Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me gustas. por kenni love

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

bueno, mi amigo me pidio que le hiciera un fic sobre nuestras vidas y pues hice esto. dude un poco en subirlo pero al final decidi hacerlo. esta basado en lo aburrida que es mi vida y sobre las cosas que pasan en ella. espero les guste y pues no es mucho y creo que no le entenderan a un par de cosas, puesto que lo hice pensando en el. 

kennistar, cambio y fuera. 

–Me gustas. – Las palabras matan. Te hacen volar, te hacen creer y desear. Las palabras son una poderosa arma y también un bello regalo. Pero, después de decirlas, nada vuelve a ser igual.

Es mi tercer año de secundaria. Es la misma escuela y son las mismas clases. También las mismas personas. O bueno, casi las mismas. Hay un chico nuevo en el salón, nuevo para mi grupo de amigos pero conocido para los demás. Lo observo con disimulo. Se llama Carlo. Y es un desmadre.

–Genial, el grupo de los mamones se hizo más grande. – Es hora del almuerzo y hace un calor insoportable. Es uno de esos hermosos días en los que sudas sin hacer nada.

–Se ve buena onda. – Todos estamos sentados en el patio. Paholo  me mira incrédulo.

–Ja, no lo creo. La otra vez vino a la escuela en la hora de la salida y se puso a gritar como perra en celo cuando abrazo a Leonor.

– ¿Cuándo vino a la escuela?

–El año pasado.

–Genial. Nunca me entero de nada. – El día siguió como cualquier otro. Al igual que la semana. Nunca nada interesante pasa en ese lugar. Y me da igual. Soy  relativamente feliz con el grupo de amigos que tengo y no pienso  en ampliarlo más. Pero el destino es sucio y tramposo y nunca hay que decir de esa agua no voy a beber porque terminaras bebiéndola, ahogándote en su sabor y pensando por que no la habías bebido antes.

La noticia es inesperada. El chico nuevo acaba de entrar y ya está faltando a clases. Y vaya que manera de faltar. Hiendose a Orlando. Hiendo al parque temático de Harry Potter. “Maldito cojonudo mamón de mierda”.

Mis amigos se ríen de mí. Me gastan bromas acerca de eso y yo sigo sin poder creer que a alguien como él le guste algo como eso. Pero las sorpresas no acaban ahí. Días después, en ese salón pequeño de paredes amarillas y dibujos a medio despintar, una sorpresa aún más grande que la del viaje a Orlando llega hasta mis odios y no pasa mucho tiempo para que Carlo, ese cabrón, y yo estemos platicando emocionados sobre estupideces que a ambos nos gustan. Es en ese momento en el que todo pasa. La magia que tanto nos gusta se desborda y se comienza a tejer un destino que ningún de los dos pensaba que iba a ocurrir. Ajenos al futuro, nos divertimos y reímos. Con el paso de los días, las estupideces que hacemos se hacen cada vez más grandes y nuestra amistad se forja. Pero hay agujeros. Hay secretos que no deben decirse, pero que poco a poco comienzan a salir a la luz.

– ¿Eres bisexual? – Es hora del descanso. Carlo, Georgina y yo estamos en uno de los pasillos de la escuela. La voz de Carlo es baja, no tanto como lo habría hecho otra persona pero se nota la diferencia si se le compara con su tono de voz habitual. Él lo confirma de nuevo. Georgina nos escucha, en silencio. Es un momento decisivo. No ha pasado ni un año que nos conocemos y ese chico de sonrisa contagiosa nos ha confiado a Georgina y a mí más cosas de las que yo podría contar con mis dedos. Pero esto no es una historia, es un secreto. Es especial. Es hermoso.

Ese día, lejos de la presencia de mis amigos y en la soledad de mi mente, una idea estúpida y graciosa se me viene a la mente. Seria genial que Carlo se enamorara de mí. Me rio ante la perspectiva y luego decido que es una mala idea. Muy mala a decir verdad. Y demasiado tentadora.

Los días pasan, el tiempo vuela. Las clases se terminar y mi secundaria se acaba. Es interesante ver como obtuve más de lo que esperaba. De lo que merecía.

Ahora estoy en bachillerato. Siempre he sido un tonto soñador que cree que en el bachillerato las cosas cambian. Te vuelves más grande y maduras. Y también te enamoras. Y consigues una pareja y la historia de amor sacado de un manga se hace realidad. Que descubres que tu mejor amiga está enamorada de ti y que tú también lo estas y que son felices por siempre. Pero hay historias en las que no eres feliz. En las que sufres y no puedes evitar hacerlo. En las que quieres cambiar todo lo que has hecho porque no es tu mejor amiga la que está enamorada de  ti si no tu mejor amigo al cual conociste en tercero de secundaria ya que era tu destino conocerlo.

–Me gustas. – Ya lo sé hermano. – Solo quería decírtelo en la cara. – No tenías por qué hacerlo.

Los días pasan y ya nada es igual. Hay ocasiones en las que olvido lo que Carlo siente por mí. Hay días en los que pienso tanto sobre eso que me sorprende que mi cabeza no saque humo. Él es el mismo de siempre. O casi.

