CAPITULO I: DIRTY CASH
La lluvia era muy escandalosa, había más viento que agua en los cielos de la ciudad de Seúl, los relámpagos hacían que la luz se desvaneciera de los hogares en la tierra, mientras las grandes centrales eléctricas se encargaban de reanudar el servicio público.
La mansión de los Kim Chan, a las afueras de la ciudad era testigo de mentiras, envidia y artimañas. Kim Him Chan se encontraba durmiendo en su habitación en el tercer piso con tranquilidad relativa, mientras sus tíos se dirigían aquella madrugada a la planta baja del hogar de los Kim.
—Me han comunicado que su auto cayó en un precipicio, como lo planeamos, parece un accidente. — Una dulce voz femenina inundaba la sala principal de la mansión, mientras un señor más grande que ella sacaba de la vitrina del mini bar una botella de vino y copas para brindar.
— ¿Qué haremos con su hijo? —Dijo el mismo sujeto con la botella de vino, ahora estaba llenando las copas con el líquido.
— Lo más seguro es que sea su heredero universal. — Mencionó el otro señor que estaba a un lado de la mujer de cabello corto y negro.
— Será muy sospechoso que también muera, van a investigarnos. — Dijo nervioso uno de los dos señores.
—Entonces ¿Si demostramos que está loco? — Dijo la mujer con la voz aguda pero a la vez macabra.
— ¿Mandarlo a un manicomio? Pero es muy joven ¿Cómo haremos eso? — Dijo el esposo de la mujer.
—No hay nada que el dinero no pueda comprar cariño, él ya es mayor de edad, por lo tanto no necesita tutores para cobrar la herencia de sus padres, recuerda que cuando era menor de edad tú hermana te había puesto como tutor en caso de que alguno de ellos dos faltara. — El señor de su izquierda le extendió la copa con el vino, mientras ella la sujetaba con la diestra observando el líquido.
—Podríamos decir que se volvió loco, que cuando se enteró de la muerte de sus padres cambió su actitud tan repentina que no pudimos actuar a tiempo y ¿Quién es la mejor amiga de la directora de la industria farmacéutica en Corea? — Se giró a ver el rostro de la mujer.
—Yo, Jimin, la querida esposa del tío de Kim Him Chan. —Río sonoro mientras ingería de aquella copa el vino.
Los tres sujetaron sus copas y brindaron por el dinero futuro que recibirían, sin importarles qué, ansiaban poder, aunque Jimin prefería tener todo ese poder para ella, pero por el momento lo compartiría con su esposo y su cuñado, su mente empezaba a planear sus siguientes golpes.
***
Los disparos resonaban en la cabeza de Yoo Young Jae, de nueva cuenta tenía otra pesadilla, soñaba, más bien recordaba mientras dormía, con claridad el asesinato de sus padres.
Un asesino había entrado en la morada de su familia mientras cenaban, en un día Domingo, entró al comedor como si fuera un integrante más de la familia, todos se giraron a verlo, sorprendidos quedaron cuando sacó una pistola calibre 21 y disparó en la cabeza de su padre, quien estaba sentado a un lado de él, su mamá del otro extremo y su hermano a un lado, las últimas palabras de su madre le indicaron que corriese lejos, al igual que su hermano, pero la bala le atravesó el cráneo a la joven mujer antes de que se pudiera levantar, su hermano mayor le tomó de la mano mientras corrían a fuera de la casa con el sujeto detrás de ellos.
Young Jae junto a su hermano entraron a la cocina cerrando la puerta y bloqueándola con todo lo que podían.
—Toma, cuando se acerqué lo entierras lo más que puedas y escapas. — Young Won, su hermano le dio a Young Jae un cuchillo, él estaba estático y con el rostro lleno de gotas de sangre de su mamá y de su papá.
El asesino rompió la puerta de la cocina y su hermano se acercó para pelear con él, empezaron a forcejear, cayendo al piso y repartiéndose golpes el uno al otro, no hubo necesidad de que Young Jae enterrara el cuchillo porque su hermano después de forcejear lo noqueó.
