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:Sangre Hibrida: por DionSan_95

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Notas del fanfic:

buenas, este es mi primer fic de esta serie, le tengo un gusto particular pues es demaciado buena y como salio la tercera temporada e decidido sacar esto que llevo guardado desde hace unos mesecillos. para los que saben que tengo otros fics, lo se, los terminare, pero este no me pude aguantar en sacarlos... tendra continuacion por supuesto, todo dependiendo de las reacciones XD

 

en lo personal, la historia tiene futuro, XD. pero claro quien no diria eso de su propio fic. para los que me conocen saben que me gusta la historia con contenido y muuuyy largas ah ¡y con mpreg! por eso esta historia tiene lo que mas me gusta... fantacias, criaturas magicas, amor desenfrenado, harem de hombres guapos y mpreg... pero eso viene mas adelante XD

Notas del capitulo:

en este primer capitulo podran observar como se conocen los protagonistas XD 

 

el dragon de buen corazon

la extraña anciana

un brujo... ¡no, un hechicero! 

Sangre Hibrida

 

Capítulo 1: en busca de un brujo…

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

Había llegado a otro condenado pueblo y aun no había encontrado lo que buscaba. Aun no podía creer que había salido de sus tierras para entrar en territorio de los hombres solo para encontrar a una persona.

 

Caminaba de forma torpe mientras mecía sus harapientos ropajes por el fango y el frio, se cubría con su larga túnica roja mientras que escucho el sonido de su estómago. Suspiro rendido, de momento solo quería comida, nada más. Pero quien se la ofrecería, si para esas personas el tan solo era un muerto de hambre más.

 

La gente lo veía entre dudosa y nerviosa, puede ser porque era bastante alto y fornido o porque no tenía mirada amable, su expresión reflejaba la frustración que sentía por su fracaso. Le importaba realmente un cuerno que la gente lo encontrara desagradable, lo único que quería era comer y el olor que inundaba por el mercado por el que pasaba lo estaba matando.

 

Pensó en ese momento, mientras observaba los puestos de comida y pescado con algo de ansias, que los humanos eran seres muy ruidosos y egoístas. El creció lejos de esas tierras infestadas de hombres, se veía en su cabello de tonos distintos que era un extranjero, con otras costumbres, tal vez por eso no los soportaba.

 

Los vendedores le miraban extrañados, no era muy común ver a un extranjero y la gente de allí los veía como amenazas. Pero cliente era cliente, así que como a cualquiera, cuando se acercó a un puesto y pregunto por el producto fue atendido.

 

- ¿¡diez monedas de plata!? – pregunto alterado ¿que acaso tenia cara de ser rico? Se revisó los bolsillos, notando que solo tenía tres monedas, suspiro, resignándose a tener hambre también ese día.

 

Cuando decidió salir de ese lugar le chocaron unos ladronzuelos, les miro con molestia contenida, mientras que los niños con su sola presencia se asustaban. Les iba a enseñar una lección, cuando un sabroso olor le detuvo en seco, trago saliva ante el pan caliente que se les había caído y sonrió. Comida gratis.

 

- lo siento – la niña se disculpó con bastante cautela, pues ese señor era muy grande y miraba feo.

 

Parpadeo un par de veces al ver al grupo de niños en los huesos y cambio de idea drásticamente. De seguro después se arrepentiría.

 

Con tranquilidad se agacho recogiendo el pan del suelo, ofreciéndoselo a la niña. Esta sonrió y acepto lo perdido, sorprendida del gesto amable del rudo señor, pero justo cuando cambio de opinión y antes de que pudiera agradecerle el gesto ya el gran señor no estaba.

 

Desde la distancia un observador sonrió ante la escena intrigado por el grandulón de buen corazón. Por qué no era común encontrar a alguien como ese chico.

 

 

 

- estúpidos humanos… con sus comidas y economía confusa – farfullaba, no podría regresar al mercado, porque si lo hacía le prendería en fuego a todo y se comería lo de allí. Volvió a maldecir, perdió todo su dinero en ir de pueblo en pueblo – y todo por buscar a ese estúpido brujo –

 

- disculpe señor… ¿escuche bien? ¿Usted busca a un brujo? – escucho la dulce voz de la mujer que decidió molestarle. Retrocedió en advertencia, no la había visto venir con ninguno de sus sentidos… eso le parecía demasiado sospechosos.

