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Compensación por maxi anime

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Notas del fanfic:

Declaimer:

Los personajes no me pertencen, todos son de su gran creador, el gran Kurumada.

No gano nada con este fic.

J Aioria espero te guste.

Un nuevo proyecto corto, de dos caps, ya está el segundo término pero primero quería saber si este fic si lo aceptan, no como el anterior que subí de Syd y Bud y apenas lo leyeron, pero no dejaron un solo Reviews, salvo J Aioria que si comento, por eso yo lo premio con este fic. Tiene de todo un poco, bueno  lo mismo de siempre te de esta pareja aunque como vieron en la advertencia no lo encontraran en este cap sino en el siguiente J espero les guste.

Todos cometemos errores en esta vida, errores que tarde  o temprano llegan a alcanzarnos como si fueran flechas para demostrarnos que nos hemos equivocado y, por lo tanto, un error tiene un precio, a veces mucho más caro que otros, pero en fin un precio a pagar. Por el simple hecho de ser humanos tenemos derecho a cometer errores, no así a justificarlos o a juzgar los errores de los demás, no somos dioses, no somos líderes de nada, solo somos simples seres humanos que tomamos caminos equivocados y ¿Por qué no? Cometemos esos desaciertos con tal de satisfacer nuestro propio ego, como en mi propia experiencia.

Siempre jure, perjure, sin importar a quien se cruzara en mi camino, quien fuera mi aliado o quien fuere mi enemigo, yo era el santo más valeroso y justo, el más fiel a la diosa Athena, mas sin embargo cometí muchos errores  y todos ellos fueron contra la diosa. ¿Qué clase de santo fiel podría ser yo si atente contra la vida de mi diosa? Soy como el propio DeathMask de cáncer en sí, aunque sea fiel a mi diosa, el simple hecho de ser el santo poderoso que me creo  no soy fiel a mi diosa, todo lo contrario, estuve a punto de matarla creyendo realmente ser quien la salvaba.  ¿Qué clase de santo soy? ¿Cómo pude creerme el más fiel a Athena si estuve a punto de matarla y fui el asesino de quien la protegía?

Despertad sabiendo el pasado que uno lleva detrás de si es una carga que se lleva como un puñal en el corazón y, que debe permanecer allí para continuar con vida, lo sé es una especie de mala comparación, nadie puede vivir con un puñal atravesándolo, pero en si es la forma de expresar lo que pasa por mí, aquello que me duele y a la vez acaba desde dentro con migo.  ¿Qué decir sobre mis acciones? No soy el santo más fiel a Athena, sino el asesino de aquel que realmente lo era, no merezco portar la armadura de capricornio, mucho menos tener en mi poder la sagrada Escalibur, la espada sagrada que lucha por justicia y la verdad.

Creo yo, en mi juicio como hombre mi diosa, la gran Athena, se ha equivocado en revivirme a mí, junto a él, no juzgo como errores que reviviera a los justos, a los que realmente le han demostrado total fidelidad, como Mu o el gran maestro de cinco picos, Dohko, o aquellos que demostraron fidelidad después de comprobar que era la diosa realmente, como Aioria y Milo, o quienes, a pesar de no saber la verdad sobre el asunto, de tener sus sospechas sobre el patriarca, obedecían pero siempre siguiendo los designios de Athena, sobre defender el amor y la justicia, como en el caso de Camus, lo cierto es que yo no merecí sin revivido, aun así la diosa lo vio  diferente.

 Heme aquí parado frente a los demás santos dorados, todos sonriendo como si nada hubiera pasado y, a mi lado, está el, a quien asesine, quien fue mi mejor amigo, mi ejemplo a seguir, el verdadero santo más leal a la diosa, el santo legendario, a quien hoy todos admiran y en cierta forma veneran como a un dios, Aioros de Sagitario, quien me sonríe amablemente, intentando comenzar una conversación, la cual, en mi interior no merezco, no merezco ser su amigo, mucho menos que mi corazón palpite por fuerza hacia él, pero los sentimientos no pueden controlarse y eso lo sé muy bien, lo he visto, hasta del santo más frio.  Miro al frente, intentando distraerme, asintiendo  todo lo que dice Aioros y observo a cada uno de mis compañeros, todos se ven diferentes, como más felices y no puedo evitar sonreír, incluso cuando una pequeña nota de papel pasa por mis manos, que están en mi espalda  y se claramente a quien va dirigida, Camus,  no hace falta que mire quien la envía, Milo está sonriendo, saludando con su mano a Camus, quien disimuladamente lee la nota que le acabo de pasar y se sonroja, siempre me pregunte que dicen las famosas notas, que en toda reunión están presentes y hacen sonrojar al indiferente Camus.