¿Cuánto es el imite de una persona para contener sus sentimientos? No lo sé. Pero me gustaría saberlo. La curiosidad siempre ha sido mi debilidad y no puedo evitar el preguntar sobre ese tema a Carlo.

– ¿Por qué?

–No sé, loco.

– ¿Cómo?

–No hay un cómo.

– ¿Estás seguro de lo que sientes?

– ¿Tengo cara de no estarlo?

– ¿Entonces por qué?

– ¡Ya deja de fregar con una madre! – Me rio internamente.  Observo la cara de Carlo y me doy cuenta que le quiero. Le quiero y mucho. Es una lástima que haya tantos significados para querer a alguien.

El tiempo apremia y Carlo no vivirá para siempre. Ni yo. La pregunta es directa. Mata. Me atraviesa y no sé qué decir.

–Carlo, ¿Cómo quieres que te responda cuando no se ni que pedo con mi vida? – A Carlo no le importa. Bueno, si le importa pero no quiere que le importe. Quiere que yo le dé una respuesta. Quiere que de una vez por todas le deje en claro lo que siento, lo que pienso y lo que hare a partir de ese momento.

Ninguno habla. Nos miramos por un tiempo indefinido. Un ligero cosquilleo comienza a subirse por mi espalda.

–Lo siento. No quiero forzarte a nada. Olvida lo que te pregunte. – Carlo sonríe y yo lo secundo. Es fácil “olvidarse” de algo cuando estas con él. Su risa es contagiosa y me arrastra a lugares agradables. Todo sería mucho más fácil si mandara todo a la mierda y me dejara llevar por Carlo. Por esos ojos vivos y despistados. Por esas manos cálidas y esos “eres un idiota”  o “que estúpido eres.” Todo es tan hermoso. Están perfecto que sería mejor que se quedara de esta manera. Sería más fácil. Claro, solo para mí.

Esa noche me quedo a dormir. No le doy muchas vueltas al asunto y me meto en la enorme cama de Carlo. Vemos unas películas y después de un rato apagamos las luces. Todo está obscuro y comenzamos a hablar. Decimos tonterías al principio pero luego el tema se centra en eso.

–¿Qué es lo que tengo que hacer para que me quieras?

–Nada hermano. El problema soy yo. – Carlo insiste y yo también. Intimidamos un poco. Nos acercamos con pretextos: el clima está muy bajo, hace frio, no traigo calcetines. Estamos demasiado juntos. Trato de distinguir los rasgos de Carlo en la obscuridad. Hay ocasiones en las que no se en que está pensando. Su forma de actuar es tan ligera que me hace dudar sobre lo que siente por mí. Pero yo no soy nadie para quejarse de ello. Lo único que importa en estos momentos son las manos de Carlo que rodean mi cuerpo y comparte conmigo un poco de su calor. Puedo sentir el latir de su corazón y oler el tabaco que se ha impregnado en su cuerpo. Mi cuerpo se relaja y me dejo llevar. Como siempre cuando se trata de él. Porque me gustas son palabras que nos hacen sentir bien, amados. Porque te quiero tiene un significado escondido el cual pesa y tienes que cargar desde el momento en que lo piensas. Porque ¿Qué es lo que tengo que hacer para que me quieras? Ablanda el corazón de cualquiera. Porque el problema soy yo  es algo tan cierto que duele decirlo.

Carlo me ha contado muchas anécdotas de su vida. Historias que te causan risa o te llenan de curiosidad. Ninguna es como la de aquella noche. Tan perfecto. Tan callado que el silencio habla y te hace imaginar que lo que está pasando es verdad. Abrazado a Carlo, algo dentro de mi esta incómodo. Se agita y me dice que lo haga. ¿Qué haga qué? ¿No se supone que él es el que debería de hacer algo? Pero, ¿Exactamente qué es lo que  quiero que haga? Es una pregunta estúpida. Porque yo que es lo que quiero que me haga. Solo que no me atrevo a pensarlo. No quiero ni asimilarlo.

 

El tiempo vuela y cuando nos demos cuenta ya estaremos en universidad. Luego estaremos trabajando ejerciendo nuestra profesión. Carlo seguirá siendo mi amigo. Las cosas seguirán normales. Nadie sabe lo que vendrá después. Nadie sabe si seguiremos siendo cornamenta y canuto. Nadie sabe si Carlo encontrará una persona que lo quiera más que yo. Que lo quiera como él se merece. El futuro es tan incierto que me rio alto cuando me veo haciendo planes para enfrentarme a él. Es por eso que el presente que estoy viviendo es perfecto para mí. No sé lo que siento por el mejor amigo que me dijo me gustas. Pero eso no importa. No importa porque seguiremos siendo James y Sirius. Seguiremos haciendo las mismas estupideces de siempre y nos reiremos de cualquier tontería. Es una vida bastante cómoda para mí. Me pregunto lo que Carlo pensara al respecto.

Notas finales:

espero que les haya gustado y si no le entendieron a algo sientanse libres de hacerlo :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).