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Maldigo tu belleza por Neferupitou_Yay

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Notas del capitulo:

 Es solo el comienzo, aún no se trata mucho el tema principal, pero bueno... hasta los mejores Cazadores necesitan relajarse de vez en cuando. ewé

¡Dejen comentarios!^^

 

Es una noche brillante en la ciudad de York Shin City, lugar en el que vive momentáneamente Kurapika debido a que en su última misión había capturado a los criminales por allí. Dicho rubio caminaba por las calles con una bolsa de compras, dado que al día siguiente se reuniría en su Penthouse junto con Leorio, Killua y Gon, porque no se veían desde hacía un tiempo.

 Era extraño que saliera a comprar tan tarde pero en un error de cálculo había olvidado conseguir la leche que era necesaria para cocinar el pastel que tenía planeado. En el apuro (notó la ausencia del fundamental lácteo casi pasada las 11:00pm) se había vestido con un pantalón de jean, un cárdigan verde oscuro de algodón holgado y al estar recién salido de la ducha tenía el pelo bastante despeinado, lo cual solo lograba hacerlo ver muy atractivo.

 Caminaba pensativo, por una calle repleta de boliches, aparte de leche había conseguido algo de café ya que si no recordaba mal, a Leorio le gustaba y también unas cajas de Sr. Chocorobot para Gon y Killua.

Entonces unos hombres que se encontraban sentados en una acera pusieron su mirada en él.

-¡Hey! ¡Señorita! ¿¿Por qué no viene a jugar con nosotros??- Kurapika, controló su genio e ignoró a los hombres, no tenía por qué gastar energía en explicaciones inútiles. Entonces sintió un nen muy oscuro y volteó rápidamente, uno hombre alto y moreno con lentes amarillos, lo miraba de una forma muy obscena, no pudo evitar sentir un escalofrío de asco pero igual se puso en guardia, el tipo desapareció y volvió a aparecer tras Kurapika, el chico esperaba ese tipo de movimiento y lo esquivó, pero chocó contra alguien, era el mismo hombre, parecía que su nen tenía la capacidad de copiarse varias veces y rodear cada una con zetsu lo cual las volvía casi imperceptibles, una de esas copias clavó una inyección en el cuello del Kuruta, pero esto fue la gota que rebalsó el vaso, tres segundos después el tipo estaba derrotado dentro de un tacho de basura. Kurapika estaba listo para pelear con el resto si se atrevían a atacar, pero sus piernas dejaron de responder y cayó al suelo de rodillas, luego de cuerpo entero, quedando inmovilizado, sintió que varias manos se acercaban a él, pero esas presencias malignas no tardaron en desaparecer alejadas por un nen muy brillante, después de eso Kurapika perdió la conciencia.

 

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 Se escuchaba un suave ritmo de Jazz, la luz era tenue y un delicioso olor a colonia se sentía en el aire. Kurapika tenía todo el cuerpo entumecido y no reconocía donde estaba, pero el dulce olor le resultaba familiar, entonces una fuerte luz pasó a través de sus párpados cerrados.

-¿Leorio?- murmuró Kurapika siguiendo un presentimiento y abriendo los ojos con esfuerzo dado que la luz ahora le daba en toda la cara.

-¡Kurapika! Qué bueno que ya despertaste- dijo Leorio feliz mientras corría la deslumbrante lámpara que había empujado por accidente y se acercaba al chico que estaba sentado en un sillón, él lo había cargado hasta allí. Leorio se veía algo mayor pero solo por la estatura y el ancho de sus hombros, lo demás era igual, llevaba un traje azul y corbata amarilla, sin sus lentes redondos y se veía algo desarreglado, como si hubiera limpiado todo ese cuarto él solo.

 El chico lo miró confundido, no entendía como había hecho para reconocerlo antes de verlo -Tal vez ese aroma...- pensó sorprendido, creía que solo Gon podía reconocer a Leorio por su fragancia, aunque había pasado mucho tiempo, era posible que en esos últimos años hubiera agudizado su sentido del olfato, o eso era lo que quería creer.

