Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Heridas de un engaño por AGR

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Dejo claro que los personajes de Saint Seiya no me pertencen. 

Notas del capitulo:

Los engaños dejan grandes heridas y sólo depende de uno seguir adelante o no.

Se incorporó cuando dejé caer mí pantalón y el boxer. Estos se deslizaron de forma lenta hasta llegar al suelo, mi hombría quedaba al descubierto ante la mirada de placer que me dedicaba ese hombre moreno que emitió un silbido con solo verme. Caminé hasta llegar al sofá donde él implacable me esperaba y me coloqué a horcajadas sobre sus caderas, rodeando con mis brazos su cuello.

Noté su aliento traspasar la seda de mí camisa logrando que la sangre se alterara calentando de una forma exquisita mi necesitado cuerpo por sentir algo más que una caricia.

   –Mí hermanastra y su esposo regresaron a casa con el fin de reclamar sus derechos como heredera de la fortuna de nuestro padre. –Sus labios febriles me erizaban la piel cando rozaba cerca de mí cuello, mientras que pasaba ambas manos por sus azules cabellos. –Quiere mandarme a un Internado.

Me separó y entrecerró los ojos escuchando atento cada una de las palabras que formulaba, manteniendo una expresión tranquila aunque su mandíbula se encontraba tensa.

   –Yo me encargo de ella.

   – ¿Cómo lo harás? Me encuentro bajo su tutela, todo esto implica un gran riesgo.

No dijo nada, sólo me besó deforma demandante haciendo que mis ansias que provocaba el miedo que sentía, se alejará para dar rienda suelta a esos pecaminosos deseos. Correspondí a sus besos, ayudando a este a quitarse su camisa. Se incorporó lo necesario para que fuera más fácil esa labor de desnudar ese cuerpo bien formado.

   –Es mí problema. Entrégate al placer y deja de pensar.

Sus dedos comenzaron a jugar con las puntas erectas de mis pezones sobre mí camisa la cual iba desabrochando con calma, logrando que diera un leve gruñido causando una sonrisa retorcida por su parte. Posé mis labios en su cuello inhalando aquel aroma tan viril que emanaba de su piel morena. Había Sucumbido no sólo a sus caricias si no a su forma de lograr hacerme estallar con solo pocos roces.

Sus dedos delineaban de forma descarada el largo de mí hombría desde los testículos hasta el glande donde se detuvo para jugar y presionar un poco notando cuan húmedo y necesitado me encontraba con sólo estar así de expuesto ante su fiera mirada.

Me sujetó con su mano libre por la nuca para besarme hasta quedarme sin aliento por lo que me separé intentando calmarme ante sus juegos crueles.

   –Eres hermoso y todo tú ser me perteneces. –Su voz ronca causó en todo mí cuerpo un escalofrío tras pronunciar esas palabras. No pude evitar dar un respingo cuando sus dedos sigilosos entraban y salían de mi cavidad anal, dilatando esta para que cediera justo en el momento adecuado.

   –Clavaré mi verga en esta entrada caliente.

Su mano experta masajeaba ya mí abultado miembro cual mostraba esas venas inflamadas por la sangre que se acumulaba. En un rápido movimiento me puso bajo su cuerpo sin dejar de besarme de manera fogosa, rozando la punta de su glande en esa entrada que imploraba que le diera esa atención.

Supongo que sabía bien lo que estaba pensando ya que se comenzó a empujar esa verga provocando que me arqueara. Sus labios se apoderaron de una de las tetillas sin dejar de mover sus caderas tras darme aquellas arremetidas profundas y lentas, avivando así el libido que me lleva a perder la cordura formando gemidos cada vez más fuertes, pidiendo más y más.

Aquellos testículos duros golpeando entre mis nalgas y su falo lo puedo sentir a cada instante más grueso y erecto llenando mis entrañas cuales son removidas por las constantes embestidas. Me masturbaba tras dejar mis tetillas, sólo para verme. Según él decía que el ver mi expresión perdido ante el placer le hacía llegar al mejor de los orgasmos.

