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21 [SHINee] por A-chan

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Notas del fanfic:

Es uno de los fic que mas difruté haciendo porque es para alguien a quien aprecio mucho. Si me lees,  ki, te quiero. Sí, soy bien maricón /u

 

fuentes de inspiración, que les recomendaria escuhar:

 

Zombie — The pretty reckless

Wolf — Now, Now

Oniria e Insomnia — Love of lesbian

Wings — Birdy

 

 

 

 

 

 

21 de Octubre.

 

 

 

         Se miraban a los ojos, Kibum lo desafiaba. Taemin se preguntaba porqué hacía muecas raras el más alto.
         Kibum desconfiaba del estúpidamente lindo aspecto del menor. Taemin seguía preguntandose que pasaría por la cabeza de Kibum.
         El mayor lucía serio, el menor continuaba con la mirada fija en el chico frente a él, con el cerebro totalmente en blanco.

 

—Ya, dime. ¿Que es lo que quieres, mocoso? —Kibum frunció sus rubias cejas y el chiquillo castaño abrió los ojos, titubeó un momento antes de hablar y respondió.

 

—Mocoso… moco… —llevó las manos a su nariz y con un pañuelo desechable se limpió la nariz— ¿Sigo teniendo mocos? —preguntó con los ojos ligeramente mas abiertos de lo normal.

 

—¿Qué? —el rubio se desorientó por un momento, y volvió a la posición de asecho y cautela, digno de alguien con semejante fiereza en la mirada— Mira, niño mosca. No sé que demonios piensas que haces. Necesito que te muevas, el tiempo pasa y me hago viejo —exageró con histeria. Lucía tan cómodo pintando el paisaje hasta hacía unos cuantos minutos, cuando Kibum había mezclado un poco de pintura negra sobre el color naranja para teñir de un suave color rojizo las hojas de otoño; y de pronto, un niño pequeño apareció frente a él, confundido e inocente.

 

—¿Niño… mosca? —el pequeño con confusión— ¿No se supone que era un mocos-

 

—Ya cállate —espetó—. Sólo muévete.

 

         Taemin se alejó unos pasos del lienzo y tomó asiento junto a Kibum, quien lo miraba irritado. ¿A qué maldita hora piensa irse este mocoso? ¿No es muy tarde para que los niños anden en la calle sin mamá?

 

         Rodó los ojos y continuo con su pintura, observando cada rasgo e iluminando cada rayo de sol. Se dejó llevar por la pasión y todo a su alrededor desapareció.

 

         Taemin pensó que Kibum lucía tranquilo y pacífico pintando. Taemin miró el cielo, comenzaba a oscurecerse, no quería, pero debía irse.

 

—Eh, Kibum —el nombrado pareció desconcertado al escuchar su nombre en labios del pequeño.

 

—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó desorientado, pero el niño pareció ignorar su pregunta totalmente.

 

—Te encontré —sonrió y dejo un beso en su mejilla, sonriendo.

 

         Kibum miró el piso con el ceño fruncido y al levantar la cabeza no encontró al chiquillo.

 

          Esa fue la primera vez que Kibum recordó haber visto a Taemin.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


21 de Diciembre

 

         La segunda vez que se volvieron a encontrar el asunto fue un tanto más diferente. Kibum caminaba temblando de frío, iba enojado y había impotencia llenando su cabeza.

 

Jonghyun en una habitación con Luna.

 

Jonghyun abrazando a Luna.

 

Jonghyun besando a Luna.

 

         ¿Quién era el para decirle a aquel conocido cercano que no besase a aquella chica? Sintió su corazón oprimirse y un par de lágrimas escapar de sus ojos. ¿Qué más da? De cualquier manera nadie me está viendo.

 

        Continuo caminando sin importarle que sus lágrimas estuviesen cayendo, sin darse cuenta llegó al lugar en donde vio por primera vez a Taemin. Levantó la vista y encontró con un par de ojos brillantes y abiertos, observándolo.

