Spiteful Fate
Cap 1. Desde las Sombras
Cada maldito día dentro de ese lugar era exactamente lo mismo para él. No hacía más que dormir, comer y pelearse con quien se le pusiera enfrente, de vez en cuando recibía algún castigo, pero eso no hacía más que avivar las llamas de ira dentro de él. De haber sabido que la cárcel sería tan jodidamente aburrida, hubiese pedido su ejecución. Sin embargo, estaba obligado a cumplir la absurda sentencia de nueve cadenas perpetuas, era un maldito fastidio; la policía era tan estúpida que ni siquiera pudo encontrar las pruebas suficientes de todos sus crímenes; a lo sumo sólo se le adjudicaba un 14% o 15% de lo que había hecho en toda su vida criminal… odiaba a la policía por ser tan ineficiente, a los presos que siempre buscaban pelear con él, a los guardias que siempre escupían su comida y le hacían la vida miserable, pero sobre todo, odiaba a Trafalgar Law, su antiguo jefe, por haberle encerrado ahí.
A pesar de que había manchado sus manos por él, había terminado recluido por culpa ese mismo hombre que alguna vez le dio todo… dinero, poder, mujeres, placer, dolor, absolutamente todo lo que deseaba y más; incuso le había dado la oportunidad de conocer el amor… dios, cuánto le amaba, hubiese dado su vida sólo por un beso suyo, una caricia, una mirada de afecto ¡Lo que sea! Pero en vez de eso, había terminado apuñalado por la espalda, ¿y por qué? Por culpa de ese jodido mocoso con sombrero de paja…
- ¡¡JODER!! ¡¡JODER!! ¡¡¡JODER!!!- gruñó eufórico, y apretando los puños, golpeó con toda la rabia que tenía contenida a un pobre infeliz que iba pasando por ahí. Los otros presos se alejaron de inmediato al ver el pleito, ya habían perdido suficientes dientes por causa de ese tipo
- ¡¡ya basta Eustass!!- habló un oficial acercándose a él pese a que las piernas le temblaban exageradamente- detente… o disparamos…- su arma se levantó titubeante hacia el pelirrojo junto a cinco armas más de sus compañeros y tres francotiradores en las torres de vigilancia- suéltalo, coloca las manos tras tu cabeza y… y no dispararemos…
-tks…- morir, ¿cuántas veces se había planteado esa oportunidad? Sinceramente, ya había perdido la cuenta, no era hombre de números. Sin embargo, aunque la muerte sonaba bastante atractiva, no iba a morir por dos simples razones: la primera, no iba a tomar el camino fácil, no permitiría que pensasen que era débil y que se había rendido; y la segunda y más importante, aún tenía un asunto pendiente. Gruñó de nuevo mientras se llevaba las manos tras la nuca y se ponía boca abajo en el piso, junto al tipo que acababa de noquear- algún día los mataré a todos- rio malicioso, dejándose esposar y llevar a la celda de castigo.
Odiaba estar confinado en ese sitio; no porque fuera pequeño, oscuro, incómodo ni asquerosamente sucio, sino porque, en ese lugar, que además era mortalmente silencioso, comenzaba a pensar… y en lo único que pensaba era en aquel maldito y sensual bastardo; si tan sólo lo tuviese de frente lo golpearía hasta que los puños le ardieran, y luego, con la carne al rojo vivo y la sangre brotando de cada centímetro de su piel, le haría suyo… lo violaría una y otra vez mientras se ahogaba en su propia sangre… de sólo imaginarlo se le erizó la piel por la excitación y su masculinidad palpitó ansiosa… joder, qué delicioso sería…
Se abrió los pantalones con desespero y liberó su bien proporcionada e hinchada hombría, pasando su mano con fuerza sobre ella, haciendo que la fricción le calentase aún más. Su mano iba tan rápido que incluso le dolía, pero el dolor no era algo que le molestase durante el sexo, sino todo lo contrario. Jadeó fuerte y ronco, cerrando los ojos para visualizar mejor al moreno… qué exquisito cuerpo, qué melodiosa voz… que suculentos labios… pronunció el nombre de su antiguo jefe casi en un grito, golpeando las paredes con su voz tan sólo para, unos minutos después, correrse sobre la misma, manchándola más de lo que ya estaba. Se sacudió con violencia, asegurándose de sacar hasta la última gota de su ser, y antes de que su erección bajara, la estimuló una vez más; era la única diversión que tenía entre esas cuatro paredes…
Justo iba por la segunda ronda cuando escuchó un chirrido espantoso que advertía que la puerta estaba por abrirse. Sin importarle demasiado, Kid siguió su labor a la vez que miraba a la puerta… su sorpresa fue mayúscula al encontrar nada más ni nada menos que una chica; una preciosa y curvilínea mujer con enormes gafas redondas y ondulado cabello verde. Kid se quedó inmóvil mirándola, ¿acaso había muerto sin darse cuenta? No había visto una chica desde que estaba en prisión, y con las ansias que tenía, tan sólo bastaba con arrastrarla dentro de la celda y…
- fufufu, parece que te diviertes, Eustass Kid…- la mujer, ligeramente sonrojada, ocultó su sonrisa con una de sus manos- mi joven maestro está muy interesado en ti- la chica rio ligeramente, y contoneándose coquetamente, caminó por el pasillo, indicándole con la mirada al pelirrojo que la siguiera.
