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Nueva Vida por UsagisWhife

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Notas del fanfic:

Bueno, vengo aquí con una nueva historia de aguna forma diferente a las que suelo escribir, si haz leído algunas de mis otras historias te darás cuenta de que esta tiene un ambiente mucho más dulce e inocente, aún así espero que me den una oportunidad y lo disfruten (:

Notas del capitulo:

Bueno, hola de nuevo! :33 

aquí vengo yo con una nueva historia

CAPÍTULO 1

 

-¡por favor Misaki!- gritó mi hermano ya harto de mi alegata- ¡ya basta con este berrinche tuyo!

 

-¡no es ningún berrinche!, ¿¡por qué no puedes simplemente respetar lo que yo quiero!?- grité muy molesto

 

-¡lo que pides no es posible, afróntalo de una vez!, ¡ya no eres un niño!, ¡si quieres comer me seguirás, sino, puedes arreglártelas como puedas en la calle!, ¡yo no te obligo a nada, pero tampoco voy a solapar tus caprichos!- dijo mi hermano dando por terminada nuestra discusión.

 

-¡¡Te odio!!- le grité corriendo hacia las escaleras, dirigiéndome a mi habitación, en la cual apenas entré cerré la puerta con seguro y me abalancé a la cama a llorar.

 

No es justo esto que me hacía, el había tomado esta decisión sin siquiera preguntarme cómo me sentía al respecto.

 

Me llamo Misaki Takahashi y tengo 16 años de edad, acabo de comenzar mi primer año de preparatoria, actualmente vivo en Hokkaido, pero tal parece después de unos días ya no será así. Mi hermano y yo somos huérfanos desde hace ya 8 años,  por tanto mi hermano se ve obligado a trabajar para poder sustentarnos y que yo vaya a la escuela, pero en su trabajo lo transfirieron a Tokio, queda muy lejos para ir y venir todos los días, así que nos vemos obligados a mudarnos, pero… toda mi vida está aquí, me gusta mi escuela, mi vecindario , mis amigos, incluso salgo con Cyndi desde hace ya  1 mes y medio, dice mi hermano que puede ser una buena oportunidad para comenzar de nuevo, pero yo no quiero hacerlo, no quiero amigos nuevos, me gustan los que tengo, pero él no lo entiende.

 

Después de llorar durante casi 3 horas me quedé dormido y se llegó la mañana, tenía que comenzar a empacar, puesto que la mudanza llegaría por la tarde y nosotros nos iríamos junto con ella, decidí llamar a Cindy para contarle lo que pasaba, sin embargo cuando se lo dije dijo que no sería capaz de mantener una relación a distancia y terminó conmigo, já, ya me lo esperaba, a mi hermano no le importo mis sentimientos ni nada.

 

Me puse a empacar, guarde mi ropa y cosas en cajas, mientras muchísimos recuerdos de mis amigos y bellos momentos que pasamos me llegaban a la cabeza, decidí llamar a uno de mis mejores amigos y le conté lo que pasaba y me dijo “qué lástima, no te preocupes, te enviaré mails”, al menos no me dejaría… creo.

 

Se llegó la tarde y la mudanza llegó, los cargadores comenzaron a subir cajas y más cajas junto con algunos muebles al camión, mi hermano solo me miraba lastimeramente, atravesé el pórtico de mi casa mientras cargaba mi gatita, Sora, claro, ella iría con nosotros, cuando llegué a la acera no pude evitar voltear y mirar mi casa, aquella en la que había estado siempre, no pude evitar derramar una lágrima, pero más se escaparon de mis ojos al notar que no había nadie en la calle, solo mi hermano, los cargadores y yo, nadie más, ni siquiera mi mejor amigo y mi ahora ex novia, ¡creí que al menos vendrían a despedirse!, pero tal parece que no, creo que creyeron que era broma o algo.

 

-No te preocupes Misaki, encontrarás nuevos y mejores amigos- dijo mi hermano posando su mano en mi hombro lo cual me irrito

 

-¡cállate!, ¡todo esto es tu culpa, ellos me odian por dejarlos y por eso no se despidieron!- le reproché quitando su mano de mi hombro y caminando hasta llegar al auto tomando asiento.

