“-je… llegaste tarde Roronoa Zoro *sonrisa*-
-¡CUINA…!-”
Zoro se despertó entre jadeos al tener nuevamente ese sueño, se llevó la mano por toda la cara e intentó volver a la normalidad –…mierda…-
Zoro se levantó de su cama y se dirigió a la ducha…al salir después de unos 30 minutos vio como un bulto se levantaba de su cama, al destaparlo observo a un chica que descansaba plácidamente y sin olvidar que estaba prácticamente desnuda…fue entonces cuando recordó de que ayer por la noche se fue a tomar unas copas y se trajo consigo a un prostituta que estaba cerca de su casa y ya desde ahí todo estaba claro…
-¿eh…? ya es de día?-dijo la chica mientras se levantaba
-vete…-
-¿eh?-
-te dije que te largues-repitió Zoro
-no me iré si antes que me pagues por mis servicios-replicó la chica-esto funciona así ¿sabes?-
-sé muy bien cómo funciona, no eres la primera- respondió Zoro-ahora, lárgate-
La chica cogió sus cosas, se vistió y se fue del apartamento de Zoro, con un suspiro algo pesado Zoro se vistió y salió de su apartamento.
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Las calles de Tokio antes solían ser de lo más tranquilo por estas horas, pero mediante iba pasando el tiempo…toda esta tranquilidad fue desvaneciéndose, poniendo en su lugar el ruido, los asaltos y sobre todo a los yakuzas. Asesinatos en plena calle era lo más normal que uno podía encontrar ya que la policía no ponían ni un solo pie por esos sitios, la mayoría lo llama “zona de matanza”
Zoro paseaba siempre por estas calles, se le era imposible salir de esta zona ya que tenía que hacer un trabajo antes de irse por completo.
-sigues por aquí…Roronoa-
-ya le dije que no me iré sin antes encontrar a ese tipo-
-¿tanto deseas vengar la muerte de tu hermana? Incluso sabiendo que era una cualquiera…-
-NO PERMITIRÉ QUE HABLES ASÍ DE ELLA-
Zoro desvainó su espada e intentó atacar al feje pero fue interrumpido por dos guardaespaldas.
-en el pasado fuiste mi fiel asesino, nadie puede superar el manejo de tu espada…deberías volver a trabajar conmigo si quieres que te ayude-
-stk! Cuáles son tus condiciones-
-*sonrisa* solo pido tu fidelidad-
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Zoro era consciente de los problemas que conlleva este trabajo, lo sabía pero no lo evitaba…ya que era la única forma de dar con el paradero del tipo que mató a la única persona que era importante en su asquerosa vida.
Paseándose por las calles llegó al único lugar en donde podía ahogar sus penas, un bar que se encontraba cerca de su apartamento…
-¿otra vez por aquí?-
-sí…-respondió con una sonrisa algo forzada, el feje de aquel bar era un buen amigo de Zoro ya que fue él quien lo ayudo en esos momento de perdida, ofreciéndole un hogar y un trabajo en un bar vecino que después fue dejándolo por cuestiones personales.
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Después de tomarse unas copas se despidió del feje y se dirigió a su apartamento, esta vez no estaba tan borracho como la pasada noche así que no se llevó consigo una que otra prostituta. A pesar de que estaba cerca de su apartamento se tardaba más de 2 horas en llegar pero eso era normal en Zoro ya que de orientación no tiene ni una pizca.
Al llegar al lugar después de un largo recorrido e intentar abrir la puerta, sintió como algo se lanzaba ante él haciéndolo caer en el suelo.
-¿eh? ¿Reiko que hace con ese marimo?-preguntó un chico rubio.
-¡¿A QUIEN COÑO LLAMAS MARIMO?!-grito Zoro
-eh? así que habla *risa* debe de ser algún juguete-se burló–venga Reiko, que es hora de tu comida-dicho esto el perro se levantó de encima de Zoro y salió corriendo hacia su dueño, Zoro al ser liberado del gran peso de su espalda vió de reojo a aquel chico y claro que no le pareció gran cosa.
-¿Quién eres?-pregunto con tono frio
-…así que eres una persona-respondió
-¿¡QUIERES QUE TE MATE O QUE!?-
-jajajaj… perdón, no te lo tomes tan mal, mi nombre es Sanji soy nuevo en Tokio y también soy tu nuevo vecino *sonrisa* gusto en conocerte- se presentó
-“genial, y ahora tengo un vecino…esto es cada vez peor”-pensó Zoro mientras observaba la feliz expresión que ponía su nuevo vecino, era molestoso para él ver esa expresión. Sin darle más importancia ignoró al chico y se metió en su apartamento, esa noche volvió a tener el mismo sueño.