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Teach Me por Nielie

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Notas del fanfic:

Decido hacer un FF largo de una de mis couples favoritas♥ ChangNiel (Teen Top)

Espero sea de su agrado y lo disfruten de la lectura (:

 

n/a: En proceso de corrección <3 4/33

Notas del capitulo:

Disfruten de la lectura ^^

 

 

Martes. 18 Nov. (Una semana para el examen)

Narra Daniel

 

Números se acumulaban en mi mente, flotando como si fueran pequeñas esporas. Moviéndose suavemente, acercándose y alejándose lentamente. De pronto, letras se incorporaban al lugar, comiéndose a los números, dejando a muy pocos de ellos, parecía una batalla. Mis dientes mordían aquel lápiz que había dejado de utilizar desde hace ya unos treinta minutos atrás, estaba seguro que si seguía haciéndolo, pronto este mismo se partiría en dos, y no tendría con que tomar los apuntes que debería estar tomando.

 

—Daniel, ¿Podría decirme el resultado del ejercicio que acabo de explicar?

 

Las letras y números que yacían flotando, desaparecieron en un instante, el lápiz de mi boca cayó; rebotando en mi cuaderno.

 

—¿Y bien?

 

Aquel hombre de cabellera blanca me había hablado, el que se decía profesor de matemáticas. No sé porque aún tenía el trabajo, no entiendo nada de lo que dice, y sé muy bien que mis compañeros tampoco, no por nada la mayoría tiene un profesor particular.

 

—Bueno… hee…

 

No por nada está a punto de jubilar el vejestorio, al menos el último año lo tendré con algún otro profesor, que ruego al menos se le entienda bien lo que explica.

 

—¿Sí?

 

—¿67? —Dije al azar, todos los de la clase rieron, y las venas en el rostro del profesor se hincharon, parecía que reventarían en cualquier momento.

 

—Señor Daniel, ¿Tiene planeado por casualidad aprobar este ramo? —Se acercaba a mí.

 

—Hmm…sería bueno hacerlo. —Se quedó parado frente a mí, y con libro que traía en la mano me dio un pequeño, pero no por eso no doloroso, golpe en la cabeza— ¡Auch!

 

—¡Entonces debería de tomar atención en mis clases! —Dijo para devolverse a su lugar al frente de la clase.

 

—Me la dejo barata… —susurre sobándome la cabeza.

 

—Bien alumnos, hasta aquí la clase de hoy. Y no olviden repasar todo para el examen de la próxima semana. —todos comenzaron a guardar sus cosas para irse.

 

¡Mierda! Se me había olvidado por completo el examen de matemáticas. Si no sacaba arriba de un nueve, reprobaría el ramo. Y claro, verme frente a los infinitos regaños por parte de mi madre, y de alguien más. Tenía una semana desde ahora.

 

—Daniel, ¡Hey!, ¡Daniel! —Escuche a mi lado.

 

—¿Qué quieres Ricky? —respondí algo fastidiado, no quería llegar a estudiar a casa, y menos ir a la biblioteca a estudiar, de seguro me quedaba dormido y se escucharían mis ronquidos por toda la biblioteca.

 

—¿Eres idiota, o qué? —Me dijo aquel único a quién podía considerar amigo en el Instituto— Sabes que no entiendes ni ápice de la clase y no te esfuerzas ni un poco en ponerle atención, ya tienes 17 años, es que-  —le corté—

 

—¡Ricky! Si quisiera un sermón iría donde mi madre, ¡para! ¿Sí? Por favor —dije cansado casi derritiéndome en mi escritorio.

 

—Vale… pero es que…  —sé que trataba con todas sus fuerzas no darme un sermón, es como mi segunda madre.

 

—Pero es que nada, simplemente daré el examen… o… —me levanté y me mordí el labio pensando en algo que me pudiera salvar de aquello.

 

—¡No! ¡Daniel ni lo pienses! —me dijo poniéndose delante mío y señalándome con el dedo— Cuando pones esa expresión, estás pensando en algo, y lo más seguro es que sea algo estúpido.

 

—Tranquilo Ricky, te dije que no volvería a activar la alarma de incendios. —le dije con casi un puchero.

 

Sí, fue una acción realmente desesperada, pero mi mente estaba en cero antes del examen, además, todo resulto bien… hasta que descubrieron que fui yo, y recibí uno de los sermones más largos de mi vida, y no fue exactamente de mi madre, no, fue de Ricky, nada más y nada menos, dos horas hablando frente a mí, diciendo quién sabe qué cosas, yo solo asentía mientras tenía la mente en blanco. Odio los sermones, aunque casi fui expulsado, para mí eso no era lo peor, lo peor eran los sermones, tan odiosos como las matemáticas.