La relación de esa par sí que es digna de admirar, aunque ambos se hallan amado desde su temprana infancia, recuerdo bien como paso todo, a pesar de ser unos niños y con los años las cosas fueron sabiendo de todo, y cuando Camus cumplió los catorce años me pidieron a mí que los casara, ya que no había nadie más adulto en las doce casas y el patriarca iba a ponerse en contra.   Pensar que años atrás la mayoría de nosotros éramos muy unidos, aunque siempre tenía mis peleas con DeathMask, no éramos muy amistosos entre los dos. Como el mayor de los diez que nos encontrábamos en las doce casas siempre me vio en el papel de niñero, Mu y los demás eran demasiado pequeños, incluso Afrodita y, supuestamente, yo, como el santo más “adulto” debía guiarlos para que no cometieran actos imprudentes y proteger a Aioria que le faltaba quien lo proteja por ser el llamado hermano del traidor.

Miro disimuladamente las manos de Milo y Camus,  aunque no puedo darme cuenta sé que dentro de las muñequeras, de lo que envuelve sus manos hay dos anillos, de un pedido que mi hicieron los dos casi siete años atrás, cuando supieron que Camus debía ir  a Siberia para encargarse del adoctrinamiento de nuevos santos desde Siberia.  El pedido fue extraño y también les dije que era extremo, pero saber que, los dos cumplirían con aquello hasta antes de morir, uno en la revuelta del santuario y el otro después en la guerra de Hades, supe que hice bien en  ser quien los “cazara”. Recuerdo ese día como si hubiese sido ayer, no se puede olvidar un pedido semejante nunca, más cuando vienen de quienes eran mis vecinos propiamente dichos.

  Flashback.

Me encontraba frente a la gran estatua en mi templo, aquella que tenía al santo más poderoso, al más fiel, siéndose entregada por Athena la espada sagrada.  Me sentía tranquilo, de haber cumplido con mi cometido diario, cuidar al santo de Leo hasta antes que se fuera a dormir, ningún guardia o santo inferior tenía derecho a maltratarle por ser el hermano del traidor Aioros y yo le prometí a él, al difunto santo de sagitario, que cuidaría de su hermano pasara lo que pasara.

Un par de pasos irrumpieron mis pensamientos, los ambos provenían de la entrada principal por lo que me di vuelta para poder recibirles a mis visitantes, conocía esos cosmos como nadie y a esas horas normalmente era el guardián de la casa superior quien siempre pasaba por mi templo volviendo al propio, pero esta vez venía acompañado, Camus de Acuario y Milo de Escorpio, ¿Quiénes más podrían ser? No me sorprendí al verlos, más aun que se tomaban de las manos.

-¿Acompañas a Camus a su casa Milo? ¡Eso es demasiado caballero hasta para ti!- exclame sonriendo.

-No exactamente…Shura- me respondió Camus- venimos a pedirte, un pequeño favor.

-¿un favor?

-Sí, cabra, necesitamos tu ¿Cómo se dice? Autorización, bendición y toda la cosa-  me respondió Milo-eres como un hermano para Camus, después de todo y eres el más sensato de todos nosotros.

-¿Qué se les ofrece?- exclame mirándolos sin entender a donde querían llegar.

-Shura, después de mucho pensarlo y creo que también lo sabes, Camus se va a ir a Siberia para entrenar a quien será el santo de Cisne, y por más que allá muchos aspirantes el entrenamiento tardara seis o siete años cuanto mucho que el  portador para esa armadura termine su entrenamiento, por más que mi Ganimedes sea su maestro- exclamo Milo besando al mejilla de Camus quien se sonrojo y le tomo de las manos- él sabe que lo amo, que lo voy a esperar y respetar siempre, pero claro, soy hombre y el también, y aunque él sea el más sensato, perseverante y paciente, teme que yo sea capaz de engañarle.

-No entiendo a donde van con todo esto.

-A lo que voy y Camus está de acuerdo conmigo, es que queremos casarnos,  la única estatua de la diosa en la que podríamos jurarnos amor…es la tuya.

-¿Quieren casarse frente a mi estatua?- pregunte- pueden hacerlo con gusto, voy a mi recamara para dejarlos solos.

