Hace 100 años atrás…
Había una hermosa princesa de cabellos azabaches, ojos negros y profundos como el cielo nocturno lleno de estrellas, su piel pálida era como la seda más fina y sus labios eran la tentación para cualquier hombre que tan solo con una mirada estaban tan dispuestos a ir al infierno por solo probarlos. Todos admiraban su belleza, no había hombre alguno que no quisiera pedir su mano al rey, al imponente rey del país del fuego.
Cuando aquella hermosa mujer llegó a la edad casadera, el rey se obligó a escoger de entre tantos príncipes y duques, al digno varón que llevara a su hija al altar, y que le entregaría los mejores descendientes que con gran orgullo estarían sentados en el trono como rey del país del fuego.
Un joven, no perteneciente del reino, escuchó sobre los rumores de la bella princesa que pronto sería comprometida y que por consiguiente desposada. Por más curiosidad que tenia de saber hasta dónde llegaba aquella belleza, no podía salir del bosque que lo cuidaba. Su padre, dios del fuego que protege aquel reino de desgracias, como también las que creaba, llamado también kyubi, se lo había prohibido.
Apuesto joven de cabellos cortos rojos como el fuego, de piel canela con los músculos bien trabajados, sus ojos una gema azulina tan brillante, alto y con unas tres extrañas marcas en cada mejilla. Era prisionero de aquel bosque que separaba los cuatro grandes reinos de aquel continente.
Un día, cuando la princesa ya estando comprometida, se dispuso a escaparse un rato en busca de su corta libertad, de sentir el último momento feliz de estar sola. Y qué mejor lugar se encontró al meterse dentro de aquel bosque del cual todo el mundo temía hacerlo por sus mágicos caminos que les llevaba a perderse hasta no salir jamás.
En su descuido, logra estar frente a una cabaña vieja y con fachada más deprimente de la que haya podido ver, pero que por dentro era acogedora y que llevaba todo lo necesario para persona sola que no necesita de otras cosas más que solo para sobrevivir.
Cuando el día comenzó a caer, la princesa salió y frente a ella se encontró al joven más mozo que haya podido apreciar, terminando por enamorarse a primera vista al igual que aquel joven semidiós.
Dos meses para su boda, y la princesa no supo más que aprovecharlo yéndose directo al bosque y llegar a los brazos de aquel joven que robo su corazón. Amándolo y entregándose solo a esa persona, siendo tan feliz a su lado.
Aquel amor era mutuo y el joven no tenía otro modo más de demostrar su amor que dedicándole canciones hermosas con una guitarra, de acariciarla con cariño con sonrisas brillantes, de besarla con pasión y de llevarla a su lecho donde la admiraba en todo rincón de su cuerpo. Susurrándole lo cuan enamorado estaba de ella.
A pocos días de la boda, el rey del reino del fuego se enteró de los escapes de su hija, por lo que antes de que intentara ingresar al bosque, sorpresivamente se la llevó, preparándola para la gran boda.
Los del pueblo se habían percatado de las escapadas de la princesa, pero al verla ir y venir de aquel bosque mágico, llegaron a la conclusión de que ella había sido hechizada por el dueño de aquel mágico lugar. Del dios del fuego. Y que este también había sucumbido al encanto de aquella mujer dejándola salir con gran libertad de sus tierras.
Tanto fue el amor que tenían, que aquel semidiós terminó por desobedecer a su padre, saliendo con aquel desgastado pantalón a las afueras de aquel bosque mágico. Buscando el modo de poder verse con aquella princesa.
Cuando llegó el momento de la boda, todos se percataron de las lágrimas que botaba la joven princesa, era un dolor desgarrador, más aun de verlo de tan bello rostro. El castillo estaba respaldado por muchos guardias que no dejaban entrar al persistente semidiós que tenía tantos deseos de entrar y de llevarse a la princesa que lo enamoró.
Sus esfuerzos eran constantes, hasta que en el momento donde iban a unir lazos con ambos hijos de distintos reinos, el semidiós se vio envuelto de algo rojizo y sus ojos azules cambiaron a uno de color carmesí. Aquel semidiós estaba adquiriendo poderes de su padre, dispuesto a todo por llevarse a su princesa con él.
