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Heartbeats por Haru19

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Capítulo 1

El mundo está contaminado por bacterias.

El sonido de un jarrón quebrándose contra el suelo se hizo presente. Todo iba a ser como siempre, lo mejor que podía hacer era retirarse de allí. El sonido de las escaleras no fue tan fuerte como los gritos que le seguían, hoy no lucharía. Entró a la habitación cerrando con fuerza la puerta y asegurándose que el seguro estuviera puesto. Inmediatamente unos ruidosos golpes contra la puerta resonaron.

-¡Sale de allí maldito bastardo!

De un cajón saco un reproductor de música. Se acostó sobre su cama dándole play al reproductor y fijó su inexpresiva mirada sobre los visibles golpes en la puerta. Uno tras otro, la puerta parecía venirse abajo pero no sucedió. El golpeteo cesó y por la rendija de la puerta se vio como el personaje se retiraba. Se dio media vuelta a la pared, se cubrió con una manta y se durmió.

Y no puedo evitar contaminarme de su suciedad…

7:30 de la mañana, el despertador sonó. Las mañanas se volvían cada vez más pesadas, se levantó para prepararse y partir a la escuela. Bajo a buscar algo para desayunar, todo estaba tranquilo pero los objetos no ocultaban el desastre de anoche. Luego de servirse un poco de cereal que aún quedaba, se marchó. La rutina era la misma de todos los días, tomar el bus llegar a la escuela y sentarse en el asiento de siempre para fingir escuchar a un profesor. A veces se saltaba algunas clases, otras simplemente se iba, pero a pesar de ello tenía una de las mejores notas de la clase. Los estudios era algo que se le daba muy bien, a excepción de artes donde era un asco, hacer cosas manuales no era lo suyo. Por mucho que se le facilitaran los estudios, nunca encontró alguna ruta que seguir, todo era fácil, nada le hacía sentirse vivo y tampoco le llamaba la atención, estudiar por estudiar, hasta él mismo se cuestionaba por qué lo hacía.

Llego a su salón instalándose donde siempre, fue cosa de segundos para que dos personas se le acercaran de inmediato.

-¡Levi! Este fin de semana iremos al zoológico, debes ir con nosotros-una chica con anteojos y pelo castaño propuso la idea. Su nombre era Hanji Zoe, compañera desde que entraron a la escuela y muy entusiasta. Tenía una deficiencia de “ser femenina” increíblemente notoria, no calzaba con ninguna mujer del curso, es más, no calzaba con ninguna mujer de la escuela por lo que siempre se juntaba con Levi. Tenía unos gustos tan bizarros que a cualquier persona normal le darían escalofríos, pero era algo que Rivaille no le daba mucha importancia-
-Por favor no me dejes solo en esto con ella…-rogo la segunda persona al lado de Hanji. Erwin Smith, era un compañero que llego de intercambio hace cuatro años, tenía un gran desempeño académico y también era muy apegado a las normas. Hanji lo había integrado al “grupo” y desde allí siempre han estado juntos. Rivaille con el tiempo acepto que siempre estuvieran junto a él, no sabía con qué sentido, no era alguien que entregara algo, por lo que no había razón alguna para estar a su lado-
-No me interesa el zoológico-contesto el pelinegro-
-Vaaamos por favor, solo será esta vez, ha llegado un nuevo tigre y quiero verlo ¡Prometo comprarte té negro!-ofreció la mujer luego de que ver que todo lo que decía no estaba resultando, y por lo visto lo último lo hizo cambiar de opinión-
-Sólo será por esta vez…-acepto finalmente, amaba el té negro y aunque no fuera expresivo, con el tiempo Hanji aprendió eso del azabache, y lo utilizaba de vez en cuando como soborno-
-Atención, ¡vamos a empezar!-anuncio el profesor que arribaba-

Todos procedieron a sentarse y prepararse para empezar las clases. Hanji se sentaba un asiento más adelante que Levi mientras que Erwin estaba uno más atrás. Cuando el profesor pasó la lista, Rivaille se puso unos auriculares escondidos entre sus ropas. Las clases no eran más que rutinas, y la rutina era simplemente demasiado aburrida, por lo que así pasaba gran parte de su día o subía a la terraza y tomaba una siesta. Muchas veces lo descubrieron y le han advertido que si continuaba siendo tan despreocupado acabaría siendo expulsado, pero no le tomaba importancia y la única razón por la cual seguía en el establecimiento a pesar de su conducta, era por su rendimiento que aumentaba el promedio de la escuela.