Kid estaba evidentemente confundido, pero no habiendo otra cosa que hacer, se cerró los pantalones y siguió a la chica a pasos largos y lentos, el problema entre sus piernas no le permitía caminar bien. Conforme avanzaba, pudo notar algo extraño en el ambiente de la prisión… algo en el aire se sentía pesado, asfixiante… tanto que los guardias e incluso los mismos presos parecían inclinarse con terror; todo era más sombrío de lo normal. Aun con la expectativa latente, Kid siguió avanzando con la peliverde hasta llegar a un lugar que no muy comúnmente los presos podían visitar, mucho menos un preso como él, que era de los más problemáticos y odiados.
Las puertas fueron abiertas por los mismísimos guardias que las vigilaban, dejándole pasar junto con la mujer… ese era el lugar más elegante que hubiera visto; piso de madera reluciente, paredes limpiamente pintadas en tono mármol con algunos cuadros y objetos ornamentales, sillones amplios y mullidos, varias repisas con libros y expedientes de los presos, y al fondo, un largo escritorio delante de una silla elegante… de alguna forma, la oficina del alcaide de la prisión le recordaba a la oficina de su antiguo jefe. Pero lo que más le sorprendía era el hombre rubio con abrigo de plumas rosadas, gafas violetas y una creciente sonrisa que estaba sentado en la silla del alcaide, con los brazos cruzados tras la cabeza y las piernas extendidas sobre el escritorio; y al lado de él, justo a su derecha, estaba el alcaide Vergo de pie, con su típico traje verde militar con negro y gafas oscuras.
- buen trabajo, Monet- la mujer sonrió amplio y caminó con lentitud hacia el rubio, sentándose sobre el escritorio- justo el hombre que buscaba…
- Joker - ya había escuchado de él antes; en el bajo mundo se hablaba mucho de él, era uno de los socios más importantes de Mr. 0 y casi tan poderoso como el mismísimo Crocodile- ¿qué haces tú aquí?
- fufufu~ un chico bastante curioso- era difícil saber qué pensaba, las gafas ocultaban su expresión tan bien como esa tenebrosa sonrisa en su rostro- Monet ya debió contarte algo… vengo a hacer un trato contigo… tu libertad a cambio de trabajar para mí…
- ¿trabajar para ti? ¡ja! Qué estupidez…- soltó mordaz el pelirrojo- yo ya no trabajo para nadie…
- ¿qué ocurre Kid-chan? ¿Temes que te apuñalen por la espalda de nuevo?- rio ligeramente, disfrutando las expresiones de odio que el otro le dedicaba- tengo una noticia para ti; en este negocio, te apuñalaran por la espalda si no haces un buen trabajo, y tú, no fuiste un empleado ejemplar, ¿o sí? Fufufufu~
- maldito…- ese hombre le cabreaba más de lo que imaginaba, simplemente quería saltarle encima y borrarle esa sonrisa a base de puños
- pero… si trabajas para mí, no sólo podrás salir de prisión, también estarás bajo protección del próximo Rey del Bajo Mundo, y… por si fuera poco… obtendrás la venganza que tanto quieres… el Cirujano de la Muerte estará a tu entera disposición, podrás hacer con él lo que tú quieras…
- ¿a Trafalgar?- eso sí que era una oferta que no podía rechazar. Tan sólo le tomó unos segundos pensarlo- bien, trabajaré para ti…
- perfecto, Kid-chan~ no te arrepentirás~… pero…- introdujo una mano en su abrigo y de él sacó un revólver que inmediatamente apuntó al pelirrojo- antes que nada, debo matarte~
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Ya era tarde, demasiado tarde. No esperaba quedarse dormido en ese día tan importante; si había algo que le gustaba era cumplir sus compromisos al pie de la letra, pero parecía que se había levantado con el pie izquierdo esa mañana. Sanji se acomodó la corbata por enésima vez y miró su reflejo en el espejo retrovisor del auto, revisando cada pequeño detalle… peinado bien, corbata bien, camisa bien, el traje color marfil completamente pulcro, la flor roja en el bolsillo… ¿y su flor? ¡¿Dónde estaba la flor roja que recién había puesto?!
