Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Algo más por UsagisWhife

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, un pequeño one-shot :33

Notas del capitulo:

Hola! bueno, antes de comenzar quiero aclarar que todo es meramente ficcion, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, ¿o no? ewe

¡que lo disfruten! (:

Ahí estaba yo, rodeado por mis amigos, en el centro de la ciudad, simplemente caminando de un lado a otro diciendo cualquier estupidez que pueda hacernos reír de alguna forma.

-Hey, ¿qué haremos ahora?- mencionó Mauricio, uno de mis amigos, viendo que faltaba poco para que oscureciera- ya es tarde, y si no llego pronto ¡me castran!

-si- contesté- yo también ya me tengo que ir, tengo algunas cosas qué hacer…-

-Ni que lo digan, no he terminado la tarea de Biología- completó él, esa persona…

-bueno, entonces supongo que debo irme, nos veremos mañana en la escuela…- dije poniendo mis manos en mis bolsillos, dándome vuelta comenzando a caminar en dirección a mi casa.

-¡adiós Alef!- gritaron mis amigos al unísono, continué caminando, dejando escapar un sonrisa.

Mi nombre es Alef Huerta, ahora estudio el segundo año de preparatoria. Con quienes estaba ahora eran mis amigos, Mauricio, alto, cabello rubio muy ligeramente oscurecido, y el otro, bueno, qué puedo decir de él, él es… Mario, es más o menos de mi misma estatura, moreno, delgado, profundos ojos negros y esponjosos, rebeldes y oscuros rizos que se esparcían por todo el cuero cabelludo.

Se preguntaran ¿por qué hago tanto énfasis en él? Bueno, debo decir… que estoy enamorado de él, si, un hombre, ¿es raro no?, yo también pensé lo mismo,  pero qué puedo decir… simplemente un día me di cuenta y ya no pude hacer nada, pero… esto está mal, tengo una novia al igual que él, entonces… ¿por qué me siento así?

Hace unas pocas semanas que empecé a salir con Mariana, aunque me apena decir que solo fue un intento desesperado por tratar de olvidarme de él, unos meses antes de que yo comenzara mi relación él había comenzado una con Atziri, una chica de otra escuela; esto me partió el corazón, desesperado por querer olvidarlo comencé a salir con la primera chica que se me declaró, esta fue Mariana.

Ambos vamos a la preparatoria juntos, tenemos la misma edad, 17, nos sentamos juntos, casi vivimos juntos, salimos juntos, hacemos tarea juntos. Ante la vista de él y de la gente somos los mejores amigos, los que se apoyaban en todo, pero a mi parecer, solo somos amigos que quieren algo más, pero bueno, es imposible que algo así suceda.

Llegué a mi casa algo decaído, nuevamente había tenido que presenciar como la novia de Mario lo llamaba al teléfono diciéndole cosas cursis, y para colmo, él le decía cosas aún más cursis. Apenas diciendo un simple hola a mi madre subí las escaleras y me encerré en mi habitación, eso de que tenía cosas qué hacer era una vil mentira, simplemente, no estaba de humor para salir.

 Tomé mis audífonos y los coloqué en mis oídos, subiendo todo el volumen, tratando de sumergirme en la música y no pensar en mi asquerosa vida amorosa, para mi mala suerte mi acción se vio interrumpida en el momento en que mi teléfono comenzó a vibrar.

-¿hola?...-

-¡Alef!, ¡te he estado llamando toda la tarde!- Pfff… era Mariana…

-Lo siento, tenía mi celular en silencio y no lo escuché…-

-bueno, como sea, ¡no lo vas a creer!, ¡fuimos invitados a la fiesta de Víctor!-

-wow… ¿en serio?-

-¡si!, esto es increíble, es la mejor fiesta del año y ha invitado a todos los de tu salón, y como yo soy tu novia, obvio que me llevaras a mi ¿cierto?-

-claro, cariño- le respondí ya sin muchos ánimos- espera, dijiste… ¿todos los de mi salón?

-¡si!-

-entonces… supongo que Mauricio y Mario también irán, ¿no es asi?-

-bueno, no lo sé, eso deberías preguntárselos tú, tú eres su amigo a fin de cuentas…-

-supongo que sí, Mariana, tengo cosas qué hacer, ¿te llamo luego vale?-

-¡vale!, ¡te quiero!-

-yo igual…- apenas dicho esto colgué el teléfono, así que una fiesta eh…

 

A la mañana siguiente era lunes, me levanté temprano dispuesto a ir a la estúpida escuela, me coloqué mi uniforme y tomé mi mochila dispuesto a salir de ahí, baje las escaleras y me encontré con mi madre preparando el desayuno.

-buenos días…- dije sentándome en la mesa

-buenos días cariño, aquí tienes tu desayuno- contestó mi madre

-gracias…-

Comí en silencio debido a todo lo que pasaba por mi mente, ¿de verdad iría a esa fiesta?, bueno… si iba seguramente Mario estaría ahí con su novia besándola y eso, y yo, simplemente ya no me creía lo suficientemente fuerte para ver algo así una vez más, sinceramente tenía tiempo pensando en cambiarme de escuela, simplemente ya no lo soportaba más, ya no soportaba verlo y seguir amándolo de esta forma, me superaba este sentimiento de dolor, era demasiado y yo ya no podía con eso, si no podía olvidarlo por mi propia cuenta, entonces me obligaría a hacerlo.

Terminé de desayunar, me despedí de mi madre y salí de la casa en camino a la escuela. El día era cálido y el cielo estaba despejado, era un hermoso día, un hermoso día para tan roto corazón…

Llegué a la escuela yendo directamente hacia mi salón, al llegar me encontré con Mauricio conversando con dos chicas, yo las conocía, eran unas raras pero divertidas chicas de primero.

