Two Faces Of The Past
«— ¡Vamos, corre! —gritaba su compañero, si no eran rápidos los atraparían y Zhang Yixing no quería que los atraparan, pero su pierna herida no ayudaba para nada. — ¡Vamos, Yixing, nos atraparán! —aún con más fuerza le decía, adelantado ya unos pocos metros.
— ¡Min… Minseok! —intentaba pedirle auxilio, pero éste no parecía comprender, enfrascado en su escapatoria.
— ¡Ahí vienen, Yixing!»
Eso es todo lo que logra recordar de ese día. Aquel día en que perdió a su mejor amigo, a su amante. Zhang Yixing se encuentra completamente solo desde aquel día. Lo perdió todo, pero ni siquiera el ser cautivo es lo que más le duele; sino el hecho de que Minseok lo abandonó.
A veces, se le olvida recordar ese día. Pero él mismo se obliga a hacerlo. Ha perdido la calidez, el sentir, e incluso siente que perdió el corazón. Es como una máquina operada por alguien más, porque ni su cerebro funciona, está fundido.
«— ¡No lo toques, suéltalo! —aquel desconocido lo defendía, y él seguía sin comprender por qué. Él era más alto y podía defenderse solo, pero no lo hacía, no le gustaba pelear. En cambio aquel chico, al cual nunca había visto antes en su vida, sí lo hacía. Lo defendía a él y sólo a él.
— ¿Y quién eres tú, mocoso? —el Señor le había dicho, enojado. Alguien se había entrepuesto entre él y su niño consentido.
— ¡Me han dicho que soy Xiumin, pero yo quiero seguir siendo Kim MinSeok, para poder ser grande y defender a Yixing! —se había atrevido a desafiarle, sin temor a represalias, Lay cada vez lo admiraba más, pero Zhang Yixing se había enamorado a primera vista de él.
— Oh, ¿así que eres el nuevo? —murmuró el Señor, al cual, tanto Lay como Zhang Yixing temían. — ¿Estás celoso, acaso?
— ¡Sí, muy celoso, Señor! —Zhang Yixing había reído en su interior ante la militar respuesta de “Xiumin”, pero Lay seguía manteniendo la mirada congelada. — ¡Declaro a Yixing como mío! —claro, hasta ese momento. La impenetrable mirada de Lay había caído al suelo hecha pedazos, mostrando el rostro de Zhang Yixing, sonriente y sonrojado.
— Mmm, puedo dártelo, sí. Pero con una condición… —dijo el Señor, agachándose hasta la altura de Minseok. — Tú tendrás que cumplir con sus deberes ahora. —había sonreído de manera frívola y planeadora, pero Minseok sólo sonreía encantado.
— ¡Acepto! Pero Yixing sólo será mío.
— Trato.»
Recuerda ese día como si lo estuviera viviendo en esos momentos, y la sola imagen de lo que sucedió cinco horas después, a las 01:44 hrs de la madrugada, cuando Minseok se coló en su habitación, lo obliga a recostarse sobre sus hermosas y finas sábanas de satén. Su cabeza queda prácticamente sepultada entre las almohadas de plumas, tan suaves y tan costosas. Sus piernas se abren sutilmente, obligando a su fino traje de seda roja deslizarse por ellas, dejando al descubierto todo desde la cintura hacia abajo, uno de sus hombros también está a la vista, al igual uno de sus pezones.
Su mano se desliza lenta y pausadamente por todo su pecho y abdomen, hasta llegar al lugar palpitante y más duro de su anatomía en esos momentos. Sus cuidados y delgados dedos se pasean por ahí, haciendo vibrar su cuerpo, y obligándolo a separar unos centímetros sus labios para soltar leves gemidos debido a la placentera sensación. Su mano se siente como si no fuera suya, como si alguien más lo tocara, pero él sabe que no es así, él está solo, siempre lo ha estado y siempre lo estará.
«— M-Minseok… a-ah… —gemía bajito, avergonzado de lo que la mano del chico sobre él le provocaba, apenas lo conocía, pero su cuerpo clamaba por él a gritos, y ni Lay, ni Yixing pensaban desobedecer.
— ¿Te gusta, Yixing? Dime cuánto te gusta y te daré más… —le había prometido, repartiendo besos por su cuello, por su pecho, por su estómago, bajando más y más.
— M-me… me gusta mucho… —respondió. Sus ojos se cerraban aunque él no lo quisiera, sus manos se mantenían a ambos lados de su cabeza, aferrándose a la almohada, sus piernas abiertas dándole paso al cuerpo de Minseok… y su miembro malditamente erecto y duro debido a las caricias de él.
— Me alegra… —había susurrado el chico sobre su vientre, dejándole un sonoro beso ahí antes de separar sus labios de su piel, y tomar con ellos otra parte de su cuerpo.
— ¡A-ah! —gimió Yixing a viva voz. Ya había tenido miles de labios sobre su glande, había sentido muchas bocas succionar y lamer su pene, pero ninguna lo había hecho estremecerse así. La boca de Minseok trabaja con su miembro tranquilamente, con calma y un poco de afición, le regalaba simples caricias, pero lo hacía gemir por más.»
