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Todas las estrellas por Na Na

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Notas del fanfic:

Hola a todos :3

Después de casi siete siglos de ausencia (?) he regresado xD

Por favor, nótese que es HaexHyuk, no EunxHae... NO es lo mismo, aunque parezca xD (?)

Disfruten la lectura n_n

Notas del capitulo:

Hola de nuevo xD

Me resta decir que, no traduje la canción poeque me olvidé xD, pero les pasaré el link de la canción español, asó que lo editaré... Pronto, espero xD

Bueno, como dije (o escribí) aquí está el link de la canción en español :3

 https://www.youtube.com/watch?v=GezPievJafs

Buena lectura!

Todas las estrellas

It's just another night
And I'm staring at the moon
I saw a shooting
star
And
thought of you

DongHae

La luna estaba en lo alto del cielo. Las estrellas la acompañaban al igual que un chico sentado al lado de la ventana observándola.

Los cabellos castaños del chico estaban algo alborotados, sus ojos brillaban mirando fascinado la luna y su cabeza reposaba en su mano descansando en el alféizar. El aire corría haciendo que llegara hasta su pecho y la polera sin mangas que usaba por pijama no cubría lo suficiente, pero no le importaba. Un poco de aire le caería bien a su corazón. Esperaba que eso lo calmara un poco.

Siguió mirando la luna hasta que vio algo moverse en el cielo. Se incorporó y prestó atención. Era una estrella fugaz. Se levantó de prisa y caminó descalzo a la ventana de su habitación. La abrió de par en par y vio la estrella pasando lenta y galante ante sus ojos. No todos los días veías una estrella fugaz. Y DongHae la aprovecharía.

Cerró sus ojos pidiendo un deseo mientras respiraba profundo.

Pensó en él.

I sang a lullaby
By the waterside and knew
If you were here,
I'd sing to you

Cerró la puerta y se dirigió al ascensor. Presionó el botón y esperó hasta que el elevador llegara para bajarlo. Saldría por un momento. Tras pedir su deseo y pensar en él la melancolía había llegado, se había instalado en su corazón. Y, por esa noche, no la quería cerca. Las puertas del elevador se abrieron, subió y esperó hasta llegar abajo. Cuando hubo salido del edificio guardó sus manos en los bolsillos de la chaqueta que llevaba encogiendo sus brazos un poco. Hacía algo de frío.

Sus pasos eran lentos y se lo debía a la cantidad de recuerdos que asaltaban su mente. Era imposible no pensar en tantas cosas bellas mientras HyukJae llegaba a su mente. Y era imposible caminar normal mientras pensaba en el mayor. Él lo ponía mal, en estados en los que nunca creyó estar, y en situaciones que nunca imaginó en su corta vida.

Una sonrisa afloró de sus labios y levantó un poco su cabeza. Sin notarlo siquiera había llegado al centro de la ciudad. Y el lugar donde estaba era justo donde quería ir. La banca estaba vacía y en realidad se lo agradeció al destino. Se sentó y se acomodó tratando de no perder el poco calor corporal que tenía. La noche se ponía más fría a medida  que avanzaba. Miró hacia el canal que tenía en frente y sintió aquella paz y calidez que sólo sentía en ese lugar. Era raro decir aquello, pero era la verdad. Suspiró mientras miraba hacia las luces que se reflejaban en el agua. Había pocas personas caminando por las calles de Ámsterdam a esa hora, y no era para menos. Eran las 2:45 am.

Había una pareja en el medio del puente cerca de la banca de dónde estaba. Estaban abrazados, y DongHae quiso estar en el mismo puente, en la misma situación pero con HyukJae. Sólo con él.

Sonrió melancólico y regresó su mirada a las luces.

Una tonada sonó en su mente y sus labios la tarareaban intentando recordarla. Era una canción de cuna. Los versos salían de sus labios de a poco. Le gustaba esa canción y no la había cantado desde hacía mucho. A HyukJae también le gustaba.