-buenos días- dije con una sonrisa

-¿qué onda?- dijeron ellas

-Mau… ¡pásame la tarea de física que no he hecho nada!- comenté dirigiéndome a mi amigo.

-toma mi libreta, está en la mochila-

Tomé la libreta de Mauricio y comencé a copiar las formulas y números escritos en ella sentado en mi lugar.

-¿entonces irán a la fiesta?- escuché que me mencionó la mas alta de ellas, la que tenía el cabello rizado.

-¡yo si quiero ir!, ¡quiero arreglarme y verme bonita!- contestó la pequeña de cabello corto

-¡entonces vallamos juntas!- así las amigas se tomaron de las manos y comenzaron a saltar al mismo tiempo, se nota que les apasionaba ir a esa fiesta.

-¿y tú, Mau?, ¿irás a la fiesta?- preguntó la pequeña

-no lo sé- contestó Mauricio- depende, si mis amigos van supongo que yo también, pero como ambos tienen novias ahora… supongo que tendré que estar solo con Jesús.

-jajaja bueno, eso ya es mejor que nada ¿no?-

-supongo que sí jajaja-

Ese comentario de Mauricio me puso a pensar, tanto Mario como yo teníamos novia, entonces él esperaba que no le hiciéramos caso y por eso no sabía si ir o no, pero eso no le importó tampoco, siempre y cuando estuvieran sus amigos él podía divertirse ¿o no?, si, ¡al diablo todo!, ¡era la mejor fiesta del año y no iba a dejar que estos sentimientos tan idiotas me roben la oportunidad de divertirme como nunca!, si iba pensaba ponerme tan ebrio que no podría recordar mi nombre, pensaba divertirme a lo grande y olvidarme de mis problemas por una noche…

-¡Mau!- traté de llamar su atención, ante mi llamado interrumpió su conversación y volteó a verme- ¡vayamos a la fiesta y pongámonos ebrios!- ante esto solo me regreso una gran sonrisa.

 

Unas cuantas horas después las clases dieron inicio y Mario estaba sentado ahora a mi lado, simplemente poníamos atención a lo que el profesor explicaba y tomábamos algunos apuntes, al menos yo lo hacía, pero al mirar de reojo pude notar que Mario no tenía nada escrito en su libreta, miraba al frente, pero tenía la mirada perdida, inmediatamente me preocupé por mi amigo, necesitaba saber qué era lo que le afligía.

Sabía que no podíamos hablar libremente en clase, así que arranqué un pedazo de hoja de mi libreta y comencé a escribir en él, cuando terminé deslice el papel por la mesa, dejándolo donde pudiera verlo, en el papel estaba escrito:

“Hey, ¿estás bien?, ¿qué te sucede?”

Al momento en que vio el papel tomó un lápiz, otro pedazo de papel y comenzó a escribir, dándome la nota al terminar de hacerlo.

“no sucede nada, ¿por qué lo preguntas?”

Cielos, ¿a quién quiere engañar?, si tenía una cara que lo delataba vilmente. Nuevamente, escribí una respuesta en un nuevo papel.

“Vamos, te conozco, ¿Qué es lo que pasa?”

Vi que escribía nuevamente, sin embargo cuando leí su respuesta no supe cómo tomarla…

“creo que Atziri y yo terminaremos”

Definitivamente no supe de que forma reaccionar, ¿él terminaría con su novia?, ¿por qué?, pero lo que más me preguntaba era… ¿debía alegrarme por ello?

Tomé un papel y rápidamente escribí una respuesta

“¿Por qué dices eso?”

Esta vez Mario tardó un poco más en escribir, pareciera que estaba pensando sus palabras, como si temiera decir algo equivocado. Finalmente terminó de escribir y me pasó el papel.

“Dice que no es como antes, que siente que la no la quiero como antes, que me ve inseguro de mis sentimientos hacia ella”

Rápidamente contesté, extrañamente ansioso por su respuesta.

“¿y lo estás?, ¿estás inseguro de tus sentimientos?”

Sin embargo tuve una extraña sensación al observar la respuesta que yo mismo esperaba.

“creo que sí”

-¡Los novios de notitas allá atrás, los ojos al frente!-

No pudimos continuar enviándonos notas debido a que, el resto de la clase, el profesor tuvo sus ojos puestos en nosotros, sin embargo, no pude sacarme de la mente lo que Mario me había dicho, ¿él estaba dudando de sus sentimientos por Atziri?, ¿desde cuando?, ¿por qué no me había dicho nada?, ¿de verdad terminarían?, estas y muchas preguntas más daban vueltas una y otra vez en mi cabeza, impidiéndome poner un mínimo de atención en lo que fuera estuviera diciendo el profesor.

Más tarde sonó la campana anunciando la hora del descanso, salí de mi salón junto con mis amigos en dirección al patio donde nos topamos con dos pares de ojos femeninos.

-¡Hola chicos!- dijeron las chicas

-¿Qué hay?- salude

-No mucho, les estaba platicando lo horrenda que era mi secundaria, la directora era gorda y nos confiscaba las galletas, seguro era para que ella pudiera comérselas- dijo la más alta de ellas.

