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El Dolor de un Corazón Abandonado por ValeCaroline

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Notas del fanfic:

Bueno, esto lo empecé a escribir unos días antes de que LuHan saliera del grupo, y cuando eso sucedió decidí terminarlo. Espero le den una oportunidad, es una mezcla de sentimientos que me atravesaron en diferentes momentos de este ultimo tiempo.

Notas del capitulo: Aclaraciones (por las dudas)
Lo escrito normal, es el presente, y los diálogos del presente en itálica son en chino.
Lo escrito en itálica es el pasado, y los diálogos del pasado normal son en chino.

Todo era ruido, confusión y dolor.


Los miembros de EXO-M miraban alrededor, esperando que saliera el que faltaba de entre la multitud, con una sonrisa y tranquilizándolos a todos. ZiTao parecía ser el más afectado y no soltaba la mano de XiuMin, mientras miraba por donde habían llegado.


El manager hablaba por teléfono y parecía enfadado. —Sigamos —les dijo apenas cortó la llamada.


—Falta Duizhang —dijo ZiTao sin querer creer lo que estaba pasando. Ya lo sabían, pero querían negarlo, no querían que fuese real.


—Dije que sigamos —dijo esta vez más rudo el manager.


LuHan observó al menor con una mirada triste, sabía lo que estaba pensando, pero no podían hacer nada. Su teléfono vibró, pero no quiso verlo, sabía quién era, y no tenía ánimos. Le lanzó una mirada a Lay antes de caminar detrás del manager. Los demás lo siguieron cabizbajos.


Del otro lado del aeropuerto, con una mirada triste y con lágrimas en el rostro, escondido de todos, YiFan observaba su teléfono esperando una respuesta. Al no tenerla soltó un suspiro de resignación y caminó hacia fuera, donde le esperaba un auto negro.


Sabes que es la única forma —le dijo una mujer, una vez subió.


Aun así duele. Eran mis amigos.


Si son tus amigos lo entenderán, entonces.


 


¡Duizhang! ¡Mira! La voltereta me sale. —Tao emocionado le mostraba a YiFan como había logrado hacer perfectamente el giro que le pedían para la nueva coreografía.


Pensé que sabías hacerla desde antes. —YiFan soltó una carcajada ante el puchero de su pequeño panda.


Pero hace años que no hago estas cosas, gege. —YiFan acarició el cabello de Tao con cariño y le pidió que le mostrara.


Después de aquello, llegaron los demás miembros a la sala de ensayo. —Pensé que solo estaría M —le preguntó a Lay en chino. Este negó con la cabeza y volvió su cabeza hacia los coreanos hablando muy animadamente—. Sigo sin entender como Tao puede soportar sus burlas.


YiXing miró a su amigo durante unos segundos con duda. —Sabes que no son malos, solo quieren sacar el estrés.


Eso no quita que sea molesto.


—¿De qué hablan? —preguntó XiuMin acercándose a ellos con aire relajado. Kris lo observó algo molesto y se fue a sentar con LuHan que no soltaba su celular. Parecía algo enojado y no dejaba de teclear con fuerza. A su lado se encontraba KyungSoo que lo miraba con aire aburrido.


—¿Por qué tan molesto? —le preguntó a LuHan, que levantó su mirada. Tenía el ceño fruncido y los ojos rojos.


No sé cómo lo hacen. Es la tercera vez en la semana que cambio el número. —Estaba tan molesto que había hablado en un chino rápido y su acento de Pekín había salido a la luz. Kris rió ante ello—. No es gracioso. Mierda. Voy a dejar de usar teléfono si sigue de esta forma.


KyungSoo se levantó y fue a calentar antes de que llegara el coreógrafo.


Kris quedó mirando que tanto tecleaba LuHan en su teléfono.


—¿Esos son mensajes de voz? —El otro solo asintió y luego soltó un gemido de frustración.


—Me rindo. Esto es demasiado para mí. —Apagó el teléfono y lo dejó a un lado. Kris estiró un brazo para posicionarlo sobre sus hombros y darle ánimos.


Intenta no exasperar. Manager ge se enojará si sabe que dejarás el teléfono.


LuHan asintió y luego se levantó para calentar junto a los demás. YiFan se quedó sentado unos minutos más antes de posicionarse a un lado para hacerlo.


 


Lay y LuHan se habían sentado juntos, mientras que Tao no se separaba de XiuMin.


¿Qué te escribió? —indagó Lay, viendo como el otro miraba la pantalla de su teléfono cada que podía, leyendo algo en él.


Que lo perdonemos, que no es nuestra culpa y que no digamos nada hasta que todo se calme.