   –Quiero que te vengas. ¡Hyoga!

Aumentó el ritmo y volvió a besarme haciendo que mi cuerpo estallara con furia. Elevé un grito entre sus labios cuales mordí por el intenso orgasmo lleno de espasmos por lo que me aferré a su cuello escuchando el gruñido que emitía ese ensoñado hombre tras descargar todo su semen caliente dentro de mí.

El regreso Sahori a casa era una tortura no había un minuto de calma, incluso los empleados de la casa ya estaban por perder la paciencia a lo que acudían ante mi presencia para que hablara con ella. Acudo a sus suplicas, pero no conseguía nada por el simple hecho de tener solo quince años por lo que me enfrasqué en una disputa con ella logrando recibir como respuesta una certera bofetada.

Indignado por esa humillación fui a buscar a Ikki, pero no lo encontré y eso logró que varias lágrimas salieran. Caminé por largo rato hasta que oscureció, pero al menos mi mente estaba despejada logrando que no sintiera tanta bruma.

   –¡Aggg!.  –Era notorio por aquella expresión y exclamación, que mi hermanastra estaba con su típico mal genio por lo que me puse en alerta, justo por eso me dirigí a mí habitación sin cenar. Me dormí escuchando sus gritos reprendiendo a una de las empleadas que había dejado caer el retrato de nuestro padre. Por momentos sentía cierta pena por Seiya al estar casado con esa mujer aunque es notorio de que este no este no se encuentra enamorado de Sahori.

Dos largas semanas sin saber nada de Ikki, no puedo encontrar los motivos de su partida. Bajé corriendo esas gradas rumbo a la cocina a beber un poco de leche ya que desayunar como se debía me era imposible o si no llegaría muy tarde al Instituto.

Justo al salir me encontré con ese moreno en la puerta apunto de tocar el timbre. Mostraba un aspecto muy exquisito y ese potencial sexual que me provocó una punzada en el vientre. Me dejé llevar por aquel beso tan intenso que me ofreció con su habitual demanda.

   –¡Ikki! ¿Qué haces aquí? Sahori te puede ver y no quiero problemas. ¿Dónde rayos te metiste estas dos semanas?

   –Cuando estás nervioso te vez más hermoso. He venido para llevarte al Instituto. –Su sonrisa se amplió más cuando le estaba reclamando de su ausencia por lo que me besó la mano que había sujetado tras guiarme al estudio. Movía con descaro sus caderas contra mi dormía hombría notando que la suya estaba muy despierta. Sus manos en mis nalgas las cuales apretaba de manera delirante.  –Disculpa por mi falta, pero tuve que salir de improviso por cuestiones de trabajo.

   –Debiste llamar. –Una voz gélida con ese tono burlón me obligó apartarme de ese agarre, sintiendo cierto temor, pero el abrazo de Ikki me mantuvo en el mismo lugar. No tenía idea de que pasaría si esto llegaba a los oídos de Sahori.

   –Que interesante espectáculo. Se nota que heredaste el descaro de tú madre. –Aquellas palabras traspasaron mi corazón que no pude reaccionar como debía hacer para defender la memoria de mi madre, pero fue Ikki, quien abogó por los dos.

Todo pasaba muy rápido, solo podía notar la boca sangrante de Seiya por causa de ese golpe, mientras nos miraba desde el suelo amenazando a los dos de que se vengaría de alguna forma.

   –No cambiaste en nada Ikki, sigues siendo el mismo imbécil de siempre.

   –No te metas con Hyoga. Soy de poca paciencia.

   –¿Prefieres a un niño que aún hombre como yo?

No comprendía que pasaba y los motivos de tantos reclamos por parte del esposo de mi hermana. Ikki sostenía mi mano con firmeza pero no me causaba daño alguno. Sabía que estaba enojado por la manera de fruncir su ceño haciendo más notoria aquella cicatriz.