-No…queremos que tu…me entregues- me interrumpió Camus- eres lo más cercano a un hermano que he tenido, y eres mi vecino, Milo siempre tiene que pasar por tu casa para verme,  y siempre le has dejado las cosas en claro, de cómo debe tratarme, de cómo debe comportarse y me ha dicho que más de una vez le dijiste que si me hiciera llorar, tú te encargarías de que escalibur lo dejara sin descendencia.

-¿están completamente seguros?- pregunte inseguro de aquello- no estoy seguro de ser la persona correcta para tal cosa.

-Si lo estamos- me respondiendo a la vez, lo que me saco una gran sonrisa.

-Bien, nunca he hecho esto, guíenme por favor-

-Si- exclamaron sonriendo, algo atípico de ver en Camus, no así en Milo.

Los tres nos colocamos frente a la gran estatua de Athena, ubicada en la mitad de mi templo, Milo tomo la mano de Camus y sonrió, luego me miro, lo que me puso un poco nervioso y pude notar que Camus también lo estaba.

-Ante la diosa Athena, aquí presente, frente a esta gran estatua, yo, Milo de Escorpio, Guardián de la casa del escorpión celestial,  juro con todo mi corazón que amo a Camus de Acuario, guardián del templo de la preciosa vasija.

 

-Milo- exclame aun un poco nervioso, no tenía idea de que decir, fue algo repentino, por lo que toma a Camus de la  mano- Yo, el guardián de la décima casa, de la cabra de los montes, te entrego a mi compañero, vecino, amigo, casi hermano, para que lo cuides, lo respetes y más te vale cumplir bicho o sufrirás el castigo de la espada sagrada, confiada a Athena a su santo más fiel.

-Ya entendí y creo que la diosa también.

-Más te vale, yo te vigilare bicho rastrero mientras Camus no este.

-Diosa, dígale algo- me señalo Milo- me está tratando como si yo fuera a serle infiel a Camus y usted sabe que no lo seré.

-Confiamos en ti Milo, ¿verdad Athena?- exclame mirando la estatua.

-Yo, Camus de Acuario, santo dorado guardián del templo de la sagrada urna, juro ante mi diosa Athena, amar y respetar a Milo de Escorpio, guardián de la casa del escorpión celestial, hasta que la muerte nos separe.

-Te amo Camus- susurro Milo ante mis ojos, tomándole las manos a Camus, lo que me causo una sonrisa de oreja a oreja, ver como el santo de Acuario sonreía y se sonrojaba.

-Entonces, por el poder otorgado por mí, los declaro casados- exclame sonriendo- pueden besarse y nada de sexo hasta los dieciocho ¿han entendido? No queremos que Camus vuelva en nueve meses con un bebé que cuidar y que no pueda cumplir sus obligaciones.

-Sabes que eso es imposible- me reto Milo, momentos después beso a Camus y salió a toda prisa rumbo al templo superior.

Me sonreí de ver eso, Camus parecía realmente feliz de aquel pequeño teatro que montamos solo los tres y en mi adentro esperaba que realmente cumpliera con lo que acababa de prometer frente a la estatua de Athena.

Fin Flash Black.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro y recordar aquello, miro a quien estaba a su derecha, como estaba sonrojado al leer un nuevo papel que llego a sus manos de manera disimulada. Mire a Milo, el había cumplido con esa promesa, en los años de ausencia, además de ir a Siberia o escribirle cartas a Camus, no hacía nada más, le admiraba, lo había visto en bares cuando acompañaba a Aioria, muchas mujeres y hombre se acercaban a Milo de manera sugerente y el a todos les rechazaba de manera muy educada, y no solo eso, hasta aconsejaba a Aioria, que si tanto le gustaba la amazona de plata de Águila que fuera y se le declarara, aun así eso no paso hasta después de la guerra de Hades.

Miro hacia delante, allí estaba DeathMask de cáncer, se veía fastidiado con la reunión matutina, escuchando las palabras del patriarca, Shion, pero cada tantos segundos lograba lanzarle besos, de manera muy disimulada a Afrodita, quien sonreía mucho.  Al lado de DeathMask, a su derecha, estaba Saga con la mirada baja, cosa que no había cambiado desde que abrió los ojos, y a su izquierda estaba Aioria, quien se encontraba  impaciente, lo note por el pie que movía de manera energética.