—Listo, llamaré a la policía. — Su hermano ya se había parado del suelo, en el cual se encontraba tendido el asesino. Sacó su celular y avisó a la policía de lo sucedido. Young Jae se encontraba con el cuchillo en la mano, apretándolo con todas sus fuerzas, seguía quieto, inmóvil, casi sin cerrar los ojos.
El asesino tomó la pistola cerca de él, y aún en el suelo disparó dándole a la pierna derecha a su hermano haciendo que cayera de rodillas frente a Young Jae, él abrió los ojos todo lo que puso y empezó a temblar viendo a su hermano herido. Otra bala, una dos más se injertaban en el cuerpo de su hermano, columna, nuca, sangrando derrumbándose frente al menor de la familia. Viendo a los ojos al asesino y con roda la fuerza y rabia acumulada lanzó el cuchillo, tal cual experto en cuchillas del antiguo imperio chino, quedando incrustado en medio del cráneo del asesino, el suelo de la cocina estaba repleto de sangre, lleno de todo el dolor, al ver su familia destruida, tomó uno de los cuchillos de la cocina y se lo enterraba al cuerpo inerte del asesino, diez, quince veces, después de la apuñalada veinte perdió la cuenta.
Los policías al entrar vieron como Young Jae lloraba en silencio abrazando los cuerpos de su familia asesinada.
Despertó del recuerdo.
—Otra vez tienes pesadillas. — Dijo la enfermera que se había encargado de despertarlo.
—Lo siento. — Respondió.
Una señora con el cabello sujeto en una cola de caballo entró a su habitación.
—Soy tú abogada Moon Chae Won, y llevo tú caso, lamentablemente vengo a infórmate lo que dictó el juez…Debido a tus actos contra el señor Eun, las puñaladas que recibió y le provocaron la muerte te sentenciaron a 5 años en la prisión, pero pude apelar con mención a tú estado de salud mental para que la condena se redujera a 3 años en el Instituto de Psiquiátrico de la familia Bang, ahí estarás a salvo, es muy bueno. —
La señora sin más que decir salió de la habitación dejando a la enfermera Sun Hwa impactado por lo dicho con anterioridad, Young Jae sabía que sus tíos estarían detrás de todo esto, era ilógico y contradictorio que lo acusaran de asesinato si actuó en defensa propia, claro estaba que su tía era dueña de un bufete de abogados y sus relaciones con los jurados eran muy buenas y maliciosas, su sed de poder y dinero era enorme, no le sorprendió a estas alturas lo que había sucedido, aunque nunca creyó de lo que era capaz de hacer para conseguir la herencia de su hermana, la mamá de Young Jae.
***
El Instituto Psiquiátrico daba la apariencia de dar un buen servicio y buenos resultados con sus pacientes, era un gran edificio, como si fuera un Hospital general de la ciudad, con cinco niveles, con el tamaño de la mitad de una cancha de futbol, y un enorme jardín del mismo tamaño.
—Vas empezar a trabar aquí, y no quiero excusas. — La voz muy ronca de un señor en la oficina del director del Instituto llenaba la habitación.
—Sí, padre, ya te lo había prometido. — Una voz un poco menos gruesa respondía.
—Hoy llegan dos chicos nuevos, debes de entrevistarlos, tomarle sus datos y dar la información al jefe del departamento B. —El señor se sentaba lentamente en la silla detrás de su escritorio.
Bang Yong Guk el hijo del dueño y director del Instituto mental comenzaba su primer día de trabajo en el negocio familiar, la oficina de su padre estaba hasta la cima del edificio, así que bajó y como era obligatorio para todo el personal se tuvo que poner una bata blanca, parecía doctor, sólo que sin estetoscopio.