Cuando los dos dormían juntos DongHae se la cantaba a HyukJae antes de dormir. El mayor se lo pedía y DongHae no podía decirle que no. No a él. Y la cantaba y podía ver como los ojos de HyukJae se cerraban de a poco y como al final su respiración era acompasada y calmada. Era hermoso.

Si HyukJae hubiese estado en ese momento a su lado, entre sus brazos, DongHae se la hubiera cantado en el oído.

You're on the other side
As the skyline splits in two
I'm miles away from seeing you

HyukJae

Acababa de cenar y estaba en la ventana. Algunas estrellas habían decidido salir y HyukJae las observaba. Su cabeza estaba apoyada en su mano, en el alféizar de la ventana. Suspiró mientras sentía cómo el corazón se le hacía chiquito.

Lo extrañaba. Lo extrañaba más de lo permitido, y más de lo normal. En proporciones inimaginables y aun así sentía que lo extrañaba muy poco. Pero lo amaba y juzgó que extrañarlo de esa manera debía ser normal. Y el día se le iba demasiado lento, más de lo que podía soportar. Había pasado todo el día tratando de mantenerse ocupado: ayudó a su madre en la cafetería, a su padre en la librería, a su hermana cuidando de su sobrina, arreglando la casa, limpiando el jardín. Pero parecía que el tiempo pasaría lento de cualquier manera, hiciera lo que hiciera.

Y cuando se rindió de esperar que el tiempo le tuviera piedad y avanzara más rápido, fue al balcón posterior de la casa, en la habitación de sus padres, y se sentó ahí a observar como el día se iba dando paso a la noche. El atardecer lo puso melancólico.

Los colores amarillo, naranja y rojo aparecieron. De a poco el sol desaparecía en el horizonte y éste luchaba por quedarse un poco más de tiempo. Las nubes lo rodeaban, mas no lo cubrían. Lo dejaban exhibirse. HyukJae cargaba una manta envuelta en él y la sacudió un poco maldiciendo que incluso el sol no quisiera que el día terminara. Era el colmo. Con algo de molestia la acomodó sobre sí para cubrirse más del azote del viento del atardecer.

Y pensó en él.

En DongHae.

El chico de cabellos castaños se encontraba a miles de kilómetros lejos de él. Tan lejos como el horizonte. Tan lejos como el otro lado del mundo. Y aunque HyukJae quisiera verlo no podría. El viaje era más de lo que se podía permitir y no haría que sus padres se lo pagaran. Sería egoísta de su parte.

Así que vio como la noche llegaba, faltando menos para que se acabara el día.

I can see the stars
From America
I wonder, do you see them, too?

Así que ahí estaba, en la ventana de su habitación, viendo las estrellas desde la ciudad de Nueva York sintiendo una desesperación crecer en su interior. Un anhelo. Una esperanza.

Revisó la hora de su teléfono, y luego la hora de Ámsterdam. Era de madrugada. Se preguntó si DongHae también podía ver las estrellas.

So open your eyes and see
The way our horizons meet
And all of the lights will lead
Into the night with me

DongHae

Abrió los ojos. Parecía que, en definitiva, no dormiría ese día. Se levantó de la cama, otra vez, y se acercó de nuevo a la ventana. La luna y las estrellas seguían igual. Se alejó de ellas y caminó a la cocina por un vaso de agua. Vio la hora en el reloj de muñeca que llevaba y se sorprendió. Ya eran las tres de la madrugada.

La ventana de la cocina estaba cerrada pero sin cortinas, así que podía ver el paisaje desde ahí. Los edificios iluminados, algunos apagados por completo. La luna a su izquierda lo saludó nuevamente y DongHae le sonrió. Y regresó su vista al horizonte. Pensó en que HyukJae podría ver el mismo horizonte que el suyo. Rio un poco ante la idea y siguió mirando hacia él.

Recordó el día en que había partido a Ámsterdam.

