Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Enamorado de mi Oto-chan por 1827Forever1827

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo terminé hace poco, no sabía si subirlo porque mepreocupaba que algunos se asustaran con lo del incesto. Pero como es mi fic voy a publicarlo y me gustaría ue le dieran una oportunidad.

Principalmente a los personajes les di esas posiciones porque nunca los he visto así en otros fics, ya les daré a todos nuevas perspectivas.

-¡Felicidades, es un varón!

La enfermera le entregó un pequeño bebé a su padre Doncel, este descansaba en su habitación del Hospital.

Un joven de cabello Castaño en puntas, piel canela, ojos mieles y sonrisa preciosa. El joven de nombre
Sawada Tsunayoshi había tenido a su hijo por fín, y no podía ser más dichoso.

-Hola mi pequeño, yo soy tu Oto-chan- sonreía con todo su amor a su pequeño bebé de cabello y ojos
negros, piél blanca y seño fruncido.

El varoncito miraba fijamente a su sonriente Oto-chan, no sabía quien era, pero le inspiraba confianza y
cariño.

-Que lindo és- se acercó la joven enfermera- Seguro será un hombre apuesto- sonreía.

La enfermera intentó acariciarlo pero el bebé le dió un manotazo, la fulminó con la mirada y se acurrucó
más a su "madre" sosteniendo la bata que el joven Castaño de solo 15 años llevaba.

-No hagas eso Kyo, la joven solo quiere saludarte.

El bebé hizo un puchero al verse regañado por su padre, acarreando la suave risa de este.

-¿Kyo?- preguntó la enfermera de cabello castaño oscuro y ojos verdes.

-Si, ese será su nombre- miró a su hijo que no dejaba de verlo- ¿Te gusta tu nombre Kyoya?- lo alzó
poniendolo frente a su rostro, dandole la más dulce sonrisa.

Kyoya se puso un poco nervioso por esa sonrisa, así que solo asintió.

-¡Guau, será muy listo cuando sea grande!- se emocionó la enfermera- Ya debo irme, vendré por él más
tarde- salió de la habitación.

-Si- dijo el Castaño mirando con amor a su hijo, se acercó a él y le dió un pequeño beso en los labios- Te
amo mi pequeño.

Se recostó mirando a su bebé y acariciando sus suaves mejillas rosas, el varoncito se le quedó mirando a su
Oto-chan por largo tiempo hasta que se durmió entre sus brazos.

------------------------------------------------

16 años después.

Un hermoso Castaño subía las escaleras de su casa, iba a despertar a su hijo. Vestía un lindo short blanco y
una blusa sin mangas igual, además de las pantuflas.

Sawada Tsunayoshi no cambió n 16 años, parecía tener vida eterna porque se veía igual que un joven de 15
años. Seguía siendo bajito, delgado, frágil, hermoso y feliz, muy feliz. Su hijo ahora de 16 años era más alto
que él, estaba en secundaria con las mejores notas y era presidente del Comité Disciplinario. Estaba muy
orgulloso de él.

Entró en la habitación de su retoño encontrándola limpia y ordenada como siempre, si hijo era muy
organizado. Escuchó el sonido del agua por lo que supo que se estaba duchando, miró alrededor
encontrando el cesto de basura lleno, sonrió, lo limpiaría y saldría a terminar el desayuno.

-Buenos días Oto-chan- saltó al escuchar a su hijo saludarlo por detrás.

Tsuna se volteó, sonrojandose furiosamente al instante. Su hijo no traía nada más una toalla en sus
caderas.

Eso no debería pasar, no tendría que sonrojarse viendo el bien formado cuerp... ¡Eso no! ¡Simplemente no
tendría que sonrojarse y punto!

Sonrió como si nada.

-¡Buenos días, Kyo-chan!- lo abrazó con ternura.

-Ya estoy muy grande para que me digas así- suspiraba- Solo dime Kyoya- abrazaba de la cintura a su
padre Doncel.

-¡Moo~!- hizo un puchero, el moreno sonrió de lado- Tu siempre serás mi pequeño bebé, no importa cuantos
años pasen- toma el rostro de su hijo- Te amo mi pequeño- sonrió contento.

El moreno frunció el seño, cargó a su Oto-chan como princesa y lo recostó en su cama, poniendose sobre él.

-¿Q-Qué haces Kyoya?- preguntaba desconcertado de que su hijo pudiera cargarlo así de facil.

-Eres muy liviano- sonrió burlón- Yo tambien te amo- lo miraba de forma especial.

Al Castaño le latió fuerte el corazón, no debería pasar aúnque le dijera eso, eran "padre" e hijo. Pero la frase
no indicaba que fuera con cariño de Doncel a hijo.

-¡El desayuno está listo!- casi gritó nervioso empujando levemente a su hijo y levantandose. En el marco de
la puerta se giró regalandole una sonrisa y un beso volado.

-...- el moreno atrapó el beso sin dejar de ver a su "padre", hasta que este se fue.

Pov´s Tsuna:

Diós, ¿Qué me pasa?... ¿Por qué miro a mi hijo como un hombre? Se que lo és pero yo debería mirarlo como
mi hijo, no como hombre.

¿Seré mal Oto-chan?... No sé, Kyoya ha crecido siendo muy fuerte, sano y listo, eso lo he hecho bien.
Siempre he sido cariñoso con él, hemos estado juntos desde que era bebé y jamás nos hemos separado, ni
cuando había una excursión escolar quería ir.

Siempre le he dicho que lo amo, cuanto lo amo, siempre le daba abrazos, besaba su mejilla, dormíamos
juntos, nos bañabamos juntos y salíamos juntos a hacer las compras o a pasear. …l me cuidaba y alejaba a
todo mundo de mí para que no me pasara nada.

¿Será mi comportamiento? ¿Seré muy meloso?... Pero si dejara de serlo seguro se enojaría y se pondría
triste y no quiero.

Fin Pov´s Tsuna.

El moreno bajó ya vestido con su uniforme del Comité Disciplinario perfectamente arreglado encontrando a
su Oto-chan sentado en la mesa, perdido en sus pensamientos. Se acercó al él por detrás y aspiró su aroma,
era dulce. Sonrió de lado susurrando:

-¿Qué estas pensando?- el Castaño saltó en su lugar.

Tsuna se volteó con un puchero comenzando a reclamarle a su hijo, este solo sonreía abrazando a su lindo
Oto-chan por la cintura y acercando sus rostros.

-¿Q... Qué haces?- no lo miraba, estaba muy nervioso.

-Ne, Oto-chan. Hay algo que quiero- sonreía de lado.

-¿Qué es?- lo miró tímido.

-Que nos bañemos juntos como cuando niño.

