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SO HOT por Keny-chan

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Notas del capitulo:

Laliho~ Esta pareja es rara y muy crack yo lo sé, pero tienen un no sé qué, que qué sé yo, que empieza a gustarme mucho. Y aclaro, Sousuke sería con el único con el que puedo ukear a Makoto xD

Como siempre les he dicho, a quienes ya me han leído antes, soy papa para eso de los lemons, yo quería que quedara muy hard, no pude xD Pero aún así, espero les guste, tanto el experimento con el lemon, como con la pareja. 

 

(También lo publicaré en FF.net: RizelHolmes) 

 

Let's go! :3 

So Hot

.

 

[Rizel Holmes/Keny-chan]

.

Nobody makes me feel like this.

So hot, so hot.

I’m stuck on you, baby.

[CNBLUE]

.

 

 

 

A ciencia cierta no sabía cómo es que había terminado en ese lugar, sabía mucho menos el por qué de que se tomara la molestia de encontrar un disfraz con el que se sintiera cómodo. Como fuera, ya estaba allí y admitía que se estaba divirtiendo.

Es parte de la vida de un universitario. Se dijo. Todo ese asunto de divertirse hasta hartarse, bailar hasta cansarse y beber hasta vomitar. Arrugó la nariz con disgusto al pensar en eso último.

 

Sus amigos, ya mareados, le arrastraron hasta un grupo de chicas bonitas y picaronas, estas se presentaron entre guiños y muecas, aparentemente seductoras. Pierden su tiempo. Pensó. Y es que realmente así era, porque simple y sencillamente él no estaba interesado en las mujeres, al menos no en un sentido ni sexual ni romántico. Sonrió por cortesía y después de soportar media hora de cháchara femenina inútil, se excusó alegando que deseaba un nuevo vaso de cerveza.

 

En la mesa donde aguardaban las botanas, el alcohol y los modestos preservativos, todo entremezclado cabe recalcar, se encontró a otro compañero de clases que intentó, en vano, hacerle la plática. Destapó una nueva cerveza, se la tendió y le mintió descaradamente al decirle que una muchacha muy mona al fondo de la habitación contigua, había estado mirándole. Ruin, pero efectivo.

 

Volvió a quedarse solo y se sintió más relajado. Rumió alguna que otra fritura, se quitó el sombrero de oficial que ya comenzaba a acalorarle y se entretuvo observando a los demás asistentes. Besos acá, arrumacos allá, vómitos en alguna otra parte, tríos, hétero, homo y lésbicos por todo el lugar. La música sin sentido seguía sonando a un volumen considerable y sólo unos pocos aún bailaban mientras otros lloraban y se consolaban entre sí a causa del desamor o la soledad.

 

Se llevó una nueva fritura a la boca y entre las arcadas y los gemidos, alcanzó a escuchar una voz amable y preocupada que le era familiar. Se movió esquivando cuerpos inconscientes, dormidos y ocupados, hasta llegar a lo que recordaba era la sala. En el rincón más distante alguien hacía el intento de ayudar a otro alguien, sin mucho éxito, al parecer.

 

—   ¿Necesitas una mano?— Preguntó.

—   Muchas gracias. —Le contestaron, y cuando esa persona disfrazada de bombero se dio la vuelta, pudieron reconocerse.

 

—   ¿Tachibana?— Inquirió con más sorpresa de la que hubiera querido, haciendo al otro avergonzar.

 

—   Buenas noches, Sousuke-kun.

 

El aludido parpadeó aún incrédulo. De todas las personas que pudiera esperar encontrar allí él era el último, incluso se le hacía más creíble viniendo de Nanase. Se reincorporó cuando lo escuchó llamarle. Le restó importancia y le ayudó a poner a su amigo inconsciente en el sofá. El castaño le agradeció y él se perdió en el aroma que desprendía. Makoto se mostró incómodo con la atmósfera que reinaba en el lugar, Sousuke sabía que era tímido y bastante inocente, detalle que le parecía irónico debido a gran complexión. Propuso que salieran de allí a tomar algo de aire, después de todo el humo del cigarrillo ya comenzaba a molestarle en la garganta. No obstante, en el jardín la situación no estaba mejor que dentro.

