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Hasta que digas que me amas por LunaPieces

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Notas del fanfic:

Pareja Principal: KidLaw
Género: Angst/ Drama
Rating: T
Autor Original: Ginshirou pixiv
Traductora Japonés: Amaitsumi
Traductora Inglés: LunaPieces

Thanks to the autor Ginshirou and Amaitsumi for bring to us those wonderful stories!

De nuevo con otro proyecto, esta vez uno muy, muy angst, no he leído algo más doloroso y a la vez hermoso como esto, de verdad espero que lo disfruten y lloren en silencio conmigo okno xDD. ¡¡Ahora, empecemos!! ^u^

 

Notas del capitulo:

Thanks to Ginshirou and Amaitsumi for bring to us those wonderful stories!

Pues soy yo de nuevo con este nuevo proyecto, de hecho, éste iba a ser el primer fanfic que tradujera, el problema fue que se detuvo porque autora japonesa lo había eliminado de su cuenta de pixiv, sin embargo, todo el fandom logró animarla de nuevo para que siguiera la historia. Y es gracias a Amaitsumi que pude traerla a ustes en español, por favor, disfrútenla, que yo la disfruté con todo mi corazón <3

Muchas gracias a las personas que me apoyaron con este proyecto, cambio y fuera~

 

Capítulo 1

 

Los humanos son criaturas muy complicadas. Cuando desarrollan un deseo por algo, no hay nada que los detenga para conseguir lo que quieren. El deseo hace que sus corazones se vuelvan hambrientos y ansiosos. Se divierten pensando en cómo saciar su deseo y se deleitan llevando a cabo esos pensamientos. Actúan como niños, chillando como si su juguete favorito hubiera sido roto. Y cuando logran sus deseos, sonríen con diversión y se deleitan en su supremacía. Esa es la naturaleza de aquellas criaturas aterradoras conocidas como humanos.

Sin embargo, mientras más difícilmente tratan de lograr esos deseos, más fácilmente son heridos. Más a menudo, terminan con separaciones y arrepentimientos. Esa también es la naturaleza de esas necias criaturas conocidas como humanos.

 

...

...Había alguien que quería por encima de los demás.

Alguien que era extremadamente valioso para él.

Alguien que no podía imaginar perder.

 

—Tengo novia.

Eso fue lo que Eustass Kid le dijo a Law cuatro años antes.

La lata de café que había estado bebiendo chocó contra el piso, derramándose en su ropa. El viento soplaba y la lata vacía rodó lejos de él; a pesar de eso, Law no se había dado cuenta de que miraba al hombre de a lado, con la mente totalmente en blanco.

—Oh...felicidades, —fue incapaz de forzar una sonrisa que acompañara sus palabras. Kid suspiró y se agachó.

—Vaciaste el café en tu uniforme. Está completamente manchado, ¿qué estabas haciendo? —Preguntó Kid y jaló el dobladillo de sus pantalones empapados mirando su rostro.

—Lo siento— Murmuró Law y miró el café que se filtraba lentamente por sus pantalones. Fue un impacto cruel. Su mente se rehusaba a registrar las palabras de Kid.

Se rehusaba a comprender lo que había escuchado.

Antes de que lo supiera, regresaba a casa, acurrucándose en su cama. Su cabeza daba vueltas, casi había olvidado su uniforme manchado. Era demasiado tarde.

Alguien más le había robado a Kid incluso antes de que él le dijera sus sentimientos.

El dolor y el odio se elevaron en su corazón. Los reprimió cruelmente, y pensamientos sobre cómo hacer que Kid se fijara en él comenzaron a circular por su mente.

 

Sabía que estaba siendo irracional, pero no podía detenerse a sí mismo. Kid no sería esa debilidad.

No quería imaginar perder su lugar junto a él.

Tenía que hacer algo.

—Eustass-ya... — Susurró y apretó las sábanas con fuerza, la necesidad de hacer que Kid dominara su mente lo embargó.

 

Habían pasado cuatro años. Ella era inseparable de Kid, pegándose a él tenazmente, sin darle la oportunidad a Law para que confesara sus sentimientos. Al final, no había podido hacer nada, además de hervir en celos al mirar a la pareja.

"Si sólo ellos terminaran". "Deseo que terminen". "Estoy seguro de que lo harán algún día".

