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Matemáticas por amorosa

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Notas del fanfic:

hola!!

Después de tiempo vuelvo con este humilde fic que está dedicado con mucho cariño a mi hermana chica géminis y a mi querida amiga karini...

sin más espero que les guste.

 

 

Aun recordaba como lo había conocido, la forma en la que había quedado cautivado por la belleza que poseía, por sus finas, delicadas pero varoniles facciones, por la perfección de su cuerpo, la forma tan peculiar que tenia de mover los labios al hablar, la mirada tan sensual y provocativa que ponía cada que hacía uno de esos bailecitos sexys para divertir y hacer reír a los alumnos para que no se aburrieran de hacer el peor curso de todos: Matemática. Desde siempre él había odiado ese curso porque aparte de aburrido era muy desesperante que aunque intentara mil y un veces resolver un maldito ejercicio, nunca le salía y terminaba frustrándose a más no poder pero, sorprendentemente, todo había cambiado repentinamente; tanto que incluso se atrevía a decir que le gustaban los números, que eran lo más fácil del mundo… y todo gracias al joven, guapo, atractivo y provocativo profesor que hace poco acababa de transferirse a su colegio.

 

FLASH BACK

 

Había bulla por doquier. Los alumnos iban y venían poniéndolo cada vez más tenso, nervioso al encontrarse completamente solo, sin nadie conocido en aquel odioso colegio al que lo habían transferido a causa de sus bajas notas en matemática. Supuestamente ese era un colegio prestigiado que sacaba la máxima capacidad de todos sus alumnos y los volvía (literalmente) unos monstros  en matemáticas, logrando conseguir los primeros puestos en el examen de admisión de la universidad.

 

*Este odioso lugar… si dentro de cinco minutos no viene ningún profesor me largo y asunto solucionado…No tengo por qué estar soportando….*…-No pudo terminar sus pensamientos porque quedó completamente deslumbrado con la hermosura que acababa de entrar: era un chico de tez blanca, hermosos ojos azules, cabello celeste, cuerpo delicado, delgado, fino, piernas largas y esbeltas, labios finos y de seguro suaves al tacto… en resumen todo un ángel caído del cielo...

 

Se quedó paralizado por unos segundos, esperando que aquel chico notara el asiento vacío que había a su lado pero, grande fue su sorpresa cuando escuchó:

 

-Buenas días con todos ustedes. Mi nombre es Albafica de Piscis, seré vuestro profesor de matemáticas durante este año escolar y quisiera darles algunas pautas para poder llevarnos bien, conocerlos y que ustedes me conozcan…

 

 *Esto no puede ser… Es demasiado joven para ser profesor, tiene casi mi misma edad; esto debe ser una broma… Una cruel y pesada broma…*-trataba de convencerse mentalmente. No era posible que justamente cuando creía haber encontrado al amor de su vida, este fuera profesor y que para colmo enseñara  la peor materia de todas…

 

Sin reponerse del todo del tremendo shock que acababa de sufrir, vio claramente como el profesor tenía una muy peculiar forma de enseñar que en vez de agradarle, le causaba celos y cólera porque sus pervertidos compañeros observaban con morbo  y lujuria a tan bello ser; incluso las chinchosas de las féminas gritaban como locas cada vez que el profe se sacaba la chompa y se movía de una forma muy sensual, como si estuviese haciendo un striptease. En un principio le agradaba que el profe hiciera cosas como esas, que dijera cosas pervertidas y que contara chistes porque lo veía como una dinámica pero, con el pasar de las semanas, algo raro empezó a surgir en lo más profundo de su corazón. Nunca lo había sentido y era algo complemente nuevo más no tardó mucho en descubrir que eran celos: estaba celoso de Albafica y… ¿Cómo no estarlo? Si ese hombre se la pasaba sonriendo y coqueteando con sus compañeros, con los malditos esos que no hacían más que entrometerse en su camino de intentar conquistarlo, con las exageradas atenciones que les prestaba a los demás profesores y aún peor cuando el profesor de Historia se atrevió a mirarlo con ojos nada puros, con una mirada que reflejaba puro deseo, con una sonrisa por demás provocativa que logró sacarle un fuerte sonrojo a su amado, cosa que lo hizo enfurecer sobremanera, tanto que estuvo a punto de levantarse y agarrar a golpes al susodicho ese pero, gracias a la repentina interrupción del auxiliar, logró contenerse y calmarse un poco.