 

—   ¿Co-cómo pueden hacerlo aquí?

 

La oración quebradiza fue para él tonta y adorable. Entonces se preguntó si el castaño no tenía ninguna experiencia en el rubro.

 

—   ¿Eres virgen, Tachibana?— preguntó desvergonzado. No obtuvo una respuesta clara, sólo algunos balbuceos incomprensibles.

—   No…— susurró— Pero tampoco es que tenga el descaro de exhibirme en el jardín…— aseguró enfocándose en sus botas— ¿Tú lo harías?

—   Por supuesto que no, parece incómodo y hace frío. Prefiero la comodidad de una cama y la privacidad de una habitación.

—   Menos mal.

 

El alivio en la voz de su interlocutor llamó su atención aún más. Entonces se dio cuenta de la peculiaridad de la situación en la que se habían envuelto. Miró hacia el oscuro cielo y descubrió que sobre ellos se cernían nubes grises que eran un posible preámbulo de tormenta, sumado a ello, la luna era enorme y brillante, más que otras noches. Entonces dijo:

—   ¿Quieres ir a mi casa?

 

Makoto le escuchó claramente y la idea se le hizo buena a pesar de que en el interior le provocaba cierto nerviosismo. El moreno no le miró hasta pasados unos segundos de silencio, para en seguida ver esa ligera afirmación sin palabras.

 

 

Caminaron tranquilamente, disfrutando de la frescura de la noche y del mutismo involuntario. Cuando llegaron, le dejó pasar. El sitio era amplio y acogedor. El castaño observó con detenimiento y pudo percibir que habían algunos contrastes, que sugerían Sousuke no vivía solo.

 

—   Tengo un compañero, pero los fines de semana no suele aparecerse por aquí, puedes estar tranquilo— explicó.

—   Gracias.

 

Se deshizo de la enorme chamarra y el casco, bajo la atenta mirada de Yamazaki, consiguiendo sentirse más nervioso, e hizo lo que solía hacer en esas ocasiones: sonreír. Por su parte, Sousuke admiró esa mueca amistosa y prácticamente imborrable. Le indicó se sentara donde quisiera y él hurgó en su nevera extrayendo un par de cervezas y un par de gaseosas.

Al volver a la sala lo encontró sentado sobre la alfombra admirando la pila de CD’s junto al estéreo. Dejó la carga que llevaba entre las manos sobre la mesita de centro y se acercó.

 

Tachibana miraba analíticamente cada dorso, apuntando con el índice los discos de las bandas que al parecer no desconocía.

 

—   ¿Te gusta la música?— preguntó, susurrando a su lado, junto a su mejilla, sintiendo el escalofrío recorriendo el otro cuerpo.

—   Sí, aunque no conozco mucho. — respondió poniendo su empeño en relajarse.

—   ¿Cuál llamó tu atención?

 

Señaló el primero en el que había puesto sus ojos.

—   ¿Good with Grenades?

 

Asintió. Sousuke sonrió y lo puso en marcha, rápidamente escogió su canción favorita y que por alguna razón sentía iba con la atmósfera. La guitarra y la batería se escucharon de pronto, junto con la letra, en una especie de euforia apabullante que al castaño agradó. Este movía la cabeza agitando discretamente su cabeza al ritmo de fondo.

 

—   ¿Con quién fue?— dijo de pronto, sin quitarle la mirada de encima.

—   ¿A qué te refieres, Sousuke-kun?

—   Tu primera vez, ¿con quién fue?— repitió ahora con una voz más gruesa y curiosa.

—   Con Haru— respondió, sin embargo, algo en su expresión dijo al moreno que era algo prefería no recordar— ¿Y la tuya?

 

Parpadeó incrédulo otra vez. ¿En serio le estaba preguntando eso?

 

—   Con Rin. Es divertido, ¿no te parece? Porque ahora ellos dos están juntos y todo eso— musitó alegre, sinceramente divertido.

