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Girasol por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Con motivo de San Valentín y el mini bombardeo sasunaru, les traigo este fic de una pareja que nunca he utilizado: ¡charamen! Me costó mucho trabajo, tuve que descargarme la película, buscar doujinshis, imágenes y un fic perdido por ahí porque lamentablemente hay muy poco material de este par :( (Kyuu: Todo por desear escribir algo diferente ¬¬). Quiero hacer mención especial a mi hermana Eli por sus siempre objetivos y claros comentarios (Kyuu: Sarcasmo) sobre el oneshot así como ayudarme a escoger el título, y para Fanny quien tuvo el enorme de detalle de compartirme los doujinshis menchara que dibujó para que fueran una fuente de inspiración n_n Esta vez realmente me encantaría que se tomaran unos minutos de su tiempo para que me den sus opiniones sobre qué tal quedó la historia, acepto críticas, quejas, reclamos, felicitaciones, recomendaciones, consejos, flores, amenazas, jitomatazos, chocolates, bombas, cebollazos, golpes y demás. De momento no tengo nada más que añadir, así que pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes pertenecen a su fumado mangaka y estudio Pierrot que de vez en cuando hace buenas películas. La idea para esta historia fue un reto de mi loco cerebro.

 

Aclaraciones:

-Según el CD drama “Road to Charasuke”: es Sakura quien apoda así a Sasuke por ser tan mujeriego; Ino hace una insinuación muy obvia de que Sakura está enamorada de Menma; Chouji menciona que Sasuke llama “koneko-chan” a todas sus chicas para no equivocarse con los nombres.

-Kumen Subaku, en español “Nueve bestias enmascaradas”, es una técnica que utiliza Menma en la película.

-Al final de la película se muestra que el cabello natural de Menma es rubio.

-El “menma”, según Wikipedia, es un condimento japonés hecho de brotes de bambú fermentados con lactato. Es un ingrediente habitual de la sopa de fideos y el ramen.

GIRASOL

 

Oh, el amor, aquella misteriosa sensación que puede provocar los más bellos gestos, los más nobles y trágicos sacrificios así como los más terribles y egoístas actos. Es algo que puede ablandar hasta a una persona ruda, que te sacará sonrisas de la nada, hará que sientas mariposas en el estómago. Provocará que todo tu mundo se paralice cuando veas a esa única persona, que su voz sea música para tus oídos, que con una mirada te desarme por completo y con una sonrisa te haga sentir invencible.

 

Sin embargo no todo es felicidad en el amor. Cuando el sentimiento no es correspondido, cuando para la otra persona no eres más que un simple juego o te traiciona sin miramientos yéndose con alguien más, desearías arrancarte el corazón hecho pedazos, suplicarías que el dolor desaparezca a través de las lágrimas que derrames y cuestionarás qué falló, si acaso hiciste algo mal y añorarás regresar a los tiempos felices.

 

Pero esta historia no narrará el romance más hermoso del mundo ni la tragedia más desgarradora que se haya sabido. Vamos a contar una sencilla historia sobre dos chicos, cómo uno de ellos cayó en las odiosas garras del amor y lo que ocurrió para que sus sentimientos fuesen correspondidos. No nos adelantemos a los hechos, como dice aquella frase: primero lo primero.

 

Uchiha Sasuke, de dieciséis años, cabello azabache, ojos negros, piel blanca y facciones sumamente atractivas, era un ninja perteneciente a la aldea de Konoha. Descendía de una familia fuerte y generalmente unida. Muchos lo consideraban un chico sociable, quizá demasiado en ocasiones ya que poseía un pequeño defecto: le encantaba coquetear con las mujeres. Sasuke era muy orgulloso y le fascinaba ser el centro de atención, realmente pocas chicas se resistían a sus encantos. Increíblemente a pesar de esto se llevaba muy bien con sus compañeros y amigos varones, sólo había una excepción que tenía cabello negro y ojos azules cuyo nombre era Uzumaki Menma.

 

En realidad ellos dos se conocían prácticamente desde que nacieron debido a la amistad entre sus padres; pasaron juntos sus primeros años de vida y llegaron a convertirse en mejores amigos. Sin embargo conforme se acercaron a la adolescencia Menma comenzó a cambiar, se volvió mucho más serio y hasta frío, sólo quería entrenar para hacerse más fuerte e incluso se distanció un poco de todos los chicos de su generación. A pesar de esto ninguno le permitió alejarse totalmente y se esforzaban porque Menma siguiera formando parte de su círculo social.