Pensamientos como esos mantenían a Law en pie. Sin embargo, su relación se había mantenido fuerte los pasados cuatro años.

 

Pero entonces, cuatro años después del impacto inicial, sucedió de nuevo.

— Estoy pensando en casarme con ella después de que nos graduemos del colegio.

Era invierno, su último año en el colegio y fue tan frío como ese día tiempo atrás, pero esta vez, ya no usaban uniformes. Law vestía un abrigo de lana color azul y botas de cuero con unos mullidos guantes blancos en sus manos y su cara casi oculta dentro de una bufanda.

Sin embargo, la lata de café que sostenía parecía justo como la que había tenido antes, años atrás. Incluso la forma en que cayó de sus manos al piso y salpicó sus botas, se sentía exactamente igual.

—... ¿Qué hay de tu carrera...? ¿Ni siquiera tienes dinero todavía...cierto? —Él no podía detener esas incertidumbres que salían de sus labios.

—Te dije que heredaría la fábrica de mi papá, ¿cierto? Y he estado ahorrando todo este tiempo. No podríamos casarnos de inmediato, por supuesto, pero quiero comprometerme primero...Y tiraste tu café.

—...Oh— Law miró al sonriente Kid, preguntándose si habían retrocedido en el tiempo.

Había conocido por primera vez a Kid en la preparatoria y antes de que se diera cuenta, se había enamorado del pelirrojo. Incapaz de reunir el valor para confesarlo, había dejado que los días pasasen, diciéndose a sí mismo que estaba feliz con sólo estar al lado de Kid. Hasta ese día.

 

Incluso después de eso, había logrado consolarse a sí mismo. "Está bien, ella sólo es su novia. Está bien, todavía puedo permanecer a su lado". Kid se la había presentado un poco antes. Ella había llegado como una chica tranquila y gentil. En ese momento, reprimió los pensamientos  que surgieron en su cabeza para sabotear su relación.

Ahora, se arrepentía de no haberlo hecho.

Kid se agachó y recogió la lata de café que se había caído, apuntando y lanzándola hacia el bote de basura más cercano. Sonrió satisfactoriamente cuando la lata cayó justo dentro del bote con un ruido metálico. Frunció el ceño cuando volvió a mirar a Law, antes de estirar su mano para ondear su cabello.

—Hey, no luzcas tan preocupado, estará bien. Los dos son igual de valiosos para mí, prometo que nunca abandonaré nuestra amistad.

—...Bien— Law suspiró, "eso no era". "Tú no entiendes", quería decirlo, pero las palabras no salían.

—Como sea, regresemos. Hace frío, y necesitas ocuparte de ellas. — Kid inclinó su cabeza para señalar las botas manchadas de café. Law sabía que el café se podía quitar con facilidad ya que sus botas estaban hechas de cuero. Desafortunadamente, no tenía pañuelos consigo, así que asintió y los dos se apresuraron hacia el departamento de Kid.

 

 

Era viernes, y ellos habían hecho planes para beber tranquilamente en el departamento. Las clases habían finalizado en la tarde y los dos se habían reunido en el lugar de siempre en la noche, detrás de la estatua de extraño-aspecto fuera de la estación del tren. Después de eso, habían ido al supermercado más cercano donde compraron algunos bocadillos y cervezas mientras charlaban de trivialidades. Law había encontrado una máquina expendedora y había comprado café también.

Hasta ese punto, todo había sido normal. Hasta entonces, Kid había dicho pocas palabras

El frío punzaba la nariz de Law mientras se apresuraba por el camino. Además de los sonidos de las latas de cerveza resonando en las bolsas de plástico balanceándose a sus lados y las pisadas de Kid a su lado, la escena estaba envuelta en un silencio invernal. Sus congelados pendientes parecían dolorosas agujas penetrando los lóbulos de sus oídos.

“Todo ha sido en vano” el pensamiento invadió la mente de Law repentinamente.

Había mantenido su inalcanzable amor en su corazón todos esos años, incapaz de confesarse, incapaz de dejarlo ir y apoyar a Kid en su relación. Cada pensamiento que había tenido era para poder intervenir entre la pareja y causar dudas en su amor. Todavía se aferraba a nada, Kid había avanzado con ella, sosteniendo sus manos e iluminando sus rostros con diversión.