—   Ya lo creo— aseguró Makoto ahora más relajado, sonriente.

 

Se distrajeron de nueva cuenta en la canción, y al segundo siguiente en un parpadeo la luz de toda la casa desapareció y una tormenta se desató en el exterior, iluminando con los poderosos rayos que comenzaban a caer.

 

—   Me alegra haber comprado ese aparatejo de baterías.

 

Silencio absoluto, sólo oscuridad y la música alrededor. Sousuke tamborileó siguiendo el compás de la batería mientras Makoto intentaba seguir el coro. El moreno le escudriñó otra vez, pues jamás creyó le tendría tan cerca, tan natural, tan seductor. Lo estaba llenando de impulsos.

 

—   ‘Lips are for biting here. Let’s make this moment worth the while’— entonó antes de asaltar la boca del castaño.

 

 

Tachibana lo recibió con la misma ansiedad con la que estaba siendo besado. Se apresuró a seguirle el paso, pues el contacto no era inocente, no era delicado como tal, pero era delicioso y salvaje. El cielo volvió a retumbar, la música siguió su curso y ellos se perdieron instantáneamente en el deseo.

De un momento a otro Sousuke ya estaba encima suyo, tirando suavemente de su cabello mientras se entretenía mordiendo el cuello.

 

Se detuvo un instante, respirando agitado.

 

—   ¿Quieres hacerlo?— quiso saber, acariciando por encima de las prendas.

—   Creo que es obvio que sí, Sousuke-kun— acotó soltando una cálida risa.

 

El aludido también rió y regresó a su labor, guiándose sólo con su tacto debido a la escasa iluminación. La piel ardía. Lo desnudó en un santiamén, sin arrepentimientos, sin prohibiciones. Se maravilló al verlo tan cooperativo, pues Tachibana ahora despedía con mayor intensidad esa sensualidad, que para Yamazaki, siempre había existido. Atacó nuevamente su boca ahogando los jadeos del castaño.

 

 

Empezó a sentirse despojado de su disfraz, poco a poco cada harapo fue desapareciendo hasta quedar en las mismas condiciones. Makoto admiró el cuerpo del otro nadador y se sintió avergonzado, desesperado y deseoso. Las mejillas enrojecieron con mayor violencia al percatarse que la necesidad de algo más bullía bajo su piel y en su vientre.

 

—   Estás completamente duro, Tachibana. — dijo empujando más su pelvis contra él.

—   Sou… ¡Ah! P-por favor no lo digas. — más presión, un ligero frote— ¡Ngh, ah!

—   ¿Por qué? Es la verdad.

—   ¡Y-ya lo sé!— gritó con un tono sugerente, acalorado— Pero tú también lo estás… ¡nh!

—   Sí y es por culpa tuya.

 

Se acomodó entre las fuertes piernas de Makoto y se inclinó sobre el pecho ya sudoroso, repartiendo besos, caricias, mordidas y dibujando con su lengua alrededor de cada pezón, hasta enrojecerlo por completo, dejándolo palpitante, húmedo y sensible. Las manos del castaño se movieron erráticamente a todo lo largo de su espalda, exquisitamente, haciéndole gruñir.

 

—   Maldición, no toques allí o te arrepentirás Tachibana— resopló cuando su miembro fue capturado.

—   Quizá quiero tentar mi suerte.

 

Esa sonrisa, esa maldita sonrisa desarmó a Sousuke. ¿Quién diría que Makoto tenía un lado travieso a la hora del sexo? Porque eso era, estaban a punto de tener sexo, pero en realidad deseaba que en un futuro cercano pudieran hacer lo que los mortales.

 

—   Después no me reclames.

 

El ojiverde introdujo por su propia voluntad los dedos del moreno en su boca, humedeciéndolos perfectamente, cerrando una posible sentencia. Su interior era ardiente, jodidamente ardiente y siguió con paciencia el procedimiento de dilatación, memorizando los primeros gestos de dolor, los primeros suspiros y los primeros jadeos de placer que salían de su garganta. Porque había algo en Tachibana que le hipnotizaba y le idiotizaba. Se abrazó con fuerza a su cuello y como pudo le pidió que se diera prisa. Un relámpago aclaró lo suficiente la habitación para permitirles contemplarse. Makoto lucía feliz, por alguna extraña razón y él se sentía complementado.