 Para Leorio, el Kuruta no había cambiado mucho ya que aunque llevaba unos años sin verlo cara a cara, habían hablado varias veces a través de video-llamadas, así que solo parecía estar un poco más alto y su rubio cabello un poco más largo.

-¿Dónde estamos?- preguntó Kurapika tras un momento, mirando al rededor podía adivinar que era una especie de sala de terapia y él se encontraba sobre el sillón del atendido.

-Ah, esto... estamos en una pequeña subdivisión de mi cadena de hospitales, la inauguración es en unos meses así que no hay nadie aquí y todo el material es nuevo, me pareció que podía hacerte una revisión como es debido ya que tenía la oportunidad, pero solo la sección de psicología está en condiciones de ser usada- dijo algo culpable, realmente quería darle el mejor servicio a Kurapika ya que estaba muy preocupado por él, pero había fallado. Kurapika iba a decir algo y para eso intento enderezarse pero sus brazos se rindieron ante el esfuerzo y su mano se resbaló un poco, dejándolo acostado y frustrado.

 -¿¡Estás bien!?- preguntó Leorio parándose de golpe para ayudarlo. El chico no contestó e intentó levantarse pero cayó sobre el alfombrado suelo.

-Evidentemente no- contestó molesto, pero luego se arrepintió de haber dicho eso. Al levantar la vista notó que Leorio lo miraba muy preocupado y algo afligido, el doctor se agachó y tomó de un brazo y de la cintura a Kurapika, con ayuda el chico podía levantarse así que se apoyó en él, algo avergonzado y mirando hacia otra parte dijo.

-No tienes que preocuparte seguramente mañana me sentiré mucho mejor...-

-No es solo eso- interrumpió Leorio sentándolo en el sillón de nuevo, mirándolo, el Kuruta se sorprendió de su actitud y retrocedió un poco, no contaba con muchas fuerzas, así que quedó prácticamente acostado -Tampoco quiero que te tortures pensando en que fuiste atacado por unos hombres ordinarios, al entregarlos a la policía me enteré que son secuestradores profesionales, muchas personas han desaparecido por su culpa, la técnica que emplean cubre todos los puntos ciegos y es casi imposible de evitar, hiciste muy bien en noquear al líder antes de que hiciera efecto la droga-

  

 

  Kurapika miró a Leorio sorprendido por un momento y luego sonrió, seguramente era muy buen doctor dado que le había dicho justo lo que necesitaba escuchar.

 

 Leorio notó la leve sonrisa de Kurapika y su corazón se aceleró, se veía demasiado atractivo en su estilo casual, casi le parecía inevitable que alguien lo hubiera intentado secuestrar, además de que la posición semi-recostada en la que ahora se encontraba le daba un aire totalmente vulnerable y el hecho de que se encontraba inmovilizado por la droga, hacía que Leorio diera rienda suelta a su imaginación, pero se detuvo al notar que el rubio lo miraba extrañado.

 

-¿Q-qué pasa?- preguntó Leorio sentándose como si la culpa lo hubiera empujado.

 

  Kurapika irritado comentó -Sólo tuve el presentimiento de que pensaste algo pervertido- Leorio maldijo por lo bajo, o su expresión fue muy obvia o Kurapika lo conocía demasiado bien.

 -Cambiando de tema ¿Por qué llegaste aquí un día a antes de lo acordado?- preguntó el chico intrigado.

 

-Ah, eso... bueno, ya es viernes así que podría decirse que llegué demasiado puntual jeje-

 

-Te confundiste de vuelo- comentó el Kuruta burlesco.

 

-¡Para molestarme si tienes fuerzas!- se quejó Leorio -Además no fue mi culpa, fue... ¡Mi secretaria! Ella pidió mal los boletos-

 

-Culpar a otros de tus fallos es una característica infantil- dijo Kurapika terminante.

 Leorio suspiró vencido y dirigió su mirada a la bolsa de compras.