HyukJae estaba a su lado y juntos veían a través de los ventanales del aeropuerto. Había aviones que eran embarcados y desembarcados en diferentes lugares, la gente subía y bajaba de ellos. El horizonte se les hacía infinito y sus manos estaban unidas.

Ninguno de los dos dijo nada en el camino, ni en el aeropuerto. Sólo sus manos estaban juntas.

 —Pasajeros del vuelo 798, por favor abordar por la puerta 5 —se tensaron al mismo tiempo y sus manos se apretaron más.

Se quedaron quietos en el mismo lugar, sin decir nada. La voz de una chica llamó una vez más a los pasajeros del vuelo 798. Y se quedaron quietos. Y la voz llamó una última vez.

—Debo irme —había susurrado DongHae sin soltar la mano de HyukJae.

—Lo sé —había contestado el mayor apretando más la mano de castaño—, pero no quiero que lo hagas.

DongHae cerró los ojos y tragó en grueso. No quería que sus lágrimas salieran.

—Yo tampoco, pero tengo que —aun hablaban en susurros como si con eso dolería menos o como si no sucedería. Pero no era así.

DongHae caminó hasta los asientos aún de la mano de HyukJae y tomó su maleta. Su hermano tenía las demás cosas en un cochecito y lo acompañaría hasta la puerta. La mano de HyukJae también lo acompañaría.

Su pecho dolió y creyó que no podría contener más las lágrimas, pero debía hacerlo.

—Pasaporte, por favor —la azafata lo miró con una sonrisa sin saber que por dentro se derrumbaba de a poco.

Con la mano libre buscó en su bolso el pasaporte y el boleto. Se lo entregó, la chica lo revisó y se lo devolvió.

—Puede pasar, buen viaje —y la sonrisa seguía intacta.

Escuchó el sollozo de HyukJae y supo que todo eso era real.

Sus ojos se aguaron pero trató de no llorar. Su hermano había pedido que alguien más llevara el resto de su equipaje, y la azafata se alejó de ahí, haciendo una llamada al avión para que esperase un poco. El último pasajero tenía una complicación.

—Mírame —se paró delante de él aún con sus dedos entrelazados—. HyukJae, mírame —dijo con la voz quebrada.

HyukJae lo miró y sus ojos rojos y mejillas húmedas se le antojaron un cuadro demasiado triste a DongHae. Y sus propias lágrimas cayeron sin poder contenerlas.

—No me iré para siempre —le dijo al mayor quien aún lloraba—. Será poco tiempo, ya verás.

—Lo sé —dijo con un hipido—, pero eso no hace que duela menos —y el llanto le ganó.

DongHae lo abrazó y HyukJae igual. Sería la última vez.

DongHae iría a Ámsterdam a estudiar y serían cinco los años que debía estar allá, sin poder regresar para nada.

—Escúchame —lo tomó de las mejillas y lo obligó a que lo mirara—, prométeme que me llamarás todos los días, que me escribirás —dijo con las lágrimas aun corriendo atrevidas por sus mejillas.

—Lo prometo —dijo el mayor sorbiendo su nariz.

—Si no lo haces lo haré yo, y no dejaré de hacerlo hasta que contestes. Sabes lo insistente que soy —lo último hizo reír a HyukJae contagiando al castaño.

DongHae le secó las lágrimas con sus pulgares. HyukJae tenía sus manos en los antebrazos de DongHae. Se miraron por unos segundos antes de que DongHae se acercara y lo besara en los labios sin importarle nada más que él, sin importarle el mundo.

—Te amo —le susurró contra los labios haciendo a HyukJae temblar bajo sus manos.

—Te amo —le susurró de regreso.

Era la primera vez que se lo decían, y la última cara a cara hasta después de mucho tiempo.

Miraron el horizonte una vez más.

Luego, DongHae se perdió por la puerta.

Regresó a la realidad reflejándose en el vidrio de la ventana, viendo como los años habían pasado. Viendo a las estrellas y creyendo que ellas los juntarían de nuevo. Se lo debían.

