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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Lo siento.

Me he demorado no por negligencia, sino porque he pasado por ucho este tiempo, pase la vacaciones en mi pueblo natal y hace tres dias me he mudado a otra ciudad donde cursare la universidad.

e ha tcado escribir en la tablet, editar y publicar. Lo cual ha sido meramente dificil ya que mis manos son pequeñas y obvio en tablet toma mucho más tiempo.

Había escrito más, pero se ,e recargó la pagina y no recuerdo.

Gracias por todos sus lindo revs. hubo uno no tan lindo pero me hizo ser consiente de mis fallas y esforzare m+as en escribir en tan precarias condicciones.

Por ultimo le dedicó el cap a Okajara Chan mie scritora de NaruSasu preferidad.

Capitulo dos.


Castillo de naipes.


 


Cuando por fin el auto de Minato se detuvo frente a su casa, Sasuke sintió el embriagante desconsuelo descarrilarse dentro de su cuerpo, dejando consigo un amargo desazón. Bajó del auto casi a trompicones y corrió hacía su padre tal como lo hacía cuando no era más que un pequeñuelo. Y es que la imagen de su padre sentado en las escaleras del porche manteniendo una agitada conversación telefónica removió algo en el lugar más recóndito y últimamente olvidado de su ser, aquella zona en el que se mantenía empolvada y maltrecha la consideración hacia su padre.


Era joven, había muchas cosas que no entendía, pero no se necesita la razón cuando te dejas llevar por tus sentimientos. En ese momento, después de una silenciosa guerra de casi dos años, Uchiha Sasuke se dio el lujo de aferrarse fuertemente al cuerpo de su padre en lo que comúnmente se consideraría un abrazo.


—Dije que iba a salir. —Ahogó contra el imponente pecho de su padre en un vano intento de esclarecer todo y quitarse el remordimiento y el rechazó que venía sintiendo.


 


 


***


 


Sasuke movió suavemente sus piernas para que el columpio siguiera con su ligero vaivén. La fresca brisa veraniega revoloteaba sus cabellos, mientras que el fiero sol impactaba  insólenme sobre su previamente protegida piel desnuda. Estaba bastante ligero de ropa, algo que evidentemente molestaba a su padre pero que a la final terminaba dando igual. No es que fuera falto de pudor o que no sintiera modestia por su cuerpo, simplemente no iba a salir de su casa ni recibiría visitas.


Estaba castigado.


No importó cuanto dijera, su padre era inflexible.


Sus pies tocaron el suelo y por un segundo las perennes ganas de caminar descalzo fuera de casa le asaltaron. Se reprimió, era domingo, el día libre de su padre y podía sentir su penetrante  mirada sobre su cuerpo, y, realmente no tenía ánimos de discutir en aquel instante. Porque justo en ese momento, mientras Uchiha Sasuke se columpiaba apacible en el jardín trasero de su casa, todos los estudiantes de Japón empezaban las anheladas vacaciones de verano.


Sasuke se puso de pie sobre el viejo trozo de madera, comenzó a balancearse con más ímpetu y sonrió, Itachi se acercaba a él con andar galante. Había extrañado mucho a su hermano en esos seis largos meses, pues aquella fue la primera de las muchas veces que Sasuke e Itachi se habían separado.


Una vez frente a su pequeño hermano, Itachi separó las piernas de Sasuke con sus costados y se sentó en el columpio manteniendo su espalda en una posición incómoda, realmente la idea de tener su cabeza apoyada en los genitales de su hermano no le parecía atrayente.


—Empújame. —Dijo él al fin.


Sasuke frunció los labios mientras bajaba sus pies descalzos al fresco pasto y con sus delgados brazos presionaba la espalda de Itachi para balancearlo.


—Tienes que flexionar y extender las rodillas, Itachi. —Dijo Sasuke luego de unos minutos.


Itachi giró su rostro por encima de su hombro para ver a Sasuke y con una sonrisa autosuficiente le dijo:


—Así no tiene chiste, sería lo mismo que hacerlo yo solo.


Sasuke bufó y siguió empujándolo un par de veces más. Sentía los brazos cansados y no quería seguirlo haciendo, irónico, Itachi pasaba horas balanceándolo en el columpio sin quejarse mientras él intentaba acariciar el cielo con sus manos. Suspiró, estaba siendo increíblemente egoísta, o, quizás, inconscientemente seguía resentido.


Sasuke solía pasar horas y horas pensando «¿Por qué yo? ¿Por qué no él?» Pero sin importar cuantas vueltas le diera al asunto, la repuesta llegaba rumorosa  y cargada de profana malicia que impúdica resonaba en su cabeza como un eco que le tildaba como culpable y le laceraba el cuerpo desde adentro…


«Porque tú la mataste.» solía decirle en aquellas ocasiones la voz de su consciencia.