-¡Por favor!-dijo Mario- no creo que haya sido tan mala como en la que Alef y yo estuvimos-

-¡es cierto!, ¡esa escuela era un asco!- confirmé

-un momento… ¿ustedes fueron a la misma secundaria?- inquirió la pequeña

-si, estuvimos en la misma- afirmé

-oh… entonces es por eso que se llevan tan bien…-

-bueno…- dijo Mario- no exactamente, nosotros íbamos en la misma secundaria, pero no teníamos idea de que el otro existía, nosotros nos conocimos formalmente hasta entrar a la preparatoria…- ante este comentario solo pude quedarme callado.

-oh ya veo…-

Y nuevamente continuamos una conversación llena de las estupideces que nos hacen reír, sonó la campana y todos volvimos a clase.

Los días de la semana pasaron, de una forma muy lenta debo decir, esperaba la fiesta con ansias, quería deshacerme de todos estos pensamientos que Mario había infundido en mi cabeza, ¿él y su novia de verdad terminarían?

Después de esa conversación que habíamos tenido en clase no había podido volver a hablar con él, cada vez que intentaba acercarme y decía una palabra respecto al tema, Mario se salía por la tangente con frases como: “espera, mi celular vibra”, “lo siento, tengo tarea qué hacer”, “parece que va a llover, mejor ir por un paraguas”. Pero lo que más me molestaba era que usara excusas tan absurdas, de verdad ¿no se le ocurría algo mejor?, al menos podía disimular un poco el hecho de que no quiere hablar con su mejor amigo respecto al tema.

Fuera de eso, aquella respuesta que me había dado Mario me desconcertaba mucho, ¿se sentía inseguro de sus sentimientos?, ¿por qué?, ¿acaso le gustaba alguien más?, y si así fuera… ¿quién?, ¿alguna otra chica?, o quizás… ¿podría ser un chico?, no, que estupidez tan grande, Mario era de las personas más heterosexuales que conocía, y eso… eso me partía no solo el corazón, sino el alma también.

Pero… ¿qué pasaba si Mario terminaba con Atziri para ir con otra chica?, ¿podría soportar verlo nuevamente abrazar a otra persona?, conocía la respuesta, no.

Ya no soportaría por mucho más tiempo este dolor, no pasaría mucho antes de que estos sentimientos me destruyeran, y… aunque me pesara en el alma, no lo iba a permitir, aún me quedaba un poco de dignidad y no iba a dejar que mi vida se acabara por un tonto amor unilateral, no, lo dejaría, lo dejaría todo, me iría de la escuela y trataría de no volver a verlo, no le volvería a hablar, no volvería a escucharlo reír, no volvería a ver su sonrisa, no volvería a escuchar mi nombre salir de sus labios, me iría y lo dejaría, lo dejaría atrás junto con estos sentimientos que me carcomen el alma.

Si, me iría, pero antes… debía hacerle saber de mis sentimientos y la razón por la que me iba, tenía que decírselo, necesitaba ser rechazado para estar seguro de mi decisión, si, se lo diría, lo más pronto posible, y ese momento sería en la fiesta, será nuestro último día juntos…

 

 

Al fin llegó el sábado y la hora de la fiesta se acercaba, acababa de salir de la ducha y ahora me estaba colocando una camisa de cuadros, me peiné, o al menos lo intenté, tomé mi teléfono y salí de la casa.

En cuestión de minutos llegué al lugar donde sería la fiesta, era en una casa, pero una casa enorme, cuando llegué ya había algunas personas, al menos la mitad de los invitados, atravesé el pórtico y el salón, llegando hasta la barra donde ya se encontraban mis amigos, me acerqué y finalmente los saludé, ahí estaban Mauricio, las chicas y Jesús.

-Hola chicos- saludé

-¿Qué hay Alef?- dijo Jesús- y dime… ¿dónde dejaste a Mariana?

-Ella llegará más tarde, pero no te preocupes, que ella por nada del mundo se pierde esta fiesta, pero… hablando de novias… ¿dónde está Mario?-

-¡Oh! Parece que está en el jardín con Atziri- dijo Mau- pero no te recomiendo que vayas a buscarlos, se veían muy románticos cuando salieron, si les interrumpes un momento, Mario te odiara toda la vida-

-jajaja si, tienes razón, pero necesito hablar con él, es algo importante…-

-pues en todo caso, ve y búscalo, ya te he dicho dónde está-

Así me retire en camino a la parte trasera de la casa, atravesé pasillos y logré evadir unas cuantas personas y evitar que unas cuantas bebidas de gente ya ebria cayeran sobre mí, no me había dado cuenta de que ya mucha gente había llegado, ahora la música sonaba alto y todos se divertían, yo también planeaba hacerlo más tarde.

Cuando llegué al inmenso jardín busqué a Mario con la mirada, sin embargo cuando lo vi emprendí mi camino de regreso, él estaba besando a Atziri justo debajo de un árbol, se abrazaban y se besaban cariñosamente, fue ahí cuando me di cuenta de que no tenía el valor para decirle adiós, no tenía el valor para alejarme de él, lo amaba, lo amaba demasiado, y el verlo así, con su novia, realmente feliz, su felicidad debía ser la mía, ¿no es así?, entonces… ¿por qué me duele tanto?, ¿¡por qué querer a una persona duele endemoniadamente tanto!?, ¡¿por qué no podía ser mío?!, ¡¿por qué no se daba cuenta de cuánto lo amaba?!

Regresé al salón y me senté en la barra pensando en que se suponía que ese día me divertiría, pero ahora, creo que estaba más roto que nunca, pero tenía que ser fuerte, fuerte para poder estar junto a él. Tomé uno de los tragos que había ahí y lo llevé a mis labios dando un primer y último trago. Así me lleve un segundo, un tercero, un sexto, un décimo… ¿de qué hablaba?, me hallaba tan ebrio que había perdido la cuenta de cuantos tragos había tomado, ahora ya no me encontraba triste, al contrario, tenía ganas de divertirme como nunca.