 

-¿Y... qué hacías tan tarde por la calle?-

 

 Kurapika cayó en la cuenta de que acababa de regañarlo cuando el por primera vez había olvidado unos ingredientes clave. Tras pensar un momento contestó.

 

-Compraba unos menesteres-

 

Leorio alzó una ceja y miró el interior de la bolsa.

 

-¿Leche y vainillín? ¿Cajas del Sr. Chocorobot y café?-

 

-Sí, planeaba cocinar un pastel, aunque el café es para ti y los chocorobot para Killua y Gon- el rubio había decidido que contestar honestamente era lo mejor.

 

 Leorio estaba encantado de que hubiera pensado en él y tenía unas ganas locas de abrazar al malhumorado pero dulce Kurapika, en cambio, se levantó y caminó hacia la puerta.

 

-Habría que conseguir otra cosa para Gon, no creo que Killua le deje una sola caja del Sr. Chocorobot...- se detuvo en la puerta y volteó mirando al rubio.

 

-Ya pensé en ello, conseguí un par de cajas de chocolate y nuez, Killua detesta las nueces así que esas naturalmente serán para Gon- contestó Kurapika con su tono nítido y seguro. Leorio rió para sus adentros, había olvidado con quien estaba hablando.

 

-Si necesitas algo llámame, estaré en la cocina buscando unas cosas que compré, descansa un momento, después te daré unos antibióticos, aunque todavía no conozco la droga que te inyectaron sé cómo actuar en estos casos así que mañana seguramente estarás bien...-

 

-¡Espera!- dijo Kurapika sorprendiendo a Leorio el cual ya estaba prácticamente en el pasillo. El joven usaba todas sus fuerzas para mantenerse sentado, miraba fijamente a Leorio con sus hermosos ojos azules y mostraba una sonrisa que era poco común en sus labios -Gracias por todo, Leorio-san-

 

  Leorio murió mil veces, aunque no lo demostró, sólo asintió y salió del cuarto calmadamente, ya en la cocina se apoyó contra la heladera con una mano sobre el corazón.

 

-Eso fue peligroso...- sentía la cara caliente, pero respiró hondo y trató de calmarse -Los dos somos hombres no tendría que sentirme de esta forma por él...- aunque si lo pensaba bien así había sido siempre, se moría por decirle que lo quería, pero conocía lo suficiente al kuruta como para saber que su contestación sería algo como "Leorio, debido a nuestro género no es correcto que sientas ese tipo de afecto por mi" o tal vez recibiría un buen cadenazo.

 

  Kurapika cansado se recostó a lo largo del sillón mirando el techo, no encontraba un modo de agradecerle correctamente a Leorio así que le había agregado el honorífico, recordando el día en que se habían conocido, aunque dudaba que Leorio lo hubiera relacionado. Cerró los ojos un momento y recordó distintas situaciones pasadas, no era la primera vez que cuidaba de él, además de que siempre lo hacía de una manera atenta y amable. Pensó en que a pesar de que era un idiota, era muy buena persona, él en cambio se sentía sucio y malvado, había asesinado a dos personas, no obstante que eran miembros del Geney Riodan, y había torturado a otras cuantas para recuperar los ojos rojos, esos hechos todavía le pesaba en la conciencia, no se sentía a la altura de sonreír con Leorio ni de merecer su ayuda. Se refregó los ojos e intentó alejar esos pensamientos de su mente, a pesar de que había encontrado todos los ojos de sus hermanos y les había dado el entierro que merecían, no se sentía lleno, algo le faltaba. Entonces recordó lo que Leorio le había dicho hacia un tiempo; que siempre podía contar con él y que aunque los años pasaran y tomaran diferentes caminos, seguiría queriéndolo por siempre, como un amigo claro, ese día Leorio lo había abrazado y Kurapika recordaba como se lo había sacado de encima acusándolo de ser un pervertido, pero no fue más que un reflejo, en el fondo tampoco había querido que ese abrazo terminase... entonces detuvo su corriente de pensamiento y abrió los ojos sorprendido -¿¡En que estoy pensando!?- exclamó mientras aplastaba su cabeza contra la almohada -Claramente estoy muy drogado...- suspiró. Entonces recordó otro momento que había intentado olvidar.