 

—Está bien, pero prométeme que llegaras a tu casa a estudiar y no pensaras en ninguna estupidez.

 

—¡Sí mamá!, mejor vámonos, que el tiempo es valioso —le dije mientras salía con mi bolso al hombro de aquella sala.

 

—Así se dice —me siguió y me dio un golpe en el hombro con una enorme sonrisa.

 

-

-

 

 

—Debe ser bueno entender todos esos números y letras —decía mientras caminaba al lado de Ricky hacia mi hogar. Vivíamos cerca, su casa estaba a tres casas de la mía.

 

—Supongo, la verdad no sé cómo no le entiendes al profesor, si lo explica de mil maravillas —mis ojos se abrieron cual platos, y pare en seco mirándolo con duda.

 

—¿Lo dices enserio? ¿De verdad le entiendes algo al vejete ese?

 

—No me digas que… ¿tú no? —su inocente rostro me dijo que no estaba bromeando.

 

—Pensé que eso estaba más que claro.

 

—¿En serio?, pensé que solo no te gustaban sus clases, por la mirada perdida que siempre pones, si pareces un muerto —se rió—

 

—¡Ya! No tiene gracia, de verdad no le entiendo nada a ese vejete, con solo escucharle ya me fastidia. —Refunfuñe mientras cruzaba los brazos—

 

—Entonces tienes un problema muy grave mi amigo —posó con pesadez su mano en mi hombro— Si no le entiendes al profesor, deberías de conseguir un tutor o algo así.

 

—¡Estás loco! No pienso tener nada de eso, sería un malgasto del dinero y de tiempo.

 

—Solo lo dices porque así ya no tendrás el tiempo de hacer el vago en tu casa, o ¿Me equivoco? —me miro mientras levantaba una ceja, me había atrapado.

 

—Cl-claro que no… —volteé la mirada hacia adelante y seguí caminando— Solo que no creo que mi madre lo quiera, sería un gasto innecesario, además, puedo aprender solo… espero —dije lo último en un susurro solo para mí—

 

—Eso ni tú te lo crees. —lo sentí colocarse al lado mío caminando mientras reía levemente— sabes… hoy pasaré un momento por tu casa antes de irme a la mía. —sabía que planeaba algo, pero no supe descifrarlo en el momento.

 

—¿Para qué? —espere me respondiera.

 

—Tú solo espera. —Se adelantó un poco— Lo haré por tu bien.  —sonrió y de la nada comenzó a correr con todas sus fuerzas hacia adelante.

 

—¡Ya! ¿Porque corres? —Siguió corriendo hasta casi perderle la pista y no entendía por qué— ¡Ricky! —Seguí caminando a paso lento, después de todo pasaría por mi casa.

 

Mi casa…Mi casa… Mi casa…Casa…Mi… ¿Hm?

 

¡Claro! ¿Cómo no lo entendí antes? Me llevaría unos diez minutos el llegar a mi casa y él ya debería de estar allí. Corrí con todo lo que podía, si lo hubiera seguido en el momento, quizás hubiera impedido aquello.

 

—¡Ricky! —llegue a las puertas de mi casa y abrí la rejilla, mi respiración era un desastre— Ri… cky —el aire me faltaba, busqué las llaves en mis bolsillos y abrí la puerta, busque a Ricky con la mirada, en el living no estaba— ¡El comedor! —En efecto ahí estaba tomando un vaso de agua frente a mi madre.

 

—Daniel, llegaste. —Me sonrió mi madre al verme.

 

—¡Tú! —Lo fulmine con la mirada.

 

—Creo que te tomo tiempo comprenderlo. —soltó una leve risita.

 

—Ma...má, no…no, le creas…na…da —hablaba entrecortado debido a la falta de aire en mis pulmones, tratando de volver a la tranquilidad mi respiración— Solo…quiere molestarme…yo…puedo solo —termine estabilizando mi respiración.

 

—Hijo, sabes que creo en ti. —sonríe triunfal.

 

—Ves, te lo dije. —Me dirigí a mi amigo— ella no sería capaz.