- ¡¡detén el auto Patty!! ¡¡Mi rosa roja no está!!- gritó alterado como si acabara de ver la escena más cruel del mundo- ¡¡regresemos!! ¡¡Debo conseguir otra rosa!!
- cálmate mocoso…- Zeff, quien estaba sentado junto a él en la parte trasera del auto, interrumpió su breve ataque de pánico- estás mirando el lado equivocado, idiota. La rosa está aquí- señaló el hombre del otro lado de su pecho, donde, efectivamente, estaba la flor, tan fresca y roja que resaltaba sobre su ropa- estás nervioso, ¿no es así?
- n… no lo estoy...- hasta él sabía que mentía, ¡claro que estaba nervioso! En unos minutos más se casaría con el hombre de su vida, era imposible mantener la calma- me pregunto si el marimo ya ha llegado a la templo… ¿y si se perdió? ¡No! ¡El marimo se perdió! ¡Tenemos que ir a buscarlo!
- ¡¡Sanji!!- le regañó de nuevo el mayor- deja de gritar, él ya está ahí. Smoker-san se tomó la molestia de llamarme y avisarme, así que no te preocupes- palmeó su hombro para que bajara la voz y volviera a tomar asiento- todo saldrá bien- el rubio tan sólo asintió e inhaló profundo, reteniendo el aire lo más que pudo en sus pulmones antes de soltarlo en un largo suspiro. Buscó entre el bolsillo de su pantalón y sacó su cajetilla de cigarros y un encendedor. Sus manos temblaban, pero de alguna forma se las arregló para encender el tabaco.
Aun no podía creer lo que estaba a punto de hacer; hace dos años ni siquiera se hubiese atrevido a tomar la mano de otro hombre, aunque fuese en señal amistosa, y ahora… ahora iba a casarse… ¡con un hombre! ¡Él! ¡Kuroashi Sanji, el fiel amante de las mujeres, iba a casarse con otro hombre! Con el más idiota, arrogante, gruñón y despistado hombre que jamás haya conocido en su vida, sin mencionar que no distinguía la izquierda de la derecha… pero, por alguna razón hasta ahora desconocida para él, se había enamorado de ese estúpido cabeza de alga…
- ya llegamos- Patty aparcó lentamente el auto frente al templo, donde seguramente ya les esperaban todos
- ¡¡¡kyaaaaa!!! ¡¡Aún no estoy listo!!- gritó desesperado, tirando de su cabello con desesperación; sentía como si el corazón se le fuese a salir en cualquier momento
- ¡¡deja de lloriquear, Sanji!!- le reprendía Zeff por enésima vez- ¡¡si no amas lo suficiente al chico de la haramaki, entonces bien!! ¡¡Patty, regresemos a casa!!
- ¡¡espera!!- el rubio recuperó la compostura casi mágicamente- voy a hacerlo- dijo decidido antes de bajar del auto, admirando el templo de arriba a abajo. Apagó el cigarrillo en el piso, y con pasos decididos, caminó hacia el interior del edificio.