 

  Flashback

En una parte de la prueba del cazador, Leorio compartía el cuarto con Kurapika, el primero estaba bañándose y el último sentado sobre su cama mientras leía un libro muy interesante. Por un momento Kurapika tuvo un escalofrió y un extraño presentimiento se apoderó de su cuerpo, al siguiente Leorio entró al cuarto completamente desnudo.

 

-Kurapika, estuve pensando seriamente en dejarme la barba, me vería aún más atractivo de esa manera ¿No lo crees?- comentó mientras se sentaba en la cama frente a él -Además creo que me daría un aire intelectual, no sé... ¿Qué pasa?- preguntó extrañado al ver que el Kuruta lo miraba exaltado, el libro ahora se encontraba en su regazo y tenía la cara roja -¿Te sientes bien? ¿Tienes fiebre?- se acercó a Kurapika, se apoyó en la cama y lo besó en la frente quedando prácticamente sobre él, luego lo miró fijamente -No tienes fiebre ¿Pasa algo?-

 Kurapika no tardó en apalearlo con sus espadas de madera.

 

-¡Idiota!- dijo al finalizar acostándose en su cama y apagando la luz.

 

Leorio estaba todo adolorido en su cama quejándose por lo bajo.

 

-Rubio histérico, no es como si te fuera a atacar o algo parecido, debería ser un degenerado para eso... Hey Kurapika ¿Será que nunca habías visto a alguien desnudo?- preguntó volteándose. Kurapika tenía los ojos cerrados bajo la luz de la luna, pero al escuchar a Leorio perdió la paciencia y lo miró con los ojos rojos.

 

-Cállate, quiero dormir- Leorio tragó saliva y no habló más, pero siguió mirando el lindo perfil de Kurapika hasta que se durmió. El joven Kuruta en cambio no pudo conciliar el sueño, no era que fuera la primera vez que veía a un ser humano desnudo, pero ver el gran miembro de Leorio lo había puesto demasiado nervioso, sin contar como se le había tirado encima y besado en la frente, realmente estaba un poco en shock.

 

Fin de Flashback.

 

 Kurapika, quiso alejar todos esos recuerdos y no lo logró, lo que pasó luego tampoco lo pudo evitar, sintió un calor extraño en el vientre que llamó su atención, luego este calor descendió hasta llegar a ese lugar. Al instante dedujo que era un efecto de la droga, eso no hizo que se calmara, al contrario quería asesinar con sus propias manos a los secuestradores.

 

-¡Y aquí estoy!- dijo Leorio alegre trayendo una bandeja en sus manos -Galletas de chocolate y jugo de naranja, espero que no estés a dieta o algo así- Kurapika se sentó usando todas sus fuerzas y miró a Leorio muy avergonzado, no podía haber llegado en un momento más inconveniente.

 

-¿Pasa algo?- dijo el joven al ver lo rojo que se encontraba, dejando la bandeja en la mesa y acercándose al rubio -¿Acaso tienes fiebre?- Kurapika no tuvo tiempo de negar porque Leorio ya le besaba la frente, lo cual solo hizo que esa "sensación" en su entrepierna se incrementara. Leorio notó la molestia en el rostro de su amigo y se alejó un poco -¡Ah! Olvidé que no te gusta que te mida la fiebre de esa manera, perdón es la costumbre...-

 

-E-ese no es el problema- contestó respirando entrecortadamente y pensando una manera de hacer que se alejara -Estas invadiendo mi espacio personal- dijo cortante con una expresión resuelta. Leorio captó la idea y retrocedió encogiéndose de hombros.

 

-Siempre eres tan arisco...- se quejó mientras servía en un vaso jugo de naranja y se lo pasaba -Pero al menos parece que estás mejor- Kurapika estaba muy acalorado y realmente solo quería que Leorio se fuera para poder aliviar su erección, así que aceptó el vaso pero no contaba con suficiente fuerza y lo derramó casi todo encima.