-¡¿En serio?!- emocionado.

-Si.

-¡Que bien! ¡Entónces comenzamos esta misma noche!

Se sentaron y desayunaron, Tsuna hablaba y comentaba emocionado todas las cosas que harían en el
baño. Kyoya solo sonreía de lado pensando en algo parecido... Algo se traía entre manos, y pronto su
Oto-chan lo sabría.

Terminaron de desayunar, Kyoya se puso sus zapatos y Tsuna lo despidió con un tierno beso en la mejilla,
el moreno solo sonrió de lado unos segundos más tarde, tomó la barbilla de su Oto-chan y lo atrajo de la
cintura, juntando sus labios en un beso dulce que impresionó al Castaño.

El moreno se separó y besó castamente una última vez los labios rosas de su Oto-chan, saliendo rumbo a
la escuela con una sonrisa satisfecha.

--------------------------------------------

Tsuna llevaba el cesto de la ropa para lavar, comenzó a lavar lo blanco y luego todo lo de color. Entre la de
color encontró los bóxers azules de su hijo, sonrió, aún recordaba cuando le cambiaba los pañales y lo
ayudaba a ir al baño, su pequeño se sonrojaba mucho y le decía que no necesitaba ayuda, que podía solo.

En eso cayó en cuenta, su hijo estaba creciendo, ya tenía 16 y seguro pronto se enamoraría, si no es que ya
tiene a alguien especial.

Eso pensarlo mucho no le gustó.

Recordó el beso que su hijo le dió y se estremeció... ¡Vamos si no es para tanto! Cuando Kyo era bebé
siempre le besaba sus pequeños labios, no era nada raro ni incómodo. ¿Por qué ahora sería diferente?

Quizás como ya no es un bebé, sinó todo un hombre, no sea correcto. Pero no fue su culpa, desde hacía
tiempo que no lo hacía. Su hijo lo tomó de la cintura y lo besó de esa manera tan dulce y lenta... Sus labios
eran muy suaves, parecían saber lo que hacían. ¿Acaso él ya se besó con alguien antes? Seguramente, por
eso tiene idéa de que hacer.

Cuando menos se dió cuenta tenía el boxer de su hijo en su rostro y con ambas manos se frotaba su
intimidad. Quiso detenerse pero cuando lo intentaba aspiraba sin querer el aroma fuerte y sucio del bóxer, e
inevitablemente se imaginaba a su retoño con el mismo boxer puesto y una gran erección luchando por
salir.

Imaginaba sus manos estimulando el enorme bulto, luego lo liberaba y admiraba, era enorme y estaba duro
y sucio, tenía que limpiarlo... Eso imaginaba cuando bajó su short y sacó su miembro, pensando que
acariciaba el de su hijo, intentando darle alivio. Lamió una y otra vez ese gran pene, se lo metía en la boca
y lo succionaba, quedando encantado con los jadeos de su niño.

-¡Kyo-chan... Kyo-chan!- se masturbaba más rápido- ¡Kyoya, Kyoya~!- terminó.

Se dejó caér exausto, respiraba con dificultad, hacía años que no se tocaba ni una sola vez...

Ahora la culpa aparecía, ¿Como pudo hacer algo así usando los bóxers de su hijo para estimularse? ¿Era un
pervertido?...

O tal vez...

---------------------------------------------------

El moreno llegó a casa luego de un día de mantener el órden y la disciplina, estaba ansioso desde la
mañana, ya que pondría en marcha su plan.

Dejó su mochila en la sala, no veía a su Oto-chan por ningún lado hasta que reparó en la nota sobre la
mesa. La tomó y leyó, dando como resultado una sonrisa maliciosa y de satisfacción.

Dejó caér la nota mientras caminaba hacia las escaleras quitandose la ropa y dejandola en el suelo. Subió
las escaleras quitandose la camisa y los pantalones, y cuando llegó al segundo piso se paró frente a la
puerta del baño donde escuchaba a su Oto-chan cantar contento.

Sonrió de lado y llamó a la puerta.

-¡Adelante~!- la voz cantarina le permitió pasar.

Entró y cerró la puerta del baño, todo estaba lleno de vapor y y caliente. Su Oto-chan lo esperaba con los
brazos abiertos y una gran sonrisa, misma que correspondió aunque más pequeña.

Se quitó el boxer frente a su "padre" y caminó hasta la bañera, se metió y fue hasta su Oto-chan,
hundiendose en el agua tibia y transparente, recostandose en su cálido pecho y reciviendo un tierno abrazo
de parte del Castaño.

-Hace mucho que no estabamos así- Tsuna le acariciaba la cabeza.

-Si- el moreno escuchaba el corazón de su Oto-chan con ojos cerrados- Me gusta escuchar tu corazón.

-...- el Castaño sonrió feliz apretando más a su niño contra su pecho.

Kyoya abrió los ojos encontrandose con el pezón derecho de su Oto-chan, con un pequeño sonrojo pasó su
dedo índice por él.

-¡Ah!- Tsuna gimió por la sorpresa.

-Eres muy sensible- lo volvió a acariciar- ¿Recuerdas cuando era pequeño y me alimentaba de ellos?

-S-Si- asintió asustado por su reacción.

-Pues yo no- los miraba.

-E-Eras un bebé- se calmó un poco, acariciendo la mejilla de su hijo- Recuerdo que comías mucho, por eso
saliste tan sano y fuerte.

-...

-¿Um? ¿Kyoya?- ladeaba su cabeza.

-Quiero comer- susurró.

-¿Eh?

Se acercó y lamió el pequeño pezón, a lo que Tsuna gimió. Comenzó a succionarlo y al otro lo trataba con
sus dedos.

-¡Ah, ah, ah! ¡No! ¡Kyoya! ¡Ah!- se retorcía- ¡Tu lengua!... ¡Ah! ¡Tu lengua~!- gemía sin contról.

El moreno se separó- Se ve que te gusta- sonrió de lado- Aquí tambien necesita atención- acariciaba el
miembro del Castaño.

-¡N-No! ¡No puedes... Ah... Hacer eso!- se estremecía- Nosotros somos... Oto-chan e... hijo- jadeaba.

-¿Y eso importa? No le veo nada de malo- se acercó al rostro sonrojado de su Oto-chan- Abre tu boca- fue
una orden.

Tsuna negó tratando de no gemir por las caricias a su miembro.

-¿Entónces no me quieres?- bajó la cabeza- Pensé que Oto-chan me quería... Pero veo que no es cierto, me
odias- apretaba los puños.

-N-No es así, yo realmente te quiero pero...

-¿Pero qué?- se alejó- Nunca me verás más que como tu hijo, solo seré el pequeño Kyo-chan que no puede
decirle a su Oto-chan cuanto lo ama en verdad.

