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UN ULTIMO RECUERDO por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

Harry Potter no me pertenece, sino a J.K.R. de quien utlilizo esta grandiosa historia para crear fics sin fines de lucro y con el unico proposito de entretener.

Notas del capitulo:

Hola con la noticia de queJ. K. Rowling publicara para Hollowen una historia sobre uno de los villanos de la saga que nos develara mas cosillas de este universo y hasta nos dara pista si en algun para de años venideros se vendra o no el dichoso libro que por tanto tiempo se rumorea podria salir como secuela de Harry Potter. Ojala y que cuando salga lo traduscan porque como cualquiera que guste de esta historia estoy ansiosa por leerlo. 

 

 

 

UN ÚLTIMO RECUERDO

 

 

 

 

 

 

 

Siempre le temió a la muerte, desde que descubrió que su amada mascota Pómulo jamás volvería a juguetear con él por los más recónditos rincones de su  mansión, desde que su abuelo Abraxas contándole un cuento mientras él estaba sobre sus rodillas se quedara dormido para no volver a despertar jamás o quizás fuera desde que viera a su amada madre llorar la muerte de una hermana recién nacida que jamás podría llamarle hermano. No lo sabía con exactitud pero lo que si sabía era que si bien le temía a esta, alguien ocupaba el primer lugar en su lista y esa, no era ella, sino la soledad.

 

 

La guerra termino para bien o para mal, y aunque debería haber estado contento de haberse liberado por fin del yugo de un loco  maniaco que creía ser el dueño de su familia, no pudo más que llorar en silencio al darse cuenta como le eran arrebatados de sus brazos las dos personas más importantes en su vida, hasta ese momento. Para llorar desconsoladamente en una fría, sucia y oscura celda de Azkaban mientras esperaba un desalentador juicio ante un tribunal de nobles magos al cual antes su propio padre estuvo a punto de formar parte.

 

 

La libertad que sintió luego de ser liberado por el Wizengamot fue opacada por la desolación que le embargo al enterarse que sus amados padres habían sido condenados por los mismos que le habían liberado.  Y aunque sabía que era una verdad a medias, pues su madre había cometido suicidio tras enterarse del brutal asesinato de su padre, también sabía que ella jamás habría atentado contra su propia vida si no hubiese sido estrictamente necesario, mucho menos si eso significaba dejarlo a su suerte en un mundo en el cual ya no se les respetaba como antes.

 

 

Estaba en la calle, pues de la fastuosa fortuna de la cual se regocijaba ante sus compañeros de colegio ya no quedaba prácticamente nada a no ser una escueta cantidad de galeones en una bóveda de Gringotts que utilizaba para sus gastos diarios en su época estudiantil de la cual gracias a Merlín no saco ni un solo sickle en su último año debido a la guerra. ¿Qué sucedió? Simple, al parecer las ansias por que el Señor Oscuro retomara el poder en el mundo mágico no solo se debía a una cuestión política y por el bien de todo mago de sangre pura como siempre pensó era el deseo de su padre, sino por otro más oscuro y necesario, pues de la grandiosa fortuna Malfoy para el momento en que aquel monstruo volvió a resurgir de las tinieblas ya casi no quedaba nada, y si bien su padre había sabido aparentar a la perfección su precaria situación económica ante su propia familia vendiendo antigüedades de su hogar con la excusa de que podían ser requisados por contener magia oscura, la verdad era una muy diferente que ni el mismísimo Señor Tenebroso logro sospechar con todo su poder.

 

 

La vida no sería fácil desde su salida de Azkaban, eso lo sabía, más habiendo perdido a sus padres y todo lo que creía su hogar. Lo había perdido todo, y como buen rey caído las burlas no demoraron en caer sobre su cabeza, la única responsable por los errores cometidos por su noble y caída familia.

 

 

Por mucho tiempo pensó que moriría solo en un rincón del callejón mágico, pues como se lo imagino, nadie deseaba contratar a un ex mortifago y mucho menos a un Malfoy, por eso, cundo fue contratado por McNillan no dudo por un instante que este lo hacía solo para vengarse del ex príncipe de Stlateryn y que con el pasar del tiempo, luego de aburrirse de su presencia lo despediría sin más, pero al menos con un buen par de galeones, pues él no era ningún tonto como para no firmar un contrato mágico asi fuera por una semana.

 

 

Y la semana paso, y asi como esta un mes completo y otro, y otro, y asi, sin darse cuenta un año completo transcurrió, un año en el cual no solo se dio cuenta que McNillan jamás quiso humillarlo, sino que además gracias a este había recuperado algo infaltable en su niñez, amor.

 

 

Sabía que no sería tarea fácil ganarse a sus suegros, pues nadie deseaba como nuero a un ex Mortifago, pero se los ganaría, asi como se llamaba Draco Malfoy lo conseguiría, pues con  Ernie a su lado era capaz de todo.

