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Lazos de Sangre por Zafira

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Notas del fanfic:

** Los personajes pertenecen a Masami Kurumada

Notas del capitulo:

Hace tanto tiempo que no subo una nueva historia en esta sección, pero bueno, mientras escribo (a leña) mis otras historias con la intención de darle por fin un final,  se me antojó subir esta, que hacía un largo tiempo que se me ocurrió escribirla. Una totalmente diferente a mis acostumbradas, aunque espero que no por eso, sea mal recibida.

Lamento mucho mi larga ausencia... pero siempre estoy por aqui...

Capítulo 1º: Las aguas se agitan

 

Habían pasado unos meses desde que se podía respirar una relativa calma en el santuario después de los últimos sucesos en la batalla contra Hades, Atenea había decidido darle una muy merecidas vacaciones a sus caballeros de la Esperanza luego del milagro que habían ayudado a lograr en contra de Hades. La batalla había sido dura y casi termina de la peor manera, más gracias a la intervención y ayuda de Zeus las cosas salieron bien, Atenea volvió con todos sus caballeros de Bronce y Dorados… mientras que Hades quedo en el inframundo recuperándose de sus heridas.

 

En aquel momento sólo había una deidad que se mostro furiosa por cómo habían terminado las cosas, el dios Ares simplemente desapareció de la presencia de su padre y su hermana, jurando que eso no terminaría así… Zeus le ordenó deje en paz a Atenea, el dios no pudo más que prometer que ya no la molestaría, desde entonces, se respiraba paz… una tranquila paz…

 

Ahora todo estaba volviendo a la normalidad, junto a las responsabilidades que eso conllevaba, por el momento las prioridades eran reparar el santuario… y para Atenea, o más bien Saori, cumplir con sus compromisos como la Señorita Kido. El más próximo de ellos era una invitación de la Familia Solo para una celebración en memoria de la Cabeza de la familia, que sería el ocho de noviembre, es decir, en una semana. La joven se mostraba renuente a asistir, al fin y al cabo, la última vez que vio a la actual cabeza de esa familia fue cuando se enfrentaron en el fondo del lecho marino, ella y Poseidón.

 

Shion consideraba que podría ser arriesgado, más después de recordar las palabras de Shun e Ikki antes de marcharse, de que había sido el cosmos de Poseidón, el que les enviara las armaduras doradas en su batalla en Eliseo, la posibilidad de que el alma del Emperador de los Mares no estuviera completamente sellada, era algo que preocupaba tanto  al Patriarca como a la diosa, por lo que después de mucho meditar  decidieron que lo mejor sería ir, para constatar la actual situación del joven Solo, aunque claro, ella no iba a ir sola y desprotegida… para acompañarla  a la fiesta, Milo había sido electo por la diosa, como compañero.

 

Los preparativos se dieron de inmediato… todo se mantendría en secreto de los demás caballeros para evitar levantar suspicacias, Atenea no deseaba que estos se alarmaran y se preocuparan de más… sólo Milo sabía la situación, y como uno de los más fieles caballeros dorados, acepto mantener el secreto y acompañar a la joven diosa.

 

El día del evento había llegado, por la mañana temprano se informó que Milo saldría con Atenea, pero lo que habían dicho era que el motivo era el que la joven deseaba regalarle algo al caballero por su cumpleaños… y así fue como partieron… a las diecinueve horas exactamente hacían su entrada en la Mansión Solo, para… según entendía Saori, festejar al difunto padre de Julián.

 

El salón estaba maravillosamente decorado, Saori rápidamente se encontró con algunos conocidos y dejó solo a su acompañante para hablar con ellos, Milo no era de los que se cohibían, de todos los caballeros se consideraba el más extrovertido, pero la situación lo estaba superando… ese ambiente era tan superficial, además el joven Solo no aparecía por ninguna parte, era la peor manera de pasar su cumpleaños… de estar en el Santuario ya le estarían haciendo una pequeña fiesta, se imaginaba qué podría habérsele ocurrido a Afrodita para la fiesta, él era experto en organizarlas, además sería la primera en que Aioros estaría con ellos… “¡Me gustaría estar allí!”…

 

Los distinguidos invitados bebían y charlaban animosos, el caballero suspiró fastidiado, vio una puerta entre abierta y decidió seguir el pasillo y entrar en la habitación… se encontró en lo que estaba seguro, era la biblioteca, cerró la puerta tras de él…

 

¡Vaya… impresionante! – murmuró adentrándose más, miró la cantidad de libros, la chimenea estaba encendida por lo que decidió acercarse a ella, era un caballero, pero tenía frío… o quizás era la sensación que le daba por estar en un lugar rodeado de tantas personas falsas…