 

Durante algún tiempo Sasuke creyó que no quedaba nada del amigo de infancia con el que creció, pero varios meses atrás durante una misión estuvo a punto de ser lastimado gravemente si no hubiese sido porque Menma lo protegió con su cuerpo, saliendo herido en el proceso. A pesar de que después de eso el chico siguió comportándose igual, Sasuke decidió que lograría que al menos sonriera un poco más, como antes, porque él seguía siendo su amigo. O eso creyó.

 

Conforme comenzó a forzar al pelinegro con su compañía (aunque siempre lo golpeaba por coquetearle a alguna chica delante suyo), se fue dando cuenta que disfrutaba muchísimo pasar tiempo a su lado, incluso los silencios eran cómodos y agradables. Ante las chicas el Uchiha tenía una imagen de conquistador invencible que mantener, en cambio con Menma podía comportarse como él mismo, lo toleraba con virtudes y defectos e incluso lo ponía en su lugar cuando lo exasperaba. Sasuke sabía que algo estaba cambiando, lo intuía por el hecho de que cada vez le era más difícil apartar su mirada del de ojos azules. Se dio cuenta de todo esto gracias a Haruno Sakura.

 

Ella era su compañera de equipo, generalmente una chica dulce y amable, hija de dos grandes héroes de la aldea. Ya que ella era de las pocas féminas inmunes a sus encantos (incluso lo había apodado “Charasuke” por ser tan mujeriego), el Uchiha intentó conquistarla en más de una ocasión, siempre siendo rechazado. Poco después de la misión donde Menma salió herido, Sasuke observó la forma en que Sakura se comportaba ante el Uzumaki, hacía lo posible por agradarle y que éste le sonriera. Un día ella se tropezó y más por reflejo que otra cosa Menma la sostuvo, haciéndola sonrojar completamente. A Sasuke no le gustó para nada la mirada que la de pelo rosa dedicó al otro joven que no le tomó importancia a tal asunto, a diferencia sus dos compañeros de equipo. Ante esa escena el Uchiha había sentido algo retorcerse dentro de sus entrañas: celos. Y no precisamente por la chica.

 

Cierto, Sasuke era un conquistador nato, mujeriego e incluso un poco desobligado, sin embargo eso no borraba el hecho de que tuviera un corazón capaz de entregarse a alguien más. Lamentablemente la persona que había elegido era alguien un tanto violento que no dudaba en atacarle cuando lo molestaba. Aceptarlo fue algo bastante complicado empezando por el hecho de que quien lograba estremecerlo se trataba de otro hombre, serio, frío y que antaño fue su mejor amigo. Después de pasar días encerrado en su habitación dándole vueltas al asunto y tratando de convencerse que se trataba de un error, al final no logró nada y harto de la situación no le quedó más remedio que aceptar la verdad: se había enamorado de Uzumaki Menma. Algunos dirían que eso era masoquista, quizá era cierto, pero ni eso impidió que esos sentimientos nacieran y ahora clamaran por manifestarse.

 

Tras la aceptación las cosas debieron ser más felices… pero no ocurrió así. Sasuke era muy orgulloso y conseguía todo lo que quería, así que se planteó un nuevo objetivo: conquistar a Menma. Desde entonces todos su coqueteos hacia las chicas se llevaban a cabo cuando ciertos ojos azules lo observaban. Tratar de poner celoso a Menma falló estrepitosamente porque cuando quería hacerlo, Sakura aparecía para hablar mal de él y así quedar bien con el pelinegro quien prefería ignorar a Sasuke y continuar con sus actividades.

 

-Maldita Sakura –decía Sasuke con enfado, viéndolos marcharse-. Menma ni siquiera es amable con ella y aún así no lo deja en paz. Debo hacer algo.

 

Sakura no era su única “rival” en el amor. Existía otra mujer igual de exasperante y estorbosa llamada Hyuuga Hinata, una agresiva kunoichi que se sentía con el derecho de alejar a todas las féminas que consideraba pretendieran a Menma porque según ella estaba enamorada del Uzumaki. Al menos había algo que consolaba a Sasuke.

 

Ese día todo el grupo de jóvenes ninjas se había reunido para platicar y ponerse al corriente, eran buenos amigos aunque a veces pelearan por tonterías. Hinata estaba discutiendo con Sakura por haberse sentado junto a Menma, haciendo que el aludido se molestara ante tanto ruido.

