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D de Dientes. por Ecto

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Notas del fanfic:

Serie de Drabbles y One-shots ShinKaza que tienen como tema principal una palabra que empiece por la letra del abecedario que toque.

D de Dientes.

Kazama tenía siete años cuando se le cayó su primer diente de leche.
Nene solía burlarse, diciendo que a ella ya se le habían caído muchos, y los demás le animaban contandole que ya llegaría el momento, y que no había que forzar nada.
Pero aun así...
Fue con su madre a uno de los mejores dentistas de la ciudad, y el hombre le dejó claro que si no se le caían pronto iba a tener que arrancarselos él. Y las consecuencias podían ser usar aparatos dentales en un futuro.
Cuando a Nene se le caía otro, el chico se escudaba en que al menos él se veía guapo con todas sus perlas blancas. Y era cierto. El hecho de tener un agujero dentro de su boca no le parecía nada agradable ni estéticamente, ni en temas de comodidad. Aunque Shin-Chan solía comentar que era de lo más divertido pasar la lengua por donde antes estaba su diente de leche.
Y luego estaba eso del hada de los dientes.
La verdad, le daba mucha envidia.

Era una tarde de verano, en la que había quedado con Shinnosuke para jugar al fútbol en el parque. Los demás estaban ocupados, y castigados en el caso de Masao por algo relacionado jarrón roto.
Así que sólo eran ellos dos.
- Eh, Kazama. ¿Qué tal? -Saludó el moreno, sonriendo con la boca repleta de agujeros. El chico apartó la mirada, con algo de rabia.
- Hola. -Respondió secamente, aferrandose a su balón.
- Bueno. ¿Jugamos o qué?
- Claro...
Corrieron al campo del parque, y empezaron a jugar un pequeño partido. Pero no era fácil con Shinnosuke todo el rato haciendo tonterías, y sacando el culo. Lo único que conseguía era hacerle gritar, rabiar y cansarse antes.

Después de unos treinta minutos, Kazama se sentó en el suelo suspirando. Shinnosuke se le acercó sonriendo, y le entregó la pelota sentándose a su lado.
- De verdad... -Empezó el chico intentando retomar el aire. -¿Por qué no puedes ser normal...?
El moreno abrió la boca, divertido, para responderle pero antes de hacerlo dos chicos los levantaron por el cuello de la camisa. Parecían tener unos diez u once años, y eran muchísimo más grandes que ellos.
- Eh criajos. Este es nuestro campo. Andando. -Soltó uno de ellos, mientras los dejaban en pie.
- Pero nosotros llegamos primero. -Se quejó Kazama, mirando a Shinnosuke en busca de apoyo. Pero el moreno miraba hacia el suelo.
- ¿Y ese que hace?
- Iiih. Pues busco vuestro nombre. Pero no lo encuentro eh. -Respondió, posando las manos en la nuca. Los niños apretaron los dientes, mientras Kazama soltaba una pequeña risita cubriendose la boca lo cual los enfado más todavía.
- ¡Oye! ¡Mi pelota! -Gritó el más bajito cuando uno de los matones se la pasó al otro. -Devolvedmela.
- Jajaja. ¿Y qué nos das a cambio?
- No tengo que daros nada es MI pelota. -Empezó a perseguir a los dos idiotas que se burlaban de él, tirando el balón por encima de sus cabezas.
- Eh, vosotros. Devolvedle la pelota a Kazama. -Frunció el ceño Shinnosuke, intentando cogerlo también.
- Shinnosuke... -Susurró el más bajito. Tras intercambiar miradas con su mejor amigo se pusieron de acuerdo para intentar atrapar el balón.

Cuando los chicos mayores se cansaron, se miraron al uno al otro con una sonrisa.
- Eh, niño. ¿La quieres?
Kazama frunció el ceño, pero asintió lentamente. Por desgracia, no les dio tiempo a reaccionar ni a él ni a Shinnosuke cuando el matón soltó el balón, y chutó directamente a su boca.
El chico cayó de espaldas, con un alarido de dolor y el sabor de sangre en los labios.
- ¡EH, TÚ! ¿A QUÉ VIENE ESO? -Shin-Chan enfadado, antes que ir a ver a su amigo, se lanzó contra el chico que había pateado la pelota. Pero en cuestión de segundos lo lanzaron al suelo de una patada.
- Venga vámonos antes de que llamen a sus padres.

Los dos mayores desaparecieron con la pelota de Kazama, mientras Shinnosuke se levantó del suelo dolorido, intentando quitarse las manchas de hierba del rostro.
Se acercó lentamente hasta donde estaba su amigo, aun en el suelo cubriendose la cara, y se arrodilló a su altura.
- ¿Estás bien?
La única respuesta que obtuvo fue un suave sollozo ahogado. Posó la vista en la hierba que estaba manchada de sangre, por lo que supuso que la cara de Toru debía ser un desastre.
Sacó del bolsillo un pañuelo de tela que Misae le había comprado, y se acercó al más bajito un poco más.
- A ver, Kazama. Destapate la cara.
- No quiero. -Su voz sonaba como si le hubieran metido una fregona en la boca. -Tengo sangre.
- Pero yo tengo un pañuelo y puedo limpiarte.
Tras un breve silencio, poco a poco se fue retirando las manos de la cara, para desvelar un par de rojizos ojos llorosos, una cara amoratonada, y una boca llena de la dichosa sangre.
Pasó con cuidado el pañuelo por sus labios pero extrañamente no había ninguna herida ahí.
- ¿Eh...? Que raro...
- ¿Q-Qué pasa? -Preguntó Kazama un poco asustado.
- Wooo, woooo...
- ¿Qué pasa, Shinnosuke?
- A ver, abre la boca. -El chico le dedicó una mirada sospechosa pero le hizo caso.
- Aaaaaahhhh... Los ojos color miel de Shin-Chan se iluminaron, mientras una gran sonrisa surcaba su rostro.
- ¡Ahí va, Kazama! ¡Se te ha caído el diente!
- ¿El diente...?
Era cierto. Su paleta derecha había desaparecido, y en su lugar quedaba un agujero en la encia que en esos momentos estaba sangrando.
- ¡Vamos a buscarlo!
- ¡Ah! Vale.

Por fin, después de quince minutos rebuscando en la hierba encontraron el diente blanco como una perla.
Mientras caminaban a casa de Toru, ambos miraban la paleta como si fuese un tesoro.
- Por fin se te ha caído el diente. ¿No estás contento? -Preguntó Shinnosuke.
- Si... Si que estoy contento...
- ¿Entonces?
- Es que... Puede que sin el diente a los demás les parezca feo. A lo mejor incluso mi madre me ve horrible. -Confesó, mirando hacía el suelo. Pero Shin-Chan lo agarró por la barbilla, y río un poco obligando a mirarlo.
- Pero da igual si tienes dientes o no, Kazama. Tu sonrisa es bonita siempre. Ejeeee.
El chico se sonrojo levemente. Pero el moreno tenía razón... A él le faltaban algunos dientes y aun así le seguía pareciendo que tenía una de las sonrisas más bonitas que había visto nunca.
- Gracias, Shinnosuke. -Respondió, con una amplía sonrisa. Y con un diente de menos.


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