Una sutil música dio inicio en cuanto puso el primer pie en el umbral de la puerta, llamando la atención de los presentes hacia él. El camino de pétalos rosas y la alfombra aterciopelada bajo sus pies le guiaba directo al altar, y frente a éste, su futuro “esposo” esperaba ansioso… llevaba un traje negro y zapatos del mismo color; una camisa color verde botella, una corbata blanca, y para terminar el atuendo, una rosa blanca en el bolsillo del saco. Ambos se miraron cómplices, y se dedicaron una sonrisa antes de que el rubio comenzara a caminar junto con Zeff hacia el altar.
Todos sus amigos estaban ahí, algunos con el pañuelo entre las manos, tratando de calmar las lágrimas de alegría, lo que sin duda le enterneció, y como agradecimiento, les saludó con pequeño ademán. Al estar junto al peliverde, Sanji lo tomó de la mano mientras Zeff se retiraba, deseándole a ambos la mejor de las suertes con tan sólo una mirada.
- llegas tarde cocinerucho- le murmuró el otro- ¿te perdiste acaso?
- mira quién lo dice- respondió Sanji en el mismo tono- la única razón por la que llegaste antes que yo fue porque Smoker te trajo, de lo contrario, seguramente estarías en quién sabe dónde
- tks, no fastidies cocinero o esta noche te lo haré pagar en todas las formas posibles- sonrió ladino y mirándole de reojo- no vas a poder sentarte en meses
- eso ya lo veremos…- dijo igual de altanero y con una sonrisa traviesa. Apretó sutilmente la mano del otro, y al ver hacia enfrente, se dio cuenta que no era el único en llegar tarde- ¿en dónde está el sacerdote? Creí que ya estaría aquí…
- kuahahaha… lamento la tardanza…- un espantoso escalofrío le recorrió el cuerpo entero; esa voz… esa risa… ¡imposible!
- ¡¡Crocodile!!- cuando los presentes voltearon hacia donde estaba el recién llegado, lo único que pudieron ver fue la ráfaga de luz provocada por una lluvia de balas que callaron al instante la alegre música. Tras Crocodile, un grupo de hombres armados comenzó a disparar sin tapujo alguno, desatando el caos.
Los gritos ensordecían casi tanto como el ruido de las armas, el aroma a pólvora impregnaba el aire y los cuerpos se iban acumulando uno a uno en el piso, tiñéndolo lentamente de rojo. Zoro no iba armado, por lo que no tenía más remedio que enfrentarlo con sus puños… pero sólo fuerza bruta no era suficiente para detener todas las balas… el cuerpo del espadachín calló junto con los otros, convulsionando violentamente antes de que Crocodile le reventara el cráneo a base de balazos… Sanji no pudo hacer más que temblar impotente, mirando cómo, uno a uno, sus amigos morían ante sus ojos… incluso Zoro no pudo hacer nada…
- sigues tú, Mr. Prince…
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- ¡¡Sanji!!- un potente grito y una violenta sacudida le hicieron despertarse al fin. Al abrir los ojos, el rubio pudo ver a Zoro frente a él, con una expresión mortal de preocupación en el rostro- ¿estás bien cocinero? No dejabas de gritar… (N/A xD amo engañarlos)
- un sueño…- Sanji se llevó ambas manos al rostro para despejar su mente; podía sentir un sudor frío aun recorriéndole el cuerpo- joder… casi me da un infarto…
- así que un sueño, vaya… debió ser bastante horrible…- le besó la frente al otro y se recostó a su lado, cruzando los brazos tras su nuca y recargando su peso sobre la cabecera de la cama- ¿las mujeres no te hacían caso? Créeme que no es nada nuevo
- cállate idiota, no estoy para bromas
- bien, lo admito. Se me fue la mano- se giró a verlo, al parecer era algo muy grave- ¿qué ocurre? ¿Fue tan horrible ese sueño?
- Crocodile…
- ¿de nuevo él? Ya te lo he dicho cientos de veces, ese hombre está muerto. Se hicieron las pruebas forenses correspondientes, terminó calcinado aquella noche, cuando el helicóptero donde iba colapsó- aunque había muerto antes de que el helicóptero tocara el piso, al igual que el piloto- el Baroque Works fue disuelto y la mayoría de sus integrantes está en prisión; nadie va a hacerte daño, y si alguien lo intenta…- tiró del brazo del rubio y le obligó a acostarse sobre su pecho- … yo estoy aquí para cuidarte…- le sonrió sinceramente tomándole de la nuca para robarle un beso.