 

Lloré en silencio mientras mi hermano hablaba algo con los de la mudanza, yo solamente me limitaba a acariciar el pelaje de Sora, la cual ronroneaba acomodada en mi regazo.

 

-¿tú no te sientes triste Sora?- pregunte a la gata, sin embargo ella ni se inmuto

Después de unos minutos mi hermano subió al auto, se abrocho el cinturón y me miró

 

-¿listo Misaki?, ¡una nueva aventura nos espera!- dijo sonriendo, yo solamente lo ignoré, seguido de eso  encendió el auto y arranco.

 

Veía las casas y los árboles, cómo se quedaban atrás, junto con toda mi vida, yo había forjado una vida aquí y ahora me veía obligado a dejarla.

Varias horas después, las cuales transcurrieron en completo silencio, entramos a la ciudad de Tokio, era enorme, mucho, demasiado, había muchísima gente por todos lados y había ruido y luces a donde quiera que miraras, me pregunto si habrá un lugar tranquilo en esta ciudad de locos.

 

Definitivamente no me gustaba esta ciudad, era muy ruidosa, muy asfixiante y parecía estar llena de gente igual, veía gente muy animada, todas entablando lo que parecían conversaciones animadas. Veía chicas aparentemente lindas con unas faldas muy pequeñas, seguramente chicas de instituto, en cambio los chicos parecían agruparse en centros de videojuegos, definitivamente, este lugar no era para mí, yo prefería pasar el tiempo en un tranquilo parque.

 

La nostalgia me invadió nuevamente, no quería estar ahí, no quería, quería volver a casa, a mi hogar, con mis amigos, con las calles que conocía, con mis vecinos, con mi novia, con lo que era mi vida.

 

Estuvimos en el auto alrededor de media hora más, hasta que llegamos a lo que parecía un vecindario más o menos tranquilo, mi hermano aparcó el auto frente a una casa ni muy grande ni muy pequeña, tenia jardín al frente y tenía una cerca blanca que la bordeaba, baje del auto junto con Sora y esperé a que mi hermano lo hiciera igual.

 

Después de unos minutos por fin abrió la puerta de la casa, entré y dejé Sora en el piso con la intención de que inspeccionara su nuevo hogar, tomé una caja con mis fotos y recuerdos y fui a la segunda planta, había dos habitaciones, un estudio pequeño y un baño, entré una de las dos habitaciones, la que tenía una ventana con vista a la calle, deje la caja en el piso y me senté en el suelo, recargándome en la pared, abrace mis piernas y hundí mi rostro en mis rodillas, dándome cuenta de que ya todo estaba hecho, no había marcha atrás.

Al día siguiente desperté con los ojos tremendamente hinchados de tanto llorar, me dolían y los sentía pesados, me incorpore en la cama y mire a mi alrededor, lo que ahora era mi cuarto estaba lleno de cajas y muebles que tenía que acomodar, lo único que había arreglado anoche era mi cama, mala elección ya que hoy empezaba en una escuela nueva y no sabía a qué hora desempacaría todo.

 

Me levanté y puse mi informe, una camisa blanca, pantalón azul marino, corbata roja y un chaleco beige. Tome mi mochila solo con un par de cuadernos y lapiceros, ya que no tenía idea de cuáles serían mis materias ni nada por el estilo, cepillé mis dientes y bajé al primer piso donde encontré a mi hermano ya con un traje leyendo el periódico en el sofá, claro, el piso de abajo aún estaba lleno de cajas…

 

-¡Oh! Misaki- dijo percatándose de que ya estaba aquí- qué bien que ya estás, se hace tarde

Fuimos al auto y nos adentramos en la ciudad, seguía sin acostumbrarme a tanta gente, pero tal parecía que solo a mi me llevaban a la escuela, veía cientos de chicos de todas las edades uniformados caminando con lo que parecían pesadas mochilas.

 

Llegamos rápidamente a lo que de ahora en adelante sería mi escuela, bajé del auto y me despedí de mi hermano comenzando a caminar hacia el establecimiento.

 

Todo lo que veía era extraño, gente extraña, maestros extraños, aulas extrañas, comida extraña, un yo extraño para todos los que había ahí.