 

*Ese tonto cree que me lo quitará… de ninguna manera voy a permitir que me quite al amor de mi vida, a la luz de mis ojos, a la persona que más he amado desde el primer momento en que lo vi…*

 

FIN DEL FLASH BACK

 

Desde ese día se había propuesto confesarle sus sentimientos a Albafica-sama pero por más que se rompía el cráneo pensando, no se le ocurría nada, absolutamente nada para poder acercarse a ese hermoso ser, al hombre del que se había enamorado pero no se daría por vencido; antes muerto que ni siquiera haber confesado sus sentimientos.  Fue así como pensando y pensando decidió que ya era tiempo de decírselo por lo que aprovechando el cortísimo tiempo de recreo, se acercó sigilosamente  a la sala de profesores, asegurándose de que nadie lo viera, entró a paso seguro hasta  quedar atrás del hermoso que no había notado su presencia porque estaba muy concentrado revisando unos exámenes.  Por unos microsegundos se quedó observándolo, apreciando su expresión de concentración más, sin embargo, no contaba con mucho tiempo por lo que habló lo más calmadamente que pudo, captando de inmediato la atención del “su” divino profesor.

 

-Profesor Albafica, tengo que decirle algo…-No había sido su intención sonar desesperado pero no lo había podido evitar y es que de solo pensar que iba a dar un paso tan importante como ese, hacía que se pusiera nervioso, ansioso, desesperado…

 

-Claro, ¿Qué sucede?-preguntó preocupado por el tono con el que su alumno había hablado.

 

-Yo… LO AMO profesor Albafica!!-exclamó fuertemente.

 

-…-La rosa no contestó; simplemente se quedó callado y agachó la cabeza tratando de pensar en algo coherente que decirle a ese chico que acababa de declarársele y, aunque aquello le parecía muy tierno, lindo y romántico, sabía que no estaba bien por tratarse de una relación estricta de Alumno-Profesor. Finalmente después de unos minutos, contestó:

 

-Minos, de verdad aprecio tus sentimientos pero creo que solo estás confundido y…-no pudo terminar de hablar pues unos labios se posaron sobre los suyos, tocándolos con demasiado fuerza y en cierta forma brusca, como tratando de convencerlo de que se olvidara de todo lo que existía a su alrededor.

 

Debido a lo intenso del beso poco a poco fue correspondiendo, dejando a su cuerpo relajarse y dejar de luchar, dejándose llevar por los profundos sentimientos que guardaba por ese bello chico de cabello plateado, mirada intensa y ojos violetas.  Después de un momento, aun en contra de su voluntad tuvieron que separarse por falta de aire. Un pequeño hilo de saliva los mantenía unidos.

 

-Yo también te quiero pero esto no puede ser porque soy mayor que tú, soy tu profesor  y…

 

-Olvídate de los prejuicios; además, solo eres un mísero año mayor que yo. Podemos mantener una relación secreta… ¿Qué dices?-preguntó esperanzado.

 

-NO!! Definitivamente es  imposible lo que me propones... ¡Fuera de aquí!!-gritó nervioso, confundido y un tanto furioso, señalando la puerta de salida.

 

Minos salió furioso, echando fuego por los ojos, con los puños apretados y la más clara muestra de ira y profundo rencor en su rostro… ¿Cómo se atrevió a rechazarlo a él? ¿Acaso no sabía quién era?... *Ya se enterará!!... Le haré saber que siempre consigo lo que quiero y… LO QUIERO A ÉL!!*.

 

Caminó largo rato pensando, sumido en sus pensamientos y poco a poco su cuerpo se iba relajando a medida que el enojo, cólera se desvanecía cual brisa de verano. Sus neuronas trabajaban a mil por segundo cuando de la nada una brillante idea surgió en su cabeza.

 

-*Lo mejor será ponerla en práctica lo más antes posible y, en menos de lo que canta un gallo el lindo profe de Mate será mío y solo mío*

 

+++

 

Sabía que lo estaba mirando, que tenía su total y completa atención, por lo que una sonrisa perversa surgió en sus labios y su mirada mostraba provocación y burla como diciendo: “Mira lo que te perdiste”. Rápidamente tomó los labios de su “novio” entre los suyos sin importarle que medio salón los estuviera viendo, lo tomó por la cintura y lo apegó a su cuerpo en un abrazo posesivo y protector, introduciendo su lengua en su cavidad bucal, moviéndola como serpiente, causándole placer a su pobre victima que sin saberlo estaba formando parte de un retorcido plan que tenía como finalidad provocar celos en el hermoso y joven profesor  de Matemática.

 

Todos miraban asqueados, asustados, traumados, excitados y asombrados aquel beso tan apasionado entre esos dos pero, lo que no notaron fue que un par de esos azules  se llenaban de lágrimas y tristeza; lo único que vieron fue al teacher salir corriendo y dando un portazo.

 

-¿Qué le pasó al profe?-preguntó Juanito, uno de los alumnos.

