Detective Haruna Yamamoto a tu Servicio
Capítulo I: Familia
Pasaron varios meses después de aquel incidente con Ikki, no habíamos oído hablar de él, no lo habíamos visto y ni siquiera volvía al burlesque, sus hombres si pero el no. Todo parecía volver a la normalidad, en cierta forma, pero eso cambio cuando Shun recogió el correo aquel 17 de febrero.
Shun entro revisando las cartas que habían llegado, todas eran de alguna factura, del teléfono, del internet, del cable, pero estaba otra que decía “Sonohara Haruna”. Shun me llamo para que bajará las escaleras, cuando baje me dio la carta. Leí lo quien me la había mandado y entonces rompí el sobre por la mitad, después quise subir las escaleras pero Shun me detuvo.
-Haruna, si se molestaron en siquiera escribir la carta deberías leerla- me dijo señalando al sobre roto. Sin necesitar más convencimiento agarre la carta y la empecé a leer.
Esto es lo que decía:
Querida hija:
Requerimos de tus servicios mi querida hija, nuestra residencia requiere de su tercer hijo, el experto en armas para mantener el nombre de nuestra familia. Sabes lo importante que es esto para nosotros y necesitamos que te presentes.
Si quieres aclarar las cosas tendrás que venir para Osaka, no puedes quedarte allá.
Con cariño, tu madre.
Yamamoto Naoko Tsubaki.
Tire la carta al bote de basura y subí las escaleras rápidamente -¿A dónde vas?- pregunto Shun.
-A Osaka- dije –Y tú y Seiya van a venir conmigo- subí las escaleras para preparar mis maletas ignorando a Shun.
Después de un rato, al estar a punto de terminar de empacar mis maletas Shun llego a mi cuarto y toco la puerta – ¿Haruna?- se asomó tímidamente. Yo lo ignore, ya me faltaba poco para terminar y no quería distracciones –No me molesta la idea de acompañarte a Osaka, no creo que a Seiya tampoco pero… ¿puedo preguntar por qué quieres que vayamos contigo?- justamente ahí había terminado de empacar, cerré la maleta.
–No quiero ir a Osaka- dije, -no sola- me voltee para con él, parecía que no entendía, lo que era normal, ya que él no sabía lo que me había orillado a rechazar leer lo que decía la carta.
-De acuerdo, le diré a Seiya que empiece a empacar- dijo mientras se marchaba –gracias Shun- dije.
Tomoko no podía ir ya que estaba de viaje con Daisuke, eso me recuerda, nunca dije que paso con ellos. Pues resulto que Daisuke decidió salirse de la universidad y regreso a Japón justo a tiempo para mi graduación, pero no podía dar la cara, entonces consiguió trabajo como el gerente de aquel burlesque, después de eso se volvió n agente de inteligencia o algo así. Cuando Tomoko se enteró de que había bailado con Daisuke en mi graduación le dio un buen regaño.
Daisuke prometió recompensarla, así que ahora están los dos de viaje, y es algo aburrido estar sin mi compañera, debo confesar.
Al día siguiente, tomamos el primer tren hacia Osaka. Teníamos asientos juntos, lo cual hacia fácil una conversación, pero la verdad yo al estar pegada a la ventana, solo miraba el pasaje que pasaba rápidamente por la ventana, aunque a 120 km/h es algo difícil ver con claridad.
Sabía que ellos dos querían preguntarme porque no había querido ir sola, pero sabían que con la cara que tenía al momento no los escucharía en lo absoluto. En aquel momento estaba viendo el paisaje antes de llegar a mi casa. A medio camino, decidí contarles un poco del porque les pedí que vinieran conmigo, pero ambos estaban dormidos en sus asientos, con las cabezas recargadas uno contra el otro, algo que como fujoshi no pude evitar ignorar, solo agarre el teléfono/cámara que tenía y les tome una foto. Lo malo es que el sonido los despertó, en el lado bueno ya les podía explicar la razón de porque los había arrastrado conmigo.
-Buenas tardes caballeros, se preguntaran porque los arrastre conmigo a Osaka- dijo guardando su celular.
-Resulta que mis padres me han convocado a lo que parece ser una reunión familiar, el problema es que renuncie a los privilegios que conlleva mi apellido Sonohara, ahora solo lo utilizo de manera profesional- les dije mientras despertaban, se me hacía que tenía que repetir lo que había dicho ya que todavía estaban algo dormidos.
Al parecer mis amigos si habían entendido lo que les había dicho, buena suerte para mí ya que de verdad no quería repetir lo que había dicho. Cuando llegamos a Osaka, una limosina nos estaba esperando afuera, sé que era para nosotros porque decía “Yamamoto Haruna”, les hice una seña a los muchachos para que me acompañaran. Nos subimos a la limosina para de ahí ir a la casa grande que es la residencia Yamamoto.
Al salir de la limosina los muchachos vieron que la casa donde yo solía vivir, les parecía agradable, claro que les parecía agradable, ellos no pasaron su infancia en esta casa llena de reglas y prejuicios inservibles que solo servían para tenerme a mis hermanos y a mi bajo su control y servicio.
-Terminemos con esto rápido- dije mientras me adelantaba.
La residencia era muy grande, por lo que tenía muchos cuartos vacíos, y esos cuartos estaban listos para recibir invitados, una de las trabajadoras me ofreció acompañarme a mi habitación, pero me rehúse. Después de acompañar a Seiya y a Shun a su habitación ellos me preguntaron.
-¿Por qué no vas a tu cuarto? Podemos quedarnos aquí- yo los voltee a ver.
-Estoy aquí como una invitada, no como la hija de la casa Sonohara- dije para irme a donde sería la reunión que tendría con mis padres o con mi madre mínimo.