Los labios de Law se apretaron mientras sostenía de nuevo el deseo de dejar las lágrimas fluir. Estaban en camino al apartamento de Kid para beber y divertirse. No era el momento para llorar.

Necesitaba actuar normal, sonreír y pretender que todo estaba bien.

 

Llegaron al departamento de Kid, cerrando y subiendo las escaleras de su unidad. Kid abrió la puerta con sus manos entumecidas por el frío y se agachó para quitarse los zapatos en la entrada.

—Quédate aquí, traeré una toalla para  ti—dijo y entró al apartamento desapareciendo en el baño. Por un momento, Law se preguntó de qué estaba hablando, antes de recordar repentinamente lo de sus botas manchadas.

—Está bien, ya casi se secaron— dijo. Y en efecto, la caminata de antes había secado el derrame de café.

—Idiota. Me preocupa más que ensucies mi departamento.

Law miró a Kid justo al momento en que la toalla que le había lanzado lo golpeaba en la cara. El olor de la toalla era el mismo que el de la ropa de Kid e inundó su nariz. Sosteniéndola, limpió sus botas antes de quitárselas y entrar al apartamento.

—Voy a entrar— dio el acostumbrado saludo cuando abrió la puerta de la sala.

—Sí. Oh, sólo deja la toalla en el cesto del baño.

Law tarareó una respuesta afirmativa mientras se dirigía al baño. Prendió las luces y lanzó la toalla en el cesto de ropa sucia, que ya tenía numerosas prendas de vestir, antes de mirar el espejo delante del lavabo.

Ahí, en el estante debajo del espejo, había un segundo cepillo de dientes detrás del de Kid y también un par de aretes adornados con diamantes de diseño simple.

Al subir la mirada, se vio a sí mismo en el espejo. Un pecho plano, un cuerpo delgado sin carne que torneara su figura y un rostro que era indudablemente masculino. El mismo género que Kid.

La realidad lo golpeó tan fuerte que su corazón se retorció.

“¿Por qué nací como un chico?” La pregunta que él se había formulado repetidamente hizo eco una vez más en su mente e hizo  rechinar los dientes.

—¿Trafalgar? — La voz de Kid lo sacó de sus pensamientos y regresó a la sala. Había arreglado los bocadillos y las latas de cerveza en la pequeña mesa con kotatsu. Al ver a Law regresar, tomó una cerveza impacientemente y la abrió.

Law se sentó enfrente de Kid, acurrucándose en el colchón y tomó algunos bocadillos apilados en la mesa. Con el calor del kotatsu y la cerveza, su cuerpo rápidamente se calentó.

Un programa de celebridades hablando de retos divertidos era transmitido en la televisión, y Kid ocasionalmente estallaba en carcajadas mientras miraban el espectáculo. Pronto, Law siguió su ejemplo y logró olvidar sus problemas divirtiéndose con la compañía de Kid.

 

—...Sobre lo que te dije antes...

Ya se habían acabado varias cervezas cuando Kid comenzó a hablar, como si repentinamente hubiera recordado que estaban hablando de algo.

—¿Vendrías...conmigo? Para escoger un anillo...

"Debe estar ebrio" pensó Law. Kid nunca hablaba con tal incertidumbre en su voz.

—... ¿Por qué debería? ¿No deberías ir con ella...? — Replicó Law, no caería tan bajo. No podía.

La herida que había sentido en el corazón cuando Kid mencionó el matrimonio varias horas antes, regresó de nuevo con venganza. Sabía que debía rendirse, pero aún estaba abrumado por la urgencia de confesarle sus sentimientos a Kid.

No podía imaginar mantener en secreto su sexualidad por siempre. No podía continuar mintiendo sobre su falta de interés en el amor. Pero, ¿podría decidirse a confesar sus sentimientos repentinamente?

Al ver la expresión de preocupación en el rostro de Law, Kid esbozó una sonrisa compungida.

—Planeo sorprenderla con eso. Ella sabe que he estado ahorrando, pero dice que antes de que estemos casados no quiere que se hagan grandes gastos. Ha llegado tan lejos como para decir que no quiere un anillo... Pero quiero hacerla feliz. Quiero ver su sonrisa...

 

Eso dolió.

Sabía perfectamente cuánto la atesoraba, lo había visto con sus propios ojos esos pasados cuatro años. Sabía que no tenía lugar en su relación.