And I know these scars will bleed
But both of our hearts believe
All of these stars will guide us home

HyukJae

Le había dolido mucho que se fuera. Había sido como si todo lo que quería se hubiera ido con él. Sus padres lo dejaron llorar el tiempo necesario, su hermana lo visitó todos los días con su pequeña hija, sus amigos lo buscaban para salir. Todos los estaban apoyando, pero él sólo quería a DongHae de regreso.

Las llamadas diarias, los correos casi todas las semanas hacían que se sintieran parte de la vida del otro, pero eso no hacía que el dolor de no estar cerca disminuyera. Crecía ante cada «Te amo» que se decían frente a la cámara sin poder expresarlo realmente.

Y aunque todo eso se acabaría pronto, el dolor no se iría hasta que se lo dijeran de nuevo, frente a frente como cuando se lo dijeron en el aeropuerto.

HyukJae estaba seguro que las estrellas los reunirían de nuevo. Al igual que DongHae, él pensaba que ellas se lo debían.

I can hear your heart
On the radio beat
They're playing 'Chasing Cars'
And I thought of us

DongHae

Había cajas por todos lados y un par de maletas cerca de los muebles. Sería la última noche en ese apartamento. Y, a decir verdad, lo extrañaría. Sólo esperaba que su hermano no lo vendiera ni se lo diera a alguien más. Ya lo consideraba suyo y quería que en realidad lo fuera.

Decidido a dormir un poco se acercó a una de las maletas y tomó su reproductor MP3. Escuchar música cuando no puedes dormir es un buen método para hacerlo. O eso le habían dicho.

Buscó sus auriculares en la maleta de mano que llevaría consigo y los colocó en el MP3, y la primera canción empezó a sonar. Con el reproductor en mano caminó hasta su cama, se arropó y cerró los ojos. Y después de un par de canciones suaves estaba llegando el sueño, hasta que empezó a sonar «Chasing Cars».

Abrió los ojos de nuevo escuchando con atención la canción. Era la canción de los dos. Su canción.

Se incorporó mientras escuchaba la letra. No era que se relacionaran con la canción, es lo que la canción les hacía recordar. Lo que la canción los hacía sentir.

La escucharon en un karaoke. SiWon, un amigo, los había invitado.

DongHae y HyukJae salían, y todos sus amigos los apoyaban. Y SiWon creyó que sería genial que los dos fueran en algo como una cita. Y ellos habían aceptado. Así que el grupo de amigos estaba en el karaoke cerca del centro reunidos bebiendo cerveza y riéndose de lo que cantaban y aplaudiendo. La noche era alegre y divertida.

Hasta que salió SiWon a cantar. La canción había salido al azar, pero SiWon ya la conocía, así que no se le hizo difícil cantarla. Fue cuando DongHae decidió hacer algo que sabía que no lo haría en otra situación.

Tenía algo de alcohol en la venas, pero eso no impedía que pensara bien. Todos escuchaban a SiWon, y todos lo miraban. DongHae regresó a ver a HyukJae quien miraba a SiWon.

—Hyuk —lo había llamado.

El aludido lo regresó a ver. DongHae no lo supo hasta depués de mucho tiempo, pero HyukJae había visto en sus ojos un brillo especial. Un brillo que por unos segundos lo había dejado sin respiración.

—¿Qué sucede?

—Me gustas demasiado —DongHae se sorprendió ante la repentina declaración que estaba haciendo.

—DongHae, yo…

—Espera, espera. Aún no termino —DongHae le había puesto un dedo en los labios—. Me gustas desde hace mucho tiempo, y quiero recordártelo por si lo has olvidado —le dijo mientras se acercaba peligrosamente a su cuello.

DongHae había acercado su nariz a su cuello y la pasaba despacio, respirando el perfume que usaba el mayor. DongHae no sabía lo que causaba en él.

—Yo, pienso en ti casi todo el día —le susurró muy cerca del oído haciendo a HyukJae temblar ligeramente—. ¿Es eso normal? —preguntó depositando un beso húmedo en el cuello ajeno.