 

Cuando las llamas de la chimenea dejaron de parecerle interesante, fue que levantó la mirada… sobre la chimenea habían fotos y diseños a escalas de pequeños barcos… “¡Que se puede esperar de la Familia protegida por Poseidón!”… pensó sonriendo el peli azul… alzó más la mirada y se encontró con un retrato familiar… una pareja con sus dos hijos… uno muy pequeño, quizás de un año de edad en los brazos de una bella mujer, y otro de unos cuatro o cinco, en los brazos del hombre… su mirada se perdió en aquel hombre, tenía la cabellera muy azul, y ojos color zafiro, su piel canela, era muy parecido… sonrió ante ese pensamiento… “¡Se parece algo a mi!”… entonces su atención se dirigió al más pequeño, el caballero sonrió y le provocó ser más alto para poder tocar el rostro de esa criatura, su cabellera no era tan azul como la de su padre, se parecía a su madre…

 

¡Tierno…! – susurró…

 

¡Algunos pensaban que era más bien malcriado!

 

De la impresión casi se va para atrás, pero la persona que lo interrumpiera lo tomó del brazo, o hubiera caído seguramente sobre el fuego de la chimenea… miró asombrado a la persona que con esas simples palabras lo había sacado de sus cavilaciones.

 

¡Disculpe yo…! – comenzó a decir el caballero… pero calló al ver quien era el que lo sostenía…

 

¡No… perdóneme a mí, creo que lo asuste! – una sonrisa se dibujo en aquel rostro, y el poderoso escorpión sintió que algo se estrujaba en su pecho… - ¡Pero dígame… ¿Quién es usted, y qué hace aquí?

 

¡Milo… soy Milo… Scorpion… y la verdad me sentía un tanto cansado de la fiesta! – dijo como en transe el mayor sin poder apartar los ojos de más joven, quien aun reía, según pensaba Milo, quizás de la actitud que estaba teniendo - ¿Y usted…?

 

¡Soy el señor de esta Mansión… Julián Solo!

 

El shock fue absoluto, de todas las personas con las que esperaba encontrarse en aquel lugar, con el que menos lo hubiera deseado, era con la reencarnación del dios de los mares. Se le quedó mirando fijamente, era la primera vez que estaba ante su presencia… y debía admitir que con aquella sonrisa amable parecía todo, menos un ser peligroso.

 

¡Lo lamento, señor Solo, no quise… yo no quise…! – comenzó a murmurar el mayor, se sentía como un tonto… jamás en su vida se había sentido tan poco confiado en su actuar…

 

¡No quiso entrar a escudriñar en mi biblioteca! – respondió el empresario con tono serio, esa actitud puso en guardia al caballero - ¡Descuide, yo también venía a ocultarme de las miradas poco corteses de los invitados de esta fiesta!

 

¡Siendo el anfitrión, no debería! – Milo se sintió un poco más confiado por la actitud jovial y amable con la que era tratado - ¡Es en memoria de su padre, ¿no es así?!

 

¡No… de hecho no es así! – respondió el joven y se acercó a la chimenea… - ¡Es en memoria de la cabeza de la familia Solo! – hablo el joven extendiendo una de sus manos en dirección al cuadro familiar… - ¡En nombre de mi hermano… Maximilian Solo!

 

¡No sabia que Julián Solo tuviera un hermano mayor! – Milo habló mas alto de lo que hubiera deseado… en todo lo que había averiguado antes de asistir en la reunión, ningún informe decía que hubiera ningún miembro más, además de Julián, en la familia Solo.

 

¡Pues no lo tengo… lo tuve! – dijo el más joven mirando al caballero… - ¡Mi hermano murió hace muchos años… de hecho, el único recuerdo de su imagen, es esta! – comentó mirando nuevamente al cuadro… - ¡Dígame… Sorrento me dijo que me cuidara de usted… me dirá quien es y cual es su relación con la señorita Kido!

 

Milo miró a Julián con cierta sorpresa… claro, lo había visto llegar del brazo con ella… se pregunto entonces que tan ciertos eran los rumores de que él le había ofrecido matrimonio a Saori, si eran verdad, quizás era de ella de quien se ocultaba el oji azul… y eso lo dejaba a él como a un posible rival… “¡Yo sería menos amable con mis rivales!”…

 

¡Su guarda espaldas… esa es toda la relación que me une a la señorita Kido! – dijo al fin el caballero de la octava casa.

 

¡Ah… ya veo…! – el más joven pareció algo incómodo… tomó aire y luego acotó – ¿Gusta tomar algo…?