—Además, eres realmente delgado y tus dedos son justo como los de ella...Estaba pensando que podías ayudarme con la medida...

—Está bien. —Al final, no había nada más que pudiera decir. Sí, él quería que Kid fuera feliz, pero quería que Kid fuera feliz con él.

—¡Gracias Trafalgar! ¡Realmente eres mi mejor amigo! —Exclamó Kid y se inclinó sobre la mesa para abrazarlo.

Los brazos de Kid rodearon su cuello, recargando su cabeza en su hombro. El olor familiar de la colonia de Kid impregnó su nariz.

"Mejor amigo."

Eso era todo lo que él era. Nada menos, pero tampoco nada más. Los brazos de Kid rodeándolo lo hicieron sentir restrictivo e incómodo repentinamente.

—Sí...lo sé. Ahora suéltame, eres muy pesado. —Dijo, dándole unas palmadas en la espalda. Sin embargo, en lugar de soltarlo, Kid lo apretó aún más fuerte.

—...Trafalgar, realmente amo cuan lindo eres para mí. —Susurró en su oído.

Los latidos de Law comenzaron a acelerarse—... ¿Qué quieres decir... con amar...?

—Hehehe, sólo acéptalo, ¿bien? —Con eso, Kid lo soltó y regresó a su lado de la mesa, deslizando sus pies debajo de la colcha una vez más. Sus piernas se enredaron debajo del pequeño kotatsu.

Law sintió calor. Los lugares donde había tenido contacto con él, ardían. Los labios del pelirrojo cuando susurraron en su oído, su respiración, sus brazos, sus piernas junto a las de él.

Todo eso encendía la piel de Law.

"Te amo demasiado, ¿qué debo hacer? Quiero decírtelo, pero no encuentro las palabras. Incluso si pudiera, tengo miedo de lo que pienses de mí".

 

—Así que, ¿estarás libre la siguiente semana? Nos veremos en el lugar de siempre y entonces iremos...

 

Volvió a prestarle atención a las palabras de Kid, asintiendo a medida que su mirada se dirigía hacia la puerta que conducía al cuarto de Kid. Rentaba ese apartamento desde que habían empezado el colegio con el asequible precio de 48,000 yenes por mes. Todavía podía recordar la sonrisa de Kid cuando había firmado por el lugar, satisfecho consigo mismo por haber hecho un trato tan bueno dentro de la ciudad.

 

Había comenzado como un lugar monótono y lúgubre, pero lentamente había comenzado a llenarse de muebles, seleccionados sin duda alguna por una mano femenina. Parecía como si ellos vivieran juntos, con cojines y peluches en la habitación y sus accesorios esparcidos por varios lugares de la casa.

Cada vez que Law iba de visita, las fotografías que tenían, cambiaban. A veces, eran escenas tomadas de sus citas. Otras veces, eran fotos tomadas exactamente en la sala donde Law estaba sentado. Cada fotografía representaba un momento que les pertenecía a ellos, a un Kid que Law no conocía.

Y ahora, estaban a punto de casarse.

Law sabía que no tenía sentido retenerlo. Sí,  deseaba que todo fuera una mentira, que Kid riera y dijera que todo había sido una broma. Pero la imagen del sonrojo y solemnidad de Kid se reflejaba en sus ojos negándose a dejar la mente de Law, recordándole la realidad.

—Después de eso, iremos por un almuerzo al mercado subterráneo. Y entonces... —Mirando el plan de Kid para ir a comprar el anillo, Law comenzó a reír repentinamente.

—Eustass-ya.

—¿Hm?

No quedaba mucho tiempo. Tenía que hacer a Kid suyo.

No importaba cómo. Tenía que hacerlo. Tenía que tenerlo. No importaba si alguien resultara herido en el proceso. No importaba si él salía herido en el proceso.

 

Mientras él tuviera a Kid, estaría bien.

—Eres realmente un idiota, pero es por eso que te amo.

Y esa fue la primera vez que Law le había dicho a Kid que lo amaba. Las palabras pronunciadas, encendieron un fuego en el corazón de Law.



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Notas finales:

Los espero de nuevo la próxima con un capítulo más de esta desgarradora historia <--se va al rincón a llorar* ¡Gracias a los que nos siguen! *-*

 


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