 

—Hyung —murmuró el pequeño.

 

—Tú… eres —su rostro se le hacía tan familiar—. Ah, claro. El niño mosca.

 

—Hola Key-hyung —Kibum frunció el ceño ante el apodo y al pensar demasiado en ello le llegó un dolor de cabeza llegó a él, el cual le atribuyó al llanto.

 

—¿Key? —preguntó, pero Taemin no le hizo caso.

 

—¿Porqué lloras? —Kibum negó con la cabeza y sonrió irónico, por primera vez se fijó en la silueta del pequeño— Oh, por Dios. Está helando te vas a morir.

 

        Zapatos medio rotos, shorts hasta las rodillas y camisa delgada. Su piel pálida tenía ligeras ojeras y sus labios estaban morados, seguramente por el frío. Pero Taemin parecía no sucumbir ante la ráfaga helada que los golpeó en ese instante. Key se quitó el abrigo y se estremeció de frío al sentir la piel pálida como el hielo.

 

—Tu vendrás conmigo, estás muy delgado y frío. Debes comer —el castaño iba comenzar a hablar, pero sintió un peso sobre el y cerró la boca sorprendido—. Toma mi abrigo. Yo traigo más ropa abajo —Kibum jaló a Taemin de la mano y lo llevó a una tetería. Ninguno había hablado, se limitaban a mirarse en silencio.

 

—Nunca había estado en un lugar parecido —el menor observaba curioso su alrededor, pilares, tapetes, cojines en el suelo y mesas pequeñas. Todo decorado de un estilo marroquí o hindú, Taemin no supo diferenciarlo.

 

—Pide lo que quieras, corre por mi cuenta.

 

—No es necesario que hagas esto. Yo realmente no-

 

—¿Desean ordenar algo?

 

—Yo quiero te de tila, por favor, y mi acompañante quiere una rebanada de pastel de chocolate.

 

—¿Algo para tomar?

 

—¿Tienen leche de plátano? —preguntó de forma tímida Taemin.

 

—Sí —contestó la camarera con la acostumbrada amabilidad.

 

—Vale, él quiere un vaso de leche de plátano.

 

—¿Serán una rebanada de pastel de chocolate, leche de plátano y té de tila?

 

—Sí.

 

—En un momento, gracias.

 

—¿Que haces con esta ropa y solito? ¿No sabes que es peligroso para ti? —soltó en cuanto la camarera se retiró. Pudiese ser que el pequeño fuese extraño, pero nadie debía andar así por las calles con tremendo frío.

 

—¿Porqué llorabas, Key? —nuevamente, Taemin lo ignoró y el mayor se desconcertó. No iba a caer en su juego.

 

—¿No me vas a responder? —contraatacó. Pero no respondió. Sólo se quedó en silencio muchos minutos, tal vez una eternidad en un segundo, tal vez treinta minutos en un segundo.

 

—Quizá —el pequeño lo miró a los ojos y sonrió. No era una sonrisa inocente, esa sonrisa no era de un niño. Era tan fría y helada que incluso le hizo tambalear ligeramente cuando el contraste de la cálida sonrisa de la mujer que traía los postres.

 

—Aquí traigo su orden —depositó un plato con un pastel de chocolate, un vaso de vidrio y una pequeña taza blanca con sofisticados elementos dorados aplicados con suavidad. Key se fijó en todo aquello para sacar de su cabeza la fría sonrisa de Taemin.

 

—Muchas gracias —hizo una reverencia con la cabeza y la muchacha se retiró. De nuevo comenzaban a estar solos.

 

—¿Porqué llorabas? —insistió con monotonía— ¿Es por amor? —el castaño frunció el ceño ante su propia pregunta e hizo una extraña mueca que ni el mismo supo descifrar.

 

—¿Eso importa? —Kibum resopló molesto— Mejor come y no te entrometas, niño mosca. Antes de que te cobre todo lo que te compré. Nuevamente miró su plato y se sumió en silencio todo. Frente a frente y cada uno en su propio mundo. El resto del día juntos fue básicamente lo mismo, el silencio muerto de Taemin y el cortante de Kibum.
Caminaban uno junto al otro, sin dirección ni rumbo. Simplemente con la compañía del otro pero ignorando su presencia.