 

Debido a que todo aquello era nuevo para mí no tenía ni idea de dónde podía estar la oficina administrativa, caminé dando vueltas por la escuela, me sentía apenado de preguntar y sentirme aún más excluido de lo que ya estaba.

 

Así llegué a lo que parecía el patio trasero de la escuela, no había nadie por ahí, lo mejor sería regresar y resignarme a preguntar a alguien, di la vuelta con la intención de irme de ahí, pero al instante me pareció escuchar unas fuertes carcajadas, tal vez podría preguntarle a esos chicos.

 

Era tres, estaban justo al lado de los botes de basura fumando, sinceramente no me agradaba el aroma de los cigarrillos, pero bueno, no quería buscarme enemigos o problemas el primer día aquí.

 

-Am, disculpen- dije con una voz muy queda, realmente estaba nervioso, no soy de las personas que puedan hablar con extraños con normalidad, en estas situaciones tiendo a ser una persona muy tímida- será que me pueden decir dónde está la oficina administrativa por favor…- en ese instante los tres chicos voltearon a verme de una forma que no supe identificar

 

-Oh…- dijo el más alto de ellos- ¿estás perdido?, ¿acaso eres nuevo?

 

-Am si, acabo de llegar esta mañana y necesito ir a esa oficina pero no sé dónde queda…

 

-Mm, entonces… ¿qué piensas darnos a cambio de esa valiosa información?-

 

-¿disculpe?- dije confundido, ¿qué es lo que había dicho?

 

-Sí, ¿qué piensas darme?, no es que las cosas sean gratis-

 

-Am…- realmente no sabía qué decir, no entendía las intenciones esos chicos

 

-Pues…- en eso el más grande tomó mi mentón con sus grandes dedos y alzó mi cabeza- tienes una cara muy linda, podrías comenzar dándome un besito, ¿estás de acuerdo?- ¿qué?

 

-¿qué?, no, ¡no lo estoy!, por favor suélteme, ¡es usted un atrevido!- dije completamente ofendido tratando de quitar la mano de ese chico de mi rostro, sin embargo era mucho más fuerte que yo.

 

-¡oh vamos!, solo un beso pequeño- dijo acercándoseme de más, ante esto entré en pánico y con toda la fuerza que tenía alcé mi rodilla proporcionándole un golpe en aquel lugar que definitivamente no debe ser golpeado.

 

Enseguida aquel grandulón cayó al piso cubriendo con sus manos el lugar golpeado y haciendo lo que parecían ser muecas de dolor.

 

-hijo de…- logró articular- ahora veras…- dijo levantándose, mi primera intención fue salir corriendo de ahí, pero no pude debido a que sentí dos fuertes brazos tomarme por los brazos, azotándome contra la pared.

 

Tenía miedo, estos chicos eran mucho más grandes que yo, fácilmente podrían herirme y yo, yo como idiota los había provocado. Nuevamente el más grande de ellos se acercó a mí mientras los otros dos me sujetaban para que no escapara.

 

-Ahora si te vamos a dar tu bienvenida chico nuevo- dijo uno de los chicos que me sujetaba mientras que el más grande se acercaba con una sonrisa en los labios listo para golpearme, alzó su puño y yo instintivamente cerré mis ojos esperando el golpe.

 

Contaba 3…2…1… pero nada pasó.

 

Aún sin abrir los ojos me pareció escuchar otra voz.

 

-¿¡qué están haciendo idiotas!?- gritó aquella voz, yo por el miedo simplemente no podía abrir los ojos.

 

-¡no te metas imbécil!- seguido de eso lo único que pude escuchar fueron los sonidos huecos y sordos que eran producidos por los golpes, golpes, golpes y más golpes, definitivamente, ¡odiaba esa ciudad!

