Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juegos de espadas por RedGlassesGirl

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—diálogos.

"pensamientos".

[1], [2], etc. Notas al pie.

Pareja: Wolfyuu/Yuuram.

P.O.V:point of view (punto de vista). El narrador es Yuuri.

Advertencias: Lemon, +18, sexo explícito. Un poco de PWP (plot, what plot? = ¿trama, que trama?), sexo sin trama ni mucho contenido.

Juegos de espadas – Capítulo 1

Las espadas se encuentran

.

.

.

.

.

Yuuri, eres un chiquillo.

Soy un hombre de gran corazón, y también muy paciente.

Pero si juegas con espadas, vas a cortarte. Y si juegas con fuego, vas a quemarte.

.

.

.

Soy un cátcher novato. Se supone que el rol del cátcher es observar, comprender y reaccionar de forma acorde a cada persona del equipo. En realidad, siempre quise elegir un rol más activo desde donde poder dirigir a todos los jugadores, pero los chicos de primaria no podíamos ser entrenadores así que mi padre decidió que esta posición sería mejor. Creo que él secretamente intentaba enseñarme algo, y la verdad es que me ha resultado muy útil.

Como rey, muchas personas dependen de mí. Si no soy alguien capaz de comprender mis alrededores y las intenciones de las personas que me rodean, ¿qué clase de dirigente seria? El primer paso para generar confianza en los demás y poder relacionarse de forma correcta es entenderlos, y aunque aún soy un novato, estoy desarrollando mis habilidades correctamente.

La gente cercana a mi es obviamente la más fácil de leer. Cada uno de mis compañeros es único, y algunos son más difíciles que otros, pero creo que he llegado a comprenderme bien a cada uno de ellos.

Wolfram ama pelear. Es algo de lo que me he dado cuenta desde que lo conocí la primera vez, pero me he vuelto más consciente de sus gustos específicos con el tiempo. Es sumamente orgulloso de sus habilidades con la espada, es orgulloso de todo en realidad, pero el esgrima y el arte son dos de las cosas que más le apasionan.

La secuencia de sus golpes es la misma otra vez: costado, arriba, luego abajo por derecha y al centro. Se detiene por un instante y, su cabello rubio se ondea y brilla con los últimos rayos de sol de la tarde que entran por la ventana. Luego varía: derecha, derecha, abajo, derecha, izquierda y si yo ataco bloquea en diagonal de la misma manera siempre. Me distraigo por las gotas de sudor que caen de mi flequillo y apenas logro detener un golpe que entra por una abertura que dejé a un lado. El sonido del metal me indica que mi espada si detuvo parte del impacto, pero el dolor en mis costillas es inmenso. Wolfram parece sorprendido por un momento pero vuelve a su expresión severa.

—Vamos, Yuuri, ¡no te distraigas!

Él no piensa detenerse, testarudo como es siempre exige de mi más que nadie durante los entrenamientos. Me recompongo y ataco, a diferencia suya mi secuencia es errática y por más que sea un principiante a veces logro desconcertarlo. Da algunos pasos hacia atrás y presiono con fuerza mi hoja sin filo contra su espada de entrenamiento, mis brazos tiemblan a diferencia de los suyos.

—Has mejorado, pero tu problema sigue siendo el ser predecible. Continuas siendo fácil de leer si repites las mismas secuencias una detrás de la otra. No importa si las varias, ¡si siempre son los mismos combos es fácil para el héroe adivinar como vencer al enemigo del RPG!

—¡No te pongas insolente siendo aún un principiante! —Me aleja con una fuerza impresionante, luego el metal choca contra metal a gran velocidad varias veces y me veo obligado a retroceder. Estoy logrando parar los golpes sin dejarme provocar por su sonrisa, ¡esto no es un campo de batalla para que te pongas tan emocionado!

Clang, clang, clang. Ese sonido me persigue por las noches después de tanta práctica. Llevo meses con esto y alegremente puedo considerarme un espadachín novato, agregando así una habilidad más a mi lista personal además de estudiante, beisbolista y Maou. Es una combinación de carreras un tanto extraña.