 La reunión termino como siempre, Milo no tardo en ir a tomar la mano a Camus, le dio un beso de manera muy caballero.  DeathMask espero a Afrodita, dedicándole una sonrisa como pocas. Me pare en seco, sonriendo aquellas muestras de afecto mientras asentía a las palabras de Aioros.

-Shura, ¿puedo hablar contigo un momento?- me saco de mis pensamientos Camus,  a quien Milo tenia del brazo- amor, quiero hablar un momento con Shura, ¿me esperas en mi templo?

-¿Sobre qué?- pregunto Milo, yo tampoco entendía que quería hablar Camus conmigo, y Milo no podía estar presente.

-Es algo personal, entre mi hermano y yo- me sonrió- no te preocupes, termino de hablar e iré a hacer la cena para los tres.

-Si tú lo dices, preparare la tina para más tarde- sonrió y luego le beso en la mejilla a Camus, lo que causo que se sonrojara- soltó la mano de Camus y se alejó a paso lento, sin dejar de darle miradas a Camus hasta que desapareció por las escaleras.

-Shura ¿Por qué ignoras a Aioros?- me pregunto cuando nos vio solos-

-Yo no lo ignoro.

-Shura, Aioros te invito a Salir y dijiste ajam, te invito a ir a un hotel y respondiste ajam- me dijo serio, lo que me sorprendió.

-¿Qué? ¿Cuándo dijo eso?-

-No lo dijo, pero en cualquier momento lo dirá y  vas a responder igual, no lo escuchas.

-Lo siento Camus, no me di cuenta, estaba pensando.

-¿En qué? Soy como tu hermano, tú lo dijiste hace mucho…desde que regresamos has estado muy disperso, no eres Shura, me tienes preocupado.

-Supongo que es la culpa- sonreí- no te preocupes.

-Si es por lo de Aioros él te dijo que te perdonara, si es por lo que hicimos en la guerra de Hades, Athena te dio su bendición, eres uno de los santos más fieles a la diosa y no digas que no ¿culpa de qué?

-Por todo Camus- contente sonriendo- siempre cometemos muchos errores, pero los míos podrían haber matado a la diosa  y lo sabes.

-Te escuchas igual que Milo cuando todas las noches me pide perdón por dejar pasar a Hyoga y ser de manera indirecta mi asesino, deja de hablar así, yo me suicide, fue mi decisión, si Milo hubiera matado a Hyoga no lo hubiera perdonado nunca y lo mismo pasa contigo.

-¿Qué? ¿Aioria no me hubiera perdonado por no asesinar a su hermano? Camus, el me odia- exclame-

-Shura, no tenías opción- objeto mirándome con seriedad- yo tenía siete años cuando paso, tu unos diez, solo seguíamos ordenes, a mí se me ordeno no salir de mi templo esa noche a ti, ir tras el traidor, no podíamos elegir qué orden acatar y cual no, Shura deja de lastimarte con la culpa, no tiene caso que lo sigas haciendo.

-Es imposible lo que me pides, Camus, yo asesine a una persona, inocente de lo que se le juzgo y detrás de todo lo que paso, los sucesos que mi accionar desencadeno.

-Shura, si seguimos la larga cadena que desencadeno  todo lo que aconteció, el único y exclusivo culpable de todo y no solo hablo de la muerte del patriarca Shion, fue Kanon y con el estoy muy agradecido- me miro sonriendo- de no ser por él, no tendría al maravilloso alumno que tengo, mi futuro sucesor, Hyoga, de no ser por él tu no hubieras legado a escalibur a Shiryu ¿sabes lo que sería de esos pobres chicos?- me miro con cierta seriedad  y a la vez preocupación en su rostro- sí, es verdad, las muertes de quienes no llegaron a ser caballeros se habrían evitado, pero no hubiéramos ganado la guerra de Hades, venciéndolo definitivamente, sin Pegaso no se podía, el sería un adolecente normal viviendo junto a su hermana, no sabría quien fue su padre…desde el punto de vista de Hyoga sus opciones fueron muy limitadas, de no haber muerto su madre el viviría en Siberia, pero, al morir ella el quedo solo, el mismo me dijo que Mitsumasa Kido, su supuesto padre, ni siquiera lo trato como si fuera un niño, lo trato como a un soldado que se alista para la próxima guerra, ¿cariño? Nadie les expreso – me señalo donde estaba su casa, desde donde podíamos verla, allí claramente se podía notar a Hyoga sentando en las escalinatas de afuera, esperando por impaciencia a su maestro, la cabellera corta y rubia del ruso era inconfundible.