 

-Creo que se hartó de los constantes comportamientos de Minos y que este nunca le haga caso. Recuerda que siempre le saca de sus casillas, se pone malcriado y respondón… -dijo otro dando su punto de vista.

 

-Lo irónico es que es justamente Minos quién saca las mejores notas en números…-comentó otro.

 

Nadie sabía con exactitud que había pasado con Albafica, nadie excepto Minos que al ver a su amado salir corriendo, se separó de ese chico, mostrando una sonrisa triunfal pues acababa de confirmar sus sospechas. Estaba tan feliz que hubiese sido capaz de salir corriendo detrás de su amor pero no, no podía, debía seguir con su actuación de casanova, conquistador, libertino y dejar que Alba-chan fuera quién lo llamara y dar el primer paso para aclarar las cosas entre ellos; si bien no eran pareja, el Grifo sabía que en el fondo su profesor sentía lo mismo por él y que sus sentimientos eran correspondidos.

 

+++

 

Trataba de tranquilizarse, respiraba hondo e intentaba inútilmente que las lágrimas dejaran de fluir, que su corazón dejara de latir tan fuerte y que la ira nublara su pensamiento. No entendía por qué le dolía tanto haber visto esa escena si fue justamente él quien rechazó los sentimientos de Minos, dándole la oportunidad de estar con la persona que quisiera y aun así dolía, dolía demasiado porque tenía sentimientos muy fuertes hacia ese chico más, sin embargo, por sus estúpidos prejuicios lo rechazó y ahora se arrepentía.

 

-Sé que está mal, que está prohibido pero no me importa nada y no me interesa lo que tenga que hacer para enmendar mi error… Minos y yo estaremos juntos…-susurró  en el desolado lugar, escuchándose el eco de sus palabras y secándose las lágrimas.

 

Ese mismo día, en la tarde, llamó a casa de Minos, hablando con sus padres y diciéndoles que los de quinto tenían reforzamiento de matemática pero no en el colegio, sino en otro lugar; les dio la dirección y la hora (5:00pm).

 

-Tan solo espero que venga…-susurró entre ansioso, nervioso y preocupado mientras prendía la televisión para tratar de distraerse con algo hasta que fueran las cinco de la tarde….

 

Ya eran las cinco, el reloj lo confirmaba. Sus manos se removían nerviosas, esperando que viniera y tocara la puerta; sin embargo, los segundos pasaban y no venía; comenzaba a desesperarse, la tristeza ya comenzaba a inundarlo, ya estaba prácticamente tirando la toalla y perdiendo la esperanza cuando de pronto se escuchó el timbre sonar, salió disparado, como una bala perdida a ver si era el dueño de su corazón o no. Tras abrir la puerta grande fue su sorpresa cuando vio a Minos con una ropa muy sensual y el cabello salvajemente alborotado.

 

-Vine para las clases profesor Albafica…-dijo como cualquier alumno sano.

 

-Claro, pasa…-contestó intentando no sonar nervioso y esperando que su alumno no cayera en la cuenta de que estaban completamente solos y que todo había sido una mentira para hacerlo venir. Lo hizo pasar a su casa, más específicamente a la sala, cerrando la puerta tras de sí.

 

-¿Por qué no hay nadie más?-preguntó dándose cuenta de la situación.

 

-Es que necesitaba hablar contigo; por eso inventé lo de las clases de reforzamiento.

 

-Lo siento pero yo no tengo nada que hablar con usted; además me está haciendo perder mi valioso tiempo, tiempo que pude haber aprovechado para salir con mi NOVIO-hizo énfasis en la última palabra, causando en el mayor el efecto que quería y esperando que por fin aceptara sus sentimientos pues la verdad no le gustaba comportarse mal, hacerle renegar y mucho menos quedar como el malo de la historia.

 

-Minos, yo… TAMBIÉN TE AMO!! Por eso te pido que me perdones por la forma en la que rechacé tus sentimientos.  La verdad es que estaba confundido, los prejuicios me abrumaban pero al verte hoy con ese tipejo me di cuenta de cuanto te amo y la forma en la que necesito estar contigo…-argumentó serio.

 

-Te perdono mi amor, te perdono porque yo también te amo y no sabes lo feliz que me hace el saber que soy correspondido con la misma intensidad.

 

Sin perder el tiempo se acercó al hermoso, lo tomó entre sus brazos y lo llevó directo al dormitorio, dejándolo delicadamente sobre la fina sábana, colocándose sobre él y sonriendo divertido y encantado de tener por fin a SU hermoso. Sin más se acercó a besarlo suavemente, introduciendo su lengua gentilmente, enredándola con la del venenito en una danza sensual, erótica que lentamente despertaba en sus cuerpos el deseo, el placer; sentían el exquisito ardor de la pasión creciendo en ellos y, no estaban dispuestos a esperar más tiempo para sentirse.