Con destreza colocó el casco en mí cabeza y me dio la señal de que me montara en su motocicleta y en pocos segundos estábamos en carretera, pero no me llevaba a mí lugar de estudio, era otro rumbo cual la verdad no conocía.

   –¿Adónde vamos? –Preguntaba alzando un poco la voz para que me escuchara, pero no hubo respuesta a lo que solo me dejaba llevar. No había nada que temer siempre y cuando Ikki estuviera a mí lado, aunque el mañana nadie sabe como será.

Llegamos a una cabaña algo alejada del bullicio del centro de la ciudad, debo decir que el lugar es muy hermoso. Me bajé de esa motocicleta quitando de paso el casco para luego posar mis ojos en Ikki, sintiendo una especie de corriente que agitaba mi cuerpo a ese placer lleno de pecado.

Con dos pasos largos llegó a mí lado besando mis labios que ávidos buscaron los suyo entrelazando nuestras lengua hasta que el aire hizo falta.

   –¿Qué hacemos aquí?

   –Este es mí hogar. Ahora nuestro Hyoga, porque quiero que te vengas a vivir conmigo. No deseo que estés en esa casa con ese hombre.

   –Algo sucede entre ustedes y quiero saber de que se trata Ikki. –Podía notar como su mirada se volvía dura y fría, mantenía su cuerpo erguido, logrando que bajara la cabeza ante su implacable autoridad. Era increíble ver como podía cambiar de un momento a otro su actitud, pero yo debía saber que pasaba entre ellos de alguna manera u otra.

   –Hace un parte años, no recuerdo cuantos, Seiya y yo fuimos pareja. Un día sin más se fue.

   –¿Sólo eso? ¿No hay nada más?

   –Estoy contigo y solo eso debes saber Hyoga.

Pasé toda la tarde con Ikki, estrenamos la casa haciendo el amor en cada rincón de ella. A su lado no hay reloj que marque la hora y eso me fascina ya que toda pena se aleja cuando me consumó en sus brazos. Ignoro el momento en que me dormí, pero fue el rayo de sol que pegaba en mi rostro lo que hizo que despertara confundido al no reconocer esa habitación como mía. Froté mis ojos para aclarar la visión, mientras que me invadía el aroma a café recién hecho que llenaba esa cabaña.

Escuché sonar mí móvil, notando un mensaje corto y directo por parte de Sahori, que debía estar furiosa por no llegar a casa. Me vestí lo más rápido que pude con tal de llegar a casa lo más rápido posible antes de que las cosas se pusieran peor. Ante las constantes suplicas y una amarga expresión de Ikki al acceder nos fuimos.

   –Aquí tienes amor las lleves de mi casa.

Se me rasgó la camisa al escapar por la ventana, pero eso no importaba cuando hacía todo aquello por estar cerca de Ikki, no podía permitir que Sahori me alejara de su lado. Al llegar en un taxi a su cabaña, la cual había cambiado por el departamento que tenía en el centro de la ciudad. Abrí aquella puerta de mármol que dejó paso libre a que entrara, podía admirar los acabados entre lo aristocrático y moderno.

No había duda que Ikki tenía un gusto exquisito en todo. Podía lograr que unos vaqueros deslavados y una camisa de seda parecieran  prendas de alta moda, no es posible que un solo hombre tuviera todo lo que uno necesitara.

   –¿Se puede saber en que piensas?

   –¡Ikki! Sólo pensaba en ti y lo delicioso que estás, por ello quiero comerte. –Mostró una sonrisa llena de picardía al ver como reacciono ante su sola presencia. Sujetó mis mejillas con sus morenas manos para darme esos besos que me vuelven loco y que suelen ser el inicio de un futuro orgasmo. Traía sus cabellos desordenados, su cuerpo cubierto por un pantalón holgado y una sudadera. El sudor bajaba por frente, era evidente que estaba corriendo, algo muy normal en él ya que gusta del ejercicio.

