Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Qué hora es, hyung? por tonny-17

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bien, este es un one-shot, ya lo había escrito desde...creo que desde el año pasado, solo que esperaba el momento adecuado para publicarlo.

Pensé publicarlo el día de navidad, pero no pude.

Después creí que sería bueno el publicarlo el día 31 de diciembre, pero ese día me había ido de party hard (._. )

E incluso pensé publicarlo el mismo día que el cumpleaños de Kyungsoo, pero lo había perdido.

Lo encontré en el día del Kaisoo, pero no tenía internet.

Una vez que el cumpleaños de Jongin llego, lo intente subir, pero...fue raro, ni se por qué no lo subí.

Pero aproveche que es miércoles de ceniza (?) y lo subí :DD

 

IMPORTANTE

Kyungsoo es mayor que Jongin por un total de 5 años.

Cada que aparece un: "•♦• (numero romano) •♦•", es que va avanzando de año en año.

Cada que aparece un "•♦•" es que la escena es en el mismo año, puede ser la misma semana, mes, o eso.

 

Sin más, a disfrutar.

 

•♦• I •♦•

 

Y ahí estaba otra vez. Preguntando de nuevo lo mismo. El tendero le sonríe de nueva cuenta y piensa mentalmente "… ¿Cómo responder sin sonar maleducado?..." Suspira el tendero. Con esta será la novena vez que responderá a su pregunta. Y todo en un lapso de 20 minutos.

 

—8:15—responde este con una gran y enorme falsa sonrisa.

—Gracias. —responde el menor y el tendero puede notar el cambio de su voz, todo gracias a la adolescencia.

—Por nada. — Dice este y retoma su lugar.

 

Se escucha el sonido de la campañilla cuando el menor abre la puerta y sale.

El tendero toma su libro y lo comienza a hojear. Mira el reloj molesto. Se suponía que a las 8:00 p.m., sus padres regresarían.

Se levanta y desata su ira contra una de las cajas de madera, solo para arrepentirse a los pocos minutos, limpia su tenis y acomodar la caja en su lugar.

Desde su punto de vista, mira su atuendo. Es perfecto. Es simplemente perfecto para ir a una fiesta. Pero solo porque es menor, no puede simplemente irse a la ligera. Él aun respeta a sus padres y en lo más mínimo es un rebelde. Aunque claro, a sus 17 años de edad, suele tener esos arranques de rebeldía pero solo levemente. Como es tutear a sus padres o a su hermano mayor, o el desobedecer a sus padres en alguna orden que le dieron.

Pero eso sí, el salir a una fiesta sin su consentimiento y abandonar el pequeño minimarket familiar, no eran uno de esos arranques. Eso sí que no.

Él es algo así como el hijo sumiso, educado y dedicado a los estudios (aunque no tanto para ser considerado un nerd, solo es sobre saliente en algunas materias), que todo padre quisiera tener.

El tendero se desploma en la silla cuando lee el mensaje que acaba de recibir. Frustrado, pasa su diestra por su cabellera. Despeinado la 'obra de arte', por la que le duro más de 20 minutos en crear.

La campanilla suena, haciendo saber al tendero que alguien ha entrado y las esperanzas de que sean sus padres, se vuelve un 0.00%.

 

— ¿Qué hora es, hyung?—pregunta de nueva cuenta y el tendero sonríe. Estaba un 100% seguro que la persona que entraría era justamente él.

—8:21, Jongin-ah —responde el de labios acorazonados y el menor le da las gracias.

 

Algo nervioso, gira sobre sus talones y está por abrir la puerta para salir, pero se detiene.

Da un pequeño vistazo a su hyung, y puede notar lo frustrado y molesto que se encuentra (al igual que despeinado).

Tiene un debate interno sobre preguntar o no, la razón por la cual se encuentra de esa forma. Pero recuerda que por mucho, han cruzado unas cuantas palabras (como es el pedir la hora y la respuesta) y que en gran avance, ambos saben el nombre del otro.

Prácticamente son unos desconocidos.

El menor suspira resignado. Toma el pomo de la puerta y sale. Solo para quedar fuera y espiar por algunos segundos al tendero.

¿Qué? Es la única cosa que una persona de solo 12 años puede hacer. Espiar al reservado y educado hyung de su barrio. O eso es lo único que él puede hacer.

 

•♦• II •♦•

 

La puerta se abre y se cierra inmediatamente. El tendero se encuentra acomodando algunos productos en los enormes anaqueles, cuando siente una pequeña turbulencia y mira hacia abajo. Notando como su dongsaeng se encuentra escondido debajo de la escalera. Pidiendo que no diga nada. El tendero solo obedece.