—Me dijeron que las redes sociales no dan más con lo de Kris —dijo el manager, mirándolos desde el asiento de adelante—. Los de K están llamando a China sin parar. Las fans están como locas. Prepárense para muchas preguntas en cuanto lleguemos a Corea.


No creo poder soportar algo como esto —dijo Lay, encerrando el rostro entre sus manos. LuHan colocó su mano sobre el hombro del otro, intentando reconfortarlo, pero sabía que no sería suficiente. YiFan y YiXing, al igual que Tao y él mismo, habían sido mejores amigos desde que se habían conocido. Que Kris los hubiese cambiado de esa forma, se sentía como traición.


 


La llegada a China siempre era relajante para los miembros del país, mas no para los coreanos, que siempre iban a preferir promocionar en Corea, donde por lo menos entendían cuando se burlaban de ellos. Por suerte, esa vez solo iban para promocionar la nueva canción.


Me ofrecieron el papel en una película —dijo Kris la tercera noche allí, mientras celebraban quien sabe qué. XiuMin y JongDae se habían ido a acostar, así que solo los miembros chinos estaban presentes.


¿En serio? ¡Eso es genial! Espero que esta vez no lo rechacen —dijo Lay, levantando su vaso de cerveza, en forma de brindis.


—O cambien al actor —rió Tao señalando a LuHan, quien se ruborizó, recordando el cómo llegó a la pantalla grande.


La SM había rechazado en nombre de Kris muchos papeles en varias películas y series chinas, y cuando parecía que habían aceptado uno, se lo dieron a LuHan, quien había “aceptado”, ya que ni siquiera le preguntaron, ahora debía viajar de un lugar a otro consumiendo una larga lista de medicamentos, por su gran miedo a las alturas.


No lo hablaron con la SM. Me lo ofrecieron a mí.


—¿Qué? No puedes hacer eso. ¡Harás que te corran! —exclamó Tao, casi levantándose de su asiento.


Eso ya lo había pensado, pero tenía todo decidido.


Yo mismo saldré de ahí. Ustedes saben que nunca quise ser cantante.


—¿Nos dejarás solos? ¿Nos abandonarás así?


—No es tan así, chicos. Jamás los dejaría al azar. Me ofrecieron puestos para ustedes también. Dejemos esto. Las lunáticas, los días sin dormir, las lesiones y tener que presentarnos con ellas…


—No estás siendo justo, duizhang. —Lay no podía evitar sorprenderse con lo que estaba escuchando—. Creí que éramos un equipo. La china-line de SM.


—¿Cuándo te irás? —fue lo único que LuHan pudo pronunciar. Todos lo observaron curiosos. Ellos se conocían tan bien entre ellos que estaban evitando lo inminente. YiFan jamás dudaba de lo que quería. Nunca había querido debutar en EXO, había llegado a aceptar por la salud de su madre y por el dinero que supuestamente podía llegar a ganar si lo hacía. Ya había amenazado en irse una vez, pero esta vez era diferente, LuHan se daba cuenta de ello. Los otros dos también lo sentían, pero querían seguir negándolo.


No pienso volver a Corea, si esa es tu pregunta. —LuHan asintió y terminó su vaso de cerveza, antes de dejarlo en la cocina.


Espero que seas feliz, entonces. Me voy a dormir. No tarden demasiado.


 


—¿Qué mierda fue lo que pasó con Kris? —fue lo primero que gritó SuHo apenas entró en el departamento y vio a los miembros de M sentados en silencio. Los cinco lo miraron con ojos perdidos y no preguntó más.


—Al parecer canceló su vuelo desde el hotel, y nos acompañó hasta el aeropuerto. No sabemos nada de él ahora —mintió LuHan, apretando el teléfono en su bolsillo. No dejaban de llegarle mensajes. Lay lo miró con el ceño fruncido, pero cuantos menos supieran mejor para todos.


—Ya veo.


Los miembros de K se sentaron en los sillones mientras relajan sus músculos. Todas las actividades que se habían planeado durante el día fueron canceladas.


—¿Cómo se sienten? —preguntó ChanYeol al aire, como temiendo de que alguno explotara.


—Mal —respondió Lay, mirando fijamente a Tao, que no había dicho una palabra desde el aeropuerto—. Quiero creer que es mentira, pero ya se confirmó la demanda.


Los miembros de K miraron al manager y luego entre ellos.


Todos se encontraban en silencio. Quietos. En una atmosfera fría.


Durante el transcurso de la tarde, todos se fueron a acostar. Los últimos en quedarse fueron los miembros chinos, que necesitaban hablar.


¿Entonces eso es todo?


No quiero hablar con él. No pienso hablar con él —dijo Tao, al ver como los otros dos sacaban sus teléfonos.