Cuando salió del elevador que había tomado para recibir a los nuevos pacientes vio como ingresaban a unos chicos en camillas individuales, uno con ojos de gato y la mitad de su rostro cubierta por un cubre bocas, atado con una camisa de fuerza.
—Señor Bang, le toca ir con este a su habitación asignada, está en el nivel cinco, lléveselo con el personal de seguridad, una vez en su habitación le entrevista y la información la trae conmigo. —Dijo una simpática pelinegra, de edad ya mayor, aunque resplandeciente, pasaba los 30.
—Si señorita Park Bommie-ah. — Rieron ambos por el comentario, Park Bom era una de las Psiquiatras con las que Yong Guk se relacionaba bien.
Yong Guk fue con los dos guardias de seguridad y el enfermero que arrastraba la camilla del nuevo paciente, al voltearse a verlo mientras caminaban hacia el elevador sus ojos de ambos interactuaron, no sabía que era, pero veía algo en los ojos ajenos, algo especial, estaba confundido.
Una vez todos se adentraron al elevador las puertas se cerraron, mientras Bom veía la tristeza en el rostro del recién llegado desvanecerse, el elevador comenzaba a subir.
Se acercó al otro chico que había llegado también, vio en las hojas que cargaba su mano.
—Choi Jun Hong…muy joven. — Bom tomó de la Camilla y lo dirigió al piso tres del edificio. — ¿Todos son muy jóvenes? —
***
—Hyo Sung te llama el señor Bang a su oficina, dice que es importante. — Decía una chica con una bata blanca y zapatillas no muy altas.
—Gracias Ji Eun, ya voy en camino. — La chica contraria, a la que habían solicitado su presencia en la oficina del Director, cerró la carpeta en sus manos, la dejó sobre el escritorio que tenía enfrente y tomó el camino para ir al llamado anterior.
Tocó tres veces la puerta de la oficina, indicando su presencia, sin esperar un “adelante” abrió la puerta, pasando por debajo del umbral viejo de madera se topó con la silueta de la espalda de su jefe, observando a través de las persianas, mientras en su escritorio una mujer, tal vez de su misma edad, la verdad se veía muy aseñorada la mujer, ésta la veía intensa, aunque con una sonrisa burlona, se adentró dentro de la oscura oficina, los rayos del sol, anaranjados indicaban la puesta del sol de aquella atareada tarde, ver el paisaje que mostraba la ventana de cristal era como ver una pintura hecha de acuarelas.
El humo de los habanos cubanos la invadió, fue entonces que su jefe se volteó para verla.
—Acaba de llegar un nuevo paciente, Kim Him Chan, una copia de su expediente está sobre el escritorio, necesito que te encargues de administrarle esto. — La voz ronca de su jefe retumbaba sus tímpanos, mientras la mujer le extendía un botecito diminuto, de color ámbar.
— ¿Esto qué es? — Preguntó.
—Es mejor que no lo sepas, cariño. — Ahora fue ella quien habló.
— ¿Y usted es? — Miro de arriba abajo todo el atuendo de la mujer, unos tacones rojos, un vestido ceñido al cuerpo negro, con toques a los extremos de encaje y un abrigo de peluche, también de color negro, con su cabello del mismo color, corto y maquillaje fuerte.
— Disculpa mis modales, Shin Jimin. — Extendió su mano para estrecharla con la contraria. — ¿Con quién tengo el gusto? —
—Jung Hyosung, a sus órdenes. — Intercambiaron miradas extrañas, como si sabían lo que harían en un futuro.
—Mi querida Hyonnie, esto que vez aquí en mis manos son metanfetaminas, y se las vas a administrar a mi querido sobrino Channie, a cambió serás recompensada de muy buena manera. —Vaciló un poco con sus palabras, desde manera parecía un coqueteo.
—Si sólo es eso, está bien, lo haré, el señor Bang ya sabe mi número de cuenta, y descuide no es la primera vez que hago un trabajo así. —Tomó el frasco y salió de la oficina no sin antes lanzar una mirada lasciva a ambos.