-¡Maldición, guarden silencio! –bufó- Hinata, ya te he dicho que no eres mi dueña, así que puedo hacer lo que me dé la gana. Y Sakura, tampoco es como si te tratara de forma “especial”, como dices. Rayos, sí que son molestas.

Sin importarle que ellas lucieran entre avergonzadas y heridas, Menma se puso de pie y se cambió de lugar para sentarse junto a Ino. Todos los demás no dijeron nada, bien sabían que la única mujer con la que el chico era realmente amable era su madre, Kushina, y a Ino la trataba con cordialidad porque era una chica dulce y tranquila que no estaba interesado en él, así que no lo acosaba.

 

Sasuke no podía borrar la sonrisa burlona al ver a sus dos oponentes sin argumentos. Sí, era un maldito por regocijarse con la pena ajena, pero no le importaba (además para mañana esas dos volverían a lo mismo). Él ya había tomado una decisión y haría uso de todas sus técnicas para conquistar a la persona que le aceleraba el corazón.

 

Así fue como inició una nueva etapa en su relación. O lo que Menma después llamaría “La etapa de estupideces Uchiha”. El desconcierto inicial del Uzumaki no era para menos, ya que una mañana como cualquier otra llegó al lugar de reunión de su equipo y fue recibido por Uchiha Sasuke quien con la sonrisa más galante (odiosa) de su repertorio le ofreció una rosa como regalo. Así es, una rosa. A él, no a Sakura como ya había ocurrido en ocasiones anteriores.

-Estás bromeando, ¿cierto? –le preguntó

-Por supuesto que no, kitsune-chan –respondió y le guiñó un ojo

Menma creyó que estaba dentro de una horrorosa pesadilla. Eso no podía estar pasando. El estúpido Sasuke llamaba a sus chicas “koneko-chan” para no equivocarse con sus nombres y a él acababa de apodarle…

-¿Cómo rayos me llamaste?

-Kitsune-chan –sonrió-. Te queda perfectamente.

Cuando Sakura llegó se encontró a Sasuke huyendo de los fieros ataques de las nueve bestias enmascaradas de Menma. No entendía qué pasaba, pero era obvio que el chico estaba muy enfadado.

 

Ese fue sólo el inicio. Durante las misiones Sasuke se comportaba como siempre hasta que Menma utilizaba alguno de sus ataques. Entonces aprovechaba el momento y se acercaba al chico para halagarlo.

-Eso fue increíble, Menma. No cabe duda de tu talento –le guiñó un ojo

El Uzumaki quería estamparle un puño para quitarle esa expresión tan exasperante. Por su parte Sakura estaba sorprendida por lo que acababa de presenciar y al principio creyó que era broma: ¡el idiota de Charasuke coqueteaba con “su” Menma! ¿Qué rayos pasaba?

-¡No molestes a Menma, Charasuke! –le gritó

-Vamos, Sakura, si tú eres la que lo molesta con esos gritos que casi nos destruyen los tímpanos.

El Sasuke encantador con las mujeres desaparecía por completo cuando alguna quisiera interferir entre él y su meta. Por su parte el Uzumaki bufó y dio media vuelta para alejarse de esos dos. Que se mataran si querían, no iba a detenerlos.

 

Después de aceptar que Menma no caería con las mismas técnicas de seducción que siempre utilizaba, Sasuke comenzó a idear un nuevo plan para demostrarle que sus sentimientos eran reales. ¿Qué querían que hiciera? No iba a quedarse de brazos cruzados ni renunciaría a Menma. Definitivamente él se convertiría en el amor de su vida y padre de sus hijos. Bueno, quizá estaba exagerando con lo de padre de sus hijos (ya que ambos eran hombres), pero lo de ser el amor de su vida iba muy en serio. Uzumaki Menma iba a ser suyo.

 

Su nueva estrategia incluía ir poco a poco. Puede que se precipitara en sus primeros intentos, así que ahora le demostraría que podía ser un buen amigo (como antaño) y un excelente prospecto a novio.

 

Aquél día libre buscó a Menma por la aldea, sin éxito. Seguramente se encontraba en el bosque entrenando; su compañero quería ser muy fuerte. Sasuke no tardó mucho en dar con él, pese a no aparentarlo lo conocía bien, sus gestos y rutinas… Ahora que lo pensaba hasta parecía más acosador que Hinata. Mejor no pensaba en eso.

-Hey, Menma.