Las clases por lo general acababan a las 5:05 o 4:10 y después venían las actividades de club de deporte, arte y otros. La mayoría estaba inscrito en algo, Hanji estaba en el club de ciencias mientras que Erwin estaba en el club de literatura. Rivaille por su lado no hacía nada, las clases se terminaban y su actividad posterior a ello era muy diferente…

El celular del pelinegro comenzó a vibrar.

-¿Diga?-contestó su teléfono-Estoy desocupado….Sí donde mismo. Estaré allí en treinta minutos-colgó el teléfono-

Mientras iba de camino a su destino, paso a un restaurant de camino y entro al baño sin ser percibido. De su bolso saco unos pantalones negros, una polera gris y una chaqueta de cuero negra que reemplazaron el uniforme. A la escuela iba con unas botas estilo militar, por lo cual no había necesidad de llevar zapatos de más, en su bolso no traía más que un cuaderno y un lápiz además de su ropa por lo que había espacio suficiente para ella. Traía también una bufanda negra y de su cuello colgaba un collar con una placa del diseño de unas alas. Cuando terminó de cambiarse, se retiró del restaurant y se dirigió a uno de los sectores más conflictivos de la ciudad.

Allí era muy común ver a prostitutas en cada esquina, y la droga era algo tan abundante que la gente hacia lo que fuera por conseguirla o simplemente estaban aquellos a los cuales esas sustancias consumieron hasta la última gota de sus vidas, y ahora se encontraban allí tirados en las calles esperando su último aliento. La policía intentó muchas veces retomar estas zonas, pero era imposible, el nivel de decadencia era impresionante y muchos no volvían a salir de allí. Rivaille conocía muy bien estos sectores, iba muy a menudo a encontrarse con unos amigos y un par de cosas más…

-Rivaille-saludo un chico levantando el brazo-
-¡Hermano!-gritó eufóricamente una chica mientras sonreía al verlo llegar-
-No hagan tanto escándalo-los regañó mirando a sus alrededores, el nombre hizo que varias personas dirigieran sus miradas en dirección a ellos, muchos miraban temerosos, otros dedicaban toda su ira en sus miradas-
-Lo siento, lo siento-se disculpó la chica-
-Hoy tenemos un nuevo reto, pero me imagino que no será un problema para ti-dijo el chico mientras le entregaba un papel a Levi. Le echó un vistazo sin cambiar su tranquilo rostro-¿Qué opinas?
-Será pan comido. Farlan, Isabel preocúpense de que esta gente cumpla-les ordenó-
-¡Si señor!-afirmó la chica-

Farlan e Isabel eran compañeros de Levi en esta zona. Ambos vivían aquí, eran pobres y apenas les daba para mantenerse. Isabel era una chica de estatura mediana y contextura fina, ojos azules y pelo rojizo, siempre llama a Levi por hermano ya que hace tiempo atrás él la salvo de unos violadores y desde entonces ha sido su modelo a seguir. Farlan por su parte era un chico más alto que Rivaille, pero no superaba el metro setenta, la estatura del azabache era pequeña por lo que era superado en ese ámbito por la mayoría de la gente, tiene pelo café muy pálido casi podría decirse que fuera rubio.

Llegaron a un sector donde la gente estaba reunida en círculo, un hombre llamaba a la gente y promocionaba un evento.