-Kyo-chan- se acercaba.

-¿Tienes alguna idéa de lo que siento por ti?- Tsuna negó- ¿Sabes la clase de pensamientos que tengo sobre
ti?

-... No- espectante.

-Te veo y no puedo dejar de pensar en lo hermoso que eres, siempre que estas cerca procuro sentir tu aroma
dulce. Siempre que te abrazo y te tengo cerca deseo acariciarte y besarte, no un beso en la mejilla, sinó en los
labios, deseo explorar toda tu boca, enredar tu lengua con la mía, robarte el aire y dejarte sin fuerzas.

Tsuna escuchaba todo impresionado.

-¡Todas las noches me masturbo pensando en tí, me imagino haciendote el amor y susurrandote cuanto te
amo! ¡Nos he imaginado haciendolo en cada rincón de esta casa, así como en este baño!

Tsuna se estremeció mirando todo, su cuerpo recordaba lo de esa mañana y se calentaba.

Miró a su hijo que mantenía la cabeza baja...- "Supongo que ya no..."- pensaba.

Tomó el rostro del moreno y lo hizo mirarle, le sonrió y juntó sus labios en un beso en el que metió su
traviesa lengua de buenas a primeras.

El moreno creyó estar soñando, pero ni que fuera tonto para no aprobechar. Abrazó al Castaño y lo pegó
más a él, correspondiendo el beso, sus lenguas se frotaban y enredaban, su saliva era probada y sus
respiraciones robadas a cada segundo.

Se besaban frenéticamente, no querían separarse. Kyoya sentó a su Oto-chan en sus piernas y comenzó a
estrujar su trasero, el Castaño gemía mucho en el beso y la saliva de ambos escurría de sus bocas. Se
separaron por falta de aire e inmediatamente el moreno volvió a atacar los pezones, esta vez Tsuna se
dejaba gemir sin medirse, encantando a su hijo.

-¡Ah! ¡Kyoya!... ¡Me gusta!... ¡Kyoya~!- gemía con placer.

-Tsunayoshi- susurró en el oído del Castaño mientras con cuidado metía un dedo en su entrada.

-¡Ah!- se tensó- Kyoya... Más, di más mi nombre- sonreía.

-Tsunayoshi- besaba y estimulaba el cuello.

Ambos se entregaron al placer, sus nombres eran dichos con mucho amor y cariño, y sus cuerpos hablaban
por sí solos.

-¡Ah!- Tsuna sintió el duro pene de su hijo entre sus gluteos- Kyoya es tan grande- se sonrojaba moviendo
sus caderas.

-Si sigues así no me podré controlar- lo regañaba metiendo el segundo dedo.

-Pero... Tambien quiero que te sientas bien.

-...- el moreno nunca, ni ahora se podía resistir a esos ojitos. Se separó de su Oto-chan y se sentó en el borde
de la bañera- Entónces hazme sentir bien- sonrió de lado y abrió las piernas, mostrando su gran erección.

Tsuna mordió su labio, era mucho más grande que en su imaginación. Lo tomó y comenzó a masturbarlo
mirando a los ojos a su hijo. Kyoya apretaba los puños y la mandibula con tal de no soltar ningún gemido.

-No te reprimas- ragañó ligeramente el Castaño- Quiero escucharte y ver tu rostro ahogado en placer, por
eso... No dejes de mirarme- se llevó el pene a la boca.

El moreno abrió los ojos sorprendido, su Oto-chan se estaba devorando su pene. Sentía como bajaba y
subía con su lengua, lo veía sacarlo de su boca y comenzar a lamerlo con devoción. Tsuna miraba a su hijo
mientras succionaba, sonreía satisfecho por la cara de asombro del menor.

Se separó.

-Ne, Kyoya- su voz era suave y sensual, se acercó y besó castamente los labios de su hijo- Si quieres puedes
acabar en mi boca- sonrió sugerente abrazando el cuello albino.

-...- Kyoya no lo pensó dos veces, tomó la cabeza de su Oto-chan y lo bajó hasta su erección. El Castaño
comprendió y volvió a engullir el falo, volviendo a succionar pero con más fuerza- Tsunayoshi... Bébetelo
todo- dijo extaciado, recivió un asentimiento.

Mientras el Castaño se divertía su hijo volvió a preparar la entrada de su Oto-chan. Esta vez metió 3
dedos con cuidado, quería prepararlo a conciencia, la lubricación importaba, como había aprendido en la
clase de salúd. Tsuna gimió en la felación pero siguió con su trabajo, sintiendo las ligeras embestidas que
los dedos de su hijo le daban.

Kyoya ya no podía más, su Oto-chan se lo hacía muy bien y se notaba lo ansioso que estaba. Lo tomó de
los cabellos acelerando el ritmo, el cual el Castaño seguía, y un rato despues liberó su semen dentro de la
boca de su "padre".

Tsuna se tragó todo, era espeso y delicioso. Cuando se separo vió lo flácido que había quedado y frunció el
seño, si quería que su hijo lo penetrara "eso" tenía que volver a crecer.

Con determinación lo volvió a tomar y estimular de todas formas, acariciandolo, lamiendolo, mordiendo,
succionando...

Al final no le tomó mucho volverlo a despertar, y esta vez más grande y duro.

-Estas listo- le sonrió a su extaciado hijo, este le devolvió las sonrisa.

Kyoya se metió al agua, acomodó a su Oto-chan de tal manera que apoyara sus manos donde se había
sentado antes y tuviera su lindo trasero levantado. Sonrió de lado, se levantó y acomodó su pene en la
entrada sonrosada, restregandolo un poco.

-Umm... Kyoya, no me hagas esperar- hizo un tierno puchero sonrojado.

El moreno no esperó más y se clavó dentro de su Oto-chan de una estocada, haciendo que a este se le
dilataran los ojos y diera un fuerte gemido de placer.

-Ah... Estas... muy estrecho- el ano del Castaño lo asfixiaba.

-Ah, es que... Han sido más de 16 años sin hacer el amor... Y como eres... muy grande pues...- movía las
caderas.

-Eres un pervertido- sonrió comenzando a moverse.

-¡Ah!... No... lo soy... Ah Kyoya... Más profundo- se movía más rápido.

-Y dices que no eres- dijo cumpliendo el deseo de su Oto-chan- Tsunayoshi, eres mío... Al fín te estoy
cogiendo- se movía más rápido con una sonrisa de satisfacción.

-¡Ah! ¡Increible! ¡Ahora... Estoy cogiendo con mi hijo!- disfrutaba la sensación- ¡Más! ¡Más!