En ese momento pudo sentir el latido del corazón de HyukJae sobre sus labios.  Queriendo sentirlo mejor, DongHae subió una mano y la pasó por el cuello de HyukJae tratando de sentir su pulso de manera disimulada. Era rápido y la respiración algo entrecortada de HyukJae decía lo mismo.

El mayor estaba estático. No sabía qué responder o qué hacer. Su cerebro no estaba bien coordinado en ese momento.

—HyukJae —susurró DongHae aún repartiendo besos en su cuello—, ¿quieres ser mi novio?

No supo cuánto tiempo pasó, ni cuantos besos repartió por el cuello de HyukJae, pero al final escuchó un leve sí salido de los labios que tanto amaba besar.

Su mano seguía en el cuello del mayor, así que la bajó tan sólo un poco y se acercó a su cara.

—¿Dijiste que sí? —preguntó acercándose peligrosamente a sus labios.

—Sí —asintió el mayor a lo que DongHae sólo atinó a deborarlos.

Unos aplausos y aullidos se escucharon cerca de ellos por lo que se separaron. Eran sus amigos.

La nueva pareja sólo sonrió.

Algo que DongHae nunca sabría, porque SiWon nunca se lo diría, era que había cantado esa canción a propósito. SiWon sabía que esa canción le daba una inexplicable y repentina valentía a DongHae. Y ya que había algo de alcohol corriendo por su cuerpo, todo salió como debía salir.

Desde esa noche, «Chasing Cars» era su canción. La canción de un nuevo amor.

Back to the time,
You were lying next to me
I looked across and fell in love

HyukJae

Las noches en que DongHae se quedaba en su casa eran maravillosas. No sucedía muy seguido, así que aprovechaban cada segundo que podían, juntos. Ya sea como amigos, o como pareja.

—Aún sigo pensando que es una mala idea —dijo el pez tomando las mantas que HyukJae le pasaba.

— ¿Por qué? —preguntó el mayor cerrando la puerta del armario y mirándolo.

—Porque es de noche, y corre demasiado aire.

— ¿Por qué crees que son las mantas? —le respondió de manera obvia.

DongHae sólo rio.

Siguió al mayor y bajaron hasta la sala. Era media noche, por lo que el silencio era fundamental. No podían despertar a nadie y dañar el plan. Fueron hasta la cocina, en donde HyukJae se detuvo y dejó las frazadas que él tenía en la mesada.

— ¿Quieres algo de comer? —preguntó el rubio abriendo el refrigerador y sacando un sándwich.

—No, gracias —dijo pensando que HyukJae compartiría con él.

— ¡Consigue tu propia comida! —le espetó cuando trató de robarle un pedacito.

DongHae sólo se empezó a reír ante la reacción de su novio. Sabía lo tacaño que podía ser él con respecto a la comida. Y eso le encantaba.

Salieron por la puerta trasera, que estaba en la cocina, directo al patio de la casa de HyukJae.

—Aún no creo que tus padres te hayan dejado venir —dijo acomodando una manta en el piso.

La extendió y le quitó toda arruga, aunque de todas maneras ellas  llegarían. Se sentó ahí y miró a DongHae quien le lanzó las sábanas y las almohadas en la cara.

— ¡Oye! —dijo escuchando reír al menor y verlo acostarse a su lado.

Acomodaron una almohada para cada uno, y una frazada también. Y se acostaron mirando el cielo nocturno de abril.

—Cuando era pequeño quise ser astrónomo —dijo DongHae—. Mi padre compró un telescopio, y, en noches como estas, veíamos las estrellas —suspiró.

— ¿Aún quieres serlo? —preguntó después de un tiempo el rubio.

Su novio asintió y sonrió. Lo miró y HyukJae le correspondió la sonrisa.

DongHae extendió los brazos e hizo un espacio entre él y la manta. HyukJae entendió el mensaje y se acercó a él aún envuelto en su frazada. El castaño lo cubrió con la suya y lo abrazó pegándolo a él, acostándolo en su pecho. Acercó su cara a su cabello y aspiró el aroma.

