La lluvia caía furiosa; incesante, como si jamás se fuera a detener. Las gotas salpicaban mi ropa, no es como si realmente quisiera evitarlo pero me molestaba. El lugar donde me resguardaba no era bueno, aunque en realidad no había sido esa la finalidad con la que había llegado ahí.
Mi cabeza gacha miraba el suelo como si algo interesante estuviera ahí. Ya no recordaba cuanto tiempo llevaba parado en ese lugar, pareciera como si realmente hubiera sido toda la vida.
Él me lo había dicho todo, a pesar de que no había pronunciado ni una sola palabra, el hecho de que yo estuviera ahí, mojándome y no en el cine como había planeado lo aclaraba todo.
"Soy un idiota" me repetía una y otra vez en mi cabeza. En realidad él era el idiota o eso quería creer mi engañado corazón.
Rin no había hecho nada, él me quería, pero no de la forma tan imbécil que había pensado yo.
Rin ama a Haru, siempre lo amó y probablemente siempre lo amará. ¿Cómo había sido tan idiota de creer que era cosa del pasado?
Yo solo me había dicho las mentiras.
-Rin~ -gemí con dolor.
-Si sigues mojándote te resfriaras, Yamazaki-kun.
Una dulce voz me sacó de mis cavilaciones. Un alto castaño me cubría con su paraguas evitando torpemente que siguiera mojándome.
-Tachibana~
***
No estoy muy seguro de como terminé en su casa. No me importaba de todas formas quería irme de ahí lo más pronto posible. Makoto se secaba graciosamente sus castaños cabellos. Me tendió una toalla a mí para que lo imitara, no la tomé.
-Debo irme.
Dije secamente dirigiéndome a la salida.
- Es por Rin, ¿cierto?...
Su ponzoñosa pregunta detuvo mi andar y lo voltee a ver con molestia.
-... Debes dejarlo ir Yamazaki-Kun, él ya es feliz, de...
-¡Mira quién lo dice, él hipócrita que anda interponiéndose con Haruka!
Corté su rollo de una forma muy hostil, su falsa amabilidad me tenía hasta los cojones y no estaba para soportarlo más.
Me sonrió.
-Yo... Ya lo entendí, Sousuke-san... No fuiste el único que se quedó esperando esta noche; lo entendí y supe que tú también debes entenderlo...
No dije nada.
-...Haru-chan... Haru-chan es libre, no importa cuánto intente atraparlo, jamás podré, no nació para estar en una jaula...
-¡RIN NO ES HARUKA!
Grite desesperado, ¿qué mierdas estaba diciendo aquel hombre?, a mí que cojones me importaba Nanase, era la persona de la que menos necesitaba saber en estos momentos. Makoto me miro con su expresión desfigurada por el asombro, luego me sonrió; me sonrió con tristeza y resignación, con ese deje de derrota. Me sonrió con esa sonrisa que solo haces cuando, después de tanto esfuerzo, pierdes una carrera. Me sonrió como solo él sabe hacerlo.
-...Pero es de Haru...
Con una de mis manos tomé de una forma violenta el cuello de su camisa y tuve ganas de borrarle esa absurda sonrisa que bailaba en sus labios, pero al alzar mi brazo un horrible punzón me recordó mi mal. Con mi otra mano me sujete mi dañado hombro y caí, de rodillas, llorando como ya no solía hacerlo.
Makoto se posó frente mío y me abrazó. Me abrazó tan fuerte que mis sollozos se hicieron constantes. Me abrazó tan fuerte que no quería que terminara. Me abrazó, como solo él sabe hacerlo.
-Déjame curarte, te va a doler...
-No más de lo que ya me duele ahora...