Un golpe por arriba me obliga a bajar la espada, el arrastre de su hoja hace que sienta las vibraciones hasta los codos y el sonido me hace apretar los dientes porque me molesta en los oídos. ¡Es demasiado tarde para bloquear! El golpe se dirige directo a mi cabeza, creo que él no ha calculado que mi resistencia aun no es suficiente. Me echo hacia atrás entrando en pánico antes de que me haga pulpa el cráneo con esa espada que es el triple de grande que la mía y caigo de trasero al piso.

—Creo que es suficiente por hoy.

Conrad se acerca a mí con una toalla en mano sonriendo y la coloca sobre mi cabeza, le da la otra a Wolfram. No acepto su mano para levantarme porque necesito recuperar fuerzas primero.

El sudor me recorre la frente y el cuello como lluvia. Wolfram se ve cien veces mejor que yo, a pesar de que está transpirando y discute agitadamente con Günter sobre su desliz de antes. Llevamos aquí unas dos horas entrenando, así que es normal que esté algo casado, pero parece tener energías de sobra a diferencia mía. Me levanto y voy a sentarme a la mesa desde donde Conrad y Günter estaban observándonos mientras conversaban.

Últimamente he tenido más clases con Wolfram que con alguno de ellos. A pesar de que Günter tiene una obsesión conmigo y es un calificado profesor de esgrima de primera categoría, suele ser muy pero muy duro. Por otro lado, Conrad es un héroe de guerra y el soldado más fuerte de todo el reino, y aunque tiene una paciencia increíble y se muestra calmado es difícil para un novato como yo seguirle el paso durante los entrenamientos.

A fin de cuentas, Wolf realmente es la mejor opción para mí como oponente. Pero aunque tenemos la misma altura y el mismo tipo de cuerpo, somos el día y la noche en todos los otros aspectos.

Él se sienta en frente mío y solo verlo a la cara me lo recuerda. No solo tiene un aspecto deslumbrante gracias a su rostro perfecto, si no que hasta puedo notar a simple vista que su resistencia y sus músculos son mejores que los míos. Sinceramente a veces me hace sentir un poco disminuido masculinamente y todo…

Me tomo el contenido de tres vasos de agua llenos seguidos, me hubiera gustado parar a tomar mientras entrenaba, pero si interrumpo las contiendas a cada rato mi compañero suele irritarse. Conrad se apoya contra la pared cercana y se cruza de brazos y piernas, es su pose marca registrada de tipo cool.

—¿Deberíamos mandar a preparar el baño? —me pregunta.

—Si por favor, no creo poder seguir con otra ronda.

Él asiente y va a hablar con uno de los sirvientes. Günter se acerca con una de las mucamas, ella tae una bandeja con comida y solo de verla se me hace agua la boca.

—Majestad, ¿le gustaría comer un aperitivo?

—¡Sí! ¡Me muero de hambre! —Al observar la bandeja de cerca algo parece extraño—. ¿Qué es eso?

Hay rodajas de pan con queso y otras lonjas de carne de origen desconocido, podrían ser de cualquier animal. Pero eso no es lo que me llama la atención, aunque sé que aquí podría haber desde un lagarto hasta alguna variedad de ave que solo vería en el zoológico, el problema es que están decorados encima con vegetales perfectamente cortados para formar figuras de animales tiernos.

—¿Una abeja, un ratón, una vaquita de San Antonio?

—Nunca se sabe —dice Wolfram, sus dedos se adelantan a mi mano y toma la misma tajada que yo quería. No parece importarle y se come el ratón de un bocado. Sus ojos parecen interesados en decidir qué será lo siguiente mientras toma un sorbo de alguna bebida alcohólica, elige la abeja. Entonces ya puedo adivinar que luego tomaran otro sorbo y la vaquita hecha de tomate para repetir su secuencia. Frunce su ceño y me pregunta: —¿Quién es Santonio? ¿Un hombre?

—Es un animal. —Respondo sin corregir su mala pronunciación y volteo hacia mi tutor— ¿Esta Gwendal en la cocina?