La puerta se abre de nueva cuenta y un trio de chicos de secundaria, altos (no tan altos como el tendero, pero si más que el morocho) entran y miran a todos lados. Uno de estos le da un vistazo al tendero y este solo les lanza una mirada de molestia, haciendo que el trio se aleje.

Algunos minutos de silencio, el menor sale de su escondite y encara a su hyung.

 

—Gracias por no delatarme, hyung. —dice el menor con un gran tono de respeto en sus palabras.

— ¿Porque te perseguían?—pregunta no tan interesado el tendero mientras termina de acomodar las cosas de la última caja.

—Me querían golpear, hyung.

— ¿Que no eres muy pequeño para meterte en problemas? Tienes que, ¿diez? ¿Once años?

—Trece—responde con deje de molestia.

— ¿Enserio?—pregunta sorprendido—eres muy pequeño, ni siquiera pareces que tengas trece.

—Es porque estoy en desarrollo—responde mientras hace un mohín—cuando sea más grande, estaré más alto que usted.

— ¿Cuánto mides?—pregunta burlón el tendero— ¿1.30? ¿1.40 metros?

—1.37, pero pronto mediré más

—Como digas niño. —responde burlón el tendero y el cólera del menor aumenta.

 

Sale del minimarket, jurando que crecerá lo más pronto posible y que será mucho más alto que su hyung. Así ya no tendrá que aguantar las burlas que este le hace.

Por supuesto que crecerá, esa es su meta: Ser más alto que su hyung.

 

 

•♦• III •♦•

 

 

Y justo ese momento, era uno de los más extraños de su vida. Nunca imagino poder ver algo como aquello (o al menos no por parte de él). Es uno de esos momentos en los que no conoces por qué el sentimiento de molestia, angustia, enojo.

Toma lo primero que está a su mano, aun sin ver lo que ha cogido. Camina a paso veloz y lo deja caer al mostrador, sin delicadeza alguna. Haciendo un gran ruido al dejarlo caer, que asusta a la pareja.

Separando a la dulce pareja, que, amorosamente demostraban su amor mediante un beso.

Y lo que le dio ese extraño sentimiento al menor, no fue por el hecho de haberlos visto besándose apasionadamente. No, claro que no. Él también ha besado a otras chicas, por el simple hecho que saber lo que se siente o simplemente por mero gusto. Por supuesto que no fue eso.

Lo que hizo que creara esa ansiedad, esa molestia, esa inseguridad, ese enorme vacío dentro de él, ese gran coraje; fue el ver como su hyung tocaba indiscretamente el cuerpo de la fémina.

Jongin había visto cientos de veces videos para mayores, donde muchas escenas son singulares a las que la pareja demostraba. La mujer sentada en el regazo de su callado hyung, ambos de frente mientras se besan. Mientras él coloca sus manos en la cintura de esta y su mano baja lentamente. No debía ser un genio para saber lo que sucedía después.

 

—Son…—el joven tendero pasa el producto para registrarlo, mientras el menor solo puede fijar su vista en los hinchado y rojizos, labios acorazonados de su hyung.

—Déjese el cambio. —responde el menor mientras toma la bebida energética y deja el billete en el mostrador.

 

Alejándose a paso veloz, no supo la razón de porque lo hizo, pero el solo hecho de ver a la fémina le causaba un gran remolino en el estómago. Un gran dolor estomacal, quizá este enfermando.

Tal vez tenga que ir al hospital.

Puede ser que el dulce sabor del perfume de la fémina fue lo que le causo ese desagradable síntoma. Porque eso sí, el olor a vainilla no se encontraba entre sus favorito. Y exactamente ese era el olor de ella.

Un desagradable olor para él.

 

 

•♦• IV •♦•

 

 

Un no tan contento Jongin, caminaba por las no tan solitarias y nevadas calles. Hoy fue el peor día de todos. Hoy fue la burla de todas.

Hoy fue el día de ‘revisión y control’.

Nunca se había sentido bien en cuanto a ese tipo de revisión. Le hacen recordar lo pequeño que es. Y él no lo quiere ser. Él quiere ser más alto para que su hyung; quien por algún motivo, ya no quiere que se burle o para ser exactos, que ya no lo trate como un niño.

Él quiere obtener el respeto de su hyung.

 

—Y en todo esto, solo has crecido 4 centímetros. —le recuerda burlón su amigo.

—Soy tu hyung, mantén un poco de respeto. —dice este con gran odio en sus palabras.

—Pues, simplemente no pareces eso. —responde burlón y la ira del morocho  aumenta. —Desde que tienes 12 has estado alardeando de que a los 15, estarás tan alto como para que los demás no crean que tienes esa edad. 

—Solo mantén tu boca callada.

