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Colores del Amor por LunaPieces

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Notas del fanfic:

Autor: Manato

Traducción japonés-inglés: Amaitsumi

Corrección inglés: Beposbutt

Traducción inglés-español: LunaPieces

Corrección español: LunaPieces

Muchas gracias a Amaitsumi por permitirme colocar este fic en español, espero que les guste ya que como opinión personal mía, es una excelente historia que espero que disfruten tanto como yo al momento de traducirla.

---LunaPieces.

 

Notas del capitulo:

La historia se enfoca en la prostitución y habrá lemon en los capítulos futuros así que tener cuidado (?)

Algunas incoherencias antes de empezar la historia:

No parece haber un periodo específico, pero a juzgar por los elemento de la historia, es un periodo situado en el viejo Japón como el periodo Edo o un Tokio antiguo, para ser precisos, la historia puede estar inspirada en Yoshiwara, en los suburbios de placer tradicionales de la época Edo. La wiki de la página de Yoshiwara da una buena introducción a esta parte de la historia verdaderamente interesante por si alguien tiene el ánimo de investigar un poco más.

Algunas palabras japonesas permanecen intactas para preservar el sabor de la historia. Las traducciones respectivas serán dadas al final de la página.

 

Colores del amor

Capítulo 1~ Escarlata

 

Soy un hombre que no conoce nada sobre el “amor”, “amar” o “ser amado”, la idea de tener a alguien amado y tener sentimientos especiales por esa persona, es extraña para mí y viceversa, no puedo imaginar que alguien pueda amar a alguien como yo.

De todas formas, no necesito “amor” ni busco entenderlo.

Mientras yo esté aquí, no importa.

 

………

 

En esta ciudad son famosos los suburbios de placer.

Aquí es donde muchos clientes de todos los estilos de vida se reúnen noche tras noche. Estos jardines tan amplios que pueden ser confundidos con una ciudad pequeña, es donde hay prostitutas y multitudes clamando.

Aquí es donde puedes encontrar putas a cambio de dinero de tu bolsillo, chicas de alto nivel que cuestan salarios enteros. Chicas tan delgadas que parecieran romperse a la mitad con una rígida brisa o damas regordetas con curvas generosas. Mujeres lindas, mujeres hermosas, mujeres elegantes, la selección es interminable.

Por supuesto, lo mismo aplica para nosotros los hombres.

Sí, de este lado de la calle está la mansión donde pueden encontrarse los servidores masculinos.

 

………………

 

El sol se había puesto. Solía pensar que el atardecer era un momento hermoso, pero esos días, la llegada de la noche traía consigo sus propias penas.

Ajustando el abrigo sobre mi kimono, me dirigí hacia el harimise en el suelo donde me siento en exhibición cada noche, para ser comprado para el placer de alguien más.

Al dirigirme al harimise, vi un rostro familiar.

—Es raro verte aquí, Puño de Fuego-ya.

—¡Hola Law! Habla por ti. Estoy seguro de que puedes conseguir clientes sin siquiera ponerte en exhibición.

—Tengo algo de tiempo libre antes de que los clientes citados vengan esta noche. ¿Qué hay de ti...has estado bien?

—¿Hmm? ¡Ah!

Parecía que Ace había visto a alguien fuera de la mansión y corrió frenéticamente hacia el enrejado de madera donde estaba esa persona.

—¡Te he echado de menos… Marco!

—Yo también-yoi, Ace.

Ace llegó al enrejado para estrechar la mano de su antiguo cliente, Marco.

Marco había sido el único amo de Ace por mucho tiempo y había rumores por toda la mansión de que el hombre había extendido una oferta para comprar la esclavitud de Ace lo antes posible.

Para mí esa era la última forma de prostitución; ser comprado y ser propiedad de otro hombre. Pero mirando a Ace mientras hablaba con su amo, tenía el sentimiento de que él era verdaderamente feliz con eso. Incluso la sonrisa en su rostro parecía diferente, brillante y fresca como una flor floreciendo.

Quizá era amor.

Eso me hacía preguntarme cómo se sentía enamorarse de alguien.

Con un movimiento hacia mí, Ace y Marco desaparecieron en sus habitaciones.

 

………………

 

Mientras la noche avanzaba, la gente en el exterior aumentaba de forma constante.

De repente, en la multitud de curiosos, entre las miradas divertidas y lujuriosas sobre mí, la figura de un hombre particular llamó mi atención. No sabía por qué, pero quizá era por su llamativo y brillante, cabello escarlata.

No pude apartar mis ojos de él, y como si sintiera mi mirada, se giró hacia mí y nuestros ojos se encontraron por un breve momento antes de que él apartara la vista rápidamente, visiblemente avergonzado. Concluí que esa debía ser su primera visita a los suburbios de placer.

El pelirrojo era parte de un grupo de empresarios de mediana edad, quienes parecían ser sus superiores. Parecía que el pobre pelirrojo había sido llevado ahí en contra de su voluntad para alguna clase de ceremonia de iniciación.

Eso no era nada nuevo para nosotros. Muchos de los hombres más baratos, seguido eran comprados con el expreso propósito de iniciar a los recién llegados a los placeres ofrecidos en nuestras instalaciones.

Vi cómo los hombres entraban a nuestra mansión, después de un rato, a un grupo nuestro, incluido yo, nos dijeron que regresáramos a nuestras habitaciones a prepararnos para recibir a nuestros nuevos clientes.

Al subir las escaleras de vuelta a mis habitaciones, cerré la puerta deslizante y me arrodillé justo detrás de ella esperando a que entrara mi cliente. A través de las delgadas puertas, escuché fragmentos de conversaciones mientras el grupo de empresarios llegaban al corredor.