 

De repente las manos bruscas y toscas que me apresaban ya no estaban y podía escuchar lo que parecían algunos alaridos de dolor, tímidamente abrí los ojos para encontrarme con una gran sorpresa, los tres chicos que casi me golpean ahora estaban tirados en el suelo aparentemente inconscientes y solamente había en pie otro chico…

 

Él, esa fue la primera vez que le vi, tenía un cabello color plateado que parecía ser muy suave, sus orbes lilas tenían un hermoso brillo y sus cejas estaban algo arqueadas, demostrando una leve expresión de furia, sus labios eran rosados y un hilillo rojo escaba por un lado de ellos, llevaba un uniforme parecido al mío, solamente que no llevaba chaleco y su corbata era verde, esto indicaba que era de un grado superior, llevaba las mangas de su camisa blanca dobladas hasta los codos y los primeros dos botones desabrochados, sus manos se encontraban apretando los puños, causando un leve enrojecimiento en sus nudillos, manchando aquella blanca piel, era alto, muy alto, seguramente me sacaba al menos dos cabezas, él era… muy atractivo.

 

Enseguida volteó a ver con una expresión ya no de ira, sino de algo como angustia, tal vez preocupación, se acercó a mí poniendo sus manos en mis antebrazos, agachándose un poco para poder verme a los ojos.

 

-¿estás bien?, ¿te hicieron algo?- dijo con una dulce y varonil voz

 

-¿eh?, ah… sí, de verdad muchas gracias por salvarme- al instante quité sus manos de mí y me recorrí un poco para así poder inclinarme frente a él- de verdad, ¡muchísimas gracias!, mi nombre es Misaki Takahashi- dije incorporándome nuevamente

 

-No es nada Misaki, esos idiotas se merecen una o dos palizas diarias- dijo con una encantadora sonrisa- mi nombre es Usami Akihiko, pero… ¿puedo hacerte una pregunta?-

 

-bueno… eso ya es una pregunta- dije con unas pequeñas risillas

 

-jajaja es cierto, bueno… ¿qué hacías acá?-

 

-bueno… estaba perdido buscando la oficina administrativa y me encontré con esos chicos…- comenté

 

-oh, entonces… ¿eres nuevo?-

 

-Sí, acabo de llegar hoy…-

 

-bueno, entonces deja que te guíe a la oficina administrativa- me dijo con una amigable sonrisa

Así me dediqué a seguir a Usami-sempai por los pasillos de la escuela, no me creía haber encontrado a una persona tan amable el primer día de clases.

 

Esta persona me había salvado, probablemente si él no hubiera llegado ahora tendría moratones y unos cuantos dientes menos, pero eso no era bueno, ahora me sentía en deuda con él y no sabía cómo rayos podría pagarle.

 

Llegamos a la oficina donde una secretaria me atendió y me entregó lo que sería mi nuevo horario de clases, lo miré y ví que mis clases eran en el salón 10.

 

-mmm salón diez…- dijo Usami-sempai justo a un lado de mi cabeza sorprendiéndome- vamos, te llevare

 

-¿eh?, gracias Sempai, pero usted ya ha hecho mucho por mí hoy, déjeme buscar mi salón por mi propia cuenta-

 

-¿para que te vuelvas a perder y te encuentres ahora con unos mafiosos? No, te llevaré a tu salón- dijo tajante comenzando a caminar

 

Lo seguí mientras caminábamos por los largos pasillos hasta que llegamos a una de las aulas donde habían varios alumnos conversaban y reían animadamente esperando seguramente que el profesor se reportara enfermo.

 

-Bueno aquí es…-

 

-Nuevamente muchas gracias Sempai, de no ser por usted no sé qué me hubiera podido pasar el día de hoy-

 

- no te preocupes Misaki, no fue nada, si es que acaso te mandan llamar de la dirección, que estoy casi seguro que lo harán, iré ahí para explicar la cosas, ¿te parece?-

 

Ante tan amable sonrisa, comentario y persona no pude hacer más que sonreír y asentir animadamente.

 

-¡oh, Usami-sempai!- dijo un chico por un lado, era más o menos de mi misma estatura pero con el cabello negro.

 

-¡Kisa!, es bueno verte por aquí- dijo Usami-sempai con esa sonrisa que por lo visto siempre estaba cargando.