—Sí, esta con la princesa ayudándole con sus galletas. Creo que aún falta tiempo para que terminen.

Wolfram va por el quinto aperitivo, pero yo no me quedo atrás, están tan buenos que me he tragado uno de tras del otro. Me alegra saber que más tarde toca la cena.

—Tiene un muy buen apetito hoy —me dice Conrad y se sienta para cerrar el círculo de cuatro personas alrededor de la mesilla redonda.

Günter pone frente a mí un bowl de sopa cristalina que le entrega otra chica. Esto es lo más similar a la sopa miso que hemos encontrado en este mundo, y como sabe que me gusta me lo da con todas y cada una de las comidas. Es un tanto exagerado, peor está bien para mí, no me cansa su sabor porque es ligero y me hace sentir un poco como en casa.

—Últimamente no me alcanza con lo de siempre. Si quiero ganar músculos tengo que respetar la tríada de oro. Comer bien, dormir bien y entrenar bien.

—Creo que esa última aún no está yendo del todo bien —me dice Wolfram.

—Entonces es tu culpa, porque eres tú el que me está entrenando. —Mi contraataque lo sorprende, sus labios están sellados y no me dice nada porque se ha dado cuenta que tengo razón. —Pero no necesito matarme con el entrenamiento, creo que me va mejor contigo al poder relajarme, puedo leer mejor tus movimientos.

—¿Estas insinuando que soy débil? —me pregunta ofendido.

—¿Qué? No, no me pareces débil. Pero no se te puede comparar con Conrad o Günter.

Wolf solo bufa por la nariz y Conrad toma la palabra luego de que Günter divague un poco porque se ha sentido halagado por mí.

—Creo que Wolfram también ha mejorado desde que ha comenzado a entrenar con su majestad.

—Yuuri.

—…con Yuuri.

A pesar de que Conrad sonríe simpáticamente, Wolfram lo ignora y se inclina hacia atrás en la silla cruzando las piernas para tomar su bebida con su actitud arrogante de siempre. No va a retrucar nada, porque a pesar de que es orgulloso, él ha aceptado bien mis consejos durante los entrenamientos y al parecer le han servido de algo. Estoy bastante contento de ser útil, pero al observarlo no puedo dejar de pensar que esta persona con la apariencia de un ángel adolescente es en el fondo un adulto. Me gana la carrera de la vida 66 a 1, así que para alguien de 82 tomar el consejo de un principiante de 16 debe ser complicado.

—¿No hay jugo? —pregunto luego de haber saciado mi sed con el agua y terminado mi sopa.

—Oh, no, no lo he pedido en la cocina —responde Günter con culpa.

Wolfram no parece soportar mi decepción y golpea la botella frente a él con la uña haciendo tintinear el vidrio. —El vino es frutado.

—No es lo mismo.

—Si lo es.

—Soy menor de edad.

Wolfram chasquea la lengua y se sirve otra copa. —Eres como un niño.

—Oye, no soy un niño ¿sabes?

—No puedes negar lo que es verdad. —Levanta la barbilla sonríe, no sé qué me molesta más, si su actitud o lo bien que le queda. Es normal para el chico lindo ortodoxo comportarse de esta manera.

Conrad se ríe por lo bajo y se levanta de la silla. —Porque no lo dejamos para luego del baño, escuché que hay galletas en el horno.

—¿Vas a acompañarlos Conrart? —pregunta Gunter y el segundo hijo asiente—. Entonces, iré a la cocina a ver si me necesitan, los aperitivos dulces seguramente estarán listos para cuando terminen.

Wolfram, Conrad y yo vamos para el baño luego de buscar nuestros objetos personales en nuestras habitaciones. Como siempre, el baño exclusivo del Maou se ve impecable y el agua está bien caliente como a mí me gusta.

—Hey, Conrad, ¿tienes ganas de practicar unos lanzamientos más tarde?

—Pensé que ya estaba cansado después de la práctica.