—¡No te preocupes, te puedo garantizar a éste! Es algo caro después de todo…

—¡Sí! ¡Sólo hazlo! Yo invito hoy. ¿Es tu primera vez, no? ¡Sólo ve y diviértete!

—¿Eh? Pero… yo no sé qué ha…

—¡Vamos! ¡Sólo hazlo!

La puerta de mi suite se abrió repentinamente y pude vislumbrar a un hombre de mediana edad empujando a otro a través del umbral antes de que la puerta se cerrara de nuevo. Éste último se tropezó al perder el equilibrio antes de aterrizar justo enfrente de mí.

—¡¿Oye estás bi…?!— Comencé a preguntar vacilante, antes de detenerme en seco.

El hombre que estaba enfrente de mí era el que tenía el cabello brillante color escarlata.

Rápidamente recuperé mi compostura e intenté de nuevo:

—Te vi por la harimise antes, ¿es tu primera vez aquí?

—¡...Tch! ¡¿Nos estabas espiando?!— Acusó el hombre gruñonamente.

—No se podía evitar, hablaban muy fuerte.

 

El hombre apartó la mirada con enojo. Sí, definitivamente ésta debía ser su primera vez en los suburbios de placer.

Es más, apostaría que esa era su primera vez con un hombre. El pelirrojo se levantó y se puso de rodillas en el suelo de tatami, pero a una distancia considerable de mí. Aunque su conducta fuera extrañamente interesante; no podía recordar la última vez que un cliente no hubiera puesto sus manos por todo mi cuerpo a los cinco segundos de entrar a la habitación.

Decidí cambiar tácticas.

—¿Ése era tu superior? Debe ser un hombre generoso para haberme comprado para tu placer.

—Sí, se pone muy generoso con su dinero dondequiera que esté tomado. De todas formas, no creo que seas de mal gusto. ¿Eres popular por aquí?

—Relativamente. Bueno, no sé cuánto gana un empresario estos días, pero creo que con trabajo duro, incluso yo podría ser una indulgencia accesible.

—Eso creo. Aunque definitivamente no gastaría dinero en algo así. De hecho nunca había pensado en esto antes…

La voz del hombre se apagó. Pensé que todavía estaría nervioso por la forma en la que sus ojos se desviaban constantemente entre mi cuerpo y el piso cercano en el que estaba de rodillas, después de un momento, comenzó a hablar de nuevo.

—Ermm, sólo quiero disculparme… por comprarte. Quiero decir, nunca pensé en hacerlo con un hombre…

—Sólo porque me compraron no significa que necesitemos tener sexo. Sólo tienes que esperar hasta que tus superiores regresen, ¿no? Podemos estar aquí y hablar.

—¿Eh? Si eso está bien contigo…

—¡Claro! ¿Te gustaría beber algo? Te serviré la primera ronda de sake y bocadillos, gratis.

—…¡Gracias por todo!

Y así fue como terminamos hablando la hora completa. El hombre era un convencionalista extremadamente maravilloso y pronto comencé a disfrutar de su compañía.

—¡Fufufu! ¡Eso es tan absurdo! ¿En verdad pasó?

—¡Claro que pasó! ¡¿No es divertido?!

Sí, lo era. De hecho, ¿cuándo había sido la última vez que había reído así?

La hora asignada, pasó muy rápido.

—Ya es tiempo, — le recordé al cliente, esforzándome por ocultar la desilusión en mi voz.

—Sí… me divertí— contestó el hombre tímidamente.

—Yo también. No me había divertido tanto en mucho tiempo. —Confesé en silencio.

Hubo un silencio incómodo, antes de que el hombre elevará la voz:

—¡Oh! ¡Los nombres! No recuerdo el tuyo cuando me lo dijeron en la recepción… Yo soy Eustass Kid.

—Gusto en conocerte Eustass-ya, yo soy Trafalgar Law.

—¿-ya? ¿Qué es eso?

—Es sólo mi estilo para llamar a las personas. ¿Estás bien con eso?

—Claro, llámame como quieras.

Con eso, el hombre Eustass-ya dejó el establecimiento para irse con sus colegas.

—...Está tan tranquilo— murmuré para mí mismo repentinamente consciente del eco silencioso que había en la habitación.

Todo estaba como de costumbre pero se sentía extraño. Éste era un nuevo sentimiento de dolorosa soledad que nunca había sentido después de que un cliente se marchara.

Me pregunté si regresaría de nuevo.

No, claro que no. Él no estaba interesado en hombres y mucho menos en uno como yo.

Un extraño sentimiento de culpa sobrepasó la soledad. Había sido comprado y aun así había pasado mi tiempo hablando con el cliente, sin dar ninguno de los servicios que se suponía tenía que ofrecer.

Caí sobre mi futón; era la primera vez que la cama no había cumplido su propósito. Desprovisto del usual olor del semen y sudor, las sábanas olían a un cálido sol.

Cerrando mis ojos, vinculé su fragancia a la persistente memoria de un brilloso cabello escarlata y mientras caía dormido, un solo pensamiento dominó mi cabeza.

Eustass-ya no volvería de nuevo.

 

 

Notas finales:

Frases japonesas


Kimono: vestimenta tradicional japonesa.


Harimise: jaulas enrejadas enfrente de los burdeles donde las prostitutas eran puestas en exhibición.


Tatami: suelos de estera tejida.


Sake: vino de arroz.


Futón: Estilo de cama japonesa.


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