Al escuchar su nombre el mencionado volteó, arqueando una ceja tras ver la sonrisa del Uchiha. Pensó en mandarlo a volar de un golpe, pero no traía la sonrisa conquistadora (odiosa) ni había rosas a la vista, así que le otorgaría el beneficio de la duda.

-¿Qué quieres, Sasuke?

-Entrenemos juntos, hace mucho que no lo hacemos.

Eso desconcertó aún más al Uzumaki. ¿Hablaba en serio? El tipo que pasaba el tiempo libre persiguiendo faldas acababa de sugerirle que entrenaran juntos. Sí, no negaba que el ojinegro era fuerte (maldito sharingan), pero generalmente se la pasaba perdiendo el tiempo en tonterías.

-… De acuerdo. Pero intenta algo extraño y te mandaré directo al hospital.

-Me parece bien.

 

El entrenamiento resultó bastante satisfactorio, ambos eran buenos oponentes para el otro. Al finalizar se dejaron caer sobre el césped, respirando entrecortadamente. Estaban bastante cerca, así que Sasuke, arriesgando la vida, llevó una mano para acariciar las hebras negras de su compañero.

-El negro te sienta bien –le dijo-, pero no entiendo por qué teñírtelo. Tu rubio natural es más llamativo.

-Idiota –bufó-, no es algo que te interese.

-Recuerdo que de pequeño decías que tu cabello era como el sol –sonrió con algo de presunción-. En ese entonces me seguías a todos lados como pollito, eras tan lindo.

-Sigue hablando y te haré pedazos.

Sasuke decidió no arruinar el ambiente que se había creado, así que mejor guardó silencio. Pero sus palabras eran muy ciertas. Cuando niño Menma era muy risueño, consentido, orgulloso y hasta algo tímido, se aferraba a su brazo cuando algo lo asustaba y no dudaba en trepársele a la espalda cuando estaba feliz. El serio y apático moreno a su lado no se parecía en nada a ese pequeño rubio con el que jugaba en el parque o en casa de alguno de los dos. En lo único que Menma no había cambiado era en su orgullo y obstinación, pero ahora era mucho más reservado, cínico, sarcástico y hasta algo violento cuando lo hacían enojar. Y a pesar de eso estaba completamente enamorado de él.

 

Ya que aquella estrategia funcionó, Sasuke comenzó a retar a Menma cada vez más frecuentemente, había descubierto que con eso llamaba su atención de inmediato debido a que el Uzumaki odiaba perder. A Sakura esto no le agradaba mucho que digamos, pero no podía hacer nada al respecto.

-Creo que ya fue suficiente por hoy –dijo el Uchiha-. Vamos por algo de comer, yo invito.

-Más te vale que no sea alguna estrategia tonta de coqueteo.

-Oye, eso es cruel –fingió ofenderse

¡Rayos! Ese chico era demasiado astuto.

 

Fueron a Ichiraku Ramen y ordenaron un tazón para cada uno. Menma comía los fideos con total calma mientras Sasuke observaba fijamente su platillo con aire pensativo, pues su compañero tenía nombre de condimento de ramen.

-¿Qué? –preguntó el de ojos claros

-Menma –contesto, sonriendo, mientras con los palillos sostenía un trozo de menma para mostrárselo

-Idiota, déjate de tonterías y come.

-¿Sabes? Resultarías adorable si fueras un chico alegre, escandaloso, hiperactivo y hasta algo torpe. Aunque supongo que entonces deberíamos cambiarte el nombre. ¿Qué tal Naruto? –amplió su sonrisa ahora mostrándole un narutomaki

El Uzumaki quería golpearlo, no hubiese dudado en hacerlo si no fuera porque el azabache pagaría la comida. Decidió que le seguiría el juego un rato, pero sólo porque estaba aburrido.

-Hum, en ese caso sería mejor que tú fueras un tipo más callado, centrado, objetivo, responsable y serio.

El Uchiha iba a preguntarle (para continuar esa charla que se estaba tornando entretenida) si siendo un hombre así caería ante sus encantos, pero antes de poder abrir la boca tres chicas los rodearon, pegándosele lo más posible.

-¡Sasuke-kun! ¿Dónde has estado?

-Te hemos extrañado mucho.

-Prometiste que tendrías una cita conmigo.

Más por costumbre que otra cosa, Sasuke les sonrió de manera galante y besó la mano de cada una de ellas para calmarlas.