En el baño los gemidos resonaban y rebotaban en las paredes.

Tsuna comenzó a tener Flash Back´s que le quitaban la sonrisa.

-"¡Felicidades, es un niño!"- la enfermera le entregó un pequeño bebé.

-"Hola mi pequeño, yo soy tu Oto-chan"- sonreía con todo su amor a su pequeño bebé de cabello y ojos
negros, piél blanca y seño fruncido.

-"Que lindo és"- se acercó la joven enfermera- "Seguro será un hombre apuesto- sonreía"

-"Si, ese será su nombre"- miró a su hijo que no dejaba de verlo- "¿Te gusta tu nombre Kyoya?"- lo alzó
poniendolo frente a su rostro, dandole la más dulce sonrisa.

Kyoya se puso un poco nervioso por esa sonrisa, así que solo asintió.

-"Te amo mi pequeño"

Lagrimas surcaron su rostro, los recuerdos junto a su bebé ahora tenían que quedar guardados bajo 7
llaves. Ahora ya no podía decirle bebé o Kyo-chan a su hijo, solo podía llamarlo Kyoya porque se había
convertido en su amante.

Kyoya ya casi llegaba, tomó el miembro de su Oto-chan comenzando a masturbarlo, escuchando los gritos
de placer que este daba. Tomó más firmemente sus caderas con su mano derecha y le dió con todas sus
fuerzas, llegando al punto más dulce y sensible del Castaño.

-¡¡¡Me vengooooo!!!- Tsuna terminó en un grito aún con sus lágrimas.

Y por supuesto que el moreno tambien, llenó por completo el interior de su Oto-chan que hasta varios hilos
de semen se escapaban y bajaban por sus piernas.

Kyoya tomó a su Tsunayoshi y lo sentó en sus piernas sin salir aún de él, lo abrazó mientras ambos
recuperaban sus respiraciones. Estaba feliz, al fín, finalmente se volvió uno con aquel que le dió la vida,
aquel que lo cuidó y amó como nadie en el mundo, aquel del que estaba seguro se había enamorado desde el
día de su nacimiento.

Miró al cansado Castaño entre sus brazos y notó las lagrimas, este sollozaba en silencio.

Lo entendía, ahora ya no había vuelta atrás, ya nunca podrían volver a ser "padre" e hijo y de alguna
manera eso le entristecía... Pero no se arrepentía, nunca lo haría. A partír de ahora cuidaría a su amado y
formarían una nueva familia.

-¿Te duele algo?

Tsuna no se movió- No... No te preocupes... Estoy bien- aún con lagrimas.

Se acurrucó en el pecho de su amado a llorar por última vez a su pequeño hijo, él tampoco se arrepentía,
pero sin duda extrañaría a su pequeño "bebé".

El moreno solo lo dejó desahogarse.
-----------------------------------------------------

8 Años después...

Un moreno se dirigía a su casa despues del trabajo, volvía ya entrada la noche porque era policía y se la
pasaba fuera resolviendo los casos de mayor importancia para la ciudad. Con 24 años ya era conocido
como el mejor policía de Namimori.

Llegó y entró sintiendo el calór de su hogar y las inconfundibles voces de sus más grandes amores.

-¡Papá, Papá!- un pequeño y lindo Doncel de 8 años llegó corriendo a saludar a su papá, el pequeño tenía el
cabello negro alborotado en puntas, piél blanca y ojos negros, más la sonrisa de su Oto-chan.

-Ya llegué Ren- acaricia la cabeza de su pequeño hijo- ¿Y tu Oto-chan?

-Oto-chan hace la cena, pero esta muy extraño- ladea adorablemente su cabeza.

-¿Como extraño?- caminando a la cocina algo preocupado por la afirmación de su hijo.

-Si, es extraño. Me dijo que estaba bien y que no le pasaba nada malo, pero lo noto diferente- siguiendo a su
Papá.

Llegaron hasta la cocina donde el más hermoso Doncel de largos cabellos castaños preparaba la cena con
una sonrisa resplandeciente.

Kyoya lo miraba atentamente, sin duda en estos 8 años se había puesto aún más hermoso que antes. En
todo ese tiempo su precioso esposo no salió, no le gustaba llamar la atención por lo que todas las compras
las realizaba por pedido al supermercado y no ponía un pié fuera de casa.

Tsuna sintió 2 miradas sobre si y se volteó encontrandose a su esposo e hijo, sonrió como siempre, con ese
brillo deslumbrante que te atraía sin poder resistirte. Pero el moreno mayor percivía algo más, el aura sobre
su esposo estaba algo diferente, y en su mirada había un brillo muy especial.

-¡Bienvenido Kyoya!- apagó el fuego, llendo a recivir a su esposo con un abrazo y un beso.

-Ya llegué Tsunayoshi- abrazó por la cintura a su Castaño- ¿Te sientes bien?- tocó su frente con la mano.

-Si, ¿Por qué no lo estaría?- ladeó la cabeza adorablemente con esa sonrisa.

Sonrió, su esposo e hijo eran idénticos.

-No, por nada- besó su frente- ¿Y que hay de cenar?- lo miró con ternura.

-Jeje~ El favorito de Ren- al moreno menor le brillaron los ojos.

-¡Viva, viva!- saltaba de alegria sin notar como sus padres se besaban con amor.

-Te amo Tsunayoshi, estos 8 años he sido muy feliz contigo y con Ren. Con nuestra familia- lo abraza
fuertemente.

-¡Itta!- se separan- Gomen, es que me apretabas muy fuerte- sobaba preocuado su vientre.

-¿Seguro que estas bien?- lo llevó a sentarse.

-Si- sonreía- Ren- llamó la atención del menor- La cena tarda un poco, ¿Por qué no vas a jugar a tu cuarto?

El menor asintió enérgicamente, saliendo a toda velocidad de la cocina.

-Si que tiene energías- sonrió viendo por donde se fue su hijo.

Se volteó a ver a su esposo, pero de pronto se vió atrapado en un beso lujurioso y cargado de deseo.

Estaba confundido, intentó pedir explicaciones pero solo logró darle paso a la lengua de su dulce y fogoso
esposo. Tsuna lo besaba con pasión, se sentía muy necesitado, parecía querer arrancarle la lengua a su
marido por como enredaba la suya con la otra. Kyoya solo lo siguió, intentando que se cansase y así pedir
explicaciones.

Cuando el aire faltó se separaron, Tsuna se empezó a desvestir ante la atónita mirada de su marido a quien
le preocupaba que su hijo los viera en esa situación.

-¡Tómame Kyoya, tómame ahora!- quiso quitar la camisa de su marido, pero este no se lo permitió.