— M-Minseok… —no pudo evitar suspirar su nombre al sentir unas manos paseándose por sus costados, acercándolo hasta un cuerpo ajeno, el cuál repartía besos por su rostro, sentía la tela de unos pantalones apretándose contra su miembro, mientras él se masturbaba, sentía la dureza bajo ellos. Luego sólo sentía un pecho desnudo juntándose al de él, haciéndolo arquear su espalda en busca de más contacto. Su cabeza caía hacia atrás, ojos cerrados, boca abierta, imaginación fluyendo.
— No… Xiumin…
«— ¿Te gusta así? —le preguntaba Minseok, Yixing sólo asentía, perdido entre tanto nuevo sentir. Se había corrido hace ya mucho, y sólo había podido avergonzarse de su corta duración, Minseok sólo se había dedicado a no perderse ni una gota y a volver a besar cada centímetro de su piel, volviendo a subir. Había sido gentil con él, y con mucha delicadeza y consideración, había introducido dos dígitos en su interior antes de penetrarlo. Yixing sólo había gemido al sentir al chico en su interior, haciéndolo suyo como nadie nunca había hecho antes.
— S-sí… —sus labios con suerte lo habían dejado susurrar aquello, antes de volver a gemir el nombre del chico que lo poseía con tanta parsimonia, delicado, tranquilo, lento. Llegando hasta el fondo de Yixing, tocando lugares que nunca nadie había explorado antes, conquistando como suyo cada terreno del interior de él.»
— ¿Te gusta, Lay? —preguntaba él, succionando la piel de su cuello, enviándole vibraciones a todo su cuerpo, las cuáles lo hicieron gemir aún más alto, soltando su miembro con una mano para rodear la nuca del otro, invitándolo a marcar el lugar, a volver a poblarlo como hace tanto tiempo atrás hizo.
— S-sí… Minseok… me gusta a-ah, me gustas…
«— ¿Te sientes bien? —aún sonaba agitado, mientras acariciaba con ternura su mejilla, él sólo le había podido sonreír tímidamente, sonrojado. Minseok aún no salía de su interior, pero de todas formas el semen se escurría entre sus piernas, acariciando sus muslos, hasta descender por su trasero, fundiéndose con las sábanas.
— Mejor… que nunca… —respondió entrecortado, buscando el tacto en su mejilla, casi ronroneando como un pequeño gatito lo haría, sus manos se encontraban en el pecho del chico, acariciando ese sector, deteniéndose repetidas veces en el lado izquierdo, siente su alborotado corazón pidiendo salir de aquella pared de carne y hueso y compenetrarse con el de Yixing.
— Me alegra escuchar eso, Yixing. —susurra a milímetros de sus labios, tentado por probarlo una y mil veces más, desearía estar ahí para siempre, justo en ese lugar. No. Mentira, a él le gustaría mucho más estar en otro lugar, siempre y cuando sea Yixing quien lo acompañe ahí, quiere escapar de ahí y no volver nunca más, pero sin Yixing nunca lo haría.»
— ¿Eres feliz, Lay? —le pregunta al notar sus lágrimas acompañadas de su tímida sonrisa, mientras lo rodea por el cuello, sin querer dejarlo ir. Llora en su cuello y le ruega que no lo deje atrás de nuevo. Que él correrá más rápido y lo alcanzará, que ésta vez no volverá a caer y que a él no le pasará nada…
«— ¡Min… Minseok! —intentaba pedirle auxilio, pero éste no parecía comprender, enfrascado en su escapatoria.
— ¡Ahí vienen, Yixing! —Xiumin había gritado a todo pulmón al ver a los guardias de las Subastas Bajas corriendo cuadras más atrás, los alcanzarían pronto si no hacían algo. — ¡Yixing! —gritó espantado al verlo caer al piso, con la pierna sangrando como un grifo que no se ha sabido cerrar, corre rápidamente hacia él, olvidándose cruelmente de los matones corriendo tras ellos. — ¡Yixing, por Dios, levántate! —le suplica, moviéndolo en el suelo, el chico está pálido, pero sigue consciente.
— N-no… —le cuesta hablar, ver, e incluso respirar, el dolor no es nada, pero ha perdido mucha sangre en toda la trayectoria desde el prostíbulo hasta donde se encuentran; A pasos de la libertad. — No… puedo… —no sabe qué pasó cuando dejó de sentir el frío suelo bajo él, lo único que siente son los brazos de Minseok rodearlo fuertemente de un momento a otro, cubriendo todo su cuerpo con el propio, formando un escudo humano sobre él. Sólo escucha gritos, maldiciones, lamentos y perdones. Un último “Te amo” y un cuerpo caer sobre él. Luego… sólo recuerda haber despertado en esa sucia cama nuevamente, sin Minseok. Él lo había abandonado.»
— Sí, Minseok… soy feliz… siempre lo seré contigo… —susurra por última vez antes de caer dormido sobre sus sábanas rojas de satén. Agotado tras haber hecho el amor con Minseok una vez más. Luego, el cliente se levanta de la cama y acomoda su ropa, acariciando el rostro de Lay con una sonrisa en sus labios antes de salir de aquella habitación.
«— Perdóname, Yixing… no p-pude… cumplir mi pro-mesa… este… este es el final. Sigue sin mí… Te amo…»