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Homemade family por SadakoLydon

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Notas del fanfic:

Kuroko no basket es propiedad de su respectivo autor, asimismo las frases utilizadas a lo largo de esta historia siempre llevarán el nombre de su respectivo autor.

 

*Si alguien sabe como escribir en ruso sin que se cambie a otros caracteres le estaré agradecido.

Notas del capitulo:

Posiblemente cambie el nombre  de la historia, fue lo último en lo que me preocupé antes de subir este capítulo. Tampoco quiero que piensen que me fusilé el nombre de un grupo japonés y sólo cambié una de las palabras del japonés al inglés, el título me lo sugirió alguien y creo que por el momento cuadra con la historia "Familia casera".

Moría por subir esta historia ya.

 

Espero sea de su agrado.

Tetsuya era un niño  tranquilo, callado al extremo de ser invisible. Cuando era más pequeño, su padre tenía cuidado de no olvidarlo si salían a pasear.

 

Demasiado maduro para su edad, incluso  veces más que su propio padre, su inexpresividad no le ayudaba apara acercarse a los demás niños de su edad, pero eso no representaba problema alguno, él era muy listo, sobrepasando al promedio: un genio.

Su padre no lo sabía, era difícil comunicarse con él pues no era un hombre paciente.

 

No iba a la escuela porque su padre no tenía tiempo para llevarlo, recibió “educación en casa” o lo que Tetsuya llamaba “ver televisión”. Por suerte podía contar con sus amables vecinos (casi todas personas mayores), gracias a ellos aprendía muchas cosas cada vez que lo cuidaban mientras su padre no estaba en casa.

 

Una de las cosas por las cuales estaba más que agradecido con ellos fue haberle enseñado a leer.  No necesitaba ir a la escuela si sabía que podía aprender todo lo que quisiera  con tan sólo abrir un libro. Era todo lo que requería.

El pequeño sabía que a pesar de ya estar divorciados sus padres siempre tenían muchos problemas  entre ellos y constantemente peleaban, por eso trataba de no darle trabajo a su padre.

 

Poco antes de cumplir trece sucedió algo jamás pensado en su mentecita. Ese día estaba solo, como siempre que pasaba eso, esperaría a su padre para cenar y luego retomar sus lecturas.

Varios camiones de mudanza irrumpieron en el lugar haciendo ruidos ensordecedores, que llamaron la atención del niño, desconcentrándolo de la fascinante  lectura  sobre el cuerpo humano.  El sólo escuchar aquel ruido que lo alejaba de la cotidianidad fue suficiente para correr a asomarse a las ventanas y averiguar de dónde provenían.

 

¡Vecinos nuevos! ¡Vecinos nuevos!

Justo enfrente de su casa.

No era una casa cualquiera. Oh no.

Era la casa. Con patio y alberca. Con frondosos árboles y arbustos. Esa gran casa que desde hace doce años parecía sacada de una película de terror, ahora se veía luminosa y magnífica. Como de cuento.

Estaba ansioso por saber quien la había adquirido. Si era una persona adinerada podría pedirle entrar a ver su biblioteca o nadar.

El ruido de unas llaves  lo sacaron de su ensueño.

-Estoy en casa ¿Tetsu?

Sólo esperaba que su padre no le dejara en ridículo con los nuevos vecinos.

 

 

 

El rumor de los nuevos vecinos llegó a todos como una explosión. Por la mañana todos los demás residentes no podían con la curiosidad y espiaban desde sus ventanas (lo más “discretamente” posible) a que alguien saliera de la casa.

Y así fue.

Un despampanante rubio, salía de la casa. Alto, delgado, bien vestido,  de porte sofisticado…. Un modelo de revista.

Pasaba de casa en casa, hablando con los vecinos.

Pronto llegó el turno de ir a la casa del niño de cabello azul y el padre distraído.

Como ambos se quedaron embobados  mirando por la ventana, tardaron en atender al llamado de la puerta, no sabían qué hacer. Después de dos toques, escucharon unos pasos alejarse de la puerta.

Reaccionaron y se dirigieron corriendo para abrir puerta a tropezones, aún seguían en pijama.

Al abrir la puerta, la persona rubia se volvió para verlos sorprendido.

-Oh. Yo… No quise molestar su descanso, disculpen volveré más tarde… -El niño le pico las costillas a su padre, despabilándolo para que contestara.

El mayor gruñó.

-Eh… No molesta en lo absoluto… ¿Qué, qué se le ofrece?

El rubio le sonrió… Su sonrisa era tan brillante que casi los deja ciegos.

-Perdón por la molestia. Me llamo Kise Ryouta, nuevo vecino. Acabo de mudarme a la casa de enfrente, en la siguiente semana harán remodelación y de antemano quiero disculparme por las molestias que esto pueda ocasionarles.

 

-Yo… Aomine… Daiki. M-Mucho gusto.

-Kise-san, no se preocupe, casi no estamos en casa.-interrumpió el niño de ojos azules, para evitar pasar una situación vergonzosa -

-Oh- se espantó Kise- ¿Cómo es que no te vi? ¿Cuál es tu nombre?

-Tetsuya, 12 años, dentro de unos mese cumpliré  13. Enero 31.

-Estupendo, tengo un hijo un poco más grande que tú, espero puedan llevarse bien.

El chico asintió, escondiéndose detrás del cuerpo de su padre.

-Bueno, espero que seamos buenos vecinos, nos vemos pronto.

Se despidió con la mano, para seguir visitando a los demás vecinos.

-Ya se fue.

Su padre seguía petrificado.

-Acabas de ver a tu futura madrastra. Le contesto sonriendo como tonto.

Notas finales:

Me gustaría mucho leer sus opiniones tanto de la historia como del cambio de nombre del título de la misma, ¡siempre contesto! (lento pero seguro)

 

P.D.

A quienes esperaban los finales alternativos de もう一人のオレは もう居ないから  lamento informarles que no los publicaré en Amor Yaoi, he perdido los escritos y tengo que iniciar de nuevo. Mil disculpas.


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