-Lo lamento, koneko-chan, he estado ocupado.

-¡Kyaaa! –gritaron, emocionadas

Sasuke sintió un escalofrío y entonces recordó quién estaba a su lado. Menma lo observaba con el ceño fruncido, haciendo que el otro quisiera golpearse. Por fin estaba progresando con él y por esa manía de conquistador empedernido acababa de meter la pata hasta el fondo.

-Eh… Menma, yo…

-Charasuke –fue todo lo que dijo para seguir comiendo su ramen como si nada

Casi podía observarse un aura depresiva rodeando a Sasuke. Ni caso hacía a las chicas que seguían tratando de convencerlo para que saliera con ellas. ¿Por qué Menma no podía mostrarse aunque fuera un poco celoso? Así tendría una oportunidad para jurarle fidelidad y amor eterno y quizá con eso lograr que lo aceptara. En ese momento realmente odiaba ser tan popular.

 

Sasuke intentó enmendar esa “pequeña falta”, así que los días siguientes fue muy atento con Menma: lo invitaba a comer, seguía convenciéndolo (casi arrastrándolo) para que entrenaran juntos y hacía lo posible para que mantuvieran conversaciones agradables. Esa mañana el Uchiha era el único que faltaba de llegar al punto de reunión para salir de misión.

-Menma –llamó su compañera de equipo-, los últimos días Charasuke te ha prestado mucha atención.

-Hum.

-¿No te incomoda?

-No realmente.

-¿De verdad? Bueno, él es muy diferente a ti, se va tras la primera chica bonita que le pasa enfrente, es egoísta, vanidoso…

-Sakura –la interrumpió, seriamente-, lo conozco de toda la vida.

La de pelo rosa se quedó callada, entendiendo de inmediato a qué se refería con ese comentario. Ellos dos fueron muy unidos en su infancia, todos lo sabían, incluso ella recordaba haberlos visto jugar en el parque y reír juntos. Ahora de nueva cuenta parecían estar reconstruyendo esa relación tan cercana. Se sentía sola y desplazada cuando ellos parecían entenderse bien.

-Ah… V-Vuelvo en un momento.

Sasuke se cruzó con Sakura cuando iba llegando al lugar de reunión. La chica lo había ignorado completamente, lo cual no sería raro si no fuera porque generalmente le insultaba primero.

-Buenos días –saludó a su compañero de equipo, que estaba solo-. ¿Sucedió algo con Sakura?

-Nada en particular.

 

Tras terminar la misión de aquél día, como ya hasta era costumbre Sasuke y Menma caminaban por la aldea (su compañera se había marchado rápidamente). Se detuvieron en un pequeño local a beber té y comer dangos. Hacía un lindo día y sinceramente Sasuke quería prolongar el tiempo en compañía del otro chico. Estaban rodeados de un agradable silencio hasta que al Uchiha se le ocurrió volver a tocar un tema por el que ya habían discutido en anteriores ocasiones: el cabello de Menma.

-Sigo creyendo que llevarlo negro es un desperdicio. Te queda más ser rubio de ojos azules, como tu padre.

-Otra vez con lo mismo –suspiró, hastiado. Observó el dango en su mano y sonrió con maldad ante su grandiosa idea-. Sasuke, ¿quieres saber realmente por qué me lo teñí de negro?

-Claro –le acarició un mechón de cabello en gesto seductor-, encantado escucharé todo lo que quieras decirme. Puedes confiar en mí, kitsune-chan.

El Uzumaki se contuvo de apartarlo de un manotazo y lanzarle un rasengan. Tenía algo muchísimo mejor en mente.

-Bien –se acercó a su rostro sin borrar su sonrisa maliciosa-. Es porque la persona que más admiro tiene el cabello negro –puso los labios junto al oído del ojinegro, estremeciéndolo al hablarle en susurros-. Lo conoces bien, se llama Uchiha Itachi.

Aquello destruyó la atmósfera por completo. Sasuke soltó de golpe ese cabello oscuro y observó a su compañero con un tic en el ojo. ¡Tenía que ser una broma! Si no fuera tan serio, Menma habría soltado una carcajada ante la expresión de Sasuke, así que se limitó a ampliar su sonrisa y dejar ahí al pobre chico consumiéndose en los celos. Seguro que sus numerosas conquistas matarían por provocarle esa reacción y verlo de esa manera.

