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La pelea de Kurapika por I Love Kurapika

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Hace tanto tiempo que Kurapika no tenía a nadie con que hablar. Desde su pelea con sus amigos por perder en los
videojuegos, Kurapika sentía que era tiempo de acabar con la
reñida pelea; Todos pensaban que Kurapika era un afeminado imbecil que solo le atinaba a la logíca matematica.
Pero un día Kurapika fue a jugar a los videojuegos ya que no
tenía nada que hacer; ahí se encontro a unos viejos amigos jugando un juego de luchas Leorio peleando con Gon.

-¿amigos? hola.., -dijo Kurapika algo nervioso-.

-vaya vaya, -dijo Leorio macabramente-, no puedo creer que
el chiquirris güerito este de nuevo aqui, vienes a pelear en
Zuiketten, (el juego donde Kurapika se ardio por perder tanto).

-No, ya se me olvido Leorio, se que me excedi un poco, per..

Cuando Kurapika volteo sus amigos ya no estaban, y el solo quedo hablando tristemente.

Al día siguiente, Kurapika se decidió a seguirles, y a decir
puros pretextos incoherentes para que no sospecharan que
el pobrecito rubio solo quería estar con ellos.

El lunes Kurapika persiguio a Leorio hasta un bello.. puesto
callejero de tacos,y se sento primero sin que lo vieran.

-Por que me siguen, - dijo Kurapika con una espantosa actua-
ción-,

-¡Que otra ves tu!, - dijo Leorio encabrado-, el que nos sigue
eres tu infeliz rubio, con piel blanca semi-albina.

Leorio, -murmuro Killua con los ojos furiosos- ¿eres racista?,
¿por que siempre ofendes a los muy blancos albinos?,
por que no eres como mi novio Gon, que sabe convivir con la
gente de diferente color.

-No Killua no me mal interpretes a mi no me importa si la gente es blanca o negra,es solo que no se que otra cosa decir para ofender a Kurapika.

-Nunca me ofenderas con racismos,- Dijo Kurapika molesto-.

-Ah por cierto pense que a ti no te gustaba la comida mexi-
cana, -dijo Leorio con una sonrisa de sospecha-.

-Ahh, ehm...., ¡el otro día me gustó!.

- ¿A si?,¿y por que te gusto?, ¿cual fue el taco que te agra-
do?.

.Mmm, ehm, ¡el de sushi con pulpo fertilizado!.

-Mmm, ¿pulpo fertilizado?, dios, nunca había oído de tal pulpo
y ademas...¡no existe el taco de sushi con pulpo fertilizado!.


-¡Claro que si!, yo lo comí!.

-Bueno, bueno, sr. albinetas no te enfades, (Killua lo miraba
con ojos de asesino),ehh, hii, ¡enseñanos donde lo comiste!.

-Si, si ¿donde lo comiste?, -dijo Gon alegremente-, yo quiero
saber a que sabe un taco de sushi con pulpo fertilizado.

-aahhh mmm, ¿que hare?, -pensaba Kurapika- nunca e pro-
bado el taco de sushi con pulpo fertilizado.

¿Y bien sr. semi-albino?.

-Leorio, te recomiendo que te cubras el cuello, - dijo Killua a
punto de estallaer de tanta ira-.

-No Killua perdón se me salió....¡Que importa, vas a decir don-
de lo comiste, si o no mentiroso!.

-Si lo comi en la calle del camarón caballo.

Leorio, y los demás no respondieron nada, mientras su rostro
se cubrió de dudas.

.¿Camarón caballo?, -dijo Leorio ultra confundido-, Kura de
que te la fumaste, por que no inventaste algo más razonable,
y creíble.

-¡Es creíble!, por que lo comi en esa calle.

-Bueno Kura, llevanos ahí.

El rostro de Kurapika se cubrió de terror, y una temblorina se
apodero de su cuerpo.

-Que los lleve....¡no es justo!, dijiste que solo era decirlo, no,
guiralos.

-De que te quejas sr. albi.... ¡Kurapika!, que te cuesta llevar-
nos hasta alli, o ¿fue una mentira?.

-No, no la fue,los llevare hasta ahí.


3 horas de atascamiento en el canal de Miramontes habían
pasado, y Kurapika no sabía ni donde estava.

-Es por alli.