Así borracho como una cuba me dirigí a la pista de baile donde se aglomeraban muchas personas, fue ahí donde escuché mi nombre por una voz femenina, me voltee y pude observar que era Mariana quién me gritaba, jajaja mi linda novia había venido.

-¡Cariño!, ¡qué bueno que llegas!, te estaba esperando- dije para rápidamente tomarla de su cintura y llevar sus labios a los míos.

-¡Alef!- dijo despegándose de mí- ¿bebiste?

-No, bueno, tal vez… solo un poco- dije intentando volver a besarla entre el mar de gente que había, ante esto ella cubrió mi boca con su mano- ¡no voy a besar a un ebrio!

-¡Oh vamos!, ¡yo sé que tú también lo quieres!- así me abalancé nuevamente a su boca, forzando un beso húmedo y nada romántico.

Poco a poco comencé a bajar mis manos de su cintura, aventurándome en terrenos no explorados, al menos por mí, sin embargo en el momento en que mi mano se poso en su trasero pude sentir como con una de sus manos aferraba mi muñeca con fuerza produciéndome dolor, ¡mierda!, ¡esta chica si era fuerte!, así logró soltarse y fue cuando sentí un fuerte ardor en mi mejilla.

-¡por mí puedes irte al demonio!- dicho esto se fue realmente indignada, ¡bah!, como si a alguien le importara…

Dejé la pista de baile y me dirigí nuevamente  a la parte trasera de la casa, claro no antes de tomar nuevamente un vaso con tequila, al llegar me di cuenta de que no había nadie, gracias a dios, tomé asiento en una de las bancas de piedra, justo al lado del árbol donde antes había visto a Mario besar a aquella chica.

Me senté a beber en silencio durante no sé cuánto, pudieron ser minutos, horas, días, semanas, sinceramente me tenía sin importancia, ya daba igual el tiempo que pasase o lo que me ocurriese, ya nada importaba, ni siquiera yo.

Al cabo de algún tiempo me pareció escuchar pasos, sí, yo conocía esos pasos, sabía perfectamente quién era, lo que no sabía es qué quería…

-¿Alef?...- dijo Mario casi en un susurro

-¿qué quieres?- dije fríamente sin voltear la mirada, dando un trago a mi bebida

-yo… bueno... te vi discutir con Mariana, o más bien, vi a Mariana golpearte, ¿te sucede algo?, ¿estás bien?-

-¡¿y a ti qué te importa?!- solté agresivamente, escupiendo al hablar, en esos momentos me envolvía una furia inmensa, una furia conmigo mismo

-Alef… claro que me importa, ¿es que acaso no somos amigos?-

-¿amigos?, já… ni siquiera se acerca, vete, no quiero hablar con nadie…-

-¡no Alef!, no te dejaré, ¡no estás bien!-

-¡¿y qué si no lo estoy?!- harto de mi situación me paré de la banca tirando el vaso con el alcohol encarándolo- ¡no es como si pudieras hacer algo al respecto!

-¡podría ayudarte si me dejaras!-

-¡no!, ¡no puedes hacerlo!-

-¡¿por qué no!?

-¡¡PORQUE  TE  AMO!!,  ¡por eso no puedes hacer nada!- al momento me arrepentí de lo que dije, me había dejado llevar por el momento y mi impulsividad y había revelado el más grande secreto de mi vida, era un completo idiota.

-¿de qué hablas?- inquirió Mario con una expresión con la que demostraba que estaba sumamente confundido, tal vez hasta un poco asustado, sin embargo… a mi ya de nada me servía mentir, si ya lo había dicho, ahora si ya nada importaba, supongo que… ya no podía seguir mintiéndole- no te entiendo…

-¿qué es tan difícil de entender?, ¿Qué te amo?, si, te amo, y siempre lo he hecho, tengo años amándote, ¡años!-

-¿años?, Alef, de verdad estás ebrio, nosotros nos conocemos apenas hace poco más de un año-

-eso crees tú, yo sé quién eres desde que entramos a secundaria, todos los días te veía pasar, miraba como reías y cómo sonreías, desde ese momento te he amado, te he amado hace años…-

-pero, Alef… tú… nosotros… ¿somos los mejores amigos no es así?-

-¡¿cómo se te ocurre llamar amistad a esta mierda?!, ¡ni siquiera pudiste decirme lo que sentías por Atziri!, ¡me has evadido toda la semana!, ¡sin razón!, ¡así que no te atrevas a llamar a esto amistad!-

De repente hubo silencio… no decíamos nada, fue hasta ese momento que pude notar como mi corazón latía desbocado, como mis manos temblaban y cómo mis ojos se encontraban húmedo y gruesas lagrimas rodaban por mis mejillas, seguramente tenía un aspecto deplorable… cualquiera que me viera seguro sentiría lástima por mí, tal vez hasta Mario la sentía.

-Me iré de la escuela…- dije, me había decidido a quedarme, ser fuerte y seguir junto a él, tratar de ser feliz con su felicidad, pero ahora que todo esto  había pasado ya no tenía sentido hacerlo, parece que todo volvía al plan original- me iré y nunca me volverás a ver…

-Atziri y yo terminamos hace un rato- dijo, ¿a qué venía eso?, ¿qué no había escuchado nada de lo que dije?- te dije que estaba inseguro de mis sentimientos ¿no es así?- tenía las manos en las bolsas del pantalón y desviaba su mirada al suelo, ¿qué es lo que estaba haciendo?