—No puedo estar mucho tiempo sin jugar beisbol, y hace mucho que no practicamos, me va a dar abstinencia. Y aquí no puedo ver los partidos en la televisión o leer las noticias. No jugar aquí es igual o peor que mi sufrimiento al esperar que comience la temporada en la Tierra.

—Si aún tienes energías para ir a corretear por ahí con tu juego de niños, también las tienes para practicar con la espada. ¿Cuándo piensas ponerte serio con tu entrenamiento?

No sé si Wolfram está más atacante que de costumbre, o es que yo estoy más susceptible, pero no me gusta que me trate como si tuviera 5 años.

—Bueno, bueno. El béisbol también se puede considerar entrenamiento —dice Conrad en un tono sereno de mediación. Él y yo somos los dos defensores número uno de este deporte en Shin Makoku.

—Solo dices eso porque te gusta consentirlo.

Decido volverme ajeno a la conversación de los hermanos. Puedo aprovechar para nadar en la tina gigante aunque no debería, pero no me importa ser o no maleducado porque es mi baño privado y ellos son mis invitados.

Al verlos de lejos es más evidente que el tercer hijo luce como alguien que está en el auge de la pubertad, pero tengo que esforzarme en recordar que en el interior es mucho más maduro que yo o cualquier otro adolescente. Es obvio que Conrad es un adulto, es inevitable notarlo físicamente y más complicado de entender aún al saber que tiene más de 100 años. Pero Wolfram es otro tema, aun me cuesta entender cómo funciona el envejecimiento en los mazokus, y eso que con él es más fácil porque luce de mi edad, porque si se tratara de un niño ellos suelen crecer a un ritmo más errático y es todavía más complicado calcular su edad real.

Está claro que aun necesito mejorar mis habilidades para comprenderlo.


Luego de arropar a Greta y de una pequeña práctica nocturna para sacarme las ganas de jugar tras una semana de no hacerlo, vuelvo completamente fresco y feliz a mi habitación. Ya es de noche, pero no veo a nadie en la cama así que busco por la habitación y veo a mi compañero en el balcón.

Wolfram disfruta de la noche despejada en sus ropas de dormir apoyado de espaldas contra la baranda, tiene un vaso en la mano y una botella sobre la mesilla que reconozco por la forma como su bebida favorita. No puedo evitar admirarlo mientras él no me nota, su apariencia perfecta continua impresionándome. Su cabello ondulado está húmedo y menos esponjoso que de costumbre, pero tiene el mismo color miel claro que resulta más pálido y brillante bajo la luz nocturna. Su figura tiene un balance perfecto para un chico de la edad que aparenta, pero su actitud en este momento encaja con la de un hombre maduro. No me puedo ni comparar, solo puedo rezongar al pensar en que es verdad que yo me comporto como un niñito al lado de esto.

A pesar de que ya estoy en segundo año de secundaria alta, mi crecimiento no ha sido el que esperaba, puedo darme cuenta comparándome con algunos chicos de otras clases del instituto. Creo que mi personalidad deportiva me obliga a perder parte de ese aspecto cool y maduro que me gustaría tener. En este momento mi principal figura a seguir es Conrad, a mi gusto él tiene todo lo que un hombre debería tener para ser admirable y encantador. Estoy trabajando en algunos aspectos de mi personalidad, e incluso me gustaría incrementar mi popularidad y mi apariencia masculina, pero no tengo idea de cuánto tiempo me va a tomar que los demás vean los resultados.

—¿Qué miras? —me pregunta Wolfram de manera tranquila, pero su actitud normal también resulta un tanto intimidante a veces. Está esperando que le haga compañia.

Me acerco a él y me apoyo en la barandilla, no hay brisa, pero el aire aquí arriba es refrescante. Wolfram mueve su vaso y el hielo se separa y resuena contra el vidrio. El ambiente es tranquilo y nos dedicamos a mirar el cielo sin estrellas.

—¿Qué es lo que siempre bebes?

—¿Mm? Licor. Lo preparan en la región Spitzberg, lleva frutas, cítricos y algunas especias de la zona —sus ojos verde claro me observan y sus cejas perfectas están relajadas. Me hace un ademán con el vaso y sonríe—. ¿Quieres probar?