-¡¿Quién tendrá los cojones suficientes para pelear!? ¡El último contrincante perdió la visión de uno de sus ojos!
-Yo me ofrezco-anuncio Rivaille levantando la mano, la gente al verlo comenzó a reír debido a su contextura delgada y su tamaño lo encontraban ridículo, sin embargo no se inmuto y dio paso al frente para entrar a la zona de pelea-¿Qué es lo que gano?
-Si llegaras a tener un milagro y ganaras-dijo provocando la risa de los demás-Te llevas el dinero recaudado.
-Que así sea-aceptó y espero a su contrincante, en el centro del círculo entro un hombre de un metro noventa, voluptuoso y con una cicatriz en el rostro, miro al pelinegro y una sonrisa escapo de su rostro-
-¡Demuéstrale quien eres Hermano!-alentaba Isabel desde la muchedumbre-

El hombre encargado del evento levanto el brazo y todos se callaron para esperar el comienzo.

-¡A LUCHAR!-gritó el hombre-

Rivaille ante la señal no se movió, se mantuvo quieto y tranquilo en su posición con ambas manos en los bolsillos, en cambio, su contrincante corrió hacia él preparando el puño para incrustárselo en el rostro.

-¡Devuélvete al jardín pequeñín!-gritó y lanzo el primer golpe, pero para su sorpresa no topo en ningún lado, su objetivo se hallaba agachado y con un rápido movimiento avanzo pateándole una de sus grotescas piernas en un punto clave haciéndolo arrodillar-¡MALDITO!
-Eres muy predecible, hazme esto un poco más grato cerdo-le dijo fríamente causando la furia del gigante, que lanzo un manotazo para agarrar al pelinegro pero este tomo su mano y rápidamente le hizo una llave haciendo crujir sus huesos-¿Es todo lo que sabes hacer?
-¡CALLATE ENANO DE MIERDA!-con su otro puño se dirigió al rostro del azabache y este rápidamente lo esquivo y se encontró con el cuello de su contrincante dejándolo inconsciente con un golpe en el cuello-
-Tch, no duro ni cinco minutos.

La gente a su alrededor no podía creer lo que acababan de presenciar, el locutor por su parte al ver los resultados de la pelea, comenzó lentamente a escabullirse entre el público pero fue detenido por Farlan e Isabel.

-¿Dónde vas?-pregunto el chico con una sonrisa-
-…Y-yo…-tartamudeo el locutor-
-¡El premio!-exigió la chica-
-No creo que quieras ser el próximo… ¿O sí?-amenazó el pelinegro-

Bajo la presión del momento, el locutor se vio obligado a entregar todas las recaudaciones del evento. Ganar dinero por peleas callejeras era la manera más sencilla de conseguir ingresos, por lo menos para Rivaille. Las técnicas que empleaba eran muy superiores a los aficionados que se dedicaban a alardear, y siempre acababa las peleas en menos de cinco minutos. Después de que recibieran la suma de dinero, se fueron a un callejón a repartir la suma entre los tres.

-¡Hermano de verdad eres increíble! Algún día quiero poder partirles el rostro como tú-alagaba la chica maravillada-
-No debes ponerte así Isabel, cualquier día podría ocurrirte algo-regaño Farlan a la pelirroja-
-¡Eres un negativo! ¡Nunca me has visto pelear, soy mejor que tú!-reclamó la chica y ambos se miraron discutiendo con la mirada-
-Cálmense ambos, ya tenemos lo que queríamos así que está bien-ante sus palabras los dos separaron sus miradas y se amurraron, cada uno por su lado-Debo irme, es todo por hoy.
-¿Ya te vas?-pregunto triste la chica-
-Sí, nos vemos mañana-dijo mientras se iba-
-Nos vemos mañana Levi-se despidió Farlan-

Ya había anochecido, el camino a casa no era corto y en muchos sectores había escasez de luz. Mientras caminaba por las calles de la ciudad, diviso a lo lejos dos sujetos que intimidaban a un chico de primaria. El niño estaba acorralado contra la pared y estaba muy asustado, eran unos hombres de edad después de todo. Con las manos en los bolsillos camino lentamente hacia ellos, y estos no demoraron en percatarse de su presencia.