-pero… los vi besándose cuando llegué…-

-ella me beso, justo estábamos terminando, no tomó muy bien el hecho de que quisiera terminar, se desespero y terminó por besarme, pero… la razón por la que estaba inseguro de lo que sentía es esta…-

Así regresó su mirada a mis ojos y comenzó a caminar hacia mi rápidamente, cuando me di cuenta tenía sus manos en mi nuca sujetándome cuidadosamente y sus labios sobre los míos, besándome lenta pero demandantemente.

Abrí los ojos por la sorpresa, pero al sentir sus labios sobre los míos comencé a marearme, aferrándome a sus hombros correspondí su beso, dejándome llevar, sintiendo aquellas mariposas en el estomago que las chicas enamoradas decían sentir.

Cerré mis ojos, preocupándome solo por disfrutar ese momento, por sentir sus labios danzar justo a un lado de los míos, la suavidad de sus labios era algo de otro mundo, no quería que terminara, nunca, quería estar así por siempre, por siempre junto a él.

Así tan sorpresivamente como comenzó a besarme también me soltó, me miró con una expresión que no supe descifrar, se dio vuelta y salió del lugar, dejándome con el corazón alborotado y mi mente hecha un asco…

 

Habían pasado algunos días desde la fiesta, sin embargo no había visto ni a Mario ni a mis amigos, por supuesto no había ido a la escuela, le había dicho a mi madre que me sentía mal, y al ver deplorable estado, no lo había dudado un solo segundo.

Si antes me sentía horrible, bueno… no tenía ni idea de cómo se podría definir esta situación, las palabra diseñadas para describir el sufrimiento o el horror era pequeñeces comparado con lo que yo estaba sintiendo.

No podía dormir, no podía comer, no podía vivir, mi mente era un caos en estos momentos, estaba seguro de que muy pronto terminaría por  colapsar, ¿por qué?, ¿por qué me había enamorado de él?, ¿Qué se ganaba el estúpido universo con mi sufrir?, bueno, mejor dicho… ¿qué se ganaba Mario con mi sufrir?, ¿por qué me había besado?

Aún tenía la sensación de sus labios sobre los míos, de sus manos en mi nuca, aún sentía el cosquilleo en el estómago, ¿pero qué me ganaba yo con un simple contacto físico si no había sentimientos de por medio?, ¿por qué disfrutaba jugar conmigo?, es que… ¿acaso en realidad me odia y es por eso que disfruta verme sufrir?, un imbécil, eso es lo que soy, un patán, eso es lo que él es, lo malo es que estoy locamente enamorado de ese patán.

Él no se imaginaba ni la mínima cantidad de lo que yo estaba sufriendo, confundido, agobiado, con el alma, el corazón y el cuerpo roto, no lo soportaba, podría haber soportado que me rechazara, que me insultara, incluso que se burlara, pero no que juegue conmigo de esta forma, simplemente es demasiado para mí.

Me levanté de la cama dispuesto a darme una ducha, tal vez un poco de agua caliente despejara un poco mis pensamientos.

Tomé una toalla y me dirigí al baño, abrí el agua caliente y el vapor lleno la pequeña habitación, mientras me quitaba la ropa logré mirarme en el espejo algo empañado debido al vapor; unos ojos cafés me regresaban la mirada, una mirada triste, decaída, sin brillo, mis parpados estaban hinchados, mis ojos estaban enrojecidos y tenían bolsas, podía atreverme a decir que incluso me veía algo pálido, mire mi cuerpo y pude notar que estaba incluso algo más delgado, entonces pensé “¿en ese estado está mi corazón?”.

Entré a la ducha cautelosamente, tratando de acostumbrarme al ardor que el agua caliente provocaba  sobre mi piel, alcé la cara, dejando que el agua callera directamente a mi rostro, baje la mirada y vi como el agua se iba por el drenaje, viendo cómo se llevaba la suciedad, deseaba que se llevara de igual forma el dolor.

Salí de la ducha envuelto en una bata de baño, mientras ponía crema sobre mi cuerpo escuché mi teléfono sonar, me sorprendí, no había recibido una sola llamada desde hace días, tomé el teléfono y lo descolgué, tomando la llamada.

-¿hola?- dije, me sorprendí al escuchar mi voz, quebrada y sin energía.

-¿Alef?- dijo una voz muy conocida para mí del otro lado de la línea

-Hola Mauricio- dije sin ánimos

-¡amigo!, ¿cómo has estado?, no has ido a la escuela ni has llamado, estamos preocupados por ti-

-¿preocupados?-

-Sí, Jesús, Mario y yo- Mmm, así que Mario eh… él, ¿él estaba preocupado por mí?, qué buena broma…

-lo siento, no me he sentido bien estos días…-

-ya veo, escuché que tú y Mariana terminaron…-

-Sí, terminamos…-

-¿y es por eso qué…?-

-¡oh!, no, no, respecto a eso estoy bien, sinceramente creo que fue lo mejor…-

-entiendo… ¿y cómo te sientes ahora?-

-pues bien… me encuentro mejor supongo…-

-¡qué bien!, Alef, no quiero que te esfuerces, pero de verdad estoy aburrido, ¿no te gustaría salir un rato?, aunque, si no crees estar en buen estado para salir lo entenderé perfectamente…-

-¿qué?, ¡no!, estoy bien, en serio, si, me parece buena idea, llego a tu casa en 20 minutos, ¿te parece?-

-¡hecho!-

-hasta entonces…- dicho esto corté la llamada, a pesar de que mi estado de ánimo se encontraba por los suelos creí que sería buena idea estar un rato con uno de mis amigos, necesitaba reírme, o al menos debía intentar hacerlo…

Mis padres no estaban, así que decidí tomar mi cartera y mis llaves sin avisarle a nadie, salí de la casa en dirección a la residencia de mi amigo, fueron alrededor de 15 minutos lo que tuve que caminar, pero no me molestó, debo admitir que la brisa de la tarde es algo verdaderamente agradable.