—¿Dónde vives, niño mosca? —preguntó Key sentado sobre un columpio, se balanceaba lentamente mientras el frío le erizaba la piel. Nuevamente fue ignorado. ¿Es que el niño mosca es autista o que?— Vale, no me respondas. Igual no pensaba acompañarte a casa —quiso recurrir a chantaje emocional pero el pequeño levantó la cabeza al cielo con gesto de melancolía.

 

         Un viento suave pero gélido típico de invierno movió los columpios sobre los cuales se encontraban sentados, el asiento de Taemin se movió, junto con los piececitos del niño que colgaban de éste porque aun era muy alto para él.

 

—No tengo hogar —esa frase tan conocida y tan deslucida que figuraba en su interior. La había escuchado antes. De alguien. Otra ráfaga más fuerte de viento llegó y los cabellos del pequeño saltaron en la dirección que la naturaleza indicada. Kibum vio entonces una enorme y gorda cicatriz en el cuello de Taemin, recorría desde la nuca al hombro. Alarmado, quiso preguntar por ella pero no se le fue permitido gracias al desconcierto de las palabras del mas joven— ¿Era por JJongie que llorabas? El pequeño puppysaurio siempre ha sido un idiota… Pero él te quiere, siempre lo hizo. Recuerdo cuando Minho-ssi intentó coquetear contigo o cuando Onew-hyung fue tu amigo secreto —se llevó las manos a la boca, intentando contener una sonrisa. Taemin se sobresaltó al sentir un copo de nieve caer sobre su mano—. Siempre estuve celoso de Jjongie… —miró sus zapatos y levantó la mirada— Key-hyung, todo estará bien. Vas a estar bien, voy a estar bien.

 

         Se levantó del columpio y dejó un suave beso en la cara de su hyung. Esta vez, sobre su pálida frente. Key estaba estupefacto. No sabía que decir o hacer y estaba seguro de que en ese momento, en el paisaje blanco que lo rodeaba, lo único que lo diferenciaba del color de la nieve era su ropa.

 

         —¿Cómo sabes eso? ¿Que demon-

 

         Miró el columpio que se mecía a su lado. Su abrigo estaba ahí tirado y no habían huellas de Taemin. ¿Cuanto tiempo estuve de esta manera? Se preguntó extrañado ¿Cómo… sabe que yo lloraba por…? Y… ¿Quién es ese niño?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

21 de Marzo.

 

—Que hermosa es la primavera —murmuró Woohyun. Observó a Kibum con adoración y sonrió.

 

        Las flores de cerezo abrían su capullo y se extendían por todo el país, volaban los pétalos. El escenario era como uno de esos videos que repetías una y otra vez, siempre el mismo paisaje, pero cada vez lo veías de una forma diferente. Key jugaba con un pequeño gatito que se encontraba perdido. Woohyun tomó su cámara y le tomó unas cuantas fotos, enfocando a Kibum desde distintos ángulos.

 

—Woohyun, voy por un helado, ¿quieres que te traiga uno? —preguntó amable Key.

 

—Vale, que sea de chocolate por favor —extendió unos cuantos wones que había sacado de su billetera pero se negó.

 

—Me ayudaste a pasar el último examen de Teoría, es lo mínimo que puedo hacer.

 

         Lo miró con una sonrisa en sus labios y suspiró. Woohyun estaba tan concentrado en su amado no-tan-secreto que brincó de susto al ver a alguien a su lado. Un niño pequeño se situaba bajo el mismo árbol que él.

 

—¿Estás perdido? —El niño lo miró con ira y seriedad. Un gesto muy duro y desconocido, quizá para alguien tan joven, pero no para él.