—No hyung, al menos has cumplido una de tus promesas. No pareces de 15 años. —Pasa su brazo por los pequeños y escuálidos hombros del morocho— Todos pensarías que tienes 13.

— ¡Cállate! —el molestado le propicia un buen puñetazo a su amigo.

 

El burlón se tira dramáticamente (ya que no le dolió en lo más mínimo el golpe, pero quería sentir el dramatismo por primera vez). Comienza a hacer algunos sonidos guturales y al morocho le da un poco de pena la mala actuación de este.

Le tiende la mano y este la toma, solo para hacer la malicia y tirarlo al suelo. Quedando ambos en la helada y fría nieve.

 

—No lo sé, pero medir 1.42 metros a los 15 años…no lo sé, Jongin. Eres un enano. —dice burlón y el otro solo suspira cansado. Eso ya lo sabe.

 

Es un enano de solo 1 metro con 42 centímetros. No le duele el hecho de ser considerado ‘un enano’, sino por la simple razón de siempre tener que ser tratado por su hyung por ‘niño’.

Ambos se reincorporan y siguen su camino. El burlón mirando de vez en vez la cabellera de su pequeño hyung (porque eso de medir 1.64, es muy bueno). Y dirigiendo su vista de nuevo a sus alrededores, se percata de algunas cosas.

 

—Pero no te preocupes hyung, sigues teniendo suerte con las chicas. —trata de reconfortarlo, cuando pasan algunos minutos y el morocho no decía nada. —Mira.

 

Jongin voltea en dirección a donde el alto le señala y la ve. Una adolescente de su edad, en desarrollo y de mirada coqueta. Lleva el mismo uniforme que el de él, y puede recordar haberla visto en algún lugar.

La chica se le acerca al par. Y justo frente a Jongin se detiene. Toca  un poco su cabello y algo nerviosa (o no tanto), comienza a hablar.

 

—Jongin-oppa, me gustas mucho.

— ¿Oh?

—Solo toma en cuenta mis sentimientos—le entrega una decorada carta, la cual recibe gustoso. El alto e inexpresivo amigo le hace una seña y este solo alza los hombros.

—Gracias. —Le dedica una de sus seductoras sonrisas y la besa.

 

Simplemente un beso basto, para que el rostro de la chica se vuelva de mil colores. Es simplemente la forma de agradecer que Jongin, suele tener. No es nada en especial.

La ahora sonrojada chica, se queda petrificada. No sabe cómo reaccionar y Jongin suspira al separarse. Siempre sucede eso. Ellas nunca saben cómo reaccionar. Es un simple beso.

Tal vez fue su primer beso. Pero ¿y qué?, se suponía que para eso le dan tantas cartas. Para tener algo más. Así que el simplemente les da lo que tanto desean, aun si no lo tendrán después  y eso sucederá cuando tenga una pareja sentimental. Porque eso sí, él es muy fiel.

Un carraspeo (que no fue exactamente para ellos) los distrae.

El morocho sonríe felizmente. Esta aquí. Después de mucho tiempo, está aquí.  Un gran regocijo se siente en su estómago, algo extraño. Pero por una extraña razón esta alegre.

Da unos pequeños pasos hasta encarar a su hyung, quien está junto a otro chico algo alto. Su hyung carraspeando para que el alto le prestara atención, pues no pensaba dejar de ver su teléfono celular.

 

—Te juro que nunca jamás te volveré a invitar. —dice el ahora estudiante universitario (antes tendero).

—Lo siento Soo—dice el alto de pelo rizado, y por un momento, Jongin comienza a tener una de las tan llamadas ‘agruras’. —Pero solo le enviare un mensaje y será todo.

—Baekhyun puede vivir sin que le envíes un mensaje. —responde algo molesto y eso es lo que hace que la acides aumente.

—Oh tu no lo conoces del todo, si no le envió un mensaje cada  10 minutos como máximo, puede crear un ataque de histeria…

—Claro—el ex tendero, rueda los ojos y por primera vez se percata de la presencia del morocho. —Jongin-ah…Hey Chanyeol, él es de quien te hable. —codea al alto y este sonríe.

 

El menor siente como sus mejillas se tiñen. Su hyung ha estado hablando de el con los demás. Y eso en su escala de felicidad, merece un 9. El más alto pasa su brazo por el hombro de su hyung y la acides estomacal, se hace presente de nuevo.

 

—Ah, es el chico que nunca crece. ¿Qué edad dijiste que tenía?

—Creo y tiene 16.

—15. —rectifica aun molesto el menor.

— ¿Enserio? ¿Tienes 15 años? Pareces de unos 12.