Toqué el timbre y apenas unos segundos después salió Mauricio a recibirme, no pasó desapercibido mi horrible estado físico, queriendo evitar que hiciera preguntas le inventé que había tenido problemas del estómago y por tanto vomitar había adelgazado y también era razón de mi palidez, no muy convencido aceptó tal historia. Subimos a su cuarto y él encendió el  x-box, comenzamos a jugar uno de nuestros juegos favoritos, fue entretenido en un principio, pero después de hora y media de jugarlo terminó por hartarnos.

Nos recostamos ambos en la gran cama mirando al techo, tratando de idear algo que pudiera sacarnos del aburrimiento, sin mucho éxito sinceramente.

-¿y si husmeamos en los cajones de tu hermana?- dije a Mauricio

-No husmearé en los cajones de mi hermana Alef, me aterra lo que pueda encontrar…-

-entonces…-

-tampoco husmearé en los cajones de mi madre…-

-¡¿entonces qué esperas que hagamos?!- dije alzando mis brazos hacia el techo en señal de desesperación ya con mis ideas completamente agotadas

-bueno…- dijo incorporándose nuevamente en la cama, volviendo a estar sentado- ahora vuelvo…- se levantó y yo me quedé sentado en la cama, ¿a dónde fue?, apenas unos minutos después regresó a la habitación.

-¿A dónde fuiste?- pregunté

-bueno, tres cabezas piensan mejor que una así qué… llamé a Mario-

Mi corazón y mi mente se paralizaron en ese instante, ¿Mario vendría?, no, no podía, no quería verlo, si lo veía terminaría por derrumbarme y me hundiría permanentemente en el dolor, tenía miedo de verlo, tenía miedo de lo que pudiera decirme, tenía miedo de lo que yo pudiera decirle a él, tenía miedo de ver una sonrisa burlona o de asco en su cara, tenía miedo, no quería.

-¿a Mario?- dije muy nervioso

-si, ¿algún problema?, Alef… ¿estás bien?, te noto… más pálido y pareces estar hiperventilando-

-¿M…Mario sabía q…que yo estoy… aquí?- tartamudee, estaba siendo complicado hablar bien debido a mi nerviosismo

-Si, se lo dije, ¿por qué?, Alef, de verdad, te ves muy mal, ¿no quieres una pastilla o algo?, recuéstate si quieres…-

-Lo siento Mauricio, debo irme- así rápidamente tomé mis cosas y salí corriendo por la puerta del frente en dirección a mi casa.

Debía apresurarme si no quería toparme con Mario accidentalmente, corrí, corrí todo lo que pude hasta que finalmente llegué a mi casa, abrí la puerta y cerré con seguro.

Me recargué de espaldas en la puerta y lentamente me dejé caer abrazando mis rodillas, escondiendo mi rostro en ellas, llevé mis manos a mi pecho y presione con toda la fuerza que tenía, tratando de apaciguar el dolor que ahí sentía. Comencé a sollozar en silencio, sintiendo cómo las cálidas lágrimas rodaban nuevamente por mis mejillas, así, sumido en el dolor, poco a poco me quedé dormido.

 

Desperté cuando un extraño dolor recorría mi espalda, abrí mis ojos lentamente y me percaté de que me había quedado dormido justo ahí, a un lado de la puerta de la entrada, con cuidado me levanté, llevando una de mis manos a mi espalda, me dirigí a la cocina por un vaso de agua, ahí fue que recordé el por qué había terminado ahí dormido… ¿qué se supone que haga conmigo mismo?

Mire a la ventana y pude notar que el sol se había ido, ahora el cielo era oscuro y las estrellas adornaban el cielo.

Caminé a la sala y encendí el televisor, tomé el control y comencé a dar vuelta a los canales comencé a pensar que mis padres estaban tardando, bueno, qué importaba, conociéndolos fueron a beber y divertirse a algún lado.

De pronto escuché como la puerta era abierta, creyendo que serían mis padres no le di importancia, fue hasta que escuché una voz que mi corazón se paralizó por millonésima vez en esta vida.

-Alef…- era él, el dueño de mis fantasías y mis pesadillas, el causante de mi dolor y mi alegría, la razón de mi vida y de mi muerte.

No me moví, no dije nada, solamente me quedé ahí tratando de fingir que miraba la televisión y él no estaba ahí, él tampoco se movió, solamente susurró mi nombre quedamente, dijo mi nombre con voz… ¿quebrada?, ¿angustiada?, ¿por qué?, no quería saberlo, sinceramente, lo único que quería era que se fuera…

-Alef… necesitamos hablar…- dijo, yo continué en silencio- Alef…

-¿cómo entraste?- al fin me armé de valor y pude articular lo primero que se me vino a la mente aún sin quitar mi mirada de la pantalla

-¿se te olvidó quién es tu mejor amigo y que sé que esconden una llave en una de las macetas?-

-¿amigos?, tu y yo no tenemos nada de amigos…- dije fríamente

-Alef…-

-¡¡vete de aquí!!- dije ya sin poder contenerme, abrazando mis rodillas contra mi pecho- ¡no quiero saber ya nada de ti!

