Parafilias. por Jack Tabot

No estaba bien mentalmente.
Siempre había visto el mismo en mal las apuestas y había caído de forma infantil en su delirio etílico, en la más aberrante y a vergonzante de todas.
“-¡Vamos, Charles!
-Si de verdad quieres probar que no te asustan los raritos, entra allí”
Los raritos…
En un barrio alejado de su hogar había una colonia de clubes de lo más variados, sabia por rumores de que es lo que se trataba y en el mismo, había uno en específico que a todo el mundo le ponía los vellos de punta.
“Subcubo”
El mismo nombre era algo de estremecer y Charles no podía esperar a salir de allí y darse una ducha.
La apuesta consistía en entrar y pasar allí mínimo seis horas, claro que no se esperaba en entre las reglas del lugar estuviera firmar acuerdos confidenciales y antor tu entrada y salida del mismo.
Realmente, tenía miedo.
El mismo cantinero le había mirado con pena y burla al verlo entrar, un completo fuera de lugar entre todos esos hombres de elegantes trajes y cuero negro. Estaba a punto de salir de allí cuando un suave pensamiento entro a su mente sin control.
“Hermoso”…
Charles era gay, que no hubiera nunca duda de ello, pero sentir la admiración de un hombre que se autodenominaba “amo” le perturbaba bastante…
En especial porque sabía que el en ese ambiente acabaría siendo un sumiso más sin espera nasa de ejercer control sobre otra persona, quería voltear y mirar los ojos del hombre que lo miraba de esa manera pero su cabeza estaba firmemente pegada al final de su vaso medio lleno incluso el chico detrás de la barra se había quedado frente a él, pero sus pensamientos parecían estar muy bien cerrados por que solo pudo apreciar uno.
“Erik”
¿Quién era Erik?
-He, chico, creo que te  buscan.
-¿A mí?
Mantenía la mirada en su vaso, sin siquiera atreverse a mirar al guapo hombre frente a sí.
-Ten cuidado y… a menos que quieras una aventura, levanta la cabeza estas casi en una postura sumisa, es normal que te miren tanto y tan fijo si no haces más que provocarlos.
Charles al instante levanto la mirada encontrándose con unos profundos ojos café claro y una sonrisa ladina.
-¿De qué manera puede provocarlos el que lleve la cabeza gacha?
-Niño, ¿a qué viniste?
-Perdí una apuesta, ¿vale?
-No, no es solo por eso, ¿cierto?
Charles se sonrojo hasta la punta de los pies antes la afirmación tan enérgica del otro hombre.
-¡Por supuesto que solo es por la apuesta!
-¿Ni un poco de curiosidad por saber algo de aquí?
Paso una mano por su nuca pensando seriamente en la respuesta a esa pregunta el por qué estaba hablando con ese hombre como si lo conociera de toda la vida. Subcubo era un lugar que causaba curiosidad y miedo a partes iguales pero ciertamente Charles no era del tipo prejuicioso y mentiría si negara que la idea de ser sometido lo excitaba un poco, mas sin embargo una investigación web acerca del tema le había hecho desistir casi inmediatamente, realmente no sabría si le gustaría probar aquello.
La idea de venir era exclusivamente por la apuesta, su curiosidad y morbo habían terminado el mismo día que inicio.
-No negare que alguna vez la curiosidad por este sitio fue más fuerte que el sentido común, pero eso se acabó hace tiempo, averigüe lo suficiente para saber que las nalgadas y arneses y cuero látigos… no serían para mí en ningún aspecto.
-¿Lo probaste, chico?
-Charles, por favor, y no… puede más el miedo que la curiosidad o la excitación.
-No todo es sexual…
-¡No me malentiendas!, leí sobre el tema, no soy prejuicioso hay cosas que le gustan y función a algunas personas y está bien, yo soy gay y se lo que es eso del prejuicio lo último que haría sería opinar mal al respecto o tacharlos de enfermos...
-Relájate, chico. No tienes que hacer un discurso, no me tienes que convencer de nada, por tu rostro se ve que no, no tienes ni idea de lo que estás haciendo aquí. Y está bien, muchos amos incluso han empezado aquí como tú, chico, por juegos o curiosidad.
-No sé si quiera probarlo… entre aquí con la idea de salir corriendo en cuanto pasaran las cuatro horas y ahora me dices todo esto…
-Charles, ya han pasado cuatro horas y media, puedes marcharte, pero hazme un favor y vuelve el próximo fin de semana. Quiero que veas algo, ¿de acuerdo? Te cobrare doble la bebida si te niegas.
-Está bien…
-Logan, chico.
-Está bien, Logan, volveré. Hasta el sábado, y espero no arrepentirme.
20 minutos después de pagar y firmar su salida decidió caminar un tramo antes de pedir un taxi, tenía muchas cosas que procurar.
¿De verdad había aceptado ir a un espectáculo masoquista?
¿Se había vuelto loco?
Metió la mano en su pantalón y llamo al número de la empresa d taxis previamente ya guardado en su agenda para ir a su casa y dormir.
Sin percatarse en algún momento de la mirada que lo seguía detras de una nube de tabaco.