-…- Ese simple acto logró que el corazón del rubio pasara de palpitar de miedo a palpitar de felicidad; aun siendo todo un bruto, Zoro sabía qué decir para recordarle por qué lo amaba tanto- ¿mi propio guardaespaldas? No está mal- Sanji se acomodó mejor sobre el otro y le devolvió el beso- gracias mi marimo- se abrazó a él, aun necesitaba que lo mimara un poco más
- todo tuyo… o al menos lo seré en unos cuantos días- besó su hombro con cariño mientras sus manos recorrían su cintura; aun no cabía en su alegría, en una semana más, Sanji sería su esposo. Habían pasado por mucho, pero al fin podrían hacer su vida juntos- el tiempo pasa más lento ahora que el día está tan cerca, ¿no crees?
- sí… yo también estoy ansioso…- y algo temeroso, pero no lo diría en voz alta- ne marimo… ¿qué tal si me reconfortas un poco con algo de… cariño matinal?
- todo lo que quieras, cejillas- enredó sus dedos entre las hebras doradas de su cabello y lo besó con hambre, meciendo lentamente sus caderas contra las de su amante. Sus cuerpos ya desnudos se frotaban entre sí bajo las sábanas, aumentando el calor en la habitación. La cama chirriaba contra el piso, habían sido tantas las noches en las que esos dos desataban su pasión que comenzaba a vencerse.
El timbre del teléfono interrumpió los jadeos y suspiros que se dedicaban el uno al otro, haciendo que se detuvieran sólo por un momento, mirando el aparato vibrar sobre el mueble junto a la cama.
- es el tuyo- comentó el rubio- deberías contestar, puede ser algo urgente
- tks, bien- el peliverde estiró el brazo y tomó el aparato para responder- ¿hola?
- ¡¡¿EN DÓNDE DEMONIOS ESTÁS, RORONOA?!!- le gritó la otra voz en el teléfono, por lo que Zoro tuvo que apartar el celular para no quedarse sordo- ¡¡TU TURNO EMPEZÓ HACE MÁS DE UNA HORA!!
- ummm… eso…- el peliverde siguió manoseando al rubio mientras respondía- estoy indispuesto para trabajar hoy, y quizá también mañana. Hasta pronto comandante- y antes de que su superior pudiese responderle, Zoro colgó el teléfono y lo dejó a un lado- ahora, ¿en qué nos quedamos?
- Zoro, no deberías…
- ¡¡INDISPUESTO MIS COJONES!!- se escuchó mientras la puerta caía escandalosamente al piso, levantando una sutil nube de polvo. Smoker acababa de derribar la puerta de una patada, y por la cara que tenía, no era lo único que golpearía ahí- ¡¡SAL DE LA CAMA AHORA MISMO!!- sin esperar respuesta del otro, el peliblanco metió las manos bajo las sábanas y tiró de los tobillos de Zoro, sacándolo de la cama a rastras, y de paso, tirando al rubio
- ¡oi, jodido lunático! ¡Suéltame!- se quejaba el peliverde mientras era arrastrado fuera de la habitación- ¡al menos deja que me vista! ¡¡Ahhh!!
- ¿cómo llegó tan pronto? ¿Ya estaba aquí?- una gota resbaló por la nuca del rubio, viendo hacia la entrada de la habitación antes de suspirar. En cierta forma, se sentía responsable de que Zoro se hubiese vuelto más perezoso de lo que ya era; lo consentía demasiado… le daba masajes, se duchaba con él, dormían en la misma cama, y por supuesto, su vida sexual era bastante activa… incluso él desearía quedarse en casa todo el día, pero tenía que trabajar- debo darme prisa o el viejo se enfadará también…
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Momentos después, en el Departamento de Policía de Whiskey Peak…
- buenos días vice comandante- le saludaban los oficiales cuando se cruzaban con Ace, quien tan sólo asentía y daba una especie de bufido como respuesta; estaba demasiado concentrado en sus asuntos como para hacer caso a lo que pasaba a su alrededor. Mientras caminaba por los pasillos, hojeaba algunos papeles, pero de alguna forma sabía hacia dónde ir sin tropezarse o chocar. Al llegar al sitio, giró la manija y abrió la puerta
- Zoro, necesito que…- mas al levantar la vista de las hojas, la cara se le puso roja violentamente, y en automático, se cubrió la cara con el informe- ¡¿por qué diablos estás desnudo?!
