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Guia práctica para acosar a Draco por Liberty-A

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Notas del capitulo:

Traté de hacer algo gracioso. Cómo nada en mi vida lo ha sido no se si está bien escrito. A mi me causó risa. O por lo menos cierto grado de gracia algunas situaciones, esperemos que a ustedes les guste leer tanto como a mi escribirlo.

Espéralo en la entrada de la casa Slytherin. No podrá salir por otro lado.

 

La pared blanca se movió cuando los estudiantes de la casa de la serpiente salían para ir a sus clases. Harry se recostó de forma casual contra la pared, siendo víctima de miradas venenosas de los estudiantes. Esperó un poco más sabiendo que su chico rubio vendría ya al final, apenas pudo ver como se acercaba levantó la mano ante la mirada sorprendida de Draco Malfoy.

 

-          Hola Draco.- Saludó agitando la mano.

 

Varios Slytherin miraron la escena boquiabiertos. Draco respondió quedamente el saludo.

 

 

 

Apréndete su horario, Slytherin tiene clases de historia de la magia los jueves en la mañana. Sirve mucho el que algún profesor te pida a buscar algo fuera del salón, aprovecha esos momentos.

 

El profesor Binns explicaba a la clase de Slytherin algunas anécdotas sobre guerras de gigantes cuando Harry, antes de entrar al salón, dio algunos toques a la puerta. Se paró frente al transparente maestro.

 

-          Permiso profesor Binns. La profesora McGonagall me pidió que le avisara sobre una reunión luego del almuerzo.

 

-          Está bien, gracias Harry.- Dijo el profesor Binns asintiendo en respuesta.

 

Harry asintió y se giró mirando específicamente a Draco sentado en la primera mesa de la clase.

 

-          Hola Draco.

 

 

 

Si vez que ha bebido mucho en el almuerzo, espéralo en los baños. Probablemente se dirija allí antes de ir a clases.

 

Harry estaba con el pantalón desabrochado fingiendo haber estado orinando por alrededor de 15 minutos cuando Draco entró. El rubio no reparó en su presencia y se colocó a un urinal del niño-que-vivió. Harry no desvió la vista del lampiño pene de Draco si no hasta que este carraspeó llamando su atención. Obviamente ahora si había notado al chico Gryffindor, suerte para Harry que no notó otras cosas Gryffindorianas en el sur.

 

-          ¿Qué tal, Draco? ¿Mucho jugo de arándanos?

 

 

 

Cuando Snape asigna lectura pesada un Malfoy no leerá en la biblioteca, por lo que es mejor buscarlo en la sombra de algún árbol en el patio.

 

Harry volaba con la Saeta de fuego por sobre los jardines de Hogwarts. Supuestamente solo daría un pequeño paseo pero decidió que sería más fácil hacerlo volando, aunque la profesora Rolanda había dicho que no quería escobas fuera de la clase o los partidos de Quidditch, Harry estaba seguro que ella aceptaría una buena excusa por una buena causa.

 

Vio hacia abajo justo cuando sobrevolaba un punto amarillo bajo un árbol a un par de metros frente a él. Harry sacó su varita pensando que eso le iba a doler. La agitó invocando un hechizo congelador y apuntó a la Saeta.

 

La escoba frenó al instante enviando a Harry contra el árbol en el que un Draco leía pacíficamente su libro “Las fuerzas Oscuras: Una guía para la auto-protección”. El rubio se sobresaltó al escuchar un ruido sordo arriba de él, levantó la mirada viendo a Potter colgado de las ramas del árbol.

 

-          Oh, ¡Hola Draco! Bonita tarde ¿No?

 

 

 

Si le preguntas a Peeves él te dirá quién está castigado y porque. Asegúrate de que sea el mismo profesor el que imponga el castigo, son poco creativos cuando tienen más de un castigado.

 

-          Señor Potter. Cómo castigo deberá ir a separar los Gusarajos buenos de los podridos. El señor Malfoy seguro estará feliz de la compañía.

 

McGonagall tomó el hombro de Harry y lo llevó hasta la cocina donde un enfurruñado Draco maldecía en voz baja a un par de elfos a su alrededor.