—Prometo que, si encuentro una estrella, le pondré tu nombre —le susurró besando sus rubios cabellos.

—Eres un cursi —le había dicho HyukJae riendo.

—Lo soy por ti —el corazón de HyukJae latió rápido ante esa confesión.

Cuando quería, DongHae podía ser la persona más dulce del planeta, sólo por hacerle saber a HyukJae que lo amaba, aun cuando pareciera que no. Aun cuando no se lo dijera.

—Gracias —le susurró bajito removiéndose algo incómodo entre los brazos del castaño.

Sintió como su novio lo apretó más contra él, y él se acercó más, si era posible. Levantó la cabeza y observó a DongHae mirando el cielo. Podía quedarse viéndolo toda la vida y no se cansaría de hacerlo. Lo amaba. DongHae lo regresó a ver, y vio que él también lo amaba. Sus ojos lo decían, y ellos no podían mentir.

So I take your hand
Back through London streets I knew
Everything led back to you

DongHae

Fue en Londres donde todo empezó.

El padre de DongHae le había regalado un viaje por su décimo séptimo cumpleaños. Y él llevaría a su mejor amigo. Iría con HyukJae. El mayor estuvo feliz, pero algo preocupado. Él no poseía la misma situación económica que DongHae por lo que el dinero sería algo escaso.

—Yo pago todo —le había dicho DongHae—. Desde el pasaje hasta un chocolate. Tú por eso no te preocupes.

HyukJae aceptó, pero eso no lo hacía sentir menos incómodo al usar dinero que no era suyo. A DongHae le costó trabajo hacer entender a HyukJae que estaba bien.

Cuando llegaron, la hermosa ciudad los recibió alegre, al igual que la gran suite del Brown’s Hotel.

La suite estaba en el último piso del hotel, con la hermosa vista del Ojo de Londres desde el balcón. La suite contaba con dos habitaciones, un baño, una salita, un comedor, una cocina pequeña, y un balcón con puertas de vidrio.

Cada uno dejó sus maletas en las habitaciones correspondientes, y salieron a disfrutar de Londres.

********

—Me gustas.

DongHae movió sus ojos mirando a varios lugares diferentes o no mirando a nada en sí.

Estaban en una cápsula del Ojo de Londres, y estaban en lo más alto de éste.  DongHae había pagado para que la cápsula fuese sólo de ellos dos en la media hora que duraba la estadía.  El palacio de Westminster estaba en el campo visual de los dos y habían estado comentado de él hace pocos segundos atrás. Los dos estaban parados, agarrados de la baranda de la cápsula y no estaban muy cerca uno del otro.

Cuando DongHae escuchó las palabras de HyukJae apretó un poco la baranda. Eso debía ayudarlo a poner su corazón en su estado normal, detenerlo en su objetivo por latir cada vez más rápido. Pero no ayudaba.

Tragó en grueso y tomó valentía de algún lugar y giró su cabeza. HyukJae también estaba prendido de la baranda, con sus nudillos blancos y las mejillas sonrosadas. La imagen era demasiado tierna que DongHae no pudo evitar sonreír. No todas las veces HyukJae se sonrojaba y cuando lo hacía era épico. Y DongHae debía guardar esos momentos en su mente. Al principio los guardaba para burlarse del mayor, luego fue porque se veía demasiado hermoso y esa imagen era digna de recordarse la vida entera.

—No me mires así —había hablado arrastrando las palabras HyukJae mientras agachaba la mirada y movía su cabello tratando de ocultar su rostro.

DongHae rio un poco. Esa actitud del mayor lo hacía ver más tierno de lo que ya era.

— ¿Cómo más quieres que te mire?

—Normal  —dijo bajo, en un susurro casi inaudible.

DongHae sonrió y supo que debía hacer algo. Cualquier cosa o HyukJae podría malinterpretar su silencio y falta de tacto.

—Tú… —carraspeó un poco.