Espabilándose un poco, Sasuke rodeó el columpio y se sentó sobre el regazo de su hermano dejando que sus piernas colgaran en los laterales de su espalda, así, pecho a pecho, sintiendo el tranquilo retumbar de su corazón. Se aferró con sus manos a la camisa de tela sencilla de su hermano y recostó su barbilla sobre su hombro. Había hecho muchas cosas para demostrase a la altura de su hermano, porque, en su infantil mente, esa era la razón por la que él era el que se vestía de chica mientras que su hermano podía ser un chico normal. Se dejó crecer el cabello hasta tenerlo más largo que Itachi, estudió duro hasta que consiguió saltarse un curso –lo cual no se comparaba con el hecho de que su hermano había terminado la universidad a los 18 años-, aprendió a tocar el piano –la primera cosa en lo que lo superó, porque Itachi dejó las lecciones de piano para aprender a tocar la guitarra eléctrica- y siguió avanzando cuando incorporó lecciones de canto y por primera vez se sintió complacido porque era algo en lo que realmente tenía talento y su hermano no. Se conformó con ello, hasta que años después, luego de conocer a Suigetsu y, por qué no, gracias a él, se dio cuenta que nunca podría ser como Itachi, por más que lo intentara.


Para Sasuke no había aquello que se denominaba perfección.


—No deberías hacer eso —Habló Itachi—. No creo que el columpio resista tanto peso.


—¿Me estás llamando gordo? —Inquirió Sasuke con cierto grado de indignación. A lo menos Itachi pesaba 10 kilos más que él.


—No es eso… —Vaciló— Sólo digo que cada kilo cuenta.


Sasuke bufó y le dio un ligero golpe en el pecho.


—No seas idiota, Itachi.


Itachi en cambio sonrió y rodeó su cuerpo con sus brazos.


—Hermanito —Dijo con un tono inocente—, nunca me habías llamado idiota.


—Pues bien que te hacía falta.


Dejaron que el silencio los envolviera en su espesa serenidad mientras cada uno organizaba sus pensamientos. Itachi abrazó con fuerza a Sasuke, aferrándose a su frágil cuerpo como si fuera la primera vez que lo hacía puesto que el sentimiento seguía siendo exactamente igual a la primera vez que lo vio. Amaba a su hermano, sin lugar a dudas, aunque aún no comprendiera muchas cosas y no se creía capaz de hacer algo para remediarlo. Sasuke, no sabiendo que hacer en tal situación, se limitó a dejarse hacer; había extrañado a su hermano, todo, incluso sus pueriles discusiones matutinas.


—Entiendo que estés molesto conmigo. —Rompió Itachi el silencio.


—No estoy molesto contigo. —Le respondió suavemente Sasuke jugando con los cabellos que bajaban por su espalda.


—... Me has estado evitando ¿Por qué?


Sasuke se abrazó al cuello de su hermano y suspiró. Hacía mucho calor como para estar tan pegadito a alguien, pero lo dejó pasar.


—No te lo tomes a personal, hace como dos semanas que evitó a todo el mundo. —Dijo levantándose del columpio y poniéndose los zapatos. Itachi se levantó también y giró su cuerpo en dirección a la terraza del piso principal.


—Desde que llegué no he podido quitarme la sensación de que algo te sucede. Estás diferente aunque seas el mismo Sasuke de siempre.


—Ya lo dijiste, sólo soy el mismo Sasuke de siempre sólo que he crecido un par de centímetros.


Itachi giró para verle a la cara.


—Claro que me sorprendí cuando llegué y encontré en tu lugar una persona de largo cabello azul, que dice joder cada diez minutos y con un gran tatuaje rodeándole la cadera —Sasuke frunció los labios, a Itachi no se le pasaba nada—. Pero eso no es lo que me preocupa, lo que me preocupa es tu actitud.


Y así nada más, sin otra cosa que decir Itachi entró a la casa sin esperar que Sasuke caminará tras él.


Gruño para sus adentros y se dejó caer nuevamente en el insulso trozo de madera. ¿Cómo se habría enterado Itachi de su tatuaje? Aunque por el momento eso no era importante.


Alzó la vista y observó el cielo despejado.


"¿Qué estarás haciendo Minato? ¿También piensas en mí?"


Encogió sus piernas hasta juntarlas con su pecho. Estar enamorado daba asco, te vuelves estúpido e incapaz de pensar con claridad. Porque para Sasuke, no era realmente un inconveniente que el hombre que amaba fuera más de 25 años mayor que él, que estuviera casado y que nunca podría aspirar a ser más que un amante mientras estuviera con él.


Quizás estaba siendo idealista. Se volvería a enamorar, aunque ahora no lo creyera; pero aún así, Sasuke no quería pensar en que en un futuro se le resolvería el estómago y se le aceleraría el corazón por otra persona, no, ahora, en ese preciso momento, prefería creer que nunca amaría a nadie de la misma forma -y no lo haría-, y que la vida que llevaba nunca cambiaría.


No quería pensar en el futuro ni en que haría en 10 años. Solo quería vivir el ahora.


«Carpe diem quam minimum credula postero.»


—Tsss, tsss... Tsssss.