- tks, ¡es culpa de Smoker!- habló, por supuesto, sin pensarlo. Y al sentir el aura asesina del pecoso, comenzó a sudar frío- n… no es lo que crees… estaba con Sanji y fue a sacarme de la cama, ni siquiera…- tan sólo sintió cómo el sobre le golpeaba en la cara con fuerza, aplastándole la nariz
- encontraron un auto abandonado en la avenida principal, necesito que vayas a verificar el caso- su voz sonaba tan fría, algo muy impropio de él- le diré a Usopp que te consiga algo de ropa, así que no hay excusas- antes de que el peliverde pudiese decir otra cosa, Ace salió de su oficina para ir directo a la de Smoker a exigirle una explicación, sin embargo, a medio camino, un oficial le interceptó
- vice comandante, hemos recibido una llamada urgente- le explicó el oficial claramente asustado- es de la Comandante Hina de Loguetown. Necesita hablar con el comandante o con usted, dice que es algo importante. Ya intenté con el comandante Smoker, pero está ocupado en la sala de interrogatorios
- bien, yo la atiendo entonces. Pasa la llamada a mi oficina
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No había nada más aburrido que estar encerrado sin hacer nada. Había sido educado en casa, así que nunca tuvo la necesidad de ir a la escuela, y por consecuente, no tenía amigos mas los que había conocido a través de su hermano, pero todos ellos trabajaban, así que no tenía compañía alguna. Todo era mucho más divertido cuando estaba en Villa Fucsia; ahí podía salir a pasear al bosque, cazar animales e insectos, ir a pescar… pero en el apartamento de su hermano mayor no había nada más que hacer que mirar televisión y jugar videojuegos, y eso se volvía aburrido rápidamente. Además, desde la última vez que escapó para intentar ver a Law, no le dejaban siquiera asomarse por la ventana… Law… quizá si hablaba con él se le pasaría el aburrimiento
- shishishi- emocionado, Luffy corrió a buscar el celular que le había dado el moreno la última vez que se vieron, hace unos cuatro meses, y marcó el único número que tenía guardado. Se sentó en el sofá y esperó a que le respondieran mientras balanceaba sus pies de atrás hacia adelante- las islas del sur son frías, hiakkoi-koikoi~ (*)…
- ¿hola?- respondió una voz al fin
- ¡Ah! ¡¡Tu no eres Torao (**)!!
- errr… no. soy Shachi- le corrigió- ¿quién habla?- qué pregunta más estúpida, sólo había una persona que se refería a su jefe de esa forma- ¡oh, Luffy! ¡cuánto tiempo!
- ¡¡quiero hablar con Torao!!
- bien, bien. Ya te paso al jefe- hubo un largo silencio seguido por un molesto ruido de fondo, haciendo que el pequeño se desesperara más todavía
- hoy llamaste antes- le contestó finalmente el moreno con el mismo tono indiferente de siempre- ¿tan aburrido estás?
- ¡Torao!- una enorme sonrisa apareció instantáneamente en el rostro de Luffy al escucharle- shishishi, estoy muy aburrido, Ace no me deja salir de casa y ya se acabó la comida
- vaya, eso es un verdadero problema
- ¿cómo has estado tú?
- estoy más que nada. Esas mujeres son un fastidio, todo el día las tengo respirándome en el cuello, es bastante molesto
- ¿eh? ¿Te respiran en el cuello? ¡Nadie más te puede respirar en el cuello más que yo!
- no lo digo literalmente, idiota- a veces olvidaba lo atolondrado que era- me alegra que me llamaras Luffy, eso… me reconforta…- no era bueno expresando sus sentimientos, hacía lo que podía- quiero verte Luffy, te necesito
- ¿a mí?
- sí. Quiero besarte… quiero sentirte…
- yo… yo también quiero sentirte…-admitió avergonzado- pero estás muy lejos…
- ¿ah sí? ¿te has tocado pensando en mí?
- ¿tocarme? ¡Claro que no!
- es una lástima, porque yo sí… lo hago todas las mañanas y todas las noches pensando en ti… joder, me tienes loco… me estoy tocando ahora mismo mientras te escucho…
- ¿en verdad?- su corazón golpeó con furia su pecho- ¿y se siente bien?