 

—No —respondió con fatídica solemnidad, Woohyuk comenzaba a sudar—. No te acerques a Kibum —dijo duro—, él está enamorado. Y no es de ti. No te quiere. Déjalo.

 

—¿De qué hablas? —preguntó atónito.

 

—No estará contigo jamás. Es cuestión de que puppy-hyung abra los ojos. Ya verás. Nunca estará contigo —dijo con rabia pausada, su voz estaba desesperada y rozaba la impotencia.

 

—Pequeño, no sé que es lo que pienses, pero esto no es un asunto que le concierna a alguien de tu edad, ¿vale?, así que ve a comprarte juguetes o algo —extendió su mano con algunos billetes, con cierto enojo y miró a Key de nuevo, que ya iba camino a él.

 

—¿Qué haces? —cuestionó con una sonrisa— ¿Te has dado cuenta de que no hay nadie ahí, verdad? —soltó una estruendosa carcajada que hizo sonrojar al otro.

 

—Aquí había un niño hace un rato —miró el piso aún sonrojado.

 

—¿Debería comenzar a preocuparme porque mi mejor amigo es esquizofrénico? —le dirigió una sonrisa burlona. En ese momento, una rama del árbol bajo el cual estaban se rompió, y casi golpea en la cabeza a Woohyun.

 

—¡Woah! Mejor nos movemos, parece que hoy los árboles quieren matarte.

 

        Pero no eran los árboles quienes querían matarlo, de hecho, no planeaba matarlo. Sólo asustarlo un poco. Los celos infantiles eran algo peligroso si se contaba con el poder de manipular objetos a su alrededor o revisar en la mente de las personas.

 

        Yo soy tu único mejor amigo. ¿Me has olvidado ya?

 

        Esa noche, Woohyun soñó con un par de ojos castaños brillantes y grandes, con el ceño fruncido, infantiles y hermosos, pero no por eso dejaban de ser tétricos. En esa misma noche, también, escuchó risas infantiles y sintió como si le estuvieran jalando los pies y tirándole las sábanas.

 

        No llegó a concluir nunca que tal vez, sólo tal vez, aquel encuentro fortuito hubiera tenido que ver con aquella aterradora noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Miró con lágrimas en los ojos un cuerpo aplastado por vigas de madera. Inmóvil y calcinado, si estuviera consciente, Minho habría gritado y pataleado, sin embargo su cuerpo consumido se mantenía inerte, ni siquiera se pudo haber dicho que llevaba la palidez de la muerte porque su piel estaba roja y en algunos lugares comenzaba a oscurecerse. ¿Quién habría pensado que el pequeño moriría a tan corta edad? Vaya que era inoportuna la muerte.
El humo le irritaba los ojos y no le permitía ver con claridad. Abrazado a un pequeño niño miró por la ventana. Los bomberos gritaban que saltara. Kibum tenía miedo pero las llamas amenazaban con hacerle lo mismo que al niño que se encontraba atrapado bajo las vigas. Era un piso alto, mortal. Kibum dudaba de caer en ese pequeño lugar pero se arriesgó.

 

—Key-hyung, todo estará bien. Voy a estar bien, vas a estar bien.

 

Tomó la mano de quien se encontraba a su lado y, armado de valor y lágrimas, saltó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

21 de Julio.

 

 

 

         La mejor forma de describir su estado era una frase. «No tengo ni puta idea de lo que sucede», «¿Que chingados?» y «¿Que mierda esta pasando aquí?» eran algunas de las líneas que rondaban en su repertorio.

 

        Aquella mañana, cuando se había despertado entró a la cocina, su madre apagó inmediatamente el televisor y le sonrió sin mostrar los dientes.

 

         Kibum tenía un mal presagio.

 

—Mamá… ¿Pasa algo? —preguntó con un pedazo de piña en la boca, no le gustaba hablar así pero su madre se comportaba de manera extraña.

 

—No, nada. Sigue comiendo Key —ella contuvo la respiración por unos segundos al llamarlo de esa manera y Kibum la miró interrogante. Continuó como si nada hubiese pasado.