-Camus…- exclame anonadado, todo lo que decía era verdad.

-Ese chico que vez allí, ha logrado milagros ¿Qué crees que sería de él y sus amigos de Kanon no haber hecho lo que paso?, sería otro abandono más de la sociedad, rodeado de vicios, de dolor y sufrimiento, viviría cada día como si fuera el ultimo ¿estudios? Olvídate, sé que Hyoga a esas cosas no es adepto, él es un buen muchacho, tiene sus pequeñas cosas que criticar, pero finalmente es bueno, de no haber estado yo en su vida el seria como todas esas personas que Poseidón o Hades intentaron eliminar, sería uno más de las razones…Hyoga al menos tuvo a su madre, imagínate a Shiryu, el si no tuvo a nadie, y fue cuando lo enviaron a cinco picos que tuvo una familia, de tu no haber asesinado Aioros, no lo tendrías en tu casa esperándote para cenar, deja de culparte por el pasado, porque gracias a él hoy tienes un gran presente.

Recordé entonces mi compromiso pendiente, más bien Camus me lo hizo recordar, me disculpe con él y salí a toda prisa hasta mi templo, le había prometido a Shiryu cenar esa noche junto a él y  Dohko, quienes muy amablemente me invitaron a cenar en la séptima casa, según ellos por verme muy solo. Llegue a mi recinto, donde Shiryu con una sonrisa me esperaba, me platico de lo que comerías esa noche, todos platos chinos, y sonreí, hacía mucho tiempo que no cenaba con alguien y ser invitado a cenar con el santo más sabio, uno de los más poderosos y aquel santo de bronce del que estaba tremendamente orgulloso, no era para menos. Bien llegue a mi recinto me puse lo primero que encontré, una remera polo color celeste y un pantalón de color café, me peine un poco y baje hasta la séptima casa, acompañado de Shiryu en todo el trayecto.

-Qué bueno que pudieras venir, tardaste demasiado, pensé que no vendrías hoy- exclamo el anciano maestro, en un cuerpo sumamente más joven que el mío.

-Muchas gracias por la invitación, disculpen la demora, tuve que hacer de hermano mayor un rato después de la reunión.

-¿De hermano mayor?- me pregunto Shiryu a lo que sonreí.

-Sí, veras, Camus es mi vecino más cercano, siempre que le ha tocado bajar debe pasar por mi casa, y al subir también, cuando el debía ir a Siberia tenía unos catorce años y yo tenía diecisiete, así que yo lo acompañe hasta el aeropuerto, cuando regreso yo lo fui a buscar, lo mismo cuando venía cada tanto tiempo para informar cómo iban los entrenamientos,   soy como su hermano mayor y el mi hermanito- exclame sentando en la mesa la cual ya estaba servida.

-Shunrei, deja de poner las cosas en la mesa, ya está todo hija, siéntate- sonrió Dohko a la joven de cabellos negros, la cual se sentó en la mesa y se sonrojo.

-¿ella es su hija maestro?- pregunte observándola- es igual al padre debo admitir.

-y Shiryu es mi hijo, se sobreentiende todo- exclamo sonriéndome.

-Me alegra que cenaras con nosotros al fin- sonrió Shiryu mirándome, parecía verse muy contento de verme.

-De ser por mi vendría todos los días, pero por cortesía…

-Puedes venir cuando gustes, de vez en cuando necesito ayuda para malcriar a Shoryu- sonrió Dohko en burla, lo que causo un gran sonrojo en la única pareja presente.

-¿Podemos hablar de otra cosa?- pregunto Shiryu sin salir de la vergüenza en la que su alegre maestro siempre lo metía, aunque realmente se sentía muy apreciado- ¿de qué trato la reunión?

-Hay nuevos turnos para la guardia nocturna, siempre hay que hacer el relevo, DeathMask me suplirá por el siguiente mes- aclare- y eso fue todo, no fue una reunión muy importante ¿alguna pregunta de interés Shiryu?

-Disculpe, santo de capricornio- pregunta Shunrei algo tímido lo que me causo ternura- ¿No se siente muy solo en su templo?

-Aunque me sienta muy solo, no puedo dejar mi templo, mi deber es guarecer el décimo templo, proteger a la diosa.

