CAPÍTULO 1.
Un nuevo día comenzaba, los rayos del sol empezaban a hacer presencia, pero a pesar de eso, la mañana se mantenía completamente fresca. ¿El por qué? La temporada de invierno estaba dando inicio, por ello era que las personas ya se abrigaban en su intento de protegerse del aliento frío que la naturaleza les brindaba.
Caminando por una de las calles principales de Japón, una cabellera rubia resaltaba de entre las demás con ése brillo único. La cabellera de un chico cuyos ojos eran tan azules como el cielo, su piel de un color tostado, haciendo resaltar el color de sus orbes, además de que en cada mejilla tenía tres marquitas, dándole un aspecto infantil a pesar de sus veintiún años.
Su nombre: Naruto Uzumaki.
El destino del chico en esos momentos era la empresa más importante de Japón ‘’Uchiha’s Coportarion’’. Era difícil de creerlo, o al menos lo era para el rubio, pues siendo apenas un egresado de la universidad y, un total inexperto en el ámbito laboral, la empresa le había citado para una entrevista.
No obstante, Naruto era el mejor de la clase, incluso, el mejor de toda la escuela. Se había graduado con honores y, la ceremonia de egresados había llevado su nombre.
Dejando aquello de lado, el rubio en alrededor de quince minutos más se encontraba frente al gran edificio. Quedó impresionado, realmente impresionado, mucho más al momento de adentrarse a la recepción. Todo tan limpio, todo normal para cualquiera tal vez, pero para Naruto fue lo más impresionante. ¿Sería que podría trabajar ahí? La respuesta era no.
Gente iba y venía, bien vestidos y algunos con maletines en su mano derecha. No era el ambiente de Naruto. A pesar de querer tener un trabajo estable, bien pagado, jamás se imaginó vistiendo de ésa manera, o tal vez, nunca se había detenido a pensar que tipo de trabajo le gustaría tener, nunca había pensado cuál sería su ocupación.
Mientras se iba adentrando, iba observando todo a su paso: había elevadores, una sala de espera, escaleras, plantas, y alguno que otro detalle que dejó pasar, hasta que se encontró frente a la recepcionista, una chica rubia.
— B-buenos días…
El rubio se maldijo internamente por haber tartamudeado; a pesar de todos sus logros, era un chico tímido, alguien a quién no se le daba socializar, y fuera de eso, era todo un torpe.
La chica, al encontrarse con el rostro del chico, esbozó una amable sonrisa, por lo que el rubio, al notarla, logró tranquilizarse y correspondió aquella curva.
— Buenos días. Usted debe ser el joven Uzumaki, ¿cierto? Espere un momento. — Decía la chica en lo que tecleaba en el PC —. Sí, aquí está. Tiene una entrevista a las 10:00 a.m con el joven Uchiha. — A la par que hablaba, estiró un pase hacia el rubio, quién lo tomó de inmediato —. Es el piso número ocho, el joven Uchiha ya le está esperando.
Naruto, quién en todo ése lapso se había mantenido en silencio, solamente asintió, agradeciendo a la recepcionista con una amplia sonrisa.
Mientras se iba encaminando hacia el elevador, sintió como sus nervios iban aumentando poco a poco. ¿Cómo era una entrevista? Durante sus veintiún años, solamente había tenido unos pocos trabajos, trabajos que no había conseguido por méritos propios, no. Fueron trabajos que sus padres le consiguieron con las amistades que éstos tenían. Era recomendando, por decirlo así, y por ello era que lo aceptaban sin más, sin preguntarle nada. Pero a pesar de eso, era un inexperto, puesto que las ocupaciones en las que llegó a estar, era de mesero o simple secretario, así que era demasiado fácil catalogarse como todo un novato.
Finalmente llegó al ascensor, llamó a éste y no demoró demasiado para que las puertas abrieran. Iba vacío, así que no perdió tiempo en adentrarse, mucho menos en aplastar el botón que le llevaba al último y octavo piso. ¿El último? Pero claro, el joven Uchiha era dueño de todas las acciones de la empresa en la que se le entrevistaría.
En menos de un minuto las puertas del elevador se volvieron a abrir, ésta vez dejando ver un piso casi idéntico al anterior, con una recepcionista detrás de un mostrador, con la mirada baja, tal vez porque se estaba centrando en algún trabajo que tuviese que ver con el computador. La única diferencia que había era que, a un costado del mostrador, de lado izquierdo, estaban un par de puertas gigantes… O bueno, no tan exagerado, pero si eran demasiado anchas y largas.
Las paredes eran de color blanco, al igual que el piso, tal y como lo era en la primera planta. Los muebles de color negro, tanto sofás como las pequeñas mesas y el mostrador.
Al igual que con el primer piso, se quedó embobado, tanto que no se dio cuenta de cuándo se había dirigido hacia el mostrador, hasta que la voz de la chica le atrajo nuevamente a la tiera.
- — Buen día, joven Uzumaki. — Saludó amablemente —. El joven Uchiha le recibirá en unos momentos. Por lo mientras, puede tomar asiento. — Para cuando terminó de hablar, la chica se encontraba de pie, señalando la sala de espera que se estaba en el otro extremo de la habitación.
Naruto, una vez más solamente atinó a asentir, dirigiéndose a donde se le indicaba. Ahí, volvió a centrarse en admirar cada detalle del piso, siendo algo más que nada para distraerse y bajar sus nervios.
Luego de unos momentos, la puerta que tal vez daba a la oficina del Uchiha, se abrió, dejando ver a un chico de cabellos rojizos y ojos aguamarina. Éste estaba girado hacia el interior de la habitación.
— Entonces, Sasuke, te veré dentro de tres horas. — Y dicho aquello, el chico se giró con la intención de salir pero al encontrarse con una mirada azulina que le miraba con curiosidad, esbozó una leve sonrisa —. Buenos días. — Apenas terminó de ‘’saludar’’ sus pasos rápidamente se dirigieron al elevador; parecía que tenía algo de prisa y para cuando Naruto acordó, el chico había desaparecido.
Ni siquiera tuvo tiempo de responder al saludo, puesto que se había quedado totalmente pasmado con lo guapo que era el hombre.
— Joven Uzumaki, puede pasar ahora. Uchiha-san le está esperando. — La recepcionista en ése momento se encontraba a un costado de la puerta, con una de sus extremidades ligeramente alzada hacia el interior de la habitación, de manera que le estaba dando el pase.
— S-sí… Muchas gracias. — El rubio torpemente se puso de pie y así, pasó al interior de la oficina.
Apenas puso un pie dentro, un choque eléctrico le recorrió la espina dorsal. Sus ojos azules se encontraron con unos ojos igual o más negros que la noche.
El hombre que veía en esos momentos era igual, o mucho más guapo que el hombre anterior que había salido. Su pelo era azabache con destellos azules, su piel un tanto pálida, cuidada de seguro. Sus facciones eran tan masculinas y la expresión que tenía en esos momentos era de una total seriedad, dándole un aspecto misterioso, un aspecto sensual para los ojos azules.
Naruto sintió como su corazón comenzó a latir desenfrenadamente y, lo último que escuchó, fue el como la puerta tras de él era cerrada.