    –Me voy asear y luego podrás comerme todo lo que gustes. –Le observé perderse en su habitación por lo que sentí temblar mi cuerpo ante lo que pensaba hacer. Desnudé mi cuerpo dejando la camiseta y el pantalón negro doblados en la silla que este mantenía en su recamara, me subí a la cama dejando mi cuerpo tendido en ella.

Me incorporé al ver ese cuerpo moreno, frente a la cama, esos abdominales duros y trabajados por el constante ejercicio, la tensión sexual entre nosotros se podía sentir por aquel ardor en ambos cuerpos. Despacio y gateando me acerqué para besar aquellos carnosos labios que me invitan a pecar una vez más.

Abrumado por el tóxico aroma de su piel bajé hasta su cuello dejando una leve marca y continuar deslizando los labios por su amplio pecho que se expandía al buscar ese aire que le había robado un suspiro.

    –Chupa mí verga. Quiero tus labios en ella. –Mi corazón palpita con fuerza ante sus descaradas palabras que muestran lo ardiente que es en el arte del amor. Dios del sexo sólo eso puedo definir. Lamía desde la punta hasta sus testículos, de manera lenta que le hizo soltar ese gruñido.

Sus dedos se enredaban entre las rubias hebras de mí cabello marcando así el ritmo que deseaba su necesitado cuerpo. Ambos nos perdimos en aquel placer, pero fue un golpe acompañado por gritos, nos obligó separarnos. Aquellos hombres con el uniforme de policías sujetaron a Ikki, derrumbando a este al suelo, mientras que otros me inmovilizaban para que no me metiera.

     –¡Hyoga! No temas, confía en mí. Solucionaré este problema.

Sahori me miraba con aquella expresión de horror, y caminaba de un lado a otro por la habitación intentando procesar la información que le daba el doctor, pude notar el enojo impreso en su rostro, negando con su cabeza una y otra vez.

   –No lo tendrás. No voy a permitir que manches el apellido de mi padre. ¡Tatsumi! Alista todo lo necesario para la partida de Hyoga. Hoy mismo se marcha para Rusia. –Un fuerte dolor en mí pecho se había alojado ante aquellas palabras. Era un mese lejos y sin saber nada de Ikki, tenía que informarle que tendría un hijo de él, pero me era imposible salir de casa cuando el lazarillo fiel de mi hermanastra me sujetaba del brazo para guiarme hasta la recamara.

¿Qué podía hacer? ¿Cómo escapar de ese encierro? Tantas preguntas y pocas respuestas para lo que estaba sucediendo, la impotencia de no poder valerme por mí mismo, provocaba una rabia desmedida y esas nauseas que hacían que el miedo alojado en mí estómago fuera evacuado en la letrina. Ikki, sólo pensar en él me pone peor por el deseo intenso de sentir sus brazos abrigar mi cuerpo.  

   –Hora de marcharnos joven Hyoga. –Todo estaba dicho y debo irme. Al salir Sahori cerró sin más la puerta frente a mí mostrando todo su odio al punto de hacerme temblar. Seiya, disfrutaba aquel momento y notorio era por la risa burlesca que danzaba en sus labios mientras depositaba en mis manos un sobre. El vehículo arrancó dejando atrás lo que mi corazón no podría olvidar.

El vuelo fue largo y muy cansado, no tuve tiempo a nada ya que de inmediato fui reclutado a ese internado. Todo fue estrictamente ejecutado como lo dispuso Sahori y su esposo sin importarles mi opinión.

Las habitaciones son compartidas es por lógica saber cuando hay dos camas dentro de la habitación, la cual contiene un pequeño escritorio de madera, una pequeña biblioteca, en la parte de arriba una imagen de un Cristo. Las cortinas de un color verde que hacía juego con las paredes, el baño es pequeño pero se encuentra algo sucio como el resto de la habitación.