-Todos los santos son iguales- sonrío Shunrei mirándome- deberían pensar en algún momento en ustedes y después en Athena, aunque fuera una vez, Shiryu cuando quiso pensar una vez en sí, tuvo que volver a ir, aunque fuera para salvar a Seiya, siempre pensando en otros.

Sonreí ante eso, era verdad, pero si nosotros no luchábamos quizás no habría más humanidad que proteger. La cena prosiguió entonces tranquilamente, entre una charla amena y alguna que otra crítica de Shunrei, y en medio de la tranquila velada el pequeño Shoryu despertó para saludarnos, al menos eso dijo Shunrei cuando lo llevo a la mesa para darle su mamila mientras nosotros tomábamos café.

Después del café nos quedamos Dohko y yo en la sala, ya que Shiryu y Shunrei fueron a ocuparse de atender al pequeño que no quería volver a dormirse y quedarse despierto toda la noche para que sus padres adoptivos también lo hicieran. Me quede a solas con Dohko y no me molestaba, siempre respete al anciano maestro de cinco picos, no solo por ser el más sabio de todos, por los doscientos años y dos guerras contra Hades que llevaba sobre sus hombros, era un santo digno de respetar y apreciar los pocos momentos que uno pasaba junto con él, porque con pocas palabras podía darte una lección que te dejaba con la cabeza dando miles de vueltas.

-Shura, veo en tus ojos pesadumbre- me exclamo mirando seriamente, lo que note, al parecer me había examinado con la mirada desde que había ingresado a tu templo.

-No sé qué es lo que ve, maestro- exclame tranquilo.

-Puedo ver más allá de lo que tú crees, tu cosmos me lo dicen todo- me sonrío- ¿has hablado con Aioros?

-No sé qué debería hablar con él, solo somos compañeros y…

-Deben decirse cosas, llevar en tus hombros su muerte y que luego supieras la verdad,  después de trece años de vivir en una mentira, un santuario propiamente corrompido ¿no lo crees?

-Siento que no tengo nada que decirle, antiguo maestro.

-En ese caso, ¿Por qué no intentas compensarlo por el pasado?- me pregunto mirándome sereno- créeme, quieres hacerlo.

-Maestro yo…

-Sigue mi consejo muchacho, tu cosmos intranquilo, tu corazón sufrido, es lo mejor que puedes hacer y seguramente Aioros pensara bien como compensarlo y calmar tu corazón herido.

-¿usted lo cree?- pregunte un poco indeciso, si era cierto que yo aún al día vivía con la culpa del pasado, de haber asesinado a un ser justo.

-En el pasado, si alguien cometía un error y lo reconocía, luchaba por redimirse de aquello, pero si la persona ante quien cometió el error había muerto claramente la redención era bastante complicada, hoy tienes la posibilidad de redimirte ante Aioros, demostrarle que sinceramente estas arrepentido por el daño que le ocasionaste, y no solo a él.

-Aioria- exclame pensante.

-Sé que en estos años has cuidado de Aioria, Marin me lo ha asegurado, te ha visto detrás de pilares, procurando siempre que ese niño estuviera a salvo de cualquier soldado e incluso guardia que quisiera dañarlo, dime ¿Por qué lo hacías? No lo hacías solo por el recuerdo de Aioros, sino porque en tu interior sabias que era imposible que Aioros fuera un traidor a Athena,

-El me formo como caballero, como santo de Athena y yo le pague asesinándolo- exclame cerrando mis puños con fuerza al punto de lastimarme la mano con mis propias uñas.

-Bueno, creo que es hora que le pagues a Aioros de la manera más proporcionada,  no pierdas tiempo, habla con él, a estas horas el corazón es más sabio que la mente- me aconsejo- ve con calma, sin portar la armadura, es la mejor manera.

-Si- exclame sonriendo, me incline en modo de respeto y salí tranquilo, pensando en que le diría a Aioros.

Camine tranquilo por cada escalón, pensando cada palabra que debía decir, el viejo maestro tenía razón en sus palabras, sabía leer el cosmos y el propio corazón, si alguien sabia como solucionar cualquier mal era él.  Al llegar a escorpio pensé que quizás Milo podría aconsejarme, al ser amigo de Aioria algún consejo de cómo tratar con Aioros podría decirme,  lo busque por todo el templo, incluyendo en su habitación y no lo halle, lo que supuse que él se encontraba con Camus y al examinar su habitación note una bolsa de supermercado,  curioso me acerque a ver que habría comprado Milo y se lo había olvidado, quizás era algo que debía guardar en la nevera. Grande fue mi sorpresa al encontrar una caja de condones, y no solo eso, la caja estaba cerrada y era recién comprada, con una loción lubricante y el ticket de compra decía que la compra se había realizado no hacía más de unas pocas horas. 