-¿Qué es lo que pasa? Normalmente no eres quien comienza con el sexo- lo miró fijamente.

Los ojos de Tsuna se empezaron a aguar, mala señal pensó el moreno. Sabía que si su esposo lloraba no
pararía hasta cansarse.

Suspiró, lo mejor sería darle lo que quiere.

-No llores- pegó su frente con la del Castaño- De hecho tengo unas ganas incontrolables de hacerte el amor
- los ojos de su esposo brillaron esperanzados- Solo quiero que me digas que te pasa, normalmente no
estas así de sensible.

El Castaño lo miró, quizá sería buena idéa decirle. Despues de todo le había dicho que tenía ganas de
hacerselo y nunca se retractaba.

-Te lo diré- su marido sonrió de lado- Pero... ¡Despues quiero que me hagas el amor inmediatamente arriba
de la mesa!- señaló la mesa del comedor.

Kyoya se descolocó por unos instantes, pero solo asintió.

-¿Qué hacemos con Ren? ¿Y si baja?- preguntó acariciando los suaves cabellos largos de su esposo.

-No lo hará- seguro- Le dejé el video juego que tanto quería, bocadillos de te verde, su película preferida y su
jugo de fresa favorito. No creo que siquiera baje a cenar.

Al moreno le escurrió una gotita.

-Bueno ya. Dime, ¿Qué es lo que te sucede?

Tsuna lo miró profundamente y sonrió con lagrimas.

-Estoy embarazado- el moreno se sorprendió- Kyoya, vamos a ser padres de nuevo- se acarició su vientre.

Kyoya miró el vientre de su esposo y lo acarició, se puso muy feliz, y entendió por qué se separó de esa
manera del fuerte abrazo que le había dado.

-¿De cuanto estas?- lo miró sonriente.

-Creo que de un mes- se veía algo impaciente- Kyoya, cumple tu promesa- señala la mesa- ¡Hazme el amor
ahora mismo!- lo miró serio.

El moreno solo sonrió de lado, si recordaba bien las hormonas que había tenido en el embarazo de Ren
siempre le exigían más y más acción en la cama y otras partes del lugar. Si ahora las tenía solo debía de
disfrutarlas.

-De acuerdo- lo cargó como princesa, colocandolo con suavidad sobre la mesa- Pero antes dime algo,
¿Como le vamos a poner?- se subió sobre su esposo.

-Izumi- de inmediato- Con cualquier género le queda bien, si es varón, niña o Doncel ese nombre le sentaría
bien.

-No lo pensaste demaciado- le escurrió una gota- Pero igual suena bien.

-Kyoya- lo llamó con voz de ultratumba, al moreno le pasó un escalofrío- Si no me haces ver el mundo al
revés enseguida lo vas a lamentar- lo mira a los ojos.

Sabía que o mentía, sus ojos se lo decían.

En seguida se lanzó a besarle sus labios, Tsuna prácticamente arrancó la camisa del moreno, estaba
desesperado. Kyoya le quitó los pantalones a su esposo, dejandolo en boxer y comenzando a besar su
cuello. Luego se quitó el resto de su ropa quedando en condiciones iguales y comenzó a frotar la intimidad
de su hermoso esposo.

-¡Ah! Kyoya~- el Castaño se retorcía de placer.

-Tan lindo- sonrio de lado bajando los boxers del más bajito.

Tsuna se enderezó un poco quitandole al moreno su boxer, se miraron cómplices y actuaron.

Se acomodaron a lo largo de la mesa, en pose de 69, y comenzaron a complacerse. Se devoraban entre ellos,
los gemidos quedaban silenciados por la intimidad del otro y no dudaban en acariciarse todo lo que
pudieran.

Tsuna estrujó sin pudor alguno las nalgas de su marido, este sonrió de lado aumentando la velocidad de la
succión y acariciando las piernas finas que tanto le gustaban.

El Castaño se estremeció tanto que inevitablemente se vino, el moreno se bebió todo sin problemas, así que
dió unas estocadas más en la boca de su esposo para finalmente acabar vaciando su semen.

Tsuna bebió todo muy a gusto.

Se separaron algo jadeantes, Kyoya se acomodó quedando frente a su Castaño quién le sonreía, comenzó a
bajar dando tiernos besos, pasando por el pecho, el estómago y el vientre. Tsuna suspiraba con algo de
desesperación.

-Kyoya, por favor... No me tortures más- ponía ojitos tristes- Hazmelo por favor- suplicaba.

-Si sigues así no me podré controlar- intentaba no sucumbir a su deseo animal- Tengo que prepararte.

-¡No!- casi gritó llamando la atención del moreno- No lo soporto más, estoy muy caliente... ¡Te necesito
dentro ya!- se abrió de piernas.

-...- el moreno suspiró, si su esposo lo quería así tenía que darselo. Solo esperaba hacerlo sin tanto dolor.

Se acomodó entre las piernas de su Castaño, colocó si pene que afortunadamente aún estaba lubricado por
la saliba de su esposo y fue introduciendolo lentamente.

Tsuna se tensaba un poco, sin prepararlo era más dificil, pero ya no podía soportarlo, quería sentir a su
marido dentro. Kyoya gruñía un poco, ya llevaba la mitad y seguía entrando lento, no quería dañar a su
dulce Tsunayoshi y causarle algún problema a su hijo que apenas se estaba formando.

Finalmente entró todo, ambos suspiraron tranquilos. Kyoya comenzó a besar a su lindo esposo y este le
correspondía, se besaban con amor y deseo, enredaban sus lenguas y se abrazaban de donde pudieran. El
moreno atacó con suavidad los pezones de su Castaño, los lamía con devoción haciendo gemir a este, en su
estado eso lo volvía loco. Y estaba orgulloso de eso.

-¡Ah, Kyoya! ¡Te amo!... ¡Ah! ¡Diós, te amo tanto!- enredaba sus piernas en las caderas ajenas.

-Y yo a ti, te amo demaciado Tsunayoshi- sentía como su esposo movía lentamente las caderas- Me
moveré- avisó, reciviendo un asentimiento.

Comenzó con movimientos suaves, lentos, el interior de su Castaño lo asfixiaba aún más que de costumbre
y le daba un placer doloroso al moverse. Tsuna se sentía en el cielo, su marido lo trataba con tanto amor y
cariño que sentía que rompería en llanto en cualquier momento.

Kyoya se enderezó llevando a Tsuna, quedando sentados sin dejar de moverse. El moreno aúmentó un poco
la velocidad, se sentía bien pero si seguía así enloquecería, así que fue más rápido. Tsuna disfrutaba los
movimientos, pero en eso miró las escaleras encontrando a su pequeño hijo con cara de asombro y tristeza.