 

El más alto de los tres comienza a mofase de la altura del menor. Pasado de algún rato, el menor se molesta y aleja del dúo. Olvidándose también de su inexpresivo amigo.

 

— ¿Qué le sucede al pequeñín? —Pregunta el alto y el ex tendero solo atina a alzar los hombros.

 

Sonríe cuando ve al menor caminar a paso veloz y siendo perseguido por el amigo de este, a pesar de ya haber pasado algunos meses sigue siendo igual.

El mismo rostro que recuerda. La misma manía de morder su labio y fruncir el ceño, cuando alguien se burla de su estatura. Pero sobre todo, la misma mirada de alegría cuando lo ve a él.

Y por alguna extraña razón, él se siente bien cuando revive ese tipo de miradas. Se siente más que bien, al saber que su alegría era a causa de él.

 

—Vamos, mis padres deben de estar preguntando porque duramos tanto.

—Tus padres ¿aún tienen el minimarket?

—Sí.

—Debe ser genial. —dice el alto mientras contesta uno de los mensajes recibidos.

—No del todo. —responde algo cansado.

 

Ambos caminaron hacia la misma dirección que el morocho, aunque en ese momento el menor ya había desaparecido. Solo se quedaron contemplando la nieve, y a los pequeños niños que eran arropados por completo.

 

— ¿No crees que es muy pequeño? —pregunta de la nada el alto, y Kyungsoo solo niega.

—Es perfecto.

 

 

•♦•

 

 

Casi una semana. Casi una semana y el pequeño morocho no ha aparecido en ningún momento. Y eso, en cierto modo, es frustrante para el ex tendero.

Mira a todos lados y nada. No ha aparecido como habitualmente lo hacía. Cada día, a cada momento. El simplemente aparecía. Pero, ¿Por qué ahora no? Ahora que tenía algo más que importante que hacer. Algo importante que proponerle.

Suspira y se deja caer en la banca del parque, donde infeliz espera a su mejor amigo. Mirando como los copos de nieve y las personas, pasan sin cesar. Es desesperante. Todo en esta semana se ha vuelto desesperante.

 

—Ya deja de pensar en él. —una grave y gruesa voz lo saca de su mundo. —Mejor hay que encontrar a otro.

—Lo quiero a él. —toma el café que su amigo le ofreció, no sin antes oler el exquisito aroma que este emana. Da una pequeña probada y niega. —Él es simplemente perfecto.     

—Podemos encontrar a otros. Ya sabes, alguien no tan pequeño. —dice burlón y sorbe de su café descafeinado.

—Pero su tamaño es ideal. —dice el ex tendero mientras mira fijamente un árbol. Algo bastante raro, pero para él es simplemente impresionante. Los copos que caen cuando el viento sopla, lo dejan maravillado. El color verdoso y blanco, lo convierten en la combinación perfecta.

—Sabes que en Seúl tenemos a cientos de personas que quieren hacer este trabajo. No sé porque venimos solo por él.

—No solo puedes hacer arte con cualquier persona. —responde este y de un último sorbo, termina su café.

— ¿Y si no acepta?

—En Seúl tenemos a cientos de personas que quieren hacer este trabajo. —responde algo burlón Kyungsoo.

—Pero no se hace arte con cualquier persona.

—Pues si quieres pasar la materia, tendrás que elegir a cualquier persona.

—Ouch. —Pasa su mano, tocando su pecho haciendo una mueca de dolor que hace reír a Kyungsoo.

 

Minutos de silencio se hacen presentes. Cómodos minutos de silencio se hacen presentes. Chanyeol saca su celular y comienza a responder los mensajes que hace algunos minutos no pudo contestar. Sonriendo como tonto al leer cada línea recibida.

Kyungsoo por su parte, mira su entorno. ¿Hace cuánto que no había estado aquí?  Prácticamente, desde que inicio la universidad. Nunca regreso, ni siquiera en los cumpleaños de sus padres o de su hermano. No, el simplemente no quería regresar. 

Él está cómodo en Seúl.

Ya casi siete meses haya, le han hecho olvidar casi por completo este lugar. Se ha desenvuelto, ha cambiado casi por completo. Ya no es tan reservado, ahora tiene más libertades (por eso de vivir solo y eso).

Aunque no siempre fue así, el solo recordar los primeros días. Cuando de la nada extrañaba a sus padres. Donde una tremenda soledad se arrimó, cuando reprobó la primera materia por no tener mucho conocimiento sobre esta. Y la desesperación se  le presento aún más, queriendo salir y darse de baja definitiva cuando las clases no fueron como lo esperaban. Pero, ¿a quién no le paso eso? ¿Quién no, creyó que su vida terminaría porque saco una mala nota? Por supuesto que a todos.