-lo mismo digo Sempai, ¡oh!- dijo percatándose de mi presencia- ¿chico nuevo?-

-si, él es Misaki Takahashi, hoy es su primer día-

-¡entonces ven conmigo Misaki!, ¡siéntate a  mi lado!- de esta forma el chico que al parecer respondía al nombre de Kisa, tomó mi mano y me arrastró al interior del aula, lo único que pude hacer fue girar mi cabeza, volteando a ver a aquel chico de cabellos plateados, viendo como me sonreía y comenzaba a caminar alejándose del salón…

Me senté al lado de Kisa-san justo como él dijo, comenzó a platicarme algunas cosas sobre la escuela, cosas como los horribles profesores, la horrible señora de la cafetería o el jardinero que era un supuesto fugitivo de la justicia, seguramente simples rumores. Comenzó a hablarme de los grupos sociales que había en la escuela, comenzando por los matones buscapleitos con los que para mi mala suerte tuve que toparme esta mañana. También me hablo de los listos, aquellos que siempre aparecían en el cuadro de honor de la escuela; también estaban los hippies, los darks, los gamers, los rechazados y finalmente los populares.

-¿populares?- inquirí, esto casi parecía un programa de TV estadounidense

-Si, ya sabes, los guapos buena onda- dijo Kisa-san- aunque bueno, tú ya tuviste la fortuna de conocer a uno de ellos…

-¿en serio?, ¿a quién?-

-a quién más va a  ser, ¡a Usami-sempai!, él uno de los más populares de la escuela, por no decir que el más, ¡él es galán de los de tercer año!, todas las chicas, y algunos chicos, quieren acostarse con él, sin embargo él es muy reservado, en todo lo que lleva en la escuela no se le ha conocido una sola novia, y mira que para verse como él se ve, eso es simplemente demasiado, es muy agradable, hasta yo me llevo bien con él, él, bueno… él es amigo de todos…

-ya veo…-

Ahora lo entiendo, este chico que me había salvado era realmente una buena persona, y no solamente yo lo decía, ¡la escuela entera lo hacía!, este chico… era la primera vez que nos veíamos y yo ya quería saber más de él, me llenaba de intriga, quería descubrir cómo era, si realmente era la persona tan buena que aparentaba ser o si solo era una máscara, tal vez él era realmente una persona mala, o tal vez era una persona tan maravillosa que era imposible de creer; quería conocerlo, quería hablar más con él, quería ser su amigo, quería estar más cerca de él.

Comenzaron las clases y en ello se fue mi día entero, clases y clases, en un solo día me di cuenta de que esta escuela llevaba un ritmo más atareado que mi escuela pasada, sin embargo no tuve otra compañía que no fuera Kisa-san, me había presentado a todo el grupo, pero nadie se había acercado a mí, y yo tampoco lo había hecho, insisto, cuando estoy entre desconocidos soy una persona muy tímida, y al parecer los demás ya tenían sus grupos de amigos, claro, es normal tomando en cuenta que llegué con el ciclo escolar ya iniciado, sin embargo eso no me afectó, debo admitir que la compañía de Kisa-san no era mala, al contrario, también era una persona muy agradable.

Al finalizar las clases tomé mi mochila y caminé junto a Kisa hacia la salida con la intención de marcharme a casa enseguida, tenía muchas cajas qué desempacar.

Continué caminando entre los murmullos de la gente hasta que llegué al patio donde me disponía a despedirme de Kisa-san, sin embargo antes de que abriera la boca sentí como una gran mano se paseaba por mis cabellos pero desaparecía rápidamente como llego, voltee a ver de dónde había venido, encontrándome con Usami-sempai que seguía su camino hacia la salida de la escuela, únicamente volteando la mirada para dedicarme  un linda sonrisa.

-Hasta mañana Misaki…- dijo para voltear y seguir caminando, no pude apartar mi mirada de él, solamente continué viendo como se alejaba y se perdía entre el mar de gente, no me había dado cuenta de que mi corazón latía rápidamente y de que mis mejillas se encontraban teñidas de un leve rojizo, tal vez… tal vez este lugar no era tan malo…

Notas finales:

qué me dicen? les gustó? bueno, antes que nada quiero disculparme por si encontraron algún horror ortográfico o gramatical, ultimamente me he dado cuenta de que suele haber muchos en mis fanfics y estoy tratando de corregirlo.

díganme si les gustó o si no en un lindo review :33 saben que eso es lo que me alienta para seguir escribiendo <3

bueno, sin más qué decir...

Usagi'sWife ¡fuera!


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