Ya lo sabías, Tao. No seas de esa forma. Estas enfadado. Necesitarás hablar algún día.


No lo entiendes. Él me lo había prometido. Amigos hasta el fin de los días. —Las lágrimas comenzaron a desplazarse por sus mejillas. Lay se levantó y se acercó para abrazarlo maternalmente. LuHan los observaba en silencio, apretando su teléfono y sintiendo como un nuevo mensaje llegaba a él.


Él quiere que lo escuchemos.


Ya lo hemos escuchado lo suficiente, LuHan. Si nos quisiera tanto como siempre dijo, se hubiese quedado con nosotros.


Tao y Lay se levantaron y se dirigieron a las habitaciones.


LuHan observó la pantalla aún iluminada de su celular, con el último mensaje de YiFan: “Sabes por quien lo hago. Amaré a EXO siempre. No me olviden.”


Se levantó, dirigiéndose a su bolso de mano. De este sacó una pequeña caja que contenía una gran cantidad de pastillas, las benditas pastillas que Kris le había prohibido consumir. Pero si quería dormir, debía tomar al menos una.


 


¡Ya déjalas! ¿Acaso quieres morir? —LuHan levantó la vista. Kris estaba parado frente a él, con la botella de agua que se suponía usaría para tragar su pastilla—. Estas abusando. Te dijeron no más de tres a la semana.


¡La necesito!


—­¿Para qué? Mierda, LuHan. No las necesitas. —El más bajo intentó tomar la botella que Kris le había quitado.


Estaban a punto de subir al avión, y Kris había visto a LuHan alejarse de todos.


Por favor, Kris. No puedo viajar de otra forma. —El otro no lo escuchó. Estiró la mano y le pidió que le diera el pote—. Kris, no tienes idea de lo que me estás haciendo.


Sí lo sé. Y no soy Kris. Soy YiFan. El año pasado tuviste una sobre dosis de esta cosa. No voy a dejar que ocurra de nuevo. Siéntate conmigo. Estarás bien.


LuHan asintió de mala gana, dándole las cosas a YiFan, antes de ir a sentarse junto a XiuMin, que le tomó la mano con cariño.


Esa misma noche, llegaron a China y se fueron a acostar directamente. El día siguiente tenían una entrevista para una revista.


—¿Dónde está Kris? —preguntó el manager a los chicos.


—Dijo que iba al baño.


—La sesión comienza en diez minutos. Más vale estar.


Después de unos minutos de haberse ido el manager, Kris apareció con una mueca extraña en su rostro y una mano en el bolsillo.


¿Pasa algo? —le preguntó Tao preocupado.


No, nada.


 


El resto de la semana fue dolorosa para todos. Las promociones de K seguían en la televisión coreana, mientras que EXO completo comenzó a presentar su primer concierto en Seúl. Por otro lado, ninguno sabía nada sobre Kris. El único que seguía en contacto era LuHan.


Ven conmigo”, “Recordemos los viejos tiempo juntos, cuando todo estaba bien”. Decían la mayoría de los mensajes. LuHan intentaba que nadie notara sus escapadas furtivas durante la noche, en las cuales hablaba con YiFan a escondidas de todos. Noches durante las cuales le era imposible dormir. Noches en las cuales se mantenía llorando por no poder sentir su corazón latir como antes, como cuando estar sobre un escenario se sentía bien, y no una obligación. Cuando podía contar sus secretos a alguien con confianza.


EXO se había convertido en una competencia durante el último año. Quien obtenía mayor popularidad, quien podía hacer gritar más a sus fans, quien tenía mayor cantidad de cartas…


Eso no le gustaba. Él solo quería cantar, disfrutar mientras bailaba y las personas le admiraran por el talento que se le había otorgado. No era tan buen bailarín como Kai o Lay, su voz tampoco era tan buena como las de Chen, D.O. o BaekHyun. Sin embargo, era constantemente obligado a representar visualmente al grupo. Eso no le molestaba en absoluto. Se sentía bien con el cariño de sus fans. El problema era que tenía más atención en su persona de la que podía soportar.


Por otro lado. Kris se sentaba en uno de los sofá de su nuevo departamento, al cual se había mudado junto a su madre en cuanto se inició la demanda. Observaba por la ventana el cielo estrellado, y podía sentir la nostalgia recorrer su pecho al recordar aquella confesión hecha a las fans y por la cual había sido apodado “Galaxy”. En sus labios se formó una sonrisa mientras de su ojo izquierdo caía una espesa lágrima.


Había luchado por no llorar durante toda la semana, se había decidido ser fuerte, enfrentar su decisión con madurez. Pero su corazón no lo permitía. Había recibido los mensajes de los otros miembros llamándole traidor.