—No, solo pregunté por curiosidad. La mayoría de edad para un japonés es 20 años, aunque par los mazokus ya cumplí los 16. Pero más allá de eso, no me permitiré el alcohol, el cigarrillo o cualquier cosa que afecte mi crecimiento hasta que termine de desarrollarme.

—No deberías esforzarte tanto —me dice mientras termina lo que quedaba ya que no lo he querido—. Vas a desarrollarte normalmente, no es algo que puedas evitar o apresurar. Y tu entrenamiento no es el mejor, pero es bastante bueno, así que no deberías preocuparte. En realidad, lo más importante es que crezcas de aquí.

Wolfram se lleva un dedo a la frente.

—Necesitas madurar y cultivar la mente, eso es más importante que tu cuerpo.

—Estás hablando como mi hermano, me van a dar escalofríos.

Shouri tiende a ponerse muy denso cuando empieza con este tipo de conversación. Wolfram es diferente, está siendo mucho más amable que hoy más temprano y también se ve más relajado. Creo que ser más simpático es parte del efecto de la bebida, se acaba de servir otro vaso mientras conversamos.

—No soy tu hermano, ni tampoco tenemos algún tipo de relación sanguínea, así que no me veas de esa forma. Pero puedes considerarme familia porque soy tu prometido. —Parece más emocionado luego de decir eso.

Le hago compañía en silencio mientras bebe, pero tras un rato me parece que se ha servido demasiadas veces, supongo que es una bebida fuerte. En casa ni siquiera mi abuelo bebe estas cosas, aunque toma mucho sake. Pero incluso él, estando en la tercera edad, es más joven que Wolfram, así que no se si puedo compararlo.

—¿No crees que es demasiado? ¿No te va a caer mal? Al menos piensa en tu hígado, creo que agradecería que cambiaras por jugo u otra cosa más suave a menudo.

Los labios de Wolfram forman una sonrisa arrogante y ríe por la nariz.

—Que infantil. No tienes idea de hace cuanto tiempo que he tomado la costumbre de beber.

Me gustaría retrucarle con algunos hechos científicamente comprobadas sobre el daño que causa la bebida, pero me preocupa más otra cosa últimamente.

—¿De verdad me ves como a un niño pequeño, no es cierto? —No es tanto una pregunta, sino más bien una afirmación.

—¿No es así? —su pregunta es claramente retórica.

—Ya soy un adolescente, no un estudiante de primaria.

Wolfram me ignora, no parece preocuparse demasiado por esos detalles, ni tampoco porque me ofenda.

—Oye, ¿me estas escuchando? —insisto golpeando su brazo, forzosamente esto capta su atención.

—No lo puedo evitar. —Deja el vaso en la mesa y se sienta a medias sobre la baranda volteando hacia mi lado de brazos cruzados—. Eres muchas décadas menor que yo, así que es inevitable que te vea más joven. Pero además de eso, tienes una apariencia inocente y tierna que te hace ver aún más pequeño.

¡Paf! Siento como si me hubiera dado un batazo en el pecho para rematarme. Para alguien con mis complejos que una persona como esta me diga esto ¡es inconcebible! Y él incluso sonríe como si me encontrara tierno de verdad.

—¡Hey! He crecido un poco desde que entre en segundo de secundaria alta, ¡incluso tuve que cambiar el uniforme porque me quedaba chico! Aunque aún me falta camino por recorrer porque me estoy desarrollando, estoy bastante bien dentro de la media.

—No tiene nada que ver con eso. Tu problema es que aún no puedes manejar lo que conlleva ser un adulto. Y no puedes esperar reconocimiento de mi parte si no puedes manejarme a mí tampoco.

Oh, ya se para dónde está yendo esta conversación, así que eso es en lo que Wolf está pensando. Pero más allá de los detalles sobre sus gustos amorosos y lo que espera de mí, me molesta que me subestime tanto. En este momento no puedo pensar demasiado sobre cómo me verán los demás mazokus, y si es que para todos aquí soy un chiquillo, porque Wolfram está acaparando toda mi atención.