- no tan bien como cuando lo hago contigo, pero no está mal
- pervertido
- lo sé, y sé que te encanta- se rio ligeramente- ¿quieres intentar algo divertido?
- ¿qué cosa?
- te voy a enseñar a tocarte- de sólo imaginar la expresión del menor sintió un delicioso escalofrío de placer- te gustará
- ummm… está bien. Pero sería mejor si me tocaras de verdad…
- lo sé, pero, por ahora, debemos conformarnos con esto. Y si lo haces bien, mañana te daré una grata sorpresa…
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Mientras tanto, en otro sitio…
- ¡¿se escapó?! ¡¿cómo que se escapó?!- los gritos del pecoso se escuchaban en las oficinas contiguas, era claro que estaba molesto, y al ser él una persona imperturbable, era obvio que algo malo pasaba- ¡¡Creí que lo tendrían vigilado!!
- en primer lugar, no le hables así a Hina, es tu superior- le respondió la pelirrosa por el teléfono- quizá lo haya perdido de vista sólo por un momento, pero Hina sabe hacia dónde va
- eso también lo sé, seguramente viene a buscar a Luffy- todavía no podía olvidar la última vez que su hermanito se escapó para ver a ese hombre; lo golpeó y huyó de casa para verlo en un motel barato de una ciudad vecina. Cuando les encontraron estaban en la ducha, claramente habían tenido relaciones… Luffy siempre había sido un chico bien portado, pero desde que había conocido a ese hombre, se comportaba como un malcriado; el cirujano de la muerte era mala influencia para él, y el saber que ese tipo le había puesto las manos encima a su hermano le daba náuseas- no se preocupe comandante, nosotros haremos el arresto
- muchas gracias Portgas, Hina cuenta con ustedes- y dicho eso, la mujer colgó.
Ace dejó el teléfono a un lado y recargó la frente sobre su escritorio; ese definitivamente no era su día. Cerró los ojos y trató de esclarecer su mente, debía hacer algo para alejar a su hermano de ese hombre… por ahora, debía mandar a algunos oficiales a su departamento para que vigilaran que Luffy no fuera a ninguna parte… aunque aún no entendía cómo era que estaban en contacto; tenía el teléfono y la computadora estrictamente vigilados, y su hermano no tenía teléfono propio…
- así que aquí estabas…- Smoker entró a su oficina sin avisar- te he estado buscando toda la mañana
- oh, qué casualidad… creí que estarías ocupado con Zoro…- le dedicó una mirada gélida antes de girar su silla y darle la espalda- ¿o será que ya te aburriste?
- ¿De qué estás hablando ahora?
- ¿por qué Zoro estaba desnudo en su oficina?
- ah, eso. Lo fui a buscar a su apartamento y lo traje a rastras tal y como lo encontré- el menor permanecía en silencio, sin mirarle- oi, el que debe estar celoso de Roronoa debo ser yo, no tú
- no estoy celoso
- claro que lo estás- el peliblanco se acercó a él y le abrazó con la espalda con todo y silla- eso me encanta- al ver el sonrojo de su pecoso, sonrió y le beso la mejilla- ¿y bien? ¿Cuándo nos casaremos tú y yo?
- ¿ca… casarnos?
- disculpe- una bella chica entró a la oficina, obligándoles a separarse- espero no estar interrumpiendo nada, llamé a la puerta, pero…
- descuida, ¿qué ocurre?- Ace se sintió salvado por aquella chica; desde que había entrado a trabajar hace un mes, se había convertido en una verdadera bendición, y ahora estaba convencido de ello más que nunca
- bueno, en realidad venía a ver al Comandante Smoker. Lo esperan en la sala de juntas
- ya veo- miró al pecoso un momento, ya terminaría de hablar con él después- gracias Monet…
Continued…
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(*) Luffy Cantaba la canción de cuando estuvieron en la Isla del Cielo, ¿se acuerdan? xD esa canción es bastante graciosa
(**) Cambiaré el “Traffy” que usé en Deceitful Fate por “Torao”, simplemente porque me gusta más ewe. Lo mismo haré con “Kidd”, que pasará a ser “Kid” solamente