 

-          Manhi.- Dijo Minerva llamando a una elfina.- El señor Potter tiene el mismo trabajo que el señor Malfoy.- Le dijo, seguido de esto dio media vuelta y se fue.

 

La elfina miro a Harry y lo guio junto a Draco, el rubio lo miraba con una ceja enarcada.

 

-          Hola Draco, no me digas ¿A ti también te pillaron escribiendo “Vivan los sangre pura” en el baño de chicos del sexto piso? Qué raro, ¿verdad?

 

 

 

No es un ratón de bibliotecas como Hermione, así que búscalo en sitios de convivencia social. Invitarle un trago es opcional.

 

Harry miró la puerta del local “Las Tres Escobas” antes de entrar a esta. Ordenó una cerveza de mantequilla y giró la mirada hasta la mesa donde Draco Malfoy hablaba tranquilamente con Blaise Zabini. Por un momento notó como Draco posaba sus ojos sobre él, pero lo ignoró completamente. El niño-que-vivió frunció el ceño, ¿Qué era tan importante en ese italiano que Draco gastaba su preciado tiempo en él? No lo sabía.

 

La bella señora Rosmerta lo reconoció de inmediato y, dándole un beso en cada mejilla, Harry se aventuró a pedirle un favor.

 

 

-          Mi padre piensa que un Búho nuevo solucionaría los problemas de…- Blaise cortó las palabras al ver a la guapa dueña de la taberna acercarse a ellos con un tarro de cerveza de mantequilla.- No ordenamos otra.- Se apresuró a decir Blaise cuando vio que la mujer dejaba el tarro junto a Draco.

 

-          Ya lo sé. Lo envía el señorito Potter.- dijo ella inocentemente y señalando a Harry con su pulgar a sus espaldas sentado tranquilamente.- Es para el joven Malfoy.

 

Zabini y Malfoy miraron como la mujer se alejaba de la mesa. Draco dio un vistazo a la cerveza, luego a un atónito Blaise y luego levantó la mirada hasta donde Harry.

 

-          ¡Hola Draco!- Exclamó entre el bullicio de la gente del lugar, alzando su tarro de cerveza.- Que coincidencia encontrarte aquí.

 

 

 

Vagón 3 cabina 12. Es allí donde se sienta, convenientemente cerca de un baño.

 

-          ¡Visitamos a nuestra familia en Grecia muggle!- Exclamaba Pansy moviendo sus brazos de manera agitada mientras Blaise y Theodore compartían algunos dulces.

 

Draco miraba por la ventana, pensativo ante ciertas cosas extrañas en su vida importándole muy poco el viaje de Pansy. En eso la puerta de la cabina es abierta.

 

-          ¡Hola chicos!- Saludo Harry, mirando a Pansy.- ¿Saben dónde está el baño?- Preguntó.

 

Blaise boqueó y miró a Draco. Pansy entrecerró los ojos y Theo fue el único con la decencia para responder.

 

-          Está unas puertas más adelante, hay un gran letrero que se nota desde el extremo del vagón.- Resaltó, enarcando una ceja. Sabía de la miopía de Harry, pero eso era ridículo.

 

-          Oh, ¿en serio? No me fije.- Dijo para cerrar la puerta de la cabina.

 

Todas las personas en el lugar miraron de maneras diferentes la puerta por donde se había ido el chico Gryffindor. Draco bufó cuando Blaise comenzó a reírse.

 

-          ¿Qué acaso el “trío dorado” no se sienta en el vagón 9?- Preguntó Pansy, extrañada ante el aumento de volumen en la risa de Blaise y la frustración de Draco.- Hay como 7 baños antes de llegar a este.

 

Draco iba a decir algo pero la puerta de la cabina se abrió de nuevo. Harry sonreía de oreja a oreja.

 

-          Gracias por las indicaciones.- Dijo y miró al rubio por primera vez en sus dos visitas.- ¡Hola Draco!

 

Harry se volvió a ir y Blaise estrellaba su puño contra la ventana en un intento de calmarse a sí mismo y a su risa.

 

-          ¿Le acaba de decir Draco?- Preguntó Pansy a Theo. Draco solo pudo ruborizarse ante esa revelación.

 

 

 

Entérate de lo que disfruta. Los gustos en común son un punto a favor.