Un nudo en su garganta se había instalado y necesitaba sacarlo. Necesitaba deshacerse de él y poder expresarle al mayor que sentía lo mismo, o quizá sentía más que él. No lo sabía y no podría comprobarlo hasta no hablar. Y eso se le estaba complicando.

—Tú también… —lo último le salió muy agudo (en realidad fue más como un gallo) y esta vez fue el turno de HyukJae de reír.

HyukJae rio con ganas, con fuerza, con comodidad. Y DongHae no tardó en unírsele. Sus risas inundaron la cápsula quitando la tensión que había en el ambiente de la cual no fueron conscientes hasta ese momento.

DongHae se acercó al mayor, quien aún reía, y cuando se calmó, se miraron a los ojos. Las manos de DongHae estaban ligeramente trémulas, y su corazón latía igual de rápido que hace algunos minutos atrás. Tomó la barbilla de Hyuk entre sus dedos y levantó su rostro tan sólo un poco para ver mejor esos ojos cafés que tanto amaba.

—Tú también me gustas —le susurró estando peligrosa y tentadoramente cerca de sus labios.

Pudo ver como la garganta de Hyuk se movía, y cómo su nariz se expandía ante cada respiración. Él también estaba nervioso.

Sin más preámbulos, y ya no resistiendo más, juntó sus labios en un casto y puro beso, cerrando los ojos sintiendo la suavidad de los labios ajenos. La calidez de ellos. El dulce que emanaban.

No pudieron escucharlo, mucho menos verlo, pero las personas de las otras cápsulas, y testigos del nacimiento de un nuevo amor, ovacionaron a los dos chicos, no importaba que fueran dos hombres. A veces, son sólo personas enamorándose de personas.*

Cuando se separaron miraron sus ojos y se prometieron en silencio que se reflejarían en ellos durante mucho tiempo. Toda la vida si les era posible. Toda la eternidad si ella los dejaba.

Y, aunque sonase a cliché y cursi, se abrazaron sellando ese pacto silencioso.

********

HyukJae

Cuando tuvieron que dejar Londres decidieron dar un paseo por las calles.

Salieron juntos como los dos grandes amigos que eran, hablando de cosas banales y simples. La relación no había cambiado entre ellos.

Fueron hasta el Palacio de Buckingham. Y ahí se detuvieron por unos instantes. HyukJae miraba absorto la fachada del lugar. Era muy probable que no la volviera a ver de nuevo, así que deseaba disfrutarla lo más que podía.

Londres había sido todo lo que había imaginado y más.

Suspiró satisfecho sin despegar la mirada del palacio ignorando el hecho de que DongHae lo miraba con los ojos brillantes y alegres. Y una sonrisa lo acompañaba.

DongHae se acercó un poco más al mayor, aproximó su mano a la de Hyuk, acariciando  su muñeca en el proceso, y la entrelazó con la del mayor. HyukJae se sorprendió y lo miró. Luego miró al chico. La sonrisa de DongHae iluminaba todo a su alrededor.

Y Lee HyukJae se sintió afortunado.

So can you see the stars?
From Amsterdam
You're the song my heart is
Beating to

—Llevas casi media hora en esa posición —SoRa entró en su habitación haciendo a HyukJae moverse.

—Sí —dijo tratando de sentarse erguido en el sofá.

— ¿Es por Hae? —el chico asintió—. Supongo que el día se te hizo largo.

HyukJae suspiró algo resignado contestando de manera afirmativa la pregunta.

—Ya se acaba el día —se acercó a su hermano y lo abrazó por los hombros besando su frente.

—No puedo creer que hayan pasado ya cinco años —susurró el muchacho dejándose querer por su hermana.

—Sí, ha sido mucho tiempo. Y, hablando de tiempo, ¿qué hay con tu libro? —su hermana se sentó en la cama quedando cerca de su hermano.

— ¿Qué hay de qué?

— ¿Ya lo terminaste?

—Ya casi —se frotó los ojos con los dos primeros dedos de su mano.