 

Un par de días después de eso Sasuke regresaba a casa tras un arduo entrenamiento con su compañero. Le gustaba pasar momentos así con él, pero debía admitir que terminaba fatigado porque el Uzumaki era sumamente poderoso. Al menos podía presumir ser capaz de aguantarle el ritmo.

-¿Será así de intenso en la cama? Mejor no me hago ideas.

Abrió la puerta de su casa y a paso flojo se dirigió al refrigerador para obtener una botella de agua. Iba tan concentrado (o distraído) que no se percató del hombre de largo cabello negro que leía el periódico tranquilamente sentado en la sala.

-Bienvenido, otouto –saludó él

-Estoy en casa, aniki –dio un sorbo y casi escupe el líquido al reparar en su presencia-. ¡Itachi! ¡¿Qué rayos haces aquí?!

-Andaba por la zona y decidí pasar a visitar a la familia.

-Se supone que perteneces a un grupo de mercenarios, no deberías entrar tan tranquilamente a la aldea.

-No tiene nada de malo –lo observó fijamente-. Vaya, ¿vienes de entrenar? Generalmente no andarías sudado por las calles para mantener tu apariencia ante las chicas.

-Hum… Yo siempre luzco genial –se acomodó el cabello

-Claro –sonrió un poco-, pero escuché que últimamente no has coqueteado mucho que digamos. ¿Estabas con Menma?

-Sí –arqueó una ceja-, ¿por qué lo preguntas en ese tono?

-Nada, sólo que pareces estar pasando mucho tiempo con él. Me recuerda un poco a cuando eran niños.

-… Pero ya no es como antes –murmuró, posando su vista en el suelo

Itachi sonrió ante la expresión de su hermano. Él siempre tuvo sospechas de que algo así pudiese suceder tarde o temprano a pesar de cómo comenzaron a comportarse esos dos desde que entraron a la adolescencia. Pero como buen hermano mayor molestaría a Sasuke un poco más.

-Por cierto, ¿sabías que hace un par de meses tu “muy preciado amigo” Menma me preguntó cómo podría formar parte de Akatsuki?

-… ¡¿Qué?! –se exaltó y le arrojó la botella todavía con agua, la cual el otro fácilmente esquivó- Ni se te ocurra explicarle o motivarlo a que lo haga, Itachi. Te lo prohíbo.

-¿No importa que sea porque quiere volverse más fuerte?

-Me vale, él lo logrará aquí en Konoha así tenga que romperle los brazos y las piernas. De modo que largo, no quiero que te encuentres con Menma.

-Está bien, de cualquier manera él es una excelente influencia para ti: ahora tomas más en serio los entrenamientos y pareces más responsable –le sonrió-. Pero te recomiendo tranquilizarte, a nadie le gusta un novio excesivamente celoso.

Sasuke se sonrojó y antes de poder lanzarle un katon su hermano ya había desaparecido. Maldito Itachi y su manía de molestarlo. Por si acaso hablaría en privado con Minato-san y Kushina-san para convencerlos de no permitir a su hijo abandonar la ladea, sólo por si las dudas.

 

Pasaron unas semanas desde aquello. En ese lapso de tiempo los demás integrantes de su generación observaron los intentos de Sasuke para quedar bien con Menma y como éste la mayoría de las veces terminaba amenazándolo de muerte. Incluso Hinata ya lo había perseguido una vez por toda la aldea tras advertirle que dejara en paz al Uzumaki y de que el poseedor del sharingan replicara que la acosadora obsesiva era ella.

 

Ese día Sasuke se encontró a todos los chicos reunidos, sólo faltaba Menma porque desde la mañana anterior había salido de misión con Kakashi y Gai. Apenas se acercó al grupo Hinata y Sakura le lanzaron miradas furiosas, pero las ignoró y sonrió galantemente a Ino y Tenten, ellas sí eran normales y gentiles.

-Llegas a buena hora, Sasuke –dijo Kiba

-¿Por qué?

-Discutíamos sobre Menma –explicó Shino, espantando unas moscas

-Él ha cambiado mucho –comentó Chouji-, antes era mucho más gentil.

-Menma es muy guapo, fuerte y responsable –habló Hinata-, pero no debería ser tan cerrado con los demás. Si dejara que me acercara a él, yo…

-En el fondo Menma sigue siendo alguien amable y protector –interrumpió Sakura, sonrojándose un poco-. Lo que pasa es que ha olvidado cómo medir sus palabras.