Me imagine entonces que Camus y Milo estaban teniendo relaciones sin protección,  por lo que me preocupe por Camus, y Milo iba incluido también quisiera o no. Tome la bolsa tal cual la encontré y subí a toda prisa, debía llegar antes de que esos dos comenzaran a tener relaciones y sin protección alguna a la mano, olvidándome entonces de lo que quería hacer en un principio.

Llegue entonces a Sagitario, donde Aioros estaba ya con su pijama puesto, preparándose para dormir. Tenía un conjunto de color azul oscuro, con estrellas en él, algo infantil para mi gusto pero le quedaba bastante bien, lo salude cortésmente, aunque Aioros sonrió con su vaso de leche en la mano y me miro con una sonrisa muy alegre.

-¿de dónde vienes?- me pregunto.

-Fui a cenar con el viejo maestro…perdona Aioros, no tengo tiempo….

- Siempre ocupado, no te preocupes… ¿si vienes de cenar porque tienes una bolsa de una tienda sexual?- me pregunto señalándome la bolsa.

-He, no es mía, es de Milo, voy a llevársela, esta con Camus en Acuario…

-No los molestes Shura, déjalos que se diviertan- me sonrió.

-He, una cosa es dejar que se diviertan y otra muy distinta es dejarlos que no usen protección- exclame sacando la caja- Milo no va a hacer sus cosas sin protección, más si su pareja es mi hermano.

-¿No sabía que Camus y tu eran hermanos? Espera, eres español y el francés…no entiendo- dijo mirándome con intriga.

-Es algo moral, Camus me considera su hermano mayor así como yo a él como mi hermano menor, no hay lazos de sangre Aioros, ahora con tu permiso voy a evitar que Milo llene la cocina de mi hermano de humo.

-He, ya me perdí ¿van a cocinar?- me pregunto sin entender.

-No Aioros- exclame molesto- van a tener relaciones sin protección- intente explicarle.

-Shura, tranquilo, son jóvenes, déjalos que se diviertan.

-Con protección- exclame mostrándole la bolas y subí a toda prisa, sin darme cuenta que Aioros me seguía.

Tan pronto como pude llegue al templo de Acuario, comencé entonces a buscar a quienes deberían estar allí, notando una gran oscuridad en el recinto y comencé a abrir puerta por puerta, en el primer cuarto encontré a Hyoga durmiendo como si nada pasara, entonces fui al siguiente encontrando el baño. Después de mucho buscar encontré el cuarto de principal y note que la cama estaba tendida.

-¿A dónde se metieron?- me pregunte mirando el cuarto vacío.

-Deben estar aquí- me interrumpió Aioros y fue cuando note su presencia, abrió una puerta a la derecha, donde pude ver un baño privado. Entramos los dos sin saber que ver, notando el enorme espacio.

El baño privado de la estancia era incluso más grande que el que yo tenía en mi templo, estaba la bañera, donde Camus y Milo se besaban apasionadamente, Milo estaba de espaldas, apoyando la espalda contra la bañera, mientras Camus estaba mirando directo hacia mí, dejo lo que estaba haciendo y se escondió en la bañera, lo que causo en Milo un terrible frio en la espalda, no quería darse vuelta, lo note.

-MILO DE ESCORPIO- grite- COMO SE TE OCURRE.

-Ha…hola Shura- exclamo hundiéndose en la tina.

-Shura ¿Qué haces aquí?- me pregunto Camus sonrojado, se salió de la tina y se cubrió con una toalla lo más que pudo, ocultando una gran erección que tenía.

-Encontré esto tirado en casa de escorpio- exclame sacando la caja de condones y me acerque a Camus para dárselo- si él no quiere ponérselo, no tendrán relaciones,  eres mayor, imponente ante él y tú también úsalo, deben usarlos ¿sí?

-No te preocupes, tengo condones en mi habitación, y aquí en el baño- me dijo sonrojado- no íbamos a hacer nada sin protección, no debiste molestarte en venir, solo para darnos eso.

-Dame eso- exclamo Milo sacándome la bolsa, cuando momentos atrás se salió de la tina y sin ningún pudor se acercó a mí- no tienes nada que hacer con esto.