—Bien por ti —puso su mano en la rodilla de su hermano dándole aliento.

Se fue del cuarto dejando en la soledad a HyukJae. La soledad y su manuscrito que yacía en la computadora.

A diferencia de DongHae, el sueño de HyukJae no tenía nada que ver con estudios de matemática ni nada por el estilo. Lo suyo eran las letras. Letras y más letras.

Ya había escrito algo desde hace un par de años y no lo había terminado. Sólo esperaba el regreso del menor.

So open your eyes and see
The way our horizons meet
And all of the lights will lead
Into the night with me
And I know these scars will bleed
But both of our hearts believe
All of these stars will guide us home

La noche aún era larga para HyukJae, y demasiado corta para DongHae. Unas horas más y toda la distancia que había entre ellos se eliminaría por completo. Sería parte de una serie de recuerdos. Sólo eso.

And, oh, I know
And oh, I know, oh

El sol estaba en lo alto del cielo. Era medio día y Hyuk ya estaba en el aeropuerto. El vuelo de Hae debía llegar pronto. Dentro de unos minutos, o eso esperaba él. Su corazón ya no podía con la espera.

—Tranquilo —le había dicho su hermana sentada a su lado.

—No puedo estar tranquilo —dijo.

Movía sus manos, nervioso, y también sus piernas. Empezó a mirar a todos lados en un vano intento por calmarse, pero ver a todos reencontrarse con sus seres queridos lo ponía mal.

Eran ya doce y quince y el vuelo aún no llegaba. Ya había avisado por el altavoz que el vuelo llegaría en diez minutos más, y ya se había retrasado con cinco.

La mamá de Hae y su hermano mayor estaban ahí y sólo sonreían ante el comportamiento ansioso y nervioso de HyukJae. Era lindo verlo de esa manera. Eso significaba que, a pesar de que no se habían visto en mucho tiempo, aún lo quería.

—El vuelo 1825 desde Ámsterdam acaba de aterrizar. Los pasajeros saldrán por la puerta 7.

Todos aquellos que esperaban a Hae se pusieron de pie. La espera había terminado. Hae ya estaba ahí. Bueno, casi.

Cuando las puertas se abrieron todos estaban ansiosos. Sus corazones empezaron a latir rápido mientras veían salir a varias personas, pero no a Hae.

— ¿Por qué demora tanto? —se quejó HyukJae.

Los demás rieron un poco, pero se preguntaban lo mismo que él.

Hasta que salió, con un carrito lleno de maletas. Llevaba puesto un suéter café largo, un gorro negro y un jean oscuro.

— ¡Mamá! —Hae se acercó corriendo, con coche y todo, hasta su mamá.

La abrazó con fuerza, y ella igual para luego darle un beso en frente y tomarlo del rostro para decirle lo feliz que estaba por su regreso. Abrazó a su hermano, a SoRa, y estaba sorprendido por su presencia. Eso sólo significaba una cosa.

SoRa se apartó y dejó a Hae ver a un tímido HyukJae un poco más atrás de ella.

—Hola —dijo cuando estuvo cerca del mayor quien estaba con la mirada gacha.

—Hola —Hyuk levantó la mirada.

Sus ojos se conectaron y la misma química de antes apareció. La llama del amor de ambos ardía en sus orbes, quizá con más intensidad que la de antes.

Hae abrazó a Hyuk sorprendiéndolo. HyukJae le correspondió el abrazo.

—Te amo —susurró el menor cerca del oído del otro chico.

—Y yo a ti —contestó HyukJae.

Se separaron un poco, sólo para verse a los ojos y luego juntar sus labios en un beso que habían ansiado desde hace tiempo. Eso hizo a HyukJae creer que todo eso era real, no producto de su imaginación.

I can see the stars…

Su libro ya tenía final.

…From America

DongHae había regresado.

Notas finales:

*Es una frase de... No sé de dónde xD pero me pareció correcta ponerla x3

A que merezco un review? xD

Espero lo hayan disfrutado :3


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