-Pero nos sigue hablando, ¿no? –ahora dijo Shikamaru

-Yo creo que si no nos soportara, ya nos habría mandado al diablo –opinó Tenten

-A lo mejor sólo es tímido –comentó Lee, frotándose la barbilla

-Lo dudo –respondió Neji, sonriendo-, es muy orgulloso para eso.

Sin que ellos se dieran cuenta todo esto era escuchado por Menma, quien acababa de regresar a Konoha y se mantuvo bien oculto desde que se percató que él era el tema de conversación. No pensaba decirles nada al respecto, cada uno podía pensar lo que quisiera de él, no le importaba. Iba a marcharse cuando la pregunta de Ino lo detuvo.

-Sasuke-kun, ¿tú qué opinas? De todos nosotros eres el más cercano a él.

-Puede que todo lo que digan sea cierto, pero a mí no me interesa cambiarle algo a la personalidad de Menma.

-Sí, claro –dijo Hinata en tono molesto-. Por favor, he visto cómo le coqueteas e intentas seducirlo sin ningún éxito.

-Es cierto que siempre me rechaza y a veces hasta me ataca, pero eso no significa que quiera que vuelva a ser el dulce niño con quien solía jugar. Sólo deseo que sonría un poco más.

-Y según tú, Charasuke –ahora habló Sakura, cruzándose de brazos-, ¿cuál es la diferencia de tus palabras con las nuestras?

-Fácil, que ustedes quieren que él cambie, en cambio yo –sonrió de esa manera coqueta que lo caracterizaba-… Si la persona que me gusta está frente a mí, es normal que desee verle feliz sin tener que cambiarle aquella forma de ser que lo vuelve único y especial.

 

Menma subió a la montaña de los Hokages desde donde podría observar la aldea en privado. Necesitaba ordenar sus ideas, ya que las palabras del joven de ojos negros seguían haciendo eco en su mente sin que pudiera controlarlo.

-Ese chico parece ir realmente en serio contigo, Menma –escuchó la voz de Kurama. El bijuu se creía la voz de su conciencia o algo así

-Cállate.

-¿De verdad no te gusta ni un poco?

-¿Cómo crees que podría gustarme un idiota mujeriego?

-Vaya, parece preocuparte más eso que el hecho de que el pequeño Uchiha sea un hombre.

-…

-Podrás engañar a todos, incluso a ti mismo, pero yo soy testigo y recuerdo perfectamente la forma en que, todavía siendo un niño, se te iluminaban los ojos cuando te invitaba a que jugaran juntos y trataba de cuidarte. Dudo mucho que hayas logrado erradicar todas esas sensaciones a pesar de los años.

-Cierra la boca, Kurama –ordenó y muy a su pesar se sonrojó sutilmente-. Y deja de incitarme a ser gay.

-Bien, entonces puedes casarte con la chica Hyuuga y tener dos “hermosos” hijos, kukuku.

-Tampoco te pases, idiota.

 

Los días posteriores el Uzumaki trató de evadir a Sasuke, pero éste era más terco que nada y siempre terminaba encontrándolo y buscando pretextos para caminar a su lado. ¿Sería complot del destino? Por supuesto que no, ese chico solito estaba acomodando las piezas para que siempre terminaran juntos.

-Menma.

El mencionado suspiró al escuchar esa voz que ya lo perseguía hasta en sus pesadillas donde peleaba con ninjas poderosos que intentaban dominar el mundo (si alguien iba a hacerlo, sería él). Giró la cabeza para encararlo de una vez por todas y se desconcertó cuando Sasuke, con esa sonrisita exasperante, le extendió un enorme girasol amarillo con algunos pétalos teñidos de anaranjado. ¿No se suponía que a sus conquistas lo que les regalaba eran rosas rojas?

-¿Qué rayos estás haciendo, Sasuke?

-Ofreciéndote un humilde y sincero regalo, kitsune-chan.

Menma ignoró el apodo porque la flor frente a su rostro era bastante llamativa, así que antes de darse cuenta ya la tenía en sus manos para examinarla.

-¿Por qué le pintaste varios pétalos?

-Porque mi intención era darte dos girasoles, pero lamentablemente no encontré uno anaranjado, así que debí improvisar –cruzó su mirada con aquellos intensos ojos azules-. Es un símbolo del verdadero Menma.

-… Comprendo que mi cabello natural sea rubio y cuando niño usara muchas ropas color naranja, pero esto es exagerado.

-Je, estaba seguro que no conocerías su significado.