—Bueno, creo que soy mucho más adulto de lo que crees y no soy tan frágil como estás pensando.

Mi tono ha sido arrogante, pero eso no lo ha sorprendido, creo que me conoce bien como para estar al tanto de mis cambios de humor repentinos. Por lo que he aprendido de esta conversación, supongo que él debe ver mis muestras de excesiva vigorosidad como el encaprichamiento de un niño chiquito. He sido así desde el jardín de niños, y gracias a eso me gané el apodo de Marcha Turca, ya que cuando empiezo no puedo parar y hablo demasiado rápido.

Pero creo que he metido la pata hasta el fondo. Esto no suponía ningún tipo de invitación, pero al parecer Wolfram lo ha entendido de esa manera. Sus manos se apoyan sobre la piedra y se para en frete mío. Demasiado cerca.

—Oh —su voz es profunda y clara, creo que es la misma que antes pero se siente mucho más íntima en esta posición—. Entonces, crees que puedes lidiar conmigo como un adulto.

Oh, mierda. Los nervios se me acumulan en el estómago, tengo las manos a mis lados y siento las palmas calientes. Sé que el huele mi miedo como lo huelen los animales, y me siento sumamente estúpido porque está demostrando su punto perfectamente. Sonríe burlón, se ve contento y orgulloso de tener razón en todo.

—¿Te recuerdo las veces que tuviste que salir corriendo por esto antes? —Acerca más su rostro y cierro los ojos en anticipación, pero el tipo de contacto que esperaba no sucede. Su cara está sobre mi cuello y siento su nariz bajo mi oreja así que ladeo la cabeza para alejarme, solo puedo ver cabello dorado de reojo. Está dejando pasar tiempo porque sabe que la situación me está matando—. No tienes donde escapar, y si ya no eres un niño entonces entiendes que es lo que sucede con los adultos por la noche en un lugar como este.

Me habla muy cerca, despacio, haciendo que cada palabra sea bien clara. Siento las rodillas flojas. Este chico hermoso es demasiado para lo que puedo siquiera pensar en manejar. Cuando se vuelve a parar recto frente a mí veo su expresión arrogante de siempre, su mirada es claramente desafiante. Me siento enojado, ¿por qué tiene que divertirse tanto a costa mía? No soy su juguete.

—Se lo que piensas, que no puedo manejar una situación como esta, y tal vez tengas razón, pero eso no quita que sigo sin ser un niño y que entiendo a qué te refieres. No me asustas.

Es verdad, no estoy asustado. Wolfram siempre me pone nervioso cuando hace cosas como esas, pero no me asusta. Él parece levemente sorprendido, pero me doy cuenta al instante que debería haber cerrado la boca.

—Ya veo —me dice y sonríe con malicia. No me gustó para nada ese tono, ni su expresión, pero no me da tiempo a pensar en nada y me besa. ¡Lo esperaba antes, no ahora! Mis ojos deben ser tan grandes como pelotas de ping pong.

¡No pedí esto, no es para nada cercano a lo que me refería! Tampoco era un desafío lo que dije, y se bien que aún está intentando demostrar su punto, lo cual me enoja porque no puedo con mi genio. Además, Wolfram ha estado interesado en mí de esta forma desde siempre, es algo que nunca me dejó olvidar.

Él no me está tocando, pero no necesita sostenerme con sus manos para hacerme sentir atrapado. No importa cuánto me apriete contra el cemento detrás de mí, su boca se mantiene pegada a la mía mientras hace lo suyo y no puedo escapar. Aunque lo estoy expresando de este modo, no estoy intentando alejarme con tantas ganas, pero no puedo procesar lo que está pasando así que tampoco puedo responder correctamente. Wolfram es bueno, o al menos creo que lo es. Lo único que puedo pensar es que él tiene experiencia, y yo soy un chico que ni siquiera puede concretar una fantasía erótica en un sueño.