 

Dejando a sus cuerpos actuar de manera instintiva por lo nuevo de las sensaciones, por la situación y por sobre todo el hecho de que nunca en su vida habían tenido relaciones;  se amarían despacio, aprendiendo y conociendo porque se amaban y, a pesar de estar nerviosos, deseaban que fuera un momento inolvidable para ambos.

 

La boca de Minos siguió un camino trazado hacia el sur, probando la  virginal piel del cuello de cisne del peli celeste. Con sus manos desabotonaba  la camisa, sacando uno a uno los botones con el fin de apreciar a ese hermoso ángel  con el pecho desnudo. Una vez que logró su cometido pasó a besar el expuesto torso, acariciando con sus manos, dejando rastros húmedos sobre aquella blanquecina piel que se le hacía de porcelana, embriagándose del olor que desprendía ese inmaculado cuerpo, atrapando uno de los rosaditos pezones del mayor, rozándolo apenas, arrancando gemidos cada vez más audibles de la garganta de Albafica.

 

-ahhh… Mi-Minos…-gimió en voz alta, con las manos sujetando fuertemente  las sábanas a causa del intenso placer que por primera vez estaba sintiendo.

 

-…-El peli plateado no contestó, simplemente se limitó a alzar la vista y posarla sobre el sonrojado rostro de su amor.

 

Bajó nuevamente, llegando al miembro de su pareja, vendo como estaba totalmente erguido y que clamaba por atención urgente. Sin hacerse de rogar, introdujo de una aquel trozo de carne en su boca, sintiendo su textura, su calor, su sabor; provocándole al mayor una descarga eléctrica que hizo que curvara su espalda y sujetara con más fuerza las sábanas, a tal punto que parecía que iba a romperlas. Unas cuantas succionadas más y él estaba recibiendo gustoso la semilla de Albafica, saboreando, tragando todo el néctar que su amado le ofrecía, separándose para acercarse de nueva cuenta a sus labios y besarlo, dándole a probar su propio sabor por la reserva que aún tenía en su boca. Se quedaron un rato ahí, sin hacer nada, tratando de recuperar el aliento para después seguir y llegar a la mejor parte de su ritual amoroso, a la parte en la que se unirían por competo y serían un solo ser en cuerpo y alma.

 

-Alba, mi amor, estas seguro de querer continuar?. Yo no quiero lastimarte ni obligarte a nada por eso quiero que me contestes…-dijo con la respiración un poco más calmada.

 

-Sí mi amor, estoy seguro de querer ser tuyo en cuerpo y alma… quiero pertenecerte de por vida…-susurró en medio de gemidos mientras sentía a dos traviesos y ensalivados  dedos abrirse paso en su interior con cuidado, esperando que se relajara y poder dilatarlo.

 

-Tranquilo mi vida, relájate-dijo el ojivioleta al mismo tiempo que besaba aquellos adictivos labios.

 

Poco a poco sintió como Albafica relajaba su cuerpo y empezaba a disfrutar las caricias que le daba en aquella zona tan delicada. Cuanto lo sintió preparado, lo besó una última vez antes de empezar a introducirse en su cuerpo lentamente, despacio, gentilmente, venciendo la estrechez del cuerpo virginal que Alba-chan le ofrecía como prueba del amor que profesaban. Unas pequeñas lágrimas escaparon de los bellos ojos de su niño, las cuales él se encargó de limpiar, dejando a su cuerpo quieto para darle a tiempo de acostumbrarse, cosa que se le hacía difícil por el intenso placer que lo recorría de pies a cabeza tras sentir su órgano más sensible apretado entre esas tiernas y estrechas paredes.

 

Con el pasar de los minutos poco a poco iba desapareciendo el momentáneo dolor que nubló la dicha de estar entregándose a su amado. Después de cierto tiempo, todo rastro de dolor desapareció y solo quedó la intensa necesidad que sentía de que su pareja se moviera y comenzara con ese vaivén tan delicioso. Movió su cadera sutilmente, dándole a entender que ya estaba listo, sintiendo así las primeras embestidas suaves para después pasar a unas más fuertes, salvajes y profundas que los llevaron a tocar el cielo y las estrellas con las manos.

 

Finalmente tras feroces embestidas llegaron al orgasmo, separándose tan solo para poder llevar el vital aire a sus pulmones, relajando sus cuerpos y quedándose acostados uno al lado del otro.

 

-Te amo, Minos-dijo el venenito antes de caer en un profundo sueño debido al cansancio y todas las emociones sentidas.

 

-Yo también te amo mi hermoso profesor de matemáticas…-fue lo último que se oyó en aquella habitación que había sido testigo de la más hermosa de todas las entregas de amor… 

 

Fin


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