-Alef, me doy cuenta de que no hice las cosas correctamente y que no me supe explicar bien-

-¿explicar?, ¿qué necesitas explicar?, ya me lo has dejado todo muy claro…-

-No, no lo has entendido…-

-¡¿qué necesito entender entonces?!-

-¡que también te amo!- ¿qué?

¡No le bastaba!, ¡no le bastaba besarme!, ¡no le bastaba humillarme!, ¡no le bastaba burlarse de mí!, ahora también quería burlarse de mis sentimientos y mis emociones.

-¡basta!, ¡no quiero oír tus mentiras!- grité llevando mis manos a ambos oídos

-¡no son mentiras!, ¡te amo!, ¡me di cuenta de que te amo!, ¡que te amo desde hace mucho tiempo!-

-¡no te creo!-

-bien, si no me crees con palabras, te obligaré a creerme con acciones…-

De esta forma pude escuchar sus pasos acercándose, cuando estuve frente a mi nuevamente puso sus manos en mis mejillas y posó bruscamente sus labios sobre los míos ocasionando un beso demandante, traté de alejarlo empujándolo, pero su fuerza pudo más que la mía y terminamos recostados en el sillón, al menos yo, con él encima de mí, sin parar de besarme.

Al cabo de unos segundos volvía sentir como me mareaba, como el sabor de sus labios comenzaba a embriagarme y sin poder resistirme más, dejó de importarme, dejo de importarme si no me amaba o si lo hacía, dejo de importaba cuánto le odiaba en estos momentos, dejo de importarme si quería burlarse o no, lo único que me importaba era disfrutarlo, disfrutarlo a él y a esos labios cuyo sabor me embriagaba cada vez más.

Respondí el beso que me daba, comiendo mis labios al ritmo de los suyos, tratando de demostrarle cuánto le amaba, quería que lo entendiera y tratara de comprender la forma tan intensa en que yo le amaba.

El aire comenzó a faltarnos y tuvimos que separarnos, sin embargo un hilillo de saliva aún nos unía, jadeantes nos miramos a los ojos, en esos momentos sus palabras regresaron a mi mente.

-¿de verdad me amas?- logré susurrar

-más que a nada- dijo con un tono de voz tan dulce que me hizo estremecer

-¿cómo es eso posible?- dije queriendo que todo esto fuera verdad, queriendo que lo que me decía fuera una realidad.

-Yo…- se alejó de mi, quedando sentado en el sillón, lo imité sentándome a un lado de él- hace unos meses… comencé  a sentirme extraño, te veía y me parecías… lindo- un sonrisa brotó de sus labios mientras hablaba, ante tal acción pude sentir como un cosquilleo recorría toda mi espina dorsal- comencé a asustarme y fue que empecé a salir con Atziri, un tiempo estuvo bien, pero… entre más tiempo pasaba contigo más me convencía de que estaba pensando en ti más de lo que debería, fue que comenzaron los problemas con ella, pero luego tú empezaste a salir con Mariana y yo, me confundí aún más, ¿por qué me dolía el hecho de que tuvieras novia?, sin embargo decidí no hacerle caso a eso y alegrarme de que fueras feliz con alguien, pero… la ira y la impotencia no se iban, en esos momentos las cosas con Atziri empeoraron, yo ya no le prestaba atención, no sentía nada al besarla, entonces tuvimos esa conversación en clase y yo… mi mente era un desastre, para ese entonces yo ya sospechaba que pudieses estar gustándome de una forma que no pudiera controlar, pero… tú tenias novia, tú eras feliz, cómo podía siquiera pasarme por la cabeza que yo te gustase, éramos los mejores amigos…yo… tenía que olvidarte, entonces comencé a evitarte y el día de la fiesta bueno… te vi discutir con Mariana, quise hablar contigo, créeme que lo de tu confesión me tomó enteramente por sorpresa, luego te vi ahí, destrozado, por mi, así que sin meditar mis actos fui y te besé… luego me entró el pánico y me fui de ahí, lo que quiero que entiendas es que después de pensarlo tanto, me di cuenta no solo de que me gustas, sino también de que te amo, te amo demasiado-

Escuché en silencio todo lo que me dijo aún sin creérmelo, ¿de verdad me amaba?, quería creerlo, de verdad, quería hacerlo, quería ser amado.

-Alef, por favor, sólo te estoy pidiendo una oportunidad,, si ambos nos queremos ¿qué importa ya?- al decir esto tomó mis manos y me miró a los ojos, su mirada era tan seria, era mi mejor amigo, lo conocía tan bien, sus ojos irradiaban un brillo de sinceridad, le creía, ¡le creía!

-te amo Mario…- dije en apenas un susurro, de tal manera que solo él pudiera escucharlos… me acerqué a él de manera que nuestras frentes quedaron unidas, podía sentir su aliento rozar mis mejillas.

-te amo Alef- dijo cerrando los ojos a la vez que unía nuestros labios, fundiéndonos en un nuevo beso lleno de amor, no necesitamos más  palabras para percatarnos de lo que el otro sentía, ese beso nos estaba diciendo todo.

Continuamos besándonos hasta que nuevamente me empujó para quedar recostados en el sillón de mi sala, no podía creerlo, mi mente aún no lograba procesar tantas emociones, mi corazón latía como nunca antes había latido, sus besos se estaban tornando más apasionados, si no parábamos ahora, no sabía hasta dónde podríamos llegar.

-Mario… basta…-

-¿por qué?, ambos deseamos esto ¿no es así?- ¿si lo deseaba?, ¡claro que lo hacía!, no había algo que deseara más que eso, pero… - solamente… déjame amarte como se debe, ¿me dejarás?- esto último lo dijo susurrándome al oído, ¿cómo podía negarme cuando me seducía de tal forma?