Quizás estaba loco, pero podía jurar que algo le había golpeado en la mejilla. Rebuscó con su mirada, su padre ya no estaba observándolo desde la ventana, tal vez al verle con Itachi creyó que no necesitaba de más supervisión. Otra piedrita le golpeó, esta vez en la mano, acompañada con ese extraño sonido. Miró hacia todos lados y luego sonrió.


Estúpido Haku, dijo para sí mismo. Su amigo tenía medio cuerpo asomado por la entrada del patio trasero. Caminó hacia él.


—¿Qué haces aquí? —Preguntó extrañado. En cambio, Haku rodeó sus hombros con sus brazos y le apegó a su cuerpo.


—Quería verte —Dijo con su voz suave—. ¿Cómo estás, prisionero?


Se desembarazó del abrazo con algo de tacto.


—Aburrido.


Haku hizo un puchero y le tomó del brazo.


—Hay una fiesta en la playa para celebrar el comienzo de las vacaciones de verano —Le apretó el brazo un poco más fuerte—, quisiera que fueras conmigo... Si tan sólo no estuvieras castigado.


Sasuke miró al interior del patio y luego las ventanas de su casa.


—Te acompaño. —Dijo con seguridad.


Salió del patio sin mirar atrás, a tan sólo unos pasos se encontraba el auto de Zabuza parqueado.


—Hola Sasuke —Dijo apagando el cigarrillo en la guantera al verlo llegar—. Creía que estabas castigado.


—Lo estoy. —Dijo abriendo la puerta para sentarse en el asiento del copiloto.


—Ese es mi lugar. —Amonestó Haku una vez instalado en el asiento de atrás.


Zabuza encendió el auto y le regalo una sonrisa sarcástica a Sasuke.


—Tranquilo pequeño, tu lugar está aquí. —Sasuke rió dejando salir un par de carcajadas, Zabuza miraba su entrepierna de forma insinuante, pero señalaba su pecho en el lugar que se suponía que debía estar su corazón para despistar a Haku.


Tenía un año de casados y Sasuke tenía la impresión de ver a la misma pareja recién ennoviada de hace dos años y medio. Pero era consciente de que no era así,  ese par había tenido  que superar muchos problemas y que, tal vez, sin la compañía del otro no hubieran logrado.


 


*


 


Cuando el auto se detuvo frente a la casa del matrimonio,  Sasuke no pudo evitar fruncir el ceño, hasta ese momento no se había dado cuenta de que Haku llevaba aún el uniforme del colegio y por ende no hace mucho acababa de terminarse su jornada escolar.


Bajó del auto y se adentró a aquel lugar que ya había visitado cientos de veces. Las paredes estaban pintadas de gris oscuro, era un lugar increíblemente masculino, los sofás estaban vestidos de rudo cuero y los muebles tallados en basta madera, no había muchos adornos, pero el lugar si estaba rebozado de toda clase de aparatos electrónicos que les harían más fácil su haragana existencia.


Se sentó en el sofá de cuero negro de tres plazas y evitó que sus pies desnudos entraran en contacto con la blanca alfombra mullida, encendió el televisor y dejó su cuerpo caer.


—¿Te traigo una soda? —Le dijo Zabuza a sus espaldas— Últimamente a Haku le gusta demorarse.


-¿Eh? Sí. -Le dijo un tanto distraído.


Conocía a Haku desde que era un niño, fue su primer amigo de su edad. Lo conoció fuera de la consulta de Hashirama, tenía siete años, solía jugar con los otros niños en el parque como cualquier otro niño normal, pero no le había agradado nadie lo suficiente como para hacer migas y a decir verdad, Sasuke era muy quisquilloso con las personas. Era consciente,  no era normal que Hashirama su psicólogo fuera su mejor amigo, no a esa edad cuando su relación de psicólogo-paciente se basaba en la amabilidad y el cariño. Quizás sí, cuando cumplió 13 y su relación había sobrepasado los resguardos de la ética laboral transformándose en una fuerte amistad.


—Aquí tienes. —Zabuza dejó caer la lata helada y levemente cristalizada sobre su vientre ligeramente descubierto.


—Capullo. —Siseó incorporándose para quedar sentado. Abrió la lata y bebió un poco deleitándose con el líquido frío bajando por su garganta—.Creo que tu esposo se volvió mujer.


Zabuza rió y bebió un tanto de su bebida de cola.


—Al parecer —Concordó—. Sólo esperó que conserve su pene.


—¿Cómo van? —Preguntó mirando a Zabuza con un gesto sumamente protector, no es que desconfiara de él, había presenciado todo el royo entre Zabuza y Haku desde el comienzo e incluso nunca dudó de sus intenciones para con su amigo, pero de igual manera no podía evitar sentir ese dejé de protección hacia Haku.


Zabuza le lanzó una miradita inquisitiva y se sentó junto a él.


—¿Cómo vamos en el qué? ¿Nuestra relación, la convivencia o en el sexo? —Sasuke le pegó suavemente con su lata y dejó caer su cuerpo sobre el respaldo del sillón.