 

¡La verdad si…!

 

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Llevaban hablando como una hora… la fiesta dentro del salón parecía estar yendo de maravilla sin la necesidad de la presencia del joven empresario. Milo no podía creer lo fresco y agradable que era en ese balcón, con aquella increíble vista del mar… se sentía sumamente bien, casi se había olvidado de para qué había asistido en aquella celebración…

 

¡Entonces felicidades… eso quiere decir que es su cumpleaños! – Julián alzó su copa en nombre de Milo, quien levantó la ceja…

 

¿No es muy joven como para beber? – el escorpión alzo la copa que tuviera en su mano Julián, este tenía, según el caballero, una expresión de sorpresa, bastante adorable…

 

¿Y usted no es muy joven como para prohibir cosas?... ¡No estoy acostumbrado a que nadie lo haga! – el heredero de la familia Solo miró directamente a los ojos del caballero, pero su mirada no era de molestia u ofensa, era de diversión…

 

Milo sonrió, extendió la mano lentamente hacia aquel rostro que se le mostraba tan amable… en su mente no había nada más acerca de Poseidón o Atenea, sólo veía esa mirada que se mostraba sorprendida por aquel gesto… cuando la mano tuvo contacto con la piel… “Esto yo ya lo había vivido”… una imagen fugaz apareció en la mente del guerrero ateniense… la imagen de una pequeña criatura sonriendo inocente, mientras una pequeña mano acariciaba sus mejillas…

 

¡Joven Julián! – la voz de Sorrento había roto el embrujo que se había formado entre los peli azules, quienes de inmediato pusieron distancia entre ellos… el peli lila miró con desconfianza al caballero, luego dirigiéndose a la reencarnación de su señor, acotó - ¡Lo esperan para el brindis!

 

¡Claro… ya voy… fue un placer Milo! – Julián se fue tranquilamente al salón, el general del Atlántico Sur dirigió una mirada de absoluta desconfianza al escorpión antes de seguir a su amigo.

 

¿Qué fue eso? – susurró el caballero dorado una vez que se encontró solo… algo estaba mal, pero él no estaba seguro de lo que era…

 

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La celebración estaba llegando a su fin, Saori se había vuelto a acercar al caballero para decirle que se marcharían en unos minutos más… desde lo del balcón, Milo no había tenido la oportunidad de volver a acercarse al joven Solo, parecía que ahora, su compañero y ex general, no lo dejaba ni a sol ni a sombra… por otra parte, ignoraba cómo se tomaría su querida diosa, el que él se acerque para despedirse del que encarnaba a Poseidón en la tierra.

 

A pesar del esfuerzo del marina, el empresario se le había escabullido… aprovechando el momento en que Saori felicitaba al músico, por la interpretación que hiciese hacía unas horas… el general no pudo perder la oportunidad para saludar a la diosa y pedirle, muy cortésmente, que se alejara de su señor…

 

La presencia de un cosmos poderoso cortó de raíz la conversación, y dirigió a los jóvenes en dirección al balcón… al llegar se encontraron con Kanon, parado sobre la baranda de piedra, con Julián en brazos…

 

¡SUELTALO KANON! – Sorrento se acercaba a ellos con una actitud desafiante.

 

¡KANON… ¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?! – dijo alterada Saori…

 

¡No es obvio… ¡Sigue siendo la misma rata traidora!! – Milo se dispuso a seguir al gemelo de Saga, quien en un ágil movimiento se dirigió hacia los acantilados… Sorrento lo seguía también muy de cerca…

 

¡Sorrento no te entrometas… sigo ordenes de Poseidón! – habló el mayor, depositando al empresario a sus pies para poder enfrentar a Milo, que le lanzaba disparos de su aguja escarlata.

 

¿Cómo que de Poseidón… esperas que te crea eso? – el peli lila hablaba poniéndose también en guardia…

 

¡Milo deja de molestar! – Kanon atacó al caballero quien lo esquivo en un rápido movimiento que Kanon fácilmente igualó, sin embargo, Sorrento lo atacó y eso le dio ventaja a Milo, quien tomó en brazos al empresario y lo alejo del gemelo de Saga.

 

¡Julián… despierte! – el caballero dorado golpeo a penas el rostro del joven, quien lentamente comenzó a recuperar la conciencia… miró confuso al mayor, hasta que el sonido de la batalla que se librara entre los antiguos generales marinas, llamó su atención.