-Si tengo, mi hermano no será ningún juguete sexual.

-Shura, Milo ya basta, no te preocupes Shura, todo está bien, nos protegemos, no voy a permitir que Milo quiera hacer algo sin protección- me interrumpió Camus- además, no podemos hacer mucho ruido, Hyoga duerme, Milo no va hacer nada que yo no quiera, te lo prometo.

-Confió en ti hermanito, no me defraudes, ni a mí ni a Hyoga- le abrace y luego lo mire a los ojos- siempre con protección, que no quiero verte sufrir en la mañana porque ese bicho te allá lastimado.

-Hermano- sonrió- no te preocupes, mi esposo sabe comportarse.

-¿esposo?- pregunto Aioros.

-Después te explico- exclame sonrojado, abrace a Camus y luego le di la caja y la bolsa, para después llevarme a Aioros conmigo fuera del templo.

-No entiendo nada- exclamo serio.

-Hace seis o siete años, yo case a Camus y a Milo en mi templo, frente a la estatua de Athena-explique como pude- fue una forma que Milo no engañara a Camus en los años que este estuvo en Siberia, supe que Milo también visitaba con mucha frecuencia a Camus mientras entrenaba a sus discípulos, olvidándose de los dos niños que en la cabaña vivían con Camus, pero siempre fue fiel y respeto su unión, el amor de Camus y todo lo que significaba para él...Mu me conto que cuando murió Camus, Milo se encargó de todo, de bañarlo, de cambiarlo, peinarlo y prepararlo para el entierro,  incluso le puso la moneda en la boca, no era un euro, era una moneda antigua que fie herencia de su familia, luego diariamente, en las noches, le llevaba flores y tomaba frente a su tumba, nunca en un bar, porque a Camus no le agradaba que Milo se metiera en esos lugares, eso me conto Mu, en un principio acuse a Milo de serle infiel a Camus cuando este falleció, resulto que no fue así, Milo lloro mucho la muerte de Camus al parecer, ahora ¿Qué paso cuando subíamos las doce casas y Milo se encargaba de Camus? no lo sé, no podía ver ni oír, así que si Milo aprovecho las casas de escorpio y acuario, no sé, ellos no me han querido decir nada.

 -Entonces Milo es contrario a lo que se piensa de él, siempre vi a Milo, cuando era niño como un niño inquieto, como un bicho, metiéndose en todos lados, molestando o jugando, pero nunca quieto y de adulto pensé lo mismo de él, un bicho que le gusta probar, de aquí de allá, con variedad de relaciones, pero no creí posible que realmente él se centrara en una pareja y en verdad no cometiera esos errores de engañarlo, de lastimarlo- exclamo tranquilo- Me equivoque y me alegro mucho por él.

-Todos nos equivocamos- exclame mirando al entrada de mi templo y recordé lo que quería hablar con el santo de sagitario- Aioros… ¿estas libre mañana?

-Si ¿Por qué?- me respondió alzando una ceja.

-Mira…yo, lamento mucho lo que paso hace trece años, lamento todo el dolor y el sufrimiento que cause y…

-No digas más, ya te lo he dicho, no hay nada que perdonar, solo seguías ordenes…

-Lo sé, pero fue mi culpa que murieras y yo…quiero compensarte por lo que paso, no me importa lo que me pidas, cuan absurdo sea, yo te compensare, voy a hacer todo lo que me pidas.

-Shura…- me miro con sorpresa- no es necesario.

-Si lo es, no estoy tranquilo sabiendo que soy culpable de haberte hecho daño, a ti, a Aioria…no merezco tu perdón pero al menos quiero compensarte por todo lo que paso- dije decidido, no iba a aceptar un no como respuesta- voy a hacer lo que tú quieras.

Continuara.

Notas finales:

Espero les allá gustado, cualquier cosa ya saben, solo comentarios en Reviews, quejas, consultas, cosas que les gustaría en el próximo cap, y si quieren un fic alterno con la historia de Camus y Milo en este, solo pídanlo, sino verán como me vengare y voy a hacer un fic más terrible XD. Próximo cap, con un Lemon que el GTA SAN ANDRES me ha ayudado a hacer.

Mañana, para los que esperan, nuevo capítulo de la lucha del amor, y en un par de días el próximo cap Locuras en la Mansion Kido, en la que solo están los santos de bronce. 


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