 

—Pero… —volví la mirada a mi madre—

 

<¿Pero? No hay nada bueno después de aquella palabra.>

 

—En este caso creo que es lo mejor para ti Daniel, no quiero que repitas el año, además de quedarte muy poco. —sentenció—

 

—Pe-pero —traté de buscar algo rápido, algo, cualquier cosa— Ricky, él…él podría ayudarme, unos días estudiando juntos y listo. —sonreí confiado, esperando que Ricky me ayudara, aunque lo más seguro era que no.

 

—Daniel sabes que conmigo no estudias nada, y ¡yo tampoco! —Se quejó mientras cruzo los brazos.

 

No era mi culpa que él día en el que estudiaríamos para el examen de ciencias, pasaran una maratón del Señor de los Anillos. Bueno, quizás sí, yo fui quien le dijo que sería solo una, y terminamos viéndolas todas, creo que no soy una buena influencia para él.

 

—Pero…

 

—Así que nada de peros jovencito —mi madre se acercó a mí tomándome de los hombros con delicadeza— Sabes que lo hago por tu bien ¿No?

 

—Si…—agache la cabeza, había perdido.

 

Game Over

 

—Y por suerte conozco a alguien que será la ayuda perfecta.

 

—Mamá, será caro, sabes que esos tipos exprimen todo el dinero. —trate de aferrarme a alguna esperanza.

 

—A quién conozco no —su sonrisa resplandeció— Es el hijo de una de mis amigas en el trabajo, si mal no me equivoco su hijo va en tu mismo Instituto, quizás lo hayas visto antes, ¿Cómo se llamaba?... hmmm.

 

—¿De mi Instituto? —mire de reojo de Ricky, esperando que él supiera de quien se tratara, pero tenía el mismo rostro de duda que el mío.

 

—Jon… ¡Jonghyun! Sí, ese es su nombre Choi Jonghyun —junto las manos con alegría.

 

—¿Choi Jonghyun? —el rostro de Ricky se veía sorprendido.

 

—¿Lo conoces Ricky? No me suena su nombre. —dije tratando de recordar a alguien con ese nombre.

 

—¡Claro! Casi todos en el Instituto lo conocen, ¿Cómo es que tú no?, es muy popular y está entre los mejores de todo el Instituto.

 

—Pues no, nunca escuche su nombre en mi vida, ha de ser uno de esos creídos populachos.  —dije mientras me sentaba y dejaba mi bolso encima de la mesa.

 

—Puede ser, pero nunca he escuchado nada malo de él… aparte de que es muy reservado, habla con muy pocas personas y la mayoría de las veces le he visto leyendo solo en alguna parte del Instituto. —creo que era el único que no sabía de su existencia.

 

—Vaya… bien por el supongo —me rasque la nuca esperando que mi madre olvidara o diera paso a atrás a todo esto.

 

—Llamare a mi amiga ahora mismo, mientras antes mejor, así quizás mañana mismo empiecen tus clases. —sonrió y corrió al living por el teléfono.

 

—¡Mamá! No es necesario. —dije en vano, ella ya estaba marcando y se llevó el teléfono al oído.

 

—¿No es genial? Tendrás a un gran profesor. —sonrió Ricky.

 

—¿Genial? ¿Dónde le ves lo genial?

 

—Es de los mejores del Instituto, ¿No es eso algo?

 

—Algo molestoso, no quiero a nadie dándome clases en mi casa, suficiente tengo con el Instituto. —Me cruce de brazos con el ceño fruncido.

 

—Daniel… la próxima semana me estarás agradeciendo por esto. —camino hasta ponerse frente a mí.

 

—¿Tan seguro estás?, ¿Qué apostamos? —sabía que aquel profesor no me iba a servir y sería un malgasto de dinero y tiempo.

 

—Daniel, no empieces…

 

—No, si va enserio. ¿Qué apostamos? ¿Dinero? ¿Una paliza? ¿Una semana de hacer las tareas del otro?

 

—Yha, sabes que la última no me conviene —se rió.

 

—Entonces dime tú, ¿Qué apostamos? —lo mire serio y desafiante.

 

—Hmmm… Un día completo de obediencia, sin peros, sin reclamos. —termino, devolviéndome la mirada.

 

—¡Hecho! —sabía que ganaría, estaba demasiado seguro, nos dimos un apretón de manos, sonriendo.

 

—¡Listo! —Mi madre volvió a la cocina con su sonrisa— Desde mañana tendrás tutor de matemáticas.

 

¡Genial! No saben con cuantas ansias esperaba a que llegara mañana.

Notas finales:

Gracias por leer, y espero les haya gustado, la historia la tengo finalizada, solo tengo que arreglar un poco el final~ Espero sus comentarios (:

 


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