 

¿Sorrento?… ¿Quién es ese…? – susurró el empresario viendo a Kanon… cuando el ex general del Atlántico Norte pudo golpear al peli lila y dejarlo fuera del combate momentáneamente, volvió a dirigirse hacia Julián, pero Milo se interpuso…

 

¡Milo, métete en tus asuntos…! – Kanon se disponía a atacar al caballero…

 

¡Un traidor, siempre es un traidor! – murmuró con rabia el más joven…

 

¡Sigo órdenes de Poseidón… ¡No te entrometas!! – el mayor encendió su cosmos, este no era dorado como recordaba Milo, era un color azulado… de las aguas emergió entonces las escamas doradas del Dragón Marino, cubrieron el cuerpo de Kanon… - ¡Sigues dudando! - El cosmos de Saori rompió la tensión del momento… Sorrento miró confuso a Kanon y luego miró a la joven…

 

¡Kanon… ¿Acaso Poseidón intenta despertar nuevamente?! – preguntó la diosa observando al empresario quien aún no podía creer lo que sus ojos estaban observando, más considerando que uno de ellos era su amigo y compañero de viajes…

 

¿Qué sucede Sorrento…qué está pasando aquí? – el peli lila también encendió su cosmos y las escamas de la Sirena le vistieron completamente…

 

¡Esta bien Kanon… tienes razón! – Sorrento tocó su flauta, a lo que Milo reaccionó de manera dolorosa tapándose los oídos, cosa que Kanon aprovechó para cargar nuevamente a un sorprendido Julián, luego inmediatamente se lanzo del acantilado a las aguas del mar… - ¡Atenea… lo siento… nuestro sagrado deber es protegerlo! – dicho esto, él también saltó a las aguas…

 

¡MILO! – llamó la joven, cuando el guerrero de escorpión sin pensarlo dos veces se lanzó tras los generales…

 

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Por un instante creyó que se ahogaría… ahora no podía creer lo que estaba viendo… “¡Entonces eso de que el océano era el cielo, no era una exageración… increíble!”… Milo miró a su alrededor… según le habían dicho los dominios de Poseidón habían sido inundados por las aguas, ahora constataba que la voluntad del dios ya comenzaba a reparar todas y cada una de las partes de sus dominios, pues no muy lejos de él podía observar lo que suponía eran los Pilares, y más hacia el centro, era sin lugar a dudas, el sustento principal…

 

¡Supongo que hacia ese lugar debo ir! – el caballero se dirigió hacia donde creía encontraría al joven empresario, esperaba sea antes de que Poseidón despierte… “¿Qué estarás tramando ahora, Kanon?”… Justo en la entrada del templo, Sorrento parecía estarle esperando…

 

¡Caballero de Escorpio, le sugiero que se retire de los dominios de Poseidón! – el peli lila se mostraba serio, justo al instante Kanon apareció detrás suyo con la misma expresión…

 

¡Quiero ver al muchacho… no parecía estar muy de acuerdo con que lo traigan hasta aquí! – soltaba Milo con cierta altanería…

 

¡Él ya sabe quien es Milo, mejor lárgate o conocerás las mazmorras del templo! – esta vez era Kanon quien hablaba, por su tono de voz, al caballero de la octava casa no le quedó duda de que hablaba enserio…

 

¡No me iré… hasta verlo! – Milo sintió una presión en su pecho al notar que otros generales salían de detrás de los pilares de la entrada del templo… un enfrentamiento sería absolutamente desventajoso para él, en especial considerando que no portaba su armadura…

 

¿Decías…? – Kanon se adelantaba al grupo… - ¡El señor Julián está bien… mejor vete!

 

¡Dije que no me iré hasta verlo! – la actitud de Milo pareció disgustar a algunos de los generales, Isaac e Io fruncieron su seño y se adelantaron como para darle una lección al caballero que hozaba hablarles así en los dominios de su señor…

 

¡Tendremos que echarte entonces! – dijo seguro de si Baian el general del Pacífico Norte.

 

¡Inténtenlo…! – el escorpión se puso en guardia, más…

 

¡No es necesario…! – la voz del joven empresario interrumpió la inminente pelea… - ¡Caballero Dorado Milo de Escorpión… aquí estoy! 

 

Era difícil de explicar, pero una enorme calma se sentó en el corazón del dorado al ver al muchacho sano y salvo… este caminó lentamente a través de los generales, y bajó la escalinata del templo hasta detenerse justo enfrente del caballero ateniense…

 

¡Es mejor que regrese con sus compañeros y su diosa…! – el tono de voz del joven era cortante… miraba sereno al mayor, pero con frialdad…

 

¡Entiendo… me alegra que este bien…! – un dolor punzante en el pecho casi le impedía respirar… no entendía por qué le molestaba tanto esa frialdad, pero la verdad era que le dolía… tampoco entendió en qué estaba pensando cuando se lanzó en búsqueda del empresario… “¡Es Poseidón, al fin y al cabo!”… pensó para sí al momento de hacer una reverencia dispuesto a retirarse.