Todos han tenido esa paranoia, cuando no creen poder con eso. Cuando creen que su sueño será arruinado. Cuando ya no tienen los estímulos para seguir. Cuando escucharon de su profesor un “…No sé porque elegiste esta carrera…”, y te preguntas lo mismo. ¿Por qué la elegiste? Tal vez, por un acto de rebeldía. Tal vez por gusto. Tal vez, te alentaron tus padres, o la familia entera. O simplemente por vocación.

 

—Soo, tu niño. ¿No es el que se está peleando? —Chanyeol interrumpe el monologo interno del ex tendero. Y le señala el revoltoso grupo de niños que gritan sin cesar.

—Puede ser.

 

Ambos sonríen al ver al morocho, pero esa sonrisa se desfigura y se vuelve una mueca de preocupación (por parte del alto) y una sonrisa algo sádica por parte de Kyungsoo. 

Jongin recibe golpes, al igual que los reparte. No se podría etiquetar como ‘vencedor’, ya que él también ha estado recibiendo golpes y siendo tirado al suelo más de una ocasión. Pero al final, el morocho es quien sale triunfante.

Siendo perseguido por un grupo de niños, a quien Kyungsoo recuerda como los que solían perseguir a Jongin para golpearlo. Corre, como si su vida valiera de eso (aunque solo corría en el parque y no se alejaba de ahí).

El morocho al reconocer el rostro de su hyung, corre hasta su lugar para pedir auxilio (o mínimo que le ayude a que no lo persigan mas). Pero se detiene, y en ese momento es cuando los otros aprovechan para molerlo a golpes.

Jongin, quien no sintió los golpes que le propiciaban y que solo mantenía en su mente la imagen de su hyung acostado sobre las piernas del alto (a quien por algún extraño motivo, lo odiaba y el saber que estaba todo el tiempo cerca de Kyungsoo, había sido suficiente para no querer verlos en toda la semana), mientras sonreía y el alto tenía su celular en mano (posiblemente para sacarle fotografías a su callado hyung), era lo que ocupaba su cabeza.

Maldiciéndose centenares de veces, por no ser igual de alto que el amigo de su hyung. Por ser pequeño y debilucho. Por ser menor.

La acides y las agruras se hicieron presentes una vez más. Su respiración se volvía más recia. Su ceño se fruncía sin control alguno. E inconscientemente mordía su labio duramente, hasta que los hizo sangrar. Y no fue a causa de que lo golpearan y los otros se cansaran. O no, fue el hecho de ver a su hyung alegremente acostado en las piernas de alguien más.

 

— ¡Déjenlo! —grita molesto el alto amigo de Kyungsoo y los niños se sobresaltan por la voz de este. — ¿Te encuentras bien? —pregunta una vez que los niños se alejan.

—Sí. —responde con voz monótona.

—Vamos al hospital. —dice algo preocupado Chanyeol.

—Dije que estoy bien. —responde con voz monótona y separándose del agarre del alto, cuando trato ayudarlo.

—Tienes que ir a un hospital, no puedes ir-

—Él ha dicho que está bien, ¿o no lo escuchaste? —dice Kyungsoo mientras se reincorpora y camina, alejándose del par. —Vamos Chanyeol, tenemos trabajo que hacer.

—Espera Kyungsoo, no podemos dejarlo-

—Jongin-ah, ¿te encuentras bien? —pregunta algo aburrido y el menor traga saliva nervioso. ¿Qué debe responder? Su hyung lo mira fijamente, y ha visto sus heridas, no puede simplemente mentirle a la ligera.

—S-sí.

— ¿Ves? —Ahora mira al alto— ahora vámonos.

—Pero Soo, lo nece-

—Ya no. —responde inmediatamente, interrumpiéndolo, haciendo que el otro suspire resignado.

—Está bien. —en pocos pasos alcanza al pelinegro.

 

Alejándose del morocho, quien muy dentro de su ser. Esta odiando desfrenadamente al alto de risos. No solo por alejarlo de su hyung. Si no por tomarse todas esas libertades y tocarlo a su placer.

Y aunque suene muy tonto en su cabeza... No quiere que nadie toque a su hyung. Ni siquiera aquella chica que hace tiempo fue la pareja de este, a quien veía siempre querer llegar a más con él. No le gustaba cuando ambos estaban cerca. Cuando se rosaban las manos. O cuando se besaban. Nunca le gusto.

Ahora, mucho menos le gustara que alguien más este cerca de su hyung. En especial ese alto. Y es tonto, ya que parece estar celoso. Pero, no lo es. Él no es celoso. Él nunca fue, ni será celoso. Y mucho menos con un hombre. A quien debemos aclarar solo ha cruzado unas cuantas palabras.