 

Era extraño porque apenas se conocían. Sin embargo les tenía sin cuidado.

Entró con cuidado y hasta el fondo de una sola intención, arrancando un gemido genuino de ambos, y envestida tras envestida la sinfonía subía su volumen y su ritmo hasta lograr opacar la música y el sonido de la lluvia casi extinta del exterior.

 

—   ¡Ah… ah! Sousuke…kun

—   ¿Más rápido? ¿Más… profundo?

—   A-ambos.

 

Llevó las piernas sobre sus hombros y arremetió con fuerza.

 

—   ¡AH!

—   Estás tan estrecho…

 

Makoto no necesitaba atención especial, la constante fricción de su miembro contra ambos vientres ya lo tenía a punto y Sousuke se dio cuenta, aumentando aún más la velocidad, alcanzando el simultáneo orgasmo en seguida.

 

—   ¡Ahhh!

 

Hacía calor y olía a pasión en todo el lugar. Yamazaki acarició con cariño la faz de Tachibana, sonriendo ampliamente ante el tierno gesto que el otro le dedicaba. Había sido una unión tan natural que empezaba a despejar la pequeña duda que en ambas cabezas se había formado efímeramente.

 

—   Perdóname— supiró Sousuke.

—   ¿Por qué?

—   Porque tomaré toda tu energía esta noche.

 

Y sin más volvió a besarle hasta encender el deseo en ambos cuerpos. Le tomó una vez más sobre la alfombra, probando cada rincón sin falta, hasta saberlo de memoria. Le tomó en la cocina, sobre la mesa y contra la barra, de pie contra la puerta principal una vez más, bajo la regadera otras dos y finalmente tres veces más en la cama, sobre y bajo las sábanas. Agotando sus conocimientos, probando teorías, inventando y descubriendo; se hizo adicto a la piel y voz de Tachibana, hasta el amanecer.

 

—   ¡SOUSUKE!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—   ¿De verdad estarás bien?— preguntó entre pícaro y preocupado.

—   Sí, de aquí al departamento ya falta poco. — dijo con una radiante sonrisa.

—   Si tú lo dices.

—   Makoto, ¿dónde estuviste toda la noche?

 

Ambos miraron a Haruka al escucharle, Rin venía a su lado, y al verlos juntos, dibujó una mueca de extrañeza.

 

—   Escuchando música con Sousuke-kun. — respondió con simpleza y su típica sonrisa.

—   Paso mañana por ti, Makoto— dijo el moreno acercándose para besarle en los labios sin vergüenza alguna— ¿El café frente a la estación?

—   Allí. Hasta mañana— aceptó un nuevo beso y le despidió con una enamorada sonrisa.

—   ¿Qué fue eso?— exclamó Rin, aún desencajado.

—   Lo que estaba esperando, Rin. ¡Diviértanse!

 

Volvió a sonreír y entró a su casa para poder descansar. Porque de haberse quedado en el apartamento con Sousuke, sabía, eso no podría ser.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sousuke había permanecido escondido unos minutos, celebró al escucharle responder a Matsuoka. También eres lo que había estado esperando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En su camino, vio a un chico.

Él era delicado.

Su cuerpo era para morirse, lo estaba matando.

Tenía una espalda sexy, como nunca había visto.

Cómo podría no enamorarse.

¿Si le ha gustado? No lo duda.

Nadie lo hace sentir así.

Tan ardiente, tan ardiente.

 

 

 

                                                                                   

Notas finales:

¿Qué tal? xD Olvidé mencionar, y es que en realiad no sabía dónde ponerlo, ellos ya tienen como 21 años. Bebesotes. 

Espero, de verdad, les haya gustado. Espero críticas de cualquier índole en cuanto al sexo xDDDDD (se hace bolita)

Nos leemos. Mil besos. 


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