 

Algo lo alertó… en menos de un segundo se había volteado, tomó a la reencarnación de Poseidón y lo envolvió en sus brazos, justo en el momento en que un ataque caía en el lugar que ocupara minutos antes el mas joven. Los generales se pusieron en guardia, Julián no estaba entendiendo nada de lo que acababa de suceder pero no intentaba liberarse del agarre del escorpión…

 

¡MUESTRENSE! – ordenó Kanon colocándose en guardia, sus compañeros siguieron su ejemplo…

 

¡Jajajaja… Poseidón debe estar asustado, como para confiarle su seguridad a un traidor! – una voz se hizo escuchar, su dueño apareció de entre las sombras de los corales, portaba una armadura negra con partes verdes, llevaba una guadaña en su mano derecha, tenía una apariencia casi repulsiva.

 

¡Pero que esperabas… no convocó nuevamente a los derrotados generales marinas… jajajaja… qué humillación para un dios de su nivel, contar con guerreros tan deficientes! – otro caballero se mostró, este portaba una armadura negra con partes azules, se burlaba abiertamente de los generales, más sus ojos buscaban otra cosa…

 

¡¡No pierdan el tiempo… el señor Ares quiere que nos llevamos al muchacho nada más!! – dos voces clamaban al unísono, como si fuera un truco de espejos, de la nada aparecieron dos guerreros más, ambos de armaduras grises con blanco, eran sin lugar a dudas gemelos, con la diferencia de que uno llevaba una larga cabellera color naranja y el otro, poseía el cabello más corto.

 

¡SI PIENSAN QUE VAMOS A PERMITIRLO, ESTAN MUY EQUIVOCADOS! – rugió Krishna apuntando a los invasores con su lanza.

 

¡Hablan mucho para lo poco que hicieron en la última batalla contra los caballeros de bronce de Atenea! – otro guerrero se dejaba ver, este poseía armadura negra también, pero con partes lilas, su apariencia era frágil, pero el cosmos que dejo sentir no lo era.

 

¡¿Quiénes son Ustedes?! – la voz firme de Julián hizo que toda la atención fuera a dar en él, el joven estaba de pie, con Milo a su lado, ambos mirando a los extraños visitantes que acababan de llegar.

 

¡Perdone la impertinencia de mis compañeros, su Eminencia! – decía serenamente un guerrero que no habían sentido, este estaba a apenas unos pasos del lugar en donde se encontraban Julián y Milo, se acercó tranquilamente hacia los peli azules, hizo una reverencia ante el más joven y acotó - ¡Servimos al Dios Ares, somos los Caballeros del Armagedón, mi señor… soy el Caballero de la Devastación, Neo de Brotoloigos!

 

¿Caballeros del Armagedón? – Julián miró con desconfianza el guerrero, sin embargo, intentó mostrarse firme - ¿Qué es lo que quieren de mí?

 

¡Esperamos que nos acompañe por propia voluntad, ante la presencia de nuestro señor Ares! – habló Neo mirando fugazmente a Milo que aún tenía sujeto a Julián del brazo -¡Por su bien y el de sus generales, es mejor que acceda!

 

Julián miró en dirección a Kanon, suspiro y sin que nadie pueda preverlo, un poderoso cosmos emergió de él, lanzando lejos suyo al guerrero de Ares…

 

¡No tengo intención de visitar a mi sobrino… así que mejor retírense de mis dominios! – una profunda voz se hizo escuchar, quien la emitía era el empresario, más el cosmos que lo rodeaba y el porte con el que se mostraba dejó ver claramente que quien se dirigía a ellos, era Poseidón.

 

¡Su Eminencia… realmente lo siento, se me ordenó escoltarlo! – soltó Neo volviendo a hacer una reverencia mientras con un gesto a sus compañeros estos se pusieron en posición de ataque - ¡Si no viene conmigo, él vendrá por usted!

 

¡Que venga entonces! – la voz de Poseidón se mostró molesta, casi se diría que ofendida, Milo ya lo había soltado y se ponía en guardia para defender de cualquier posible ataque al dios.

 

¡Ah… como siempre… para mi es un placer satisfacer tus deseos!

 

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Notas finales:

Me gustaría saber sus opiniones, para bien o para mal.

 

Un saludo para todos, nos leemos luego...


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