Porque el solo lo estima y le tiene un gran cariño a su mayor. Es solo estimación. No hay nada más entre el poco cariño que su hyung ha estado ganándose. Solo simple, estimación.

 

 

 

•♦•

 

 

Nunca antes tomar una fotografía fue tan maravilloso. Nunca antes hacer una escultura fue tan perfecto. Nunca antes, pintar se había hecho tan magnifico.

Nunca antes habían hecho una escultura de una persona desnuda.

Nunca antes, una persona le había dado tanta felicidad  a Kyungsoo con un simple ‘está bien’, o el simple hecho de que le agreguemos una simple palabra a la oración como ‘hyung’, lo había hecho tan feliz.

 

—Muy bien Jongin-ah, solo mueve un poco tu cuello…—acomoda el cuello del menor, y el morocho detiene su respiración al sentir los largos y fríos dedos de su hyung. —así, tu espalda encórvala un poco…Así está perfecto.

— ¿Puedo hablar?

—Solo si no te mueves mucho.

— ¿Por qué la escultura solo es una parte? ¿Por qué no el rostro?

—Porque duraría más si esculpiera el rostro.

— ¿Por qué yo?

—Eres perfecto.

 

El menor se mueve un poco al escuchar la contestación y el mayor. Quien estaba esculpiendo las clavículas de este, le da un vistazo. Algo molesto, por que este le desobedeció.

Moldea un poco la arcilla y camina de nuevo hasta donde Jongin se encuentra, solo para acomodarlo de nuevo. Pasa su mano por el delicado y moreno cuello, haciéndolo suspirar. Se detiene mientras siente la forma en que la clavícula del menor se muestra. Sobre saliendo, pero no tanto, siendo simplemente perfecto.

Pasa su mano por los pequeños hombros de este y mide el tamaño, es simplemente perfecto.

 

—Ahora continuemos. —Largos y silenciosos minutos se presenciaron.

— ¿Por qué soy perfecto? —se atreve a preguntar el menor. Algo avergonzado por la respuesta que pueda obtener.

—Tu tamaño, tu cuerpo, tu rostro, tu cabello, todo. Simplemente todo es perfecto. —responde este mientras amolda un poco los hombros de su escultura. Casi del mismo tamaño que el morocho.

—No creo que sea perfecto, hyung.

—Tal vez no lo creas, pero en realidad lo eres.

—Si fuera más alto seria aún más perfecto. —responde algo bajo el menor, aun sin ser escuchado por el mayor, suspira aliviado.

—Posiblemente. Si fueras más alto, serias aún más perfecto. —sonríe el mayor y las mejillas del morocho se tiñen de un carmesí. Traga saliva, algo nervioso y avergonzado. El simplemente no esperaba que el mayor lo escuchara.

—Y-y Chanyeol.

—Fue por algunas cosas.

—Oh.

—Jongin-ah, ¿haces algún tipo de deporte?

—B-bailo y juego futbol, hyung. ¿Porque?

—Necesito ver cómo te desenvuelves en estas.

— ¿Ah?

—Chanyeol te fotografiara. Es por eso.

— ¿Por qué no tú, u-usted? ¿P-por qué tiene que ser él? —pregunta algo avergonzado el menor, nunca debió tutearlo. Ni siquiera son muy cercanos.

—No te preocupes, yo estaré ahí.

 

 

•♦•

 

 

Y los días pasaron, el morocho paso las semanas molesto con el mismo. Molesto por ser tan tonto. Molesto por no poder haber hecho algo.

Su enorme y calientito abrigo, lo dejan ver como un tierno niño. Todos al verlo, mencionan lo adorable que se ve. Pero él no quiere que lo vean de esa forma. Él quiere pasar por las calles y escuchar como los demás se desviven por él, que digan lo varonil que es. Quiere poder robar los sueños de las personas. No ser catalogado como una persona ‘tierna’. No claro que no.

Entra al familiar minimarket y el sonido de la campanilla, al abrir la puerta se hace presente. Da un vistazo al mostrador, pero la persona que aparece no es a quien realmente quisiera ver.

Y no es que la señora Do le desagrade. Nada de eso. Es simplemente, que él esperaba a alguien más. Ya ha pasado casi dos semanas y se había marchado. Recordando aun la forma de despedida.

El señor Do quería que Kyungsoo eligiera otra carrera, pero por supuesto; el negó. No quería abandonarla. El señor Do le advirtió que si no se cambiaba de carrera, ya no le pagaría esta. Kyungsoo solo tomo su bolso y se largó. Dejando entre el viento una simple frase. “…Entonces, hasta nunca papá…” y fue justamente lo que partió al menor. El saber que nunca jamás lo volvería a ver.