Cuando logró su cometido, ambos jóvenes escaparon cogidos de las manos, seguidos por el rey y su gran ejercito de guardias hasta llegar a una cima donde todos vieron a la pareja… antes de…
…desaparecer…
El pueblo entero se recriminó por no haber hecho algo por ellos. El dios kyubi, le arrebató a la hermosa princesa por el daño que le crearon a su hijo… dispuesto que en la siguiente reencarnación, se dispondría el mismo a separarlos y de hacer que el reino sea desdichado…
Pero nadie estaba dispuesto a volver a cometer el mismo error…
El pueblo estaba dispuesto a luchar por la felicidad de sus reyes…
(ACTUALIDAD)
-y es por eso, que en estos tiempos aún se cuenta su historia, agregando también que por ello nuestro país es conocido por su ferviente pasión y amor – terminó por decir un joven de dieciséis con cabellos plateados al pequeño azabache con ojos redondos y oscuros- príncipe sasuke, usted es la reencarnación de la princesa…
-¿eeh?... pero yo no voy a buscar a ese joven…- dijo el pequeño príncipe sasuke de apenas seis años- de… de seguro… ese joven ya debe ser un viejo y todo lo demás…- volteó su mirada con los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas, hasta que escucho unos pasos cerca- ¡nii-san! – sonrió yendo a su hermano mayor y proporcionarle un fuerte abrazo como saludo- bienvenido…
-ototo, no deberías decir esas cosas- dijo el príncipe de diez años, hermano mayor del príncipe sasuke, recibiendo el abrazo con una sonrisa- además… tú lo reconocerás con esto- le indico el lugar donde se encontraba su corazón puro
-…en mi… ¿corazón?
-sí, el pueblo se encontrará contento si lo encuentras, ya que ellos aun piensan que por su culpa, los dos enamorados no pudieron estar juntos…
-…en serio, niisan…- dijo impresionado con aquellas mejillas sonrojadas y sus ojos brillante, causando mucha ternura a los mayores
-claro que si
*****en otra parte del reino / dentro de aquel bosque que marcaban los límites de aquel reinado
Un niño de piel bronceada, cabellos rubios como el sol, ojos azules como gemas y con tres marcas en cada mejilla, estaba caminando directo hacia una cueva que se encontraba dentro del bosque, encontrándose en el paso a otro niño igual pero con unos dos años mayor que él y con una coleta alta que alzaba sus cabellos rubios, dejando escapar un mechón que cubría sus ojos.
-deidara, porqué viniste a mi lugar preferido, eh- soltó el niño de cabellos cortos rubios realizando un puchero
-más respeto, hermano- lo miró algo altivo- solo vine a ver, que no incumplieras la orden de nuestro querido padre
-de igual manera, no lo tenía pensado hacer…- siguió caminando, pasando de él
-quien sabe… a veces se te entra la curiosidad de querer salir y terminas por hacer lo que te plazca… realmente no entiendo esa cabeza tuya
-pues entra y mira- dijo irónicamente mientras señalaba su cabeza
-hermano idiota…-emitió una sonrisa sin ser visto por el otro y siguió su camino- será mejor que sigas cumpliendo con las reglas de padre o terminarás por ser castigado, enano- desapareció de la vista del otro
-¿enano? Debería verse bien…- frunció las cejas y desvió su mirada hacia el pasto- cuánto tiempo más permaneceré encerrado en este lugar… por qué me alejan de las personas de afuera… porqué…
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Cuatro años pasaron después, el reino de fuego se encontraba como siempre en festividades, las mujeres se vestían con llamativos vestidos y con alhajas brillantes para embellecerse aún más. Las festividades siempre la hacían con el fin de calmar la furia de su dios, con bailes muy significativos.
El reino de fuego o también llamado konoha por sus grandes árboles y gran abastecimiento en la agricultura. Es reinado por fugaku uchiha, único hijo, y junto a él, su esposa mikoto e hijos, itachi uchiha y sasuke uchiha, el menor a quien por su gran belleza lo comparan con la princesa de aquella historia del país de fuego.
-hmmm… ¿dónde se esconderá mi nii-san?- dijo mirando por ambos lados en aquel gran jardín que da hacia el bosque encantado-… ja, ya te encontré- se dijo para sí mismo al ver que su hermano mayor se escondía detrás de un árbol cerca de los rosales-…- se detuvo después de dar unos pasos, fijando su mirada en los adentros del bosque encantado. Había sentido una presencia en una forma de mancha rojiza que luego inexplicablemente se esfumó.
