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Notas del capitulo:

Bueeeeno!!! Al principio tal vez se aburran un poco, lo siento, estoy intentando explicar la sociedad del momento, como parte de mi modo de estudiar que tengo examen de esto en unos 10 días… aparte de que esta vez intentaré imaginar cómo viviría esa comunidad en el lugar que describo, es obvio que no es exacto porque hay muchas cosas que no se saben pero bueno, al menos espero que sea divertido.

CONTACTO

Un grupo de chicos estaba haciendo un pequeño viaje para llegar hacia un asentamiento suyo donde hacía unos años habían vividos sus antepasados, que habían tenido que abandonarlo por recursos. Su economía se basaba en el aprovechamiento de lo que había a su alrededor, pero esos recursos por la explotación se acababan o disminuían demasiado y se veían obligados a cambiar de lugar. Abandonaban sus asentamientos e iban a crear otros en otro lugar, hasta que se acababan los recursos en dicho lugar y volvían a trasladarse, hasta que al cabo de unas generaciones volvían a re-ocupar ese asentamiento anterior, entonces reconstruían las casas y dejaban la misma disposición. Estas eran de forma cuadrangular, hechas de madera y que tenían un fuego a uno de los costados. Cuando reconstruían las casas las hacían del mismo modo porque era su tradición. Aunque al principio eran pequeños poblados con muy pocas casas y poca población, está iba creciendo y cada vez eran más.

En esta ocasión cuando llegaron al asentamiento para hacer una nueva reconstrucción, ya no pusieron las casas aisladas y desorganizadas sino que las crearon más juntas creando islas de cases apareciendo de este modo las primeras calles de ese poblado, y a parte crearon unas casas alrededor, donde podrían hacer usos especializados del lugar. Había un lugar para los animales, otro que parecía un horno comunitario, y había una basa de agua muy grande que les proporcionaría ese bien necesario para la vida.

 

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Hacía un tiempo que ya estaba todo establecido de nuevo, esta vez habían dejado el nomadismo y estaban decididos a vivir allí sin tener que buscar otro lugar. Eso era por la influencia fenicia que había llegado a la península. Los fenicios habían traído nuevos modos de subsistencia y mucha tecnología que no había en ese momento en la península ibérica, pero no lo habían hecho gratis sino que eso lo habían hecho para poner a los iberos a su mismo nivel y de este modo poder comerciar con ellos lo que necesitaban. Pero este cambio no fue un cambio hecho del día a la noche y no lo hacían con todo el mundo, ellos primero estudiaban un poco la sociedad del lugar y si estaba suficientemente avanzada les daban un empujón más. De ese modo a parte de la sedentarización, también aparecieron los excedentes y las elites dentro de las “ciudades” y entre ellas.

En ese entonces un chico peli-naranja, hijo de uno de los ricos de ese poblado, acompañaba a su padre al lugar de intercambio con los fenicios, des del primer día que siempre lo había acompañado ¿Por qué? Muy lógico, porque se había enamorado del chico que hacía las intersecciones con su padre. Ese peli-azul de ojos marrones y con esa peca tan sexy en su barbilla siempre le había atraído. Y con la excusa de que tenía que aprender para cuando fuera mayor siempre iba con su padre para ver a ese hermoso fenicio que siempre llegaba con ese bar y que traía esos objetos exóticos procedentes de una tierra lejana, eso lo daba a cambio de los excedentes agrícolas, como el trigo.

Y ese día al fin podría verlo de nuevo, por algún motivo siempre venía él pero se alegraba de que así fuera. Cuando llegó el barco ellos ya los esperaban en la playa con los excedentes para hacer los intercambios. Para su familia tener esos objetos eran un símbolo de prestigio y les daban poder dentro del poblado así que su padre se sentía orgulloso de poder hacerlos. Pero el menor en todo lo que pensaba durante ese tiempo que su padre conversaba sobre los objetos, él solo podía observar al mayor, porque aparte de ser un chico era de otro lugar y era mayor que él, vaya un amor no correspondido en toda regla. Suspiró mientras observaba al peli-azul, no podía apartar la mirada de él ni queriendo así que no se esforzaba mucho en ello. Entonces el chico lo miró unos momentos y le sonrió, con una sonrisa tan hermosa, que el menor por unos momentos pensó que le daría un infarto y su corazón se pararía. Pero en vez de eso, lo que pasó fue lo contrario, su corazón empezó a latir con fuerza dentro de su pecho, haciendo que no pudiera escuchar nada más que eso. Un fuerte sonrojo llegó a sus mejillas y empezó a sentir algo de calor por los nervios.