Solo sonrió con superioridad sin que el pequeño lo notara.

-Kyoya, ¿Me amas?- le preguntó a su esposo sin mirar al pequeño Doncel que esperaba atento la respuesta.

-Te amo, me vuelves loco- aumentó la velocidad frenéticamente- Solo contigo me vuelvo loco, solo te deseo
a tí.

Se besaron, Tsuna procuraba que su hijo viera todo desde el mejor ángulo posible. El pequeño solo bajó la
cabeza apretando los puños, a lo que Tsuna sonrió internamente para dar el toque final.

Empujó a su moreno con suavidad, acostandolo en la mesa, y comenzó a auto-penetrarse con rapidés.

-Tsunayoshi, que estrecho estas- Ren se cubría los oídos- Eres tan sexy, no hay nadie como tu- tomaba las
caderas y hacía las penetraciones más profundas.

-¡Ya no puedo más!... ¡Ah! ¡Me vengo! ¡Me vengo~!- se movía aún más rápido, la mesa se movía al compas
de sus cuerpos, gracias a diós era muy resistente.

Kyoya se enderezó para abrazar a su esposo y este igual, así que unas estocadas más y se vinieron.

-¡¡¡Me vengoooo~!!!- gritó el Castaño manchando ambos vientres.

-¡Tsunayoshi!- Kyoya se vino inundando por completo el interior de su Castaño, lo hizo como tantas otras
veces en los últimos años.

Respiraban jadeantes aún sentados, no se separaban ni un milímetro pero lo hicieron y se regalaron un
sonrisa llena de amor y felicidad.

-Te amo Tsunayoshi.

-Y yo a ti Kyoya.

Se dieron un beso dulce y se recostron en la mesa, Tsuna quedó sobre su marido quién respiraba su aroma.
Levantó la miraba buscando a su hijo pero no lo encontró.

-¿Qué sucede Tsunayoshi? ¿Te duele algo?- le preguntó preocupado el moreno, acariciando su espalda con
cariño.

-No, no es nada- volvió a recostarse siendo envuelto en un abrazo suave.

Realmente lo lamentaba por su pequeño Ren, desde un principio había notado las mirabas que le daba a su
Kyoya, esas miradas que no mostraban ser de cariño, sinó de amor. Amor como el que se tenían ellos dos.

Quería mucho a Ren, pero de ninguna manera iba a permitir que le quitara a SU Kyoya.

Sonará infantil pero no quería perder en contra de su hijo, no después de haber aceptado sus sentimientos y
guardado dentro de su alma todo lo relacionado con su "bebé". Y menos ahora que su "segundo" hijo
aguardaba en su interior.

Esperaba que su pequeño morenito se enamorara de otra persona, y si no lo hacía rogaba para que su
segundo hijo fuera como su padre, solo así podría haber una oportunidad de que mantuviera a raya a su
Ren.

Todavía recordaba cuando se había dado cuenta de su primer embarazo.

Flash Back

Cinco meses habían pasado desde que él y Kyoya se habían convertido en amantes, y no había ni un solo
día en el que no hicieran el amor.

Estaba en casa limpiando y lavando la ropa, pronto sería hora de hacer el almuerzo por lo que intentaba
darse prisa.

Con todo listo fue directo a la cocina a preparar el almuerzo, tenía pensado hacer un estofado de mariscos
y tenía todo lo que necesitaba.

Cuando limpiaba los camarones le entraron unas fuertes nauseas y salió corriendo al baño, ahí vomitó
todo lo que pudo hasta que se le pasó el malestar. Se levantó con cuidado, respirando despacio, y fue a
lavarse la boca.

Miró su reflejo, se veía muy pálido.

Algo así ya le había pasado y aseguraba que lo mismo tenía ahora, despues de todo no acostumbraban
usar condón cuando hacian el amor.

Tomó llaves, dinero y salió a la farmacia más cercana, necesitaba una prueba casera de embarazo para
Donceles.

Minutos despues regresó con dicha prueba, había sido vergonzoso comprarla pero eso no importaba ahora.
Se encerró en el baño siguiendo las indicaciones, paso a paso, luego salió de ahí, regresaría media hora más
tarde para saber el resultado.

30 Minutos después...

Entró al baño encontrando la prueba en su lugar, con cuidado la revisó encontrandose con el resultado:

O

El circulo (O) es positivo, la equis (X) es negativo.

Esperaba un bebé, embarazado. A sus 31 años volvía a crecer una vida dentro de él, y para sumarle era de
su hijo.

Ahora no solo sería Oto-chan, sería abuelo al miso tiempo, y Kyoya sería padre y hermano al mismo
tiempo tambien. Esto es perfecto, muy perfecto.

Solo pudo llorar, no le importaba nada, ni la comida, ni la ropa, ni encargarse de la casa. Solo quería ir a su
cuarto y encerrarse a llorar. Lo cuál hizo.

------------------------------------------

Cuando Kyoya regresó a casa todo estaba oscuro, no se escuchaba nada, cosa que lo preocupó.

Con sigilo fue prendiendo las luces y revisando la casa, debía asegurarse de que ningún intruso se había
metido. En tal caso esperaba que Tsunayoshi estuviera bien, era lo único que pensaba.

Subió las escaleras hasta la habitación principal, la de su Castaño, pero que por razones obvias comparten.
Llamó a la puerta pero nadie contestó, intentó abrirla pero estaba cerrada, eso le extrañó. Pegó el oído lo
más que pudo hasta que alcanzó a escuchar unos débiles sollozos.

-Tsunayoshi abre- ordenó, pero no hubo respuesta- Tsunayoshi ¿Estas bien?, ¿Que es lo que tienes?...
Abreme por favor- del otro lado todo se silenció.

Se comenzaba a exasperar, estaba preocupado y hasta no ver a su pareja bien no se calmaría.

-Si estas cerca de la puerta mejor muevete, no quiero que te lastimes con el golpe- dijo.

Se puso en posición de pelea y de un momento a otro derribó la puerta de una patada.

Kyoya entró y por la luz que entraba del pasillo pudo ver a su amor escondido bajo las sábanas,
temblando hecho bolita y sollozando más fuerte.

Sin dudarlo fue hasta él, se sentó en la cama y lo acarició, sintiendo como se tensaba y paraba de sollozar.

-¿Qué es lo que te sucede? ¿Estas bien?- preguntó sereno, pero con clara preocupación en su voz.

-... P... Per... dón- con voz rasposa y cansada trataba de responder.

-¿Por qué te disculpas?

-Es mi culpa, yo debía pensar en las consecuencias...- temblaba- No debí aceptar esta relación- dijo en un
hilo de voz.