Cerca de la cama esta un pequeño closet en que puedes poner las pertenencias, tiene lo necesario para vivir en este encierro.

Un mes bastó para que todos en ese instituto se dieran cuenta de mi estado. Las ofensas y burlas eran el pan de cada día, no era bueno estar expuesto ante aquellos hombres que mantenía un odio puro a los homosexuales. La cirugía estaba destina dentro de quince días, pero no quería que pasara tal situación ya que es mí hijo, una vida que respetar.

La clase de deporte fue agotador, pero necesitaba calmar toda aquella ansiedad acumulada en mí corazón, tras de intentar llamar a Ikki y que este no me respondiera ninguna. Camino rumbo a las duchas cuando varios compañeros me comienzan atacar por lo que respondo acertando varios golpes, pero casi diez contra uno era difícil de poder defenderse. Cuando tenía a uno de ellos en una esquina quebrando su nariz, el jalón en mis cabellos y la patada en mi vientre me hizo caer de rodillas doblegando mí ser ante ahora mis verdugos.

Los gritos enardecían más el ego de aquellos que golpeaban mí cuerpo con varas. Sentir como abrían mis piernas para violarme, haciendo cada segundo una eternidad y el dolor tan insoportable me hizo caer en la inconciencia.

   –¡Ikki!

Todo me daba vuelta y apenas podía mantener mis ojos abiertos por la paliza recibida. Mis labios resecos por la sed y justo cuando intenté levantarme, ese dolor agudo me lo impidió por completo.

   –Por fin despiertas. Llevas dos semanas inconciente, procure no hacer movimientos bruscos no es bueno en su estado.

   –¿Qué me ha pasado?

  –Recibió varios golpes y la violación que sufrió hizo que abortaras al bebé.

Estoy solo con mí dolor, con un silencio que cala hondo en mis entrañas, me abrazo a mí mismo pensando como irme de ese lugar y regresar con Ikki. La bruma en los ojos de tanto llorar y las secuelas de los golpes pude ver aquel sobre que Seiya me había dado antes de partir.

Vomité como nunca imaginé hacerlo tras ver aquellas fotos de Ikki desnudo junto con Seiya. Cuanto dolor hay acumulado en un corazón que se quebró y ahora desaparece por completo.

   –¡Ikki! ¡No tú! –Llore todo el día hasta que observé los primeros rayos de sol colarse por las cortinas oscuras, comprendiendo que era el momento justo de regresar. No volveré a dejar que destruyan mi vida. Aún me encuentro aturdido, pero me obligo a pensar de forma fría manteniendo solo una pregunta ¿Qué más daño me pueden hacer?

Los gritos de Sahori no se hicieron esperar al ver que estaba de regreso. No puedo evitar ladear una sonrisa ante sus histerias constantes y con burla dejé caer a sus pies las fotos que su esposo me había entregado para destrozarme, pero Seiya había acabado su propia tumba.

   –¿Qué significa esto? ¡Responde Hyoga!

   –Significa tú realidad. Disfruta tú propia obra de arte. –Nada más tenía que decir. Tenía su mansión para ella sola y con nuevos recuerdos cargados de dolor, pero no me importaba ya. Un taxi me llevó hasta aquella cabaña la cual conservaba la llave, quiero solo mirar a Ikki por última vez.

Por un momento mis manos temblaron al abrir aquella puerta y pronto percibí el aroma a alcohol, a vómito seco, la imagen de aquel hermoso lugar ahora era solo un vago recuerdo y casa de perdición. Ikki, estaba dormido y abrazado a una botella de licor, pero se ve rastro de Seiya por le lugar.

   –Una vez dijiste que confiara en ti. No me alcanzará la vida para arrepentirme de haberte       amado alguna vez. –Sus orbes de aquel azul profundo me miraban desorientados al despertar con solo escuchar mí voz. No pude evitar llorar solo una vez más por ese hombre que con esfuerzo se incorpora para llegar a mí.