El chico le lanzó una mirada fulminante y luego detalló de nuevo el girasol. Lo admitía internamente, ese pequeño gesto sí le había gustado, pero primero muerto antes que demostrárselo al otro.

-… Gracias.

Sasuke iba a decir algo más cuando se vio rodeado por un numeroso grupo de mujeres con las que anteriormente salía. Ellas de inmediato comenzaron a cuestionarlo y acusarlo por aquél regalo y haberlas dejado de lado todo ese tiempo. El Uchiha volvió a odiar con todas sus fuerzas haber sido tan Casanova, pues acababa de arruinarle una oportunidad única con Menma. Sin embargo antes de que las chicas siguieran expresando sus demandas, Sasuke sintió cómo alguien jalaba de su camisa y segundos después el Uzumaki le daba tremendo beso que dejó a las féminas boquiabiertas.

 

Debido a la sorpresa Sasuke tardó en reaccionar. Cuando iba a rodearlo entre sus brazos y responder el beso con ganas, el otro se apartó y miró de forma amenazante a las intrusas.

-Menma –llamó Sasuke para atraer de nuevo su atención-, yo…

-U-chi-ha… ¡¿Cómo te atreviste?!

Una furiosa Hinata había hecho acto de presencia (tras ella sus dos compañeros de equipo seguían en shock por la anterior escena) y estaba lista para lanzarse sobre él y matarlo, pero Menma, con total calma, se paró delante de ella.

-Mejor déjanos en paz, Hinata –mencionó-. El único autorizado para golpear a este imbécil soy yo.

Si el beso había causado impacto, aquella declaración fue toda una explosión. La Hyuuga se quedó paralizada, igual que los demás presentes, mientras Menma se retiraba y con un gesto le indicaba a Sasuke que lo siguiera.

 

Caminaron hasta llegar a una calle desierta. La boba pero triunfante sonrisa en el rostro del Uchiha era notoria. Tenía tanto que decirle, pero antes de poder hacerlo de nueva cuenta fue jalado de la camisa no para ser besado, sino amenazado.

-Si te atreves a serme infiel o a coquetear con alguien más, no dudaré en matarte –aseguró el de ojos azules

-De acuerdo –sonrió, pero luego su mirada se tornó seria-, con la condición de que tú no te acercarás a Itachi si no estoy yo presente.

-… ¿Eh?

Ya no pudo preguntar algo más porque fue turno de Sasuke para besarlo vorazmente. A final de cuentas todo indicaba que Menma no era el único que resultó ser tan celoso y posesivo. Pero Sasuke era realmente sincero con sus sentimientos, por eso le dio aquella flor de pétalos bicolor. Porque así como el significado del girasol, Menma era el sol que podía iluminarle el día con su sola presencia, sólo tenía ojos para él y siempre giraría hacia él. En cuanto a los pétalos color naranja, eso fue debido a que el girasol anaranjado representaba la admiración y fidelidad en el amor. Eso de los significados y colores de los girasoles era bastante vergonzoso (y seguro el Uzumaki pensaría que hasta cursi), pero no se arrepentía de haberlo escogido como su regalo. Y un buen día le confesaría esos motivos a Menma.

 

FIN

THE END

OWARI

 

 

~~~~~~~~~~ EXTRA ~~~~~~~~~~

 

Aquél día Sasuke y Menma se dirigían a una aldea cercana para entregar un pergamino. Decidieron detenerse para descansar un poco y comer algo. Menma bebía agua tratando de ignorar la insistente mirada del Uchiha sobre él.

-Menma, no deberías usar ese abrigo tan grueso y largo que no me permite ver nada.

El aludido escupió la bebida y le lanzó la mejor mirada asesina de su repertorio.

-¡¿Qué?!

-Si dejaras un poco de piel expuesta o usaras ropa más pegada seguro que lucirías muy sexy –añadió Sasuke con ilusión

En cuestión de segundos el Uzumaki lo atacó con un rasengan y retomó el camino sintiendo una mezcla de enfado y vergüenza. Sasuke se quedó tirado unos minutos, ya que su pareja lo había atacado con ganas. A pesar de eso seguiría insistiéndole hasta lograr que le hiciera caso… O al menos convencerlo de que ya no usara el abrigo cuando estuvieran los dos solos, como en aquella misión. Tampoco quería que Hinata, Sakura o alguna otra loca mirara la bronceada piel de su violento chico. Sólo a él le correspondía ese privilegio.


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