 

         Key.

 

—¿Segura? —masticó el resto de la piña y pasó por su garganta. Amarga como el infierno, pensó.

 

—Sí —Tartamudeó. ¿Cómo se puede tartamudear un monosílabo?, se preguntó Kibum pero lo dejó pasar.

 

No llores, Key.

 

         Las clases no fueron diferentes, si, bien, no era paranoico, comenzaba a preguntarse si sufría alguna clase de trastorno mental. Kibum estaba seguro, y no dudaba ni un poco que no sólo su madre, sino todo el mundo, o casi todo el vecindario estaba más callado de lo habitual. Tan… taciturno.

 

        ¡Corre, Key!

 

        En las dos horas que tuvo libres, se dedicó a hacer sobre una libreta pequeños trazos de líneas y círculos, a los que comenzó a darles forma. Una curva por acá, una esquina por allá, sin darse cuenta de lo que hacía miró su dibujo. Contuvo el aliento, horrorizado. La silueta de una persona yacía carbonizada bajo maderas, rodeada de fuego.

 

        Debemos escapar, Key.

 

        Fue en la tarde que las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. Cuando llegó -más temprano que de costumbre- a su casa, no esperó en encontrarla sorpresivamente silenciosa. Kibum sabía que había alguien porque escuchaba pasos y susurros.

 

         Key-hyung, todo estará bien. Vas a estar bien, voy a estar bien.

 

         Escuchó la regadera, seguramente su madre se habría estado bañado y no guardó los recortes. Grave error. Habían recortes regados por el suelo, todos ellos de la misma fecha. 21 de Julio. Diez años atrás.

 

Key.

 

        De aspecto quebradizo y frágil, sucia, la foto de un alto edificio incendiándose. Una nota de periódico.

 

   Cinco niños.

 

   Key.

 

   Fuego.

 

   Key hyung… te quiero.

 

   Nueve años.

 

   Key.

 

   Fósforos.

 

   Key.

 

   Curiosidad infantil.

 

   Me gusta como huele un papel cuando lo quemas.

 

   Lee Onew.

 

   ¡Yo quiero prenderlo!

 

   Choi Minho.

 

   Cuidado con los fósforos, hay mucho papel aquí.

 

   Kim Kibum.

 

   Pero no había tenido cuidado. No lo suficiente.

 

   Lee Taemin.

 

   Tenemos que salir de aquí.

 

   Kim Jonghyun.

 

   ¡Minho! ¡Minho! ¡Hay que salir! ¡MINHO!

 

   No se movió ni un centímetro cuando vio a su madre salir del baño con el cabello húmedo.
   Sin lágrimas. Sin expresión.

 

         Key-hyung, todo estará bien. Voy a estar bien, vas a estar bien.

 

         Caminó casi sin vida a algún lugar. No supo como llegó, y en ese momento poco le interesó. Subió con pesadez las escaleras hasta el piso que alguna vez había sido casa de alguno de ellos.

 

         Mientes.

 

        Se atrevió a entrar por aquello que antes fue una puerta. Una habitación vacía y sin restos de ceniza o de que incluso alguna vez hubo alguien ahí.

 

        Key, Key, Key.

 

       Cerró los ojos empapados de lágrimas y suspiró. Ahora podía observar con claridad el fuego saliendo de control, los ojitos de Taemin llenos de lágrimas que intentaba detener y determinación.

 

Ahora recordaba a Taemin, su mejor amigo.

 

También a Minho, su dongsaeng favorito.

 

¿Que decir de su hyung preferido, Onew?

 

         Y luego estaba el eterno amor imposible de su infancia y probablemente de la pubertad y adolescencia, Kim Jonghyun.

 

—¿Qué habrá pasado con Onew? —se recargó sobre un muro y dejó caer su peso.

 

—Se fue del país —esta vez, a Kibum no le sorprendió ver a Taemin.

 

—¿Sí? —preguntó a medias, impresionado.