—Ya sabes... Es un simple como van. —Dijo suavemente. No podía negar que se llevaba muy bien con Zabuza, quizás eran amigos o quizás no, Haku siempre había sido el chicle de su relación.


—Bien, bien —Dijo el hombre luego de meditarlo un poco—. No me malentiendas no es un simple bien. Ahora ya no traigo trabajo a casa a menos de que sea necesario, desayunamos juntos y cenamos casi siempre juntos, mi madre ya no lo odia, mi padre aún si, se lleva bien con mi prima y con Mangetsu, pues es un hombre complicado —Momochi suspiró—. Oka-san ya no me va a denunciar —Comentó tratando de quitarle hierro al asunto. Sasuke asintió y le palmeó el hombro amigablemente,  ese par tenía una relación bastante difícil,  pero la habían sobrellevado con altura—. En fin, ¿Cómo vas con tu viejo?


Frunció ligeramente el ceño con disgusto.


—Con mi padre pues ya...


—Si ese viejo podría ser tu padre. —Le interrumpió con socarronería.


—Serás capullo, Momochi.


—Haku me dijo hace algún tiempo que habíais peleado y que aún no se han reconciliado —Zabuza se levantó del sofá y apachurró su lata vacía—. No te preocupes, el no dejará pasar toda tu carne joven e inexperta.


—¿Se divirtieron sin mí? —Dijo Haku divertido en medio de las escaleras antes de que Sasuke pudiera maldecir la púdica madre del hombre y lanzar ciertos improperios hacia la hombría de su padre.


—Ni que lo digas. —Acotó con ironía.


Haku terminó de bajar las escaleras dando pequeños saltos y se apegó al pecho de su esposo.


—Sasuke, ¿No crees que estás mostrando mucho? —Le dijo señalando la extensión de su cuerpo con la palma abierta. Y en efecto era cierto, tenía un short de mezclilla bastante corto con cintura de mamá y las botas desmechada con un crosstop suelto de color blanco que decía justo a la altura de sus falsos pechos en mecanografiadas letras negras la palabra Bitch.


—Eso no importa, vamos a la playa ¿no?


Muy a su pesar, Haku asintió y separándose de su esposo, se dirigió a la cocina a recoger la canasta de los sándwiches.


—¿No iras a espantarle los pretendientes a tu chico? —Dijo, Sasuke nada más Haku se había ido.


—Y ver a un montón de adolescentes con complejos emborracharse y ser estúpidos —Dejó caer los hombros—. Paso.


—Pero si tú eres como un adolescente. —Y es que para Sasuke, Zabuza parecía el hombre responsable de 26 años que era, más bien le parecía tan insolente como chamaco de 18.


Zabuza rió sutilmente y se acercó un poco a él.


—Hace mucho que superé la adolescencia —Le dijo—. Lamento informarte que el hecho de que actué indiferente y con hostilidad, es sólo parte de mi personalidad.


«No es sólo eso», quiso decir Sasuke pero se reprimió.


El viaje en auto fue corto, saturado de viejas canciones, y aún que Sasuke se esmeró en desviar el tema, Karin fue el tema principal de todas las conversaciones. A fin de cuentas, el tema no fue tan desagradable como Sasuke había estipulado, y aunque no fuera muy partidario a hablar sobre sus problemas –con Hashirama aún después de nueve años lo hacía con reticencia-, había sido agradable de cierto modo y, además, le había ayudado a aclarar ciertas dudas acerca de su sexualidad.


Al bajarse del auto y adentrarse un poco a la caliente arena de la playa, Sasuke se dio cuenta que debió haberle hecho caso a Haku o aunque sea conseguirse una playera más larga. El lugar estaba un tanto concurrido y como era de esperarse ante su poca modestia corporal, no faltaron miradas que lo acosasen. De cierta forma, este hecho le ensanchaba el pecho con orgullo, era guapo, bastante y lo sabía; pero aun así, Sasuke siempre odio ese sentimiento de ligera vulnerabilidad que surgía cuando te quedaban mirando fijamente del ángulo que fuese, y es que siendo sincero, siempre creyó que si alguien se le quedaba mirando por mucho tiempo terminaría descubriendo su secreto y, teniendo en cuenta los futuros hechos, técnicamente y en el sentido más generalizado del caso, había tenido la razón.


Caminó a paso constante bajo el sol ardiente. No tenía la menor idea de que si Haku sabía dónde estaban sus compañeros, pero a medida que se adentraban más y más en ese mar hormonal de gente se sentía proporcionalmente más incómodo e inquieto. No le gustaban las multitudes. Comenzaba a exasperarse, cuando Haku se soltó de su brazo y saludó a un grupo no tan grande de personas que, a su beneficio, estaban ligeramente separadas del tumulto. Se quedó unos pasos atrás hasta que Haku girando su rostro para buscarlo le indicó que se acercara y le presentó ante el grupo. Sasuke suspiró, prefería aquello que estar en su casa con su padre vigilándolo.