-¿qué pasa, ototo? - le preguntó el mayor, viendo a su hermano que seguía con la vista dentro del bosque- acaso haz visto algo interesante dentro…
-eh… no, no es nada…- dirigió su mirada en su hermano- por cierto… te diste cuenta de que te había encontrado- frunció las cejas haciendo un puchero molesto
-acaso no era notorio- se burló
-¡¡eres cruel, nii-san!! – se quejó con las mejillas rojas
-bueno muchachitos. Ya es hora de regresar- llegó hatake kakashi, su guardián de cabellos plateados y amigo de gran confianza de ambos príncipes
-sí, kakashi-san
Ambos siguieron al mayor, pero el príncipe sasuke dirigió su última mirada a las profundidades de aquel bosque antes de encaminar su viaje al palacio
******* En los adentros del bosque
-tío pein, enséñame a tocar la guitarra…- dijo corriendo el de las mejillas con marcas con ahora diez años cumplidos hacia un joven señor de cabellos naranja
-naruto…- se levantó el peli naranja de aquella roca donde se encontraba sentado mientras encordaba su guitarra- recuerda lo que dijo tu padre… no deberías de estar saliendo del bosque
-eh… yo no salí, en serio…- desvió su mirada del mayor mientras se cogía sus cabellos con nerviosismo-yo…- obtuvo la mirada fija de su tío- de acuerdo, lo confieso… pero solo estuve andando por los alrededores, no salí, de veras… yo solo…- bajo su mirada con tristeza
-querías solo ir a ver la fiesta
-si…
El mayor dejó un suspiro y se acercó al pequeño- bien, haré una excepción por hoy… pero antes- se acercó al oído del menor- irás encapuchado y conmigo, entendido- se separó con una sonrisa y comenzó a andar ante la mirada de alegría del pequeño hacia donde estaban sus cosas
-tío pein, realmente me disculpo por…- recibió una manta sobre él
-deja de hablar, y vayamos a ver esa fiesta- le sonrió y comenzó a caminar con sus cosas en mano
-¡sí!...- se colocó la manta y se colocó a lado de su tío muy feliz
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Lejos de ahí.
Fuera del mundo humano.
-kyubi, dejarás que la reencarnación de tu hijo vuelva a enamorarse –dijo burlón un gato azul con un cuerpo fantasmal- será un gusto volver a verte desesperado
-cállate- respondió enojado kyubi, un zorro naranja de nueve colas- yo no permitiré que eso pase, además…- se rió de un modo disfrutable- mi hijo no tiene idea de lo que pasó antes y ni siquiera se le pasará por la mente
-¿por qué tan seguro?- preguntó el mapache aun contenido de risa
-porque está oculto y vigilado… y aunque se atreviera a desobedecerme como antes- miró a todos detenidamente- hará que todos olviden aquel hecho que pasó antes… desde el momento que cruce mirada con los del reino del fuego, lo olvidarán…y serán los mismos inútiles de siempre…yo, no estoy dispuesto a entregarles a mi hijo
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-tío pein, ¿esto será un secreto?- preguntó mientras caminaban entre arboles
-sí, así quedará mientras nadie cuente algo de esta salida- lo miró por un costado con una sonrisa- no lo piensas así, naruto
-claro. No diré nada, porque en sí, yo soy el único perjudicado- colocó ambas manos atrás de su cabeza mientras sonreía divertido
-te llevaré primero a un lugar para comer. Estoy seguro que jiraiya te habló del lugar
-¿abuelo jiraiya?- hizo memoria
-acaso tienes a otro abuelo con ese mismo nombre jajaja
-no. Es el único abuelo jiraiya pervertido y mentiroso de siempre jajaja- se rió divertido para luego bajar sus brazos y dejar aquella sonrisa- tío… quería preguntarte esto antes…- soltó algo dudoso para luego ver la atención del mayor- aún no me acerco a la edad de dieciséis para preguntar esto.. Pero…
-dime de qué se trata, naruto
-es sobre… el porqué de no permitirme salir del bosque…- tenía una mirada afligida, no podía salir fuera y conocer a las personas que solo miraba entre arboles- ustedes pueden salir. Pero por qué yo no…
Se detuvo el mayor y fijó su completa mirada en el menor- sabes. Si por mí fuera, te habría dejado salir a conocer a personas de tu edad y dejar que interactúes con ellos, pero… aquí el que no te deja salir es tu padre. Minato
-¿pero por qué razón?- preguntó fastidiado
-no lo sé- siguieron el camino- lo único que dijo, era que el bosque es el lugar donde debes quedarte… ya que si sales, podrías perjudicar a las personas del pueblo del fuego… algo por el estilo
-¿perjudicar a las personas?...- estaba sorprendido- ¿pero qué realmente soy? Acaso… acaso soy un demonio
-no, no lo eres. Y si lo fueras, hace mucho que ya me hubieras hecho algo- miró adelante y se quedó algo pensativo- de algún modo, es como si obligaran a minato a no dejarte salir… como una amenaza o algo así…
-realmente, no puedo salir de este bosque- se detuvo presionando sus puños
-¿eh?- lo miró después de haber salido de sus pensamientos- no te preocupes, sé que no pasará nada, además, te ocultaré, de acuerdo…- le sonrió
-…- asintió con la cabeza y dejo de presionar sus puños para sonreír también mientras se cubría con aquella capucha- no me dejaré ver por nadie jeje… y probarle ese platillo del que tanto habla el viejo pervertido y tú
-te fascinará- caminaron hacia las luz que se creaba frente a ellos
Ambos dieron unos pasos más y cruzaron aquel límite, teniendo frente a sus miradas el camino hacia el pueblo sin nada de árboles.
-¡ya quiero probar ese ramen, jeje!