 

—Hoy has vuelto algo pronto, Jongin-ah. —dice amable la señora Do. Y por alguna extraña razón, parece feliz.

—Oh…

—Sera todo, ¿cierto? —asiente y esta pasa el desinfectante, marcando el precio en la pequeña pantalla de la caja registradora. —Debes dejar de meterte en problemas, sabes…tus padre pueden estar pueden estar preocupados.

—Lo tendré en cuenta…—dice con voz monótona y paga.

— ¿Hoy regresan, cierto? —pregunta y el morocho se pregunta si es a él a quien le habla. —Tus padres, hoy regresan ¿cierto?

—No lo sé.

—Creo que escuche decirlo a tu abuela, dijo que hoy vendrían. En navidad.

—Tal vez.

—Manda saludos de mi parte.

—Yo les diré. —toma la pequeña bolsita de plástico y con su mano libre hace un vaivén de despedida.

 

Solo un par de pasos y se congela por completo. Un gran sentimiento de felicidad, se desbordo por su pecho. Su respiración se detuvo casi al instante de verlo. Una sonrisa se dibuja en su rostro, pero gracias al gorro no se mostró. Pasar saliva era casi imposible, es como si su laringe, se hubiese tapado por completo. Provocando que no pueda decir palabra alguna.

 

—Ya llegue. —dice algo aburrido el ex tendero. Deja caer su bolso bandolera y mira al pequeño bulto que estropea su paso. —Hola Jongin-ah. —y no era necesario ser un genio para reconocer a la persona. Solo por su pequeño tamaño bastaría.

—Oh…

— ¿Qué tal el viaje, hijo? —pregunta la señora Do, más que emocionada.

—Bien.

 

El mayor camina a un lado del morocho, no sin antes quitar el gorro que lo cubría y revolver su cabello. Provocando un enorme sonrojo al menor, el cual lo encubría perfectamente bien. Y avanza hasta quedar frente a su madre.

El menor por su parte, sale corriendo de aquel lugar. Eso no es normal. Que su corazón se agite por el simple hecho de que le revoloteen el cabello. Toca sus mejillas y en efecto, su piel está ardiendo.

Al primer lugar al que se dirige es a su casa. Entrando de prisa y sin darse cuenta de las maletas, bolsas y cajas de regalo que estaban en la entrada. Tampoco se percató de las dos personas extras. Y mucho menos de los gritos que sus abuelos le daban. El simplemente quería estar solo.

 

— ¿Por qué paso esto? —pregunta entre asustado y molesto.

 

Justo ahora, justo en ese momento. Justo en el baño. Jongin, está tratando de buscar la razón de porque la erección. Vagando en sus recuerdos, si es que pensó en algo sexual en el recorrido a casa, pero no lo recuerda.

Simplemente, es mejor bajarlo.

 

— ¡Jongin! Cariño, baja…hay algo que queremos mostrarte. —grita desde las escaleras su abuela, asustándolo. Simplemente, es lo peor que le pudo haber pasado.

— ¡Un momento! —grita el morocho.

— ¡Esta bien cariño, solo no tardes!

— ¡Entendido!

 

Toma asiento en la cama individual, y saca la laptop, que sus padres le enviaron hace casi un año atrás. Buscando una carpeta en específico y bajando el audio lo más que pueda. Hasta que recuerda que tiene audífonos y los inserta.

La puerta la cierra con seguro y por protección, pone una silla. Ingresa al baño y sin pantalones. Esta listo para comenzar. Da clic en el video, el cual es su favorito.

Inicia saliendo una chica peli castaña, blanca piel, cuerpo menudo, muy poco pecho y de un trasero no tan exagerado, pero tampoco inexistente. Enormes ojos, algo maquillada. Los lunares de su cuello y hombro, que son enfocados al inicio. Y su sonrisa, la cual es hermosa. Pero normal. Sus labios no tienen nada de especial, son delgados y su boca es algo grande.

“…Tal vez, si sus labios fueran distintos, seria completamente perfecta…”  Es justamente lo que piensa al menor, al ver como la chica del video inicia haciendo una felación en primer plano.

 

 

•♦•

 

 

Y es que él no sabía porque estaba ahí. Quizá fue porque su madre se lo pidió. O las ganas de querer verlos. O simplemente para decir lo arrepentido que se encontraba, y poder decirle a su padre que seguiría tomando su carrera pero también volvería. En fin, ni el mismo Kyungsoo conocía la razón con exactitud.

 

— ¿Qué hora es, hyung? —preguntan y esa pregunta lo hace vagar por los recuerdos.

—Son las 9:10, Jongin-ah.

—Gracias.