No fue tan malo como pensó, concordó media hora más tarde, nadie pareció querer convertirse en su mejor amigo en pocos segundos, pero se preocupaban por incluirlo en el grupo y hacerle pasar un buen rato.


Ante la fresca y constante brisa marina el estupor del calor es bastante soportable. Los compañeros de Haku habían formado un ambiente bastante tolerable para él donde solamente era incordiado con pequeñas preguntas indiscretas, al parecer todos tenía curiosidad por su persona. Se levantó a comprarle un granizado a Haku y se alejó un tanto de la sutileza que le proporcionaba estar rodeado de personas. Fue casi como un espejismo o, más bien, una epifanía. Sólo había alcanzado a dar un par de pasos cuando se percató de él.


Venía corriendo como si la vida se le fuera en ello mientras cargaba con recelo una heladera donde Sasuke supuso que no habría nada más que alcohol. No fue el único que se percató de aquel ente, al parecer era una persona bastante amigable, porque nada más llegó fue recibido con una oleada de saludos afables y un tumulto de abrazos y un par de besos por las chicas que estaban ahí. Tenía el cabello rubio, alborotado, bastante alborotado y aunque en ese momento Sasuke quiso atribuírselo a la carrera que acababa de emprender, pronto se dio cuenta que aquella maraña de hebras rubias siempre lucía así; no era especialmente alto; piel canela e impactantes ojos azules. Su corazón dio un vuelco, era una versión más joven y jovial de Minato.


Minato.


¿Su Minato?


Prácticamente corrió donde estaba Haku y le haló efusivamente del brazo.


—¡Hey! —Le dijo sin intentar detenerlo— ¿Para dónde vamos?


Sasuke no le dijo nada, sólo siguió caminando hasta que estuvieron al frente del puestillo ambulante, donde un anciano vendía y preparaba el granizado.


—¿Quién es él? —Preguntó, aunque su voz salió más bien como un ansioso jadeo.


—¿Él? —Haku le miró dudoso— No sé de qué me hablas, cariño.


Frunció los labios y se obligó a respirar profundamente.


—¿El chico rubio?


—Ahhh… Naruto —Solamente dijo. Sasuke luego de unos segundos percatándose de que Haku no diría nada más levantó una ceja inquisitivo—. Se llama Uzumaki Naruto y es algo así como mi amigo —Dijo luego jugando con sus dedos— ¿Qué acaso te gusta?


Sasuke bufó y se llevó un mechón de cabello detrás de su oreja.


—Detesto los rubios y más si son de ojos azules.


Haku le miró con picardía.


—¿Y qué hay de Minato-san? A él no le detestas.


—Minato no es rubio natural. —Dijo, y aunque esto no era cierto, Sasuke solía decirle aquello constantemente.


—¿Ah no? —Respondió Haku quien nunca había visto a Minato.


Sasuke viró los ojos y le tomó de las manos.


—Tengo la sensación de que hay algo entre Naruto y Minato… —Dijo en un tono en extremo confidente— Se parecen mucho —Bajó un poco la mirada y afianzó el agarre de manos— ¿Será su hijo? —La duda se mezcló con un tinte de preocupación, no quería tener nada que ver con la familia de Minato.


Haku rió ajeno a todo el drama que se formaba a pasos rápidos en la cabeza de su amigo.


—Claro que no —Rió otro poco—, ni que todos los rubios de ojos azules fueran familia. Sólo estás delirando.


Lo meditó un poco. No era sólo por las coincidencias físicas, cuando Sasuke vio a Naruto a lo lejos lo primero que se le vino a la mente fue Minato y tenía aquella sensación cuando lo veía que inmediatamente lo conllevaba a relacionarlos.


—Además —Continuó Haku— Naruto es Uzumaki y Minato es Namikaze —«Namizake» corrigió Sasuke— y si fuera su padre debería tener su apellido ¿No crees? Y si no lo tiene es porque sus padres se divorciaron —Continuó haciendo conjeturas— y según me has dicho, Minato-san continua casado y tiene un hijo con su esposa, uno solo, un solo hijo y su esposa es su misma novia de la preparatoria —Sasuke le miró con esa expresión que indicaba con certeza “Callate que ya me lo he pillado todo” —. Así que sólo estás delirando y al encontrarlos parecidos inmediatamente los relacionaste, pero, es más bien tu mente tratando de buscarle un remplazo. —Concretó.


Sasuke calló unos segundos analizando lo que Haku le había dicho. Aunque ese remello que le invadía diciéndole que tenía razón, prefirió creer en las palabras de Haku, últimamente estaba muy confundido y su cabeza se mantenía revuelta de ideas, y, además, estaba el hecho de que todo lo que le había dicho era muy lógico y, era conocedor, de que el cerebro solía tornar las cosas a su propia manera.


—Tienes razón. —Dijo luego de un tiempo y las palabras le escocieron en la boca, no era muy dado a ceder y era lo suficiente orgulloso como para no acreditar a las personas en voz alta, no cuando era a su costa.