-¿Se te perdió algo escoria?-dijo uno de los intimidadores-
-Oh, parece que tenemos otro-rio el otro- Tú quédate con el niño yo puedo degustar a este-paso su lengua por sus labios-
-Hey tú-dijo el azabache refiriéndose al chico de primaria-Lárgate de aquí.

El niño estaba demasiado asustado como para reaccionar, y uno de los hombres tomo al chico del brazo azotándolo contra la muralla.

-No ira a ningún lado, ¿Quién te crees que eres?-amenazó uno de los hombres al pelinegro, pero este no respondió y solo se limitó a mirarlo a con su gélida mirada-¡Tú tampoco te iras de aquí!

El hombre saco un cuchillo de su chaqueta y fue a incrustárselo a Rivaille pero antes de darse cuenta, el azabache se encontraba con una navaja, que escondía en uno de sus bolsillos, incrustada en el cuerpo del hombre. Sentía como la sangre salía del cuerpo y recorría sus manos poco a poco. Esa sensación, era la única que podía hacerlo sentirse vivo, ese líquido tibio, sentir como el filo de su navaja se abría paso en la piel de otro, destrozar hasta el más pequeño de sus sesos y finalmente, ver en los ojos de su víctima su expresión de desesperación, impregnando su presencia en los últimos segundos de sus miserables vidas.
El hombre no demoro en fallecer, Levi conocía los puntos críticos del cuerpo para atacarlos. Su compañero al ver como el cuerpo sin vida de su amigo caía, soltó al pequeño y comenzó a huir. Rápidamente lo tomo por la espalda, le jalo del cabello y lo degolló. El menor que fue espectador de toda la escena, se encontraba apegado a la pared y temblando de miedo. No podía ver el rostro de Rivaille debido a la oscuridad, y eso aumentaba su temor.

-Lárgate, no es hora para que niños como tú anden en las calles-le ordenó al menor-
-….S-si…gr-gracias…-se levantó y se fue corriendo-

El menor se fue, mientras que Rivaille se dedicó a borrar toda evidencia. Estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, no es la primera vez que asesinaba a alguien. Lo ha hecho ya innumerable de veces, siempre es al mismo tipo, violadores, ladrones, estafadores, mafiosos y entre otros. Aborrecía a esa gente, si es que se les podía llamar así, era su criterio de justicia aunque pudiera estar mal, no había nada mejor que destrozarlos y torturarlos, solo eran simples monstruos sin alma ni corazón, y él no era diferente de ellos.

La luz, es algo que a los demonios se nos ha negado.

Llego a su casa, no había nadie como de costumbre, pero era mejor así. Fue a ver si había algo para comer en la nevera, pero estaba completamente vacía. Lo único que había en esta casa era alcohol y cigarrillos. No comería nada por hoy, mañana faltaría a la primera hora y pasaría a comprar algo con el dinero recaudado, si salía ahora lo más probable era que se lo encontrara a él más tarde. Subío los escalones para ir a su habitación y sintió como su teléfono vibraba. Lo saco y vio que se trataba de un mensaje de un número desconocido:

“Hola, quien quiera que seas, me gustaría hablar contigo”

¿Es una broma? Pensó el pelinegro y no hizo caso al mensaje.

Después de un rato el celular comenzó a vibrar nuevamente. Un nuevo mensaje:

“¿Estas allí?”

Nuevamente, no presto atención al mensaje. Minutos después volvió a sonar el celular, nuevo mensaje:

“¿Cómo te llamas?”

¿Qué clase de persona, insistía tanto en un número de alguien que ni siquiera conoce? Debía ser un puto mocoso que esta aburrido y no tiene nada mejor que hacer. Decidió enviar un mensaje:

“Sera mejor que dejes de fastidiar si no quieres que algo malo te ocurra”

Con eso debía ser suficiente, pero antes de que pudiera soltar el teléfono, un nuevo mensaje llego:

“Es un nombre muy largo”

De verdad, esta persona debía ser algún ocioso o simplemente era un idiota, y en lo que pensaba eso llego un nuevo mensaje:

“Yo me llamo Eren, espero que podamos ser amigos”

¿Qué clase de broma era esta?


Continuara…

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