   –¡Hyoga! ¡Volviste! –Su aliento etílico apesta por lo que he dado un par de pasos atrás cuando al hablar escupía mi rostro. Me limpié con el dorso de la mano y con la otra apartar su agarre. 

   –No me toques. Sólo he venido para terminar de matar todo sentimiento por ti.

   –¿Me estas reclamando? ¡Tú! Me abandonaste Hyoga, te importó poco el amor que te tenía. Sólo una carta donde te burlas de mí, anunciando la muerte de nuestro bebé. –Me sacudió un temor cuando sus manos me sujetaban con fuerza desmedida mis brazos para sacudirme. –Eres un asqueroso asesino. -Me escupió esas palabras haciendo más grande el odio.

   –¡Te odio! –Fue un golpe lo que hizo que cayera al suelo, logrando que mí nariz sangrara. Al intentar levantarme este me tiró una vez más y me pesadilla se volvía nuevamente una realidad.

   –¿Me odias? Tiene razón Seiya al decir que eres el hijo de una puta asesina. Te daré motivos para que me odies.

   –¡No me toques! ¡No lo hagas!  –Las suplicas morían en cada embestido ruda y profunda. Cada palabra que decía en mí contra me destruía al punto de ya no poner resistencia. Los mordiscos en mí cuello, pecho, tetillas, dolían mucho sangraban y esa saliva con residuos de vómito se adentraban en mi boca al recibir sus besos hechos de ira mal fundada.

Estaba dormido a mí lado y me incorporé tras sentir como su semen salir mojando lo que quedaba de mí pantalón. Necesito escapar no creo soportar esto pero justo al salir Seiya llegaba mostrando su burlesca sonrisa y ese rostro de niño, luciendo un atuendo bastante costoso.

Se bajó de su vehículo mostrando una rabia que lograba tensar su cuerpo atlético, era de suponerse que Sahori le reclamó sobre esas fotos. 

   –¡Maldita zorra! Por tú culpa Sahori, ha pedido divorciarse y dejarme sin nada. Debiste morir con ese bastardo y ahora te vienes a revolcar con mí hombre. 

   –Tú solo te haz cavado la tumba de tú miseria Seiya y me alegra saber que al menos Sahori supiera la escoria que eres aunque ella es igual que tú. Mataron a mí bebé solo por dinero. –Mis manos tiemblan sin poder calmarlas, sólo deseaba irme ya no podía ver tanta basura. –¿Sabe tú hombre que mandaste a matar junto con mi hermana a su bebé? Por mí no te preocupes no me interesa saber nada más de ustedes.

   –Ikki, no tiene por que saber nada de ese maldito obstáculo. ¡Vete! Y no te atrevas en abrir la boca o te mataré.

   –No hace falta eso Seiya. –Ikki, estaba desconcertado ante la discusión entre Seiya y yo, pero lo que pasaría entre ellos dos ya no es parte mí. Los gritos de Ikki y las suplicas de Seiya al saber que se quedaría solo y sin dinero, los dejé de escuchar cuando abordé el taxi que me alejaba de todo ese dolor.

Al llegar a casa todo era un desastre, pero lo abrumador fue encontrar a los empleados de la mansión auxiliar a Sahori ante su intento de suicidio. Quizá era el pago por dañar a un ser inocente, pero de igual manera no me alegraba, sólo se que la vida misma es así.

Son pocas las cosas que realmente poseo, pero lo suficiente para iniciar una nueva vida y empezar de cero. El abogado de la familia mensualmente me depositará una considerable cantidad de dinero para continuar con mis estudios, eso me ha dicho cuando dejó de prestar atención a mi hermanastra.

Dos largos años por fin me gradué y ahora poseo un pequeño negocio de artículos para bebés, claro esta que además dirijo la empresa de la familia que por una gran estafa de los inversionistas esta estaba decayendo.