Esa sola palabra era demasiado dura. Aunque cierta. No podía negar que se había comportado infantilmente. Simplemente se había ido. Sin preguntar. Sin comprender los sentimientos de los demás.


Inhaló con dificultad, gracias al nudo que se le había formado en la garganta, y el primer sollozo escapó de sus labios.


Kevin, cariño, ¿qué sucede? —Su madre estaba parada, en la puerta de su habitación, con su bata de dormir. Le miraba con ojos preocupados. YiFan solo negó con la cabeza, intentando borrar el rastro de lágrimas que cada vez aumentaba más sobre sus mejillas. La mujer se acercó a él y le abrazó. —Shh, tranquilo, mi amor. Todo va a estar bien.


No lo está. Ellos me odian. Ni siquiera quisieron escucharme. —La mujer tomó el rostro de su hijo entre sus manos.


No tienes el poder de controlar las acciones de los demás. Cuando se sientan preparados, ellos lo entenderán. —YiFan negó con su cabeza, soltándose del agarre.


No lo entiendes, mamá. Ellos en verdad me odian. Ya sabían el porqué de mi decisión, y aun así me llamaron traidor.


Entonces no eran tus amigos.


Solo uno me preguntó por ti. Mamá, pasé años compartiendo con ellos, dando todo de mí. Y así es como me lo devuelven.


 


YiFan salió del hotel diciendo que debía hacer algunos trámites. Pero apenas subió al taxi, sacó la pequeña nota que había guardado desde hacía unos días.


No tenía idea de a dónde iba. “Si quieres la solución para tus problemas, ven a verme. XJL”. Seguido a esto, tan solo había una dirección con la fecha y horario.


Apenas llegó, se dio cuenta de que el sitio era un café. Un hombre lo esperaba en la entrada y lo acompañó hasta una mesa en la que estaba sentada una mujer, de aproximadamente treinta años.


Buenos días, YiFan.


Esto es extraño. Que alguien fuera de la empresa me llame por mi nombre. —La mujer le sonrió y le hizo una seña para que se sentara. Kris le hizo caso, y ambos esperaron a que les llevaran un café.


No daré rodeos. Te quiero en mi película —dijo la mujer, mirándole a los ojos. Kris, que estaba bebiendo, casi escupe el café. En verdad no estaba dando rodeos.


¿No debería hablarlo con la empresa? Ellos arreglan todo para nosotros. —Intentó tranquilizar su entusiasmo ante tal propuesta.


La mujer le sonrió, y bebió un poco de su café antes de responderle.


Mucho gusto, soy la directora Xu Jung Lei. —Le extendió su mano, y el otro inclinó la cabeza, al mismo tiempo que la tomaba. La mujer se puso seria—. Créeme, he intentado contactar con ellos muchas veces. Me negaron utilizarte cada vez y me ofrecieron a otros actores.


¿Y por qué tanta insistencia?


¿En verdad quieres saber? Eres realmente bueno con tus expresiones. Déjame hacerte el favor. Te harás aún más famoso de lo que eres ahora. Tendrás libertad de aceptar lo que quieras hacer y negarte a lo que no te gusta. —Kris estuvo tentado en quedarse, lanzarse a los pies de esa mujer, que le prometía el mundo, pero tenía sus principios. No dejaría a sus compañeros, no abandonaría tantos años de cariño, de sacrificios y esfuerzos.


No…


¿Tampoco por la cantidad de dinero que te ofreceré por cada película? —Tomó una servilleta de la mesa y escribió algunas cifras, antes de entregársela a un sorprendido Kris. —Conozco bien la situación económica de los empleados de esa empresa. Y si alguien me interesa, haré lo que sea por saber que necesita. Dale saludos a tu madre. —Seguido de esto, se levantó, dejando el dinero para pagar ambos café, y se retiró.


Kris miraba aquel pedazo de papel con la cifra escrita. Era lo suficientemente grande como para cubrir los gastos de su madre, quizá dos tratamientos. Y eso, sin contar el deshacerse de todo lo que traía consigo ser un idol. Sin personas que calcularan cada aspecto de su vida, sin miles de personas acosándole y gritándole cosas indecentes.


Pero se le encogió el corazón al pensar en sus compañeros. ¿Qué pasaría con ellos? ¿Sería bueno contarles?


Prefirió volver con ellos y luego tomar una decisión. Metió la servilleta en la taza, borrando todo rastro del trato y salió del café, para buscar otro taxi y así volver al hotel.

Notas finales:

Espero estar subiendo el segundo capitulo en estos días. 

Gracias por leer y dejen sus críticas! Las voy a leer y considerar.


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