 

-Oh, eres mentiroso- se quejó el doctor.

 

-¡Nunca afirmé sentirme bien! N-no te quedes ahí mirando, dame algo con que secarme…-

 

 -Claro, no puedes agarrar un vaso y quieres limpiarte tu mismo- se burló Leorio, mientras se sentaba a su lado. Con una servilleta limpió lentamente los muslos del Kuruta, estaba algo nervioso pero calmaba su conciencia pensando en que lo ayudaba ya que él no podía hacerlo. Kurapika apenas si podía respirar, sentía su cuerpo entero ardiendo. Entonces pasó lo inevitable, Leorio notó el bulto en la entrepierna del rubio.

 

-Kurapika, tú...- comenzó pero se paró en seco al subir la mirada, Kurapika estaba muy sonrojado y respiraba agitadamente además de que parecía a punto de desmayarse debido a lo débil que se sentía, verlo de esa manera hizo que Leorio comprendiera lo íntima que era la situación y lo mucho que deseaba al chico.

 

-L-leorio- tartamudeó, muriendo de vergüenza, al estar siendo observado tan intensamente -Por favor, L-lévame al baño, yo me encargaré de esto...- Leorio quería violarlo aquí y ahora, pero sabía que después de hacer algo así las cosas nunca volverían a ser como antes.

 

-Estás tan débil que no podrás hacerlo por ti mismo, yo... yo te ayudaré- dijo casi con un suspiro.

 Lo empujó suavemente para que quedara acostado a lo largo del sillón y le bajó el cierre del Jean.

 

-¡P-para! ¡No toques ahí! ¡Ah...!- Leorio estaba masajeando el pene de Kurapika por encima del calzoncillo y se detuvo al oírlo gemir.

 

-Pero si no lo alivio por ti podría hacerte mal, una erección no es algo que se pueda tomar a la ligera...- entonces le bajó completamente el boxer, tomó entre sus manos el miembro del Kuruta y lo frotó de arriba a abajo con energía.

 

-¡Y-ya detente! Oh, Dios... ¡D-debe haber otra manera!- exclamó Kurapika, estaba demasiado excitado y sentir tanto placer por las manos de su compañero lo avergonzaba extremadamente. Leorio sujetó las manos del rubio sobre su cabeza con una mano mientras que con la otra seguía masturbándolo, entonces lo miró a la cara, Leorio parecía una bestia salvaje en sus acciones pero en sus ojos solo podía verse afecto mezclado con deseo.

 

-Aunque hubiera otra forma yo preferiría esta- murmuró el doctor, Kurapika lo miró sorprendido ¿Eso era una especie de confesión?

 

 Entonces Leorio besó a Kurapika. Eso fue el éxtasis para ambos. Primero se sintió de cierta forma cariñoso y torpe, pero de apoco se fue volviendo más apasionado, Kurapika ofreció un poco de resistencia pero al final se rindió. Leorio ejercía una presión increíble sobre el rubio y aceleraba cada vez más la masturbación al tiempo que profundizaba el beso adentrando su lengua y jugueteando dentro de Kurapika, se separaron solo cuando sus pulmones clamaron por oxígeno lo cual coincidió con la eyaculación de Kurapika.

 

-¡Ahhh...!- exclamó desarmándose prácticamente. Tenía el rostro rojo de la vergüenza y estaba muy agitado

 

 Leorio se sentó junto al Kuruta recuperando el aire y lo miraba de reojo mientras se repetía mentalmente que la había cagado -Pero tuve sexo con Kurapika, ¿Puedo llamar sexo a esto que he hecho, cierto? Supongo que sí además no se resistió, ¡Bien!- pensó sonriendo un poco.

-Idiota, no te muestres tan feliz- gruñó Kurapika cubriéndose la cara con un brazo -Ahora estoy todo sucio por tu culpa...- el rubio nunca iba a reconocerlo, pero se había sentido increíble, jamás había imaginado que Leorio podía ser tan… sexy.

 

-Ah... Bueno, yo... lo siento, creo que me dejé llevar... un poco...- dijo Leorio nervioso, no sabía qué hacer. Además de que ahora quien estaba empalado era él.