Wolfram no es tierno, ni tampoco me tiene consideraciones porque no tengo ni idea de que hacer. Es igual de directo y al punto que siempre. Sus labios son suaves y fuertes, el perfume de su cabello y su piel entra por mi nariz, y el olor de la bebida alcohólica se mezcla con su sabor y llega a mis fosas nasales a través de mi boca cuando entreabro los labios y termino respirando su aliento. El me lame de una forma que me hace revolver el estómago, y no es porque me desagrade. Se aleja y abro los ojos, solo por un segundo lo veo sonreír satisfecho y me toma la barbilla y vuelve a lamerme. Está jugando conmigo. No le importa para nada si lo estoy mirando, él no se avergüenza de la expresión descarada que me está mostrando. Sus pestañas son largas y su piel parece suave y perfecta al verla de cerca.

Cierro los ojos y continúa a su ritmo y me obliga a responder tomándome por el cuello. ¿Cómo es que termine en esta situación? Estoy intentando besar a un chico, a Wolfram entre todos, a una persona tan perfecta que me hace temblar las rodillas con solo una pequeña muestra de lo atrevido que es. Abro la boca por reflejo y siento su lengua sobre la mía. ¿A esto se refería con lidiar con él como un adulto? Si ese era su punto, lo ha dejado bien claro. Esto está muy lejos de la idea que tenía para mi primer beso, acaba de pisotear y romper en pedacitos todas mis fantasías estúpidas y cariñosas.

Mis manos esta hechas puños contra la piedra, las de Wolfram están en mi cabeza y su toque es mucho más suave de lo que esperaba, sus dedos me acarician la nuca y siento escalofríos.

¡Peligro! ¡Peligro! ¡Reacción adolescente inminente! Tengo solo 16 y medio, las alarmas de mi cerebro se activan todas al mismo tiempo.

Al menos me he sacado una duda que tenía desde hace mucho tiempo: ¿podría Wolfram calentarme? Su madre lo hace, sin duda, pero él era otro tema. Y si, parece que puede. Y creo que soy bastante fácil... ¿todo este tiempo tenía razón cuando me reclamaba sobre eso? ¡Qué triste!

Estoy aún más triste de pensar que él me entiende mejor que yo mismo. Infantil. Recuerdo sus palabras perfectamente. Wolfram me abandona a medio camino de sentirme confiado con mi desempeño.

—Buen intento... —Su sonrisa es amplia y creo que nunca lo vi tan contento con algo. Se aleja unos pasos hacia atrás y lo último que se separa de mí con una caricia es la mano que sostenía mi cuello. Siento que pierdo unos grados del calor que él me compartía—. Pero mejor llámame cuando no te tiemblen las piernas como gelatina.

¡Tan cruel como siempre! Lo único que hubiera faltado es que me dijera novato o principiante como siempre hace. Pero me duele más que tenga razón antes que su elección de palabras.

Wolfram está demasiado feliz y satisfecho, y yo estoy temblando lleno de dudas e inseguridades.


La espada frente a mí no es la misma de siempre, me sorprende que realmente me estén dando una nueva.

—¿Qué es esa cara, no me habías pedido que te tomara enserio?

La arrogancia de mi compañero se ve opacada por las señas que me hace mi padrino detrás de él con una sonrisa. Conrad levanta el pulgar haciéndome el gesto de OK típico de un americano, le queda perfecto.

Tomo mi nueva arma. —Es pesada…

—Es una espada de adulto, aunque esta es de las más ligeras, pero eso depende del físico de cada uno —me explica Conrad.

La espada que usa Wolfram normalmente es muy similar a esta, pero su empuñadura está mucho más gastada y los bordes completamente machacados. Examino la mía con una sonrisa. La hoja es nueva, el cuero de mi empuñadura es negro brillante y el mango es similar al de un bat de beisbol. Me da la impresión de que la tenían desde hace algún tiempo pero no me la habían dado. Wolfram se pone una mano en la cadera y me mira satisfecho.

—Ya tienes 16, y luego de nuestra charla de anoche lo estuve pensando y he decidido que te has ganado que te tome enserio.

¿Qué le dijiste a todos de anoche Wolf? Me encantaría preguntar ¡pero no puedo! No parece haber nada raro, parece que no es el tipo de chico que le guste andar alardeando de sus logros personales íntimos con todo el mundo.