 

—Sí. Incluso se cambió el nombre —el castaño tomó asiento junto a él.

 

—Que fuerte —murmuró a si mismo. ¿Que habría sido lo que realmente sucedió para que incluso se llegara a eso? El mayor se mortificó. Seguro había sido terrible. Se mantuvo en silencio pensando y una avalancha de dudas se fue sobre él— ¿Taemin? —preguntó el mayor con ojos cerrados y la cabeza pegada a la pared.

 

—Veo que ya me recuerdas, Key —respondió el pequeño. Su tono de voz era infantil pero sus palabras fluían como si de un muchacho se tratase, en su rostro permanecía una linda sonrisa. Una sonrisa muy extraña, por cierto, demasiado enigmática para su gusto, pero muy bonita.

 

—¿Qué nos pasó después de saltar? —cuestionó y arrugó la frente. Miró a Taemin con curiosidad y llevó la mano a la cicatriz que poseía.

 

—Creo que lo sabes bien —el castaño inclinó su cuello y lo dejó a disposición de las manos del otro.

 

—¿Estoy muerto? —La respiración de Kibum era muy pesada, pensó Taemin.

 

—No. —respondió Taemin, Kibum se sintió estúpido en ese momento. Claramente no, pensó.

 

—¿Y tú? —el rubio mordió sus labios con ansiedad. El ambiente no era pesado ni incómodo, sólo un tanto tenso.

 

—¿Yo qué? —no le sorprendió la respuesta. Taemin siempre evadía sus preguntas.

 

—No, nada —no quiso entrar mas en aquel mundo del cual apenas conocía.

 

—Vale.

 

—¿Taemin? —preguntó de nuevo, con esperanzas de que el niño siguiera en la habitación.

 

—¿Sí? —Kibum se relajó notablemente, Taemin solía desaparecer y aparecer cuando le diese la gana, aprendió durante sus pequeños encuentros.

 

—Aún eres mi mejor amigo —suspiró de forma pausada y tranquila. Su presencia le agradaba. Su primer amigo, su primer y mejor amigo. Por siempre.

 

—Te quiero, Key hyung.

 

—Yo también, Taeminnie.

 

—¿Te cuidarás cuando no esté aquí? —le tomó un rato analizar sus palabras, y cuando se dio cuenta del significado aquello sí que tomó por sorpresa a Kibum. Lo que quería decir que Taemin se iría, esta vez para siempre.

 

—Eso creo —titubeó con melancolía, no quería estar solo de nuevo.

 

—Creo… creo que ya debo irme —Kibum abrió los ojos en demasía y miró al menor. No, por favor.

 

—¿Cómo sabes eso? —tartamudeó el rubio.

 

—Lo presiento.

 

—Taemin, no me dejes —soltó sin pensarlo, de forma instantánea, el miedo a estar solo lo invadía.

 

—Key... —susurró el pequeño con tristeza.

 

—Por favor, hoy no, tengo que decirte cosas antes… no puedes irte todavía —sabía que era egoísta. ¿Y luego que? Pensó desorientado. Kibum necesitaba tiempo con el menor—Taeminnie, te quiero…

 

—Key, yo también. Te quiero, ¿vale? —depositó un beso suave sobre sus labios, para otros habría sido algo demasiado íntimo, pero en su caso era solo amistad. El amor puro de la amistad y el hasta luego de Taemin.

 

Los labios del mayor temblaron en un ligero sollozo que se apagó rápidamente.

 

—Eres muy guapo cuando lloras, hyung. Pero te ves más hermoso sonriente —Taemin le dirigió una sonrisa amplia y blanca, le quitó una lagrima que estaba cayendo por su mejilla y le dejó otro casto beso en sus labios— Te amo hyung, no lo olvides. Todo estará bien. Tu estarás bien, y yo, yo ya estoy bien.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

21 de Julio, diez años atrás.