 

-¿Entonces debo tomar ese beso como una de tus tonterías habituales?- preguntó el rubio sentándose, prefería que el hecho de que lo había ayudado a masturbarse quedara como un favor recibido, por ahora. Después del acto sexual se sentía mejor, parecía que el efecto de la lasciva droga se iba de esa forma. Miró a Leorio y notó con vergüenza que estaba más desarreglado que antes, por su parte no quería ni mirar su entrepierna, sentía todo pegajoso, pero no de una forma desagradable, es más, la parte lógica de su mente estaba perdiendo la batalla, ya que en lo único que pensaba era en repetir de nuevo todo lo hecho y más.

 

Leorio no sabía que contestar, realmente no quería que Kurapika pensara en ese beso como una broma, pero todavía no estaba listo para aclararle sus sentimientos y para colmo al mismo tiempo le pesaba la ropa y su miembro estaba ardiendo, solo quería desnudarse y desnudar a Kurapika, bueno, no solo eso. Tenía la mirada fija en el plato de galletas, no podía contestar ni mirarlo.

 

 Entonces notó que Kurapika se movía un poco incómodo.

 

-Demonios...- dijo el sonrojado chico, su pene estaba otra vez duro y caliente. Leorio dejó de pensar y comenzó a bajarse los pantalones -¿Qué haces?- se sorprendió Kurapika. Cuando el médico ya estaba desnudo se acomodó sobre él, apoyando su miembro contra el del rubio mientras lo miraba fijamente -¡Ni lo pienses!- dijo intentando separarse, quería y no quería lo que iba a pasar, Leorio hizo caso omiso a la orden y comenzó a mover sus caderas haciendo presión en los erectos miembros de ambos, al tiempo que levantaba la remera de Kurapika y daba pequeños besos en la clavícula bajando hasta llegar a la tetilla, primero lamió un poco y luego mordió suavemente, esto hizo que Kurapika gimiera, Leorio con una sonrisa de triunfo, aceleró el movimiento de sus caderas y ayudó a estimular ambos penes con su mano ¿Por fin había derrotado al coherente Kurapika?

 

 -L-leorio, a-apenas me pueda tener en pie te mataré...- murmuró el chico, luego se tapó la boca con una mano para no gemir y cerró los ojos, estaba al borde de la locura y lo sabía, la fricción era insoportable, el pesado cuerpo de Leorio lo excitaba y su delicioso olor a colonia inundaba todos sus sentidos.

 

  Leorio veía lo poco sinceras que eran esas palabras así que como pequeño castigo pegó un último mordisco a la tetilla y subió besando dedicándose a dejar pequeñas marcas en su cuello, lo cual hizo que Kurapika se tensara aún más, mientras hacía eso nunca detuvo su movimiento de caderas. Kurapika no tardó en correrse, lo siguió Leorio y esta vez ambos quedaron destruidos uno junto al otro.

 

-Así que el cuello es su punto débil...- suspiró Leorio antes de caer dormido.

 

-No tienes por qué comentar algo así- se quejó Kurapika, el médico estaba muy cerca así que sentía su tranquila respiración en la nuca –Este idiota siempre se duerme rápido…- se dijo mirando el rostro de Leorio el cual se veía ingenuamente feliz, el Kuruta sonrío un poco al notar ese gesto, aunque no duró mucho, estaba de a poco entrando en sus cabales ¿Cómo debería comportarse después de lo que habían hecho? ¿Estaba mal? Claro que estaba mal ¿Se arrepentía? No pudo dar respuesta a esa pregunta. Entonces Leorio se movió un poco y lo abrazó aproximándolo aun más a su cuerpo. El rubio enrojeció e intentó apartarse, pero no lo logró ¿Desde cuándo era incapaz de resistirse a Leorio? Esa sería otra noche en la que no podría dormir.

 

Notas finales:

Hasta el próximo capítulo. nwn/

 

No quiero ser pesada pero...

¡Dejen comentarios! xDD


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