—Lo vez —Haku le pasó el brazo por los hombros—. Sólo tienes que relajarte sabes, dejarte llevar sin preocupaciones por alguna vez —Comenzaron a caminar hacia aquel circulo que comenzaba a agitarse—. Siempre te mantienes muy tensó.


Le dio la razón nuevamente en silencio, no tenía nada que perder y mucho que ganar. Incluso comenzaba a cansarse de sí mismo.


 


*


 


La marea era baja y el Sol después de muchas horas comenzó a bajar su intensidad. No tenía muchos ánimos de integrarse con las personas a su alrededor y mucho menos un día después de su incidente con la manada de retrógrados con los que Suiguetsu solía frecuentar –En realidad su percance había sido con Hana, pero Sasuke había preferido tomárselo con todos los demás-, sólo hablaba con Haku y mantenía pequeñas conversaciones con aquellos que se acercaban a hablar con él. Sasuke nunca había sido una persona abierta, así que aquellas charlas terminaban con brevedad. No era que le desagradasen aquellas personas porque no las conocía, pero a decir verdad habían muy pocas personas con las que podía sentirse cómodo o sostener una conversación consistente, no solía darle confianza a las personas con facilidad y prefería mantener reducido su círculo de comodidad.


Las personas a su alrededor ya estaban un poco tomadas e, incluso, se sorprendió recibiendo de buena gana hace un par de horas una copita de vodka. Sonrió lánguidamente al observar a Haku, combinaba el alcohol con el contenido de una cajita de jugo de frutas. Por extraño que pareciera se sentía bastante tranquilo e incluso complacido, sonará narcisista de su parte, pero le agradaba que aunque Haku fuera amable y complaciente por naturaleza, sólo tuviera esa actitud tan tierna y cariñosa para con su persona, le hacía sentir un calorcito en el pecho que relacionó con el hecho de sentirse especial. Llevaba horas sentado en la misma posición pero no se atrevía a levantarse, sentía la cabeza un tanto embotada por el alcohol, aunque era la primera vez que bebía y el sabor del licor no le terminaba de agrador no se recató en hacerlo con mesura.


Levantó la vista al cielo y el reflejo del Sol laceró en sus ojos. Debían de ser las 19 hrs, pero no podía constatarlo ya que había dejado su celular en casa, recordó lo sucedido el día anterior, quizás su padre y hermano estarían preocupados por su nueva desaparición.


“¿Debería llamar?” Se preguntó pero desechó la idea.


Que le dieran por el culo a su padre. Por más que lo intentara nunca llegaba a cumplir sus expectativas y sus recientes dieciséis años estaba cansado, cansado de competir con alguien que hacia el mismo tiempo había muerto y estaba más harto aún de sentirse inferior a su hermano, de guardarle cierto grado de rencor cuando Itachi lo único que había hecho era quererle y cuidarle, pero Sasuke no podía evitarlo, le tenía celos y envidia. No era justo, la vida no era justa y su vida no era nada más que una cruel bazofia. Recordó nuevamente a Minato y apretó los puños, era doblemente injusto, ¿Acaso no merecía que le sucediera algo bueno? ¿Había sido una mala persona acaso?


Cerró los ojos con pasividad y al abrirlos aceptó el vaso que le tendía un chico castaño con dos triángulos invertidos de color rojo tatuados en su mejilla, se había presentado ya varias veces, pero Sasuke no conseguía recordar su nombre. Bebió del líquido de traslucido tono café con sed y dejó que el ardor de su garganta se llevara la rabia e impotencia que le albergaba.


“Tranquilízate Sasuke, estás muy estresado.”


Trató de calmarse cuando en su mente aparecieron ansiosas las palabras «Necesito un cigarrillo». No podía dejar que sus impulsos lo controlaran, pero al parecer todo aquello no podía ser tan bueno, el alcohol no atenuaba sus penas, las exaltaba al tiempo que nublaba su razón dándole paso libre a sus instintos. Con un poco de esfuerzo se levantó de la cálida arena, necesitaba despejarse un poco.


—¿Cuánto has bebido cariño? —Le dijeron al oído y Sasuke tardó un tiempo en darse cuenta que era Haku.


—No lo sé. —Dejó su espalda recargarse sobre su pecho.


—Vamos a ir a nadar un rato, ¿quieres venir? El agua te hará bien.


—No puedo. —Dijo dándose la vuelta, aún no estaba tan ebrio, simplemente estaba embriagado.


Haku asintió suavemente y le abrazó por la cintura.


—Pórtate bien mientras no estoy. —Dijo a modo de despedida a la vez que se separaba y se sacaba la playera verde manzana que llevaba puesta.


Sasuke sintió pudor al ver su pecho desnudo, si bien Haku no era una chica, le provocaba un sensación parecida, como si no debiera enseñar esa parte de su cuerpo, así que desvió la mirada. Sus ojos brunos se toparon con Naruto hablando con una chica mientras bebía de una lata y sonreía. Seguía pareciéndole muy parecido a Minato, pero quizás era sólo su mente confusa y repleta de sentimientos que le jugaba una mala pasada.