-Ahí es el camellón de el canal de miramontes,-dijo Leorio-.

-Por allá

-Ahí es gigante.

-allá.

-Ahí esta wal-mart.

-por ahí.

-Ahí esta la santa clara.

- junto al cine.

-ahí esta gallerias coapa.

¡Fregada madre!, -grita Kurapika donde se voltea bruscamente
hacia Leorio!, - si tanto sabes por que no lo encuentas tu.

-Por que yo nunca supe de una calle llamada camarón ca-
ballo.

El rostro de Kurapika se inclino con arrepentimiento, mientras
suspiraba tristemente.

-Kurapika, ya sabemos que lo inventaste, dinos ahora ¿por
que nos seguías?.

-Por.........por.....poo....¡por que quería disculparme por no sa-
ber perder!, y... y.... y...¡por que quería estar con ustedes!.

Kurapika comienza a llorar, y se azorraja a abrazar a Leorio.

-¿ves eso es todo?, ¿es tan dificil?.

-¡Perdoname, perdoname por favor!, -gritaba, y lloraba el rubio,
mientras sus manos apretaban mas a la cintura de Leorio.

La mano de Leorio acaricia la cabeza de Kurapika, mientras
su otra mano frota su espalda.

-Estas peronado mi güerito favorito, -decía románticamente
Leorio.

Leorio levanta la cabeza de Kurapika, y con su dedo indice
retira delicadamente las lagrimas de sus azulados ojos.
Mientras Gon miraba sorprendido.

- Killua cuando yo llore vas a ser romántico como Leorio, ehh,

un sape guajolotero golpea con fuerza la cabeza de Gon.

-Estas imbecil, yo no soy tan cursi.

3 Semanas despues Leorio invita a Kurapika y a los demas a ir a las maquinitas de miramontes a jugar Zuiketten.
El juego comienzó, y como de costumbre Kurapika perdía
todos las batallas; a la ventigesima novena ves que perdio
Estaba a punto de estallar de ira, pero observo que todos lo
miraban muy animados, y sonrientes.

-quiero mi revancha, -dijo Kurapika con mucho animo-.

-Claro que si sr. albino.

Derrepente un vaso de cristal, sale disparado a unos cuantos
centimetros de Leorio, y le abre la cabeza a Gon.

-Perdón Gon, -dice Killua-, ese era para Leorio, pero me falló.

-Hijo de tus albinesca madre, -dice Gon con la cabeza san-
grienta.

¿¡Que?!.

Gon le comienza a aventar jarrones, crniceros, vasos, etc., y
una pelea de objertos mortales, y desangradores comienza.
Todo iba bien hasta que un cigarrillo prendido le cae a Leorio.

-¡AAAA!, hijos de su pelona, -grita Leorio-, ahora si se los cargo la tiznada.

Ahora ya son 3 personas luchando, y la lucha incluía, afi-
lados puñales, bolas de boliche, y cubiertos.

-jaa jaa jaa,- se reía tierna e inocentemente Kurapika-, cuan-
do derrepentinamente un tenedor perdido lanzado como pro-
yectil se le clava salvajemente en su ojo derecho.

Kurapika se inca en el suelo, y comienza a llorar de sufri-
miento, y dolor, mientras la parte derecha de su rostro es-
ta bañada en sangre.
Leorio, y los demas se voltean aterradamente al oír esos
perturbadores llantos, y desecubren a Kurapika con el ojo
gravemente lastimado por un tenedor encajado, y sin visibi-
lidad en la parte derecha de su rostro a causa de la sangre
que escurría.

-¡Dios mio Kurapika!, -dijo Leorio, mientras se acerca rapida-
mente a Kurapika-, que te paso, dios mio te estas desan-
grando, tengo que quitarte ese tenedor de mangos.

-¿de..de mangos, -murmaraba Kuarpika-, me imagino el pico
enorme que he de tener clavado en mi bello ojo azul, si tu
me quitas el tenedor será un dolor que que no podré soportar.

-Lo siento pero te lo quitare quieras o no, es por tu salud, Gon
Killua agarrenlo fuerte.

Gon, y culua toman a Kurapika de manos, y pies mientras
Leorio se acerca a el.

-¡No Leorio, no por favor!, -gritaba Kurapika-.