Al moreno se le encogió el corazón por tan dolida voz, pero tambien se sorprendió. ¿Que no debió aceptar
esta relación? ¿Se refiere a ellos dos?

Estaba alterado y muy preocupado por dentro, pero se contuvo y comenzó a quitar la sábana que cubría la
belleza de su amor. Casi suelta un gemido de dolor al ver a su amado completamente demacrado, sus ojos
húmedos, rojos e hinchados de tanto llorar, sus labios que se fruncían en un intento de calmarse, el temblor
de su cuerpo.

Solo respiró hondo, tranquilizándose.

Le sonrió con amor a su Castaño, acarició con mucha ternura su mejilla y borró las lagrimas que
profanaban su hermoso rostro. Se recostó a su lado y lo atrajo a un abrazo tierno, el Castaño no lo
correspondió de inmediato, estaba asustado, preocupado, pero su Kyoya le acariciaba la espalda y el
cabello, y le daba tiernos besos en la frente, por lo cual poco a poco se fue calmando.

Kyoya lo miró y buscó sus labios, los cuales desearon juntarse con los albinos. Se besaban con pasión, con
necesidad, Tsuna necesitaba sentirse a salvo y querido aunque sea solo por ese momento.

Se separan.

-Ahora dime, ¿Qué te sucede?- acarició el bello rostro frente a él, le hablaba con calma.

-... Si... Si te lo digo... Te enojarás- volvió el temblor.

-¿Como sabes que me enojaré? Tsunayoshi estoy preocupado por tí, quiero saber si algo te duele o te pone
triste. Quiero ayudarte, me mata verte así- le miró afligido.

Tsuna tambien lo miró, aún temblando abrió la boca para responder.

-En el baño, sobre el lababo... Ahí esta la respuesta- evitaba la mirada del moreno.

Kyoya lo miró con fijeza, suspiró. Se levantó y le besó la sién, solo para salir y desaparecer por el pasillo.

Tsuna aprovechó la oportunidad y se bajó de la cama, se escondió debajo de ella sin dejar indicios de que
estaba allí. Tenía miedo, pánico, no sabía que haría... Estaba tan confundido y asustado, no sabía que es lo
que sucedería de ahora en adelante, no sabía que pasaría en unos segundos. Solo abrazaba con cuidado su
vientre en busca de tranquilidad.

Escuchó pasos apresurados y se tensó, el miedo y la inseguridad lo invadieron haciendo que las lagrimas
salieran sin control y tratara de acallar los sollozos para no ser descubierto.

-¡Tsunayoshi!- escuchó la voz de Kyoya entrando a la habitación- ¿Tsunayoshi? ¿Donde estas?

Escuchó como los pasos de Kyoya se alejaban y bajaban al segundo piso, respiró algo más tranquilo.

Solo cerró los ojos, solo quería dormir, quería que al despertar todo hubiera sido un sueño y no sentir el
miedo al rechazo que sentía ahora.

-----------------------------------------------------------

Despertó algo adolorido por la posición, notó como todo estaba oscuro y se preguntó si aún no amanecía.

En eso su mente hizo "click", todo recordó, incluso su miedo al rechazo por el hijo que llevaba en su vientre.

Entendió que ahora mismo yacía bajo la cama, escondido, tratando de evitar el rostro lleno de asco y
arrepentimiento de su hijo.

No escuchaba nada, no sabía donde estaba su hijo.

Se asomó con cuidado y al no ver u oír nada salió con cuidado de debajo de la cama, intentando ser
sigiloso. Salió de la habitación notando que todo estaba oscuro, caminó lento por los pasillos, intentando
pasar desapercibido.

Bajó las escaleras y notó que abajo había luz, debía estar alerta. Se asomó por la cocina y comedor
buscando a su hijo, pero no lo vió. Miró el relój de la pared y supo que eran las 3:30 de la madrugada,
suspiró, se adentró con cuidado, revisando que no haya nadie.

-¿Donde estabas?- se quedó helado y las lagrimas se acumularon en sus ojos al escuchar la voz molesta
detrás de él.

No podía hablar, no se podía mover. Se quedó ahí abrazando su vientre mientras las lagrimas surcaban sus
mejillas libremente.

-Te pregunté donde estabas- los pasos se fueron acercando a donde él estaba.

Tsuna sintió la presencia de su hijo y su aliento justo de trás de él, tenía miedo, mucho miedo al rechazo, no
quería verlo en su rostro, o en sus ojos.

-Tsunayoshi... Date la vuelta y mirame a los ojos- fue una orden, pero su voz ya no sonaba tan molesta.

Aún así Tsuna no se volteó, no quería verlo.

Kyoya se cansó y lo rodeó, pero al instante Tsuna bajó la cabeza.

-Mirame por favor- escuchó la suplica.

Tsuna negó.

-¿Por qué?

-... N... No...- intentaba hablar, su voz no salía- Me... o... dies.

-No te odio, ¿Por qué crées que lo haría?

El Castaño solo temblaba, con la mirada baja.

-... Si no quieres mirarme no lo hagas, solo escucha- dictaminó.

-...

-Te amo, te amo como nunca pensé amar a alguien. Esto- le enseñó la prueba de embarazo- No me molesta,
es más, estoy encantado- sonreía feliz.

-...

-Desde que acepté estar enamorado de ti formar una familia contigo era un pensamiento común en mi
mente, lo que tienes en tu vientre es lo que he estado esperando desde hace mucho, es el fruto de nuestro
amor- se acerca al Castaño- Te daba miedo que te rechazara ¿Verdad?

Tsuna asintió.

-Se lo que todo esto conlleva, se que no es bien visto por la sociedad. Pero no me importa, me convertiré en
alguien a quien no puedan contradecir, alguien con quien no se puedan meter, ni con su familia- besó la
cabeza de Tsuna- Tsunayoshi, ¿Me amas?- preguntó suave.

Asintió.

-Entónces mírame, no te voy a poner un dedo encima, no voy a golpearte o insultarte o gritarte... Te quiero
cuidar mi amor.

Con cuidado levantaba la mirada, poco a poco, sus mieles se encontraron con los oscuros de su Kyoya, y
se sorprendieron de que las segundas no mostraran asco o enojo o desprecio, sino todo lo contrario,
mostraban amor y dulzura, felicidad. Comenzó a llorar de nuevo, siendo estrechado entre los brazos
protectores de su más grande amor.

Los meses comenzaron a pasar.

1er Mes:

Tsuna sufría de cansancio y muchas nauseas, tenía antojos de cosas dulces y hervales. Su vientre seguía
igual y para recuperar energías dormía después del desayuno, el almuerzo, la merienda e inmediatamente
después de la cena.