El patrimonio familiar estaba en la ruina, pero con la ayuda de un accionista que me ayudó logré sacar adelante la empresa. Suele ser cansado como satisfactorio estar de un lugar a otro y más cuando tienes que velar por la seguridad de un huracán.

   –Mime, hijo ven que debemos irnos. Papá tiene una reunión muy importante y no puedo dejarte solo. –Sus risas son la tonada perfecta para alegrar el más triste corazón, sentir su pequeño cuerpo entre mis brazos y el cómo este entrega sin limitaciones ese desbordado amor.

   –Papi, jugar.

   –Jugaremos luego de que papá termine su trabajo.

El sol brilla por lo que era preferible ir caminando y de paso comprar un helado a mí pequeño, que había que verle lo bueno que es para comer. El sonar del móvil me detiene bajando a Mime al suelo que no duda en limpiarse en mí pantalón sus manos llenas de ese helado de vainilla y chocolate. Molestarme por ese acto nunca lo haría si era mí hijo, solo mío. La voz desesperada de Shura mi abogado personal clamaba por mi pronta presencia en la empresa y no pude evitar reír ante sus quejas por el simple hecho de que el socio ya estaba esperando mí llegada.

Quince minutos tarde cuando entré a la sala de juntas donde Shura saltaba de su asiento alegando mi falta de cumplimiento por lo que realmente me enfadé sin importarme que ese hombre que gruñía por esperarme me escuchara.

   –Mi hijo está primero que cualquier idiota. Ten muy presente eso Shura. Nadie me va a dirigir mi vida nunca más. –Claras fueron mis palabras y con tono alto para que ese hombre igual escuchara. –Y si ese accionista tiene un problema con mis normas que me lo haga saber cuanto antes para disolver esta sociedad.

   –No tengo ningún problema. Yo igual tengo un hijo y se el tiempo que esto requiere. –Esa voz me dejó sin aliento, mis manos temblaban sintiendo ese terror por darme la vuelta y ver de quien se trataba. Una vez más me estaba enfrentando a mí pasado.

–¡Ikki!

Shun, es el hijo de Ikki y Seiya y lamentable fue el saber que ese pequeño se quedó sin uno de sus padres ya que este murió al tenerlo. No tuvo la dicha de conocer a su hijo como yo igual no la tuve cuando me lo mataron.

Ikki se enteró que Mime es su hijo y resulta mejor de esta forma porque así podría decir que otro ciclo se cierra para dar paso a uno nuevo. Es reconfortante ver como aquellos dos niños jugaban sin discrepancias ya que de algún modo ambos son hermanos y deben estar unidos.

   –Gracias por dejar que Shun se relacione con nuestro hijo.

   –No tengo el alma tan negra para negarle un hermano a Mime.

   –Hyoga ¿Algún día me perdonarás?

   –No fue fácil porque te amaba y mi alma estaba muy dolida, pero hace tres años que te perdoné. Me diste un hermoso ángel.

   –Se que es muy pronto para decir esto ya que solo llevamos pocos meses de que nos tratamos, pero quiero saber ¿Volverías conmigo? Podemos ser una familia como una vez soñamos. –Sus palabras me tomaron por sorpresa y debo decir que había esperado por mucho tiempo volver a estar con ese moreno que lograba sacar chispas de mi cuerpo. Esbocé una sonrisa genuina y no de dolor.

   –Se hace tarde y no es bueno que los niños se serenen. Creo que algo nos une de algún modo, solo iniciemos como amigos. –Beso sus labios de forma cálida y este respondió con gran intensidad hasta que dos pequeños nos separaron reclamando atención.

   –Nos vemos mañana Ikki .

   –Hyoga no olvides que te amo.

   –No lo olvidaré.

   –Papá Ikki, te quiero.

 

-FIN- 

Notas finales:

Espero de corazón que les guste este nuevo fic.

Gracias por tomar su tiempo y leerlo.

Kisus pervertido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).