Por otra parte el peli-azul siempre iba a hacer los intercambios por el mismo motivo, porque quería ver al peli-naranja, ese niño tan tierno que se sonrojaba y lo miraba tan fijamente. Le gustaba tener esa mirada de ojos exóticos fija en él mientras hacía las intersecciones con el padre de este. Y el hecho de que se hubiera puesto de ese modo por una sonrisa suya le hacía subir su ego, por lo que sonrió más, antes de seguir hablando con el padre de este.

En un momento en el se quedaron solos porque el padre del menor estaba hablando con otra persona del barco para ver las ánforas de vino y decidir el intercambio que harían miró al menor y se le acercó con una sonrisa, notando como este se tensaba un poco por la cercanía.

—Hola —le saludó con un poco de cortesía— ¿Cómo va todo?

—Bi-bien, Yu-Yuuichi… —le respondió desviando la mirada algo nervioso.

—Hacía tiempo que no podíamos hablar a solas —le dijo acariciando su mejilla.

—S-sí —dijo separándose un poco mientras su cuerpo temblaba, haciendo reír al mayor— des de que viniste… po-por última vez…

—Cierto, quizás debería de venir más a menudo.

Furetsu asintió un poco con la cabeza sin mirarlo, eso estaría bien pero entonces no tendrían los excedentes necesarios para poder comerciar con ellos, no tendría mucho sentido que hicieran ese largo viaje para nada y ya tenían las fechas establecidas así que no creía que eso se pudiera cambiar así por las buenas.

—Me gustaría verte más —le dijo el mayor sin perder ningún detalle de las reacciones del menor.

—A… a mi… ta-también… me gustaría ve-verte… —le dijo realmente nervioso, hablaban tan poco que cuando lo hacían se ponía demasiado nervioso y no era capaz de hablar normalmente y menos si el mayor hablaba de ese tipo de cosas— ¿Ha-hace buen tiempo verdad? —preguntó para desviar el tema.

—Pues sí, hace un viento agradable que nos ayuda en la navegación —le respondió el otro al ver el esfuerzo del menor.

—¿Qué trajiste esta vez?

—Traje aceite, vino, vajillas de cerámica y otros productos.

—¿Y qué pides a cambio? —hablar sobre eso le estaba ayudando a calmarse un poco.

—Trigo, madera y minerales.

—Entonces comerciaras con más gente…

—Yo no, en verdad yo solo soy un navegante, no comerciante.

—¿Entonces?

—Después de tantos años de viajar con ellos a veces les ayudo.

—Ya veo…

—Furetsu, ya hemos acabado aquí —dijo una voz detrás de ellos— ya podemos regresar.

Dicho esto se despidieron y cada uno volvió con los suyos, esperando ambos que llegara el siguiente día de intercambio para poder verse nuevamente

 

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Después de un largo tiempo que pareció eterno para los dos enamorados, llegó el día en que se encontrarían de nuevo, y como siempre Furetsu acompañó a su padre para cumplir con esa “cita” que tenían cada vez. Pero esta vez fue distinto, porque Yuuichi dejó que los comerciantes discutieran el trato con su padre y él des del principio estuvo con el menor. Al cual se llevó un poco lejos de allí para poder hablar con más calma.

—Hola Furetsu —le saludó con una sonrisa poniendo nervioso a este.

—Ho-hola Yuuichi —le respondió también con una sonrisa.

—Te he echado de menos —al escuchar eso el menor lo miró con cara de intriga.

—¿Sí? —preguntó confundido por lo que le había dicho el mayor.

—Sí —respondió el otro acariciando nuevamente la mejilla del menor, como había hecho la vez anterior— He estado pensando mucho en ti.