Se sentó nuevamente en la arena y observó a los demás adentrarse en el agua, suspiró, no creía conveniente que hicieran algo como eso aunque la marea estuviera baja, lo dejó pasar, pensaba demasiado las cosas. Quería recostarse sobre la arena, pero le incomodaba la idea de que luego su cabello estuviera repleto de ella, se quedó ahí quieto, simplemente mirando a su alrededor.


Volvió a mirar hacia Naruto y su cuerpo se tensó casi que de forma instantánea. El rubio de facciones parecidas a Minato se acercaba a él con su suave andar y una sonrisa inocente en los labios.


—Hola Sasuke. —Se sentó a su lado, bastante cerca de él, tanto que sus hombros se tocaban y podía sentir en calor que emanaba su cuerpo.


Respiró profundo inhalando aquel aroma salado que impregnaba el lugar.


—Hola, Naruto. —Dijo sutimente, sintiéndose incomodo de llamar por su nombre a una persona con la que hablaba por primera vez.


Naruto vertió un poco más de vodka en su vaso y se lo tendió a Sasuke.


—Sólo me ha quedado uno copa —Se excusó, Sasuke diciéndose que no le paría más vueltas al asuntó bebió y se la tendió devuelta para que él hiciera lo mismo—. Me han hablado mucho de ti, pero al parecer a ti no te han hablado muy bien de mí. Tengo la impresión de que has estado evitándome. —Y era cierto, puesto que no le parecía muy sana la idea de estar con una persona que se le parecía mucho a la razón número uno de su reciente crisis emocional.


En cambio, prefirió ocultarlo. Siendo como era, Sasuke sólo era capaz de abrirse completamente con muy pocas personas o a decir verdad nadie. E incluso a Haku y a Hashirama les ocultaba cosas o les daba a entender otras.


—Si te estuviera evitando, no estaríamos bebiendo de la misma copa. —Evocó aquella sonrisa tan característica de su persona que solía realizar cuando escondía algo y sabía que lo había hecho muy bien.


—Touché —Respondió Naruto y le tendió el vaso nuevamente— ¿Tú y Haku son muy amigos? —Le dijo tratando de esquivar el silencio.


—Lo conozco desde muy niño.


Naruto sonrió.


—Yo lo conocí en parbularío y hasta ahora no me creó que sea un tío.


Sasuke se dejó llevar por la familiaridad en la que le hablaba y sonrió travieso.


—Tendrás que verlo tú mismo. —Giró un poco el cuerpo para poder verlo, Naruto hizo lo mismo y rió, rió con ganas, con fuerza y con la jovialidad de un niño pequeño.


—Ya lo he hecho. —Dijo y Sasuke se unió a sus carcajadas.


Le miró con sus ojos vidriosos y su vista brumosa. Desde lejos no había notado que su piel era más oscura que la de Minato, su cabello era más corto y que tenía tres marcas, cicatrices, ¿tatuajes? en las mejillas. Sintiendo curiosidad y dejándose llevar por la ganas se atrevió a tocárselas, al sentir el contacto Naruto dejó de reír y le miró un fijo con una expresión que Sasuke en medio de su letargo no supo distinguir.


—Fue hace un par de años ya —Comenzó a relatar cuando Sasuke se sintió incómodo y dejó de tocarle la cara—, le seguí al baño con la cautela de un ninja y esperé, mi mente me decía que no podía ser un niño, no sólo por su apriencia, es que es alguien tan dulce y tierno ¡tiene que ser mujer! —Terminó efusivo—. Así que me quedé en el baño largo rato, creo que Haku debió notar que lo estaba espiando pues mis habilidades ninjas tienen la sutileza de un trombón, y se quedó bastante tiempo pensando si debía bajarse los pantalones o no, no te creas en vez de sentir ansiedad por saber me llené de esperanzas y me dije: Naruto tenías la razón. Pero vaya, al parecer las ganas de mear pudieron más con su timidez porque igual segundos después hizo lo que fue a hacer.


Sasuke sonrió él ya había visto a Haku sin ropa un par de veces.


—¿Y qué tal? —Preguntó con malicia.


—¡Su pene era tan dulce y tierno como él! —Ambos rieron. Estaban ebrios— Sabes, desde aquella vez he tenido curiosidad, no me malentiendas no es que dude de mi sexualidad o no respete su matrimonio, pero no me molestaría para nada hacerlo con Haku.


Sasuke asintió y puso su mano en su hombro dándole a entender que no le reprochaba nada e internamente pensó que si era por su andrógina apariencia que Minato no ponía tantos reparos en metérsela.


—Te entiendo. —Dijo en medio de un suspiro.


—¿También te ha sucedido? —Le preguntó con cautela. Sasuke recordó a Karin y luego a Minato, para él ambos podían aplicarse.


—¿Te da morbo saberlo?