 

 

No fue la época más placentera de su vida, ni mucho menos la peor, pero si la con más pruebas, porque solo estaba en sus manos que su matrimonio siguiera a flote, sobre todo luego que los padres de su esposo se mudaran con ellos tras el infierno desatado en su hogar a causa de una chimenea en mal estado para trasladarse directo a su hogar.

 

 

El desprecio reflejado en sus rostros era cosa de cada dia, las acusaciones del porque el negocio de su hijo había quedado estancado debido a la alianza contraída con él un crudo recordatorio de que no solo ellos veían mal su matrimonio con un héroe menor de guerra pero al fin héroe ante los ojos de sus conocidos por el solo hecho de haber participado en la batalla final que se librara en Hogwarts y que daba gracias al recordar que jamás se topó con él en su camino como para arrepentirse por el resto de su vida de sus actos. Pero lo que más le molestaba eran sus claras insinuaciones que el jamás les daría un nieto, pues estaba maldito y por ello más temprano que tarde su adorado hijo le abandonaría para enmendarse por el buen camino nuevamente.

 

 

Él era fuerte, él era un Malfoy, él era un mago, uno sangre pura, uno que no se dejaba vencer por la adversidad y por ello, el hecho de no poder engendrar un hijo no lo haría decaer ante nadie, ni mucho menos perder el amor de su vida.

 

 

Se mordió la rabia que sentía hacia sus suegros, se comportó lo más hipócrita que le permitieron sus fuerzas con tal de llevar la fiesta en paz con ellos, hasta el punto de permitirles cambiar ciertos muebles de su hogar con tal de no molestar a su esposo, pero ni eso basto para que sucediera lo que tanto anhelaban estos desde que supieran que este se había casado con una paria.

 

 

Doloroso no había sido el verlo de la mano con aquel joven a solo una cuadra de su hogar, doloroso no había sido el escuchar a su suegra reírse de su desgracia, no, doloroso había sido tener que enfrentarlo y exigirle una explicación que bien sabia acabaría con todo.  Eso, eso si había sido doloroso, sobre todo al escucharle decir que le amaba pero que jamás le abandonaría, pues estaba en deuda con su persona.

 

 

No lo quería a su lado por una simple deuda, mucho menos por algo que había sucedido hacia años y que había realizado sin el más mínimo interés a no ser salvarle la vida de un par de ladronzuelos que solo se habían sabido justificar con la simple escusa que era injusto que empleara a un Mortifago y no a magos decentes como ellos. Y por ello se lo dijo, por ello lo volvió a enfrentar días tras dia, noche tras noche, siendo ignorado, teniendo que soportar el aroma ajeno en sus ropas para un buen dia no aguantar más y amenazarlo con marcharse si no dejaba de una buena vez al mozuelo con que se revolcaba para verlo llorar desconsoladamente y darse cuenta que el que sobraba era él y disponerse a marcharse para ser tomado con delicadeza de la mano y escuchar una leve suplica de perdón de los labios de quien creyó amar.

 

 

No podía marcharse, la puerta principal no se habría, asi como tampoco las ventanas transformando  su hogar en una verdadera prisión del cual ni su suegra le podía ayudar, aun deseando deshacerse de él, pues sabía bien que su hijo jamás se lo perdonaría o simplemente porque el aprendiz había superado al maestro.

 

 

Podrías casarte con él, le había dicho, pues nunca estuvo en sus planes el negarle el divorcio, ni mucho menos exigirle el pago de una manutención, pues si algo le quedaba era su orgullo y asi se muriera de hambre lo prefería antes de aguantar el desdén de su amado. Pero tal y como la última vez el había llorado abrazado a su cuerpo para susurrar entre hipido e hipido que eso no era necesario, pues el, hacia años, ni siquiera existía.

 

 

Alguna vez el aire había sido tan denso, alguna vez la comida había sabido tan insípida, alguna vez el mundo había sido tan gris, alguna vez alguien realmente le amo………No lo sabía, pero lo que si sabía es que el había amado a McNillan y por ello por primera vez en su matrimonio tanto el como su suegra estuvieron de acuerdo en algo desde el fondo de su corazón.

 

 

Las puertas de su hogar se abrieron de par en par bañando el corredor de una resplandeciente luz que lo inundo todo hasta lo más profundo de su ser y mientras avanzaba hacia esta con paso decidido a la espera del rencuentro con sus padres un recuerdo le vino a la mente, un beso en la cálida frente de su esposo en vez de sus labios, pues estos ya no le pertenecían hacía tiempo y no le robaría nada a quien haría feliz desde ese dia a su amado McNillan. Llevándose consigo solo un último recuerdo de este, que lo acompañaría por el resto de la eternidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fin

Notas finales:

Como siempre, gracias por leer y mucho mas por comentar, hasta la proxima.


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