—¿En mi? —preguntó tan rojo como el cabello de Hiroto— ¿po-porque?

—Solo puedo pensar en ti des del primer día en que te vi, pero en estos últimos tiempos esto ha ido creciendo —le dijo tocando su pecho— mi corazón late con fuerza cuando pienso en ti —le sonrió— así que he estado pensando en la manera de confesarte lo que siento por ti —se acercó al menor quien tembló un poco mientras bajaba la mirada avergonzado por lo que escuchaba a él también le pasaba eso— yo quisiera estar siempre contigo y vivir junto a ti como una familia —empezó a decir seguro de sus palabras— te amo, Furetsu.

Al escuchar esas palabras el menor subió la mirada sorprendido para verlo a los ojos, esos ojos no parecían mentir, era sinceros. Empezó a llorar. Él creía que era un amor imposible por todos esos factores que había alrededor de la relación de ambos, pero al parecer no era tan imposible, el peli-azul le acababa de decir que lo amaba, pero eso solo complicaba la relación y sus sentimientos. Él tendría que irse de nuevo con sus compañeros de tripulación, con los que hacía años que viajaba.

—Pero… tú te irás… —fue su respuesta a las palabras del mayor.

—Pero volveré —le dijo con una sonrisa— siempre volveré a tu lado.

—Yo… —no sabía que responder, estaba feliz pero a la vez sabía que esa relación no podía ser.

—Furetsu, espérame —le pidió, o más bien, rogó— solo un poco más —le dijo— después viviremos juntos.

—¿De-de verdad?

—Te lo juro.

El menor sonrió un poco y asintió con la cabeza pensando que de todos modos era mejor así. Estar con el mayor y saber que este le amaba era algo que le hacía feliz, aunque siempre había esa inseguridad de tenerlo lejos y esa angustia por si le pasaba algo mientras navegaba. Después estaba el factor de que no sabía cómo estarían juntos, pero para ello estaba seguro que tendría que irse de casa o no, si el mayor traía con él un poder económico elevado.

—Te-te esperaré entonces —le dijo tímidamente haciendo sonreír al mayor quien subió su rostro antes de darle un beso en los labios para que quedar sellado el pacto.

—No olvides nuestra promesa —le advirtió con una sonrisa haciendo que el menor también sonriera mientras asentía con la cabeza nuevamente.

—Tu tampoco.

 

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Después de esa conversación habían tenido que separarse y justo en ese momento se encontraban separados. El peli-naranja no podía dejar de pensar en eso que le había dicho el mayor. ¿De verdad que este lo amaba? No había sido un sueño, ¿no? Algunos días despertaba y pensaba que todo había sido producto de sus deseos, y no de la realidad, pero quería creer que era verdad. Cuando volviera a ver al mayor sabría si de verdad había pasado eso o no, pero hasta el momento intentaría creer que sí. Con esos pensamientos en la cabeza, la gente del poblado había notado que el menor andaba más distraído y más feliz de lo normal. Lo primero le había costado alguna bronca que otra, pero eso no le quitaba la felicidad que sentía.

Si de verdad el mayor lo amaba, en un tiempo irían a vivir juntos. Le preocupaba saber cómo lo harían y también cuando sería, pero tal vez tenía que ir preparándose para cuando el mayor le dijera algo sobre el tema. ¿Pero cómo prepararse? Pensaba en demasiadas cosas que tal vez no eran de mucha importancia, ya que si el mayor le decía que se fueran juntos él lo haría dejando todo de lado sin importar que.

 

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Y en un lugar muy lejano, al otro lado del Mar Mediterráneo, estaba un peli-azul hablando con sus compañeros de barco, les estaba explicando todo lo que tenía pensado y por eso esa vez llevarían a su hermano en el barco quien lo sustituiría en la vuelta, cuando él ya no estuviera. Estaba pensando en quedarse a vivir con el menor la próxima vez que fueran a la península ibérica. Lo tenía todo decidido y ya estaba recogiendo sus pertenencias para poder llegar allí y poder vivir con el menor, y claro está, poder mantenerlo sin ninguna dificultad, lo último que quería era que al estar con él, el menor tuviera que bajar su ritmo de vida de uno acomodado a uno trabajador.