 

- eso no es de su incumbencia – respondió con tapujo. No era de confiar muy fácilmente, mucho más en esas circunstancias.

 

- siga el camino derecho hacia la plaza… allí encontrara una torre de cien pies de alto. Dicen los rumores que los hombres de la casa del lord Nijimira capturaron a un chico que ha rondado días por el pueblo – la mujer lo mira con arrugas de amabilidad, pero el más alto no entiende – un chico muy especial - mira en la dirección apuntada por la mujer, dudoso se seguir las instrucciones o no - suerte, Kagami Taiga –

 

- ¡espere! como supo mí… nombre – el pelirrojo mira hacia los lados, ya no estaba allí. No entendiendo lo que pasaba ¿Quién era esa mujer? ¿Tendría razón?

 

Estiro su nariz, tratando de olfatear algún rastro, pero nada, la mujer solo se esfumo en el aire.

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

- ¡hey tu… levanta! – los guardias llegaron a su celda, molestándole de su siesta.

 

Se levantó, tal como se lo ordenaron. Abrieron la celda y observo como entraban en grandes grupos con armaduras y espadas, como si él fuera un gran peligro, pero le habían quitado sus cosas y lo habían dejado tres días sin comida ni agua. No tenía mucha energía, como si pudiera hacer algo en esas condiciones.

 

- ¿eres tu quien practica brujería con nuestros recursos?... no parece la gran cosa – la voz del general le llamo la atención. Apenas lo vio le pareció bastante odioso, pero no lo reflejo, solo le miro en silencio.

 

- no lo subestimes, este chico se burló de docenas de nuestros equipos – tras el general un chico alto y de mirada firme, se notaba que tenía experiencia de más en el campo, mucho más que el general presumido. Con una vestimenta totalmente diferente a los demás caballeros. No parecía ser uno de esos brutos sin cerebro que seguían ordenes, no, parecía ser el que las daba– Vamos pequeñín, dinos tu nombre y esto será más simple – le sonrió amablemente y es que era bastante difícil creer que un joven tan pequeño y menudo pudiera hacer que todo entrara en conflicto.

 

- lo siento, pero no tengo nada que decir… - como si no estuviera esposado y encerrado en una celda, dio media vuelta, dispuesto a ignorar eso.

 

El general se habría ido contra el indignado, por el comportamiento tan despreocupado, parecía que el menor no estuviera consiente de su propia situación. Pero el noble lo detuvo con una mano. Ese chico parecía ser más interesante cada día más.

 

- como quieras, pero contigo o sin ti encontraremos a la Kiseki no Sedai… te lo tengo por seguro – después de eso se retiró.

.

- ya lo escuchaste – el general mando a sus hombres que se fueran dejándolo solo.

 

Sus ojos azules se fruncieron por primera vez en todo ese tiempo que llevaba encerrado. Ese hombre sabia más de lo que aparentaba, pero no le importaba, igual eso era lo que el buscaba, quería que los encontrara uno a uno. Quería su venganza hacia ellos, por hacerlo caer en ese fondo profundo del cual no veía la salida… lo habían hecho caer en la tentación y ahora se las cobraría

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

- da escalofrió – comento un guardia a otro.

 

- lo sé, no habla, no pelea… nada, parece un muerto viviente –

 

- si lo sé ¿Cuánto crees que dure? –

 

- tres de plata a que no pasa la noche –

 

Kagami suspiro con exasperación, guardias de cárcel. Eran los más molestos de todos, se había encontrado con muchos de ellos a lo largo de su vida, lo sabía de primera mano. Olisqueo el aroma y el estómago sonó ruidosamente, perdiéndose en sus necesidades primarias sonrió. El estruendoso ruido fue quien llamo la atención de los guardias.

 

- ¿Quién esta allí? – pregunto uno, mientras el otro se armaba blandiendo su espada.