2do Mes:

Seguía cansado, tenía muchos antojos con el Té verde y las fresas. Su vientre se veía levemente hinchado
por lo que pasaba desapercivido, seguía tomando siestas pero solo luego del almuerzo y cuando se
acostaban a dormir en la noche.

3er Mes:

Su vientre estaba el doble de hinchado, varias veces despertaba a Kyoya de madrugada por un postre o
algo para beber. El cansancio ya no era tanto, tenía que limpiar la casa y dejar las cosas hechas para no
tener que lidiar con todo luego de sus siestas. Empezaba a usar ropas levemente holgadas, pero cuando
estaba Kyoya no usaba nada, lo que resultaba en varias sesiones de sexo salvaje.

4to Mes:

Su vientre estaba bastante hinchado, la ropa holgada no le servía de mucho. Estaba más cansado y comía
mucho, antojos y comida normal. Kyoya estaba encantado, no solo porque estaba cada vez más hermoso,
sinó porque sus hormonas lo convertían en un León hambriento se sexo, y por eso su vida sexual era
maravillosa. En este mes supieron que esperaban a un pequeño Doncelito.

5to Mes:

Kyoya admiraba a su precioso novio brillar, cada capricho, antojo o deseo se lo cumplía, había descubierto
que le encantaba consertir mucho a su hermoso novio. Tsuna tenía un gran vientre el cual acariciaba con
mucho amor, él y Kyoya siempre le hablaban. El Castaño no salía de la casa, por orden del Azabache, no
quería que les pasara nada y en la calle nunca se sabe, por eso él hacía las compras al salir de la escuela.

6to Mes:

Tsuna siempre estaba al acecho, no dejaba a Kyoya ni a sol ni a sombra, lo seguía a todas partes cuando
tenía ganas de sexo, y nunca fallaba en tentar a su futuro esposo. Si, Kyoya le había propuesto
matrimonio. Cuando se metía en la ducha él lo hacía, cuando acababan de comer se sentaba en sus piernas,
cuando llegaba cansado de la escuela le daba masajes inocentes hasta que se tornaban eróticos y
terminaban teniendo relaciones en el sofá.

7mo Mes:

Kyoya le compró varios conjuntos holgados para Donceles embarazados, algunos muy sexys tambien.
Tsuna los usaba todos, ya no estaba tan cansado, tenía de vez en cuando algún antojo pero comía platillos
normales, aunque seguía teniendo sensible el olfato y cambios de humor. Tambien comenzaron con el
cuarto del bebé, estaría frente al suyo para mayor comodidad.

8vo Mes:

Ambos padres estaban muy ansiosos, tan solo 1 mes más y tendrían a su pequeño retoño en sus brazos.
Admiraban el cuarto del bebé, paredes de tono celeste pastel, muebles blancos, muchos cojines, juguetes y
pequeñas luces para que su niño se entretuviera y no tuviera miedo por las noches. Tsuna no podía estar
mucho de pié ya que se cansaba rápido, pronto empezarían las vacaciones así que Kyoya decidió trabajar
en cuanto se graduara.

9no Mes:

El tan ansiado mes llegó, los primeros días Tsuna se sentía bien pero luego su presión comenzó a bajar y
tuvieron que llevarlo al hospital. Kyoya estuvo presente en el parto, fue una cesaria, pudo sostener a su
pequeño llorón en cuanto lo limpiaron y con satisfacción vió sus lindos ojitos negros.

Tsuna terminó muy cansado obviamente, se veía pálido, pero eso no opacaba en nada su sonrisa.

Por fín eran padres, padres de un pequeño Doncel muy lindo y tierno.

El tiempo volvió a pasar rápidamente, a su hijo le pusieron Ren y lo criaban lo mejor que podían. Era
idéntico a su Oto-chan, salvo por la piél, ojos y cabello, eso lo sacó de su padre. Kyoya se volvió policía,
muchas veces llegaba cansado y Tsuna lo reconfortaba, un beso, una buena cena, un baño caliente, un
masaje, sumado a las sonrisas de sus amores era lo que necesitaba para vivir.

Las fiestas, los festivales, los cumpleaños, toda festividad la celebraban en familia, solo en familia... Claro
que cuando Ren se dormía Tsuna y Kyoya se tomaban un tiempo a solas, esos momentos de parejas que
amaban tanto y seguían teniendo a pesar de los años.

Fin Flash Back

Tiempo actual, ocho años después volvía a embarazarse, su marido y él no podían estar más felices de la
familia que habían creado.

Tsuna se hallaba en brazos de su marido, en la cama. Después de esa maravillosa sesión en la cocina se
vistieron y cenaron, tomaron un baño y se fueron a acostar. Tsuna descanzaba en el pecho de su marido,
aún pensaba en Ren, no sabía que pasaría de ahora en adelante pero de lo que si estaba seguro era que
haría lo necesario para que los sentimientos de su hijo desapararecieran... O al menos quedaran enterrados
y olvidados con el paso del tiempo.

-¿En qué tanto piensas?- escuchó a su esposo hablar.

Solo sonrió tranquilamente.

-En Izumi- levantó la mirada- ¿Qué crees que sea?

-No lo sé, eso el tiempo lo dirá- acariciaba la espalda de su esposo.

-¿Qué te gustaría que sea entónces?

-Mm~... Una niña.

-¿Por qué?

El Azabache sonrió, amaba la expresión inocente de su hermoso esposo.

-Porque sí- lo abrazó más, envolviendolo completamente.

-Pues yo quiero un niño. Sería lindo ver un pequeño tú con cabello Castaño- sonreía.

Kyoya solo se le quedó mirando.

-¿Solo es eso?- Tsuna lo miró confundido- ¿No es por otra cosa que quieres ver un pequeño yo?

El Castaño sonrió comprensivo, subió un poco más y besó a su marido con mucho amor. Siendo un
contacto tierno y delicioso.

-No te preocupes... No me arrepiento de nada, solo es un pequeño capricho. Si resulta ser una pequeña u
otro Doncelito lo amaré igual que a Ren- se deja abrazar de nuevo por su Azabache- Soy muy feliz, jamás
me arrepentiré de nada.

Kyoya solo sonríe satisfecho, temía que su esposo se lamentara de su relación y extrañara demaciado a su
"Kyo-chan". Por suerte no es así, y ahora solo debe concentrarse en cuidar a su familia y su próximo bebé.
Claro que disfrutará de mucho sexo y la bella imágen de su esposo embarazado, valdrá mucho la pena.

Pero eso son solo beneficios aparte.

FIN.
Notas finales:

Un review por favor, no les voy a andar mendigando (¬¬) Así que escriban lo que sea, pero algo.

Nos vemos.

CIAO CIAO~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).