De todos modos, algo le decía que si fuera así el padre del menor tampoco le dejaría que este viviera con él, así que tenía que hacer méritos para conseguir ese privilegio y para eso tenía que llevar consigo todo lo que poseía. Su hermano lo ayudó y con eso ambos prepararon el viaje.

 

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Y al final llegó ese día tan esperado en el que ambos amantes volverían a verse. Yuuichi estaba impaciente por llegar a la playa de siempre y de este modo ver al menor y también a su padre a quien le pediría que le dejase tener al menor junto a él. Esperaba que este dijera que si, sino… bueno, hablaría con el menor y le pediría si quería fugarse junto a él. No era su idea principal ya que no quería alejar al menor de su familia y sus conocidos pero si no había otra alternativa la plantearía. Aunque claro está no iba secuestrarlo, si este se iba con él sería por su propia voluntad. Debía admitir que estaba algo nervioso por eso.

—Cálmate hermano —le dijo Kyosuke des de su lado— no es propio de ti.

Este solo sonrió pero no pudo responder nada, no era propio de él, pero cuando se trataba del menor no podía evitarlo. Se sentía como una quinceañera enamorada por primera vez. Aunque eso era lo que demostraba su amor por el menor. Mientras pensaba en este y veía como su hermano hacía su parte como práctica para la vuelta, llegaron a la playa. Le explicó con parte práctica como se ancoraba el barco y después de eso se despidió de sus compañeros de barco y de su hermano dispuesto a emprender el nuevo rumbo que tendría su vida.

En cuanto llegó a la playa vio a ese hermoso chico de cabello naranja quien lo esperaba, por lo que parecía nervioso, al lado de su padre. Sonrió al verlo de ese modo y se acercó a ambos.

—Buenos días —le dijo como saludo al padre de este antes de dirigirse hacia el menor— Hola Furetsu, ¿Cómo has estado?

—Bi-bien —respondió este demostrando lo nervioso que estamos.

Entonces el padre del peli-naranja se fue a hacer sus negocios mientras ambos se quedaban allí solos. Furetsu estaba algo curioso al ver lo cargado que estaba el mayor y estaba esperando a estar a solas para que este se lo contara. Fueron al lugar de la otra vez y se sentaron en la arena de la playa.

—Como prometí, he venido para quedarme contigo —le dijo el mayor viendo unas cajas que estaban no muy lejos del barco— eso son mis pertenencias, y quiero pedirle a tu padre que nos deje vivir juntos.

El menor se quedó viéndolo algo sorprendido, no se esperaba eso pero asintió algo nervioso. No sabía como reaccionaría su padre, la verdad es que no le había dicho nada, más que nada porque no podía creerse que hubiera pasado de verdad. Sonrió pensando en que si era verdad, se sentía muy feliz por ello.

—Gra-gracias.

—¿Por qué? —preguntó el mayor con curiosidad.

—Por venir a quedarte conmigo —le dijo viéndolo aún sonriendo.

El mayor también sonrió y se acercó a él para besarlo en los labios con ternura.

 

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Así fue, el mayor habló con el padre de Furetsu el cual al principio se negó pero después de toda una charla, la insistencia, y los bienes que el mayor le mostró y de algunos obsequios acabó aceptando. Aunque puso la condición de que en un principio ambos deberían de vivir en su casa, en parte para conocer más al amante de su hijo, y en parte para que se acostumbraran, tanto los otros aldeanos como Yuuichi a ese cambio. Así que estuvieron unos años viviendo con el padre del menor hasta que pudieron independizarse. Yuuichi se hizo artesano de cerámica a torno y Furetsu le ayudaba en ocasiones. De ese modo entró un poco más de tecnología dentro de ese poblado, gracias al amor que ambos sentían el uno por el otro.

Y aunque no era muy bien vista su relación por lo menos ellos eran felices de ese modo, viviendo juntos mientras trabajaban la cerámica y pasaban sus días entre mucho amor.

FIN

Notas finales:

Ya se me acabó la imaginación, xd Por ser un fic hecho con algo de prisas ya que me tengo que poner a estudiar, al menos no quedó tan mal, o eso creo… 

Hasta pronto!


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