 


          Habían llegado a una situación que ni en sus más salvajes pesadillas habrían imaginado. Onew y Jonghyun habían saltado por la ventana. Key había lanzado a Taemin a sus amigos, pero este pequeño se había retorcido entre sus brazos más propio de una lombriz que de un ser humano. Corrió a ayudar a su hyung, quien intentaba desesperadamente quitar pedazos de madera que habían caído sobre su amigo. Una viga en llamas terminó de asesinar de forma brutal a quien alguna vez había sido un niño sonriente.

 


         Era un niño maravilloso. Pensaba la madre de Minho aún a diez años de su muerte, recordándolo como el último día en que lo vio.

 

 
         Sólo quedaba un cuerpo siendo a medias consumido por las llamas. Gritaba con desesperación.
         Con la propiedad de madurez que no le pertenecía al niño de ocho años que era Taemin, jaló a su hyung a algún lugar mientras lo tomaba de la mano para tranquilizarlo con palabras.
         Taemin era un niño extremadamente listo y había visto como evacuar edificios en caso de incendio; también había visto a su padre -un audaz bombero- salvar varias veces a algunas personas.

 


         Eres un chico muy avanzado para tu edad, Taeminnie. Quiso decirle su padre, pero jamás alcanzó a hacerlo.

 


—Key-hyung, todo estará bien —aguantaba el llanto, por su hyung. Kibum no lo supo pero al ver morir a su queridísimo amigo Minho fue la primera vez que sufrió un ataque de pánico—. Tú vas a estar bien —se acercó a una ventana, en donde bomberos les pedían que saltaran por ella para caer en un pequeño trampolín. Taemin supo que no habían muchas probabilidades de caer dentro de esa cosita—, voy a estar bien.

 

 

 

        Al regresar al recuerdo Kibum quiso gritarle que mentía, que había otra forma de escapar.

 

        Que cruel es el tiempo con aquellos que no saben aprovecharlo.

 


         Kibum tomó la mano del pequeño Taemin, armado de valor y lo abrazó. Se lanzaron juntos desde gran altura y cayeron ambos en el trampolín.

 


Oh. Que mala suerte.

 

 

 


Aún abrazados, rebotaron sobre este.

 

 

 


Gran, gran, mala suerte la de Taemin.

 


         Taemin impactó directamente en el suelo, y rodó unos metros, su cabeza golpeó contra la esquina de un pilar, Kibum lo miraba medio inconsciente, Taemin lo miraba medio muerto. Taemin alcanzó a esbozar una ligera sonrisa a su mejor amigo, mientras este susurraba, y el otro le correspondía sólo moviendo los labios.

 

—Mentiroso…

 

—Te quiero, Key-hyung —El débil suspiro en la camilla de Taemin se hizo presente, y luego el silencio. La clase de silencio que atrae cuervos. La clase de silencio que presagia una muerte.

 

                La muerte de Lee Taemin.

 

 

         Kibum jamás sabría si alcanzó a escuchar las palabras de Taemin. Puesto que la caída le había generado un trauma cerebral, y por ende amnesia. Su familia decidió ocultarle lo sucedido, al igual que los doctores, por su propia salud mental.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


“Taeminnie, todo está bien ahora. Yo estoy bien, y sé que descansas en paz. Ahora sí estás bien.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

moraleja: no prendas fuego en un cuarto lleno de papel.

 

Acerca de Onew, se cambio de ciudad y nombre por la presion, era el mayor por lo que la responsabilidad recayo sobre el. Jonghyun no habla con Key por la culpabilidad que sintio al huir con onew en vez de quedarse.

Lamento si las decepcioné o algo asi. Intenté escribir algo para Ki así bien gay y me salio esta cosa toda sadica de aca.

otra cosilla, Hun, gracias por ayudarme, hablar contigo me llena de ideas y tu personalidad impactante me inspira mucho.

Si desean seguirme en twitter para que les robe la juventud y tiempo, pueden hacerlo aca dejo mi link.

 

AnnieChanL<3

 

Gracias por leer! Besos de salmón °3°

 

¡Nos leemos pronto! XOXO

 

A-chan~


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