No necesité palabras para contestarle, lo miré a los ojos y uní nuestros labios una vez más, esa noche le demostraría cuanto lo amaba, esa noche no habría nada ni nadie que pudiese separarme de él, esa noche estaríamos juntos, juntos para siempre.

Comenzamos a sacarnos la ropa como pudimos, entre beso y beso salían suspiros de mi boca, era la primera vez que haría esto, al menos con un hombre, estaba nervioso, sus manos recorrían mi cuerpo entero sin pudor o decencia, sus labios atacaban sin piedad mi cuello, pecho y piernas.

Comencé a sentirme despertar cuando se sacó la camisa, permitiéndome apreciar su pecho bien formado, me abrazó con aquellos fuertes brazos y me besó apasionadamente.

Poco a poco sus besos bajaron hasta llegar a mi intimidad sacándome sonoros gemidos los cuales no sabía que era capaz de emitir.

Sin embargo no me sentía bien, no me parecía justo que yo me sintiera en el limbo del éxtasis y la lujuria y él estuviera preocupándose únicamente por mimarme, así me incorporé y logré tumbarlo debajo de mi cuerpo ya desnudo, su rostro se notaba confundido, su confusión aumentó aun más cuando baje temblorosamente su pantalón y su ropa interior dejándolo en las mismas condiciones que yo.

Llevé temeroso mis labios hasta su entrepierna y besé con delicadeza aquel lugar, escuchando un suspiro de su parte fue que me impulsé a continuar mi tarea comenzando a lamer para después meter aquel miembro por completo en mi boca, subí y baje en él hasta que sentí su esencia llenar mi boca.

Algo avergonzado volví a besarlo aún encima de él, me llevé una gran sorpresa al notar sus dedos introducirse en mi virginal entrada, sintiendo algo de dolor me quejé, él lo notó y continuó haciendo movimientos más suaves, preparándome para lo que venía.

Cuando sacó sus dedos los nervios me invadieron cuando sentí algo más grande, caliente y duro abriéndose paso por mis entrañas, traté de soportar el dolor, sus manos en mis caderas me ayudaban bajando delicadamente, dejando que aquel miembro entrara en mi, cuando estuvo por completo adentro solté un suspiro tratando de relajarme.

Cuando me sentí bien comencé a impulsarme hacia arriba bajando nuevamente, una y otra vez, ambos habíamos comenzado a sudar y jadeábamos, no solo por el esfuerzo, sino también por el placer que estábamos sintiendo.

Las embestidas y el placer exigían un ritmo más rápido, uno que yo no era capaz de llevar, Mario se levantó y me recostó nuevamente, poniendo mis rodillas sobre sus hombros proporcionándome estocadas más rápidas, fuertes y profundas. Fue así hasta que no pude más y el inminente orgasmo me atacó.

Me corrí aferrándome a su espalda con mis uñas, seguramente dejándole marcas, un par de estocadas más y se corrió en mi interior, en ese preciso momento dejamos de ser amigos.  

 

 

Días después me levanté temprano para ir a la escuela, si, ya no me iría, me quedaría al lado de Mario, quería estar con él y lo haría.

Terminé de vestirme y salí de casa en dirección a la preparatoria, unos minutos después me encontraba ya en la entrada, fue ahí donde divisé a mis amigos, ahí estaban Mauricio, Jesús, las chicas y… Mario.

Caminé lentamente hasta ellos dedicándoles una sonrisa, la sonrisa era para ellos, pero mis ojos estaban clavados en él, gritándole con la mirada cuanto le amaba.

Al llegar Mario estiro su mano y delicadamente tomó la mía dándole un ligero apretón, dedicándome una mirada sumamente dulce, pero recordé en donde estábamos y quite mi mano rápidamente volteando a ver nerviosamente a los demás.

-No te preocupes- dijo Mauricio- ya todos lo sabemos…

-¿eh?-

-Si- dijo Mario- yo le conté a Mau, quien lo entendió de inmediato, él se lo contó a Jesús y las chicas… bueno, ellas de alguna forma ya lo sabían…-

-por favor, si eran tan obvios, sinceramente ya se habían tardado jajaja-

Riendo con mis amigos voltee a ver a Mario, me regreso la mirada y entrelazamos nuestras manos nuevamente, si esto era un sueño, no quería despertar, si era verdad, no quería que terminara y si era mentira, quería vivir en ella por siempre, Mario es a quien amo, es quien siempre está ahí para mí, ya no seremos los mejores amigos, pero eso no es malo, al contrario, es lo mejor que me pudo haber pasado, ya no somos mejores amigos, ahora… somos algo más.

 

 

 

 

Notas finales:

¿qué les pareció? (:

bueno, primero que nada quiero disculparme por el lemmon tan mediocre que escribí, si han leido alguna de mis historias habran notado la gran diferencia.

sin embargo tal mediocridad tiene una razón, los personajes principales, Alef y Mario, ¡son amigos mios!, de hecho todos los personajes que aparecen son amigos mios, entonces por tal motivo fue muy dificil para mi escribir un buen lemmon, espero que lo entiendan. 

Bueno, si les gustó no olviden dejarme un lindo review con sus opiniones, sugerencias, deseos o inconformidades (: 

bueno, quiero agradecer a mi amiga Mariana que me hecho porras al escribir este fanfic, y sin mas que decir...

Usagi'sWhife ¡fuera!

¡LARGA VIDA AL MARLEF! (Mario x Alef = Marlef) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).