La práctica es dura, no solo esta espada es tres veces más grande sino que también es más larga. Siento que todo lo que he aprendido antes ha sido en vano, no puedo coordinar ni dos movimientos seguidos correctamente. El peso comienza a pasarme factura a medida que luchamos ronda tras ronda. Wolfram está más enérgico que de costumbre, su sonrisa es brillante pero no para de gritarme. Igual estoy contento, muy contento. Y agotado.

Justo antes de que termine la clase tengo que admitir que no puedo continuar más, o mis brazos van a caerse. Siento que no podría ni sostener una pluma para escribir en este momento y me alegro de haber adelantado algunas obligaciones. A pesar de que pensé que no lo lograría, pude soportar casi las dos horas completas de práctica que me correspondían y gracias a eso Wolfram y Conrad parecen estar orgullosos. Estoy seguro de que voy a dormir muy bien esta noche.


Estoy teniendo un sueño de esos. Ha sido bastante tiempo desde la última vez que me ha pasado, incluso había llegado a olvidar que en una época solía tener al menos uno por semana. Está bien, es una edad normal para esto, así que no hay problema. Saber que es un sueño me hace no preocuparme por nada de lo que está pasando, ni siquiera conozco a esta chica, aunque creo que su rosto me suena. Ah, ya recuerdo, es esa chica que vi en el pueblo y que me había gustado, tiene bonito cabello y una figura atractiva bien curvilínea.

Estoy encima ¡y extrañamente puedo llegar a tercera base! ¿Qué? Esto es extraño. Para este momento normalmente ella se transformaría en mi madre y diría algo ridículo y me despertaría gritando; o peor, la cara que vería seria de esa horrible rectora de primaria que me hacía llorar cuando me gritaba. No solo puedo besar y tocar, sino que ella me dejara hacerlo. Una linda señorita me dejara hacerlo, ella me dejará ponerlo ahí. Oh dios, sé que es un sueño, pero es la primera vez en mi vida que no me siento tan virgen.

Puedo ser tan pervertido como quiera, tan osado como quiera, y disfrutar tanto como quiera. Llego al mejor momento de gloria, la novena nube, el sueño del adolescente, paraíso, nirvana, ¡y de vuelta al mundo real!

—Hey. ¿Estás despierto?

Hay alguien debajo mío, pero no es una linda señorita. En la oscuridad, la voz masculina suena profunda y soñolienta con un dejo de confusión. ¿Hace cuánto que también se ha despertado?

Analizo donde están todas las partes de mi cuerpo. Manos, pies, caderas, pecho. Todo está encima suyo.

¿Por qué tengo la sensación de que esto va a ser muy malo? Me levanto y siento los pantalones mojados. Podemos vernos en la oscuridad, Wolfram está confundido así que creo que ha estado dormido casi todo el tiempo, sus pupilas verdes se ven más grandes y oscuras que de costumbre en el centro de sus ojos. El mira hacia abajo y yo no puedo procesar una palabra de la vergüenza. ¡Cómo podría! Me vine encima mi compañero de cama dormido y ahora hay una mancha oscura sobre sus pantalones a la altura del muslo.

Este. Es. El Peor. Día. De. Mi. Vida.

Nunca, jamás, en 16 años de haber nacido pasé tanta vergüenza.

—Realmente estás en esa edad. —Wolfram se lleva una mano a la boca, ha hablado sin pensar—. Oh, lo siento.

Soy yo el que lo siente más. —Lo siento tanto.

Tanto que podría llorar. Él, que había dejado de mirarme solidarizándose con mi situación, me observa y me hace un gesto con la mano restándole importancia. Su vos está llena de comprensión.

—¿Por qué no vas a darte un baño mientras me cambio? Volveré a dormir y mañana olvidaremos que esto siquiera pasó.

—Gracias.

De verdad gracias. Agradezco poder enterrar esto en el fondo de mi cerebro donde jamás tenga que volver a recordarlo.

.

.

.

.

.

Continuará…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).