Leorio tomo el tenedor de su ojo, y suspirando dice -estas
listo Kurapika, 3.. 2..(Kurapika lloraba horrible), y ...¡tres!.
Leorio jala bruscamente el tenedor.

-¡AAAAAAA!, -grita Kurapika,-antes de desmallarse por el
tremendo dolor que tuvo.

-aahh, ahhh , ahhh, dice el rubio tomandose de la venda que
cubría su ojo, y levantandose con dolor, -¿donde estoy?.

-En mi consultorio, -dice Leorio-.tuvimos que regresar a a nue-
stra ciudad natal.

-¿que paso?, ¿por que me duelo horrible mi ojo?.

-Por que le desprendimos bruscamente un tenedor de mango.

-Pero ya acabo todo, ¿verdad?.

-No, Kurapika necesito operarte.

-¡Que!.

-Tengo que..... salvarte ese ojo.

-¿que quieres decir, Leorio?.

-Que si no te lo opero bien, y a tiempo tendre que........

-¿Que que?.

-Que... que...¡dejarte tuerto!.

El silencio absoluto domino el consultorio, nadie dijo nada,
y Leorio salió del consultorio, mientras Kurapika se quedó
con las pupilas encogidas.

-Si la operación no sale bien, me quitaras mi ojo azul....

El día de la operación había llegado, Leorio entraba al consul-
torio con su traje de doctor, y su maletín basico.

-Ya llegue Kurapika, -dice Leorio con mucho valor mientras entraba por la puerta -., acúestate Kurapika, voy a enpezar la operación.

-Un momento,-dice Kurapika-, y¿y los enfermeros, y suero,
y todo lo demás?.

-Si tu no tienes dinero para pagarte la operación, menos yo.

La preocupación se apodero por unos segundos del consul-
torio, mientras Leorio se acercaba al bello rubio.

-jjakk, jakkk.

Las lagrimas de Leorio calleron sobre el rostro de Kurapika.
El rubio abrio los ojos confundido.

-¿Leorio estas llorando?, -pregunta Kurapika-.

-Tengo miedo Kurapika, -responde Leorio-, si algo sale mal,
tendre que dejarte tuerto, ya perdí a un amigo, y no quiero
dejar a otro incompleto, jakk jaikk.

-Leorio, no te preocupes, -dice Kurapika acercandose mucho a el-.

Kurapika tomo la cabeza de Leorio, y la acerco lentamente a
la suya, derrepente los labios de de Leorio y Kurapika que-
daron profundamente unidos.

-¡Jesús, María, y José!, - dice Gon con sus ojos cubiertos por
estrellas,- Killua, si me fueran a operar tu serías tan romántico
como Kurapika.

Un sape guajolotero retumbo en el cráneo de Gon.

-No digas tonterías, yo no soy tan cursi.

Kurapika suelta la cabeza de Leorio, y lentamente le dice:

-Leorio, yo confío en que lo lograrás,(Kurapika se durmió por
la anestesía)

Leorio se armo de valor, y gracias a sus enfermeros volunta-
rios, (Gon, y Killua), comenzó la operación, (no muy bien por sus torpes asistentes).

Había pasado un día desde la operación la luz del sol se reflejaba en la ventana, mientras Kurapika se despertaba con
un intenso dolor ocular.

-¿Ya te despertaste?, -pregunta Gon,-.

-Si, ¿dime que paso con la operación?.

-Nada, nada,. na... nada.

-¿Dimelo Gon?, por favor.

-te... te.... ¡te quedaste tuerto!.

Fue una triste y sorpresiva sorpresa, Kurapika, se quedo con las pupilas muy chicas, y con los ojos apunto de soltar el
llanto más exagerado de la historia.

-Era una broma, -dice riendose Gon-.

-¡Imbecil!, ¡estu...,! no lo vuelvas a hacer, me asustaste horri-
ble, -dijo Kurapika, con las manos cubriendole el rostro.

Derrepentre Leorio entre bruscamente por la puerta, con una larga sonrisa.

-Mi güerito favorito, ¿como esta?.

-Leorio, como sa...

La mano de leorio tapo la linda boca de Kurapika, y dulce-
mente dice:

-No digas nada, todo salió bien.

Leorio quitó lentamente su mano, y con raomántico acerca-
miento le dio un delicado y gran beso.


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