 

- rayos… - la voz gruesa del más alto resonó igual que sus pasos. Saliendo de las sombras – verán… ustedes no tienen mucha suerte que se diga – sonrió, el olor y el hambre le ganaban a su raciocinio y tenía que admitir que aun que no era su naturaleza alimentarse de humanos… seguían siendo un plato suculento– ya que me atraparon con mucha hambre –

 

Lo último que vieron esos guardias fueron unos ojos rojos sangre, y pupilas largas de reptil.

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

 

El encarcelado abrió sus azules ojos cuando escucho la alarma de la caballería, se asomó por la ventana, pensando que tenían un gran alboroto allá afuera. Se sorprendió al ver lo que había, todo prendiendo fuego, los caballos sueltos y muchas construcciones vueltas nada, ese tipo de desastre solo conocía de alguien capaz de hacer algo así.

 

- Aomine – le salió como un suspiro de resignación.

 

Se despegó de sus cavilaciones al escuchar los gritos de los guardias tras su espalda. Volteo, aun con las manos sobre los barrotes, se recostó de la pared al fondo de la celda. Algo se acercaba, y el esperaría pacientemente.

 

- el brujo… esta allí dentro, si lo quieres es tuyo… pero por favor. No me mates… no. ¡No! – se escuchó como los huesos tronaban y el sonido de algo viscoso ser removido rápidamente. Uno, dos, tres tal vez más, pero todos los guardias fueron cayendo. Al oji azul le pareció conocido la manera en que caían tan rápido…

 

Fue cuando el que estaba dentro de la celda lo vio, no era quien esperaba. De hecho era muy distinto, físicamente hablando… alto, bastante fornido… con aura dominante. Pero sus diferencias era lo que le llamaba la atención, sus ojos son rojos, su cabello igual, con tonos en negros, piel más clara sin embargo con auras bastante parecidas.

 

Kagami buscaba por toda esa odiosa edificación lo que le había dicho la vieja, se preguntó por que le hizo caso en primer lugar, ah, cierto, porque estaba en la banca rota y estuvo a punto de rendirse. El sistema de seguridad era una burla, esos guardias daban risa, pero aun así siguió su cometido, había derramado bastante sangre como para no continuar…

 

Por eso cuando lo vio por primera vez le pareció una burla, tomarse tantas molestia por alguien como él… tan débil. Como un pequeño conejo asustado estaba hasta el fondo de la celda. Pequeño, de ojos y cabello claros, también bastante pálido. Como había escuchado decir a los guardias, ese no podía ser el brujo que buscaba.

 

- ¡hey tú! ¿Eres el brujo? – fue primero en cortar el silencio.

 

Este se acercó al más alto, mirándolo sin expresión alguna. Kagami se dio cuenta que lleva grilletes, tanto en sus tobillos como en sus manos. No entendía por qué tantas ataduras si no parecía ni ser un digno oponente.

 

- no, soy el hechicero fantasma – corrigió.

 

El pelirrojo entendió que el chico a pesar de su apariencia no parecía ser un cobarde, sonrió… no sabía quién era, pero le importo un comino. Se veía que era alguien de confianza y él no era de confiar en nadie.

 

- bien, hechicero… - enfatiza, divertido – vendrás conmigo – solo necesitó una mano para destrozar los barrotes. El menor vio, poco impresionado, su exuberante fuerza tampoco le tomó por sorpresa.

 

Salió de allí, dando pasos cortos hasta quedar al frente del gran muchacho. El pelirrojo creyó que el más bajito estaría procesando la impresionante hazaña de su rescate cuando le miro sin decir una palabra, pero grande fue su sorpresa cuando decidió abrir la boca.

 

- muchas gracias, pero no era necesario – como si lo que acabara de hacer fuera abrir un frasco de peinillos y no una celda de acero. Comenzó a caminar en dirección contraria.

 

- ¿¡pero adonde crees que vas enano!? – lo iba a sujetar de sus harapos y le iba a intimidar. Nadie se atrevía a tratarlo así y era grosero hacerlo después de hacerle un favor. Pero antes de poder acercarse lo suficiente sintió un duro golpe en la boca del estómago, justo con la punta de su codo le dio en el punto más débil. Sacándolo de combate rápidamente.