Naruto le miró unos segundos y luego contesto resignado:


—Para qué decirte que no, si es verdad. Pero más que morbo es malsana curiosidad.


Y así fue su primer encuentro con Uzumaki Naruto, extraño de muchas maneras, retorcido en parte para Sasuke, pero sin lugar a dudas se le antojó un tanto enigmático. Y siguieron así por un rato, bebiendo de la misma copa, sentados muy juntos, mirándose el uno al otro y hablando de cosas sin importancia, embriagándose y dejándose llevar por la inhibición producida por el alcohol. Ese día, aquel primer día de las vacaciones de verano, Sasuke ingirió alcohol por primera vez, se emborrachó por primera vez y besó por segunda vez a alguien que de apellido Uzumaki.


—¿Me darías tu número? —Habló Naruto suave, susurrante, con sus labios aún muy cerca de los suyos, deslizándolos con delicadeza, besándolo con sus palabras.


—Seguro. —Respondió no muy seguro de aquello. Y en ese momento comenzó aquel intercambio de números acompañados con el sonido del flash al realizar el icono de contacto. Naruto quiso preguntarle a Sasuke por qué no sonrió para la foto pero con el ajetreó de sus compañeros saliendo del agua lo dejó pasar.


Sasuke se levantó de la arena y le sonrió a Haku, que se acercaba a preguntarles si también quería ir a comer. Sasuke un tanto tambaleante y con una leve sonrisa tatuada en el rostro le alcanzó el paso y le abrazó tenuemente.


Haku le pasó un brazo por la cadera y le sonrió.


-Bebiste mucho para ser tu primera vez -Sasuke no le dijo nada, había hecho lo que Haku le había dicho: Se dejó llevar-. Aunque sea no eres un mal bebedor. -Le susurró al oido descubriendo lo dócil que era Sasuke cuando estaba ebrio. Le echó una miradita inquisidora a Naruto que mal camiba detrás de ellos y suspiró.


Y quizás, esa noche también fue la segunda vez que a Sasuke un rubio de ojos azules no le parecía desagradable.


 


 


***


 


 


La noche se le había ido como agua entre sus manos. Entre el ajetreo y la algarabía típica de un grupo grande de adolescentes borrachos, fueron a parar a un Karaoke Bar ubicado a un par de metros de la costa. Sasuke comió una hamburguesa aunque sabía que no debía consumir mucha carne y ese día había consumido la ración de proteínas indicadas por Orochimaru su pediatra. No se animó a cantar por más que Haku y segundos depues un coro de personas le insistieron; en cambio una chica con el cabello teñido de rosa palo y otra rubia que tan sólo llevaba un pequeño traje de baño cubriendo su cuerpo subieron a la tarima a cantar con un deplorable canción una canción que ellas indicaron que se llamaba i'm different, nunca supo si fue la ebriedad, pero en ese momento aquel espectáculo le pareció lo más divertido del mundo.


Eran las 10:15 cuando Sasuke bajó del autobus que lo dejaba en la esquina de la cuadra en la que se encontraba su casa, habían decidido acampar improvisadamente en la playa. Caminó lentamente hasta su casa, Zabuza no había podido ir a recogerlos, por suerte utilizaban la misma ruta. Arrastró sus pies por la banqueta, sin contar la media hora que durmió en el bus, se podía decir que no había dormido nada, pues su improvisado campamento, de lo que acampar se trataba sólo tenía la fogata en la que todos se habían apachurrado.


Giró su rostro para observar la entrada de su casa y bociferó una maldición, había una patrulla de policía aparcada al lado del BMW negro de su padre. Caminó a paso ligero hasta que estuvó enfrente de la puerta y suspiró regalandose un poco de serenidad que tanto le faltaba. Decir que estaba furioso era poco, era simplemente ridículo, su padre exageraba, como siempre, pero esta vez, cuando vio a Suigetsu y Jūugo sentados en la mesa del comedor con un policía uniformado frente a ellos en lo que parecía ser una interrogación, Sasuke se dijo que su padre ya había colmado el vaso y que su actitud rayaba la estupidez y sobrepasaba lo comúnmente denominado sobreproteción.


Pasó de largo a las personas que estaban en la sala y se dirigió a la cocina donde encontró a su padre bebiendo café con un semblante apacible, hasta que lo vio entrar. Sasuke se sentía humillado.


—¿Que te crees, Sasuke? —Le dijo a la vez que se levantaba de la mesa- Esto no es un hotel... ¿¡Que acaso no piensas!? De quebte sirve ser tan listo si eres tan estupido para otras cosas.


Sasuke fijó sus ojos brunos en los de au padre y con todo la calma que pudo reunir le interrumpió.


—Ahora si tienes una razón para castigarme. —Dio media vuelta y caminó lo más rápido que pudo hacía su habitación. 

Notas finales:

La edicci{on no es lo mejor del mundo, pero ya mamá me mandara dinero para mi laptop. El proximo cap si sera a tiempo, porque  ya le he adelantado bastante.

Matta ne


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