— ¿Quieres tomar asiento? Esta vacío y no me quiero quedar solo. —Dice de la nada Kyungsoo, sorprendiendo al morocho por su propuesta.

—C-claro.

 

El menor se instala y da vistazos  a su alrededor, después mira sus piernas. No sabe que hacer o hablar en ese momento. No es incómodo estar sentado con su hyung. Es solo que no sabe que decir.

 

—Obtuve un diez…bueno, obtuvimos.

—Oh…—responde en un suspiro el menor.

—Gracias por la ayuda.

—De nada.

 

Minutos, largos y sofocantes minutos pasaron. Ninguno de los dos sabía que decir o hacer. Solo miraban a las personas pasar. La nieve caer y las luces tiritar de colores diversos.

 

— ¿Y Chanyeol-hyung? ¿Por qué no vino? —pregunta algo cohibido el menor.

—Baekhyun, le tenía una sorpresa navideña. —responde con simpleza.

— ¿Baekhyun? —pregunta algo extrañado.

—Su novio.

—S-su…—y en ese momento cientos de ideas aparecen en la mente del menor. Novios. Hombres siendo novios. Un hombre besando a un hombre, no a una mujer.

 

Jongin le da un vistazo a su hyung, y al fin lo nota. Su lengua relame sus labios a cada segundo, algo partidos y resecos estos. Sus ojos viendo a la nada.

 

— ¿Quiere de mi bálsamo?

— ¿Eh?

—Sus labios…—el menor se señala a si mismo. —están algo partidos, después dolerá.

—Claro.

 

Kyungsoo toma del bálsamo y  lo comienza a untar en sus labios. Dejando solo un poco más brilloso a lado de su comisura (por eso de tiritar del frio).

Jongin se retiene mentalmente, por si debe o no decirle. O hacer algún movimiento en falso, para limpiar a su hyung.  Muerde su mejilla interna y mete sus manos entre ambas piernas. Tal vez sea mucho atrevimiento.

 

—Mañana me voy.

—Oh…

—No pienso volver en un buen rato. —La confesión lastima solo un poco al morocho. Él quiere volver a ver a su hyung. Y “un buen rato”, suena mucho tiempo.

— ¿Cuánto tiempo?

—No lo sé…tal vez algunos años.

— ¿No va a venir en año nuevo? —el ex tendero niega, provocando que un suspiro de resignación salga del menor.

—Tal vez cuando regrese, te encuentre con hijos y una hermosa esposa. —dice alegre Kyungsoo y el enojo del menor se hace presente.

 

Él no quiere una bella esposa (o al menos no por el momento), él no quiere que su hyung se vaya. Él no quiere que los años pasen y no pueda ver a su hyung de nuevo. Es lo peor que podría pasarle.

 

—No.

— ¿Eh?

—No quiero…no quiero una esposa…no quiero tener hijos…— ‘piensa’ para sí mismo el menor, pero la risa del mayor lo saca de su ensoñación y se da cuenta de que tal vez, no lo pensó como creía.

—Eso lo dices porque aun eres joven, Jongin-ah. Solo espera a que crezcas más y te arrepentirás. —responde este aun entre risas.

— ¡No! ¡Yo no quiero!

—Ja, ja, ja, Jongin-ah tú-

 

Y antes de que pueda terminar la oración los suaves  labios del menor están sobre los de él. De forma pecaminosa mordiendo su labio. Uniendo y despegando por segundos. Provocando que la mente de Kyungsoo se quedara completamente en blanco.

El menor toma de la nuca a su hyung y lo pega aún más, para disfrutar de aquel sediento beso. Ambos cerrando los ojos por la sensación.

¿Cómo puede un niño de pocos años, besar tan bien? Esa era la única pregunta que Kyungsoo se hacía. Y no es que el fuera mal besando, claro que no. Pero ha tenido algunas (bastantes) experiencias para poder etiquetar a Jongin con buen besador.

Pero a su mente no solo viene la idea sobre qué bien besa Jongin, o no, claro que no. La pregunta secundaria es: ¿Quién le enseño? Y no es que a Kyungsoo le interese a cuantas o cuantos ha besado, si no quien dedico tanto tiempo para que el pudiera aprender tan bien.

Al separarse y al sentir el pulgar de Jongin delineando sus hinchados labios, Kyungsoo está por preguntar la razón o por lo menos el saber porque maldita razón un maldito niño, besa tan bien.

— ¿Quien-?

Pero nunca espero la huida de su pequeño dongsaeng, como respuesta.

 

 

...

 

 

Notas finales:

Lo dividi en dos partes, ya que es un one-shot bastante largo.

¿Y que les parecio este pedazo de one-shot?

 

 

*Besos*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).