 

- por mis cosas y mi nombre no es enano – se sintió herido en su orgullo. Si, era bajito para su edad, pero no tenían por qué restregárselo por ser un bruto superdesarrollado. – Me llamo Kuroko Tetsuya –

 

Kagami no replicaría nada más hasta salir de allí, puede que por su orgullo herido. Pero también no quería volver a experimentar aquello. No entendía por que dolía tanto un golpe de un chico que parecerse no tener fuerza.

 

 

-.-                                                                                                                             -.-

 

      

Salieron por la entrada principal, como si no los vieran. Bueno a él si lo veían y tuvo que quitarse a muchos de encima. Pero era sorprendente como todos ignoraban la presencia de Kuroko, como si no estuviera allí. Salió corriendo un tanto rápido, pues se atrezo por un par de idiotas, mientras que el menor caminaba como si nada.

 

- hey espera… ¿cómo haces eso? – Le pregunto al darle alcance, pero no le respondió. Le creció una vena, ese chico lo hacía molestar con esa actitud tan apática – bien no es necesario que me lo digas, igual solo debe ser un truco barato, es más hasta pareces ser un farsante – dio media vuelta, importándole un comino que pasaba con ese chico mal agradecido.

 

Kuroko alzo una ceja ante esa última palabra, un farsante. Él no era un farsante, con molestia que no deja ver su rostro. Le iba a demostrar a esa lagartija superdesarrollada que no era un farsante.

 

El cetro de madera rustica que recupero brillo de forma algo oscura. Llamando la atención de Kagami. Luego se escuchó un derrumbe estruendoso, el mayor volteo, solo para ver como la torre donde estaban hace no mucho se derrumbaba sobre sus cimientos. Eso palideció al pelirrojo.

 

- no soy un farsante, Kagami-kun – Si quería pruebas, allí la tenía y solo costo una torre. Después de su estupor sonrió con satisfacción.

 

Kuroko estuvo satisfecho con la expresión de pánfilo que logro sacar del molesto muchacho, dejando su punto en claro dio media vuelta para seguir su camino, no tenía intenciones de seguirlo o devolverle el favor, había aclarado que él podía solo. El tenía cosas que hacer y no las detendría por un desconocido. Grande fue su sorpresa que el pelirrojo no pensaba dejarlo ir tan pronto, cuando sintió como lo levantaban del suelo comprendió la situación hasta que se vio lejos de la superficie.

 

Vio hacia arriba unas alas rojas y brillantes se elevaban majestuosas, batiendo contra el viento, elevándolos. Estaba entre los brazos de ese bruto, parpadeo un par de veces, claro ya entendía por qué se parecía tanto a él. Entre su forma de andar y porte, eran de la misma especie.

 

- bien, me convenciste… - sonrió de oreja a oreja, comprendiendo que esos ojos inexpresivos estaban un tantos sorprendidos por el arrebato – te llevare conmigo hechicero y serás mi guía… me llamo Kagami taiga, por cierto. Y soy un dragón –

 

Kuroko no necesito la información, esas alas eran suficiente. No despego sus ojos de esa sonrisa de niño travieso que había puesto y se dejó sonreír un rato, por el momento lo seguiría, ya que no estaba en sus planes morir por una caída de mil pies de altura…

 

Kagami fue la primera vez que vio una sonrisa tan hermosa, incluso más que la de una mujer. Llevo su cara al frente rápidamente, por dos razones; primero, no quería chocar con algún ave emigrante, eso sería malo y la segunda, si no lo hacia el menor puede que vea sus mejillas rojas. Y era algo que no permitiría.

 

 

Continuara…

 

  

Notas finales:

bueno si llegaron hasta este punto no se aburrieron... como les comente se continuara solo si tiene buenas reacciones, pues ya se que hay un fic con una tematica similar de fantasia, pero ojo no igual... me arriesgue con este proyecto por que me encanto y espero que les guste a ustedes tambien, dejen comentarios... buenos, malos, tomatasos... como quieran XD

espero con ancias sus opiniones y nos leemos, chiaosu 


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