 

Harry miraba la vitrina de “Artículos de calidad para Quidditch” no necesariamente viendo artículos de calidad para Quidditch. Respiró hondo y entró.

 

Lucius Malfoy lo miró de arriba abajo antes de hacer una mueca de asco. Draco por su parte solo levantó una ceja cuando Harry se acercó a ellos. No que se le hiciera extraño ver a Potter en esa tienda, pero acercarse a ellos era nuevo.

 

-          Hey Draco. ¿Vienes por nuevos guantes? Digo, luego de que Goyle les vomitara a los tuyos encima.

 

Draco palideció y asintió quedadamente.

 

-          Si… igual pensaba cambiarlos.- Dijo con tono más bajo.

 

Lucius no esperó un final para aquella conversación, tomó los guantes, pagó por ellos y arrastro a un atontado Draco afuera. El joven Malfoy solo podía pensar en una cosa. ¿Cómo diablos Potter sabía que sus guantes habían sigo vomitados por Goyle si eso pasó en la sala común de Slytherin? ¿Alguien comentaría algo?

 

Harry asentía para sí mismo mirando la puerta. La capa de invisibilidad era útil para entrar desapercibido junto a las serpientes. 

 

 

 

Pero, si no tienes muchos gustos en común con un Malfoy… finge.

 

Harry entro al local de “Borgin y Burkes” se relamió los labios cuando vio al rubio descubrirse la cabeza con su túnica y hablar con el dependiente de la tienda. Draco podría confundir a cualquiera con esa capucha, pero a él no. Esperó pacientemente a que el hombre que lo atendía se alejara y fuese detrás de una puerta para acercarse.

 

-          ¿Malfoy? Hola, que coincidencia.- Dijo fingiendo sorpresa.

 

-          ¿Potter?, ¿Tu qué haces en esta tienda?- Draco más que sorprendido, estaba conmocionado.

 

-          ¿Yo?, pues soy cliente frecuente claro.

 

-          ¿Con qué frecuencias necesitas artículos peligrosos y de artes oscuras?- El Slytherin no se tragó semejante patraña.

 

-          No me conoces Malfoy, yo soy un apasionado de cosas peligrosas y artículos oscuros. Este es un mundo libre y yo pudo andar por allí comprando dagas envenenadas y esas cosas si quiero.- Harry vio como el dependiente regresaba y esa fue la señal de huida.- Pero ya que me has arruinado la visita me iré. ¡Adiós Draco!

 

 

 

El factor casualidad es fundamental. Los pasillos de Hogwarts son buenos lugares para ese tipo de encuentros.

 

-          ¡Hola Dra…!

 

-          ¡Y una mierda con “Hola Draco”!- Dijo el rubio con una notoria molestia en su cara. Era hora de poner ciertas cartas sobre la mesa.- ¡Esta es la décimo tercera vez en el día que me saludas! No sé cómo diablos haces para encontrarme y porque rayos lo estás haciendo pero debes parar con esto.

 

-          No sé de qué me estás hablando Malfoy. Solo es una casualidad.- dijo Harry de forma inocente.- Creo que no comer te ha afectado, cómo sea, nos vemos Draco.

 

Draco no pudo decir nada. El estúpido Potter se fue sin darle oportunidad de hablar. Estúpido Potter.

 

Se giró para ver, y proferir algunos insultos muy impropios de él, al mago cuatriojos que se marchaba por el pasillo. Draco ahogó la primera sílaba boqueando al instante al observar lo que el-niño-que-vivió cargaba atrás en sus manos. Negó con la cabeza, rosada hasta más no poder, escuchando su estómago gruñir. Ya se encargaría de hacerle saber a Potty el Acosa-Malfoys que conocía su secreto.

 

Por su parte, Harry espero a cruzar en el pasillo siguiente para sacar de detrás de él el mapa del merodeador. Ojeo con una sonrisa los pasos de Draco y como estos se dirigían al comedor.

 

“Usa cualquier herramienta para facilitar su seguimiento. Un Malfoy es  de naturaleza escurridiza, si quieres seguirlo debidamente mejor usar el mapa y así evitar la fatiga.”

Notas finales:

Espero les haya gustado, no me maten si no es cómico :'D!

 

Adiosito.


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