Camine un poco para llegar a la sala donde estaba segura de que me estarían esperando, deslice la puerta y encontré que estaban mis padres ahí, “esto no será agradable” me dije mientras deslizaba la puerta para cerrarla. Me indicaron un cojín para que me sentara en él.
-¿Para qué me han convocado?- pregunte yendo directo al grano.
-Nos gustaría que regresaras Haruna- dijo mi madre.
-¿Para qué?- pregunte en tono desafiante y arrogante.
-Haruna, tal vez deberías quitarte la gabardina- dijo mi padre.
-No- le respondí –ciento que voy a salir de aquí por culpa de ustedes en cualquier momento-.
Mi madre volteo hacia mí y dijo –por favor, te necesitamos ahora-La interrumpí.
–Yo era la Maestra de armas- dije. -Solo me quieren tener aquí porque va a haber un torneo de las familias con las que han competido por generaciones- me queje – ¿si me fui… por qué volvería?- ellos solo se me quedaron mirando.
-¡Renuncie a ese nombre, deberían buscarlo a EL!- en ese momento me levante –me fui de esta familia porque era demasiado prejuicio, y tienen el nervio de invitarme de vuelta para volver a tener ese título en mis hombros ¿Cuál creen que es mi respuesta?- con esa última verdad deslice la puerta rápidamente y salí a la fría lluvia.
Unos minutos después, estaba bastante mojada, había caminado como un aproximado de cinco cuadras y a pesar de traer mi gabardina protectora de la lluvia. Vi una silueta familiar en la fuerte lluvia, no estaba muy segura si era un hombre o algo más pero se venía acercando, espere un tiempo para ver que era, resulto ser mi amigo de la infancia Shino, aparte de amigo era uno de los chicos con los cuales entrenaba.
-¿Haruna?- dijo Shino.
-Shino…- titube un momento –hola-.
-Vaya, hace mucho tiempo que no te veo- le respondió, Shino tomo un segundo para verme de pies a cabeza y se dio cuenta de lo mojada que yo estaba.
-¿Quieres ir a mi casa? Ya que estas empapada- me pregunto.
-No veo problema con eso- dije encogiéndome de hombros.
-Qué bueno, entones vamos- me dijo señalándome que lo siguiera.
Llegamos a su apartamento y el entro corriendo, me dijo que me quedara en la entrada ya que me traería toallas para secarme. Me quede observando su departamento mientras traía las toallas, tenía dos sillones, uno con un cojín y otro con dos cojines cada uno, el lugar tenia colores crema y diferentes tonos y colores pastel, después de un rato de estar observando, sentí que una toalla se puso en mi cabello y luego otra me enrollo. – ¿Es demasiado?- escuche decir de la boca de Shino.
-No, está bien, te lo agradezco mucho- le sonreí mientras me acomodaba la toalla de mi cabello.
-En el baño deje ropa para que te cambiaras ya que tu ropa está muy mojada- dijo señalándome la dirección del baño –cuando te termines de cambiar saca la ropa y yo la meteré en la secadora, de todas maneras iba a secar ropa, mientras te cambias hare te ¿quieres te?-.
Lo voltee a ver y le dije que sí, el entonces fue a la cocina, yo en lo tanto fui al baño y cerré la puerta poniéndole seguro.
Después de hacer salido vi que ya tenía él te listo, me miro y señalo que me sentara, yo traía la ropa en las manos, Shino las agarro y las metió en la secadora, no estaban tan mojadas pero el insistió, después me acerque al kotatsu e hice lo que me indico. Sirvió él té y me dijo –espero que no atrapes un resfriado- después hizo un ritmo de 3 con su dedo índice.
-No te preocupes Shino-san- le dije haciendo lo mismo con mi dedo índice –estaré bien después de tomar té-.
Se hizo un silencio ligeramente incomodo en la habitación durante unos minutos
-¿Y cómo has estado? Supongo que bien porque te ves increíble- tomo té y me guiño el ojo.
-¿Ese cumplido a que se refiere?- le lancé una sonrisa coqueta, de esas que no se ignoran fácilmente – ¿A que mi vida va por buen camino o a mi apariencia?-.
-Elige la que quieras- me dijo sonriendo –Es tu cumplido después de todo- tomo otra vez.
-Es cierto que hace unos 7, 8 años que no nos vemos- ahora yo tome un sorbo de mi taza de té y sin mirarlo moví mi cabeza de manera que mi pelo se revelara un poco más –no desde ese día-.
-Que día fue ese ¿verdad?- dijo algo cansado.
Acto seguido me levante de la mesa y me acerque a el –No mientas- le dije en un tono amistoso pero coqueto, después puse mi dedo índice sobre sus labios y me acerque un poco más a el –lo he visto en tus ojos…- le susurre – ¿crees que no me doy cuenta?- baje mi dedo de manera que ahora el solo estuviera sobre un labio suyo y no ambos.
–No escondas lo que sientes- me acerque de manera que nuestros labios estuvieran a milímetros de distancia –yo puedo sentir lo mismo- puse mi otra mano sobre su camisa –ahora lo que hagas es cosa tuya- dije con tono seductor –así que inténtalo de nuevo- acerque mis labios con intención de besarlo, pero solo los rose ya que todavía me quedaba una cosa más que decirle.
-Aunque creo que en realidad desparecerás…- le susurre. Acto seguido la secadora anuncio que la ropa ya estaba lista, me aleje de él y fui al cuarto de lavandería, me detuve por un segundo y pregunte -¿o me equivoco?- después me cambie ahí en el cuarto de lavandería.
Le agradecí por él te y me marche con la lluvia todavía.
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