finalmente asentimos.

 

 

La segunda cosa en el Orden del día era recolocar el garaje para formar una cuarta habitación. Esa parte resulta ser más o menos sencilla. Nuestro garaje consta de varios boxes, uno en el que tenemos el coche de Yack, otro en el que tenemos el de Shun habitualmente, y un tercero en el que tenemos libros, ropa y objetos que en otras épocas fueron útiles. Como un desván.

Como el coche de Yack es un deportivo bastante pequeño, la mayoría de cosas del tercer box cabrían más o menos bien junto al coche. Nuestra tarea, coordinada como siempre por Shun, consiste en mover todas las pertenencias posibles del tercer box al segundo.

En ese trabajo colaboramos todos, incluidos los humanos, que ni siquiera rezongan. Hora y media más tarde, el box está casi totalmente vacío. Mostraría un aspecto bastante acogedor si no fuera por las manchas de pintura en las paredes, el polvo y la luz mortecina de una lámpara de pocos watios.

—Todo esto puede remodelarse, y compraremos colchones y demás—dice Shun, aparentemente de mejor humor—ahora decidme, ¿Quién va a dormir aquí?

Ninguno de nosotros está dispuesto a dejar su dormitorio y los humanos tampoco parecen muy satisfechos con el aspecto conjunto del sitio.

—Necesito desmantelar el sistema actual de habitaciones—prosigue Shun—las designaré yo mismo. No es conveniente tener a nuestros queridos prisioneros juntos por motivos evidentes, así que Ethan y Kairin ocuparán el dormitorio de la litera, léase, el que antes ocupaban Darkxai y Skyress.

Ethan abre la boca para dar su opinión, pero inmediatamente la cierra. Como si le hubiera tocado el turno, Kairin la abre después, mas él finalmente acata la decisión del líder con un asentimiento de cabeza.

—Darkxai, por su parte, debería dormir con Niel, de manera que si por la noche le sube…la sed...pues pueda saciarla inmediatamente. Dormirán aquí abajo, en las camas que les procuremos.

Ninguno de los dos hace por su parte ningún gesto.

—Skyress…

—Laos y yo preferiríamos seguir durmiendo en el mismo cuarto—interviene Laos, viendo que le iban a encasquetar a Skyress, tal era la expresión de Shun.

—Bien, Skyress y yo dormiremos juntos en el que hasta ahora ocupábamos Kairin y yo—suspira, derrotado.

Una vez asignados los dormitorios, quedan distribuidas las tareas para hoy. Shun y Skyress irán a comprar los muebles necesarios para constituir otra habitación ahí. Ethan y Niel se quedarán en casa, custodiados por Kairin. Darkxai, Yack y yo iremos al instituto. Yack y yo con la finalidad de interrogar al Metax. Y Darkxai, por si las cosas se ponen demasiado feas.

Notas finales:

¿Les gustó?

A lo mejor mañana o pasado les tengo ya el próximo cap, casi seguro.

Los rw's me ayudan a ir más rápida (?)

Nah, realmente creo que se lo tendré de todas formas.

Los amo a todos. <3 *besos moe*


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